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En 1895 Argentina tuvo el PBI per cápita más alto del mundo, ¿qué salió mal?

A fines del siglo XIX, Argentina tenía el PBI per cápita más alto del mundo, seguido por Estados Unidos, Bélgica, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda.

Pero en 1945 llegó al poder el General Juan Domingo Perón quién instaló el estatismo, el déficit fiscal y la inflación, llevando a Argentina a una fracción del PBI per cápita de EEUU.

La herencia del peronismo no deja, hasta estos días, que Argentina construya su potencial de desarrollo. Pasa de crisis en crisis, siempre dando saltos atrás, como parece será en las próximas elecciones con los Fernández-Fernández del peronismo duro y corrupto.

Veamos la nota de Marcelo Duclos sobre como Argentina perdió el tren del desarrollo, convirtiéndose en el ejemplo perfecto del des-desarrollo.

Por Marcelo Duclos
INFOBAE
17 de abril de 2018

 

 

 

 

 

Es sabido que hacia finales del siglo XIX Argentina había logrado posicionarse como uno de los países más ricos del planeta. A la hora de elegir, por aquellos años, un destino para emigrar, daba exactamente lo mismo ir a Nueva York o a Buenos Aires. Muchas familias que salían de Europa u Oriente Medio quedaron divididas entre Estados Unidos y Argentina, ya que un destino u otro se podía decidir a partir de un boleto más económico o a un horario de salida del barco.

Se ubica ese proceso virtuoso entre 1880 y 1940, años en que la mayoría de inmigrantes decidieron que Argentina sería un buen lugar para vivir, con oportunidades laborales, paz, libertad religiosa y un porvenir para la familia.

Los recién llegados seguramente no imaginaron que el “sueño argentino” se convertiría en la realidad muy pronto. De la mano del esfuerzo y el trabajo la mayoría se convirtió en propietarios y comerciantes exitosos. Pero probablemente lo más difícil de advertir era que todo quedaría en la nada. Que ese crecimiento se estancó y que el país que se convirtió en una potencia desarrollada, en un par de décadas pasó a ser el único caso de estudio de “desdesarrollo”, como alternativa a los países desarrollados, en desarrollo y no desarrollados.

Lo que siempre se comentó acerca de la opulencia argentina de aquellos años era que el país se encontraba en una élite de cinco países de posición privilegiada. Sin embargo, una actualización del Maddison Historical Statistics reveló que en 1895 y 1896 Argentina no era uno de los países más ricos, sino el número uno, con el PBI per cápita más alto del mundo.

Los siguientes puestos fueron para Estados Unidos, Bélgica, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda.

El historiador económico Angus Maddison (1926-2010) se dedicó a recolectar los datos para la realización de estadísticas, con importantes investigaciones, sobre todo previas a 1960. Luego de su muerte, la Universidad de Groningen continuó con su legado con el “Proyecto Maddison”.

¿Cómo se explica el éxito?

Luego de la Revolución de Mayo en 1810 y la Independencia en 1816, Argentina no pudo encontrar fácilmente un modelo de prosperidad. Luego de los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, y su derrocamiento en la Batalla de Caseros (1852), el país tomó el proyecto de Constitución de Juan Bautista Alberdi (1853/60), de clara orientación liberal. El nuevo marco político y legal fue proinmigración, defendió la libre empresa, mantuvo al Estado apartado del desarrollo productivo y se limitó a ofrecer el marco jurídico apropiado dentro de un Estado de derecho. Los resultados en materia de atracción de inmigrantes, en crecimiento, desarrollo económico y ahora en estadísticas son tan claros, que no merecen ninguna explicación. La relación entre las políticas aplicadas y los resultados son tan evidentes como el caso opuesto en la Venezuela actual.

¿Cómo se explica la decadencia?

Como hacen falta pocos años para cosechar buenos resultados, también en poco tiempo se puede arruinar un proceso virtuoso. Luego de las tres presidencias constitucionales, producto de elecciones libres y democráticas, en 1930 Argentina sufre su primer golpe de Estado militar. El daño institucional fue aún mayor cuando la Corte Suprema de Justicia de entonces avaló la figura del gobierno de facto que cortó con la democracia incipiente. Luego de la lucha entre radicales y conservadores, un nuevo alzamiento militar en 1945 terminó con la llegada de Juan Domingo Perón al año siguiente a la presidencia.

Allí se cambió la Constitución, que pasó de un modelo liberal a desconocer la inviolabilidad de la propiedad privada, en el marco de un fascismo inspirado en el modelo italiano de Benito Mussolini. Luego del golpe que derrocó a Perón en 1955, ya la Constitución que se puso en vigencia era un híbrido entre las de Alberdi y Perón. Aunque estaba el espíritu liberal de los Artículos 14 y 19 , apareció el 14 bis con los “derechos sociales”, herencia del peronismo.

A partir de ese momento todo fue estatismo, crisis de déficit, inflación y parches insuficientes que se convirtieron en soluciones tan precarias como contraproducentes en el largo plazo. La solución para el futuro, aunque resulte paradójico, está en los libros de historia. La única diferencia con relación al boom que vivió la Argentina fundacional con el que puede venir en el futuro, es que la tecnología y la globalización podrían hacerlo mucho más fácil, rápido, sencillo y exponencial.

¿Es demasiado tarde para retomar el rumbo?

Si no nos conformamos con la nostalgia y queremos aprovechar las oportunidades y potenciales que tenemos para volver a ser, debemos tener en claro el camino, con la misma claridad conceptual de un Alberdi o un Sarmiento, que hasta se daban el lujo de pelearse entre ellos. Cuando vemos las discusiones y las aptitudes intelectuales de nuestra clase política actual, el panorama parece sombrío.

La Argentina de hoy nos muestra una discusión entre una oposición que propone la más impúdica decadencia y un oficialismo que manifiesta buenas intenciones y poco más, porque considera que no es momento político de algo mínimamente más audaz. Julio Argentino Roca, que se le plantó a la Iglesia Católica en 1884 para quitarle el registro de personas y crear un registro civil laico, se revuelca en la tumba. Las autoridades de hoy le tienen más temor al sindicato docente que lo que en su momento le tuvieron los héroes de la patria al ejército de Rosas.

Seguramente las dos primeras asignaturas que tenemos son las de poner el Estado en su lugar y cambiar la concepción acerca del comercio. Dejar de mirar el libre intercambio (interno y externo) como algo digno de sospecha y abrazarlo como un salvavidas en aguas profundas, porque es lo que es.

Cuando un trabajador pueda pasar por la puerta de un comercio que tenga en su vidriera el famoso letrero de “Se necesita personal” para ingresar y trabajar, y se pueda emprender y producir sin la pesada carga gubernamental, volveremos a ser lo que fuimos… y más. Lampadia




La defección de la clase dirigente

EDITORIAL DE LAMPADIA

Los siguientes comentarios de Simon Kuper (en su artículo del Financial Times, ‘Have we reached peak liberal resistance?’, 26 de setiembre, 2018), describen el comportamiento que se empieza a percibir entre la clase urbana acomodada en EEUU con el populismo de Trump y, en el Reino Unido con el Brexit:

  • La clase urbana educada abandona la política, tal como lo hizo la clase trabajadora blanca en décadas anteriores.
  • Resulta que los liberales urbanos acomodados (a diferencia de, digamos, los hispanos pobres) pueden vivir bien bajo Trump.
  • Están en el lado correcto de la creciente desigualdad de EEUU.
  • Se sienten mal por Estados Unidos, pero bien consigo mismos.
  • Las personas educadas continuarán encontrando buenos empleos en Londres.
  • Se arriesgan a ser políticamente marginados después del Brexit.
  • Los debates liberales en universidades, medios de comunicación, partidos políticos y grupos de expertos se sentirán irrelevantes.
  • Los liberales urbanos educados se irán al exilio interno, cultivarán sus jardines en la azotea, llevarán a sus hijos a las escuelas adecuadas, buscarán el café perfecto y se dedicarán al activismo local, por ejemplo acerca de las ciclo vías.
  • Se separarán gradualmente del sentimiento de nación compartida.
  • “No es mi gobierno”, será la actitud.
  • La élite liberal tiene sus patios de recreo (cafés hipster y patinaje sobre ruedas) y se le permitirá prosperar con la condición de que no se inmiscuyan en la política.
  • Vi una versión anterior de esto en el apartheid de Sudáfrica: los liberales urbanos se sentaban alrededor de sus piscinas burlándose del gobierno que los privilegiaba, mientras que las criadas negras servían pastel.
  • Es una forma de vida sorprendentemente sostenible.

Según nuestra forma de pensar en Lampadia, esto es algo muy pernicioso, pero el que se de en países desarrollados, con altos estándares de vida, por malo que sea, no descalabra la sociedad, y menos, condena a su población más pobre a perennizarse en la pobreza.

Pero que eso se de en un país como el Perú, que está a medio camino de desarrollo, y que no ha logrado remontar la pobreza a niveles soportables, es una desgracia incapacitante del conjunto de la sociedad. Es una irresponsabilidad insoportable e intolerable. Algo que debemos combatir todos los días, hasta superarla.

Efectivamente, en el Perú, la clase más acomodada, no participa de la vida pública y hemos dejado que los enemigos de la modernidad y el desarrollo copen todos los espacios donde se inspiran las políticas públicas.

Por ejemplo, luego que Lampadia develara la infiltración del pos-extractivismo, esa teoría jalada de los pelos que propone producir lo mínimo de todo y no exportar alimentos, ningún gremio empresarial, los entes encargados de promover la producción de bienes y servicios, se dignó analizar y combatir el brulote.

En general, las universidades están ajenas al debate de políticas públicas, excepto las politizadas, como la PUCP, que copó de asesorías el Ministerio de Educación y cuyos representantes del pensamiento económico, son en gran medida, anti globalización, anti comercio internacional y anti minería.

Del mismo modo, los medios televisivos, parte del mundo empresarial, están entregados a conducciones periodísticas activistas de claro tinte anti economía de mercado. Éstos han entronizado como referentes de la opinión pública nacional, a personajes como los congresistas Arana, Lezcano, Becerril, Scheput y García Belaunde.

Curiosamente, en el Congreso, (excepto el congresista Olaechea, que no tiene presencia mediática) nadie defiende la Constitución de 1993, atacada diariamente por el Frente Amplio y Nuevo Perú. Una Constitución que permitió sacar al país de ser un ‘Estado Fallido’ en 1990 y llevarlo hasta el 2011, a tornarse en una ‘Estrella Internacional’.

Desde el 2012 hemos revertido la dirección de las políticas. Públicas que nos permitieron progresar. Aun así, nuestra clase dirigente no ha salido a la palestra.

Recientemente en Lampadia, hemos publicado el ‘Manifiesto de Powell’ y el ‘Manifiesto de The Economist’. Ambos reclaman, en sus contextos, el involucramiento de sus clases dirigentes, y nos permiten entender en perspectiva, las consecuencias de sus ausencias en la salud económica, social e institucional de sus países. Los dos documentos son muy aleccionadores.

Sin embargo, las clases dirigentes de EEUU y Gran Bretaña, pueden darse el lujo de no estar a la altura de sus responsabilidades, pero ese no es nuestro caso.

En el Perú, los que están mejor, la clase dirigente que no milita en la política, está obligada a participar, directa o indirectamente, en la construcción de un país próspero, máxime, teniendo el Perú un potencial de desarrollo tan grande. No hacerlo es un desentendimiento con sus propios hijos y nietos, y una traición a una sociedad que les permitió lograr el bienestar individual que hoy gozan. Lampadia




Nada impide que retomemos el camino a la prosperidad

El cambio de posta de PPK a Vizcarra es una nueva oportunidad para que hagamos las cosas bien y retomemos la senda de crecimiento que abandonamos el 2011. Es el momento de recuperar el espíritu de la primera vuelta de las elecciones del 2016, en las que un 80% de los ciudadanos votamos por retomar la economía de mercado y rechazamos el estatismo.

Esta oportunidad le plantea a Martín Vizcarra que convoque a su gobierno, a quienes lo ayuden a recuperar dos años perdidos en adición a los cinco años de regresión que nos dejó el ‘nacionalismo filo chavista y lulista’ de Ollanta Humala. Como hemos dicho la semana pasada, una de las tareas fundamentales del gobierno, debe ser comunicar a los ciudadanos las relaciones causa-efecto de las políticas públicas que pueden hacernos ricos o regresarnos definitivamente a la pobreza. Ver en Lampadia: Le toca a Martín Vizcarra traer la fuerza provinciana.

Lamentablemente el Perú tuvo un punto de inflexión el 2011, con el llamado “gobierno de la inclusión”, que ofreció ‘crecimiento con inclusión’, pero no nos dio ‘ni crecimiento ni inclusión’. Así se estancó nuestro crecimiento virtuoso que fue claramente pro-pobre y pro-clase media, redujo la desigualdad y generó inversión y empleo en las regiones, dinamizando, incluso, el sector rural.

Peor aún, ya con PPK en el gobierno, nuestro “gobierno de lujo” no solo no corrigió los errores de Humala, sino que nos hundió en una crisis generalizada, en la que se rompió hasta la esperanza de mejores tiempos.

Como hemos dicho ayer, ‘el Perú es un país fértil. Con solo hacer las cosas en la dirección correcta, las calidades de nuestra gente y nuestros inmensos y variados recursos, nos permitirán retomar el camino de la prosperidad’.

Después de siete años de torpeza, corremos el riesgo de olvidar lo que hicimos hace pocos años sacando al Perú de una situación que parecía irremediable, en 1990; y que supimos llevar a una cadena de realizaciones que sorprendió a tirios y troyanos. Ver nuestro análisis: Las cifras de la prosperidad, que PRUEBA que, con inversión privada, redujimos la pobreza y la desigualdad, la mortalidad infantil, aumentó el empleo y los ingresos en las regiones, incluyendo al sector rural, aumentamos la productividad, creamos una clase media emergente que superó el 50% de la población, bajaron las tasas de interés y logramos el grado de inversión.

Para que veamos como salir de este ciclo vicioso y retomar los caminos de la prosperidad, presentamos líneas abajo, una revisión de la evolución de los indicadores más importantes, que determinan la salud de nuestro país. Esperamos así, que podamos ayudar al equipo del presidente Vizcarra a tener una base objetiva para marcar el camino y medir nuestro desarrollo.

Crecimiento de la Economía

Luego de crecer un débil 4.0 % en 2016, nos desaceleramos aún más el 2017, llegado a tan solo 2.5 %, principalmente como resultado de un menor impulso del consumo privado y la inversión, tanto pública como privada. El consumo privado se vio afectado principalmente por el impacto del Niño Costero y la incapacidad del gobierno para dinamizar la inversión públicay privada.

No nos olvidemos que la caída del crecimiento se dio el 2011 con la parálisis de la inversión minera, que empieza con el papelón del gobierno de Humala con el proyecto de Conga. 

Esto se reflejó muy pronto en un menor crecimiento, pero como mostró el IPE, de haber mantenido la inversión minera el crecimiento se hubiera dado como se muestra abajo:

Es pues muy claro que, al son de las notas discordantes de los anti-mineros, comandados por el ex cura Arana, Gregorio Santos, con el soporte seudo técnico de Cooperacción, de José de Echave, más los vergonzosos ecos de buena parte de los medios de comunicación, los peruanos apagamos el principal motor del crecimiento de la economía.

El Perú puede mantener un ritmo de crecimiento alto y sostenido. Para ello tenemos que aprovechar nuestros recursos naturales, en operaciones modernas, compatibles con el cuidado del medio ambiente, y positivas para su entorno social. Y no olvidemos lo que dijo el HSBC, hace algunos años, si manteníamos un crecimiento mínimo de 5.5% anual, el Perú podía ser, hacia el 2050, la economía número 26 en el mundo, con los siguientes resultados en los ingresos de la población:

Haber parado la inversión minera y colapsado nuestro crecimiento, enfrentando a peruanos humildes en las regiones más pobres del Perú, ha sido una traición a los pobres del país. Tener los recursos y la posibilidad de crecer y de reducir la pobreza; y no hacerlo por mandato ideológico, o por estrategias de búsqueda de poder, o incluso, como medio de vida individual, es uno de los peores crímenes que se pueden cometer en un país pobre.

Pero el reto de crecer no es sencillo. Requiere de un esfuerzo sostenido. Pero lo importante es que tenemos cómo hacerlo, ciudadanos trabajadores y todos los recursos habidos y por haber. Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

Reducción de la Pobreza y Desigualdad

Tras una década de crecimiento récord, hasta el 2013, además de la reducción de la pobreza y la desigualdad, se consolidó una nueva clase media emergente. Según una declaración de Fidel Jaramillo, anterior representante del BID en el Perú, la clase media se habría quintuplicado en 5 años, superando el 50% de la población en el 2014. (Ver en Lampadia: La Clase media en Perú: cuantificación y evolución reciente).

Para derrotar la pobreza es indispensable crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social y este depende del nivel de inversión, especialmente de la inversión privada que explica más del 80%. Y es que la relación positiva entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza ha sido ampliamente documentada en la literatura económica. En el caso peruano, durante la última década, el crecimiento sostenido impulsado por la inversión privada, la apertura de los mercados y la disciplina macroeconómica logró reducir la pobreza en 43% y la pobreza extrema en 60%.

Si queremos reactivar la economía, debiéramos entender que tenemos que recuperar un mayor ritmo de inversión. Y sólo lo lograremos promoviendo en primera instancia la inversión minera y en segunda, las infraestructuras. (Ver en Lampadia: Volvamos a prender el motor de la economía).

Desnutrición

Indicadores publicados recientemente por el INEI revelan que al mismo tiempo que la desnutrición crónica en menores de cinco años bajó de 19% el 2011 a 14.4% el 2015 (y en el área rural de 37% a 27.7%), lo que sin duda es una buena noticia, el porcentaje de niños de 6 a 36 meses con anemia, que había venido bajando de 56.8% en el 2007 a 41.6%. Pero el 2011, se invirtió la tendencia para empezar a subir a partir de ese año hasta llegar al 46.8% el 2014. 

En otras palabras, el gobierno de la inclusión social incrementó la proporción de niños con anemia. Es decir, niños con retraso en el crecimiento y con problemas de atención y concentración en la escuela, dificultad para pensar y razonar y por lo tanto, con serios problemas de aprendizaje. Es inaceptable.

Dinamización de la economía en la regiones:

Nuestra geografía económica y social cambió radicalmente. La inversión, la economía, el empleo y los ingresos hicieron que las regiones crezcan más que en Lima. Por ejemplo, durante la última década, el empleo y los ingresos han crecido el doble en provincias, más en las zonas rurales que en las urbanas y más en la sierra y la selva que en la costa.

Regulaciones que matan el crecimiento

Existe una notoria limitación al potencial del comercio debido a las restricciones domésticas generadas por las barreras burocráticas. Estas son las mismas barreras que Lampadia viene criticando arduamente, argumentando que se ha formado un ambiente anti inversión privada mediante todo tipo de trabas burocráticas, permisos ambientales, culturales. 

Un claro ejemplo es el caso de la minería, donde hemos pasado de dos normas en los 90’s a 201 en la actualidad. (Ver en Lampadia: Hacia una minería más (in)sostenible económicamente) Es justamente esta parálisis en la inversión minera lo que ha terminado desacelerando a una de las economías más dinámicas del mundo.

Déficit fiscal

En el Perú, hace unos años vivíamos en una economia superavitaria, pero debido a los malos gobiernos recientes, hemos regresado a viivir con déficit fiscal después de muchos años. Llegando a una situación que inclusive preocupa en términos de largo plazo, como se puede ver en el siguiente gráfico:

Inversión Privada y Pública

Martín Vizcarra parece que ha empezado con el pie derecho. En su discurso, afirmó que se fomentará la inversión privada en el país: “Fomentaremos la inversión privada, la iniciativa de los emprendedores y apoyaremos a nuestras pequeñas y medianas empresas”, anticipó.

El presidente del BCR, Julio Velarde, señaló que el 2018 podría representar el inicio una fase de crecimiento alto, pero ello dependerá de la recuperación de la confianza empresarial y la prolongación del buen momento de los precios externos de los minerales, lo cual impactará en la inversión privada.

“La inversión privada puede ser más alta en el 2019 y el 2020, esperaría que vaya mejorando en el tiempo. Mucho tiene que ver con recuperación de la confianza y el crecimiento mismo de este año”, aseveró. “Si las empresas ven que la demanda está creciendo van a tener que invertir para satisfacer esa demanda entonces entramos a un ciclo positivo que podría mantenerse por mucho tiempo”, subrayó.

Por su lado, la calificadora financiera Fitch Rating indicó que la experiencia del actual presidente Martin Vizcarra promoverá nuevos proyectos mineros. El actual mandatario fue anteriormente gobernador regional de Moquegua y tuvo buenos resultados en negociaciones con comunidades cercanas a las zonas mineras.

A los jóvenes del Perú

Quizás lo más importante es aumentar la confianza en el gobierno. Vizcarra tiene la enorme tarea de unir al país. Tuvo un buen comienzo: En su discurso de inauguración anunció que “lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país”. Pero empecemos por ver qué le decimos a los jóvenes.

En la política y medios peruanos se asume que la naturaleza de nuestros jóvenes es la que de tiempo en tiempo observamos en las ruidosas marchas, que normalmente se desarrollan contra alguna norma o contra algún personaje. Nada más falso de la realidad.

Nuestros jóvenes saben muy bien cómo y dónde deben proyectar sus vidas, y hoy, lamentablemente, con los impactos acumulados del gobierno de Humala con su espíritu anti inversión privada, y la pésima gestión de PPK, hemos vuelto a generar en los jóvenes el deseo de emigrar. Ver en Lampadia: Recrudece el deseo de emigrar.

Lo más dramático es el caso de nuestros jóvenes:

  • El deseo de emigrar de los jóvenes es de 76% a nivel nacional (primera vez que se mide fuera de Lima).
  • El deseo de emigrar de los jóvenes en Lima es de 83%. En 2014 era 61%.
  • El deseo de emigrar en Lima se ha vuelto a disparar a los niveles del 2008.

No hay peor indicador que el de tus jóvenes pensando en emigrar. Tenemos que interpretarlo como un país donde su población, y mayormente sus jóvenes, están dispuestos a apagar las luces e irse a algún otro lugar del mundo.

Pero, ¿qué está en el pensamiento de los peruanos cuando expresan su deseo de emigrar?

Cuando nuestros ciudadanos piensan en emigrar, proyectan sus vidas fundamentalmente a economías de mercado, donde están dispuestos, tal como los tres millones que ya están en el exterior (el 10% de nuestra población), a trabajar largas horas, a cumplir las leyes, a educar a sus hijos, a ahorrar,  a participar en la vida cívica de los países que los reciben, y a enviar dinero a sus familiares en el Perú.

¿Cómo debemos interpretar toda esta información?

  1. Los peruanos, especialmente los jóvenes, saben medir con precisión la salud del país.
  2. Cuando el Perú deja de ofrecerles el espacio adecuado para su desarrollo personal, se proyectan a economías de mercado en el exterior.
  3. Esto implica que su pensamiento individual está muy alejado de las ideas del populismo, el socialismo y el estatismo.
  4. Mientras siguen en el Perú, se siguen expresando políticamente en concordancia con una suerte de pensamiento social, más proclive al populismo, el socialismo y el estatismo.

Evidentemente, la trampa de la política peruana es seguir interpretando el pensamiento de los peruanos en función del oportunista ‘pensamiento social’, y no en función del realista ‘pensamiento individual’, que determina la búsqueda de mejores espacios de desarrollo personal en el exterior.

Tenemos que ofrecerles a nuestros jóvenes, espacios de vida en su patria, donde puedan apostar que su esfuerzo personal les dé las mismas oportunidades de bienestar, por las cuales están dispuestos a luchar fuera del Perú, lejos de sus familiares y amigos, sin sus comidas y sus fiestas.

Esperamos que esta nueva oportunidad que tenemos los peruanos, con la conducción del gobierno por Martín Vizcarra, nos permita analizar nuestras mejores opciones de manejo de gobierno, leyendo la realidad y alejados de los juegos de poder. Lampadia




“El motor de la economía es la inversión privada”

“El motor de la economía es la inversión privada”

Entrevista a Gianfranco Castagnola. El Ex Director del BCR considera importante la inversión minera y señala que el gobierno debe decidir qué riesgo es peor para la economía: Tener un déficit fiscal o continuar con la desaceleración.

Por Giovanna Prialé

(Perú 21, 10 de Abril de 2015)

Según Gianfranco Castagnola, existe un impacto grave en las expectativas de los inversionistas extranjeros por casos como el de Tía María, quienes podrían decidir abandonar proyectos en el país y así Perú renunciaría a varios puntos de crecimiento económico en los próximos años.

¿Cómo hace un empresario para incorporar la incertidumbre del crecimiento esperado del Producto Bruto Interno (PBI), de 2.1% a 4.2%, dentro del marco de sus decisiones?

Ha habido una reducción en las tasas de crecimiento de la economía de los últimos tres años. Por lo tanto, el sector empresarial ha empezado a adaptarse a estas menores tasas. Entonces creo que en los sectores vinculados a la demanda interna se tiende a ser mucho más conservadores en la contratación de personal y se empieza a mirar la empresa hacia adentro.

Eso se aprecia en los resultados de la encuesta que aplicamos a nuestros asociados. En el 2013, solo el 43% decía que iba a mirar hacia adentro, en la última encuesta de hace dos meses, lo hará el 69%. Esto implica ser mucho más prudente, menos expansivo y mirar la reducción de costos como una de las principales estrategias.

¿Y qué ocurre en el sector exportador?, ¿hay un comportamiento algo diferente?

El Perú tiene concesiones mineras que enfrentan una dinámica que obedece a una combinación de precios mundiales y factibilidad para invertir. Hoy vemos con preocupación que luego de los grandes proyectos, en los siguientes dos años no hay ninguno que supere los 1,000 millones de dólares. Incluso, de dos proyectos que podrían salir,uno, el de Toquepala, fue retrasado absurdamente por la anterior autoridad; y el otro, Tía María, aún está en veremos. Entonces, esta dinámica de precios menores, pero sobre todo la ausencia de claridad respecto de la posibilidad de invertir, está haciendo que se ponga en riesgo el futuro de la minería.

Con lo cual se perjudica todo el potencial desarrollo que podría tener el Perú.

Definitivamente, y además, si bien un grueso de las exportaciones no tradicionales se destina al mundo desarrollado, el grupo de los textiles y químicos depende mucho de Sudamérica. Y, lamentablemente, las perspectivas de Latinoamérica son malas. Entonces, el panorama tampoco es muy alentador por ese lado.

¿Por qué no funciona el paquete de impulso fiscal ordenado por el gobierno?

Aquí hay dos temas. Este impulso fiscal tenía el componente de menores impuestos y mayor gasto público. Sin embargo, el gasto público viene muy mal. Este cayó en 7% en el primer bimestre, lo cual implica que el Estado le ha quitado plata al sector privado que no le ha devuelto. De esta manera, mientras el gobierno central aumentó el gasto en el primer bimestre en 24%, los gobiernos regionales lo redujeron en 44% y los locales, en 72%, con lo cual la inversión pública se redujo. Esta situación tiene un impacto significativo en regiones, en las que sí es muy relevante. De acuerdo a nuestros estimados indican que esta contracción del gasto público les ha costado dos puntos de crecimiento a las regiones.

¿Cuáles serían las herramientas en el corto plazo que podría tener el Ministerio de Economía y Finanzas para contrarrestar la caída de la inversión?

Primero el gobierno tiene que decidir qué riesgo es peor para la economía: el de tener un déficit fiscal o el de continuar con la desaceleración. En particular, creo que un déficit de hasta 2.5% del PBI, pero reactivando la inversión pública; es absolutamente sano y no genera ningún riesgo.

¿Por qué el presidente Humala no puede conectarse con el sector privado?

Es una tónica que se ha dado durante estos cuatro años de gobierno, aun cuando el presidente ha sido muy responsable en temas económicos, con ministros de Economía sensatos. Quizá en el fondo no termina de confiar en el sector privado y le está costando entender que el motor de la economía es la inversión privada. El propulsor de la economía en los últimos quince años ha sido la inversión privada y sin ella no hay generación de empleo, no hay aumento de los ingresos, no hay más tributos y no hay desarrollo económico sostenible. Creo que es evidente que si se revisa la gran inversión en la industria extractiva e infraestructura, es muy poco el compromiso político por empujar megaproyectos.

¿Qué debería mirar el elector para elegir al próximo presidente desde un punto de vista económico?

Creo que los problemas que el Perú enfrentará en los próximos 10 o 15 años, más allá de la institucionalidad política, están vinculados con promover el crecimiento económico, mejorar la seguridad y desarrollar un Estado al servicio del ciudadano.

El próximo presidente debe respetar la estabilidad macroeconómica y enfocarse en el crecimiento. Aquí hay tres retos. El primero es que en un Estado disfuncional como el que tenemos, para sacar adelante un megaproyecto se requiere el compromiso político de la más alta autoridad. El segundo tema es que se necesita eliminar los absurdos trámites burocráticos que incrementan los costos de hacer empresa. Y el tercero es hacer frente a los retos de la inseguridad ciudadana. Eso sí, el siguiente gobierno debe continuar lo bueno que ha hecho este en salud y educación, y continuar con programas focalizados para reducir la pobreza.




El Perú es Infinito

El Perú es Infinito

Comentario de Lampadia:

Julio Velarde, Presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) declaró en una reciente entrevista: “El Perú tiene un gigantesco potencial de desarrollo, (…)”.

Nos alegra mucho leer las declaraciones de Julio Velarde sobre las capacidades del Perú. Él ha sido siempre un estudioso de nuestra realidad, y después de su experiencia en el BCRP, un conocedor del mundo amplio, el que fue y el que se está construyendo, especialmente en el Asia, donde ya nació una clase media de más de 2,500 millones de personas.

Efectivamente, nuestro país tiene un potencial gigantesco, desperdiciarlo, sin aprovechar nuestros recursos para eliminar la pobreza puede ser calificado de inmoral. 

Nota de La República

BCR: Perú muestra gigantesco potencial de desarrollo

(La República, 24 de Julio del 2014)

En los últimos 50 años el Perú ha atravesado por momentos difíciles; sin embargo actualmente se encuentra en una posición expectante, pues tiene un gigantesco potencial de desarrollo, según Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR).

“Se ha logrado, en el país, un consenso de que una política macroeconómica sólida es indispensable para el crecimiento de la economía”, dijo.

Asimismo, proyectó que la actual década será favorable para el país. “Ha sido importante el arduo aprendizaje colectivo y la situación de una economía abierta y un importante potencial en el exterior”, indicó.

Estas declaraciones las ofreció durante la presentación de la moneda conmemorativa por el 50° aniversario de creación de la Escuela de Negocios para Graduados (ESAN), reunión que contó con la presencia del rector de dicha entidad educativa, Jorge Talavera.




El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

A principio de año dijimos que el 2014 no era un año cualquiera: era crucial para el desarrollo integral, el último en el que el gobierno de Ollanta Humala podía emprender las reformas que mantengan el crecimiento económico adecuado y nos permitan dar el salto cualitativo al desarrollo integral. Dijimos que esto no era responsabilidad exclusiva del gobierno, sino de toda la clase política y las fuerzas vivas de la sociedad como el empresariado, la intelectualidad y los gremios.

Después de haber vivido activamente los primeros 5 meses del 2014, y de seguir varios eventos de debate sobre temas nacionales y participado la semana pasada en el Simposium del Oro y la Plata, tenemos que concluir que “el país no se está encaminando a que al cierre de este período de gobierno hayamos fortalecido nuestro camino al bienestar general”.

Cada día se hace más clara nuestra incapacidad para leer la realidad, apreciarla como un proceso y no con la noticia de la mañana (película y no foto), entender nuestro potencial, recoger las experiencias exitosas de otros países, y tal vez lo más importante, entender que todos los peruanos estamos al mismo lado de la mesa, de cara al futuro.

Veamos algunos elementos que nos han llevado a una conclusión tan dramática:

La película de nuestros avances

Durante los últimos 20 años, hemos crecido bien: a una alta tasa promedio, más en provincias, más en la sierra y la selva y más en las zonas rurales (ver: Sierra y selva rurales lideran crecimiento por primera vez en nuestra historia). Hemos disminuido la pobreza con mayor impacto entre los pobres y las regiones más atrasadas. Hemos creado una pujante clase media. Ha disminuido la mortalidad y la desnutrición infantil. Se han cumplido las Metas del Milenio (sociales) dos años antes. Disminuido la desigualdad en cualquiera de sus mediciones. Se ha aumentado la productividad a niveles record. Invertido alto, principalmente en las regiones. Se ha creado empleo de calidad. Hemos formado el sector industrial más fuerte de nuestra historia. Diversificado la economía el galope. Le hemos dado un impulso extraordinario a la sierra rural. Nuestra deuda externa es mínima. Hemos creado un potencial de desarrollo integral, que solo podíamos soñar. El prestigio del Perú en el exterior, es magnífico, entre inversionistas y agentes multilaterales.

Lo qué dice el Perú oficial y la izquierda tradicional

El primer gabinete de este gobierno oficializó el lenguaje anti-minero. La educación y la salud no son negocio, dijo el Presidente de la República después del último Cade. Ahora nos dicen que nuestro último ciclo de crecimiento se parece al que tuvimos con el guano y el caucho (¿Qué se puede hacer con el Perú? Ghezzi-Gallardo). La informalidad es el gran elefante en el clóset que no hemos tocado como país (P. Ghezzi –Perú Summit). Crecimos porque tuvimos suerte. Se acabó el viento a favor. La productividad, el empleo y la distribución no han sido satisfactorios (Ghezzi-Gallardo, página 97). Nuestra producción no tiene valor agregado. Estamos entrando en la trampa de los ingresos medios. Nuestra producción está concentrada en minería, tenemos que diversificarla (Ver: entrevista a Piero Ghezzi, Perú21, 18/5/14).

A dos años del cambio de gobierno, sin liderazgo y con la anomía de la clase dirigente

Hemos parado el crecimiento de la inversión privada (Volvamos a prender el motor de la economía).

Establecido las regulaciones ambientales más exigentes del planeta (Radicalismo ambiental en el Ministerio).

Hemos parado el desarrollo de los proyectos mineros, petroleros y energéticos, como lo ha  hecho ver el ex ministro Luis Carranza: “La cartera de proyectos está estancada”.

Según Ricardo Briceño (en el Simposium indicado): “En minería, hemos pasado del ´Texto Único Ordenado´ de los años 90 y dos instancias oficiales, que permitieron la gran inversión en la minería moderna y responsable, a 180 regulaciones en muchas instancias distintas y en diferentes niveles de gobierno (nacional, regional, local y “social”). ´Hemos pasado de un Gantt a un plato de espaguetis´.

No queremos abrazar la viabilidad de nuestro crecimiento minero: Carranza: “El Perú tiene una ventana de oportunidad e 15 años para beneficiarse de su minería”.

Roberto Abusada: “La minería ha sido el centro de la cultura peruana por miles de años”.

María Alejandra Zegarra: “las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024 (…) agregarían alrededor de 2% al PBI (…) incrementarían el aporte al fisco en 143% hasta el 2024”.

Hemos apurado una regionalización (Toledo) que no definió correctamente las instancias de decisión, distribuyó funciones sin capacidades, regionalizó los departamentos sin fomentar sinergias económicas y sociales, se crearon señoríos feudales con capacidades discrecionales absolutas, sin pesos y contrapesos y sin segundas instancias. Se desarticuló la estructura del Estado y se eliminaron las capacidades de gobierno de un país unitario.

Al mismo tiempo hemos debilitado nuestras instituciones (Desaprobación general del sistema político). Dejado de reformar la educación pública (Ver: Una impostergable revolución educativa). No hemos avanzado lo suficiente en infraestructuras (Ver: “Infraestructuras: menos pobreza y más desarrollo”). Finalmente, hemos profundizado la distancia entre la política y la economía y la sociedad. Hemos debilitado la confianza (Ver: “Sin instituciones no hay desarrollo”) en nuestras instituciones, nuestros líderes políticos, el futuro del país y entre los propios peruanos.

Lo que se dice y se hace en el mundo emergente

Bill Gates: “En el mundo también hay buenas noticias que explican cómo, cada día, la humanidad está construyendo una sociedad más justa, más sana y con mejores oportunidades de realización personal”.

Sala i Martín: “¡No! El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

China: “en lugar de obtener aprobaciones, las empresas pueden hacer lo que no está prohibido”.

Neranda Modi, nuevo Primer Ministro de India, ha prometido regresar a un crecimiento económico alto, comprometiéndose a seguir la máxima de: “no red tape, only red carpet for investors” (nada de papeleo, solo alfombra roja para los inversionistas).

¿Queremos ser parte del mundo moderno y eliminar la pobreza extrema?

Cuando en CADE 96 se planteó la “Visión del Perú al año 2020”, teníamos que hacer un gran esfuerzo de imaginación, esperanza y optimismo. Hoy hemos construido la posibilidad de superar nuestros sueños más audaces.

Según el banco global HSBC en su publicación “The World in 2050” (“El mundo en el 2050”), el Perú puede ser uno de los países que más crezca durante los próximos cuarenta años, alcanzando el lugar 26 entre las economías más grandes del planeta.

“Tener la capacidad de sacar al Perú de la pobreza y de aliviar el sufrimiento de millones de peruanos, sin dar la batalla con todas nuestras armas; a pesar de las evidencias, las oportunidades y las advertencias es: INMORAL”. Lampadia