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Inconducta presidencial

Inconducta presidencial

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Desde el comienzo sabíamos que el objetivo estratégico de este gobierno sería controlar las fuerzas armadas y policiales para ponerlas al servicio del proyecto político de imponer un régimen bolivariano. Ese proyecto pasa por cerrar el Congreso en el que carece de mayoría e instaurar una asamblea constituyente que le permitiera al gobierno concentrar el poder, suprimir controles horizontales y dar una nueva constitución que cambiara el capítulo económico y permitiera la reelección presidencial. Todos estos temas han sido anunciados en diversas ocasiones y están presentes en el plan de gobierno de Perú Libre. No son ninguna novedad. La propia Premier ha insistido en la conveniencia de una asamblea constituyente.  

Pues bien, la búsqueda de ese control se hizo evidente. El ex comandante general pasado al retiro, José Vizcarra ha revelado que recibió encargos del presidente de la República para ascender a diez oficiales, con particular énfasis en dos de ellos, lo que le fue confirmado personalmente por el propio Presidente. Algo similar ha manifestado el ex comandante general de la FAP. Ambos oficiales fueron pasados al retiro sencillamente porque no acataron esas presiones debido a que los recomendados no reunían los méritos suficientes y estaban fuera del cuadro institucional de ascensos.

Más grave aún, El Comercio pudo constatar que 48 oficiales del Ejército, Marina y Fuerza Aérea acudieron a palacio de Gobierno la mañana del sábado 16 de octubre, una semana antes de que se oficialicen sus ascensos. La razón la ha señalado el ex ministro de Defensa y ex premier Walter Martos: en esa ocasión el presidente Castillo les solicitó su “lealtad”. El mensaje implícito era, obviamente, ascenso a cambio de lealtad. Algo que no veíamos desde la época de Montesinos, y que demuestra claramente la intención de subordinar las fuerzas armadas no a la Constitución sino a un proyecto político partidario que convertiría al Perú en una dictadura socialista que arruinaría el país.

El Congreso no puede dejar pasar estos hechos porque sería el comienzo del fin de la democracia en nuestro país. Es ya una burla y una provocación al Congreso que el ministro de Defensa no renuncie. Ante ello, el Congreso debe investigar estos hechos y citar a la presidenta del consejo de ministros. Recordemos que según el artículo 128 de la Constitución:

“Todos los ministros son solidariamente responsables por los actos delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el Presidente de la República o que se acuerden en Consejo, aunque salven su voto, a no ser que renuncien inmediatamente”. Es hora de hacer valer la Constitución

Es posible que el gobierno esté buscando la censura al ministro de Defensa, con la idea de presentar al Congreso como obstruccionista.  La censura tendrá que darse, pero no será suficiente. Es claro, por los testimonios, que la responsabilidad alcanza al presidente de la República. Es cierto, sin embargo, que el presidente no es responsable de las decisiones que toma ni puede ser acusado durante su mandato, según la Constitución. Pero si se le puede abrir investigación para determinar si ha cometido una inconducta que pueda trasuntar incapacidad moral. El Congreso tiene la responsabilidad de evaluar la gravedad de estas acciones y tomar las decisiones correspondientes.

Lampadia




PEDRO: ¿lo negarás tres veces?

PEDRO: ¿lo negarás tres veces?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Pedro Castillo, el proclamado ganador de la segunda vuelta de las fraudulentas elecciones presidenciales según más del 65% de la población peruana[i], ha negado una vez a su mentor y secretario general Vladimir Cerrón para conseguir el voto de los incautos peruanos. “No lo verán ni de portero”, dijo a aquellos peruanos que olvidaron que en la política no hay inocencia, ni verdad.

La pregunta de ahora es: ¿lo negará dos veces más para poder erigirse en el pontífice del nuevo Perú que nos anuncia?

Hasta ahora Pedro, siguiendo la respuesta bíblica, parece decir: ¡aunque tenga que morir contigo, de veras, no te negaré!

Por ello, el condenado ex presidente regional, ideólogo del proyecto político que ensombrece nuestro bicentenario, ya no lo visita subrepticiamente, con disfraz y huyendo de la prensa, ahora da la cara, anuncia Premier ante la prensa o la despista cuando él se alista como Premier en la sombra, acomoda en las posiciones claves a los aliados, coloca en posiciones decorativas a los invitados y comienza a disponer, como todos los que tenemos algunos dedos en la frente, sabíamos que iba a suceder.

OTROS, sobre todo aquellos cuya falsa dignidad nos llevó a donde estamos, siguen creyendo que lo negará otra vez más y que serán OTROS: moderados, caviares, oportunistas o felpudinis los elegidos para el gobierno. Si Pedro hiciera caso a ese designio del destino, en el cual confían con fe ciega estos otros, tendría que hacerlo ya o dar señales en el sentido correcto, ya que puede no haber negativa expresa, pero si distancia concreta.

Aquí algunas de esas señales que los OTROS confían que van a llegar:

  • Pedro, calmará al mercado y la desconfianza del ciudadano que corre a refugiarse en el dólar, de lo contrario este seguirá subiendo y junto con el los combustibles, los alimentos y la inflación y, aunque el siga el libreto cínico de sus asesores y le eche la culpa de ello a las empresas o a quien elija, tarde o temprano la gente sabrá que el único responsable es Pedro. Hasta sus más incondicionales votantes: los cusqueños, ya han parado dos días en contra de lo que su gestión económica ha originado, antes aun de asumir el poder.
  • Pedro, calmará al mundo. En las relaciones exteriores, convocará a un Canciller que aun cuando no reimpulse el Grupo de Lima, aliente una posición independiente y de condena frente a la dictadura venezolana y la satrapía cubana sin fin. De lo contrario, la tibia política exterior de USA y de la UE dejará de mirarlo con benevolencia y lo considerará como uno más de aquellos que Apuleyo Mendoza, Montaner y Vargas Llosa denominan como los “idiotas latinoamericanos” que aparecen de tanto en tanto en nuestra Región y la mantienen en el subdesarrollo.
  • En la relación con las fuerzas armadas, no pondrá al mando a un ex senderista o ex emerretista, porque de hacerlo probablemente rebalse el vaso y empuje a las fuerzas armadas a no asistir a sus llamados cuando el Congreso le ordene hacer maletas si infringe la Constitución anunciando una Asamblea Constituyente que es, nada menos que un Golpe de Estado.
  • En la relación con la prensa independiente (no la que persigue presupuesto público, vive de él y adula o edulcora al que lo reparte), calmará los temores retirando la amenaza a Willax, invitará al perseguido Beto Ortiz a quedarse en el país y no pondrá a quien se vocea como ministro de Transportes para cerrar los canales opositores.

Cándidos.

Nada de eso sucederá. No lo negará. No dará señales concretas de distancia frente a su mesías. El tiene “palabra de profesor”. Entonces, hará lo que dijo que iba a hacer su personaje bíblico.

Lo que no se puede saber es si, al cambiar el designio bíblico logrará siempre ser la piedra de fundación de ese anunciado nuevo Perú comunista cuyos efectos políticos, sociales y económicos padecerán sus votantes más temprano que tarde o, si, en cuestión de tiempo, será como Fujimori, Toledo, Humala o Vizcarra, otro cadáver político arrimado en el panteón político nacional. Lampadia