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Analicemos las mejores opciones para el Perú

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Uno de los principales problemas del país es el espinoso tema de la seguridad ciudadana, que se ha convertido en una lacra que amenaza a todos los sectores sociales e, incluso, afecta a la popularidad del gobierno. Los reclamos se suceden unos tras otros, pero el debate no se nutre de los elementos adecuados. En el afán de contribuir a ese proceso aquí reproducimos un interesante artículo de The Economist sobre cómo han caído los índices de criminalidad en los países desarrollados. Las explicaciones para el avance son varias. Desde el uso de tecnologías de vigilancia hasta la eficacia de la policía y el sistema judicial.

 

El curioso caso de la caída del crimen

20 de Julio del 2013 / The Economist

En los años 90 John Dilulio, un académico conservador estadounidense, argumentó que la nueva raza de “súperdepredadores”, “niños que no tienen ningún respeto por la vida humana ni sentido del futuro”,  aterrorizarían a los americanos por tiempo indefinido. Él no era el único. Los expertos estaban convencidos de que el crimen seguiría creciendo. Los ciudadanos respetuosos de las leyes se juntarían en comunidades, patrulladas por guardias de seguridad. Los políticos  y jefes de policía podrían hacer muy poco aparte de fanfarronear y tratar de cambiar las estadísticas.

Luego se retractó el señor Dilulio y es claro que los pesimistas estuvieron equivocados. Tal como él escribió, la ola criminal en EEUU ha sido rota. Sus ciudades son notablemente más seguras, y el resto del mundo desarrollado le ha seguido. De Japón a Estonia, propiedades y personas están ahora más seguras que en cualquier otro momento desde los años setenta. Contrario a las expectativas, la recesión no ha interrumpido esta tendencia a la baja. Aun cuando EEUU debate intensamente el tiroteo de Trayvon Martin, nueva información muestra que la tasa de homicidios de jóvenes norteamericanos está en un mínimo de 30 años.

Algunos crímenes,prácticamente, se han extinguido. El año pasado hubo 69 robos a mano armada en bancos, conjuntos de edificios y oficinas postales en Inglaterra y Gales, comparado a los 500 por año que había en los 90s. En 1990; 147,000 carros fueron robados en Nueva York. El año pasado solo fueron un poco menos de 10,000. En Holanda y Suiza los ladrones y estafadores han sido confinados fuera de los centros de la ciudad; los adictos ahora son hombres mayores, mayormente alcohólicos, que viven en hospedajes. En países como Lituania y Polonia, los mafiosos que traficaban con gente y drogas en los años 90, han pasado a realizar actividades mucho menos violentas como el fraude.

 

El retroceso de la marea

Brillantes teorías sociales han sido descartadas. Los conservadores, que insistían en que el declive de la familia nuclear tradicional y el crecimiento de la diversidad étnica desencadenarían una ola de crímenes imparable, han evidenciado estar equivocados. Los jóvenes son cada vez más propensos a ser criados por un solo padre y haber jugado bastantes videojuegos.  Y aun así se comportan mucho mejor que los de las generaciones previas. Partidarios de la izquierda, que argumentaban que el crimen no sería revertido a menos que se redujera la iniquidad, han quedado exhibidos como ingenuos.

No hay una sola causa del declive, varios factores coinciden. Las sociedades del norte están madurando, y la mayoría de crímenes están siendo cometidos por jóvenes. La policía ha mejorado en las recientes décadas, especialmente en grandes ciudades como Nueva York y Londres, con fuerzas que usan computadores para analizar la incidencia del crimen; en algunas partes de Manhattan esto ayudó a reducir la tasa de robo en un 95%. Las epidemias de cocaína y heroína parecen haberse extinguido.

El mayor factor parece simplemente ser que las medidas de seguridad han mejorado. Los inmovilizadores de los automóviles han eliminado los robos de vehículos; las pantallas a prueba de balas, los guardias de seguridad y el dinero marcado, han dificultado el robo a los bancos. Las alarmas y bases de datos de ADN han incrementado el riesgo de que un ladrón sea capturado. Al mismo tiempo, las recompensas por robo han decrecido ya que los aparatos electrónicos son ahora muy baratos. Hasta las tiendas más pequeñas invierten en cámaras de circuito cerrado y etiquetas de  seguridad. Algunos crímenes lucenahora más riesgosos – y esto importa porque, tal como las encuestas a criminales muestran, el principal disuasivo para el crimen es el miedo a ser atrapado.

Soltando las esposas

Muchos conservadores pensarán que esta lista omite la principal razón por la que el crimen ha disminuido: las sentencias de prisión severas en ambos lados del Atlántico de estas dos últimas décadas. Uno de cada cien americanos adultos está ahora en prisión. Esto ha tenido obviamente algún efecto – un joven en prisión no puede robar tu carro – pero aunque las sentencias de prisión fueran la causa, el crimen no estaría disminuyendo en Holanda y Alemania, donde han reducido su población carcelaria. La población carcelaria de Nueva York ha disminuido en una cuarta parte desde 1999, y su tasa de criminalidad ha caído más rápido que en otras ciudades.

Castigosfuertes, y particularmente,largassentencias obligatorias para ciertos crímenes, se ven contra productivas. Las prisiones americanas están llenas de hombres mayores, muchos de los cuales ya pasaron sus años de criminalidad yde usuarios de drogas no violentas, quienes estarían mejor en tratamiento. En California, el pionero de las sentencias obligatorias, más de la quinta parte de prisioneros sobrepasa los 50 años. Mantener a cada uno de ellos en prisión cuesta $47,000 al año, de dinero  de los contribuyentes (casi como un puesto para la Universidad de Stanford). Y ya que la prisión prefiere el castigo en vez de la rehabilitación, el problema real del crimen es la reincidencia. En Inglaterra y Gales, por ejemplo, el número de delincuentes primerizos ha caído en un 44% desde el 2007. El número con más de 15 condenas se ha incrementado.

Los políticos parecen haber captado esto. En América el número de nuevas sentencias obligatorias promulgadas por el Congreso han bajado. Incluso en el Sur republicano, gobernadores como Rick Perry y Bobby Jindal han adoptado políticas que favorecen el tratamiento sobre prisiones para consumidores de drogas. Gran Bretaña ha dejado de llevarlos a sus cárceles. Pero más se puede hacer para apoyar a esta gente cuando sale de prisión y para ayudar a los adictos,(hasta este momento, en Gran Bretaña, obtienen 46 euros). En Holanda y Suiza la adicción está siendo reducida por tratamientos más que por castigos. Los adictos americanos, en cambio, obtienen nada más que un poco de terapia.

La policía puede ser mejorada también, y en época de austeridad, tendrá que serlo. Ahora que los oficiales no están apurados por responder ante robos de autos o ladrones, pueden enfocarse en la prevención. Policías predictivos, los cuales emplean datos para tratar de anticipar crímenes, son particularmente prometedores. Más países podrían usar civiles como “oficiales de apoyo comunitario” como en Gran Bretaña y Holanda, para que vigilen las calles, liberando así a los policías mejor pagados para resolver crímenes.

Los policías mejor entrenados podrían enfocarse en los nuevos crímenes. Las medidas tradicionales tienden a no incluir crímenes financieros, como fraude de tarjetas de crédito o evasión de impuestos.  Puesto que estos raramente se registran, no han contribuido a producir una gran caída en el crimen. Al contrario de las violaciones y homicidios, estos no generan miedo al público. Pero mientras la policía se adapta a la era tecnológica, es bueno recordar que los criminales también lo están haciendo.

Publicado por The Economist, 20 de Julio del 2013

Traducción: Lampadia