1

Stalinismo en Cajamarca

Stalinismo en Cajamarca

La libertad está secuestrada en Cajamarca. Los ciudadanos en general y los medios de comunicación en particular, están prohibidos de opinar a favor de la inversión privada, y específicamente del proyecto Conga, bajo amenaza de ser declarados “traidores”, “vendidos”, “amarillos”, etc., calificativos condenatorios que anuncian ataques de turbas contra sus casas, humillaciones públicas, agresiones físicas directas, secuestros, y todas las tropelías inimaginables. Es como si el dictador y genocida ruso José Stalin y sus cadres hubiesen impuesto su cruel régimen en esa región.

En la Rusia de Stalin nadie podía opinar en voz alta en contra del tirano. En la Cajamarca de hoy, nadie puede hacerlo en contra de Gregorio Santos, Wilfredo Saavedra, Idelso Hernández, Eddie Benavides o Miltón Sánchez. Stalin eliminó a unos 40 millones de opositores tras someterlos a seudo tribunales de “justicia popular”. Los extremistas cajamarquinos no tienen el poder para eliminar a sus críticos, pero igual montan remedos de “juicios populares” en los que luego de declararlos “traidores” les lanzan las turbas para  silenciarlos mediante el terror.

El ejemplo más ilustrativo de lo que pasa en Cajamarca es la agresión sistemática que soportan los periodistas de Celendín. Mediante el amedrentamiento a los hombres de prensa, los ultras han impuesto la censura emulando a su ídolo Stalin. Antes del 29 de noviembre del 2011, día de la primera revuelta contra Conga, en las cinco emisoras radiales y en el único canal de televisión por cable que hay en Celendín habían al menos nueve programas periodísticos que opinaban libremente. Durante las manifestaciones solo quedó  Radio Celendín con autorización para injuriar, increpar y mentir en contra de Conga. Los demás están amordazados.

El periodista Eder Alcántara, conductor del programa Libre Expresión, fue secuestrado por un grupo de anti mineros que lo llevaron a empellones al local de las Rondas, donde lo humillaron, y después de obligarlo a hacer ejercicios físicos, le hicieron firmar un papel en el que lo “comprometieron” a dejar de hacer comentarios en contra de Gregorio Santos y de los grupos contrarios a Conga.

El periodista y profesor Elí Guerrero Vílchez, de Radio Éxito, fue agredido por una turba que lo sacó a la fuerza del colegio secundario donde enseña, lo increparon delante de sus alumnos, y después lo obligaron  a marchar por las calles junto a los manifestantes  portando  pancartas con la consigna “Conga es inviable”. Todo porque se atrevió a entrevistar a un representante de Yanacocha.

A Jesús Chávez Pereyra, reportero camarógrafo de Canal 33 de Celendín, también le pegaron y lo acusaron de “traidor” y “amarillo” por haber filmado una marcha de anti mineros. Los agresores le quitaron su cámara y la dañaron.

El primer espacio independiente silenciado fue La Voz del Pueblo. En diciembre del 2011, los conductores y los dueños de las radios donde se difundía este programa en simultaneo, fueron amenazados de muerte de manera sistemática, primero mediante llamadas telefónicas anónimas, luego mediante pasquines que eran tirados debajo de las puertas.  Por ello decidieron cerrar el programa después de que una turba atacó a pedradas el local de la emisora, pintó sus paredes con consignas extremistas y amenazó con azotar en la plaza principal a los propietarios y periodistas.

 

La represión extremista es tan violenta que el año pasado fueron cerrados, además de La Voz del Pueblo, los programas Libre Expresión de Radio El Edén, Prensa Veraz de radio Antena Uno, La Voz de Celendín de radio Frecuencia VH, Onda Informativo de Radio Éxito, Caliente Noticias de Radio Caliente, y Visión Informativa de Canal 33. Algunas radios y el canal de TV se vieron obligadas a cerrar  por las amenazas y agresiones que sufrieron ante la indolencia de las autoridades.

Durante las marchas y en el momento más álgido de las protestas, los anti mineros coparon Radio Celendín con los programas Horas de Lucha, Antorcha Magisterial (financiado por la Derrama Magisterial que controla el sindicato marxista  de la educación pública, el Sutep) y Celendín Despierta. El primero sale todos los días y los otros dos los fines de semana. Los tres tienen en común que propalan mentiras increíbles. He aquí algunas: “Las ovejas tienen menos lana porque toman agua envenenada”, “en Porcón no hay un bosque, las fotos que nos muestran son de Suiza”, “las truchas se están muriendo por el mercurio, están trayendo truchas de otro lugar para que crean que hay”, “los policías y soldados corrompen a la juventud”, “luchemos hoy por el agua sino quieres beber tus lágrimas mañana”, “Conga traerá la destrucción total de Celendín”.

Los principales “comentaristas” de esos programas son los cabecillas radicales Miltón Sánchez Cubas (que estaría financiado por Marco Arana), presidente de la Plataforma Interinstitucional Celendín (PIC), Ramón Abanto Bernal, secretario general del Sutep Celendín; el profesor Ramón Ponce, presidente de las Rondas Campesinas (sin vivir en el campo) y el cura rojo Antonio Sáenz Blanco, quien hace propaganda a favor de “la revolución”, entre otros. Todos ellos vendrían a representar la avanzada estalinista de Celendín que impone su voluntad mediante el miedo y la violencia.

Entre octubre y noviembre  del año pasado han vuelto al aire la mayoría de los espacios periodísticos radiales de Celendín, pero por razones obvias ninguno toca el tema Conga, tampoco critican a los radicales. La atmósfera de Celendín sigue cargada de miedo.

Cuando el año pasado los radicales cortaron el abastecimiento de agua en Celendín, ningún medio nacional, excepto La Hora N, lo reportó, pues sus corresponsales también estaban amedrentados. Por su lado el gobierno tampoco llenó el vacío informativo sobre la verdadera situación de Cajamarca, Bambamarca y Celendín.

Los periodistas que al comienzo mostraron una conducta independiente y con opinión favorable a la inversión son abandonados a su suerte, nadie los defiende, por lo que optaron por salir del aire y retirarse de la ciudad, pues sus vidas y las de sus familias corren serio peligro.

Con todo esto, ¿cómo es posible que el gobierno siga engriendo a Gregorio Santos y permitiendo que Wilfredo Saavedra haga su gira levantisca?