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La obsesión de Evo Morales con el Perú

La obsesión de Evo Morales con el Perú

J. Eduardo Ponce Vivanco
Embajador® y ex Vice Canciller del Perú
Para Lampadia

Tres días antes de la cumbre peruano-boliviana entre los presidentes Pedro Castillo y Arce Catacora, Evo Morales reunió a una multitud de radicales y  activistas de los pueblos indígenas en un local sindical de Buenos Aires para lanzar RUNASUR como plataforma de la “America Plurinacional de los Pueblos para los Pueblos”. Se levanta sobre los escombros de UNASUR, sepultada el 2018 por los mismos estados que la crearon el 2011.

Su partida de nacimiento es  un  manifiesto panfletario contra el imperialismo yanqui al que acusa de “condicionar a los Gobiernos de turno a entregar los recursos y riquezas naturales a las transnacionales”, de “políticas de racismo y facismo para exterminar a los pueblos”, y de sancionar a democracias tan ejemplares como la venezolana.  El texto bautismal de RUNASUR* es una vulgar filípica  contra el progreso, la modernidad y la realidad. Al presentarlo Morales afirmó que “La America Plurinacional no es compatible ni con el capitalismo ni con el imperialismo”, y aventuró una sentencia: “Las políticas de EEUU van fracasando. La guerra contra el comunismo, contra el socialismo, fracasa”.

Como “Runa” es la palabra quechua que identifica al varón indígena, se puede asumir que indica una asociación creada para el hombre. Pero lo singular de RUNASUR es que nace como un intento pueril de postrar al Estado-Nación y sus instituciones soberanas, movilizando a las llamadas “nacionalidades” originarias (etnias), y a los movimientos sociales, sindicatos beligerantes, izquierdistas radicales y los grupos que quieran treparse al anárquico tumulto de los pueblos, como gustan decir los populistas que pretenden representarlos.

La copiosa lista de participantes en la reunión en Buenos Aires parece no incluir a ningún peruano, aunque según la detallada crónica que publica “Hildebrandt en sus trece”  (“Métete Evo”)  hay algunos que han contribuido en los trabajos preparatorios del encuentro del 3 de noviembre, que culminó con el sorpresivo y desconsiderado anuncio de Morales  convocando a una reunión ¡en el Cuzco!  el 20 y 21 del próximo diciembre.

Con la llave de plata que ha recibido de Pedro Castillo, el Hermano Evo entra al Perú cuando le conviene o cuando nuestro presidente necesita su ayuda para promover una asamblea constituyente “a la boliviana”. Lo que nadie habría imaginado es que tuviera el escandaloso y desautorizado atrevimiento de organizar un evento político  como el que ha decidido celebrar en la antigua capital del Tawantinsuyo sin informar siquiera al Gobierno peruano que encabeza el maestro de Chota.

Indigna que nuestra diplomacia no haya condenado severamente la conducta de Evo Morales, rechazando su permanente intromisión en la política nacional. Esa penosa indiferencia de Torre Tagle ha permitido que el ex presidente boliviano y sus aliados del castro – chavismo preparen inconsultamente el multitudinario encuentro político que pretenden realizar en nuestro territorio, lo que ofende nuestra dignidad soberana. Por más embarazoso que resulte para el país, los medios deberían averiguar si los preparativos se han perpetrado con la intervención de personajes políticos tan afines al gobierno nacional como el Canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, y otros que se mencionan en la crónica “Metete Evo” que aparece en la edición 565 del semanario “Hildebrandt en sus trece” (páginas 10 y 11).

No debería sorprender, entonces, que un despacho de la Agencia EFE anticipe que la proyectada reunión de RUNASUR en el Cusco contaría con la presencia del Presidente Alberto Fernández de Argentina, el ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa y el ex Vicepresidente García Linera de Bolivia – además de los personajes que representen a Venezuela -.

El toque folclórico.-

La “América Plurinacional de los Pueblos para los Pueblos” también es presentada por Evo con la misteriosa denominación de “Abya Yala”,  vocablos exóticos de los indígenas panameños Kuna para designar el continente americano, que Morales aprovecha para magnificar la dimensión que busca dar a su iniciativa.

La movida también cuenta con la vertiente femenina que fue inaugurada en la “I Cumbre de mujeres Abya Yala”, en Bolivia, seguida de un segundo encuentro celebrado en Perú con la participación de la Primera Dama y la Ministra de la Mujer (ver fotografía líneas abajo). Fue la contribución peruana a la folclórica revolución cultural que predica el Hermano Evo bajo el manto engañoso de la “plurinacionalidad”.

La estrategia.-

La pluralidad de nacionalidades en una sola nación es un concepto equívoco de la nueva constitución que las izquierdas están decididas a concretar mediante la asamblea constituyente corporativista por la que Perú Libre y los agitadores del MAS boliviano hacen una abierta y permanente campaña en el sur del país.

La estrategia de la plurinacionalidad y la “diplomacia de los pueblos” es radical y fantasiosa. Apunta a superar la institución fundacional del Estado Nación nacido con Tratado de Westfalia (1648) que terminó con el caótico orden feudal y la inhumana servidumbre que azotaron la vieja Europa. En ese primer congreso diplomático surgieron y se implantaron los conceptos y las instituciones que cimentan la soberanía nacional y la integridad territorial, vigas maestras del Estado Nación que prevalece como elemento nuclear del sistema político internacional.

La interesada ligereza política con que se manipulan las etnias, atribuyéndoles la categoría de naciones (aymara, mapuche o achuar, por ejemplo), es lo que impulsa el ingrediente de la “plurinacionalidad” que, de común acuerdo con Pedro Castillo y Perú Libre, el MAS boliviano quiere instilar en el sueño de una nueva constitución para subyugar al Perú e integrarlo al eje castro-chavista.

Es una táctica subterránea para sobrepasar a los Estados y gobiernos nacionales mediante la elevación del número y rango de actores políticos con pretensiones autonómicas. Los denominan genéricamente “pueblos”, y les confieren el derecho de autogobernarse por encima de las autoridades del gobierno central y de interactuar a través de lo que llaman la “diplomacia de los pueblos”. Es una estrategia típicamente subversiva para resistir la fuerza de las instituciones del Estado Nación, al que pretenden ignorar.

El futuro cercano.-

Además del castro-chavismo, Evo cuenta con dos aliados regionales de mayor peso: el mexicano Lopez Obrador y el peronista Alberto Fernandez (ambos lo asilaron después de su escandaloso fraude electoral de 2019) y con potencias extra regionales interesadas en pescar a río revuelto.

Con el apoyo de esta coalición y el activismo de los agitadores que el MAS boliviano coordina desde su privilegiada sede partidaria en Cusco (inaceptable pero cierto), Morales prepara el momento de satisfacer su  ambición geopolítica de dominar el sur del Perú. Desde que su obsesión de salir al mar por Chile fue sepultada en la Corte de La Haya, su mirada se concentró en apoyar a los Mapuches y los aymaras contra el gobierno de Santiago y, sobre todo, en el propósito de cooptar al gobierno de Castillo y a los peruanos del sur proclives a la izquierda, asociándolos a la  mitología plurinacional que quiere potenciar con RUNASUR a partir del espacio andino.

El paisaje podría complicarse pronto si el triunfador de las elecciones que Chile celebrará en esta semana fuera el candidato derechista Antonio Kast, que según las últimas encuestas vencería a todos sus rivales.

Por la vecindad y los antecedentes históricos de la relación chileno-boliviana y su incidencia en el Perú, nuestra diplomacia está obligada a observar este escenario con la objetiva frialdad de los profesionales de carrera en Lima y aquellos que tenemos apostados en nuestras embajadas en esos países. Por eso es tan lamentable que uno de los tres primeros nombramientos diplomáticos del gobierno de Castillo recayera en las manos inexpertas y políticamente sesgadas de la señora Carina Palacios Quincho, ex Directora de la Agencia Agraria Jauja del gobierno regional de Junín, quien por evidente indicación del Secretario General de Perú Libre, se ha convertido en la Embajadora del Perú en La Paz.  Para apreciar la grave irresponsabilidad que supone ese nombramiento, basta recordar que uno de los pocos embajadores políticos que la antecedieron en el cargo fue el ex Presidente José Luis Bustamante y Rivero.

La intriga.-

La elección de Pedro Castillo, el candidato de un partido miembro del Foro de Sao Paulo como Perú Libre, generó grandes expectativas en el Socialismo del Siglo XXI y el eje castro-chavista. Era previsible entonces que las primeras tensiones que surgieron con Vladimir Cerrón, Secretario General del partido de gobierno, inquietaran a sus aliados naturales, y que su preocupación se acrecentara al ver el cúmulo de desaciertos y la caótica ejecutoria del presidente novato de un país capital para extender su proyección política regional.

Según la plausible versión del Semanario de Hildebrandt, la reunión de CELAC en México ofreció la oportunidad de calmar ese  creciente desasosiego, alimentado por varios de los epígonos de  Cerrón, como el ex Premier Bellido, que advertían una desviación pro-caviar de Castillo. Compartieron sus desvelos con el ecuatoriano Rafael Correa y con Evo Morales y pidieron su amistosa intervención para enderezar al Jefe de Estado y resanar su relación con el ex Gobernador de Junín. No tuvieron éxito.

No es difícil imaginar que el resentimiento del defenestrado Bellido y su condición de quechuahablante y congresista por Cusco lo hayan empujado a buscar un activo papel para que  RUNASUR, la indeseable opereta de Evo Morales, se realice en la capital del Tawantinsuyo, patrimonio histórico de todos los peruanos.

No es solo por razones de dignidad nacional que se debe frustrar el aparatoso montaje que el socialismo radical está preparando en nuestro territorio. Es porque no podemos permitir que el Perú sea arrastrado por un ilusorio experimento indigenista que abomina el progreso y pretende regresarnos a la  utopía de la Pachamama y a la igualdad de todos en la pobreza.

*https://ate.org.ar/evo-morales-y-la-cta-a-encabezaron-un-nuevo-encuentro-internacional-de-runasur/




Echando más leña al fuego

Echando más leña al fuego

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Aún no concluimos uno de los procesos electorales más difíciles de nuestra historia republicana, proceso que ha mostrado un país partido exactamente por la mitad, después de 200 años en los que el sentimiento y comentario recurrente ha sido que, nunca hemos tenido peores políticos y gobernantes en nuestra historia. Un querido amigo siempre repite, “no pierdas las esperanzas, acuérdate que en el Perú siempre podemos estar peor y con peores gobernantes”.

Ciertamente, unas elecciones con resultados tan estrechos, nos debe llevar a profundas reflexiones, tales como;

  • ¿qué estamos haciendo mal, si hemos tenido tres décadas de continuo crecimiento económico, importante reducción de la pobreza (de 60% a 20% en 30 años) y reducción de las desigualdades (reducción del índice de Gini en ese lapso)?
  • ¿Por qué a la cuarta parte de la población, especialmente los “pulpines” (mal llamada “generación del bicentenario”), no le interesó ir a votar y defender el futuro de su país?
  • ¿Qué lección no le hemos transmitido a los “pulpines”, cuando los adultos mayores, llevando grabada en el alma, corazón y vida un profundo sentimiento de peruanismo, nos dieron lecciones de civismo, al acudir a votar con bastones, en silla de ruedas, asistidos por enfermeras y hasta portando sus balones de oxígeno, para proteger el futuro de sus nietos?

Aquí tenemos mucho espacio para trabajar.

Si estamos tan polarizados (50/50), debemos establecer un buen plan; que acelere nuestro crecimiento, reduzca las diferencias y nos una como peruanos. Evidentemente, esto implica un trabajo antropológico, sociológico, político, educativo, de formación cívica y de mucho trabajo e inversión para resolver lo económico y lo sanitario. ¿Cómo hacer para avanzar en los cambios, sin generar mayor crispación social?

Es preocupante observar, que luego de 200 años, estemos involucionando en ciertos aspectos, por ejemplo; en lugar de fortalecer nuestro sentimiento de peruanidad, permitamos que muchos apátridas estén, entre sus taras, tratando de introducir el concepto de “Estado Plurinacional”, creando más fracturas en nuestra sociedad, en lugar de amalgamar este crisol de todas las sangres, generar sentimientos de unidad nacional y amor a nuestra Patria. Obviamente, quieren generar más campos donde agudizar las contradicciones.

Cuando enfrentamos una votación tan polarizada como esta, el ganador no recibe un cheque en blanco, no puede ni debe tratar de imponer sus propuestas de campaña y tiene el deber cívico-patriótico de trabajar consensos. Encuentro que, al contar con 10 bancadas y ninguna mayoría en el nuevo Congreso, tenemos una extraordinaria oportunidad para que los actores políticos aprendan a armar grupos de trabajo, a conciliar y llegar a acuerdos en aras del bien común, sacrificando algunas de sus máximas aspiraciones. Esa es la manera de hacer política y de avanzar en beneficio de nuestra nación.

Debemos lamentar que, mientras estamos aún enfrascados en la definición de un ganador de la Presidencia de la República, tengamos a unos congresistas irresponsables, que estando de salida, han forzado la figura de una cuarta legislatura dentro de su breve paso por el Congreso, pero para agregar despropósitos a su participación en la política nacional. Quieren introducir modificaciones constitucionales, sin pasar por comisiones y sin un adecuado debate de las propuestas, entre las que se cuenta la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente, por referéndum. Sin duda, estas propuestas provenientes de la izquierda, están debidamente orquestadas, de modo tal que, ante la eventualidad de una victoria de la izquierda en estas elecciones, esté allanado el camino para cambios maximalistas e inmediatos en el quehacer nacional.

Los pensamientos y voces más sensatas de nuestro país y del mundo, aconsejarían, en todo caso, un proceso más reflexivo, acompañado de un amplio debate de las propuestas, su alcance y mecanismos, para evitar radicalizaciones impropias e inoportunas. Nuestro país necesita de todos sus hijos para seguir creciendo económicamente, redistribuyendo mejor y más eficazmente la riqueza y no una confrontación irresponsable entre dos mitades, aparentemente irreconciliables, llenas de suspicacia, puesto que no es coincidencia el Habeas Corpus en favor de Cerrón y la postergación de un operativo de las Fiscalías anticorrupción en la Región Junín, contra 37 personas del entorno de Cerrón, que desoyeron el mandato judicial para tal actuación.

¡No echemos más leña al fuego! Lampadia




El poder del voto, las alianzas y los endoses

El poder del voto, las alianzas y los endoses

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para
Lampadia

El poder del voto

Preguntarse por quién votar cuando sólo faltan 15 días para las elecciones evidencia el grave descrédito de la política nacional y también la creencia de que un voto no hará la diferencia. Estos peruanos podrían optar por no votar, votarán en blanco, viciarán su voto o decidirán en la fila. Están renunciando a utilizar la principal herramienta que le otorga la democracia representativa.

La interacción en redes sociales y la supuesta sintonía de lo “políticamente correcto” con ellas hace creer que se participa mediante post, likes, artículos o compartiendo videos. Y en efecto se participa en el debate ciudadano, en las tendencias, en la aprobación ciudadana de la política. Sin embargo, los que nos gobiernan y legislan los eligen aún las ánforas, con votos y por mayoría, por lo que es necesario seguir creyendo en el poder del voto.

Las cifras

Para ganar una elección no necesitamos la adhesión de los 33´035,304 de peruanos (INEI 2021). Ni siquiera la adhesión de 16,5 millones, que representan la mitad de nuestra población. El padrón electoral sólo tiene 25 millones de electores y según el estimado de ausentismo, blancos y nulos de nuestra columna El cuento de las grandes mayorías (Lampadia 6.11.20), sólo votarán por una opción electoral 12,65 millones o en el mejor de los casos 13,41 millones. Vale decir que para ganar la elección en segunda vuelta hacen falta entre 6,35 millones o 6,705 millones.

1 de cada 5 peruanos decidirá el destino del Perú en la segunda vuelta. Y para pasar a la segunda vuelta, con la atomización de candidaturas hacen falta menos de 2 millones de votos. La cifra es bajísima: 0.6 peruanos de cada 10, es decir ni siquiera 1 de cada 10, elegirán a los que pasan a la segunda vuelta.

¿Advierte ahora que el poder relativo del voto es mayor del que piensa? ¿O sigue creyendo que un voto no hace la diferencia?

Para citar un ejemplo, en el 2016 en el Cusco la Congresista Cuadros ingresó al Congreso con apenas 14,097 votos preferenciales y la congresista Cruz, que sustituyó al congresista vacado por APP, había obtenido apenas 5,507 votos preferenciales.

Todas estas cifras nos muestran que un voto si hace la diferencia y que no se puede seguir ignorando el poder del voto.

Alianzas y endoses

En un escenario como el descrito, donde la política está desacreditada, la militancia política es escuálida y los partidos son entelequias que sobreviven, a duras penas, cada elección; hacer alianzas y propiciar endoses es algo que debiera verse como natural, lógico y hasta sensato para lograr que las ideas políticas tengan éxito. Sin embargo, la ignorancia de lo “políticamente correcto” sataniza las alianzas y los endoses, motejándolas como “repartija”, para lograr lo que les interesa: dividir, para reinar.

Las alianzas se dan normalmente antes de las elecciones y después en la segunda vuelta. Los endoses, que no son absolutos y dependen de la voluntad del elector, se dan en medio del proceso, tanto en primera, como en segunda vuelta.  A 15 días de las elecciones nos ocupamos de los endoses y alianzas en primera vuelta, para lograr el pase a la segunda.

El elector de izquierda (dentro del cual ustedes ya saben que no me encuentro) quiere que sus ideas lleguen a la segunda vuelta. El de derecha también. El moderado, de centro, igualmente. Los apetitos de cada grupo político lo impiden. Por ello, los electores de uno y otro lado bien pueden exigir alianzas y endoses viables, de acuerdo a la situación electoral actual.

Veamos los que consideramos factibles:

  • En la izquierda Lescano debiera sumar a Verónica y a Castillo si quiere consolidarse como la alternativa de ese sector. Verónica, víctima de su radicalismo chavista es tan inviable en segunda vuelta que perdería casi con todos y sólo ganaría si Keiko Fujimori fuera su contendiente, lo cual la hace una candidata inviable de cara a la segunda vuelta. Si no lo hacen, la merma que todos ellos se hacen mutuamente puede hacer que Lescano pierda hasta el chance de la segunda vuelta y no lo capitalice ninguno de ellos. Humala, Yehude Simons y Castillo están sumando en esta dirección.
  • En el centro Guzmán y Salaverry, los candidatos oficialistas están pagando la factura del descrédito político de los gobiernos y si buscan algún protagonismo, podría ser endosando sus votos a Forzay, el candidato urdido por ese mismo establishment caviar que nos gobierna y que lo puso en las encuestas, tal vez sin que el muchacho lo quisiera. Nunca podremos saberlo, pero estar en el comando técnico de la selección nacional de futbol posiblemente habría sido su aspiración más genuina. Sin apoyo, tal vez la caída de Forzay sea inevitable, sin endoso específico a nadie.
  • En la derecha también caben todos los endosos. El endoso obvio sería a favor de Rafael López Aliaga, quien va primero de las opciones de este sector. Sin embargo, de cara a la segunda vuelta donde el anti voto cuenta, el endoso más viable es, como ya escribí, a favor de Hernando De Soto. Aquí, no oculto mi preferencia porque es el sector en el que me ubico y prefiero una opción genuinamente liberal frente a una alternativa conservadora como la del empresario del Opus Dei. Urresti, Acuña, Beingolea y Santos podrían actuar en esta dirección, en función de sus ideas y no de sus intereses.

Probablemente nada de esto suceda en la escena política oficial y haya muy pocos endoses o alianzas expresas antes del 11 de abril. Sin embargo, si el elector advierte que su voto cuenta, puede hacer, según el lado de la política que ocupe, su propio análisis y endosar su voto en favor de la candidatura más viable de su sector. Así, lograra que el poder de su voto sea aun mayor y no se desperdicie en la atomizada escena política nacional. Lampadia




De pillos y semianalfabetos

David Belaunde Matossian
Para Lampadia

Nuestro ilustre premio Nobel de literatura hace poco volvió al podio que le otorga la fama para atacar a sus odiados enemigos fujimoristas, refiriéndose a los (ex)congresistas como a “pillos” y “semianalfabetos” – eco de sus “cacasenos y bribones” de 1990.

Hubiera sido más productivo un análisis de porqué tenemos el tipo de político que tanto aflige al novelista. Aunque influyen factores locales (como el bajo nivel educativo de la población), no perdamos de vista el panorama mundial. Aquí como en el resto de Occidente, hemos visto en los últimos 20 años el surgimiento del político no convencional, de figuras semicómicas y grotescas. El “nivel” en cada caso, es una preocupación. No estamos solos.

La razón detrás del auge de tales personajes es conocida: una parte importante de la población ya no se reconoce en el discurso y las acciones del Establishment. Esto sucede, generalmente, cuando partidos que se suponen opuestos convergen en puntos sobre los cuales no existe consenso entre los ciudadanos, provocando así una crisis de representatividad.

En semejante situación, el carácter poco “convencional” de ciertos novatos políticos ya no es una desventaja, sino lo contrario: aquel que está bien integrado en el sistema tiene miedo de romper con el consenso ideológico – mientras que el “outsider”, el “loco”, el “impresentable” si lo hará porque no tiene nada que perder (o así lo cree, aunque eso es cada vez menos cierto).

El atractivo de la figura heterodoxa y poco pulida tiene orígenes profundos. Es un tropo común a muchas civilizaciones. La “verdad” se encarna a través del hombre “simple”. El pescador se vuelve predicador – no importa el nivel de instrucción si ha sido tocado por la Gracia (cuyo equivalente moderno podría ser el sentido común perdido, aunque eso sea teológicamente un contrasentido).

En las últimas décadas, esta desconexión entre la clase política y la población se dio, primero, con el consenso neoliberal de los 90s y de buena parte de la década del 2000 – que hacía caso omiso, en los mercados desarrollados, del sentir de quienes se quedaron “atrás” en el juego del libre mercado.

Luego, en la última década, y más aun entre los años 2012 y 2016, el consenso en la clase política se desplazó hacia el izquierdismo cultural, que transpone esquemas mentales de enfrentamiento de “clases” al análisis de relaciones entre los sexos, los grupos étnicos, etc. La interseccionalidad (termino que la mayoría de sus fácticos adeptos probablemente desconocen) establece principios de compensación social en las cuales todos los supuestos opresores de otrora – sin importar sus cualidades propias o sus condiciones económicas actuales – tienen todas las de perder.

La suma de estos dos vectores de alejamiento entre gobernados y las élites políticas, mediáticas y culturales, en el plano de las ideas, y de diversos escándalos de corrupción, conllevó al surgimiento de políticos “no tradicionales” tanto en Estados Unidos como en Europa, y tanto a la derecha como a la izquierda.

El caso peruano es algo más complejo, puesto que el consenso neoliberal siempre fue bastante precario, sobre todo en el sur del país. Si, en cambio, se ha dado un consenso en torno al izquierdismo cultural en el seno sus élites, más atentas a las modas ideológicas en Nueva York o en París que a los sentires del común los peruanos. Así, para una parte importante de la población que considera que, por ejemplo, la seguridad es un tema más importante que la igualdad de género, o que la educación moral de sus hijos les compete a los padres y no al Estado, ¿quién puede representarlos, en el escenario actual de la política peruana sino el fujimorismo? No obstante sus defectos, este último es realmente el único vehículo de expresión para un grupo de ideas y sensibilidades que, le guste o no al Establishment, existen.

¿Cómo se está solucionando el problema de la (falta de) representatividad en Estados Unidos? Sencillamente, los dos partidos se han reposicionado para incorporar a sus vertientes “no convencionales”. Los Republicanos se han vuelto en conjunto más conservadores socialmente de lo que eran hace 5-6 años, mientras que el partido Demócrata por su lado se ha reorientado hacia mensajes cada vez más radicales. Aunque las excentricidades de Trump ponen en aprietos a más de un congresista republicano, el haber incorporado al “Trumpismo” en su kit ideológico deja vislumbrar el día en el que el partido podrá dispensar de los servicios de tan controvertido líder.

En nuestro país, eso no ha pasado. En vez de eso, se ha prácticamente eliminado a la principal fuerza política social-conservadora bajo cubierta de la lucha contra la corrupción. A corto plazo, es una movida ingeniosa y eficaz – mix de virtu maquiavélica y de picardía criolla. Se ha distraído a la población, haciendo que se olvide de los grandes debates ideológicos (el modelo económico, Estado de Derecho vs. “Justicia social”, etc.) y se concentre en uno de los deportes nacionales favoritos: el linchamiento, verdadero sacrificio humano en el altar de la autocomplacencia moral.

A mediano y largo plazo, sin embargo, eso no resuelve el problema, ya que existirá un corpus de ideas y de sensibilidades que no tendrán representación política. ¿Eso significa acaso que desaparecerán? No, simplemente se expresarán por otros canales. Tal vez incluso a través de grupos que son de “izquierda” económicamente, pero conservadores en lo social (Antauro, etc.), lo cual podría tener consecuencias catastróficas.

Seamos claros: no es sano para una democracia que la vida política esté dominada por personajes de “bajo nivel” (que, en verdad, encontramos a lo ancho del espectro partidario, no solo en el fujimorismo). Pero la manera de evitarlo es que los líderes con mejor preparación tomen en cuenta las preocupaciones que se expresan a través de los políticos no convencionales, y les den una respuesta creíble, mejor pensada, menos demagógica. Esto requiere de coraje para enfrentar el oprobio de sus pares y un esfuerzo de lectura – con el cual se descubre que no hace falta ser un fanático religioso para defender ciertas posturas conservadoras.

Esa es, en verdad, la única manera de “elevar el nivel” en la política nacional, sin sembrar las semillas de una futura guerra de Canudos a la peruana. Lampadia