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Los miedos infundados por las nuevas tecnologías

Los miedos infundados por las nuevas tecnologías

Los temores acerca de los posibles impactos negativos futuros de las tecnologías nacidas en el seno de la 4ta Revolución Industrial (4IR) siguen emergiendo entre los opinólogos alrededor del mundo desarrollado. El argumento más citado que tiene ver con el desempleo masivo que se producirían en los sectores primarios y secundarios de la economía producto de los avances de la inteligencia artificial y la robótica no solo no se condice con la evidencia, sino que se alimentan del desconocimiento de la naturaleza de tales tecnologías y de la creación de nuevas ocupaciones que están suscitando en los sectores terciarios (ver Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades). Pero también se debe a un factor de incertidumbre acerca de la evolución que podría desencadenarse al interior de ellas.

Por otra parte, lo que no discuten dichos opinólogos es que este patrón de pesimismo frente al avance de las tecnologías ya se ha repetido innumerables veces en la historia. Esto lo resume muy bien un reciente artículo publicado por The Economist, y que compartimos líneas abajo, en el que se hace un breve recuento de cómo dicho pesimismo surgió en su momento también en la Revolución Industrial con el surgimiento de las máquinas y posteriormente en la edad contemporánea con la creación de los automóviles, por mencionar las tecnologías más representativas. Todos estos sucesos fueron precedidos por una preocupación de la sociedad tal cual hoy, pero con el pasar del tiempo dio paso a debates que produjeron soluciones conjuntas que inhibieron cualquier intento de que dichas tecnologías “pisotearan” la dignidad de las personas como usualmente se pretende hacer creer.

En ese sentido, creemos, como deja entrever The Economist en el presente artículo, que esta misma sucesión de hechos podría pasar también con las tecnologías de la 4IR, lo cual debería levantar de una vez por todas las preocupaciones infundadas, pero sobretodo satanizaciones que muchas veces se hacen de estas tecnología que eventualmente pueden conllevar a que se hagan políticas públicas que atentan contra las libertades económicas, ya sea regulando la creación de bienes o imponiendo cargas absurdas y sin ningún sustento técnico. Lampadia

Tecnología y sociedad
Pesimismo vs progreso

Las preocupaciones contemporáneas sobre el impacto de la tecnología son parte de un patrón histórico
18 de diciembre, 2019
The Economist
Traducido y comentado por
Lampadia

Más rápido, más barato, mejor: la tecnología es un campo en el que muchas personas confían para ofrecer una visión de un futuro mejor. Pero a medida que comienza la década de 2020, el optimismo es escaso. Las nuevas tecnologías que dominaron la última década parecen empeorar las cosas. Se suponía que las redes sociales unirían a las personas. En la primavera árabe de 2011 fueron aclamadas como una fuerza liberadora. Hoy son más conocidos por invadir la privacidad, difundir propaganda y socavar la democracia. El comercio electrónico, el transporte y la economía de los conciertos pueden ser convenientes, pero están acusados de pagar menos a los trabajadores, exacerbar la desigualdad y obstruir las calles con vehículos. A los padres les preocupa que los teléfonos inteligentes hayan convertido a sus hijos en zombis adictos a la pantalla.

Las tecnologías que se espera dominen la nueva década también parecen arrojar una sombra oscura. La inteligencia artificial (en adelante, IA) puede afianzar prejuicios, amenazar su trabajo y apuntalar a gobernantes autoritarios. El 5G está en el corazón de la guerra comercial sino-estadounidense. Los autos autónomos todavía no funcionan, pero logran matar a las personas de todos modos. Las encuestas muestran que las empresas de Internet ahora son menos confiables que la industria bancaria. En el momento en que los bancos se esfuerzan por renombrarse como empresas tecnológicas, los gigantes del Internet se han convertido en los nuevos bancos, transformándose de imanes de talento a parias. Incluso sus empleados están en revuelta.

El New York Times resume la oscuridad invasora. “Un ambiente de pesimismo”, escribe, ha desplazado “la idea del progreso inevitable nacido en las revoluciones científicas e industriales”. Excepto que esas palabras son de un artículo publicado en 1979. En aquel entonces, el periódico se preocupó que la ansiedad fuera “alimentada por crecientes dudas sobre la capacidad de la sociedad para controlar las fuerzas aparentemente desbocadas de la tecnología “.

El ánimo sombrío de hoy se centra en los teléfonos inteligentes y las redes sociales, que despegaron hace una década. Sin embargo, antes ha surgido la preocupación de que la humanidad haya dado un giro tecnológico erróneo o de que determinadas tecnologías puedan estar haciendo más daño que bien. En la década de 1970, el desánimo fue provocado por las preocupaciones sobre la sobrepoblación, el daño ambiental y la perspectiva de la inmolación nuclear. La década de 1920 fue testigo de una reacción violenta contra los automóviles, que anteriormente se había visto como una respuesta milagrosa a la aflicción de los vehículos tirados por caballos, que llenaron las calles de ruido y estiércol, y causaron congestión y accidentes. Y la plaga de la industrialización fue denunciada en el siglo XIX por los luditas, los románticos y los socialistas, quienes se preocuparon (con buena razón) por el desplazamiento de artesanos calificados, el despojo del campo y el sufrimiento de las manos de las fábricas que trabajaban en las fábricas de humo.

Aléjese, y en cada uno de estos casos históricos, la decepción surgió de una mezcla de esperanzas no realizadas y consecuencias imprevistas. La tecnología desata las fuerzas de la destrucción creativa, por lo que es natural que conduzca a la ansiedad; para cualquier tecnología, sus inconvenientes a veces parecen ser mayores que sus beneficios. Cuando esto sucede con varias tecnologías a la vez, como hoy, el resultado es un sentido más amplio de tecnopesimismo.

Sin embargo, ese pesimismo puede ser exagerado. Con demasiada frecuencia, las personas se centran en los inconvenientes de una nueva tecnología y dan por sentado sus beneficios. Las preocupaciones sobre el tiempo frente a la pantalla deben compararse con los beneficios mucho más sustanciales de la comunicación ubicua y el acceso instantáneo a la información y el entretenimiento que los teléfonos inteligentes hacen posible. Otro peligro es que los esfuerzos de el ludita para evitar los costos a corto plazo asociados con una nueva tecnología terminarán negando el acceso a sus beneficios a largo plazo, algo que Carl Benedikt Frey, un académico de Oxford, llama una “trampa tecnológica”. El temor de que los robots roben los trabajos de las personas puede llevar a los políticos a grabarlos, por ejemplo, para desalentar su uso. Sin embargo, a la larga, los países que deseen mantener su nivel de vida a medida que su fuerza laboral envejezca y se reduzca necesitarán más robots, no menos.

Eso apunta a otra lección, que es que el remedio a los problemas relacionados con la tecnología a menudo involucra más tecnología. Las bolsas de aire y otras mejoras en las características de seguridad, por ejemplo, significan que en EEUU las muertes en accidentes automovilísticos por cada mil millones de millas recorridas han disminuido de alrededor de 240 en la década de 1920 a alrededor de 12 en la actualidad. La IA se está aplicando como parte del esfuerzo para detener el flujo de material extremista en las redes sociales. El último ejemplo es el cambio climático. Es difícil imaginar una solución que no dependa en parte de las innovaciones en energía limpia, captura de carbono y almacenamiento de energía.

La lección más importante es sobre la tecnología misma. Cualquier tecnología poderosa puede usarse para bien o para mal. Internet difunde la comprensión, pero también es donde los videos de personas decapitadas se vuelven virales. La biotecnología puede aumentar el rendimiento de los cultivos y curar enfermedades, pero igualmente podría conducir a armas mortales.

La tecnología en sí misma no tiene agencia: son las elecciones que las personas hacen al respecto las que dan forma al mundo. Por lo tanto, el techlash es un paso necesario en la adopción de nuevas tecnologías importantes. En el mejor de los casos, ayuda a enmarcar cómo la sociedad acepta las innovaciones e impone reglas y políticas que limitan su potencial destructivo (cinturones de seguridad, convertidores catalíticos y regulaciones de tráfico), acomoda el cambio (escolarización universal como respuesta a la industrialización) o inicia un trade-off (entre la conveniencia del transporte y la protección de los trabajadores). Un escepticismo saludable significa que estas preguntas se resuelven mediante un amplio debate, no por una camarilla de tecnólogos.

Enciende el motor moral

Quizás la verdadera fuente de ansiedad no sea la tecnología en sí misma, sino las crecientes dudas sobre la capacidad de las sociedades para mantener este debate y encontrar buenas respuestas. En ese sentido, el tecnopesimismo es un síntoma del pesimismo político. Sin embargo, hay algo perversamente tranquilizador sobre esto: un debate sombrío es mucho mejor que ningún debate. Y la historia todavía defiende, en general, el optimismo. La transformación tecnológica desde la Revolución Industrial ha ayudado a frenar los males antiguos, desde la mortalidad infantil hasta el hambre y la ignorancia. Sí, el planeta se está calentando y la resistencia a los antibióticos se está extendiendo. Pero la solución a tales problemas requiere el despliegue de más tecnología, no menos. Entonces, a medida que transcurre la década, deje a un lado la penumbra por un momento. Estar vivo en la década de 2020 obsesionada por la tecnología es estar entre las personas más afortunadas que jamás hayan vivido. Lampadia




¿Hemos progresado o seguimos igual?

La economía, el desarrollo social y la reducción de la pobreza son un aspecto importante del mundo en el que vivimos; sin embargo, la percepción de los hechos presenta aún muchas dudas.

Es en este contexto que Rafael Rincón-Urdaneta, en su artículo para la Fundación para el Progreso (FPP), plantea que nuestra sociedad, como un todo, ha progresado mucho en los últimos años, en los aspectos más importantes, y lo presenta de la siguiente manera:

“A grandes rasgos, el progreso implica una forma de hacer las cosas mejor. Es mejora, avance. Es sanarnos mejor, construir mejor, alimentarnos mejor, aprender mejor, trabajar mejor. Y aunque haya vaivenes, tropiezos, «retrocesos» temporales, imperfecciones y desafíos pendientes o sin solución a la vista, la tendencia general se mueve en sentido positivo. «Mejor» es la clave, no «perfecto», «definitivo» o «total».”

Comúnmente se dice que el mundo ha desmejorado en los últimos años, que se está destruyendo todo por lo que se quiso avanzar tanto en el último siglo y la sociedad en sí misma no ha cambiado para nada.

Pero la evidencia dura dice otra cosa. La realidad muestra un progreso muchas veces pasado por alto entre tanto pesimismo; este resalta las mejoras en muchos aspectos de la vida y trata de explicar dicha mejoría en hechos fehacientes.

Rincón-Urdaneta plantea un concepto simple para entender la compleja idea del progreso. Este concepto se basa en siempre preferir lo que lógicamente va a ser mejor para uno; desde salud y enfermedad hasta abundancia.

Como explica Steven Pinker en su libro sobre la ilustración, ahora vivimos más tiempo y en mejores condiciones (con una mayor expectativa y calidad de vida). Con respecto a la expectativa de vida, si en el mundo pre-moderno y pobre esta rondaba los 31 años en todas las regiones del mundo, y los 40 a mediados del siglo XIX, que hoy se ubique en el orden de los 72 años según en Banco Mundial significa que se ha duplicado. Y en algunos casos más que eso.

Ver en Lampadia:

En defensa del progreso
Fundación para el Progreso (FPP)

Agosto 2019
Rafael Rincón-Urdaneta Z.

¿Por qué las personas tienen tan distintos diagnósticos y opiniones sobre el estado del mundo y el progreso de la humanidad? ¿Qué conceptos, criterios e ideas pueden ayudar a lograr una evaluación más precisa y una reflexión más inteligente sobre nuestro porvenir, apartando los prejuicios y combatiendo la ignorancia para aproximarnos más racionalmente a la realidad? Esta serie de Rafael Rincón-Urdaneta Z., Director de Estrategia y Asuntos Globales de FPP, ha sido elaborada con vocación de sentido común y pensamiento crítico. Y propone algunas claves útiles para estudiantes, profesores, analistas y líderes, entre otros. En esta primera entrega comprenderemos, de la manera más sencilla, sin laberintos innecesarios, qué es progreso y qué no lo es. Así de simple.

«Este mundo no tiene remedio», dijo mi amigo Carlo mientras examinaba cuidadosamente su espresso con actitud de catador experto. Buen italiano… exigente y finísimo para el café. «Siamo tutti fottuti» —estamos todos fregados—, soltó resignado antes de tomar el primer sorbo y aprobar el producto con una expresión de satisfacción inesperada, como si el café servido en aquel sencillo lugar hubiera superado sus modestas expectativas. «¿Por qué, Carlo, tan pesimista?», le pregunté. «Senti, Raffaello… mira mi país, una mer∂@#*. Mira las noticias del mundo, mira la violencia… no sabemos si llega ahora un maledetto terrorista y nos mata aquí mismo. Mira el cambio climático, el calentamiento global. Mira todo el desastre. ¡No hemos avanzado nada! Un caz#@*». «No lo veo así, Carlo», le respondí. Y empecé a contarle sobre mi visión de las cosas y mi positivo balance del progreso del mundo. Le hablé de los espectaculares avances, de los colosales desafíos y de las oportunidades. También de los riesgos, claro. Porque los hay.

¿Cómo personas tan similares en cuanto a disponibilidad de medios, conexiones personales, amigos, estudios y acceso a información pueden tener tan distantes diagnósticos y opiniones sobre la misma cosa? ¿Subjetividades? ¿Diferencias ideológicas? ¿Visiones parciales, incompletas, que no dialogan ni se encuentran? Supongo que algo de eso puede haber.

Seguramente se podría redactar un tratado de muchas páginas, lleno de explicaciones rebuscadas y asombrosas —filosofía incluida, con griegos, grandes obras y tal—, para analizar el asunto. Pero hagámoslo más simple; hay algunas ideas útiles y prácticas que, sin tanto laberinto y con sentido común, nos pueden ayudar a percibir y entender mejor el mundo. Para esto es preciso poner a raya las ideas preconcebidas, la ideología, el pesimismo excesivo y el ingenuo optimismo.

Propongo considerar dos elementos que me parecen importantes y necesarios. El primero es el de los criterios de análisis. Una discusión como la que estamos planteando puede ser agotadora, inconducente y frustrante si no se comparten criterios básicos. El segundo es el de la idea misma de progreso, con ciertas nociones que conforman el concepto. Pero antes, pongámonos de acuerdo, aunque sea «mínimamente», en qué es progreso y qué no lo es.

A grandes rasgos, el progreso implica una forma de hacer las cosas mejor. Es mejora, avance. Es sanarnos mejor, construir mejor, alimentarnos mejor, aprender mejor, trabajar mejor. Y aunque haya vaivenes, tropiezos, «retrocesos» temporales, imperfecciones y desafíos pendientes o sin solución a la vista, la tendencia general se mueve en sentido positivo. «Mejor» es la clave, no «perfecto», «definitivo» o «total».

El progreso, así de simple

Se supone que esta debería ser la parte más difícil y tortuosa de este escrito. Aquí habría que proveer enfáticas aclaraciones y advertencias sobre la subjetividad y sobre lo culturalmente relativo que puede ser determinar qué es progreso y qué no. Sin embargo, Steven Pinker, el conocido psicólogo y autor canadiense-estadounidense, nos hace un grandísimo favor en su último libro, En defensa de la ilustración, al presentar la pregunta como una de las más fáciles de responder. Y así procede:

«La mayor parte de la gente está de acuerdo en que la vida es mejor que la muerte. La salud es mejor que la enfermedad. El sustento es mejor que el hambre. La abundancia es mejor que la pobreza. La paz es mejor que la guerra. La seguridad es mejor que el peligro. La libertad es mejor que la tiranía. La igualdad de derechos es mejor que la intolerancia y la discriminación. El alfabetismo es mejor que el analfabetismo. El conocimiento es mejor que la ignorancia. La inteligencia es mejor que la insensatez. La felicidad es mejor que la miseria. Las oportunidades para disfrutar de la familia, de los amigos, de la cultura y de la naturaleza son algo mejor que el trabajo penoso y la monotonía».

Esto significa que Radoslav no quisiera morir, sino vivir y disfrutar la vida. La mayoría de los japoneses o coreanos, sino todos, quiere estar saludable. Gustosos pagamos más por la comida light o por productos orgánicos porque sabemos —o suponemos— que nos harán mejor que la chatarra. A los franceses y a los italianos, de Gaël a Chiara, les gusta comer bien, no solo por placer —en eso son maestros— sino porque necesitan alimentarse. Silvia, que viene de una familia muy humilde, trabaja duro para ganar dinero porque le parece, por experiencia propia, que la abundancia es bastante mejor que la pobreza. Xi, que es chino, opina exactamente lo mismo. Refugiados musulmanes, cristianos y kurdos han huido de la guerra y la crueldad en zonas difíciles de Oriente Medio, y se han dirigido, en la medida de sus posibilidades, a países que consideran más pacíficos, seguros y prósperos, o incluso más libres. Eso hicieron Sultan y Salma con su familia cuando se fueron a Alemania. En general, aceptamos, aunque sea a regañadientes y fastidiados, someternos a controles incómodos en los aeropuertos porque valoramos la seguridad, ¿verdad? Los venezolanos han emigrado masivamente, como nunca antes en la historia, no solo huyendo del hambre, la enfermedad y el crimen, sino también de la tiranía. Y han ido a países de muy objetiva superioridad en términos de desempeño político, económico y social, como Chile, Estados Unidos, España o Colombia. Omar, un joven gay de origen egipcio, es activista por la no discriminación de personas como él. Todos queremos que nuestros hijos estudien para que no sean ignorantes y nos enorgullecemos cuando dan muestras de inteligencia. Existe un conocido índice de la felicidad y las evaluaciones más prestigiosas de ambiente de trabajo consideran cuán agradables son nuestras tareas y cuán amigables son nuestras empresas, jefes y labores con la vida familiar o el esparcimiento. Al fin y al cabo, por muy diferentes que seamos los seres humanos en algunos sentidos, pertenecemos a la misma especie… ¿o no?

Todo esto que hemos listado puede incluso medirse con aceptable precisión. Si los valores han evolucionado positivamente en el tiempo, ha habido progreso. Si se han estancado, no. Si han retrocedido, es una señal de que algo no anda bien. Así de sencillo. Hay complicaciones realmente innecesarias y absurdas que chocan con la vocación práctica y la acción oportuna y efectiva para resolver problemas.

Quizás uno de los indicadores más completos —y mundialmente reconocido— es el de la expectativa de vida. ¡Son tantos los avances y las cosas buenas que se necesitan para vivir más años! Salud, seguridad, servicios básicos, etcétera. No hay medicinas y hospitales, te mueres o vives mal… sufres. ¿No hay seguridad ni paz? Pues es más alta la probabilidad de que mueras, quizás trágicamente, abaleado o acuchillado. Si no hay servicios básicos (buenos) como electricidad o agua potable, te enfermas y —adivina— estiras la pata por insalubridad… o vives menos años y en condiciones de salud deplorables, con bichos indeseables en el organismo. No es exageración. Es aún la realidad de millones, que por fortuna suman hoy muchos menos que hace décadas atrás gracias al progreso.

Con respecto a la expectativa de vida, si en el mundo premoderno y pobre esta rondaba los 31 años en todas las regiones del mundo, y los 40 a mediados del siglo XIX, que hoy se ubique en el orden de los 72 años según en Banco Mundial significa que se ha duplicado. Y en algunos casos más que eso.

Siempre que he expuesto mi defensa del progreso de la humanidad en estos términos, casi automáticamente saltan objeciones que acusan una visión demasiado materialista o de «mínimos moralmente inaceptables» (olvidando que la mayor parte de la humanidad hace tiempo vivía con menos de ese mínimo o al filo). Lo material no es todo en la vida… hay otras cosas, dicen. Bromeando pesada e irónicamente respondo que es mejor lamentar las carencias espirituales vestido de Brioni y comiendo caviar de esturión albino de Beluga que hacerlo desnudo, hambriento y con frío. Sin duda.

Pero, ahora seriamente, nótese que los elementos que ha expuesto Pinker son esencialmente humanos y bastante básicos, algunos ciertamente «mínimos» y de implicancias materiales. Sin embargo, son a la vez literalmente vitales, como la salud, la alimentación o la seguridad. No se consideran aquellos asociados a la religión, a lo romántico o a las virtudes aristocráticas, como la salvación, la gracia, la sacralidad, el heroísmo, el honor, la gloria, la autenticidad. Aunque pueden muchos de estos valores trascendentales ser loables, elevados y preciosos, es demasiado fácil ensalzarlos en lo abstracto, como dice Pinker. Y lo cierto es que las personas ponen sus prioridades en la vida, la salud, la seguridad, el sustento o el alfabetismo por una razón que no debería requerir recordatorio ni explicación: son necesarios —requisitos imperativos— para todo lo demás.

Si esto no fuese así, y si no hubiese un consenso global extenso y razonable sobre las prioridades humanas, habría sido bastante difícil —o irremediablemente imposible— que 189 miembros de Naciones Unidas, en septiembre del año 2000, se hubiesen puesto de acuerdo en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio: Erradicar la pobreza extrema y el hambre; Lograr la enseñanza primaria universal; Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer; Reducir la mortalidad infantil; Mejorar la salud materna; Combatir VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades; Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

¿Ha habido progreso en esto? El hoy famoso y profusamente referido Informe 2015 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio resume textualmente así los resultados, 15 años después del lanzamiento del desafío:

  • A nivel mundial, la cantidad de personas que viven en pobreza extrema se ha reducido en más de la mitad.
  • La cantidad de personas de la clase media trabajadora que vive con más de 4 dólares por día se ha triplicado entre 1991 y 2015.
  • El porcentaje de personas con nutrición insuficiente en las regiones en desarrollo cayó a casi la mitad desde 1990.
  • La cantidad de niños en edad de recibir enseñanza primaria que no asistió a la escuela cayó a casi la mitad a nivel mundial.
  • La tasa mundial de mortalidad de niños menores de 5 años ha disminuido en más de la mitad.
  • Desde 1990, la tasa de mortalidad materna ha disminuido en un 45% a nivel mundial.
  • Se han evitado más de 6,2 millones de muertes causadas por paludismo entre los años 2000 y 2015, principalmente de niños menores de 5 años de edad en África subsahariana.
  • Las nuevas infecciones del VIH disminuyeron en aproximadamente 40% entre 2000 y 2013.

Algunos de estos números o hechos nos parecen insuficientes, demasiado modestos… ¡Cuatro dólares al día! ¡Ir a la escuela! ¡Sobrevivir al paludismo! Pensemos que para millones de personas —lejanas, que viven realidades para nosotros desconocidas y que por tanto no percibimos igual— tales registros reflejan un cambio sustancial en sus vidas. En incontables casos es un cambio que hace la diferencia real entre morir de hambre o de enfermedad y vivir, además con la esperanza de seguir avanzando con sus familias.

Pese a esto, la mayoría de la gente, como mi amigo Carlo, dice que el mundo está cada vez peor, que la pobreza aumenta, que hay más muerte, que todo está yéndose a los mismísimos predios del Demonio. Una encuesta, que no es representativa del planeta ni nada por el estilo, pero que sí es interesante por la abrumadora inclinación al pesimismo, fue referida por el diario británico The Guardian en enero de 2015, revelando que 71% de los consultados dijo que el mundo estaba cada vez peor y solo 5% —¡Solo 5%! — que estaba mejorando.

Para ratificar lo que estamos explicando, y en la misma línea de qué es progreso y dónde podemos verlo, en septiembre de 2015 Naciones Unidas lanzó una nueva agenda con los objetivos y las metas específicas que deben alcanzarse para 2030. Los tres primeros objetivos agrupan, nada más y nada menos, el Fin de la pobrezaHambre cero y Salud y bienestar Y se añaden 14 más que van desde la Educación de calidad hasta las Alianzas para lograr los objetivos, pasando por Agua limpia y saneamiento; Trabajo decente y crecimiento económicoCiudades y comunidades sosteniblesAcción por el clima y Paz, justicia e instituciones sólidas. Se podrían cuestionar matices, ideas o políticas propuestas y derivadas de estas iniciativas si se quisiera, pero claramente hay bastante acuerdo en cuanto a qué es importante y qué es progreso.

Hay decenas de estadísticas y estudios prestigiosos, de organizaciones e instituciones tan diversas como el Banco Mundial, Naciones Unidas, think tanks y universidades. Los hay de todo énfasis y perspectivas, con metodologías variadas. Podríamos hilar aún mucho más fino, hablar de las tareas pendientes. Con todo, ratificaremos que el progreso general, a fin de cuentas, es muy real y medible en lo más importante. Y que sí podemos hacernos una idea de cómo estamos y de cómo vamos (nada mal, por cierto). Que lo ignoremos o que no aparezca en grandes titulares en los medios no significa que no esté allí, a la vista, en cada centímetro cuadrado y segundo de nuestras vidas, al punto de que, para muchos de nosotros, es parte de la normalidad. En esta ocasión hemos solo visto los hechos más grandes, emblemáticos y obvios. Que algunos intelectuales o políticos enturbien los análisis con torceduras argumentativas, falacias, exceso de condimentación ideológica o eslóganes no cambia lo que la evidencia dice. Es en este momento cuando se requieren criterios claros e inteligentes, razón y conocimiento. Lampadia




Un gran ejemplo de mujeres en posición de liderazgo

En todo campo o industria, siempre hay líderes inspiradores e innovadores que promueven el cambio en sus organizaciones o que incentivan a las personas a superarse.

Un buen ejemplo es la Dra. Sue Desmond-Hellmann. Como CEO de la organización de caridad más grande del mundo, sabe mucho sobre el liderazgo, y es conocida desde hace mucho tiempo. Antes de unirse a la Fundación Bill y Melinda Gates en 2014, fue Canciller de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), y antes de eso fue Presidenta de desarrollo de productos en Genentech, lo que la convirtió en una líder reconocida en áreas tan diversas como la educación superior y la salud pública.

Y, sin embargo, cuando viaja por motivos de la Fundación Gates, a menudo es confundida con una secretaria. Claro, ella lo toma a broma en vez de ofenderse, afirmando que “buscarán al director ejecutivo de la Fundación Gates… y no buscan a una mujer “. Es un ejemplo de una mujer líder que continúa sorprendiendo con su rol actual de gestionar la distribución de la riqueza acumulada por Bill Gates después de que cofundó Microsoft hace más de 40 años y tiene encomendada la difícil (y muy importante) tarea de ayudar a averiguar dónde y en qué objetivos debería invertir la mayor fundación privada en el mundo.

“Para ser un líder eficaz, debes ser muy claro con lo que le pides a las personas y cuáles son los resultados esperados.” Sue Desmond-Hellmann

Su mayor dificultad son las cambiantes expectativas. Algunas personas siempre consideraron que la pobreza global era inevitable, intratable e imposible de mejorar. Y por eso es que su mayor logro es mantener el optimismo de la Fundación, al igual que su sentimiento de propósito, urgencia y uso de la información analítica para lograr el cambio de las expectativas que llevan a grandes logros en el desarrollo mundial. Esto se puede observar en temas como haber invertido en una vacuna contra la meningitis en el África subsahariana que ha aumentado la oportunidad de luchar contra las muertes a causa de la meningitis, las inversiones para eliminar la poliomielitis, las inversiones que han permitido disminuir notablemente los incidentes de malaria, el Sida, la tuberculosis, la salud materno-infantil, etc.

Uno de los principales enfoques, particularmente notable para Sue Desmond-Hellmann, es la disposición de la Fundación para invertir en investigación y desarrollo en distintos proyectos en sus etapas más tempranas. Ellos están dispuestos a invertir en la biología – en la comprensión de la inmunología o una nueva edición de genes, en nuevas formas de producir rápidamente vacunas para enfermedades infecciosas – principalmente porque su objetivo no es la ganancia económica, sino mejoras para el mundo. Tienen una visión a muy largo plazo y pueden asumir riesgos en la inversión de I + D. El segundo enfoque es la voluntad de trabajar con el sector privado, lo cual les permite conectarse con todo el intelecto y capacidades que tiene el sector privado.

Y, en sus recientes entrevistas, afirma que la falta de optimismo va muy relacionada con la educación, un tema que también es de gran interés para la Fundación.  Una de las mayores amenazas para la juventud de hoy es su sentimiento de desesperación y pesimismo. Según Desmond-Hellmann, “Es sorprendente que cuando te sientas frente a líderes nacionales, especialmente en lugares del África subsahariana, estén preocupados por los jóvenes desempleados. Están preocupados por los jóvenes que no tienen una idea de su futuro. ¿Podrán tener una vida productiva feliz? ¿Serán sus vidas mejores que sus padres? Y creo que eso es una amenaza global. La mayor amenaza para el futuro es que los jóvenes sienten que no tienen la oportunidad de tener una vida mejor, de tener una vida feliz, productiva y satisfactoria y de lograr algo. Esa es la mayor amenaza. Parte de esa amenaza es el pesimismo.”

Para abordar este tema se debe invertir en educación.

Las oportunidades que existen para los jóvenes actualmente son mayormente para jóvenes educados. No se puede educar a los jóvenes que no reciben una dieta saludable, que no están vacunados, que no tienen acceso a sobrevivir más de cinco años. En áreas de bajos recursos, este problema comienza con la salud. Pero incluye una buena nutrición y acceso a la educación. No puede ser optimista sobre los jóvenes, sobre sus propios hijos o sus nietos si no tienen acceso a la salud y la educación.

Desmond-Hellmann constantemente da charlas y seminarios sobre distintos temas. Uno de ellos habla sobre sus lecciones de liderazgo titulado “View From the Top” (Una mirada desde arriba), en el cual enumera 4 características para ser un buen líder:

1. Como innovador, el fracaso es parte del aprendizaje

“Es una parte clave del liderazgo tener un entorno que acepte el fracaso y lo acepte y aliente a las personas a asumir riesgos. Y así, la parte más importante de liderar un entorno innovador para mí es permitir que las personas busquen la verdad y te digan la verdad”.

2. Los líderes eficientes tienen sus objetivos claros

“Creo que una de las formas más eficientes para que las personas lideren es ser realmente claro acerca de cuáles son los resultados esperados”.

3. Auto-gestionarse para que pueda ser feliz

“Nadie te va a entender tan bien como uno mismo sobre cuánto tiempo necesitas dormir, cuánta distracción necesitas, cuánto ejercicio necesitas, qué debes comer, con quién debes rodearte. Entonces, apúntate para que puedas ser feliz”.

4. Sé apasionado

“Muchos creen: ‘Oh, necesito más equilibrio entre mi trabajo y mi vida’. Sinceramente, creo que no es posible lograr grandes cosas sin esforzarse mucho. Hay algo realmente especial en ser apasionado cuando estás haciendo algo importante o si quieres crear algo especial”.

Ver vídeo de la charla con más consejos:

Ver líneas abajo una entrevista sobre cómo lograr una cultura innovadora, positiva y comprometida con un buen liderazgo:

Cómo lograr un verdadero liderazgo, según la CEO de la Fundación Bill y Melinda Gates

Lila MacLellan
14 de diciembre de 2018
Entrevista de la Revista Quartz
Traducido y glosado por Lampadia

Es posible que el nombre Susan Desmond-Hellmann no tenga el mismo reconocimiento que los de sus jefes, Bill y Melinda Gates, pero eso podría cambiar. Corrección: Eso debería cambiar.

Como director ejecutivo de la fundación homónima de la pareja, Desmond-Hellmann dirige el programa que mantiene sus miles de millones de dólares caritativos, y el de otros multimillonarios (incluido Warren Buffett, administrador de la fundación), que trabaja para lograr el objetivo más sublime posible: reducir las enfermedades y la desigualdad en todo el mundo.

Hace casi cinco años, fue reclutada para la Fundación Bill y Melinda Gates, atraída por lo que ella llama la hermosa visión de sus fundadores: el concepto de que todas las vidas tienen el mismo valor.

Quartz: ¿Cómo describirías tu estilo de liderazgo?

Desmond-Hellmann: Una de las cosas que se sabe que digo, al parecer a cada rato, es que todos merecen un gran gerente. Es un principio para mí, algo en lo que estoy muy centrada, y es una gran parte de mi liderazgo.

Otra constante de cada rol que he tenido es que me siento muy atraída por trabajos que proporcionen un significado, y una de las cosas que creo que se requieren de los grandes líderes es asegurarse de que la cultura y el ambiente de trabajo incentive lo mejor en las personas y que las personas encuentren alegría, significado y propósito en el trabajo que están haciendo. Y, felizmente, trabajando en la Fundación Gates, encuentro muchas oportunidades para celebrar y hacer visible para el personal, el significado y el propósito del trabajo que todos hacemos juntos.

¿Ayuda que el sentido y el propósito estén integrados en el trabajo en un lugar como la Fundación Bill y Melinda Gates?

Está incorporado, pero dicho eso, no creo que sea obvio. Déjame darte un ejemplo. Digamos que usted está en finanzas y su trabajo es asegurarse de que los libros contables estén cerrados a fin de mes y de que realicemos la nómina. Quiero que esa persona en finanzas entienda que, en 2018, el trabajo que financiamos terminó conduciendo a la primera nueva droga para recaídas de malaria en 60 años.

Creo que es importante no subestimar el hecho de que hay muchas personas que trabajan en lugares como la Fundación Bill y Melinda Gates, que, en un día cualquiera, pueden estar luchando para comprender algunas áreas de Brasil donde nunca han estado, y que, como líder, puedo ayudarles a darles vida y ayudarles a comprender mejor la importancia del trabajo que realizan todos los días. Creo que esa es una de las partes más divertidas de ser un líder.

Hay algo realmente sorprendente cuando un gerente le dice: “Sé que puedes hacer esto y que lo harás muy bien. Cuento con usted “. Demuestra respeto y crea la cantidad justa de “No voy a fallarle” [por parte del empleado]. Cuando realmente cuenta con alguien y le está pidiendo que contribuya de una manera significativa, si tiene la capacidad de decir: “Si puedo ayudarlo de alguna manera, estoy aquí para ayudarlo, usted sabe, puede hacerlo”, la gente es increíble.

También trato de no olvidar que no era capaz de hacer la mitad de las cosas que soy capaz de hacer ahora, antes de que alguien me diera la oportunidad de intentarlo e incluso fallar las primeras veces. Hablando de esas lecciones y hablando en voz alta sobre el fracaso, y lo que aprendí y cómo sigo adelante, creo que esa es una parte muy importante del liderazgo.

Una pregunta básica que me viene a la mente sobre lo que el New York Times ha llamado un “coloso mundial de la filantropía”, con una dotación de US$ 50 mil millones, es: ¿Cómo lo haces? ¿Cómo te las arreglas para manejar todos estos programas y proyectos en todo el mundo?

La respuesta es que no lo hago todo. Hay un par de cosas que pueden hacer las personas en trabajos como el mío que pueden conducir a grandes resultados.

Entonces, como CEO, ¿qué tipo de cosas puedo hacer para asegurar que sea un éxito? Bueno, alenté la selección de Penny Heaton como CEO del Instituto de Investigación Médica Gates. No voy a saber todos los detalles del Instituto de Investigación Médica. Solo hay 24 horas en un día. Pero lo que puedo hacer es asegurarme de que el líder sea una persona increíblemente talentosa que tenga la capacidad de dirigir esa agenda.

¿Hubo cambios en el mundo o fuerzas políticas que han dificultado su trabajo como jefe de la fundación? ¿O cambios que hicieron su trabajo más fácil?

Sí. Te daré un ejemplo positivo y uno desafiante.

Empecemos por lo positivo. Una de las cosas que lanzamos en 2018 fue una estrategia de igualdad de género. Fue nuestro momento oportuno para lanzar esa estrategia, porque todos quieren hablar, pensar y hacer algo constructivo y positivo para apoyar a las mujeres y niñas que desempeñan un papel clave en la sociedad. Por lo tanto, diría que eso ha sido bien recibido y que ha sido fantástico.

Por otro lado, te diré uno que ha sido muy, muy desafiante. Estamos muy enfocados en la planificación familiar como una estrategia clave y en asegurarnos de que las mujeres decidan cuándo tienen sus hijos y con cuánto tiempo de espera entre hijos. Creemos que las mujeres merecen tener acceso a anticonceptivos modernos, seguros y efectivos. Pero las políticas en los Estados Unidos y lo que se conoce como la regla de la Ciudad de México hacen que sea más difícil para nosotros asegurarnos de que las mujeres tengan acceso a la anticoncepción.

¿Cómo has manejado eso?

Hemos mantenido el rumbo. Estamos trabajando localmente con muchas comunidades y naciones que quieren llevar esto a las mujeres en sus comunidades, y estamos mirando a largo plazo, no a corto plazo.

¿Qué consejo les da a las mujeres que aspiran a un papel de liderazgo como el suyo, especialmente en los campos científicos, donde las mujeres se han enfrentado a conocidas barreras?

Uno, sirvo como mentor y creo que tener un buen mentor o un buen patrocinador es algo realmente importante para cualquier persona, hombre o mujer, ya que tienen aspiraciones de mejorar su carrera.

La otra cosa que le he transmitido a la gente es el consejo que escuché de una colega de la UCSF, Liz Blackburn, a quien se le otorgó el Premio Nobel de Medicina o Fisiología por su trabajo en telómeros. Liz y yo hicimos una entrevista realmente fantástica con las estudiantes de medicina de la UCSF. Liz tiene un hijo y alguien le preguntó a Liz sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Nunca he olvidado lo que dijo: decidió no responsabilizarse por el equilibrio entre la vida laboral y personal en un día determinado o en una semana determinada, sino pensar en ello en paquetes de un año.

Su familia siempre tiene unas excelentes vacaciones familiares en agosto: se toman las últimas dos semanas de agosto y se van a Hawai.

¿Cómo supiste, al llegar a la fundación, que era el camino correcto para ti, que podrías liderar en esa empresa?

Cuando me di cuenta de lo comprometidos y lo ambiciosos que son Bill y Melinda, pensé que, si podía ayudarlos, realmente debería hacerlo. Es tan simple como eso. Y no me han decepcionado. Lampadia




7 ensayos sobre la prosperidad

Los titulares son cada vez más pesimistas, sin embargo, un creciente grupo de influyentes pensadores, que recurren a información sobre los grandes procesos que conforman la vida en el planeta, demuestran, una y otra vez, que la humanidad nunca ha estado tan bien, y solo nuestro pesimismo nos frena de reconocer la realidad y sumarnos a la gesta de la prosperidad, que solo podemos emprender desde el reconocimiento de la realidad y de nuestras capacidades.

A fines del año 2016, cualquiera que haya estado escuchando las noticias probablemente sintió un profundo pesimismo. Naturalmente, el Brexit y la elección de Donald Trump se ceñían sobre muchos. Además, nos deprimimos por la situación en Siria; por la muerte de miles de migrantes en el Mediterráneo; por las pruebas de misiles de Corea del Norte, los ataques terroristas en Niza, Bélgica, Florida, Pakistán y otros lugares, los tiroteos en las escuelas de EEUU, o por el espectro del cambio climático, que nos acecha. Y pocos titulares brindan alguna razón para pensar en los temas más positivos.

Los analistas que nos permiten presentar estos ‘7 Ensayos sobre la Prosperidad’, líderes globales en diversos aspectos, son, gracias a Dios, inmunes a la oscuridad que cotidianamente nos embarga desde la política y los medios de comunicación. Cada uno de los personajes que hemos seleccionado, nos demuestra que la verdad es que nunca ha habido menos hambre, mejor salud y mayor prosperidad: alimentos, pobreza, saneamiento, esperanza de vida, mortalidad infantil, todos estos indicadores y más, han mejorado dramáticamente cada año para una clara mayoría de personas en todo el mundo.

La mejora de la humanidad puede expresarse en términos de crecimiento económico, pero su expresión va mucho más allá. La siguiente lámina nos muestra como, desde 1950, prácticamente todos los países del mundo, han transitado a un estadío de mayores ingresos y de mayor esperanza de vida, que resume muchos aspectos de las condiciones sociales en un solo indicador de los ciudadanos del mundo.

En general, el mundo está mejorando. Esta no es una visión ingenuamente optimista; está respaldada por datos. Por ejemplo, si analizamos la cantidad de niños que mueren antes de su quinto cumpleaños, desde 1990, esa cifra se ha reducido a la mitad. Eso significa que 122 millones de niños se han salvado en el último cuarto de siglo.

Entonces, ¿por qué parece que el mundo está en declive? En parte, se debe a la naturaleza de la cobertura de noticias. Las malas noticias llegan como drama, suceden de pronto, mientras que las buenas noticias son incrementales, son procesos, y no se las consideran de interés periodístico. Es de la naturaleza humana enfocarse en lo malo (peligros) que en lo bueno.

Como afirma Steven Pinker (ver líneas abajo): “La naturaleza humana tiene un sesgo negativo. Somos especialmente sensibles a las pérdidas. Nos interesan más las noticias malas que las buenas. Nos afectan más las críticas de lo que nos animan los elogios. Existen más palabras negativas que positivas. Estamos pendientes de lo que pueda ir mal.”

Vivimos en la época más emocionante de nuestra historia. A medida que avanzamos hacia este futuro, vamos a estar alterando muchas industrias y creando más oportunidades de desarrollo. Para lograrlo, debemos generar la mayor cantidad posible de riqueza en el menor plazo posible e invertir todo lo que podamos en educación, capacitación, innovación y salud.

Para esto, tenemos que eliminar la incompatibilidad actual ente el pensamiento lineal de los políticos actuales y el pensamiento exponencial de los grandes emprendedores que surgen todos los días, y así aprovechar las infinitas oportunidades que nos ayuden a lograr un crecimiento duradero, que financie la agenda social y de gobierno y que genere buen empleo y buenos ingresos para todos los peruanos.

Por eso, en Lampadia queremos destacar los aportes al pensamiento humano de siete personas que mantienen una visión optimista del mundo. Como alguien dijo: “El optimista no es el que cree que los dioses se encargarán de que las cosas salgan bien. El optimista es el ser dispuesto a la acción”.

Nuestra intensión es que podamos salir de esa sensación de incapacidad que nos embarga, y que podamos apostar por una visión positiva de futuro en la que, en nuestro caso, todos los peruanos podamos tener las mismas oportunidades de bienestar. Estos ensayos deben incentivarnos a emprender la ‘Gesta de la Prosperidad’.

El pensamiento de 7 optimistas informados:

        I.            Steven Pinker

Es fácil mirar alrededor y concluir que, aparentemente, todo es horrible, que el mundo se está volviendo menos seguro y más caótico. Sin embargo, Steven Pinker, psicólogo de Harvard, que acaba de publicar una suerte de ‘manifiesto de la prosperidad’, Enlightment Now: The Case for Reason, Science, Humanism, and Progress (Ilustración ahora: El caso de la Razón, Ciencia, Humanismo y Progreso), ha estado discutiendo durante años que esto es una ilusión. En uno de sus libros anteriores, The Better Angels of our Nature, analizó la data y mostró que la violencia ha disminuido constantemente a lo largo de la historia de la humanidad, y que la edad actual es, de hecho, la más segura que hayamos visto.

En su libro, Enlightenment Now, enfatiza este argumento. Pinker hace zoom hacia atrás y examina el “panorama general del progreso humano” desde finales del siglo 18, justo en el momento de la época de la Ilustración. Esto es, básicamente, el período en el que el espíritu de la ciencia explotó en el mundo occidental.

Pinker ofrece datos objetivos y, por tanto, los argumentos para defender un orden de democracia, ley y libertad. Las instituciones democráticas liberales han sido determinantes en el impresionante progreso de la condición humana. Y, como afirma el escritor, la cultura política e intelectual lo oculta. “Porque los progresistas detestan el progreso. Hoy lo que define la percepción del mundo son los titulares y las anécdotas en lugar de los datos y las tendencias. Y además hay una equiparación absurda entre el pesimismo y la sofisticación. Los pesimistas son considerados más serios y moralmente superiores. Tienen prestigio intelectual”.

Pinker destaca los datos sobre educación, alfabetización, riqueza y longevidad para presentar el caso más amplio de que la vida, en general, está mejorando. Así rebate los argumentos distópicos sobre los peligros de la tecnología, especialmente de la inteligencia artificial.

Leer en Lampadia: “Los progresistas detestan el progreso

        II.            Jordan Peterson

Peterson es autor de libros y cientista político, ex profesor adjunto de Harvard y titular en la Universidad de Toronto, Canadá. Su formación es como psicólogo clínico, famoso por grabar sus clases, enfrentarse a la idea del feminismo como motor de la sociedad y atacar a “la izquierda radical”, a quien compara con Mao Tse Tung en medio de discusiones que tienen lugar en el aula. 

Peterson es más que un provocador: viene enfrentando lo que llama “la corrección política” desde los años noventa. Su último libro “12 Rules for Life: An Antidote to Chaos”, propone y comenta una serie de reglas para vivir decentemente. Entre las reglas que propone encontramos desde las clásicas “Siéntate recto y con los hombros hacia atrás” o “Di la verdad… o, al menos, no mientas”, hasta las más rompedoras como “No molestes a los niños mientras practican skate”, pero sobre todo las que destilan puro sentido común, como “Hazte amigo de personas que quieran lo mejor para ti”, “Pon en orden tu casa antes de criticar el mundo” o “Asume que la persona a quien estás escuchando puede saber algo que tú desconoces”.

12 Reglas para la vida. El antídoto del caos

  1. Párese derecho con los hombros hacia atrás
  2. Trátese como si usted fuera alguien a quien tiene la responsabilidad de ayudar
  3. Hagase amigo de personas que quieren lo mejor para usted
  4. Compárese con lo que usted fue ayer, no con lo que otra persona es hoy
  5. No permita que sus hijos hagan nada que le haga odiarlos
  6. Antes de criticar al mundo, ponga su casa en orden perfecto
  7. Persiga lo que es significativo (no lo que es conveniente)
  8. Diga la verdad – o, al menos, no mienta
  9. Suponga que la persona a la que está escuchando, puede saber algo que usted no sabe
  10. Sea preciso en su discurso
  11. No moleste a los niños cuando estén haciendo skate
  12. Acaricie a un gato cuando encuentre uno en la calle

Leer en Lampadia: “De la lucha de clases a la lucha de identidades”.

        III.            Bill & Melinda Gates

Bill & Melinda Gates actúan en pro de los pobres. En su maravilloso afán filantrópico, no solo han donado gran parte de su fortuna, también dedican su tiempo para ayudar a los más necesitados, en los países más pobres. Además, inspiran a otros a hacer lo mismo y, de manera muy importante, siempre transmiten un optimismo desbordante sobre lo que los seres humanos estamos logrando y podemos hacer para ayudar a los demás.

Mientras la mayoría de los titulares se enfoca en lo negativo, ellos ven un mundo que está mejorando, citando, por ejemplo, que el número de niños que mueren cada año se ha reducido a la mitad desde 1990 y cómo se ha reducido la pobreza extrema a casi la mitad en solo 20 años:

Gráficos de su Carta Anual 2017

En su Carta Anual 2018 (la décima), Gates explica que “Ser optimista no consiste en pensar que la vida antes era peor, se trata de saber cómo es que la vida puede mejorar. Y eso es precisamente lo que inspira nuestro optimismo. En nuestro trabajo vemos muchas enfermedades y pobreza —entre muchos otros problemas que deben resolverse -pero también vemos lo mejor de la humanidad. Dedicamos gran parte de nuestro tiempo a aprender de los investigadores que están descubriendo las soluciones más modernas para curar enfermedades; hablamos con dirigentes gubernamentales comprometidos, que apuestan por formas creativas de dar prioridad a la salud y al bienestar de la población mundial, y tenemos la oportunidad de conocer a personas de gran talento y valentía que piensan en nuevos caminos para transformar sus comunidades”.

Leer en Lampadia: “El mundo sigue mejorando

        IV.            Hans Rosling

El doctor Hans Rosling, lamentablemente fallecido recientemente, fue profesor de salud internacional en el Karolinska Institutet de Suecia y creador y director de la Fundación Gapminder, que desarrolló el sistema de visualización de datos Trendalyzer.

Hans Rosling es posiblemente el hombre que mejor ha sabido mostrar estadísticas en una presentación. Su trabajo, continuado ahora por su hijo, Ola, se centra en disipar los mitos sobre el llamado mundo en desarrollo, mostrando cómo se están cerrando las brechas entre los países más ricos y los más pobres. De hecho, la mayoría de los países emergentes están en la misma trayectoria en salud y prosperidad, de los que avanzaqron primero, y muchos países emergentes se están moviendo dos veces más rápido que los desarrollados.

Hans Rosling decía que su tarea era “divulgar aquellos números y bases de datos fundamentales para comprender mejor el mundo”. Explicaba, convencido, que “si el usuario ve sólo los datos en bruto, no entenderá nada. Pero si accede a ellos después de procesarlos, el efecto será muy diferente”. Asegura que los miles y miles de datos que abundan en internet y que reproducen los medios han llevado a que “la gente tenga un montón de ideas preconcebidas sobre nuestro planeta que no corresponden a la realidad”.

Leer en Lampadia: El mundo según Hans Rosling.

        V.            Xavier Sala-i-Martin

Xavier Sala i Martín, es catedrático de Economía de la Universidad de Columbia (NY), asesor económico principal y autor del ‘Global Competitiveness Index del Foro Económico de Davos. Un economista español, carismático y bastante único, que nos acerca a la economía a través del entretenimiento, ya que nos muestra cómo la economía puede ser parte del día a día, cómo no es algo lejano o abstracto, sino algo muy presente en nuestra vida cotidiana.

En su ¿Cuál es el futuro del Capitalismo?, Ray Kurzweil, de Singularity University, cita a Sala i Martin, “El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

“El capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios. Ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres. En los últimos 40 años se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza. Como afirmó Xavier Sala-i-Martín, ‘El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre’.”

Ray Kurzweil, co-fundador de Singularity University

Tal vez por ser un profesor experimentado, explica con sencillez y presenta ideas complejas en un formato fácil de entender. Aunque hay muchos economistas brillantes, pocos pueden explicar y analizar con facilidad y elocuencia como lo hace el profesor Sala i Martin. Sus presentaciones son reputadas como divertidas y con altas dosis de humor y entretenimiento,  sin dejar el rigor y la seriedad y tienen una gran demanda en el circuito de conferencias global.

XSiM es un gran comunicador, algo muy importante y poco frecuente entre los economistas. Las políticas públicas determinan consecuencias económicas que configuran la calidad de vida de sus pueblos. Los hacedores de políticas, políticos y técnicos, debieran hacer un énfasis especial en ilustrar a los ciudadanos de los pro y contra de las políticas públicas y sobre las relaciones causa-efecto de las mismas.

Leer en Lampadia: La Economía hecha fácil

        VI.            Peter Diamandis

En la actualidad, gracias al ritmo exponencial de crecimiento de la tecnología, los analistas como Diamandis, que trabajan con ellas, en la búsqueda de soluciones que puedan impactar positivamente a mil millones de personas, prevén con mucha confianza, un mejor mañana.

Diamandis, presidente y co-fundador de Singularity University (SU), de Silicon Valley, tiene una visión de un mundo en el que todos tendremos acceso a agua potable, alimentos nutritivos, vivienda asequible, educación personalizada, atención médica de primer nivel, no hay contaminación y hay energía en todas partes. Imagina un mundo de abundancia.

“Creo que, en las próximas décadas, la habilidad de la gente para hacer cosas increíbles va a crecer más y más. Las herramientas que tenemos, con Internet, con la simulación por computadora, con lo que está por llegar en biología, robótica, inteligencia artificial, impresoras 3D, todas estas cosas van a permitir que los individuos y pequeños grupos puedan hacer cosas que antes sólo podían hacer los gobiernos y las grandes empresas”, expresó Diamandis.

De un modo similar, los sistemas computacionales, redes y sensores, la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología, bioinformática, impresión 3-D, nano-tecnología, interfaces hombre-máquina y muchas otras herramientas ahora están avanzando a un ritmo exponencial, permitiendo que pronto, la gran mayoría de la humanidad experimente grandes oportunidades.

En los siguientes gráficos mostramos algunas de las evidencias de abundancia que presenta Diamandis:

Leer en Lampadia: Un mundo de abundancia.

        VII.            Niall Ferguson

El historiador escocés Niall Ferguson es uno de los referentes esenciales del pensamiento liberal-conservador en el mundo anglosajón. Su nuevo libro, titulado La plaza y la torre (The square and the tower), plantea la importancia de las redes de poder de naturaleza horizontal, entendidas como el contrapeso a las estructuras de influencia jerárquica y vertical.

Quizás lo más importante de Ferguson es su capacidad de discernir y criticar con franquesa lo que viene sucediendo en el mundo. Un ejemplo claro es lo que afirmó el historiador británico hace un par de años, en una visita a Chile, después de observar las políticas decimonónicas del gobierno de Michelle Bachelet, donde afirmó que: “Chile es el país más inteligente de la región, pero ahora está ejerciendo su derecho a ser estúpido”.

Entre sus aportes analíticos, Ferguson hace un análisis crítico sobre las seis instituciones que facilitaron la prosperidad en Occidente y lo separaron del resto del mundo. Las presenta como Apps para móviles, en el sentido de que son muy sencillas. Son como iconos; sólo hay que hacer clic. Pero detrás de ese icono, existe un código complejo.

Las ‘Killer Appss’ de Ferguson

1.       Competencia
2.       Revolución Científica
3.       Derechos de Propiedad
4.       Medicina moderna
5.       Sociedad de consumo
6.       Ética de trabajo

Veamos su análisis (transcripción parcial de su presentación en Ted: THE 6 KILLER APPS OF PROSPERITY), en la que explica la Gran Divergencia histórica entre occidente y el este, y como, en nuestros días estamos transitando hacia la Gran Reconvergencia:

“Uds pueden pensar que podemos explicar la Gran Divergencia en términos geográficos. Sabemos que eso es incorrecto porque hemos realizado dos grandes experimentos naturales en el siglo 20 para ver si la geografía importaba más que las instituciones. Tomamos a todos los alemanes, los dividimos aproximadamente en dos, y a los que estaban en el Este les dimos comunismo, y vean el resultado. (…) también se llevó a cabo otro experimento en la Península de Corea: la misma tradición cultural básica, les dimos el comunismo a los del norte, y el resultado fue de una divergencia aún mayor en un periodo muy corto de tiempo que el que ocurrió en Alemania.

Son las ideas. Son las instituciones. 

Traduciré en un lenguaje que puedan comprender. Llamémosle “killer Apps”. Quiero explicarles que existen seis aplicaciones que separan a Occidente del resto del mundo: 

  1. Competencia significa no sólo que hubieron cientos de unidades políticas diferentes en Europa en 1500, sino que dentro de esas unidades, había competencia entre corporaciones así como entre soberanos. El ancestro de las corporaciones modernas, la “City of London Corporation”, existió en el siglo 12. Nada de esto existió en China.
  2. La revolución científica fue diferente de la ciencia que se había alcanzado en el mundo oriental de varias maneras cruciales, la más importante fue que, mediante el método experimental, le dio el control al hombre sobre la naturaleza de una forma que no había sido posible antes. 
  3. Derechos de propiedad: esto no es democracia, señores; es tener la regla de la ley basada en derechos de propiedad privados. Eso es lo que hace la diferencia entre América del Norte y América del Sur. 
  4. La medicina moderna a finales del siglo 19 comenzó a tener grandes avances en contra de enfermedades infecciosas que mataban a muchas personas. 
  5. La sociedad de consumo es lo que se necesita para que la Revolución Industrial tenga un objetivo. Se necesitan personas que quieran usar cientos de ropas. La sociedad de consumo impulsa el crecimiento económico más que el cambio tecnológico en sí.
  6. La ética del trabajo. Max Weber pensó que era algo peculiarmente protestante. Y se equivocaba. Cualquier cultura puede tener ética del trabajo si las instituciones están ahí para crear un incentivo al trabajo. 

Esta es la Gran Reconvergencia, y esta es la historia más grande de sus vidas. Debido a que están viendo cómo ocurre. Nuestra generación es testigo del final de la predominancia occidental. El estadounidense promedio solía ser 20 veces más rico que el chino promedio. Ahora sólo lo es 5 veces más, y pronto será de solo 2.5 veces.”

Leer en Lampadia: 6 instituciones que facilitaron la prosperidad en Occidente

Queremos terminar este ensayo con la definición de la civilización (occidental) de Winston Churchill, citada por Niall Ferguson:

“Significa una sociedad basada en la opinión de los ciudadanos. Significa que la violencia, el gobierno de guerreros y jefes despóticos, las condiciones de los campamentos y de la guerra, de la sublevación y la tiranía, dan lugar a Parlamentos donde se hacen las leyes, y a tribunales de justicia independientes en los que dichas leyes se mantienen durante largos periodos. Esto es la Civilización, y en su suelo crecen continuamente la libertad, el confort y la cultura. Cuando la Civilización reina en un país, se permite a la gran masa de la población una vida más amplia y menos agobiada.” Winston Churchill, 1938.

Lampadia




Economía de EEUU repunta con bolsones insatisfechos

La campaña electoral estadounidense lleva las sensaciones sobre la economía al vaso medio vacío, el otrora ‘privilegio’ de países como el Perú.

A pesar de una recuperación importante de la economía en su conjunto, como puede apreciarse en los gráficos del informe que compartimos líneas abajo, los candidatos presidenciales, aprovechando el impacto popular de una larga sensación de crisis, con fundamentos en ciertos segmentos de la sociedad, han logrado generalizar el ambiente de pesimismo como base de sus críticas y dibujar enemigos en la imagen de China, la migración y el aumento de la desigualdad.

Cuando una sociedad cae en una trampa de este tipo, se produce una suerte de atracción gravitacional a todos los candidatos hacia el negativismo, y unos y otros sienten la necesidad de sumarse al cargamontón por miedo a perder espacio político. Así lo vemos siempre en el Perú, donde hasta los candidatos con más arrastre, van recogiendo total o parcialmente las propuestas más críticas y extremistas en todo orden de cosas.

En EEUU, por el arrastre de Trump y Sanders, hasta Hillary Clinton, acentúa su alejamiento de las políticas de comercio internacional de Obama, con, por ejemplo, el TPP. Ver en Lampadia nuestro artículo sobre el libre comercio, que muestra un paulatino y muy peligroso deslizamiento de las economías más fuertes, incluyendo por supuesto a países europeos en contra de la apertura comercial. Una tendencia muy perniciosa para los países emergentes como el nuestro.

El informe del Financial Times que glosamos, muestra con claridad que EEUU ha superado notoriamente la crisis del 2008/9 con indicadores de crecimiento y empleo muy importantes. Pero parece que el mundo prefiere mantener la sensación de crisis ante los cambios que va trayendo la nueva economía producto de la cuarta revolución industrial. Miedo al cambio y miedo a lo desconocido, que solo puede ser enfrentado con un buen liderazgo,  tal vez una de las mayores carencias en el mundo actual.   

La economía de EEUU en gráficos: Pesimismo vs Datos

Por Sam Fleming y Shawn Donnan

Publicado por el Financial Times

14 de abril de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Desde las afirmaciones de Donald Trump de que EEUU ya no está ‘ganando’ hasta las advertencias de Bernie Sanders de una “economía manipulada”, la ira sobre su  desempeño económico es el tema recurrente de la campaña electoral.

Sin embargo, las previsiones del Fondo Monetario Internacional sugieren que EEUU ha surgido como la economía más saludable de entre las principales economías del mundo, con un PBI que podría aumentar más que cualquier otro país avanzado el próximo año y con una tasa de desempleo que es la mitad del promedio de la zona euro.

La brecha entre los sólidas mediciones económicas, aunque no espectaculares, y el mal humor de grandes sectores del electorado, también presenta un dilema para Hillary Clinton, quien busca sacar provecho de la historia de recuperación económica de Barack Obama, y a la vez mostrarse de acuerdo con una población sombría.

¿Cómo se sienten los estadounidenses con respecto a la economía?

A pesar del pesimismo visto en la campaña electoral, las percepciones acerca de la salud de la economía de Estados Unidos varían considerablemente dentro del propio electorado. El sondeo del Pew Research Center muestra que los republicanos son mucho más propensos, que los demócratas, a afirmar que la situación económica es mala y que las cosas han empeorado en los últimos 50 años.

Sin embargo, el mensaje general del sondeo es bastante pesimista: siete años después de que empezara la recuperación, los estadounidenses todavía se encuentran descontentos con el desempeño de la economía. Alrededor del 43% de los votantes registrados dicen que las condiciones son solamente aceptables y el 29% dicen que son malas, mientras que el 28% dicen que son buenas o excelentes.

Esto es una mejora con respecto al inicio de la recuperación, pero muy por debajo de los indicadores de finales de 2006, cuando el 44% creía que las condiciones eran buenas o excelentes. La confianza del consumidor también ha repuntado en los últimos meses, pero sigue muy menor de la observada durante el auge de los 90, cuando Bill Clinton estaba en el poder, según el indicador de confianza de la Universidad de Michigan.                                                   

Doug Holtz-Eakin, presidente del think tank ‘Foro de Acción de América’, que asesoró la campaña presidencial de John McCain, dice que el foco tradicional estuvo en la tasa de desempleo, pero la mayoría de las personas que querían puestos de trabajo ya los tienen. El tema ahora son los salarios, junto con los constantes comentarios sobre los riesgos de una nueva recesión. “Es un promedio pobre, con mucho riesgo a la baja y la gente está harta de eso,” dijo.

¿Cuánto ha mejorado la economía de Estados Unidos?

En comparación con 2009, cuando Obama asumió el cargo, la transformación es radical. El PBI se expandió un 2.4% el año pasado, muy por encima del 1.6% de la zona euro y más rápido que cualquier economía europea grande, excepto España. Japón creció 0.5 % en 2015.

La tasa de desempleo está a la mitad de su pico en la crisis, creándose más de 200,000 empleos mensuales. EEUU ha visto su más larga la racha de crecimiento de empleo en el sector privado, con una adición de 14.4 millones de puestos de trabajo a lo largo de  73 meses, aunque la PEA se mantiene muy por debajo de los niveles de  finales del siglo XX.

La inversión en viviendas también se ha recuperado, al igual que las acciones, impulsando la riqueza de muchos estadounidenses. Como dijo un alto funcionario del Tesoro de EEUU antes de las reuniones en Washington esta semana, se siente como una expansión sostenible.

Entonces, ¿por qué hay tanto pesimismo?

David Madland, economista del think tank Centro para el Progreso Americano, dijo que si bien los índices de aprobación de Obama sugieren que ha recibido algo de crédito por la mejora de la economía, se esperaba que subieran aún más.

La explicación está en el tenue crecimiento de los salarios, dijo, que es más tangible que el crecimiento del PBI o el desempleo. “La gente está trabajando cada vez más y más para permanecer en un solo lugar”, dijo.

Mientras que algunas medidas de crecimiento han afectado positivamente los salarios,  y los ingresos disponibles han mejorado por los bajos precios de energía, para los grupos menos prósperos la situación es una de un largo plazo de estancamiento, según datos del Instituto de Política Económica.

Un punto de vista alternativo afirma que los salarios se mantienen bajos como resultado de la cambiante composición de la fuerza laboral de EEUU. En un estudio publicado el mes pasado, los economistas de la FED de San Francisco sostuvieron que un factor importante detrás de estancamiento de los salarios a nivel nacional es que los baby boomers de salarios más altos habían comenzado jubilarse y que muchos trabajadores de bajos salarios, afectados durante la recesión, estaban siendo contratados de nuevo, un choque de dos tendencias que en conjunto mantienen estancadas las mediciones del crecimiento de ingresos.

Mientras tanto, la clase media, como la define el Centro de Investigación Pew, se ha reducido a poco menos de la mitad de la población de EEUU por primera vez en décadas, con parte de la población desplazándose a los extremos tanto por encima como por debajo de la media.

Consecuentemente, las perspectivas de la sociedad se han vuelto más fracturadas. Mientras que el 37% de los demócratas, o de los que se inclinan a esa tendencia política, piensan que las condiciones económicas son buenas o excelentes, sólo el 18% de los republicanos tiene ese punto de vista.

Esto último ayuda a explicar el atractivo de Trump, que ha estado destruyendo el historial económico de EEUU que, según él, ha sido socavado por malos acuerdos comerciales y por la competencia en el extranjero. Los partidarios de Trump y Sanders son más propensos a decir que tienen dificultades para encontrar trabajo en su área,  que los de los otros candidatos.

Steve Glickman, co-fundador del Grupo de Innovación Económica, un grupo de investigación, destaca la división geográfica que también caracteriza la recuperación. “Las comunidades y ciudades prósperas están cargando una gran parte del peso de la recuperación económica, y están oscureciendo el gran número de comunidades que les está yendo cada vez peor”, dijo.

 




Mayor bienestar con malas noticias

Mayor bienestar con malas noticias

Desde el nacimiento de Lampadia hemos hecho hincapié en mostrar, con cifras y fuentes, la evolución de los indicadores sociales y económicos del Perú desde la promulgación de la Constitución de 1993 y, especialmente de los diez años previos al gobierno del nacionalismo que nos regaló un ominoso punto de inflexión. Ver: Cifras de la Prosperidad y Punto de Inflexión.

Nuestro enfoque contradecía permanentemente el negativismo y ‘negacionismo’ con el que una buena parte del establishment político y académico calificaba nuestra realidad. Además, nuestras notas de análisis e información contrastaban notoriamente con el ambiente mediático, cargado de malas noticias, escándalos y hasta distorsiones con los que se sigue alimentando, día a día, la formación del sentido común de los peruanos.

De tiempo en tiempo, leemos en boca de ciertos analistas quejas sobre esta situación negativa del clima mediático. Se habla de que lo que se busca es el rating, de la morbosidad del público y a veces de la lejanía de los dueños de los medios y sus periodistas, con el sentido de misión y vocación que todavía algunos esperamos de la prensa.

En esta nota queremos compartir con nuestros lectores un brillante análisis de Matt Ridley, de su reciente libro: The Evolution of Everything (La evolución de todo), en el que nos dice: “No puedo reconciliar en mi mente esta extraña yuxtaposición de optimismo y pesimismo. En un mundo que nos da una oferta inagotable de malas noticias, las vidas de las personas mejoran y mejoran”.

En nuestra opinión, una de las más importantes responsabilidades de los líderes de opinión y de los medios de comunicación es promover la formación de ciudadanos empoderados y comprometidos, sobre todo en un país, que como el nuestro, está todavía en construcción.

Podemos entender los espacios de la inmediatez informativa en que se desenvuelve el mundo mediático, pero no debemos dejar de lado el eco de los grandes procesos históricos y el fomento de una mejor educación cívica.

Revisemos algunos pasajes de la magnífica obra de Ridley. (Traducido y glosado por Lampadia):

La Evolución de Todo

“Hay dos maneras de contar la historia del Siglo XX. Puedes describir una serie de guerras, revoluciones, crisis, epidemias y calamidades financieras. O puedes apuntar a la gentil pero inexorable mejora de la calidad de vida de casi todos en el planeta: el aumento de los ingresos, la conquista de las enfermedades, la desaparición de los parásitos, la creciente persistencia de la paz, la mayor duración de la vida, los avances de la tecnología. Escribí un libro sobre esto último. Estaba glorioso de que el mundo fuera un muy mejor lugar de lo que jamás había sido. Sin embargo, lee los periódicos y pensarás que habíamos sido sacudidos de desastre en desastre, y que nos esperaba un inevitable futuro de más desastres. No puedo reconciliar en mi mente esta extraña yuxtaposición de optimismo y pesimismo. En un mundo que nos da una oferta inagotable de malas noticias, las vidas de las personas mejoran y mejoran”.

“Creo que ahora ya entendí: Las malas noticias son hechas por el hombre ‘top-down’ (de arriba a abajo) deliberadamente, impuestas a la historia. Las buenas noticias son accidentales, no planeadas, emergentes, evolucionan gradualmente”.

“Las cosas que van bien son largamente  no intencionales; las que van mal son mayormente intencionales. Dos ejemplos:

Uno: La Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, el Tratado de Versalles, la Gran Depresión, el Régimen Nazi, la Segunda Guerra Mundial, la Revolución China, la Crisis Financiera del 2008; cada uno de estos eventos fue el resultado de decisiones ‘top-down’ hechas por, relativamente, un pequeño número de personas que trataban de imponer sus planes, ya sea por políticos, banqueros centrales o revolucionarios.

Dos: El crecimiento del ingreso global, la desaparición de enfermedades infecciosas, la alimentación de siete mil millones de personas, la limpieza de ríos y del aire, la reforestación de gran parte del mundo desarrollado, la Internet, el uso de telefonía celular para operaciones financieras, el uso de la genética individual para condenar a los criminales y liberar a los inocentes; cada uno de estos eventos fue serendípico, un fenómeno inesperado ofrecido por millones de personas que no tenían la intención de causar estos grandes cambios. Todas las cosas interesantes son incrementales, dice el filósofo Sir David Butler, y “solo muy pocos de los grandes cambios en las estadísticas de los estándares de vida de los seres humanos de los últimos cincuenta años, fueron el resultado de acciones de gobierno”.

“Dejar que las cosas buenas evolucionen, mientras hacen daño, ha sido el tema dominante de la historia. Por eso es que las noticias están solo llenas de cosas malas, pero una vez que suceden, encontramos que el gran bien ha sucedido sin anuncios. Las cosas buenas son graduales, las malas repentinas. Las cosas buenas evolucionan”.

“Equiparar ‘orden y control’ sigue teniendo un atractivo intuitivo, dice Brink Lindsey. ‘A pesar del obvio éxito de los mercados no planeados, a pesar del espectacular desarrollo del orden descentralizado de Internet, y a pesar de la muy publicitada nueva ciencia de la complejidad y del estudio de los sistemas auto-organizados, todavía es ampliamente asumido que la única alternativa a la autoridad central es el caos’”.

“El ‘volante’ (timón) de la historia es el cambio incremental a través de ‘prueba-y-error’, con la innovación dirigida por recombinaciones y esto pertenece a muchas más cosas que solamente a aquellas que tienen genes. (Le debo esta noción a Richard Webb, un experto en evolución e innovación).”

“Una buena apuesta sobre el Siglo XXI es decir que estará mayormente dominado por shocks de malas noticias, pero que experimentará un casi invisible progreso de buenas cosas. Incrementales, inexorables, inevitables cambios nos traerán mejoras materiales y espirituales que harán la vida de nuestros nietos más ricas, sanas, felices, inteligentes, limpias amables, libres y más pacíficas y más iguales –casi todo serendípicamente, como producto de la evolución cultural. Pero las personas con grandes planes causarán dolor y sufrimiento en el camino”.

“Démosle un poco menos de crédito a los creacionistas y alentemos y celebremos la evolución de todo”.

En Lampadia seguiremos tercamente difundiendo información sobre los grandes procesos de la humanidad desde una perspectiva del ‘vaso medio lleno’, mirando hacia adelante y promoviendo una mayor participación de los ciudadanos en la vida del país. ¡Ojalá podamos comprometernos con un mejor y más balaceado clima de ideas! Lampadia