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Apuntes para la creación de empleo al 2034 (II)

Apuntes para la creación de empleo al 2034 (II)

Segunda parte

En la primera parte de este artículo explicamos que la tercera revolución industrial  tendrá efectos disruptivos en la vida de la humanidad, especialmente en el empleo, favoreciendo a los más preparados y ampliando la brecha con los países de menos ingresos. Señalamos que el paradigma de desarrollo basado en la industrialización y exportación de bienes físicos, estaría llegando a su fin. “La pérdida de industria a bajos niveles de ingresos, pone un tope a la contribución que esta puede hacer a los estándares domésticos de vida. Según Arvind Subramanian, asesor económico principal del nuevo gobierno hindú: “Este no es un problema pequeño, no hay una estrategia alternativa obvia, para convertir a los países pobres en ricos”. Ver en Lampadia (L): Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I).

Enfatizamos que el principal objetivo de la economía es que se generen suficientes empleos adecuados o de calidad para toda la población en edad de trabajar. La nueva realidad tecnológica lo hará difícil con los cánones tradicionales. En esta segunda parte,  trataremos de evaluar las implicancias de esta tendencia en el Perú, así como las posibles acciones que deberemos emprender para superar este reto con éxito. 

  • Implicancias de la “Tercera Revolución Industrial” para el empleo en el Perú

Como muchos países del mundo, en el Perú se asume que la estrategia de desarrollo pasa por la industrialización (manufactura), dándole las espaldas a nuestros recursos naturales (RN). Esto ha llegado a tal punto que muchos académicos, economistas, políticos y periodistas, así como varias ONGs de países desarrollados, han venido sembrando un sentimiento negativos sobre la explotación de dichos recursos.

El caso más notorio es el de la minería, que se ha pretendido equipararla con la exportación de piedras, o con la explotación del guano y del caucho. Lo mismo ha sucedido con el petróleo y las hidroeléctricas. Bajo esta falaz prédica, base del programa original del actual gobierno y durante el premierato de Salomón Lerner, el gobierno oficializó el lenguaje anti-minero y, fundamentalmente, paró la mayoría de proyectos en marcha. Ver más información en Lampadia (L): Del gobierno al radicalismo subversivo – Siomi sin careta en Caretas y Perder Cajamarca es el fracaso de nuestra clase dirigente.

Hoy nuestra economía está frenada, dejando de crear empleo y de reducir la pobreza. Hace un año, el gobierno anunció un “Plan Nacional de Industrialización”. Luego, con el cambio del Ministro de la Producción, este se reenfocó con el “Plan Nacional de Diversificación Productiva” (PNDP), que enfatizó, su primer eje, el de la diversificación, manifestando que se había terminado el ciclo de exportación de bienes primarios, que teníamos que encontrar nuevos motores de crecimiento e insertarnos en las cadenas de valor agregado internacionales, como la estrategia básica para lograr un desarrollo de largo plazo.

Felizmente, el Ministro Piero Ghezzi, ha ido flexibilizando su mensaje. En CADE 2014, no  habló de cadenas internacionales de valor de productos industriales, explicó cómo se podía potenciar el sector maderero (primario inicialmente) y el proyecto de Olmos, facilitando mejoras portuarias y otras. Pero la prédica original, que llovió sobre mojado, sigue fijada en el imaginario nacional.

Por otro lado, nuestro nivel educativo es clamoroso, y por lo tanto, nuestros ciudadanos podrían quedar en el último escalón de la división del empleo.

Del análisis de la primera parte de este artículo, que muestra que la estrategia de industrialización manufacturera ya no podrá ser el camino para que un país pobre se desarrolle, tenemos que concluir que, hoy por hoy, los peruanos estamos apuntando al pasado, pensando que este es el camino del futuro. Si persistimos en buscar nuevos motores de desarrollo alejados de nuestros sectores primarios, o seguimos parando el desarrollo de los proyectos mineros, petroleros y energéticos, entre otros: ¡Nunca podremos ser un país desarrollado!

  • ¿Cómo podemos generar empleo adecuado en la tercera revolución industrial?

Cualquier propuesta sobre las estrategias para crear empleo para los próximos 20 años  tiene que engarzarse en una visión amplia del futuro y una perspectiva correcta de nuestra realidad, (ver en (L): El Perú no es igual a ningún otro país).

Por ejemplo: ¿En cuántos países la élite de su juventud universitaria dice, en un 93%, que quieren ser empresarios en no más de cinco años? ¿En qué país se apagaron las luces por tres décadas (60, 70 y 80s), se impidió la inversión privada en recursos naturales y se interrumpió el desarrollo económico y social? ¿Dónde se empobreció un país al grado de que sus maestros tengan ingresos reales (2014) equivalentes a un tercio de lo que tuvieron en los años 60? ¿Dónde se destruyeron las instituciones públicas y se devaluaron sus partidos políticos? ¿En qué país hubo que luchar en paralelo contra el  terrorismo y contra una de las más largas y altas hiperinflaciones de la historia mundial?

Estos acontecimientos determinaron atrasos y brechas anormales. De no haber tenido que vivir semejantes situaciones, seguramente, seríamos hoy, un país mucho más desarrollado, rico e institucionalizado, como Chile o más.

El reto de ponernos al día y, de prepararnos para un futuro tan exigente como el que se nos viene, debe incluir un conjunto de agendas que deben ser enfrentadas simultáneamente. En CADE 2014, IPAE revisó su propuesta de visión de futuro, ejercicio en el que se identificaron tres agendas: de gobierno, social y productiva. Ver el siguiente esquema:

Sobre la base de un buen liderazgo y sentimiento de ciudadanía y pertenencia, debemos trabajar en los tres frentes indicados en los triángulos externos. Todos están interconectados y dependen mutuamente.

Es obvio que necesitamos buena gobernanza y un excelente servicio civil, una muy mejor educación y salud, instituciones muy superiores e, infraestructuras que nos hagan competitivos y que pongan el mundo moderno al alcance de nuestros pobres. Pero nada de esto se podrá lograr sin crecimiento económico, sin inversión privada, sin multiplicar los ingresos de nuestra gente y sin darles la oportunidad de tener trabajos dignos y los niveles de vida de los mejores países emergentes del globo.

En cuanto a la mejora educativa, si queremos ser parte del nuevo mundo, no podemos eludir la necesidad de hacer una verdadera revolución o “Big Bang”. Ver en (L): Tenemos que emprender una revolución educativa.

Si tenemos que descartar la opción de desarrollarnos a través de la manufactura, debería estar muy claro que el Perú, “sub-explotado”, “con inmensos potenciales productivos dormidos”, puede lograr un aumento sustancial de su producción y su riqueza, multiplicando varias veces nuestros sectores: agroindustrial, minero, acuícola, energético, forestal, turístico y los que se basen en nuestra biodiversidad.

En minería, por cada empleo directo se crean nueve indirectos e inducidos (IPE), en la explotación racional de bosques y reforestación, podríamos crear empleos bien remunerados para todos los habitantes de la selva y buena parte de los de la vertiente oriental de los andes (Antonio Brack Egg). El creciente mundo emergente necesitará cada vez más alimentos, como los que podemos exportar.

Infinitas oportunidades que, dada la nueva realidad industrial del mundo, nos tienen que llevar a revalorar nuestros sectores naturales como la mejor base posible para un crecimiento duradero, que financie la agenda social y de gobierno y, que genere buen empleo y buenos ingresos para todos los peruanos.

Cada día será más difícil remontar nuestras brechas de desarrollo. ¡Es hora de adoptar la visión correcta, despolitizada y con un enfoque estratégico dirigido al desarrollo integral, sostenible y duradero, que hemos debido lograr hace rato! Lampadia




El diagnóstico equivocado del Plan de Diversificación Productiva

El diagnóstico equivocado del Plan de Diversificación Productiva

El ambicioso “Plan de Diversificación Productiva” (PDP), recientemente publicado por el Ministerio de la Producción (antes llamado “Plan de Industrialización”), parte de algunas premisas incorrectas y diagnósticos sesgados de la economía peruana, que vale la pena señalar.

En el documento se señala que uno de los objetivos del PDP es “Generar entre los peruanos una visión de largo plazo sobre la necesidad de diversificar la economía” (sic). Más aún, en la página 24 del documento se lee: “Los países que han logrado transitar de ingresos medios a ingresos medios-altos se han diversificado”, para sostener esta afirmaciónse citaun documento de José Benavente: “…no existe evidencia de un país cuya economía tenga un componente importante de recursos naturales, sea pequeña y esté alejada de los principales mercados mundiales, que haya dado el salto al desarrollo sin diversificar su producción”. 

Si aprovechamos nuestro potencial productivo podríamos lograr que 80% de la población alcance ingresos medios y altos al año 2030. Para el año 2050, el 90% estaría en esta categoría y el 40% tendría ingresos altos. Este es nuestro gran potencial.

La pregunta es: ¿los autores de este documento han oído hablar de Australia y/o Noruega? Ambos países tienen altos ingresos, ocupan los dos primeros lugares en el Índice de Desarrollo Humano y exportan más recursos naturales que el Perú. En Noruega, solo la extracción de petróleo representa el 23% del PBI y sus exportaciones de crudo y minerales alcanzan al 55%. En Australia, minerales y combustibles representan el 65% de las exportaciones, mientras que las agropecuarias alcanzaron una participación de 13% en el 2012. Es decir, ambos países tienen una canasta de exportación altamente concentrada en recursos naturales.

Creemos, al igual que el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, que el objetivo de “diversificar la economía es una prioridad mal puesta” (Ver: Krugman rompe mitos). El laureado premio Nobel de Economía remarcó en una reciente visita a Lima que: “Se preocupan demasiado por la dependencia en la exportación de los commodities, pero no es necesario migrar hacia una estructura exportadora manufacturera en el corto plazo. La historia económica demuestra que esto no es tan crítico como la gente piensa” ¿Qué hacer entonces? Krugman enfatiza la importancia de atacar los factores que limitan el crecimiento, enfocando los esfuerzos a desregular, mejorar el clima de inversión y mejorar radicalmente la educación. Y remarca: “Pero nada de eso significa decir que la manufactura debería tener tal porcentaje sobre el total del PBI. El mercado debe hallar por sí solo cuál debe ser ese porcentaje”. Esto, no significa dejar de aprovechar oportunidades de industrialización que vayamos encontrando en los mercados globales.

Otro gran error del PDP es que parte de la falsa premisa de que existirían “fallas de mercado” que producen en la actualidad una alta concentración de las exportaciones e impiden que la economía esté más diversificada. Sin embargo, si analizamos la evolución de nuestras exportaciones no tradicionales, lo que vemos es un proceso exitoso de diversificación, impulsado por el mismo mercado. Un documento de trabajo publicado en la revista Moneda del BCRP analiza la evolución de las exportaciones no tradicionales en el periodo 2002-2012, encontrando que en la última década el valor de estas se multiplicó por cinco (de US$ 2,256 millones en 2002 a US$ 11,047 millones en 2012) y crecieron en promedio 17,2% al año. Además, en volumen, las exportaciones no tradicionales crecieron un promedio anual de 11,4%, por lo cual el aumento del valor se explicaría,en buena medida, por incrementos en los volúmenes exportados, y no tanto por los precios. Los autores del documento destacan que el crecimiento sostenido de las exportaciones no tradicionales se debe en parte a su creciente diversificación, tanto hacia nuevos mercados, como en nuevos productos.

Un Plan Productivo elaborado desde el Ministerio de la Producción debería tener como objetivo principal llegar al pleno potencial productivo de nuestra economía, que se encuentra rezagada y lejos de su verdadera frontera productiva por haber estado cerrada a la inversión privada durante 30 años (60, 70 y 80). En ese sentido, además de buscar la simplificación administrativa y reducción de sobrecostos, un plan de este tipo debería estar enfocado en: i) el fortalecimiento de capacidades para la mejora de la productividad, rescatando el papel de la capacitación; y sobre todo, ii) en una agresiva estrategia de atracción de inversiones, y promoción del Perú como destino productivo para todos los sectores, sin obsesionarnos con una diversificación forzada (y costosa), definida en un gabinete burocrático que no garantiza mayor productividad.

Recogiendo la invitación del Ministro de la Producción, en los siguientes días seguiremos colaborando en el debate de este importante documento. Lampadia