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¿Un peligro para el liderazgo global?

Desde el ingreso de Trump a la Casa Blanca, no ha habido un solo día en que no se hayan generado situaciones de alarma por las acciones del propio presidente. Basta ver los programas de CNN, que vienen dedicando más del 50% de su programación a ventilar los sorprendentes desaguisados. La alarma sobre Trump es global y diaria. Veamos algunos elementos que nos ayudan a entender la situación.

Durante su campaña, Trump ha inspirado muchas críticas y la indignación de gran parte de la población, desde cuestiones debatidas en su plataforma, su falta de conocimiento en diversos temas, su lenguaje inflamatorio y su nivel de violencia y agresividad política. Recientemente, en el NYT se publicó una carta abierta firmada por psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales advirtiendo que el estado mental de Donald Trump “lo hace incapaz de servir como presidente en forma segura”.

Los 33 profesionales de la salud mental dijeron que “las palabras y el comportamiento de Trump sugieren una profunda incapacidad para sentir empatía”. Añaden que la tendencia del Presidente a “distorsionar la realidad” para ajustarse a su “mito personal de grandeza” y atacar a los que le desafían era probable que aumentara en una posición de poder.

Por lo general, los psiquiatras no dan opiniones profesionales sobre el estado mental de una figura pública que no han examinado personalmente, según lo dicta un pasaje del código de ética de la Asociación Psiquiátrica Americana conocido como la regla de Goldwater. Pero en la carta al New York Times, los médicos dijeron que habían decidido que era necesario romper el silencio sobre el asunto porque temían que “está demasiado en juego”.

Titular de El País de España lo dice todo: en tan solo un mes, Trump ha logrado crear un caos en EEUU

La cuestionada salud mental del presidente Donald Trump origina un argumento de su invalidez mental para abordar el cargo de presidente del país más poderoso del mundo. La aplicación de la Sección Cuarta de la Vigesimoquinta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, como  lo explica líneas abajo el articulista de El País de España, empieza a ser mencionada.

En Lampadia vimos el desarrollo de Trump y el 30 de junio del 2015 (hace 19 meses), publicamos en el ticker de nuestra web: “Debemos declarar a Donald Trump persona non grata a la humanidad”. El mundo necesita buenos líderes, esperamos una oportuna reacción pueda contener y balancear los impulsos autoritarios de Trump, así como sus pulsiones altaneras y despectivas. O en su defecto, que la institucionalidad democrática de EEUU pueda limitar los daños. En todo caso no se puede tomar ligeramente las amenazas de Trump en el gobierno de EEUU. Lampadia

Psicólogos profesionales advierten sobre Trump

NYT
13 de febrero de 2017

Traducido y glosado por Lampadia

“Al editor:

Charles M. Blow, en su columna en el New York Times del 9 de febrero, describe la necesidad constante de Donald Trump de “machacar a la oposición”. Como profesionales de la salud mental, compartimos la preocupación de Blow.

El silencio de las organizaciones de salud mental del país se debe a un dictado autoimpuesto sobre la evaluación de figuras públicas, conocido como la Regla de Goldwater de 1973, de la Asociación Psiquiátrica Americana. Pero este silencio ha resultado en un fracaso para prestar nuestra experiencia a periodistas preocupados y miembros del Congreso en este momento crítico. Tememos que está en juego demasiado para permanecer en silencio.

El discurso y las acciones de Trump demuestran una incapacidad para tolerar opiniones diferentes de las suyas, lo que le lleva a reacciones de rabia. Sus palabras y conductas sugieren una profunda incapacidad para sentir empatía. Los individuos con estos rasgos, distorsionan la realidad para adaptarla a su estado psicológico, atacando a los hechos y a quienes los transmiten (como por ejemplo, periodistas y científicos).

En un líder poderoso, es probable que estos ataques aumenten, ya que su mito personal de grandeza parece que se confirma. Creemos que la grave inestabilidad emocional indicada por el discurso y las acciones de Trump, lo hace incapaz de servir con seguridad como presidente”.

Lance Dodes

Joseph Schachter

Beverly Hills, Calif.

El Dr. Dodes es un asistente clínico jubilado de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard. El Dr. Schachter es ex presidente del Comité de Propuestas de Investigación de la International Psychoanalytic Association. La carta también fue firmada por otros 33 psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales.

 

La enmienda 25 y la destitución de Trump

La salud mental del presidente de EE UU es cuestionada por primera vez por connotados expertos

Francisco Martín Moreno
El País de España

16 de Febrero de 2017
Glosado por
Lampadia

La Sección Cuarta de la Vigesimoquinta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos establece que “cuando el vicepresidente y la mayoría de los principales funcionarios de los departamentos ejecutivos o de cualquier otro cuerpo que el Congreso autorizara por ley transmitir al presidente pro tempore del Senado y al presidente de la Cámara de Representantes, su declaración escrita que el presidente está imposibilitado para ejercer los poderes y obligaciones de su cargo, el vicepresidente inmediatamente asumirá los poderes y obligaciones del cargo como presidente en funciones”.

He aquí otra vertiente para la destitución de Trump, esta vez originada en su invalidez mental, a diferencia de Nixon o de Clinton. Todo lo anterior viene al cuento porque renombrados psiquiatras y psicólogos escribieron una carta al New York Times para alertar sobre la “incapacidad para servir como presidente de forma segura”. “Sus discursos y acciones indican que no es capaz de tolerar diferentes puntos de vista, lo que le lleva a tener reacciones de rabia”, expresaron.

La salud mental del presidente Donald Trump es cuestionada por primera vez por connotados expertos en salud mental de Estados Unidos, como las universidades de Boston, la Escuela de Medicina, Harvard, Columbia, Washington, Pennsylvania, entre otras, quienes indican “que el mandatario tiene incapacidad para empatizar con las ideas de otras personas”. Sus discursos y acciones indican su manifiesta imposibilidad de aceptar puntos de vista distintos a los suyos y que dicha intolerancia lo conduce a “distorsionar la realidad para adaptarla a su estado psicológico, así como a atacar a aquellos que ponen en evidencia sus acciones, como a periodistas y científicos”.

Trump distorsiona la realidad cuando afirma que también habría ganado el voto popular si tres millones de inmigrantes ilegales no hubieran votado por la señora Clinton, de la misma manera en que lo hace al confesar que “él y la exsenadora republicana Kelly Ayotte habrían ganado en Nueva Hampshire si no hubieran votado personas que fueron llevadas de otros estados”.

Soy novelista, lo confieso, y tal vez por la misma razón sueño con la aplicación de la Sección Cuarta de la Vigesimoquinta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, misma que, desde luego, no corresponde al mundo de las fantasías. El dispositivo legal ya existe en la realidad, ahora sólo falta que Trump continúe emitiendo pruebas que confirmen sus temerarias patologías. Por lo pronto, creo que el proceso de destitución no vendrá por sus conflictos de salud mental, sino por sus actividades encubiertas con Putin que, día a día, salen a la luz pública. Las instituciones democráticas de Estados Unidos están a prueba…

Lampadia