1

Gobierno Chicha

Gobierno Chicha

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Nunca imaginé que alguien que aspirara a gobernar el país y dedicara tantos meses a una campaña electoral, llegara al día de su investidura como presidente, sin un gabinete ministerial previamente coordinado y estructurado, al punto que, después de propalada la agenda para la juramentación del gabinete para la tarde del 28 de julio, ésta se tuviera que reprogramar para dos días posteriores, entendamos dos días sin gobierno (mal comienzo).

Si tras doscientos años de vida republicana, los 33 millones de peruanos, con el Presidente de la República a la cabeza, no somos capaces de identificarnos como Nación y si pretendemos retroceder al pasado, repasando la historia de sólo una de nuestras líneas de origen, sin reconocer que todas las sangres han dado su aporte al país que hoy somos, tenemos un grave problema. Ahí empiezan las divisiones y la imposibilidad de mirar el futuro como un país integrado. Lamento decir que, si no corregimos esa tara de origen, llegaremos igual de fracturados al Tricentenario.

Me hubiera gustado escuchar un mensaje unitario y debidamente estructurado, no esta lista de lavandería, repetitiva, que trasluce desconocimiento de varios temas y poca idea de lo que cuesta cumplir esos sueños, ni su impacto en las finanzas públicas. Debo reconocer también, el temor que infunde el pensar que el modelo de corrupción practicado en las regiones, será el que se traslade al concepto de “un gobierno del pueblo (que) ha llegado para gobernar con el pueblo y para el pueblo, para construir de abajo hacia arriba”.

Una pequeña dosis de coherencia hubiera sido suficiente, para advertir que un mensaje que habla de “orden en la economía y predictibilidad”, no es compatible con la insistencia respecto a convocar a una Asamblea Constituyente. Decir que no se pretende estatizar la economía, mientras todo lo económico se sustenta en la inversión pública, resulta poco consistente.

Cómo no estar de acuerdo con la lucha contra la corrupción, pero quejarse de ver libres a los empresarios ligados al caso Lava Jato, es una frescura. Esta situación, es totalmente imputable a la Fiscalía de la Nación y al gobierno de Vizcarra (su aliado), que negoció a espaldas de todos los peruanos una “colaboración eficaz” con la cabeza corruptora, permitiéndoles, no sólo cobrar todo lo que quisieron, sino que quedaron en libertad de volver a su país. Como si la fiscalía le hubiera dado al “Padrino” el beneficio de ser colaborador eficaz… (sólo para niños).

No reconocer que, gracias al modelo económico aplicado durante las tres últimas décadas, se redujo en dos tercios los niveles de pobreza y se mejoró las condiciones de vida de los ciudadanos y paralelamente pretender culpar “al modelo” por la incapacidad de protección sanitaria que la pandemia desnudó, es mezquino.

Igualmente, no entender que ese estado de indefensión, se debió fundamentalmente a la incapacidad de gestión del Estado y los altísimos niveles de corrupción en los gobiernos nacional, regionales y locales, que nos dejaron con hospitales abandonados a medio construir, sin oxígeno y sin dinero, es patético.

Felizmente ha reconocido la necesidad urgente de reactivar la economía y generar oportunidades de trabajo, pero sus ideas de “promoción de la inversión” son raras, por decir lo menos. Afirmar que, “hoy se tiene una anomia crítica en el sector de minería, energía e hidrocarburos”, significa no saber siquiera que, estas actividades (las formales) son las más sobre-reguladas y exigidas del país. Sería interesante, ya que pretende ser la cabeza del ejecutivo por este lustro, se ilustre un poquito sobre el asunto, pero no a partir de gente dedicada a la extracción ilegal de minerales.

¿De cuándo aquí el Estado es capaz de reducirle costos y facilitar procesos a la inversión privada? ¿Es compatible acaso “mantener la estabilidad jurídica”, con el pedido de una Asamblea Constituyente que puede cambiarlo todo? Ciertamente, no hay coherencia.

Obviamente, quienes armaron el rompecabezas del mensaje presidencial, entienden que la inversión privada se reducirá dramáticamente en los años venideros y por eso, han puesto el acento en maximizar la inversión y gasto público. Sólo los proyectos “Tren Inca” y “Tren Grau”, ferrocarriles longitudinales de la sierra y la costa, que no tienen siquiera expediente técnico, significan no menos de US$35 mil millones de “financiamiento internacional”, lo que representa incrementar la deuda en más de 15% del PBI, lo que agregado al nivel actual 36.5% y al 5% de déficit del año 2021, nos estaría asegurando un nuevo nivel de deuda del orden de entre 56% y 60% a futuro. Esto, sin contar los 5 hospitales para cada región ofrecidos para el 2026. Debemos pues tener claro, que las reglas de prudencia y transparencia fiscal quedarán en suspenso por largo tiempo y que la calificación de nuestra deuda soberana como “grado inversión”, está en grave riesgo. Es pues importante y urgente tener un ministro de economía y finanzas que cuadre los números y le haga ver al profesor, la cantidad de ceros que implica lo dicho en su mensaje, pues supongo que jamás ha visto, ni imaginado esas cifras.

No puedo dejar de mencionar al duende, que debe haberse infiltrado en la confección del discurso, al darle un rol protagónico a PETROPERU, involucrándolo en toda la cadena de la actividad, desde la exploración y explotación hasta la comercialización. No sólo por el hecho que, los limitados recursos del Estado deben destinarse principalmente a salud, educación, nutrición y seguridad, en lugar de arriesgarlos en actividades empresariales de alto riesgo, sino por la incoherencia de involucrar recursos y esfuerzos del Estado en combustibles fósiles, cuando quiere reducir la emisión de gases de efecto invernadero para “convertirnos en un país carbono neutral para el 2050 y reducir emisión de gases de efecto invernadero del 30% al 40% para el 2030”.

Felicito la idea de darle un nuevo rol a las Fuerzas Armadas, pero el mejor rol debiera ser en la educación, así tendríamos muy buenos profesores de; lenguaje, matemáticas, física, química, valores y disciplina. Podríamos contar con nuestros oficiales para observar a los maestros de la educación pública y saber qué están enseñando a nuestros jóvenes, controlando y neutralizando el adoctrinamiento que el PCP ha trabajado por más de 20 años. Parece muy bien también, que demos uso pleno a la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica, ya que nos obligarán a pagar por ella.

Lamentablemente no podemos dejar de referirnos al planteamiento de la Asamblea Constituyente, puesto que, al margen de paralizar la economía, es una amenaza a nuestro sistema democrático. La descripción de una “Asamblea Constituyente del Bicentenario plurinacional, popular y con paridad de género, que además de contar con candidatos propuestos por las organizaciones políticas inscritas, debe incluir un porcentaje de candidatos provenientes de los pueblos indígenas, nativos y originarios, del pueblo afroperuano e independientes provenientes de gremios de organizaciones populares y de la sociedad civil”, destruye el concepto de igualdad entre los ciudadanos y establece categorías diferentes, con cuotas al gusto del proponente, lo que se convierte en un retroceso histórico.

No sólo no reconoce al Perú como Nación y propone crear categorías de ciudadanos para la constituyente, sino que luego nombra en la PCM a un individuo como Bellido, con lo que le ha declarado la guerra a la democracia. Estamos advertidos. Lampadia




“Protestas y autoridades” … entre comillas

“Protestas y autoridades” … entre comillas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 12 de febrero de 2021
Para Lampadia

Si un grupo de vándalos no hubiera bloqueado a la bruta la carretera Panamericana en Ica, las protestas de diciembre pasado hubieran pasado inadvertidas. Me refiero a las protestas contra las empresas agroexportadoras. En efecto, prácticamente todos los trabajadores hubieran asistido libre y voluntariamente a sus centros de trabajo. Y – por ende – todas las empresas hubieran trabajado con total normalidad, tal como lo están haciendo actualmente… y tal como lo venían haciendo hasta antes de los bloqueos.

Por eso hay que preguntarnos – objetivamente – si lo de Ica fue una genuina protesta laboral, o un acto vandálico promovido políticamente para simular una protesta laboral. Yo estoy seguro que lo de Ica fue esto último… un acto de sabotaje político en contra de las empresas agroexportadores. Y lo mismo diría de las protestas de Chao… en la pujante irrigación de CHAVIMOCHIC. Incluso, años atrás pasó algo parecido contra las empresas mineras. Recordemos las protestas contra Conga en Cajamarca, Tía María en Arequipa, y Las Bambas en Apurímac. En mi opinión, todas fueron “protestas” entre comillas. Es decir, actos de sabotaje político con fines anti empresariales.

El cinismo de los promotores fue tal, que siempre se ampararon en el derecho constitucional a la huelga, a la protesta, y a la sagrada libertad de expresión… con lo cual todos estamos de acuerdo. Sin embargo, el bloqueo de carreteras – y el vandalismo delincuencial – fue el común denominador en todos los casos en cuestión. ¡Pobre de aquellos que no se plieguen a la protesta! ¡Ay de aquellos que no apedreen a la Policía! Les cortaban el agua para sus parcelas, les quemaban sus casas, y hasta los agredían físicamente… la sanción era implacable y cruel. Y encima eran tildados de traidores, cobardes… y todo lo demás. ¡Quemen los vehículos que osen circular frente a los piquetes que bloquean las carreteras! Piedras, fuego, bombas Molotov… ¡todo valía! A eso le llamaban marchas pacíficas.

Bueno pues… así está la situación. No obstante, vandalismo y delincuencia hay en todo el mundo. Incluso en países desarrollados como Suiza, Estados Unidos, Japón… entre otros. La diferencia es que allá hay autoridad, mientras que acá… no. Nuestras autoridades son “autoridades” … entre comillas. ¡He ahí el problema!

  • Y no me refiero – solamente – al Presidente Sagasti, quien humilló y descabezó hace poco a la Policía Nacional del Perú (PNP), y se doblegó mansamente ante a los vándalos que exigían la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria.
  • Me refiero también al ex Presidente Vizcarra. ¿Cómo olvidar su cobarde rendición ante el innombrable Gobernador de Arequipa, en el caso de Tía María? Y así por el estilo. El ex Presidente Humala… muy castrense él, pero hasta “cosito” lo llamaban. Y paro de contar.

Sin embargo, aparte de la pusilanimidad gubernamental frente a los bloqueos de carreteras y vandalismo delincuencial, hay un sesgo marcadamente anti empresarial en muchas autoridades políticas de nuestro país, secundadas – eso sí – por no pocos periodistas, académicos, dirigentes sociales, y ciudadanos en general. No podemos tapar el sol con un dedo.

Para esos propulsores del estatismo, las empresas privadas – todas las empresas – son abusivas, evasoras de impuestos, especuladoras, acaparadoras y mil etcéteras más. Las empresas – en esencia – son malas. Sólo el Estado – y nadie más que el Estado – puede velar por el bienestar y progreso de los trabajadores, los consumidores y la ciudadanía en general. Así se expresan muchos presidentes, ministros, congresistas, gobernadores regionales, alcaldes, etc. Y como acabo de mencionar, cuentan con mucho respaldo académico, periodístico y dirigencial… lamentablemente.

Pusilanimidad gubernamental y estatismo ideológico… eso es lo que tenemos. Conste que nadie – en su sano juicio – pide la vuelta del autoritarismo abusivo y arbitrario. Nada que ver. Lo que pedimos muchos peruanos – no todos… valgan verdades – es autoridad legítima. Un Estado firme, servicial y eficiente. Pero – repito – lamentablemente no lo tenemos.

¿Qué hacer entonces? Pues denunciar a los vándalos ante el Ministerio Públicos. Denunciar a los vándalos que bloquean carreteras y apedrean a vehículos particulares. Denunciar a los vándalos que masacran a policías desarmados. Y dado que el Gobierno no hace nada al respecto, hacerlo nosotros desde la ciudadanía. ¡Eso es lo que debemos hacer!

Se trata de exigir orden, estabilidad, seguridad, legalidad, predictibilidad, civismo. ¡Estamos en nuestro derecho! No queremos “protestas” entre comillas. Y menos… “autoridades” entre comillas. Lampadia




Un mensaje para nuestros queridos jóvenes

Un mensaje para nuestros queridos jóvenes

Hace solo diez años el 86% de nuestros jóvenes pensaba emigrar al extranjero en búsqueda de un mejor destino del que veían en su patria. Probablemente no existe un peor indicador de la salud de una nación que ese terrible drama.

Pero no solo eran los jóvenes los que pensaban dejar el Perú. Como podemos ver en el siguiente gráfico, según mediciones de Apoyo Opinión y Mercado, en el 2004, el 77% de los peruanos consideraba la posibilidad de emigrar (cuando todavía estábamos saliendo de la recesión del 98). Solo unos pocos puntos porcentuales más que en el nefasto año del shock de Fujimori, en el que tuvimos que pagar de un porrazo buena parte de las consecuencias de los malos gobiernos de las tres décadas anteriores.

Es muy importante preguntarse a dónde pensaban entonces nuestros jóvenes que podían tener una vida mejor. La gran mayoría de ellos imaginaba su futuro en los EEUU, España e Italia (antes de la crisis europea). No pensaban en Cuba, ni en la Venezuela chavista, se proyectaban a economías de mercado donde estarían básicamente solos. Tendrían que trabajar duro, sin amigos ni familiares que los ampararan o acompañaran. Un tremendo reto y una muestra de gran valor individual.

Tres millones de nuestros compatriotas llegaron a irse del país. Ellos son hoy día un ejemplo de la verdadera naturaleza de los peruanos: no se pasan las luces rojas, respetan las leyes, educan a sus hijos, participan honradamente en la política de los países que los acogen y envían regularmente dinero a sus familiares en el Perú (US$ 3,000 millones anuales). Nunca nos olvidemos de que lo malo en el Perú no somos los peruanos, sino el SISTEMA.

Hoy día nuestro país flaquea nuevamente: la economía casi no crece, la inversión pública y privada están de retroceso, hemos perdido confianza en el futuro, nuestros políticos están enfrascados en peleas de callejón y nadie marca un norte que ofrezca una pronta recuperación. Además se acercan unas elecciones generales en las que nadie parece representar lo que nuestros inteligentes y esforzados jóvenes necesitan para ser ciudadanos del mundo, para que puedan desarrollarse siendo iguales o mejores que los jóvenes de cualquier otro lugar. Como ha indicado hace pocos días el estudioso Rolando Arellano, ningún político le habla a los jóvenes.

Evidentemente, si esta situación no cambia pronto, volveremos a sufrir la posibilidad de perder a nuestros jóvenes allende las fronteras.

Entonces, pensemos nosotros qué necesitan nuestras juventudes para no tener que emigrar: en Lampadia nos parece que lo adecuado es que se les ofrezca lo que pensaban encontrar en EEUU, España o Italia: la posibilidad de transformar su esfuerzo personal en prosperidad, predictibilidad y una mejor vida para sus hijos. Si este desarrollo se da al costado de sus familiares y amigos, con su comida y su música, podríamos ofrecerles algo aún mejor que lo que obtendrían en el exterior.

Alguien podría afirmar que nuestra juventud está enrolándose en manifestaciones y protestas, por ejemplo por una ley que nadie les explicó ni les dejó mejorar (como la ley pulpín). Pero, seguramente, a la hora que cada joven comprometa su vida y proyecte su futuro, harán el mismo reclamo de Viviana Nina Calizaza, que en marzo del 2010, en una audiencia organizada por El Comercio en Moquegua, protestó diciendo en voz alta: “Tenemos hambre de progreso”. Ver el recorte del evento más abajo:

Es pues evidente que un joven ambicioso, en el buen sentido de la palabra, va a optar siempre por el progreso. Eso es precisamente lo que estábamos construyendo en el Perú hasta el punto de inflexión del 2011, con el inicio del gobierno del Presidente  Ollanta Humala, momento en que se inicia la ralentización de nuestro crecimiento. (Ver en Lampadia: Las Cifras de la Prosperidad y En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo).

No podemos ofrecer a nuestros jóvenes un futuro fácil sin su compromiso personal. Pero si podemos ofrecerles un país del que puedan estar orgullosos por sus realizaciones económicas y sociales, un país en el que puedan desarrollarse como los mejores jóvenes del planeta, donde puedan progresar y dar a sus futuros hijos oportunidades aún mejores que las de ellos.

Pero, para que ello sea posible, tendrán que esforzarse y sudar como lo hubieran hecho afuera. Pero no solo eso, también tendrán que entender  que la novelería política no es suficiente para construir un futuro de prosperidad. Para los grandes logros, se necesita realismo, mente abierta, aprender de las  experiencias de otros países y una estrategia que permita dar la lucha por el futuro en mejores condiciones. (Ver en Lampadia: Visión estratégica de la coyuntura peruana)

Un último ‘pero’: ningún joven debería inhibirse de participar en  las tareas que faltan en el Perú (que no son pocas) pues “El Perú es un país en construcción”, y ya es hora que terminemos la obra. Lampadia