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¡Oxígeno. . . Por favor!

¡Oxígeno. . . Por favor!

José Antonio Luna Bazo
Sociólogo y Periodista
Para Lampadia

Conforme trascurren los días de la segunda ola del coronavirus, los niveles del drama de la escasez de oxígeno medicinal adquieren ribetes que dan cuenta de la incapacidad del Estado para resolver, con decisiones inmediatas y pertinentes, las urgencias que la vida de las personas exige. Cientos de familiares continúan aguardando, en las zonas de expendio de oxígeno esperando ser atendidos. Pasan las noches en la vía pública aferrados a la esperanza de obtener uno o dos balones de oxígeno.  Mientras tanto, los pacientes agonizan por falta de este vital insumo.

Aun hay plantas que han sido donadas y que no funcionan. Otras contratadas a fabricantes no son entregadas y los plazos para cumplir se dilatan. Tampoco se ha resuelto la logística para trasladar el oxigeno de Chile a los puertos del Perú. Nuestras incapacidades son expresión de la improvisación en la que nos desenvolvemos, a lo que se suma la perniciosa burocracia, junto a la ineptitud de los tomadores de decisiones.

Hace varias décadas uno de nuestros profesores en la universidad afirmaba que la improvisación es característica de los países sub desarrollados. Seguimos siéndolo. Los hospitales están a su máxima capacidad y el oxígeno escasea en muchos de ellos. Algunos han anunciado reservas solo para las próximas 24 horas y en otros están agotadas. Nos preguntamos ¿Cuántos ciudadanos más tendrán que morir hasta que la escasez de oxígeno se resuelva?  

En el contexto de este drama humano, en un medio de comunicación masivo[i]  se anuncia, en llamativo aviso, la preventa de Concentradores de Oxigeno de 10 litros (Olive-modelo OLV10). El punto no es si puede o no un medio de comunicación vender estos concentradores. La pregunta que exige y amerita explicación es cómo una empresa, que no es droguería, puede importar y comercializar estos equipos, cuando está definido -por una absurda normatividad- que la DIGEMID[ii] es la única instancia que autoriza el ingreso de esos “dispositivos médicos”.

Veamos. La norma exige

  1. una receta médica, en la que se establezca el motivo o necesidad de uso del equipo y la marca de éste (¿?).
  2. La autorización excepcional es individual y se concreta en una resolución de la Digemid. Este trámite, entre la presentación de la receta y la emisión de la resolución, debe durar, en el mejor de los casos, 72 horas. En paralelo el importador ha identificado a su proveedor e iniciado el proceso de compra. Confirmada la disponibilidad y el transporte, presumiblemente vía aérea por la urgencia,
  3. el equipo es embarcado y trasladado al destino, proceso que puede durar 72 o 96 horas adicionales, con lo cual ya se tienen 144 o 168 horas, es decir estaríamos en el día 7. Confirmado el arribo de la importación,
  4. mínimo se requieren (3) tres días adicionales para el desaduanaje, con lo cual el proceso habría durado 10 días, siempre que no ocurra ningún contratiempo. 

Mientras todo este proceso corre por un curso de tiempos burocráticos e inseguros, los familiares siguen sumidos en la angustia y la desesperación y el paciente ruega por oxígeno. A la sazón, la Directora Ejecutiva de la Digemid anuncia que la entidad que lidera, otorgará autorizaciones excepcionales para la importación de Concentradores de Oxígeno. Lo que no se dice y se soslaya en la DIGEMID, es que el proceso de autorización requiere dos componentes, primero, Receta médica que se establezca la necesidad de uso del equipo y segundo que se otorga una autorización excepcional individual. 

No se trata sólo de flexibilizar el mercado de los Concentradores de Oxígeno, sino de liberalizarlo y hacerlo asequible a todos los ciudadanos y entidades privadas que lo requieran, de modo que no sea un bien escaso y altamente demandado que distorsione el mercado. El actual ministro de Salud, Oscar Ugarte Ubillus, en declaraciones a la prensa [iii] ha precisado, que la línea de trabajo que está impulsando el sector a su cargo se corresponde con “una estrategia que la vinculamos al primer nivel de atención como los centros de atención transitoria comunitario en torno a municipalidades e iglesias, que es una estrategia más directa”.

La más alta autoridad del Minsa ha abierto la puerta para destrabar el mercado y lo que corresponde, en esa misma lógica y sin mayor dilación, es derogar la normatividad que permite a la Digemid-Minsa continuar otorgando autorizaciones excepcionales. Lo que urge es dejar sin efecto la intervención innecesaria de la Digemid. Ugarte Ubillus ha ido más allá, al afirmar “para el registro (sanitario) de productos que llegan por importación lo hace y lo puede hacer rápidamente Digemid. Si hay empresas o empresarios que están en esa condición, que le presenten a Digemid nosotros garantizamos la autorización muy rápidamente”. Y a mayor compromiso, el ministro ha subrayado “las personas naturales también lo pueden hacer (importar concentradores para su uso), pero necesitan un registro (sanitario) o habilitación para esa función. Me comprometo a que eso cambie. Lo vamos a aplicar en todos los espacios que aparezca”.

Ministro Ugarte Ubillus, sus declaraciones merecen traducirse en la derogatoria de las normas que esgrime la Digemid para la importación de los Concentradores de Oxígeno, aun cuando ahora otorgue autorizaciones excepcionales. Lampadia

[i] La República, pag.14; 23 de febrero de 2021

[ii] Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas – Minsa.

[iii] Diario Gestión 21 de febrero 2021.




No vacunan y no dejan que nos vacunemos

No vacunan y no dejan que nos vacunemos

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Actuar como el perro del hortelano con las vacunas, en medio de la segunda ola de la pandemia y del Vacunagate, a pesar de la incapacidad estatal de proveer oxígeno y atención médica a los peruanos, no es una comedia de Lope de Vega. Es más que una tragedia. Podría ser un crimen.

En la comedia de Lope de Vega (1618), el argumento central es que Diana, la dama que no puede amar a Teodoro, impide que este ame y sea amado. Ella actúa como el perro del hortelano: “ni come, ni deja comer”.

En la tragedia peruana que nos toca vivir en estos días, los perros del hortelano no nos vacunan, ni dejan que nos vacunemos. No firmaron contratos con laboratorios internacionales para proveernos de vacunas como lo han hecho todos los países vecinos, y lo que es peor, no dejan que otros puedan traer vacunas para que nuestra población se inmunice.

  • ¿Quiénes son esos perros del hortelano?
  • ¿Quién es la Diana de la comedia de Lope de Vega en esta tragedia nacional?
  • ¿Qué buscan? ¿Sólo imponer la hegemonía sanitaria? ¿No hay tal vez un afán deliberado de desaparecer a un sector de la población que no le es afín?

Perros del hortelano hay varios.

El primero es Vizcarra. No sólo traicionó a quienes lo sacaron de Moquegua, a los que votaron por él y a los que confabularon para ponerlo de presidente, sino también a los cándidos e ignotos peruanos y peruanas (sic) que creyeron en su cacareo anti corrupción y lo aplaudían con tweets, posts y marchas. Apenas 10 días después de haber dicho en la ONU el 21.09.20 que la vacuna debe ser un “bien público global” hizo todo lo contrario: pidió que lo vacunen a él y su esposa, en privado, sin público, sin que nadie sepa. Luego, hizo poco o nada para conseguirla para los peruanos, habiendo indicios de que busco dificultar la llegada de otras vacunas.

La corte de ministros, funcionarios, asesores, diplomáticos y medios que han avalado al MINSA y a la CANCILLERIA en la idea de “la vacuna como bien público global”. De nada importa que el bien sea público, universal, global o privado, gratuito o pagante si no existe. Lo que importa es que exista.

El gobierno de Sagasti, que es el segundo acto de la misma tragedia. Ha concretado la compra de la vacuna que inocularon a su antecesor. Pagó el favorcito. Sin embargo, no consigue que lleguen otras vacunas e impide que se abran canales para que entidades privadas, gobiernos sub nacionales, ONGs u organismos de servicio que tienen experiencia en vacunación, puedan acceder al mercado secundario de vacunas y traerlas para los peruanos. Aprobó un reglamento a inicios de enero, pero reculó cuando Verónica Mendoza, le recordó los mandamientos de la hegemonía sanitaria: el Estado es el único que vacuna.

El nuevo ministro de salud Ugarte, que no le hace caso al sentido común de sus primeras declaraciones sino al designio de sus mandantes ideológicos y ha retrocedido, cerrando la posibilidad de la participación privada en la provisión de vacunas. Ugarte es miembro del Partido Humanista, agrupación que lidera el camarada Yehude Simon al cual ya acompaño como Ministro de Salud y es el partido que ha fundado Juntos por el Perú, la agrupación que postula a la presidencia a la candidata de Maduro, Verónika Mendoza. Ella fue la primera en cuestionar la participación privada para la provisión de vacunas en una declaración que el portal cubano PL amplificó el 11 de enero: “Hace un mes el presidente Francisco Sagasti defendía en la ONU que la vacuna fuera un bien público y ahora su gobierno emite un decreto autorizando su comercialización”

¿La Diana de la tragedia peruana?

Impedir que el sector privado participe en la provisión de bienes y servicios es ignorar como funciona la economía del mundo, es no haber leído ni un manual de economía elemental. Impedir que participen cuando el Estado ha demostrado que es incapaz de hacerlo deja de ser un prejuicio ideológico, es una maldad.  Una maldad como la de Diana en la comedia de Lope de Vega, quien al no poder amar, impide que otros amen.

Si tuviéramos que identificar a una Diana en esta tragedia nacional podría ser Verónica Mendoza. Una Diana a la que podríamos responsabilizar en el futuro de todos aquellos que caigan o vayamos a caer por no haberse podido vacunar a causa de sus ideas. Esta a tiempo de dejar de actuar como el perro del hortelano y dejar que nos vacunemos.

¿Que buscan?

Detrás de estas medidas está solamente el afán de imponer la hegemonía sanitaria de la cual hablamos en ¿VACUNAS A CAMBIO DE VOTOS? (Lampadia 15.01.2021) y que ya puso en práctica Nicolas Maduro en Venezuela según lo denuncia el Diario Clarín de Buenos Aires este 11 de febrero, donde los militantes chavistas serán los primeros en recibir la vacuna Sputnik.  Podría haber más. Preguntémonos:

  • ¿No habrá el interés de desaparecer emprendedores, comerciantes, profesionales, empresarios, trabajadores, agricultores, emergentes y todos aquellos que pueden pagarse una vacuna, que no van a esperar que el Estado se las provea y que, obviamente, no van a votar por la izquierda?
  • ¿No existirá el interés de que los mayores de 60, que han visto la caída del muro del Berlín, las atrocidades de Sendero Luminoso, la dictadura de Velasco y el fin del comunismo histórico desaparezcan para dejar el terreno con mayoritaria presencia de pulpines a quienes el embauque socialista puede convencer?
  • ¿No habrá, además de la hegemonía sanitaria un interés deliberado de afectar la composición etárea y social de la masa electoral para hacerla más afín al voto populista?

Si así fuera no solo sería un drama que hay que advertir, sino un crimen que hay que denunciar. Lampadia




¿Por qué no hay oxígeno?

¿Por qué no hay oxígeno?

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Las candidaturas presidenciales deberían diagnosticar bien lo que está pasando con el Estado en esta pandemia, para no ofrecer recetas contraproducentes.

  • ¿Qué es lo que hace que el Estado no pueda resolver la trágica falta de oxígeno en los hospitales y en el mercado, o que una ONG privada con recursos privados haya tenido que encargarse de traer el primer millón de vacunas, porque el Estado no atinaba a cómo hacerlo sin romper su profusión normativa?
  • ¿O que el MINSA nunca pudiera organizar una estrategia eficaz de testeo-aislamiento de contagiados y sus contactos, ni comprar pruebas moleculares?
  • ¿O que ni siquiera pudiera repartir bien canastas de alimentos en la primera cuarentena ni pueda hacerlo aun en esta segunda?

Y así sucesivamente. Solo los equipos de toma de pruebas y la Operación Tayta funcionan relativamente bien, pero con alcance limitado.

La explicación no es la falta de recursos, como piensa el flamante ministro Ugarte. Casi 900 millones de soles destinados a la lucha contra el COVID se dejaron de gastar el 2020. Ni siquiera existe una falta de recursos histórica en el sector: en los últimos 20 años el presupuesto de la salud pública se multiplicó por 7 en términos reales. Hubo recursos, pero gestionados de manera patrimonialista y corrupta.

Ese es el quid del asunto. Pongamos la lupa en el caso del oxígeno. Mucha gente se enferma y necesita oxígeno en sus casas. Pero ya no hay balones de oxígeno en el mercado y si Ud. encuentra uno se dará cuenta que pesa 100 kilos. La solución es un pequeño equipo concentrador de oxígeno doméstico. Resulta que solo las droguerías registradas en la DIGEMID están autorizadas a importarlos con una serie de requisitos, y deben pedir permiso cada vez. Hay empresas que han importado esos equipos y la DIGEMID no las autoriza a sacarlos del aeropuerto porque no son droguerías. Mientras tanto, la gente se muere por falta de oxígeno.  

Y este es el punto: una droguería está obligada a tener un químico farmacéutico regente, y éste debe estar al día en sus cotizaciones al Colegio de Químicos Farmacéuticos. Lo mismo ocurre con las farmacias. La DIGEMID es en la práctica una agencia de empleo de los químicos farmacéuticos. Esa entidad ha sido capturada por ese gremio, que la usa como si fuera de su propiedad. Es suya. Neo patrimonialismo puro.

No somos los ciudadanos peruanos los propietarios de Digemid que, se supone, trabaja por encargo nuestro y a nuestro servicio. Es un grupo profesional el dueño y los ciudadanos estamos a su servicio.

Ese gremio, muy organizado, consigue leyes y decretos que le otorgan cada vez más poder y control de las actividades relacionadas a la DIGEMID. Nada se mueve sin autorización de esa entidad. Productos muy sencillos requieren licencias y registros complicados. Es para darles poder, trabajo y oportunidades de cobros irregulares, por supuesto.

Es obvio que mientras no se libere la importación de oxígeno y de equipos de concentración, la gente se seguirá muriendo asfixiada.

Pero no es solo que no se deja al privado operar para atender las necesidades públicas y el mercado. La naturaleza neo patrimonialista de muchas entidades del Estado hace que tampoco puedan resolver ellas mismas los problemas. Están intrínsecamente incapacitadas para una gestión eficiente. Por dos razones: porque no están centradas en las necesidades de la gente, de los usuarios, sino en asegurar poder y beneficios para los grupos interesados. Es decir, no miran hacia afuera, sino hacia adentro. No operan por resultados, sino por intereses. No tienen entonces los reflejos ni las capacidades necesarias para resolver un problema externo, una crisis de cualquier tipo. Tampoco pueden planificar.

Y, en segundo lugar, porque la proliferación de requisitos, procedimientos y trabas que imponen a los usuarios funciona también hacia adentro. Entonces son entidades extremadamente lentas, internamente trabadas, aherrojadas.    

La escasez de oxígeno ya la habíamos vivido, y se pudo haber previsto. Por lo demás, importar ya no equipos de concentración, sino oxígeno medicinal, es fácil. Pero esa importación también está controlada por la DIGEMID, y además se requiere importar tanques para almacenar el oxígeno y CENARES se niega a hacerlo, seguramente por las razones estructurales mencionadas en los párrafos anteriores. Entonces tuvo que ser “Legado Panamericanos”, una entidad operativa creada sin burocracia para administrar las propiedades y recintos construidos por los Panamericanos -que el año pasado construyó rápidamente hospitales en varias ciudades-, la que ha tenido que ocuparse y ya está trabajando en la importación de Alemania de 20 de esos tanques para que el Perú pueda abastecerse de oxígeno Centro América y Chile, desde donde ya hay ofertas. Pero ha tenido que hacerlo con el aporte privado: la Sociedad Nacional de Industrias está recolectando el dinero para pagar el alquiler por seis meses de esos tanques y el Estado se haría cargo del transporte y compra de oxígeno, si es que logra organizarse para eso.

La solución a estos problemas pasa por una reforma profunda del Estado que incluya la eliminación de licencias, requisitos y trámites que frenan la actividad empresarial y recortan la libertad económica –es decir, por la eliminación de todas las normas que agregan más costos que beneficios-, y por la aplicación de la ley de servicio civil para implantar la gestión de desempeño o por resultados y una verdadera meritocracia en el Estado.   

Llama la atención, en ese sentido, que sean pocos los planes de gobierno de los candidatos presidenciales que pongan énfasis en estas medidas y más bien propongan otorgarle al Estado aún más funciones, atribuciones y poder. Será para acabar con el poco dinamismo que le queda a la economía, que lo que necesita es, más bien, de la máxima libertad para poder reconstituirse y volver a crecer a tasas altas. Lampadia




Oxigeno . . . para la “Tercera Ola”

Oxigeno . . . para la “Tercera Ola”

José Antonio Luna Bazo
Sociólogo y Periodista
Para Lampadia

La crisis del oxígeno en los centros hospitalarios y fuera de ellos ha alcanzado ribetes de dramatismo surrealista. La incapacidad del Estado para reaccionar a esa exigencia ha sido manifiesta, pese a algunos acuerdos puntuales con universidades y empresas para la fabricación de plantas generadoras del vital gas. ¿Indolencia e incapacidad de gestión? ¿Trabas burocráticas?  ¿Se trata de la mezcla perversa de todo ello? ¿Existen otros intereses ocultos en la normatividad?

La improvisación y el cortoplacismo es un indicador recurrente en la gestión del aparato del Estado. La segunda ola del coronavirus que se insinuaba desde el año anterior y las medidas de contención que se adoptaron adolecieron de falta de oportunidad y pertinencia. La segunda ola que se empezó a manifestar en el último trimestre del 2020 hacía prever que la capacidad hospitalaria -camas UCI, ventiladores mecánicos y los limitados centros de oxígeno terapia- quedaría superada por las numerosas personas que se afectarían con el virus. Así ha sido y la data cotidiana lo ratifica.

La empresa Linde Perú es una de las principales productoras de oxígeno medicinal y proveedora de este vital insumo a los centros hospitalarios. Su capacidad de producción -220 TN por día- ha sido desbordada por una creciente demanda. Entre las diversas empresas productoras de oxígeno se alcanza un ratio diario que bordea las 350 TN, volumen insuficiente para la demanda diaria que supera las 450 TN por día y que al ritmo de los contagios y de las necesidades se proyecta a las 500 TN cotidianas. La velocidad del contagio es mayor en esta segunda ola, a lo cual contribuye el virus en sus variantes mutadas.  

Normatividad excluyente y perversa

El drama del oxígeno no concluirá con la puesta en funcionamiento de las 47 plantas que proveerá la Universidad de Ingeniería al Ministerio de Salud, en plazos aun no definidos y en oportunidades que no van a la velocidad de los contagios y menos con las exigencias y demanda de cientos de familias que lo requieren. La vida depende del suministro oportuno de este preciado gas, ahora y no mañana cuando podría no ser necesario para los pacientes. Tendremos una tercera ola, con las urgencias de oxígeno medicinal, post Covid 19. De este hecho no hay duda.

En este orden de ideas, es licito preguntarse acerca del rol que cumple -en medio de la pandemia- la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas, DIGEMID. Esta instancia del Ministerio de Salud es la única autorizada para otorgar la conformidad a la importación de equipos concentradores de oxígeno, catalogados como Dispositivos Médicos[i]. Este hecho no tendría mayor relevancia, si de por medio no existiera el impedimento de que únicamente las empresas calificadas como droguerías y registradas en la DIGEMID pueden ser importadoras. Hay miradas obtusas que se conjugan con la perversidad. ¿Puede un Concentrador de Oxigeno de 10 Litros ser importado por un ciudadano o una familia que lo requiera? No, es la respuesta según la DIGEMID, pues para ello requerirá calificar como Droguería.   

El rol de la DIGEMID ha generado un mercado distorsionado en la importación y comercialización de los concentradores de oxígeno y en el contexto de la pandemia éste se ha agudizado. La cadena de comercialización reúne a diversos intermediarios. Un Concentrador de Oxígeno, –generadores portátiles domésticos– en medio de la crisis de carencia de oxígeno para las personas, cuya vida pende un hilo, es posible encontrarlos -con suerte- a precios exorbitantes que oscilan en rangos que van desde los S/.10, 000 a los S/.15,000 y más, y, en todos los casos, se ofertan con entrega a domicilio sin costo.

Decisiones con múltiples efectos

Se trata, por cierto, de concentradores de oxígeno de la misma marca y con capacidad de 10 Litros y que rinden el preciado gas durante 24 Horas. Son equipos que atenúan la crisis del enfermo con el coronavirus, cuando éste está siendo medicado y tratado en su domicilio y el cuadro de la infección puede ser controlado sin recurrir a una cama hospitalaria, ni se precisa una UCI. Los equipos concentradores de oxígeno no resuelven la falta de oxígeno medicinal para los centros hospitalarios.

Las soluciones pasan por la liberalización del mercado, con decisiones que se anticipen a los hechos y a las demandas propias de una situación socio sanitaria que no se resolverá en corto tiempo y cuyos efectos y prevalencia deben preverse a mediano plazo y no esperar la Tercera Ola. Para ello se deben eliminar las barreras y diversas trabas para la importación de los concentradores de oxígeno, suprimiendo las exigencias que impone la DIGEMID.  

Permitir la libre importación de Concentradores de Oxígeno tendría efectos positivos tales como a) ampliar la oferta, b) evitar la especulación c) sincerar los precios y d) disminuir la presión sobre las camas hospitalarias. Se trata de decisiones que deben ir al encuentro de los ciudadanos y de las demandas para sobrevivir previendo, además, que serán más de 100 mil personas las que podrán requerir, en mayor o menor grado, la asistencia de estos equipos para superar las secuelas del coronavirus. Con el alta médica no concluye el vía crucis de la infección del Covid19.

[i] LEY N° 29459 LEY DE LOS PRODUCTOS FARMACÉUTICOS, DISPOSITIVOS MÉDICOS Y PRODUCTOS SANITARIOS.  ARTÍCULO 4.- Cualquier instrumento, aparato, implemento, máquina, reactivo o calibrador in vitro, aplicativo informático, material u otro artículo similar o relacionado, previsto por el fabricante para ser empleado en seres humanos, solo o en combinación, para uno o más de los siguientes propósitos específicos:

  • Diagnóstico, prevención, monitoreo, tratamiento o alivio de una enfermedad.
  • Diagnóstico, monitoreo, tratamiento, alivio o compensación de una lesión.
  • Investigación, reemplazo, modificación o soporte de la anatomía o de un proceso fisiológico.
  • Soporte o mantenimiento de la vida.
  • Control de la concepción.
  • Desinfección de dispositivos médicos.



La escasez de oxígeno y el drama de sobrevivir

La escasez de oxígeno y el drama de sobrevivir

José Antonio Luna y Augusto Coello
Para LAMPADIA

En el marco de una comprensible expectativa nacional, el domingo 7 de febrero arribó al aeropuerto internacional “Jorge Chávez” el carguero de Air France, procedente de Beijing, con la ansiada carga de las primeras 300 mil vacunas del laboratorio Sinopharm. Los medios televisivos y de prensa escrita cubrieron el aterrizaje del avión, la desestiba y el traslado de los contenedores refrigerados. El despliegue de seguridad y resguardo desde el aeropuerto hasta los almacenes del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos de Salud, CENARES, pusieron una nota de suspenso y de dramatismo.

Con las 300 mil vacunas se podrá atender, con una primera dosis, a 150 mil trabajadores del sector salud que están en la primera línea del combate contra el Covid 19, desplegando un esfuerzo sobre humano por salvar vidas. Encomiable tarea que merece el reconocimiento de todos. Sin embargo, ese trabajo denodado y responsable de médicos, enfermeras, auxiliares y personal de salud, podría naufragar sino está acompañado de decisiones firmes y oportunas que garanticen que la recuperación de los enfermos tenga respuesta adecuada en la convalecencia posterior. Entonces, ¿Ante qué escenario nos encontramos?

Un complejo escenario socio sanitario

Los fallecidos por Covid registrados al 4 de febrero pasado por el Ministerio de Salud, es del orden de las 42,121 personas (a). Por otro lado, las altas hospitalarias por Covid son 47,785 personas, (b). El total de casos atendidos por el sistema de salud, (a + b) equivale al 100%, en los que (a) es el 46.85% y (b) 53.15 %. La cifra dramática indica que, en lo que va de la pandemia, son más de 103 mil personas los fallecidos, según los registros en el Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF).

Las altas Hospitalarias Minsa más las altas domiciliarias complejas estimadas, de quienes no asistieron a los centros de salud, al 4 de febrero de 2021, superarían las 117 mil personas. Esta cifra, por cierto, se incrementará considerablemente debido a la intensidad de la pandemia y por el tiempo en que se extenderá la vacunación total de nuestra población, hasta alcanzar la inmunidad de rebaño. La situación es aún más compleja, pues no existen datos ciertos y confiables de altas domiciliarias, es decir de los casos Covid que se atendieron en sus viviendas, por no haber capacidad hospitalaria o recursos de servicios hospitalarios. Entonces, se estima que la mayor cantidad de muertes por Covid registradas por SINADEF, deduciendo los fallecidos reportados por el MINSA, serían 61,379 personas.

Las altas no hospitalarias, deducidas de aplicar la misma proporción de los datos MINSA, se estiman como mínimo en más de 70 mil personas. Ese sería el universo estimado proyectado a la actualidad de personas afectadas y con secuelas severas de Covid, luego de haber superado un proceso de hospitalización o de cuidados en domicilio. Relevante cifra que se traducirá, a corto y mediano plazo, en una demanda sucesiva de atención en los servicios de salud. Estamos ante un escenario socio sanitario, en el que el problema de la carencia de oxígeno y de los pacientes que no encuentran cama en los hospitales, se sumarán a todos aquellos que demandarán atenciones para su rehabilitación y la superación de las secuelas del Covid 19.

Las debilidades del sector salud

Cuando a mediados de marzo del 2019 se anunció la cuarentena socio sanitaria, también se dio cuenta de las falencias y debilidades del sistema de salud. De esta situación han transcurrido trece meses y conforme la pandemia se ha ido agudizando, quedó evidenciado, sin necesidad de mayores investigaciones ni evaluaciones, que resultaba evidente que los hospitales nacionales no contaban con capacidades suficientes en materia de camas y camas UCI y, en paralelo, insuficientes plantas de oxígeno, amén de los ventiladores para los enfermos graves.

El Sistema de Salud -MINSA y EsSalud- no está preparado para afrontar una pandemia ni las graves secuelas de ésta en el organismo de las personas que logran superar la infección del virus. Los diversos centros de salud en el país no tienen equipamiento ni personal suficiente para afrontar la creciente demanda de los más de 117,418, por ahora, casos de afectados con secuelas cardiológicas, neurológicas, cerebrales, renales y sobre todo pulmonares.

La mirada científico asistencial, desde el sector salud, debe permitir proyectar que los servicios no estén sólo limitados a superar la crisis de la infección del Covid 19, sino también, tan importante como lo anterior, permitir la atención y la recuperación de las secuelas del Covid 19. Puede ocurrir que el paciente supere la crisis infecciosa, mas no las secuelas, por ejemplo, de la fibrosis pulmonar, el daño renal o cardiovascular. ¿O sí?  

En un estudio, –Zoe Covid Symptom Study-, se señala que 1 de cada 10 pacientes diagnosticados con Covid 19, pueden permanecer sintomáticos más allá de 3 semanas y algunos de ellos, en menor proporción, durante meses. En las series de pacientes que han requerido hospitalización este porcentaje es, sin embargo, muy superior, pudiendo llegar hasta el 50-90%”. Las evidencias médicas precisan que la secuela más característica del Covid-19 es, probablemente, la fibrosis pulmonar. Los casos complejos convierten a estos pacientes en oxígeno dependientes para lo que les reste de vida. Es decir, sobrevivir con un balón de oxígeno próximo y desplazarse con él. 

Liberar y destrabar los procesos

Los pacientes que han sido ingresados a las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, muestran dificultad para respirar, junto con un recurrente cansancio y la afectación de la fuerza muscular y motora. También son habituales los trastornos cognitivos, como el deterioro de la memoria y algunas alteraciones emocionales, derivadas fundamentalmente de la situación de aislamiento, producto de la cuarentena.

Las secuelas sobre el sistema vascular son igualmente relevantes y puede dar lugar a la formación de trombos tanto pulmonares como en otras localizaciones del cuerpo. En los pacientes que superaron el Covid 19, también son frecuentes los trastornos psicológicos, los cuadros de ansiedad y el insomnio. Todas estas secuelas del Covid 19 requerirán la atención de los servicios de salud públicos. En suma, las secuelas más frecuentes de la Covid-19, muestran astenia o cansancio extremo, incapacidad o imposibilidad para realizar las tareas cotidianas.

Una vía de alivio, recomendada por los médicos, es con el suministro de oxígeno medicinal con equipos portátiles domésticos, aprobados por la Organización Panamericana de la Salud, OPS, y que son útiles para aliviar los primeros síntomas al inicio de la enfermedad para los casos leves y terapia hiperbárica para los casos más severos. Un ejemplo valioso en el continente es la acción emprendida en México desarrollando tratamientos post Covid con hiperbaria y en Argentina por la Sociedad de Hiperbaria, capacitando a sus asociados en los tratamientos post Covid-19.

El reto inmediato es destrabar los procesos de importación de equipos de concentración de Oxígeno -10 litros por minuto- así como las cámaras hiperbáricas de baja presión. La emergencia nacional urge de decisiones inmediatas que rompan la inercia y la desaprensión del Estado. Es necesario que el ejecutivo vuelva los ojos a la ciudadanía y decida en función de sus demandas y necesidades, en suma, que asegure la vida ahora y que respirar no sea nunca un acto de sobrevivencia. Lampadia

Fuentes: Open Covid Perú; Zoe Covid Symptom Study & King’s College London.




Holocausto 2020

Holocausto 2020

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para
Lampadia

La ciudadanía del Perú no alcanza a salir de su asombro ante las reiteradas mentiras del gobierno. Ya no se trata sólo del reporte de infectados del MINSA y su permanente “desfase”, respecto a los informes cotidianos de las Direcciones Regionales de Salud, ni del control de fallecidos por COVID-19 que, vergonzosamente, no merecen el crédito, ni el respeto de las organizaciones internacionales, por ser abiertamente discrepantes con la realidad y que, no nos quedará más que rectificar.

El caso de la falta de oxígeno a nivel nacional es emblemático.  Ante la notoria incapacidad del gobierno y sus funcionarios para solucionar el problema, las empresas privadas ofrecieron sus plantas de oxígeno en donación y otras donaron el suministro de oxígeno durante toda la pandemia. Southern Perú ofreció al Sr. Zevallos (entonces PCM) la donación inmediata del suministro de 20,000 litros semanales de oxígeno de muy alta calidad (al 98.5%) desde el 22 de mayo, no obstante, y a pesar de la emergencia sanitaria, no actuaron con la diligencia debida y transcurrieron más de dos meses sin dar curso a la aceptación y ejecución de la donación. Este es un caso de lenidad y delito flagrantes que, involucran al presidente del Consejo de Ministros, al Ministro de Salud y al Gobernador Regional de Arequipa.

Ya es historia conocida que el PCM derivó al CENARES, el ofrecimiento de tal donación y se pasearon de “Herodes a Pilatos” sin resolver. Recién después de dos meses, el Sr. Cateriano aceptó la donación. Lo grave es que, durante esos dos meses, han fallecido más de 1,000 ciudadanos en Arequipa por falta de oxígeno, por la increíble indolencia de las autoridades mencionadas. Pero ahora nos enteramos de la complicidad del Sr. Vizcarra, quien ha salido a la TV a “explicarnos” que no se recibió oportunamente la donación, por el alto nivel de humedad que contenía ese oxígeno. ¡Me indigna que nos mientan con tamaño descaro y nos traten como a ignorantes! Sí, sin justificarse exigían oxígeno al 99%, cuando la norma internacional acepta 93% (ahora después de dos meses y muchos muertos se adecuó “la norma”) y este oxígeno donado era al 98.5%, pero al señor Vizcarra, su aritmética  de ingeniero no le da para entender que, siendo falsa su afirmación encubridora, en el peor de los casos, máximo tendría 0.5% de humedad de exceso y el oxígeno se suministra previo paso por agua destilada para aumentar su nivel de humedad…  En este caso, el Sr. Zevallos ha contestado que; así son de lentos los procesos y que él no es responsable de las demoras incurridas para la aceptación de tal donación. ¿Para qué lo designaron Primer Ministro, si no era siquiera capaz de ocuparse de aceptar diligentemente la donación ofrecida, ante la imprevisión del gobierno y ocuparse de su pronta llegada a destino?

Casos como este se vienen replicando en Huánuco, Cajamarca y Puno entre otros.

Por eso hemos venido insistiendo en la necesidad de que se centralice la gestión de la salud y las compras del Estado, evitando así la corrupción. Ya el Congreso de la República que tanto critica el Sr. Vizcarra, remitió al ejecutivo en el mes de mayo, la autógrafa de la ley para autorizaba al gobierno central, tomar el control, gestión y el manejo presupuestal de la salud, en los gobiernos regionales que considere conveniente. En esas circunstancias, el ejecutivo prefirió ponerse de perfil, no asumir sus responsabilidades e insistió en seguir distribuyendo dinero a los gobiernos regionales y municipales, dejando la responsabilidad de la gestión y las compras para combatir el COVID-19 en esos niveles de gobierno. De más está decir que a Vizcarra le ha venido funcionando el juego de no asumir las responsabilidades, lo que le ha permitido culpar a todos y él salir indemne.

Tragicómico resulta que, ahora, el Sr. Vizcarra explique que la información de contaminados dada por las regiones no es confiable, “pues no se debe considerar las pruebas hechas por ellas, porque las regiones han comprado material médico y pruebas serológicas que no necesariamente pasan las certificaciones de calidad del gobierno central”. Si esto es así, ¿por qué estimuló esas compras? ¿estuvo el Sr. Vizcarra promoviendo la corrupción sin control?

Con lo dicho, ya nada debe sorprender, pero lo visto el domingo 19 de julio, fue surrealista. Una autoridad como el presidente de la República, no puede llegar en medio de una crisis a inspeccionar un hospital público y salir corriendo sin control. No apreció la situación, las condiciones en que se encontraban los pacientes y personal de salud, ni las razones por las que se sentían abandonados a su suerte. Si se trataba de la incapacidad del gobierno regional para gestionar, debió quedarse en Arequipa, convocar a las autoridades competentes y resolver el desastre que ahí había y, con sus ministros, tomar el control e impartir las directivas, además de denunciar al Gobernador Regional por los malos manejos.

¿Cómo es posible que en el almacén general de medicamentos e insumos de la Gerencia Regional de Salud de Arequipa se haya “descubierto” 43 toneladas de equipos,  material médico, equipo de protección personal (EPPs) para el personal de salud, donados por las empresas en solidaridad con el pueblo arequipeño y recién se den cuenta? ¿Cómo es posible que, por razones ideológicas, desinterés o corrupción manifiesta, no se haya recibido oportunamente el oxígeno donado?

El nivel de irrespeto que ha demostrado por los ciudadanos del Perú el Sr. Vizcarra es inaceptable y está claro que no tiene autoridad moral para hablar de lucha contra la corrupción. En nombre de esos miles de muertos anónimos, cuyos deudos se concentran en la imagen de la Sra. Celia Capira, no aceptamos que se sigan burlando de nuestra inteligencia y, por lo tanto, exigimos a la Fiscalía de la Nación inicie las acusaciones correspondientes por los delitos de lesa humanidad que han cometido los involucrados en este caso. Por otro lado, queda claro que el Sr. Vizcarra, no sólo ha resultado absolutamente incapaz de gestionar el país, sino que es el promotor de una corrupción masiva, vergonzante y que ha generado muertes por acción u omisión dolosa.

¡En el holocausto sacrificaron al pueblo judío en la cámara de gas, en Arequipa y varias regiones del Perú, vienen sacrificando al pueblo peruano negándole el oxígeno! Lampadia




Martin (improvisación) Vizcarra 2

Martin (improvisación) Vizcarra 2

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

En el mes de abril escribí un primer recuento de lo que, a mi juicio, hacían del Sr. Vizcarra un improvisado, sin visión de estadista, ni capacidad para gobernar. Probablemente haya que explicarle que gobernar significa tener; clara visión del país, sus debilidades y fortalezas, al igual que sus riesgos y amenazas, sus problemas y sus posibles soluciones. De igual forma, tener capacidad de convocatoria, de armar equipos capaces de diseñar estrategias y de ejecutar adecuadamente aquello que se planeó.

Pensé en algún momento que podría haber excedido mi apreciación negativa y que, el presidente merecería aún el beneficio de la duda. Lamentablemente, no es así y, a la luz de hechos posteriores o identificados con posterioridad, veo que me quedé corto.

Basta ver que, a los prácticamente 3 meses de la declaratoria del “Estado de emergencia sanitaria”, la que se declaró fundamentalmente para poder tomar medidas económicas, de compras y manejo de la situación, “saltándose” las reglas y procedimientos convencionales del Estado, el gobierno “descubrió” que no tenía oferta suficiente de oxígeno. Nunca hicieron una proyección de la demanda, un inventario de las plantas de oxigeno disponibles, ni de las que habían comprado, pues tenían en abandono incluso en el Hospital de Huaycán, entre otros y por supuesto, no compraron más plantas. Lo anterior, pasando por el crimen de la carencia de oxígeno en distintas regiones de la costa y la selva, con niños y adultos fallecidos por esa negligencia.

A propósito del tema del oxígeno, no se les ocurrió que estaban exigiendo oxígeno al 99% (exigencia creada por el hoy gerente de operaciones de ESSALUD y miembro del “Comando COVID”, durante su tiempo de ministro de salud), cuando este estándar podía ser al 93% y a sabiendas que, con la valla impuesta, estaban alimentando un oligopolio corrupto, que generaba un pingüe negocio. ¿Por que no corrigieron oportunamente esa exigencia? ¿Por que no instalaron y pusieron en operación las plantas recientemente adquiridas para los hospitales, ni repararon aquellas que estaban malogradas o compraron de emergencia las plantas requeridas? No, ante la incapacidad del Gobierno, se tuvo que recurrir a la caridad del sector privado y sus donaciones. No sólo eso, sino que no priorizaron la atención temprana con oxígeno, antes que las camas UCI, que hubiera salvado muchísimas vidas.

Igualmente, en el abastecimiento de medicinas, siendo el Estado el principal comprador y suministrador de estas, no se manejó una compra negociada de forma centralizada, ni una logística adecuada, pero se repartió dinero (léase, se alimentó corrupción descentralizada) mostrando así su incapacidad. Pero claro, de inmediato y en la mejor de sus rutinas de teatro, culpó a los laboratorios privados y amenazó con imponer controles de precios. En esto entró en competencia por populismo con el congreso.

Si queremos referirnos a nuestro sacrificado equipo de profesionales de la salud; a ellos no se les entregó los equipos de protección personal (EPP), ni en cantidad, ni oportunidad, ni en calidad requeridos. No se les paga sus remuneraciones oportunamente y los tenemos con dos o tres meses de retraso en sus pagos. Hemos traído 85 personas entre médicos y enfermeros de Cuba, a quienes, por supuesto se les paga bien y oportunamente, independientemente de la incapacidad y falta de calificaciones demostrada para el manejo de esta enfermedad y peor para la atención en UCI. Mientras que, en cambio, no les dieron la oportunidad a 1890 médicos peruanos, recién graduados y deseosos de apoyar. Tampoco se ha sido diligente con la selección e incorporación de médicos venezolanos, residentes en el Perú, pero absolutamente sub empleados.

Tema especial fue el de las clínicas particulares y el uso de camas UCI, que según el gobierno ya están llegando a dos mil. Después de más de dos meses de haber promulgado un decreto que indicaba el uso indistinto de las camas UCI por el Estado, según designación del Seguro Integral de Salud (SIS), no establecieron ni el procedimiento correspondiente, ni fijaron los términos económicos de tal contratación. Al encontrarse al borde del colapso, lanzó una pataleta con amenaza de expropiación y se llegó esa misma noche a un acuerdo entre el SIS y las clínicas. Lo que no dicen, es que el acuerdo fue al mismo precio que se había venido negociando con toda anticipación. Ciertamente, como el Sr. Vizcarra se siente de salida, no le importó nada el impacto internacional de su amenaza y “bravuconada” expropiatoria para el Perú (una vez más era el “faite” del barrio y lanzó la amenaza por un total de 55 camas, 15 de ellas en Lima).

Como anda por puntitos de encuestas como el diablo por almas, un día de abril amaneció con que quería comprar un millón de “tablets” para uso escolar, por supuesto, se las imagino con conexión automática a internet, cargadores solares, con procesadores de tecnología no más antigua que 2019 y servicio de contenidos. Todo para tenerlas disponibles y entregadas en el mes de julio 2020. Se convocó a más de 43 empresas y, dadas las condiciones, sólo quedó una de ellas en carrera y ya veremos, en medio de esta carrera loca, qué resulta.

Por supuesto, levantada la inamovilidad, ya empezamos actividades con la “nueva normalidad”. Desde luego, al transporte público se le exige muy severamente la distancia social con el consecuente aforo reducido, pero el gobierno no pensó en la necesidad de aumentar dramáticamente la cantidad de unidades del Metropolitano y sus alimentadoras, ni la necesidad de pagar un subsidio del orden de S/.6 millones semanales. Mientras tanto el transporte informal hace lo que quiere y les ha aumentado la demanda, con lo que podemos asegurar la agudización del caos en el transporte limeño y de otras grandes ciudades, al igual que el nivel de contagios (similar al que se produjo en los mercados y bancos por el bono). Desde luego que, como no han planeado nada durante los cuatro meses de cuarentena, hoy en medio de este caos, recién están revisando los contratos y qué opciones les permite, no saben si controlar el subsidio por consumo de combustible o por viaje controlando con GPS. Ya veremos en qué terminan.

Como el Sr. Vizcarra no se proyecta a largo plazo, no se le ocurrió mejor cosa que autorizar que, el 28 de setiembre de 2018 se suscriba el acuerdo de Escazú, hoy ad portas de ser ratificado por el Congreso, y que nos lleva a perder soberanía en las decisiones sobre nuestros recursos naturales, sometiendo cualquier última decisión a tribunales internacionales. Eso nos puede costar la prolongación del estado de pobreza de millones de compatriotas.

En fin, qué podemos esperar, cuando en lo económico, según se comenta en la columna Bajo la Lupa del diario Gestión, “andamos sin brújula”. Vivimos con estimaciones económicas proyectadas por el BCRP, el FMI, el Banco Mundial o el Consejo Fiscal, porque el MEF no ha actualizado nada desde el año pasado y para “facilitar” el descontrol, han decidido suspender las reglas fiscales -en vez de utilizar las cláusulas de excepción- y diseñar estrategias para corregir.

Por último y para ratificar su inmadurez política, nos presentó el show del “cumplimiento de su compromiso personal” de convocar a elecciones, como si eso fuera un mérito, cuando debiera tener claro que, no convocar oportunamente es una grave infracción constitucional que le costaría la vacancia inmediata.

La pena es que, con el desmadre que está dejando con sus “reformas políticas”, estoy seguro que en el siguiente periodo tendremos iguales o peores ejemplares políticos, encargándose de destruir las instituciones del Perú.

¡Que Dios nos agarre confesados! Lampadia