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La mediana y pequeña agricultura

La mediana y pequeña agricultura

La experiencia de 13 ingenieros productores agrarios y propuestas para los pequeños y medianos agricultores en el marco de la recuperación económica

Coordinadores: Francisco Llerena Butrón y Alonso Bellido Mora

Enrique Lozada Casapia ϯ             Celso Bustamante Muñoz            Luis Valdivia Chávez      

Juan Villanueva Málaga                José Carlos Angulo Silva               Jesús Díaz Salas

Nicolás Gonzales Pacheco           Luis Pacheco Cáceres                   Percy Chaca V.

Álvaro Cavero Llerena                  Ruth Totora H.

Carlos Amat y León colaboró en la elaboración de este Artículo, basado en el documento: “Planteamiento para la organización de los pequeños y medianos productores agrarios del Perú”, agosto, 2020. Documento de trabajo de circulación interna., cuyos autores son los profesionales mencionados en el párrafo anterior. 

 

I. Quiénes somos

Somos trece ingenieros agrónomos y zootecnistas, productores agrarios en las irrigaciones de La Joya, Santa Rita y Majes, y en la campiña y valles de la región Arequipa. Siete miembros tenemos más de cuarenta años de experiencia y  todos seguimos produciendo en momentos de crisis. Nuestro común denominador es ser pequeños y medianos empresarios: tres del grupo tienen 40 ha y el resto, un promedio de 9 ha. Nos dedicamos a la agricultura con mucho trabajo, eficiencia y espíritu de equipo. Realizamos muchas labores “a pulmón” y en jornadas de 12 a 14 horas diarias sin quejarnos, siguiendo el ejemplo de nuestros padres. Nuestro empeño es lograr mayores ingresos para mejorar la calidad de vida de nuestras familias. Nuestra estrategia es la austeridad en el gasto y el endeudamiento reflexivo. Convivir con problemas financieros anula la creatividad y las ganas de progresar.

Estamos en la cabecera del desierto de Atacama, en un tablazo árido entre 1,300 y 1,800 m s. n. m. La precipitación es mínima y la temperatura fluctúa entre una máxima de 30° C y una mínima de 7° C. Trabajamos en uno de los ecosistemas con mayor radiación solar en el mundo y una variación de entre 10 y 12 horas de sol diarias, según la estación del año. Cultivamos con el agua regulada que nos vende el operador de cada irrigación y valle.

Estas condiciones de clima y disponibilidad de agua regulada son favorables para la producción de hortalizas y frutales durante todo el año, con altos rendimientos, precocidad y, sobre todo, gran calidad en los productos que cosechamos. Esta intensidad de radiación solar y luminosidad permite que la fruta pueda acumular mayor cantidad de azúcares, logrando un dulzor muy agradable. En cambio, la fruta producida en las zonas templadas de nuestro subcontinente tiene muy buena apariencia, pero es medio “chuma” (baja en azúcar).

II. La importancia de la pequeña agricultura

Según el IV Censo Nacional Agropecuario 2012, la mayor parte de las tierras dedicadas a los cultivos transitorios corresponden a la pequeña agricultura. Estas son la Unidades Agropecuarias (UA) con una extensión menor a 10 ha. Esta es la agricultura familiar que comprende a 1,9 millones de UA y 8 millones de personas.

  • En el caso de las leguminosas, la pequeña agricultura produce el 82 %; el 76 % del área sembrada de tubérculos; el 72 % de la siembra de cereales; el 72 % de hortalizas; y el 63 % de frutas. Estas UA son las que abastecen a los mercados urbanos y garantizan la alimentación de la población.
  • Trabajan a lo largo y ancho de nuestro territorio, son las que generan mayor empleo e ingreso en el interior del país y las que integran y dinamizan las economías locales y regionales.
  • Residen en los centros poblados del interior del país, integran los diferentes sectores productivos de bienes y servicios, y dinamizan las economías locales y regionales.
  • Se debe resaltar que la pequeña agricultura está enfrentando serios problemas de rentabilidad, debido a los sobrecostos de inseguridad en la chacra y, principalmente, por los bajos precios para los productores, la variabilidad de los mismos y la incertidumbre en el pago como consecuencia de las excesivas ganancias en la intermediación y la desordenada cadena de comercialización hasta el consumidor final.

Conscientes de la importancia de este sector en la economía del país, nos reunimos durante los últimos tres meses para elaborar esta propuesta, después de nuestras jornadas de campo. En esta propuesta se muestran los puntos críticos que deberían incluirse en un plan nacional para capitalizar y modernizar la pequeña y mediana agricultura, promover la competitividad en los mercados nacional e internacional, aumentar el ingreso de las familias de los agricultores y dinamizar las economías locales y regionales del país.

 

III. Nuestro testimonio

Una muestra de eficiencia y competitividad de nuestra región son los altos rendimientos y costos competitivos en la papa, cebolla y ajo. Los dos primeros son productos de gran consumo por la población peruana, y el ajo tiene excelentes condiciones por la calidad y de oportunidad de cosecha para la exportación desde el sur y otras regiones, aprovechando la ventana comercial en el gran mercado de Brasil.

La papa. Es de lejos el producto que más se cosecha en el Perú. Arequipa es el departamento de mejor rendimiento por hectárea con 33,5 tm/ha. El promedio nacional es de 16 tm/ha. En nuestra región se obtienen dos cosechas al año. Este cultivo utiliza 150 jornales por ha/campaña. La producción nacional de papa estimada para el año 2020, según Minagri, será es de 5,3 millones de TM. Arequipa representa solo el 3,3 % del área sembrada y el 8 % de la producción nacional.

La cebolla. Arequipa representa el 66 % de la producción nacional. En los valles de la región se obtienen dos cosechas al año, tanto de la roja para el mercado nacional, con rendimientos de 60 tm/ha a 80 tm/ha, como de la amarilla dulce para la exportación con un rendimiento de 80 tm /ha. El promedio nacional es de 40 tm/ha. Utiliza 200 jornales por ha/campaña. La producción nacional estimada para el 2020 es de 800 mil tm.

El ajo. Arequipa representa el 75 % de la producción nacional. El rendimiento del ajo morado “ochomesino” en la campiña de Arequipa (2300 m s. n. m.) es de 20 tm/ha. El promedio nacional es de 10 tm/ha. Se siembra en febrero-marzo y se cosecha en octubre-noviembre. El costo de producción de 45 a 50 centavos de dólar.

 En nuestro caso, se siembra el ajo chino “seismesino” y obtenemos un rendimiento entre 16 tm/ha a 20 tm/ha. Se siembra en febrero-marzo y se cosecha entre agosto-setiembre. Se utiliza 188 jornales por ha/campaña. En la irrigación de Majes y Santa Rita se aplica el riego por goteo con rendimientos mayores en un 50 % respecto a los valles vecinos que riegan por gravedad. El costo de producción varía entre 40 a 45 centavos de dólar. Estos costos son inferiores a los que obtienen los dos países con mayor producción en Sudamérica: Argentina y Brasil. La producción nacional estimada para el 2020 es de 105 mil tm. Perú es el tercer productor en Sudamérica.

Habría que añadir que no solo se tiene mejor rendimiento por hectárea y menores costos por kilo, sino también la oportunidad de cosechar en todo el país, gracias a los pisos altitudinales y en plena ventana comercial del gran importador: Brasil. Este país importa el 60 % de lo que consumen los 210 millones de habitantes.

IV. Nuestros desafíos

1. El costo de la mano de obra: es necesario precisar que el salario de los trabajadores eventuales en la zona de La Joya-Majes oscila entre 65 y 70 soles diarios. Además, hay que añadir la movilidad en combi y la bebida (chicha) dos veces al día. Ello significa un monto de 70 o 75 soles, equivalente a 20 a 22 dólares diarios durante todo el año. En la costa central y norte del país se paga de 12 a 13 dólares diarios gracias a la Ley de Promoción Agraria. Por otro lado, en una campaña de papa, cebolla o ajo se requiere de 150 a 180 jornales por ha/campaña, desde la preparación del terreno hasta la selección y envasado del producto. Por lo tanto, los factores de mano de obra y el costo de la tierra constituyen verdaderos desafíos que debemos superar y ello nos obliga a obtener mayores rendimientos en comparación con las otras zonas del país.

2. La comercialización: cuando estamos cerca de terminar una campaña se nos presenta un gran dilema: ¿qué sembrar en la siguiente campaña frente a lo incierto del mercado y el vacío de información sobre las tendencias de los precios, especialmente en frutas y hortalizas? Es cada vez más difícil comercializar nuestra producción y cada vez son más frecuentes nuestros desvelos y frustraciones al momento de vender. Los productores prefieren vender en chacra, aun recibiendo precios bajos, por su desinformación sobre los mercados y la desorganización. Además, después de todos los gastos de la campaña durante seis meses ya no hay recursos ni posibilidades de seguir arriesgando, lo cual debilita nuestra capacidad de negociación con los acopiadores locales.

La comercialización es un problema prioritario tanto para los productores como para los consumidores urbanos. Estos pagan precios altos en los productos de consumo masivo directo por la excesiva cadena de intermediarios que eleva de 5 a 7 veces el precio pagado en campo. Presentamos el siguiente cuadro con los precios promedio recogidos por nosotros en julio de este año

3. El costo del crédito: gestionar un crédito de campaña nos exige viajes y trámites durante 10 a 20 días y pagar una tasa de interés muy elevada. Es el caso de Agro Banco, micro financieras, cajas municipales y cajas rurales. Por otro lado, el precio de nuestros productos muchas veces no alcanza para cubrir los costos de producción o se obtienen márgenes de ganancia muy bajos. Por eso, los cuatro grandes bancos del país no otorgan créditos para la actividad agraria ni con la hipoteca de una casa, por considerarlo una actividad de “altísimo riesgo”, más bien nos derivan a sus micro financieras como Mi Banco, Confianza, entre otras, que prefieren otorgar créditos que llaman “ de consumo”. Son más ágiles en sus trámites, pero cobran intereses en el rango de 39 % al año. Según la Superintendencia de Banca y Seguros, las tasas promedio anual en moneda nacional por segmento de mercado son las siguientes: gran empresa: 6,0 %; mediana empresa: 9,4 %; pequeñas empresas: 18,3 %; microempresa: 32,7 %; consumo: 38,9 % (Gestión, 16/03/20).     

4. La abusiva inequidad en los términos de intercambio: los productores agrarios, por estar dispersos, aislados y desorganizados, negocian individualmente con sus proveedores y con sus compradores. Su posición es la siguiente: durante la campaña compran como usuarios finales al por menor los insumos con alto valor agregado; y, por otro lado, venden sus productos sin incorporar valor a un acopiador organizado (informante). Este es el primer eslabón de la cadena, seguido por los pasadores o agentes enviados a comisión por el comprador mayorista regional, para luego vender a los comerciantes mayoristas en Lima, por línea de producto. En las ciudades, a su vez, se distribuye a través de la red de mercados minoristas, mercadillos y ambulantes. Otra red es la de supermercados, bodegas, hoteles, restaurantes e instituciones.

Por otro lado, es terrible la desventaja que tienen los agricultores frente a las corporaciones comerciales que venden insumos agropecuarios importados, las financieras y las cadenas de supermercados. Esta situación se agrava al enfrentar el caótico e informal sistema de mercados mayoristas y minoristas que prevalece en el interior del país.

Esta desigualdad también ocurre frente a las tres agroindustrias evaporadoras de leche del país, con sus decisiones unilaterales, por su posición de dominio, contra los miles de proveedores de leche fresca y sus organizaciones, a las que han desaparecido. Estas empresas venden leche evaporada “recombinada” en envase de hojalata o cartón tetra pack, que dura seis meses sin refrigeración. El porcentaje actual de recombinación es de 75 % de leche fresca nacional, de más de 20 mil proveedores, y 25 % de leche en polvo importada, principalmente de Nueva Zelandia. La relación actual de precios de ambos insumos puestos en planta indica que la leche fresca cuesta 40 % menos que la leche importada de clase B, que es la que se destina para deshidratarla en los países que tienen excedentes de producción.

Efectivamente, la leche fresca nacional cuesta S/ 1,17 por kilo (promedio) en planta, frente a S/ 1,60 (promedio) de la leche importada y, además, hay que incluir el costo de envase en una lata de S/ 0,80 por cada unidad. No se tiene en cuenta el enorme costo que implica la publicidad para persuadir a la población a comprar esta leche. Lo razonable sería importar leche en polvo instantánea para consumo directo y venderla en sobres de 120 gr (equivalente a un litro de leche fresca natural) y que el consumidor pueda reconstituirla en su casa sin mayor costo.

Las consecuencias de las situaciones descritas son, por un lado, los excesivos beneficios y la super capitalización de quienes no han invertido en el proceso productivo y residen en las grandes ciudades, lo que implica, de otro lado, los magros beneficios para los que producen en el campo, invierten en tecnología y asumen el alto riesgo de pérdidas por las variaciones del clima, las enfermedades y los costos sociales de la inseguridad. Es decir, está ocurriendo la descapitalización del sector productivo del cual dependen las economías locales, el empleo de la población joven rural y el ingreso de los hogares que residen en los centros poblados del interior del país.

Es evidente, entonces, el deterioro de la calidad de vida en las zonas rurales y el abandono del campo de parte de los jóvenes del campo por el mayor atractivo que ofrecen las ciudades para “progresar”. La crisis de la COVID-19 nos ha mostrado cómo la mayor parte de los migrantes terminan “arrumándose” y tugurizando las zonas pobres en la periferia de las ciudades. 

V. Las grandes decisiones

1. La asociatividad

Lo crucial para todos los sectores agrarios es el desarrollo de una economía de escala.

Es muy difícil para los pequeños productores asociarse. Sin embargo, esta es una necesidad clamorosa, pero sin tinte político-partidario. El minifundio no es competitivo porque está aislado, disperso y muy descapitalizado. Creemos que la cooperativa agraria es el vehículo idóneo para asociarse y realizar actividades empresariales, por las razones siguientes:

  • Lograrán mejores precios por la venta de sus productos.
  • Obtienen mayores descuentos por volumen de la compra que realicen.
  • Lo que aporten como capital social seguirá siendo de ellos y cuando se retiren podrán recuperarlo. Además, podrán recibir intereses como ahorro.
  • Derecho al excedente que obtengan las empresas de la cooperativa.
  • Tienen un tratamiento tributario favorable.
  • La venta de bienes muebles y la prestación de servicios de los socios a las cooperativas agrarias, y viceversa, no se encuentran gravadas con IGV.
  • Pueden acogerse al régimen de micro y pequeña empresa.

Se debe corregir el error del gobierno militar durante los años 1969-1975, en los que se impuso las cooperativas a la fuerza a los beneficiarios de la reforma agraria. No se consideraron los principios universales de las cooperativas tales como: la libre adhesión y retiro voluntario, el control democrático y el principio de un voto por persona, la capacitación permanente de sus asociados, la distribución de los excedentes en función de la participación en el trabajo común o por sus operaciones con la cooperativa.

2. Autogravamen

Estamos plenamente convencidos que el autogravamen por línea de cultivo o crianza serían la principal fuente de ahorro y de financiamiento de la inversión privada para hacer algo grande en el agro peruano. Pero estos aportes tienen que ser voluntarios y autorizados individualmente.

Insistimos que es muy difícil organizar un grupo muy disperso y heterogéneo en sus niveles de ingreso y de educación. Por ello, el Estado, en su rol promotor debería, en primer lugar, decretar una norma que facilite la aplicación del autogravamen y, en segundo lugar, participar como socio minoritario a fin de impulsar y supervisar las actividades de las cooperativas de servicios productivos, en los ámbitos locales y regionales. Estamos convencidos que la acumulación de estos fondos serían la principal fuente para capitalizar las organizaciones del agro y para financiar los emprendimientos de los productores.

Consideramos que la vía más práctica en este momento sería la acción de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) a fin de que autorice a las juntas de usuarios y comisión de regantes el cobro del autogravamen en forma simultánea al pago regular de las cuotas por el uso del agua de riego y apoyar la organización empresarial de los productores.

3. La comercialización

Estamos plenamente convencidos, luego de varias décadas de frustraciones y sentimiento de impotencia, que solo se obtendrá mayor rentabilidad en la pequeña y mediana agricultura peruana mediante la máxima participación de los productores organizados en la comercialización, en el procesamiento y en la distribución de nuestras cosechas. Al estar distante de las ciudades es importante reducir los costos de transporte y evitar las pérdidas y mermas en la comercialización hasta llegar a los mercados urbanos.

El gran objetivo es participar en la comercialización mayorista, en la distribución directa a los minoristas y en los lugares de venta o de consumo de los grandes compradores de alimentos. Para ello, se cuenta en la actualidad con sistemas modernos electrónicos de compraventa (bolsa de productos) y las transacciones on line a través de la web donde los encuentros se realizan a través de plataformas virtuales y también la entrega es por delivery.

Este nuevo sistema implica la necesidad de clasificar los productos cosechados, establecer su procesamiento primario, utilizar empaques ecológicos, un transporte adecuado a los centros de acopio y el almacenamiento local. De manera simultánea se organizarán las acciones de trazabilidad y las certificaciones de calidad correspondientes, con las denominaciones de origen y las marcas del valle y de las comunidades productoras.

Si se modernizarán las operaciones de contrato de compraventa entre el agricultor y el mayorista formal en el Mercado de Santa Anita, se podría reducir el margen de comercialización. Considerando un escenario extremadamente conservador, asumimos que se logra un mayor precio en chacra de S/ 0,50 céntimos/kg, y multiplicamos por 21’700,000 millones de toneladas métricas producidos por los principales 16 cultivos y 16 frutales –según estadística del Minagri 2019–. Se tendría un mayor ingreso para los agricultores por un valor de S/ 10,875’000,000. Este monto implicaría un mayor gasto de los hogares de los agricultores en las economías locales. Sabemos que la composición de su gasto se integra mucho más en la compra de bienes y servicios locales que los gastos de los hogares de las grandes ciudades. Y, por supuesto, demandarán mayor empleo en las regiones del país.

Esta es una estrategia más eficiente para reactivar y dinamizar la economía, capitalizar a la población más pobre y descentralizar el país, en comparación con el impacto que desencadena la inversión en los mega proyectos, que se concentran principalmente en Lima Metropolitana. Estos proyectos incrementan el déficit fiscal, la deuda pública y las importaciones. Asimismo, acrecientan la desigualdad en la distribución del ingreso.

En síntesis, si se modernizara la comercialización, se incrementaría el nivel de precios en chacra de los productos agropecuarios, los agricultores tendrían mayores ingresos y los consumidores urbanos aumentarían su ingreso real, al pagar menores precios por los alimentos.

4. Salto tecnológico en el sistema de riego

Emprender un gran salto tecnológico en el uso de riego presurizado, ya sea por aspersión (pasturas) o por goteo. Cinagro muestra que alrededor del 8% del área cultivada aplica el riego por goteo. Las ventajas de este cambio tecnológico es el ahorro de agua (más del 50 %) y aumentaría significativamente el rendimiento y la calidad de las cosechas, al dosificar la cantidad de agua en la cantidad y oportunidad que demanda la planta.

5. Capacitación empresarial y técnica

Están en curso grandes cambios tecnológicos en los procesos de consumo y en los de producción de alimentos. En el primero, los nuevos patrones de consumo exigen crecientemente productos saludables y con certificados de calidad. Por ejemplo, según el gerente general de Camposol, José Antonio Gómez, señala que actualmente en los supermercados en Estados Unidos la venta en este tipo de alimentos ha crecido entre 15 % a 20 %. Asimismo, la revolución de la agricultura de precisión se está difundiendo aceleradamente en todo el mundo. Este hecho impondrá para nuestros agricultores mayor competencia para reducir costos y mejorar la calidad de los alimentos.

Es importante que el Perú impulse una red de centros de capacitación técnica para innovar y aplicar conocimientos para la nueva agricultura modelo Senati en todo el país. Lampadia




La regulación del comercio global de alimentos

Gracias al desarrollo de las agro-exportaciones, el Perú es hoy en día un gran productor de alimentos. Nuestro desarrollo se nutrió de una feliz coincidencia de políticas públicas locales promocionales y de un ambiente global propicio al crecimiento del libre comercio.

Efectivamente, detrás de la promulgación de la Constitución del 93, el sector privado pudo volver a invertir en el campo y aprovechar el gran potencial productivo del país, que había invernado por treinta años. Los resultados son conocidos por todos, más de 5,000 millones de dólares de exportaciones de frutas y hortalizas de primera calidad, más la consolidación de productos como el café y el cacao. Hoy llegamos a todos los mercados del mundo con una gran variedad de productos.

Fruit Logistica Berlin 2018

Pero, además, algo determinante de nuestro éxito fue también el espacio de desarrollo global propicio al libre comercio, sin el cual nuestro desarrollo hubiera sido sustancialmente menor. Por ejemplo, en el ecosistema político de comercio, imperante hoy en el mundo, no hubiéramos alcanzado los mismos resultados.

Esto nos lleva a comentar que, actualmente, se está produciendo una reversión de las políticas pro comercio y que el marco regulatorio global, en vez de perfeccionarse, se deteriora.

¿Qué implica esto para el Perú?

Simplemente que, si no nos ocupamos, perderemos espacio de desarrollo productivo y comercial, con todo lo que ello representa.

Por lo tanto, tenemos que entender que debemos desarrollar una presencia promotora del comercio de alimentos en todos los foros mundiales. Pero no una presencia pasiva, sino una presencia activa, de liderazgo. En otras palabras, detrás de nuestras agro-exportaciones, el Perú debiera ser el paladín de la promoción del libre comercio de alimentos.

En vez de que una parte importante del gobierno peruano se avoque a restringir el desarrollo del sector agro-exportador, debiéramos tener un gobierno promotor en el Perú y en todos los foros globales.

Pero esta no es una tarea que el gobierno pueda afrontar solo. Tiene que ser acompañado por el sector privado. Lo ideal sería formar una gran asociación público privada para asentar la presencia de nuestro liderazgo, allá donde podamos mejorar el ambiente comercial para las frutas y hortalizas.

Este desarrollo puede también acompañarse con un esfuerzo de investigación y desarrollo en el que se puede incorporar a nuestras universidades.

Hemos creado una gran industria exportadora de frutas y hortalizas, ha llegado el momento de acompañarla de esfuerzos sistémicos que la fortalezcan, que se expresen en la colaboración entre el Estado y el sector privado, ayudando a cambiar el clima de desconfianza imperante entre las partes, por un gran espacio de prosperidad. Lampadia

La seguridad alimentaria reside en el comercio

Project Syndicate
Nov 19, 2018
Ángel Gurría, José Graziano da Silva

De la granja a la mesa, la comunidad internacional se enfrenta a retos cada vez mayores para erradicar el hambre y la desnutrición. Y, sin embargo, pese a que algunas partes del mundo están evidentemente mejor dotadas que otras en términos de clima, suelo, agua y geografía, hay alimentos en abundancia para todos. Entonces, ¿por qué es la inseguridad alimentaria un problema para tantas personas en tantos países?

Lo que faltan son las condiciones adecuadas para que quienes lo necesitan tengan acceso a alimentos saludables y nutritivos. Los países excedentarios tienen que estar en posición de suministrar a los países deficitarios, y más aún ahora que el cambio climático está socavando las condiciones para la producción de alimentos en muchas partes del mundo.

En otras palabras, para conseguir que todos los hogares tengan acceso a la cantidad, calidad y variedad de alimentos nutritivos necesarios para llevar una vida saludable y satisfactoria es necesario que exista un comercio libre, predecible, no discriminatorio y justo. Lo que, a su vez, solo puede garantizarse a través de las normas mundiales acordadas en la Organización Mundial del Comercio (OMC); unas normas que, hasta el momento, han permitido un aumento del 270 % en el comercio mundial de productos alimentarios y agrícolas desde 1996.

Desde luego, el sistema de comercio mundial no está exento de problemas, y algunos países no siempre respetan las reglas. Además, existen importantes deficiencias en materia de control de las restricciones a las exportaciones (cuyo objetivo sería reducir la incertidumbre en los países que dependen de las importaciones) y de las subvenciones y barreras comerciales que distorsionan el mercado. En 2017, estas últimas supusieron 330 000 millones de dólares estadounidenses en todo el mundo. Es necesario actualizar las normas comerciales para reflejar los cambios que se han producido en los mercados y en las políticas desde que se creó la OMC en 1995, en especial, el aumento de la importancia de las economías emergentes.

Es imperativo que las reformas del comercio agrícola estén sobre la mesa. Estas reformas deben ser parte de una estrategia integrada más amplia que incluya otras políticas e inversiones nacionales (respaldadas, en caso necesario, por ayuda internacional). El objetivo debe ser garantizar que más personas puedan beneficiarse de las nuevas oportunidades que brinda la economía mundial y que aquellos que más lo necesitan cuenten con ayuda disponible.

Para aprovechar los beneficios del comercio de productos alimentarios y agrícolas, la comunidad internacional debe hacer tres cosas.

  • En primer lugar, los gobiernos deben ayudar a los agricultores (en especial, a los agricultores familiares) a ser más eficientes. Esto implica invertir en infraestructuras (también digitales) y educación, aplicar un registro de tierras y derechos de propiedad y apoyar la investigación en los ámbitos de la conservación de recursos escasos, la lucha contra el cambio climático y la mejora de la sostenibilidad y la resiliencia frente a los impactos. Cada uno de estos ingredientes es necesario para posibilitar que los agricultores consigan unos ingresos dignos. Pero podrían no ser suficientes; en muchos casos, los gobiernos también deberán diseñar programas de seguridad alimentaria, como son los sistemas de seguros sociales y las transferencias directas dirigidas a las personas con menos recursos.
  • La segunda tarea de los gobiernos es alejarse de las intervenciones en el sector agrícola que distorsionan los mercados y dañan el medio ambiente. Muchos gobiernos intentan mejorar los ingresos de los agricultores estableciendo unos precios elevados dentro del país y levantando barreras comerciales para impedir las importaciones. En último término, estas medidas aumentan los precios para los consumidores, agravan la presión sobre los recursos, socavan la biodiversidad y contribuyen al incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Por último, los gobiernos tienen que anclar estas reformas en normas internacionales, de forma que se genere confianza en que las medidas nacionales se mantendrán. Con independencia de la forma que adopten, estas normas internacionales deben estar redactadas de forma que fomenten y premien las políticas e inversiones nacionales adecuadas en agricultura.

El hecho de que las políticas agrícolas no hayan girado de forma más rápida hacia la dirección que acabamos de describir ha tenido un gran coste, para el propio sector y para la comunidad internacional. Pese a todo, las importantes medidas que los gobiernos han adoptado con vistas a prohibir las subvenciones a la exportación demuestran que todavía es posible avanzar.

De cara al futuro, la máxima prioridad debe ser abordar las cuestiones pendientes de resolver con todos los actores sentados a la mesa, dejando fuera los tabús. Los responsables de formular las políticas deben reconsiderar las ayudas nacionales, teniendo en cuenta las actuales condiciones del mercado y de las políticas. Además, se debe mejorar el acceso a los mercados y convencer a los países de que se comprometan con un régimen más estricto de cumplimiento de las cuestiones relacionadas con la competencia de las exportaciones y con las restricciones a las exportaciones.

Erradicar el hambre, acabar con la inseguridad alimentaria y asegurar la sostenibilidad son prioridades a escala mundial que necesitan una acción colectiva. Debemos fortalecer, y no debilitar, la cooperación internacional. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OCDE continuarán apoyando los esfuerzos de la OMC para promover el comercio de productos alimentarios y agrícolas. Intensificaremos nuestros esfuerzos para ayudar a los países a adoptar las políticas que necesitan para conseguir un crecimiento inclusivo de la productividad y la seguridad alimentaria para todos.

Angel Gurría, former Secretary of Foreign Affairs (1994-1997) and Secretary of Finance (1998-2000) of Mexico, is Secretary-General of the OECD. He is a member of the Foundation Board of the World Economic Forum.

José Graziano da Silva is Director-General of the United Nations Food and Agriculture Organization.




Greenpeace: Nació derecho y termina torcido

El jueves pasado, 109 premios Nobel han firmado una carta instando a Greenpeace (GP) a poner fin a su oposición a los organismos modificados genéticamente (OMG). Le exigen dejar de bloquear la introducción de una cepa genéticamente modificada de ‘arroz dorado’ que podría reducir las deficiencias de vitamina A, la cual es responsable de la ceguera y muerte de entre 250,000 y medio millón de niños cada año en el mundo en desarrollo.

Granos de arroz dorado comparados con arroz blanco  Fuente: www.allowgoldenricenow.org

¿Qué es el arroz dorado? A finales de los años 90, dos científicos, Ingo Potrykus y Peter Beyer, desarrollaron un tipo de arroz (alimento base en las comidas diarias en muchos países pobres) que incluía entre sus nutrientes el betacaroteno, un compuesto químico que nuestro cuerpo transforma en vitamina A. Lo llamaron ‘arroz dorado’ por su color. Aunque originalmente su creación contenía un porcentaje demasiado pequeño de provitamina, con el paso de los años se ha mejorado hasta conseguir que 144 gramos de este arroz basten para ingerir la dosis diaria necesaria en una dieta sana.

Sin embargo, Greenpeace promueve la abolición de este producto en el mercado solo por ser un transgénico. Sin más análisis al respecto. Sus palabras textuales son: “La realidad es que hoy por hoy los transgénicos sólo tienen dos propiedades, la insecticida o la tolerancia a herbicidas. Estos transgénicos han sido diseñados y se emplean para que las grandes compañías aseguren sus ventas de agroquímicos, controlen cada vez más la producción de alimentos y vendan sus semillas aunque con ello ataquen las miles de variedades que se emplean en muchos rincones del planeta.”

Detrás de la oposición de GP y de varios movimientos y países europeos a los transgénicos, está el combate al supuesto ‘monstruo’ del capitalismo estadounidense, Monsanto. Pero como el mundo global sigue dando vueltas, va a ser muy interesante ver los giros  y acomodos de los que en Europa critican a las grandes corporaciones americanas, cuando finalicen las negociaciones de Bayer, uno de los íconos empresariales de Alemania, para adquirir, nada menos que Monsanto, por la cual han ofrecido US$ 62,000 millones de dólares.

Activistas de Greenpeace en una de sus campañas en contra de los transgénicos

La firma de la carta fue organizada por Richard Roberts, director científico de New England Biolabs junto con Phillip Sharp, el ganador del Premio Nobel 1993 de Fisiología y Medicina por el descubrimiento de secuencias genéticas conocidas como intrones. La campaña tiene un sitio web, supportprecisionagriculture.org, que incluye una lista actualizada de los firmantes.

En esta carta se insta a GP a dejar esta visión retrograda y sin sentido de los transgénicos diciendo: “Instamos a Greenpeace y sus seguidores a volver a examinar la experiencia de los agricultores y los consumidores en todo el mundo con cultivos y alimentos mejorados mediante la biotecnología, a reconocer las conclusiones de los organismos científicos competentes y los organismos reguladores, y a abandonar su campaña contra los transgénicos en general y el arroz dorado en particular”.

Además afirman que los alimentos transgénicos son tan seguros “o incluso más que los que se obtienen mediante cualquier otro método de producción” e insisten en que “nunca ha habido un solo caso confirmado de una afección en seres humanos o animales debido a su consumo” y que “se ha demostrado en repetidas ocasiones que no son perjudiciales para el medio ambiente” y que suponen “una gran ayuda para la biodiversidad global”.

Los investigadores insisten en que la producción mundial de alimentos, piensos y fibra tendrá que duplicarse en el 2050 para satisfacer las demandas de la creciente población mundial y que los organismos mejorados genéticamente podrían ayudar en esta tarea. “Las organizaciones opuestas al fito-mejoramiento moderno, con Greenpeace a la cabeza, han negado en repetidas ocasiones estos hechos, rechazando las innovaciones biotecnológicas en la agricultura”. Esto también se indica en un reciente artículo de Lampadia: ¿Cómo alimentaremos a 10 mil millones de personas al 2050?.

Según los científicos, desde la organización ecologista se “han tergiversado los riesgos, beneficios e impactos” de los transgénicos y “han apoyado la destrucción criminal de campos de investigación”.

Un primera, sorprendente y aleccionadora presentación a favor de los transgénicos, fue la de un científico que había iniciado los movimientos contra Monsanto y liderado la oposición a los OMGs desde los años 90. Ver en Lampadia: Transgénicos: Mea culpa – Mark Lynas sobre demonización de una importante opción tecnológica:

“Quiero empezar con algunas disculpas. Para que conste, aquí y por adelantado, me disculpo por haber pasado varios años destrozando cultivos transgénicos. También lamento que ayudé a comenzar el movimiento anti-transgénicos a mediados de los años 1990, y que con ello ayudé a demonizar a una importante opción tecnológica que puede utilizarse en beneficio del medio ambiente”.

“Como ecologista, y alguien que cree que todos en este mundo tenemos derecho a una alimentación sana y nutritiva de su elección, no podría haber elegido un camino más contraproducente. Ahora me arrepiento totalmente”.

“Así que supongo se estarán preguntando – ¿qué pasó entre 1995 y ahora que me hizo no sólo cambiar de opinión, sino venir aquí y admitirlo? Bueno, la respuesta es bastante simple: he descubierto la ciencia, y en el proceso, espero, me convertí en un mejor ambientalista”.

“Cuando escuché por primera vez acerca de la soya transgénica de Monsanto supe exactamente lo que pensaba. Aquí había una gran corporación americana con un historial desagradable, poniendo algo nuevo y experimental en nuestros alimentos sin decirnos. Mezclar genes entre especies parecía ser tan antinatural como ustedes se puedan imaginar – aquí estaba la humanidad adquiriendo demasiado poder tecnológico; algo estaba destinado a ir muy mal. Estos genes se extenderían como una especie de contaminación viva. Era material de pesadillas…”.

Mark Lynas, Universidad de Oxford, 3 de enero, 2013.

En el Perú no nos sorprenden las acciones de Greenpeace. Recordemos cómo a fines del 2014, Greenpeace (en teoría una asociación ambientalista internacional), cometió un grave delito contra uno de los patrimonios de la humanidad: nuestras Líneas de Nazca. Invadieron la reserva cultural y arqueológica para perpetrar un show mediático que no está a la altura de una supuesta ejemplificadora institución internacional. Ver en Lampadia: Greenpeace: Patético crimen contra cultura peruana.

Un año más tarde, la renuncia de Patrick Moore, fundador de Greenpeace, conmovió a la opinión pública internacional. En su renuncia, explicó cómo hasta la más noble de las causas pudo ser corrompida por agendas políticas, manipulando información por medio del sensacionalismo y la desinformación. Ver en Lampadia: Greenpeace: sobre como destiñó sus banderas.

Sin embargo, Greenpeace no da marcha atrás. Parece que ni 109 premios nobel pueden convencerlos (y al parecer sus ‘científicos’ son más hábiles, ¿tal vez los nominamos para el siguiente premio Nobel?). Wilhelmina Pelegrina, responsable de agricultura de Greenpeace para el Sudeste de Asia, respondió la carta diciendo: “Las acusaciones de que alguien está bloqueando el desarrollo del arroz genéticamente modificado, son falsas. El ‘arroz dorado’ ha fallado como una solución y actualmente no está disponible para la venta, incluso después de más de 20 años de investigación. Las empresas están promoviendo el ‘arroz dorado’ para allanar el camino hacia la aprobación mundial de otros cultivos de ingeniería genética más rentables. Este costoso experimento no ha logrado producir resultados en los últimos 20 años además y ha desviado la atención de métodos que sí funcionan. En lugar de invertir en este ejercicio sobrevaluado de relaciones públicas, tenemos que hacer frente a la desnutrición a través de una dieta más diversa, el acceso equitativo a la alimentación y la agricultura ecológica”.

Claramente, los premios Nobel no lo pudieron haber dicho mejor en su carta: “Se debe frenar la oposición basada en emociones y dogmas que van en contra de los datos. ¿Cuántos pobres deben morir en el mundo antes de que consideremos esto un ‘crimen contra la humanidad’?”

El Perú estableció una moratoria del uso de transgénicos digitada con el mismo nivel de ignorancia que reconoció Mark Lynas hace tres años y el que ahora denuncian los 109 Premios Nobel. Su norma fue manejada en los medios y en el Congreso, como se vienen manejando tantos otros temas de interés de largo plazo para los peruanos (la descentralización, las pensiones, el lote 109, la ley universitaria, entre otros), sin análisis serios, sin debates técnicos y sin la participación de los ciudadanos, solo en búsqueda de los titulares vendedores y los votos que se consiguen exacerbando angustias de corto plazo. La moratoria de los transgénicos es otro tema que un gobierno responsable deberá revisar

Lampadia