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Sobra el acero pero insistimos en el concreto

Acabamos de leer en The Economist un artículo sobre la industria del acero, en el que describen las fusiones que están en proceso en China, que sin embargo, difícilmente resolverían la sobre capacidad de esta industria básica.

Es evidente, que una industria que sufre de un desequilibrio estructural puede caer en comportamientos disfuncionales que afecten a los jugadores más pequeños. Por ejemplo, la sobre-producción china genera mecanismos de exportación de excedentes para los cuales pueden recurrir a prácticas comerciales indebidas, como el dumping. Sin embargo, esta medida debe ser combatida con las reglas de la OMC (Organización Mundial del Comercio), señalando al productor individual y no al país, como se hizo en el Perú en el caso de las confecciones.

Pero, ¿que puede hacer un país como el Perú para evitar los perjuicios de una alteración tan fuerte en una industria como la del acero y, además, aprovechar las circunstancias?

En abril del 2015, publicamos en Lampadia un artículo sobre cómo hacer uso efectivo del acero acelerando el desarrollo de las infraestructuras. Ver: Necesitamos un Estado más efectivo en el Perú y en Lima – Sobre túneles, bypass y puentes de acero. Entonces comentamos que el gobierno hablaba de construir 400 puentes y que como se hacía en Bruselas, Bélgica, se podían construir puentes urbanos de acero que facilitaran su desarrollo.

Pues ahora, el gobierno de PPK habla de la necesidad de construir miles de puentes. ¿Por qué no hacerlos de acero y acortar los períodos de construcción y bajar sus costos? Pues tal vez no se les ha ocurrido. Los puentes urbanos podrían incluso generar concursos arquitectónicos para su diseño. Por ello ahora publicamos el informe de The Economist que nos da una buena idea sobre los problemas de la industria y reiteramos nuestra idea de ser prácticos, promovamos la construcción de puentes de acero.

Una fusión de acero en China

Soldando campanas

¿Cortará China el exceso de capacidad en la industria del acero?

The Economist

24 de setiembre de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

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Hay mucho más de donde vino todo esto

Pocas industrias están en peor estado que el sector siderúrgico de China. Años de sobre-inversión y enfriamiento de la economía han causado un gran exceso de suministro. La capacidad de fabricación de acero crudo de China alcanzó un nivel récord de 1.2 millones de toneladas a finales de 2015. Los fabricantes de acero perdieron alrededor de US$ 10,000  millones el año pasado, con más del 90% de las pérdidas procedentes de las empresas estatales.

Este es el trasfondo de la noticia del 20 de septiembre pasado, donde se afirmaba que dos empresas siderúrgicas estatales, Baosteel y Wuhan Iron and Steel, se van a unir. Las dos empresas están lejos de ser iguales. Wuhan se encuentra en dificultades financieras; Baosteel, que tiene tres veces más ingresos y está mejor administrada, probablemente se haya visto obligada a aceptar el trato. El brazo de la empresa más grande emitirá acciones y absorberá la división de Wuhan. También se espera que las empresas matrices se fusionen. El coloso resultante, que los medios de comunicación chinos han llamado Baowu, tendrá más de US$ 100 mil millones en activos. Producirá 60 millones de toneladas de acero al año, por lo que sólo será superada por ArcelorMittal de Luxemburgo.

La razón para festejar esta noticia es que el acuerdo podría desatar una ola de consolidación. Hay unas 200 empresas de acero en la parte continental. Otros países a menudo acusan a China de hacer ‘dumping’ de acero barato en el mercado mundial; argumentos que surgieron nuevamente en la reciente cumbre del G-20 en Hangzhou. A pesar de las promesas oficiales de racionalizar la industria, las fábricas de China produjeron más de 100 millones de toneladas en junio; las exportaciones crecieron en casi una cuarta parte. La feroz competencia resultante erosiona los márgenes para todos. El padrinaje local y los subsidios impiden que los perdedores desaparezcan.

Las noticias del acuerdo de esta semana provocaron un renovado interés en otra fusión, Bengang Steel Plates y Angang Steel, debatida por primera vez hace más de una década. Ambas firmas suspendieron la cotización de sus acciones y negaron cualquier plan de fusión. También se especuló que Hebei Iron & Steel Group y Shougang Group, dos empresas de propiedad estatal en el norte de China, podrían fusionarse creando otro campeón nacional.

Incluso si, como parece probable, ocurren un par de fusiones más, el escepticismo es justificable. Si los funcionarios obligan a las empresas más fuertes a absorber las fábricas menos rentables, en lugar de cerrarlas, pueden crear grandes empresas, pero más débiles. Un registro de las políticas fallidas en la industria del acero, sugiere que la promesa de una reducción de las capacidades que ofrecen las fusiones puede estar vacía de contenido. Esto es especialmente cierto en los casos de Baosteel y Wuhan, donde recientemente ambos han empezado a sustituir las plantas más antiguas con una nueva capacidad de fabricación de acero; lo que sería muy difícil de parar.

El gobierno afirma que, naturalmente, se toma muy en serio el eliminar el exceso de capacidad en los sectores industriales, incluso en el del acero. Pero de vez en cuando reconoce lo obvio. En mayo, a un funcionario chino se le escapó que, de hecho, no ha habido “ninguna mejora en el exceso de capacidad”. El acuerdo Baowu podría proporcionar una plantilla para la reforma de todo el sector del acero, pero sólo si se hace correctamente. Como dijo un veterano ‘hombre de acero’ en China: “el diablo está en los detalles, y ahora tenemos la oportunidad de ver algunos de los detalles”.

Lampadia




TPP: mirando hacia el Asia y el Pacífico

TPP: mirando hacia el Asia y el Pacífico

El Director General de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, confirmó que los representantes de los países miembros de la OMC no fueron capaces de llegar a un acuerdo para retomar el impulso de un acuerdo comercial global la semana pasada, previo a la cumbre de ministros que se sostendrá la siguiente semana en Bali. Con ello, la OMC acumula más de 12 años de intentos fallidos para relanzar el desarrollo del  sistema comercial multilateral después del fracaso de la ronda de Doha. Frente a esta situación, los países que buscan abrirse al comercio han encontrado alternativas a través de TLCs y acuerdos de integración regional. El Perú, por ejemplo, ya tiene firmados 19 acuerdos comerciales, 2 por por entrar en vigencia (Guatemala y Alianza del Pacífico) y 4 acuerdos en negociación, entre ellos el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), que es el más prometedor. 

El TPP constituye el proceso de negociación plurilateral más grande y ambicioso del mundo entre países pertenecientes a Asia, América y Oceanía. Está siendo desarrollado por doce economías pertenecientes al Foro de Cooperación Económica Asia –Pacífico (APEC) que están aprovechando esta plataforma para construir un acuerdo inclusivo y de alta calidad que sea el soporte para el crecimiento económico, el desarrollo y la generación de empleo de los países miembros. La idea es que este instrumento se convierta en el futuro en la base y el medio para construir una Área de Libre Comercio del Asia Pacífico (FTAAP), por lo cual estará abierto al ingreso de otras economías de APEC y al desarrollo de mecanismos que permitan su flexibilidad y carácter evolutivo.

En la actualidad el acuerdo viene siendo negociado por Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile,  Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam, EEUU, Japón.  Para la economía norteamericana este tratado es estratégico ante la creciente importancia que está cobrando el Asia en la economía mundial y la ineficacia de la OMC para llegar a acuerdos globales. Para el Perú, la negociación del TPP representa una excelente oportunidad para continuar profundizando nuestra agenda de integración comercial y económica, ya que las economías que negocian este acuerdo  representan un mercado potencial de casi 790 millones de habitantes, el 39% del PBI mundial y el 25% del comercio mundial. Más aún, en el 2012 el intercambio comercial del Perú con los países involucrados en la negociación representó el 32.3% del total de exportaciones (equivalente a 28.5 mil millones de dólares), y en todos los casos (con excepción de Vietnam) el PBI per cápita de estas economías es mayor al peruano.

A diferencia de los acuerdos “cerrados” al mundo, como el Mercosur, Unasur o el ALBA, el TPP es un acuerdo de negociación que busca generar apertura mirando hacia la estratégica zona del Asia-Pacífico e incorporando todos los elementos modernos de los TLC, tales como propiedad intelectual, estándares laborales, compras estatales, empresas públicas. Desde que este acuerdo empezó a ser negociado en el año 2010 se han realizado 18 rondas de negociación, y en diciembre se realizará en Singapur la cuarta ronda del presente año.  

El Perú tiene el deber de cuidar sus relaciones comerciales, profundizarlas y promoverlas. Por ello, el TPP constituye una gran oportunidad de cara al futuro para consolidar estratégicamente la presencia del Perú en el Asia-Pacífico, zona de gran importancia para el país, y que brinda un mercado diversificado para el desarrollo de nuevos productos de exportación, el comercio de servicios y la atracción de inversiones, entre otros.