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Agroexportación de alimentos frescos de nivel mundial

Durante miles de años, la quinua apenas salió de su origen en los Andes. Hace unos años, sin embargo, el grano andino ha sido  reconocido como un “súper alimento” con renombre internacional y, el 2013, a instancias de la FAO,  fue declarado por la ONU: Año Internacional de la Quinua, gracias a sus enormes beneficios para la salud y nutrición (ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo). En realidad, durante los últimos años, el Perú se ha convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo. 

Nuestra agricultura moderna creció a una tasa anual de 6.6% entre el 1990 y 2015 y la tradicional creció en 2.2% en el mismo periodo. En promedio, entre el 2000 y el 2015, la agricultura creció en 5%. Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país.

Un campo de Quinua en la sierra peruana
Fuente: finedininglovers

Todo esto se debe a la globalización. En una reciente publicación de The Economist (compartida y traducida líneas abajo), se celebran los beneficios de la globalización, ya que gracias a ella ha habido una “creciente prosperidad y expansión de la elección. La difusión de mejores técnicas agrícolas ha aumentado los rendimientos, ayudando a la humanidad a alimentarse a pesar de la creciente población.” Específicamente, la globalización ha contribuido a “una reducción impresionante del hambre en el mundo”.

Entonces no nos dejemos convencer por estas tendencias anti-globalización que vienen contagiando el mundo. No nos dejemos engañar por las poses políticas ni por el manejo mediático de nuestros izquierdistas de las ‘ideas muertas’, quienes son enemigos del desarrollo; pues en nombre de los pobres, plantean su empobrecimiento eterno. Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento y Agroexportación: Una industria de clase mundial:

Lo que el pos-extractivismo no quiere ver es que el sector agrícola solo puede crecer sostenidamente y generar riqueza para los campesinos, llegando a muchos  estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano, si los 3 millones de agricultores tuvieran que abastecer solo a 27 millones de peruanos? Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos por agricultor. Pero si operamos en el mundo global y exportamos a mercados de unos 2,700 millones de personas o más, en teoría, cada agricultor podría abastecer más de 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos.

Por lo tanto, podemos afirmar con toda la fuerza del mundo, que al pretender limitar la producción agrícola, la izquierda tradicional quiere condenar a nuestros campesinos a la pobreza eterna.

Según The Economist, un estudio realizado por Marc Bellemare de la Universidad de Minnesota encontró que “los hogares peruanos mejoraron por el auge de la quinua, incluso para quienes no lo cultivaron, ya que los nuevos y prósperos agricultores de quinua compraron más bienes y servicios de sus vecinos”. Esto termina de probar de los grandes beneficios de la globalización en todos los sectores de la economía, en este caso en la agricultura.

Quinua en un supermercado en Filipinas
Fuente: mommylace

Algo muy importante de esta industria para un país pequeño como el Perú es que las agro exportaciones conectan al sector rural peruano (cuya población tiene mayores niveles de pobreza que el sector urbano) con los consumidores más ricos de los países más ricos (que son, en gran mayoría, los clientes finales de nuestras exportaciones). En otras palabras, crea un encadenamiento que va de los consumidores más ricos del mundo hasta los más pobres del sector rural.

Por ello que debemos defender la globalización y desarrollar el gran potencial del Perú en agroexportaciones, para el beneficio de nuestros pobres y de todo nuestro país. Lampadia

Reflexionando sobre la comida

Alabando a la quinua

La difusión de los granos exóticos es una prueba de que la globalización funciona
 
Fuente: zululandobserver
 
The Economist
9 de marzo de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

La quinua, este grano sudamericano recibe una publicidad particularmente mala. Para sus fans, es un súper alimento. Para sus detractores, es como los murales eróticos de ciencia ficción encontrados en los palacios de Saddam Hussein, pretenciosos e insípidos. Un anuncio para Big Macs una vez se burlaba de este prejuicio. “Los gastrónomos y los gastronautas amablemente apartan sus ojos. No se puede obtener jugos como este de la soja o la quinua”, dijo, agregando que “mientras que [un Big Mac] es masivo, su ego no lo es”. Incluso los amantes de la quinua a veces se preocupan de que puede no ser ético. ¿Qué sucede si la creciente demanda hace subir el precio, obligando a los andinos a comer menos de su amado grano? ¿O qué pasa si el precio cae, haciendo más pobres a los campesinos andinos? Un titular de Mother Jones, una revista de izquierda, capturó perfectamente la confusión de los bien intencionados gourmets occidentales: “Quinoa: ¿bueno, malo o simplemente muy complicado?”

Esta revista no tiene ninguna opinión sobre si la quinua sabe bien. Pero su propagación es un síntoma de una tendencia feliz. Más y más personas están comiendo granos desconocidos. Los occidentales ricos están comiendo menos trigo y más de los cereales que cultivan las personas en los países tradicionalmente pobres, como el mijo, el sorgo, el teff y sí, la quinua. Los asiáticos de clase media comen más trigo, en forma de fideos o pan, en lugar de arroz. Los africanos del oeste están comiendo 25% más arroz por cabeza que en 2006; el consumo de mijo ha disminuido en la misma proporción.

Todo esto debe ser celebrado, porque es un síntoma de la creciente prosperidad y la expansión de la elección. La difusión de mejores técnicas agrícolas ha aumentado los rendimientos, ayudando a la humanidad a alimentarse a pesar de la creciente población. La rápida urbanización significa que menos personas crecen su propio grano, y más tienen el dinero para probar nuevas variedades. La globalización ha permitido que las técnicas alimentarias y agrícolas atraviesen las fronteras, lo que significa que las personas de todos los continentes pueden experimentar nuevos sabores y texturas. La migración y el turismo han ampliado los horizontes culinarios de la gente: los visitantes chinos que visitan Francia regresan a casa anhelando baguettes; los estadounidenses que viven cerca de inmigrantes etíopes aprenden a amar el injera (un pan plano suave que se sirve como un plato comestible).

Pensando en comida

La globalización y la modernización de la agricultura han contribuido a una reducción impresionante del hambre en el mundo. Entre 1990 y 2015, la proporción de niños menores de cinco años que estaban desnutridos disminuyó de 25% al ​​14%. Las personas que todavía están subalimentadas lo son con menor severidad: su déficit promedio de calorías cayó de 170 por día a 88 en 2016. Y entre 1990 y 2012 la proporción de los ingresos de los pobres del mundo que tuvieron que gastar en alimentos se redujo de 79% a 54 %. En cuanto a los agricultores de quinua, no te preocupes. Un estudio realizado por Marc Bellemare de la Universidad de Minnesota encontró que los hogares peruanos mejoraron por el auge de la quinua, incluso para quienes no lo cultivaron, ya que los nuevos y prósperos agricultores de quinua compraron más bienes y servicios de sus vecinos.

Por supuesto, el aumento de la prosperidad ha permitido que un número creciente de personas aumenten de peso, que es poco saludable. Pero la solución a esto no es hacerlos más pobres, que es lo que haría la reacción anti-globalización si tiene éxito. En lugar de criticar el gusto de Donald Trump por los filetes bien cocidos con ketchup, los liberales deberían preocuparse por los planes del gobierno de levantar barreras comerciales y posiblemente iniciar una guerra comercial. Eso haría que el mundo sea más pobre y más hambriento.Lampadia




La agricultura peruana en perspectiva

Fernando Cillóniz
Gobernado Regional de Ica
Ica, 24 de agosto de 2016
Para Lampadia

El pasado

La agricultura ha estado presente en los principales  acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos de la historia del Perú. Nuestros antepasados precolombinos – los Incas y sus predecesores – fueron extraordinarios agricultores. Cultivaron y conservaron la tierra con gran esfuerzo y dedicación, dominaron el manejo  del agua a la perfección, y respetaron y veneraron la tierra a tal extremo que la llamaron “Pachamama”  (Madre Tierra).

Nada pudo borrar el legado agrario de nuestros antepasados… ninguna guerra, crisis, o catástrofe; los andenes, caminos, tambos y acueductos fueron concebidos y construidos para la eternidad.

Gracias al desarrollo reciente de la informática y las telecomunicaciones, el mundo entero ha podido conocer la colosal obra de infraestructura agraria de los antiguos peruanos.

El potencial agrícola del Perú no es pues un recurso inexplorado o novedoso que deba descubrirse y desarrollarse para servir de fuente de alimentación, trabajo y prosperidad para los peruanos. La agricultura fue, y sigue siendo, una de las actividades fundamentales para el desarrollo económico y social de nuestro país.

A este respecto, es importante indicar que la agricultura peruana tuvo un par de décadas oscuras. Me refiero a la Reforma Agraria que se implantó en el año 1970 y que perduró hasta inicios de los años 90. En dicho proceso, se expropiaron las tierras de las principales empresas agrarias de entonces y se entregaron a cooperativas conformadas por los trabajadores de dichas empresas.

El resurgimiento del agro peruano

El hecho es que la Reforma Agraria fracasó rotundamente por cuestiones que no viene al caso explicar. Sin embargo, sí resulta relevante indicar que el resurgimiento de la agricultura empresarial del Perú, constituye un cambio radical y positivo de política económica y comercial, la cual está atrayendo el interés de muchos empresarios nacionales y extranjeros por invertir en tierras que fueron mal trabajadas por los beneficiarios de la mencionada Reforma Agraria.

A este respecto, cabe indicar que la Constitución vigente, promulgada en el año 1993, establece que cualquier persona natural o jurídica, nacional o extranjera, pueden hacer agricultura en el país, sin ninguna limitación. En efecto, esta misma constitución eliminó los límites a la tenencia de tierras que existían anteriormente.

Y por el lado de la política económica y comercial, es evidente que la sencillez, seguridad y predictibilidad de los asuntos fiscales y monetarios del Perú, resultan bastante atractivos para los empresarios que están invirtiendo en el sector rural del país. Igualmente atractivo resulta la política comercial internacional basada en el libre comercio y la reciprocidad entre el Perú y los diversos países del mundo.

No obstante, lo que ha cambiado significativamente con respecto al pasado son los mercados de destino de la agricultura alimentaria del país. La agricultura del pasado estuvo básicamente orientada a la alimentación de la población local. Ahora en cambio, aparte del mercado doméstico, la agricultura peruana está abasteciendo a los más distantes y exigentes mercados alimentarios del mundo.

El presente

En 1990 las exportaciones agropecuarias del Perú apenas llegaron a los US$ 300 millones. El año pasado (2015) el Perú exportó productos agropecuarios por valor de US$ 5,000 millones; es decir, 17 veces más.

Dichas cifras indican claramente que la agricultura peruana está inmersa en un proceso de crecimiento muy dinámico, por lo que hablar del presente implica una situación muy efímera y cambiante.

Efectivamente, es tal la velocidad del crecimiento de la agricultura empresarial en el país, que la situación cambia año a año; por no decir día a día. Es impresionante observar cuán rápidamente se están transformando las parcelas precarias en huertos y / o campos muy modernos y tecnificados con plantaciones de frutales como uvas de mesa, paltos, cítricos, granados, etc. y hortalizas como espárragos, pimientos, alcachofas, entre otras.

Y por el lado de los cultivos industriales, el proceso de modernización es similar. La capitalización y desarrollo de industria azucarera y etanolera se está llevando a cabo de manera muy acelerada, y lo mismo sucede con algunas plantaciones de algodón, maíz, arroz, etc.

Todo lo anterior está ocurriendo principalmente en la Costa del país, donde el clima, el agua y los suelos permiten hacer una agricultura altamente competitiva a nivel mundial. Sin embargo, la Amazonía – aunque con más limitaciones que la Costa – también está participando del resurgimiento de la agricultura peruana, básicamente a través de plantaciones de palma aceitera, café y cacao.

La región que menos está participando de este proceso de modernización y crecimiento agropecuario del Perú, es la Sierra. Ciertamente, la topografía agreste y el clima extremo de la región alto andina no son los más adecuados para hacer agricultura competitiva y rentable. Por ello, en algunos espacios reducidos, sobretodo en valles interandinos relativamente bajos, se están desarrollando operaciones empresariales en cultivos como arándanos, flores, paltos, y cultivos ancestrales como quinua, maíz blanco, entre otros.

El futuro

No me cabe la menor duda… el agro de los próximos años será diferente al que hemos vivido los peruanos últimamente. Muchos parceleros precarios venderán sus parcelas a empresas que pagarán precios cada vez más altos por ellas.

La explicación es muy sencilla. Ciertamente atraídos por los buenos precios, dichos parceleros están aprovechando la ocasión para vender sus parcelas, pero también porque han envejecido por el correr de los años y necesitan dinero para subsistir. Muchos inclusive han enviudado o enfermado, y sus hijos no quieren trabajar en el campo.

Ellos – los jóvenes – prefieren trabajar en las ciudades donde les va muy bien trabajando en empresas industriales, de construcción, o en los numerosos centros comerciales que se están construyendo por todos lados, donde – como dicen ellos mismos – “trabajamos con aire acondicionado”.

Por otro lado, muchos jóvenes están apostando por emprendimientos en negocios como manufacturas textiles, cuero y calzado, productos de madera, metal mecánica, etc. y en servicios como la gastronomía, transporte, informática, y comercio en general.

El agua también subirá de precio. Los altos costos del agua generarán una mayor consciencia por el buen uso del recurso hídrico. Se estima que cada año se tecnifican los sistemas de riego de 20,000 hectáreas en la costa peruana, lo cual permite avizorar un cambio radical en la eficiencia en el uso del agua, y consecuentemente, en la producción y productividad del agro nacional.

Algo parecido sucederá con las remuneraciones. Ante la gran demanda de mano de obra para atender el crecimiento de la fruticultura y horticultura de exportación, los salarios aumentarán significativamente respecto a los niveles actuales, a pesar de que éstos ya han aumentado bastante desde que empezó el proceso de modernización del agro, allá por los años 90.

Afortunadamente, por el lado de los precios de venta, el panorama se presenta favorable. Los productos agrícolas están subiendo de precio, y todo parece indicar que seguirán subiendo. Los Estados Unidos y Europa producirán menos alimentos, pero no por ello bajarán su consumo, lo cual será aprovechado por países como Perú, sobretodo en el rubro de frutas y hortalizas. La China producirá más, pero también consumirá más, y en vez de competidor, se convertirá en un mercado muy grande para nuestros productos.

He ahí un escenario realista de la agricultura peruana del futuro. La agricultura unipersonal irá desapareciendo y la agricultura empresarial irá creciendo. Y por ello, habrá mucho trabajo para los jóvenes del país y el mundo entero contará con más frutas y hortalizas provenientes del Perú.

Lampadia




El Perú sube al Arca de Noé

El Perú sube al Arca de Noé

Hace algunos días, 750 variedades de papa peruana, al ritmo de canciones y rituales de indígenas de comunidades quechuas, fueron depositadas en el “Arca de Noé” (la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, Noruega) para formar parte de un proyecto que salvaguarda la biodiversidad genética de muchas especies de cultivos alimenticios, ante la eventualidad de alguna catástrofe mundial.

Spitsbergen, una isla del archipiélago noruego, acoge al mayor depósito mundial de muestras de cultivos alimentarios con el objetivo de asegurar la diversidad genética de las plantas alimenticiasde todo mundo para las generaciones futuras. Este proyecto se llama “La Bóveda Global de Semillas”, o el Arca de Noé, y hace una importante contribución para la preservación de nuestro bagaje genético.

Diseño de la bóveda

La Bóveda fue inaugurada en 2008 por el Gobierno de Noruega, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y el Banco Genético Nórdico y, en la actualidad, cuenta con más de 860,000 semillas de cultivos alimentarios de todo el mundo. La bóveda ha sido excavada a 130 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca, impermeable a los terremotos, la actividad volcánica, la radiación y la crecida del nivel del mar y tiene una capacidad total de 4.5 millones de muestras y unos 2,000 millones de semillas.

Los países en desarrollo son el hogar de una gran variedad de plantas y, entre ellos, se encuentra notoriamente el Perú. Nuestro país cuenta con una gran diversidad de productos agrícolas nativos, entre ellos la papa, el tomate, el camote, el maíz, la quinua, la kiwicha, el tarwi, el yacón, la chirimoya, la maca y muchos otros.

En términos de la alimentación mundial, la papa es uno de los cuatroalimentos más importantes junto con el maíz (del que tenemos muchas variedades nativas), el arroz y el trigo, que no son nativas del Perú. Se pueden encontrar más de 3,800 variedades de papas. Ellas difieren en tamaño, forma, color, piel, pulpa, textura y gusto, pero todas tienen su lugar en la cocina peruana. Pero, en realidad, son más que un acompañamiento en la comida. Forman parte de  nuestra historia.

Este tubérculo fue domesticado hace 10,000 años en los Altos Andes del sudeste del Perú. Antes, las papas silvestres tenían un sabor amargo y contenían pequeñas cantidades de toxinas. Sin embargo, las culturas antiguas lograron seleccionar los tubérculos adecuados para el cultivo y desarrollar un producto sano y más sabroso.

Sin embargo, el cambio climático y enfermedades como el tizón tardío o mildiu de la papa (que causa pérdidas de papas valorizadas en alrededor de US$ 8,500 millones de dólares cada año en el mundo) representan un gran desafío para este tubérculo, al igual que la modernización de la agricultura y los cambios en el uso del suelo. Muchas variedades de papa se han perdido en las últimas décadas, tanto para las comunidades andinas en las cuales se originaron, como para la población mundial.

En respuesta a estos riesgos y a eventuales destrucciones masivas de especies de alimentos, una coalición de socios locales, regionales e internacionales se unieron para reintroducir variedades de papa en el campo y para preservar estos recursos filogenéticos en los bancos de germoplasma. El Centro Internacional de la Papa (CIP) con sede en Perú, alberga la colección de cultivos de papa más grande del mundo, y está trabajando para preservar y reintroducir la diversidad de papas en colaboración con las iniciativas locales y regionales de todo el mundo.

Ahora, distintas variedades de nuestra herencia ancestral se encuentran en una bóveda protegida y constituyen una especie de “seguro de vida” para el mundo, según explicó Alejandro Argumedo, coordinador de la Asociación ANDES. Además, se ha mantenidoel contexto cultural de las comunidades andinas, “respetado todos los protocolos, sobre todo culturales, como pedir permiso a las montañas (Apus), a la madre tierra (Pachamama) o hacer una ceremonia de despedida”, añade Argumedo.  La ceremonia fue presenciada por científicos del Centro de Investigación Agrícola de la Universidad de Costa Rica, quienes también añadieron papas silvestres a la colección de la agro-biodiversidad más importante del mundo.

Como puede apreciarse en el siguiente mapa, en el Perú se domesticaron muchísimas variedades de alimentos muy importantes para la humanidad. Lamentablemente, hemos hecho pocos esfuerzos por cuidar nuestra base genética. Entre lo realizado está, como hemos indicado líneas arriba, el CIP. Pero es indispensable que se multipliquen los bancos genéticos, el acceso a nuestros productores agrícolas y que se fomente el desarrollo de negocios genéticos que pueden darnos nuevas avenidas de creación de riqueza y empleo de alta calidad. El Perú acaba de depositar su primera reserva genética en el ‘Arca de Noé’ y Colombia ya ha realizado dos depósitos. Pronto deberíamos hacer muchísimos depósitos adicionales de nuestros productos nativos. 

Celebramos el cuidado que se tiene con uno de nuestros productos bandera y esperamos que pronto otros alimentos oriundos del Perú, como la maca, quinua (Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo), kiwicha y otros también formen parte de este importante proyecto. Lampadia




La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo

La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo

Durante miles de años, la quinua apenas salió de su origen en los Andes. Otros cultivos como la papa y el maiz y más recientemente el espárrago y la uva peruana han sido exportados a todo el mundo, pero a la quinua nunca le dimos la oportunidad. Ahora, sin embargo, la quinua ha sido  reconocida un “súper alimento” con renombre internacional y, el 2013, a instancias de la FAO,  fue declarado por la ONU: Año Internacional de la Quinua.

Los granos de la sierra peruana, como la kiwicha en el pasado reciente, no han tenido la misma suerte de la quinua. Pero con su éxito en todos los mercados internacionales, EEUU, Europa y el Asia, podemos usar su posicionamiento como una suerte de pasaporte para el acceso de los otros granos serranos a los mercados globales. Esto permitiría profundizar los lazos de la población serrana con los mercados de consumo más ricos y mejorar su calidad de vida.

Gracias a los avances en el conocimiento de los alimentos saludables, se viene destacando un aumento en la importancia de los granos enteros en la comida diaria. Esto se observa claramente en el cambio de laconocida “pirámide alimenticia”.El Departamento de Agricultura en Estados Unidos reemplazó en el 2011 a esta conocida figura por un icono de “Mi Plato” (My Plate) que insta a las personas a comer una dieta más saludable. De acuerdo con “Mi plato”, la mitad debe contener frutas y verduras y, la otra, proteínas magras y granos enteros. También se sugieren, en menor proporción, lácteos bajos en grasa.

Esto, junto con un activo fomento de parte de la Primera Dama, Nadine Heredia, y el gobierno boliviano, han llevado a la quinua a las grandes ligas internacionales de la comida saludable.

Satisface los antojos por comer carbohidratos, pero con una mayor cantidad de nutrientes, manteniendo una dieta balanceada. La quinua es rica en proteínas y fibra, y contiene grasas saludables, magnesio, potasio, calcio y ácido fólico. Comparada con otros granos, estecereal está siendo recomendado como reemplazo del arroz y el maíz. Adicionalmente, según estudios recientes, la quinua es el único cereal que además de estabilizar los niveles de grasa en el cuerpo humano, es capaz de reemplazar, en situaciones especiales, a la leche materna. Otro detalle importante es que, como es un producto libre de gluten, tiene gran utilidad para las personas diabéticas.

Por todos estos beneficios, la exportación de la quinua, según el MINAG, llegó a US$78.3 millones al cierre del 2013, lo que representa un crecimiento de 150.8% con respecto a lo vendido en el 2012. Este grano se cosecha en 15 regiones del Perú, mayormente en Puno (donde se da con mayores valores nutricionales), y fue exportado a 30 países en el último año (siendo el principal mercado,  EEUU con el 60% de participación). En el primer semestre de este año, las exportaciones a EEUU han crecido 239% con respecto al año anterior, alcanzando los US$ 50 millones.

Su gran acogida en Europa y en EEUU es principalmente por ser un producto saludable, algo muy apreciado en el primer mundo. Ahora que los beneficios de la quinua son mundialmente conocidos, tal vez se podrán promocionar otros granos andinos con gran potencial y valor nutricional que, hasta ahora, pudieron entrar a los mercados alimenticios.

Entre los otros granos andinos más nutritivos se encuentran la kiwicha (o amaranto), la qañiwa y el tarwi. Estos productos tienen un alto valor proteico, mayor al de los demás cereales, y un gran  potencial de popularizarse a nivel mundial.

La kiwicha, por ejemplo, ya está teniendo una mayor acogida a nivel internacional. Tras el boom de la quinua, su exportación ha aumentado en los últimos años.Se la considerada un posible sustituto del arroz o de otros cereales. A fines del 2013, su exportación aumentó en 33% con respecto al año anterior, y sigue su tendencia al alza.

En el caso de la qañiwa, aparte de tener un buen balance de proteínas, contiene fibra dietética, importante para el control y disminución de los niveles de colesterol, y hierro digestible, ideal para superar los problemas de anemia. Otro atributo importante es su alto contenido de calcio.

El tarwi, contiene proteínas muy superiores alas de la soya, menos carbohidratos y un contenido de grasa similar. Su principal ventaja es que puede disminuir las concentraciones elevadas de glucosa en pacientes con diabetes.

Todos estos productos son muy valiosos, sus cualidades han sido ignoradas por muchos años y su aprovechamiento, en el propio Perú y en los mercados internacionales, desperdiciado. Esto ha sido consecuencia de la mala reforma agraria que alejó la inversión privada del campo desde los años 60, con la consiguiente falta de acceso a la innovación y avances tecnológicos. A esto se sumó el efecto del terrorismo y el alejamiento del Perú oficial de nuestra rica y productiva sierra. Por fin estamos poniendo en valor los productos serranos, gracias a la promoción de la quinua. Debemos aprovechar esta oportunidad única para mostrarle al mundo que un país milenario como el Perú, tiene valiosos desarrollos genéticos y alimenticios como el de los granos andinos. Del mismo modo podremos promover más tarde las raíces andinas y otros productos, así como los conocimientos tradicionales de la sierra y la selva. Lampadia