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ANÁLISIS FORD DEL PERU II

ANÁLISIS FORD DEL PERU II

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

Hace unas semanas publiqué un artículo denominado ¨Análisis FORD del Perú¨ en el cual resumí lo que a mi parecer son las tres principales Fortalezas, Oportunidades, Riesgos y Debilidades del Perú como país. Aunque para esto conté con algunas sugerencias de mi entorno, solicité adicionalmente la participación de los lectores que estuvieran interesados en aportar ideas. Para eso cree especialmente una dirección de correo electrónico la cual puse a su disposición. La idea era enriquecer el análisis original tomando en cuenta la mayor cantidad de sugerencias y así llegar a un resultado mas consolidado que le de mayor validez al análisis.

La verdad es que tuve un buen nivel de feedback el cual agradezco. Además, de paso pude constatar que el correo electrónico está en vías de extinción, ya que recibí mucho mas sugerencias y comentarios vía redes digitales.

En general el feedback fue en su mayoría de confirmación del análisis presentado o sugerencias que en casi todos los casos eran variaciones sobre los mismos temas. También recibí varios valiosos comentarios, todo lo cual me sirvió para elaborar el análisis consolidado. Esto no es sorpresivo ya que al hacerse el ejercicio forzando el enfoque (máximo tres ítems por categoría) se consiguen consensos en los temas realmente importantes. Como era de esperarse, dado el mal momento que vivimos, las Debilidades fue la categoría mas aludida.

Lo que si fue nuevo, es que hubo un elemento muy comentado por considerarse crítico para el análisis y que yo no lo tome en cuenta. Se trata de EL PERUANO. El motivo por el cual no lo consideré, a pesar de estar de acuerdo que es crítico, es porque a mi parecer no califica dentro de una sola categoría, sino que podría estar en todas. Este tema merece un análisis FORD independiente y es algo que trataré de hacer en un próximo artículo. Será algo complicado, pero interesante. Vayan pensando.

En cuanto al propósito, los comentarios estuvieron 100% de acuerdo y sin ninguna duda. ¨Bienestar para la población y progreso para el país¨, que también se puede peruanizar como ¨Bienestar para el peruano y progreso para el Perú¨.  No hay duda de que este es el propósito que debe tener cualquier gobernante bien intencionado de cualquier país del mundo. Esto es un derecho que deben exigir los votantes y un deber de los que pretendan ser gobernantes.

Entrando a la consolidación del Análisis FORD, en el caso de las Fortalezas y después del feedback, no me quedan dudas que hay dos que son muy claras. La primera son las grandes riquezas naturales que tenemos a lo largo y ancho de nuestro territorio, incluyendo el mar que baña nuestro enorme litoral. La segunda es nuestra increíble geografía plagada de bellezas naturales, monumentos históricos y cultura ancestral.

El reconocer y aprovechar correctamente las fortalezas, es la base para cualquier plan de desarrollo y progreso exitoso. En ese sentido, en nuestro caso se desprende claramente que la Minería, la Pesquería, el Agro (industria y exportación) y el Turismo deberían ser la base de nuestra economía, ya que no solo generan muchas divisas para el país, sino también una gran fuente de trabajo directo e indirecto para muchísimas personas. Es decir, mayor bienestar para el peruano y mayor progreso para el Perú.

Por tanto, si el gobierno quisiera aprovecharlas para cumplir con su propósito, debería brindar todas las facilidades a los inversionistas interesados en desarrollar estas industrias, para que así se consiga este desarrollo mas rápido. Esto es lo que haría cualquier gobierno que tiene claro el propósito de bienestar y progreso para su país. Sin embargo, en el nuestro sucede todo lo contrario. La burocracia estatal y la política irresponsable y populista, llena de trabas el camino y hace muy difícil conseguir el desarrollo de estas industrias, desperdiciando así estas oportunidades. Enormes oportunidades perdidas por culpa directa de unos cuantos irresponsables abusadores de poder. Esto se ve claramente en el análisis de Debilidades.

Como mencioné antes, la categoría en que recibí la mayor cantidad de sugerencias y comentarios fue la de Debilidades. Esto hizo mucho mas complicado resumirlas en solo tres. La primera es sin duda la corrupción que impera en todos los niveles, pero principalmente en el sector burocrático del estado. Esto a su vez genera la tremenda informalidad que supera fácilmente el 70% de la economía y que sin duda aumentará debido a la crisis que vivimos actualmente. Aquí se aplica claramente el comentario de la historiadora y diplomática peruana Carmen Mc Evoy, ¨El Perú no es corrupto, hay personas corruptas a las que les dimos el poder¨.

La segunda debilidad es la inestabilidad en los ámbitos jurídico, legal, político y de orden interno. Estos, contrarios a su razón de ser, generan una gran inseguridad a la población y a las empresas en todos los sentidos y por ende un malestar generalizado.

Estos dos grandes grupos de debilidades tienen la misma raíz, la falta de ética y moral de una parte de la población, especialmente de los que ostentan algún tipo de poder y hacen mal uso de este. Lamentablemente este tema ha venido creciendo mucho en los últimos tiempos y así seguirá dada la impunidad reinante, que es generada a su vez, por la corrupción, esta vez en frente judicial. Tal como apuntó alguna vez Alfredo Bryce Echenique ¨El Perú es un país con muchas leyes, pero sin ley¨.     

La tercera gran debilidad, en la que también hubo consenso, es el gran déficit en infraestructura a nivel nacional. Esto a pesar de tenerse una enorme cantidad de proyectos viables y necesarios encarpetados por no contar con las autorizaciones burocráticas. Este es otro frente, que si fuera bien administrado generaría muchos puestos de trabajo y un gran desarrollo para el país. ¡Nuevamente Bienestar y progreso!

En resumen, por un lado, no aprovechamos las oportunidades que nos ofrecen nuestras claras y potentes fortalezas y por el otro nuestras debilidades siguen creciendo impunemente, poniendo en riesgo irresponsablemente la salud de nuestro país.

¡El mundo al revés! Pareciera que nuestros gobernantes tuvieran como propósito ¨Malestar para los peruanos y retroceso para el Perú¨ envés de ¨Bienestar para los peruanos y progreso para el Perú¨.

S.O.S. Necesitamos urgentemente una verdadera reforma política, del estado y de justicia para poner fin este abuso irresponsable de gente que no merece estar en las posiciones en las que están. Tenemos buenas armas, que son nuestra voz y nuestro voto.

¡Hagamos valer ambas! Lampadia




Lecciones y retos que va dejando la pandemia

Lecciones y retos que va dejando la pandemia

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Los miles de retornantes, desplazados internos o caminantes que originó está pandemia le han dado un nuevo rostro y han planteado un reto muy grande a la descentralización, proceso que el Estado sólo concibe como la transferencia de recursos y potestades públicas a los gobiernos sub nacionales.

La pandemia, sin necesidad de decretos, sin reformas constitucionales de por medio como la efectuada por Toledo y sin la algarabía de las clases políticas provincianas, más bien en contra del confinamiento social que impedía a los provincianos retornar a sus lugares de origen, ha descentralizado de facto a miles de peruanos que han salido desde el centro (Lima y las grandes ciudades) a la periferia (capitales de provincias, ciudades intermedias, pueblos y comunidades).

Para poner en cifras el problema basta ver que, en Lima, 1 de cada 3 habitantes según el censo de 2017 no nació en esa ciudad, es decir, es migrante y /o provinciano. Según este mismo censo, más de 3 millones de habitantes de Lima no nacieron allí. A inicios de mayo, la Agencia Andina reportó 19,000 personas trasladadas por el gobierno a sus provincias. A inicios de junio la misma agencia hablaba ya de 22,581 retornantes en los registros oficiales. Sin embargo, si analizamos el detalle de esta misma información y advertimos que sólo a Huancavelica habían retornado 11,161 personas a principios de junio, es fácil advertir que la cifra oficial se limita a los casos de retorno que ha promovido o facilitado el Estado, pero no incluye a quienes se han desplazado por sus propios medios, inclusive caminando a otras zonas del territorio nacional.  Si, además comparamos esta cifra con el porcentaje de desempleo generado por las medidas adoptadas frente a la pandemia, que según la OIT superaba los 2.3 millones de empleos formales en Lima, advertiremos claramente que la población colocada en la situación de tener que retornar o desplazarse a sus lugares de origen es mucho mayor y por ende, la cifra real de retornantes, desplazados internos o caminantes debe superar largamente las centenas de miles. La cifra exacta tardaremos en conocerla, pero el estimado es válido para esta reflexión.

Sin embargo, este proceso de descentralización fáctica de pobladores hacia las ciudades del interior, los pueblos y las comunidades, es por ahora, básicamente un proceso de descentralización de la pobreza, la necesidad, la precariedad y la busca de oportunidades.

Por esta razón, para muchos, esto puede implicar sólo un problema, ya que los retornantes no traen recursos sino necesidades, no vienen acompañados de mayores presupuestos estatales o funciones gubernamentales y son nuevos demandantes de servicios públicos que son limitados, precarios o por lo menos escasos en muchas zonas del país. Más aún, por la forma errada en que se manejó el confinamiento social obligatorio, los retornantes son y siguen siendo, en muchos casos, efectivos distribuidores involuntarios del virus en las provincias a las que retornan frente a la imposibilidad de mantenerse en las capitales. No faltan quienes creen además que este fenómeno traerá también más y nuevas modalidades delictivas al interior del país.

¿Cabe otra mirada de este fenómeno cuya dimensión y magnitud no se ha estudiado aún?

Sí.

Los miles de retornantes aun cuando vengan desprovistos de dinero y de ahorros, vienen con experiencias, conocimientos, capacidades y hábitos adquiridos en las grandes ciudades para sobrevivir. Ya no son los mismos que salieron de sus pueblos por las “locas ilusiones que te llevan a la capital” de las cuales hablaba Luis Abanto Morales en su famoso vals “El Provinciano” describiendo el fenómeno migratorio.  Ahora tienen oficios, estudios concluidos o parciales o por lo menos experiencia laboral formal o precaria, pero experiencia, al fin y al cabo. Tienen otros patrones y aspiraciones de consumo. Tienen necesidades por cubrir y, sobre todo, tienen necesidad de oportunidades.

Estos miles de compatriotas que perfilan el nuevo rostro del interior del país pueden ser incorporados a las dinámicas económicas y sociales de las provincias, incrementar la masa crítica de demandantes para productos, bienes o servicios que no se hallaban disponibles por el reducido tamaño de los mercados locales. Pueden ayudar a una descentralización productiva más efectiva y concreta desde la ciudadania y el mercado distinta de la que la que hemos visto hasta ahora desde el Estado, donde la descentralización sólo ha ido al bolsillo de las clases políticas locales y regionales. Pueden ayudar a descentralizar el consumo y la demanda, componentes importantes de una descentralización productiva real y sostenible.

Hay quienes los resisten. Como sucedió con los venezolanos, hay comunidades, pueblos y dirigentes que se niegan a incorporarlos y los convertirán en los “nuevos venezolanos internos”, cerrándoles los puentes, los caminos o marginándolos, como ya se ha visto. También habrá quienes no los traten como ciudadanos, sino como electores y utilicen sus necesidades con propósitos meramente eleccionarios.

Si, pese a todo ello y por encima de los problemas que trae un desplazamiento intempestivo de esta magnitud, logramos convertir sus necesidades de oportunidades en una fuerza creadora de mercados más grandes en el interior de pueblos, comunidades y ciudades, podremos pensar en un mejor escenario de vida para estos compatriotas y en una nueva descentralización. Allí está el reto para todos. Lampadia




Crisis y oportunidades

Crisis y oportunidades

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

No es un secreto que en el Perú estamos viviendo simultáneamente, una seria crisis sanitaria y una grave crisis económica, probablemente esta última sea la que nos ha impactado más gravemente que a ningún otro país del mundo.

Siempre que estas cosas ocurren, uno debe tener claro que no es el momento para deprimirse, ni para distraerse con temas menores. Un líder tiene la obligación de ver a su alrededor e identificar cuáles pueden ser las oportunidades que podrían contribuir a salir de la crisis. En esta línea, leía un informe de Andrés Oppenheimer, quien analizaba la situación mundial y en particular, la tensión y guerra comercial entre China y Estados Unidos (USA).

Hace notar el informe que la corriente de “off-shoring” puesta de moda hace algunas décadas,  había trasladado las fábricas de grandes empresas americanas de USA a China y que, producto de este conflicto comercial, cerca del 76% de las empresas americanas que habían trasladado sus fábricas a China, ahora están en una corriente de “re-shoring” (planteándose el retorno a USA) o incluso de “near-shoring”, que buscaría acercar sus plantas al mercado y a la fuente de materias primas.

En estas circunstancias, las compañías antes mencionadas deberán hacer un gran esfuerzo de inversión para trasladar sus fábricas y competir, sin la amenaza que, más adelante, medidas del gobierno chino puedan afectar sus operaciones.  Ciertamente, este proceso obliga a estas empresas a un serio análisis sobre los factores que puedan brindar; mejores condiciones de negocios, mayor rentabilidad y mayor estabilidad para su proyecto.

Creo que el Perú, que cuenta con una fuerza laboral joven, con salarios competitivos, una gran proximidad al mayor mercado (USA), es fuente de materias primas, cuenta con oferta suficiente de energía eléctrica y potencial de expansión, se encuentra en el mismo huso horario que USA y entre otras ventajas, cuenta con un tratado de libre comercio con este país, que contribuiría muchísimo en el análisis para la toma de decisiones de un “near-shoring”.

Lo más importante de este movimiento, sería traer al Perú una industria de transformación del siglo XXI, con alta tecnología, automatización y robótica. Con altos estándares ambientales y demandante de profesionales altamente calificados, en procesos e innovación permanente, especialistas en centros de control. Nuestros jóvenes técnicos y profesionales universitarios serían los grandes beneficiarios de este importante avance. Esto genera la ventaja colateral de introducir nuevas técnicas, prácticas y estándares en el resto de la industria peruana, lo que nos acerca mucho más a los mercados actuales y mejoraría la aceptación de estos en los mercados aún no conquistados, por el solo hecho de contar con la percepción de un mejor estándar de calidad.

A menos que este gobierno tenga asumido, que será uno intrascendente para la historia del Perú, es el momento de hacer un gran despliegue de nuestras fuerzas diplomáticas, comerciales y empresariales, para atraer esas posibles inversiones a nuestro país. Esa gran cantidad de empresas deben tomar una decisión trascendental y nosotros, que necesitamos un shock de inversiones, podríamos ofrecer condiciones estupendas, incluyendo estabilidad jurídica, para que opten por invertir aquí.

Si revisamos nuestro continente, pocos países tienen la posibilidad de armar un paquete competitivo y ganar la delantera. Entre los que podrían adelantarse están: Chile, con el inconveniente que tiene restricciones de energía eléctrica, tiene costos más altos, entre otros, de terrenos y hasta el año pasado, cuando la agitación política los frenó, nos hubiera podido sacar la delantera. Colombia, es otro de los países que podría apurar el paso y cuenta con condiciones legales, políticas y económicas semejantes a las nuestras, salvo la cercanía a la fuente de materias primas. Finalmente, México podría ser otro destino de estas inversiones y el gobierno americano probablemente quisiera usar este esfuerzo como un freno a las migraciones, en adición al tratado de libre comercio existente. Yo personalmente descartaría Argentina por su actual conducción política y tradicional inestabilidad en sus políticas económicas y falta de seriedad en sus compromisos comerciales. No veo a; Bolivia, Ecuador, Uruguay y Paraguay como posibles competidores. Mención aparte merece Brasil, pero las diferencias en su concepción de manejo económico, me parece neutralizarían, en parte, las condiciones naturales para competir.

Tal como sugiere el artículo de Oppenheimer, es el tiempo de organizar un equipo público-privado, económico, político, diplomático y empresarial, que se dedique a esta tarea con muy alta prioridad y sería, sinceramente, una tarea que podría revertir la inacción que nos está conduciendo a otro lustro perdido. Ciertamente, esta tarea requiere liderazgo y un renovado gabinete, que tenga una clara visión del mundo del siglo XXI y no le tenga miedo al mundo empresarial y de los negocios. Que no necesite limitarse a la dimensión de un pueblito para sentirse seguro y tenga capacidad de dar saltos grandes a nivel global.

Si tomamos la decisión de poner en valor nuestros proyectos mineros, atraer y conseguir la instalación en el Perú de las fábricas que requieren reubicarse y desarrollar la infraestructura requerida para toda esta fuerza productiva, esto implicaría un salto cualitativo y nos permitiría ofrecer un país de otra categoría para nuestra siguientes generaciones.

Ojalá nos escuchen y asuman el desafío, como un legado por el bicentenario de la independencia, porque “obras son amores y no buenas razones”. Lampadia




Un presidente NINI

Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para Lampadia

Se denomina Generación NINI a los jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian, ni trabajan.
En los países del hemisferio norte como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, también existen jóvenes en esta situación, a quienes se denominaba Neet (not in employment, education or training).

Los estimados del IPEA de Brasil para toda América Latina, a diciembre de 2018, daban cuenta de que el 21% de los jóvenes eran NINIs. En el Perú, según datos del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, la cifra de NINIs llega a 1´345,000 jóvenes, la mayoría mujeres.

La condición NINI tiene varias causas y explicaciones. Existen NINIs que lo son por causas internas como la propia decisión o la falta de motivación. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la condición de NINI tiene causas externas como la falta de recursos para acceder a los estudios, la ausencia de oportunidades de empleo, la baja calificación laboral, problemas de violencia o inseguridad, marginalidad o discriminación por género originada por ejemplo por maternidades prematuras, entre otras causas.

Como lógica consecuencia de lo anterior, la tarea de la sociedad y en particular de los gobiernos es enfrentar las causas de este problema, particularmente las causas externas antes mencionadas, que tienen origen en condiciones materiales que es potestad y obligación de los gobiernos revertir. De lo contrario, se condena a estos jóvenes a la marginalidad, la violencia, la frustración y se deja de utilizar su fuerza laboral en bien de la sociedad.  En el Perú, la cifra mencionada de NINIs es cercana al 5% de la población.

Cabe preguntarse entonces. ¿Que hace el gobierno del presidente Vizcarra frente a este problema?

  • ¿Estará mejorando los ingresos de la población para permitirle a los jóvenes acceder a estudios superiores o no desertar de la escuela?
  • ¿Estará fomentando la generación de puestos de trabajo para jóvenes?
  • ¿Estará aplicando sus políticas de competitividad en el ámbito laboral para mejorar la empleabilidad de los jóvenes?
  • ¿Estará mejorando la seguridad ciudadana?
  • ¿Estará desalentando la violencia?
  • ¿Estará mejorando las condiciones de jóvenes y mujeres para evitar su marginalización?

NADA DE NADA

  • El más pobre crecimiento del PBI se ha registrado en este gobierno: 0,02% en abril pasado, menos del 4% el 2018 y una proyección de apenas 3% para el 2019. Sin crecimiento no hay desarrollo, sin crecimiento no hay más ingresos para enviar a los hijos a estudiar. El gobierno hace lo contrario de lo que nuestros NINIs necesitan.
  • Ni el pro chavista señor Ollanta Humala dio puntapiés tan serios a la inversión privada como el Presidente Vizcarra. Primero lo ahuyenta con su permanente confrontación política. En más de un año No logra atraer un solo proyecto nuevo de gran escala y el único que tenía ad portas (TÍA MARIA) lo quema él mismo. Sin inversión privada no habrá puestos de trabajo ni oportunidades para los NINIs.
  • De empleabilidad y competitividad ni hablar. Tiembla de sólo pensar en los efectos en las encuestas de tomar alguna medida que reduzca los sobrecostos laborales y en la reacción de sus aliados sindicales y de la izquierda, a quienes necesita para apretar al Congreso y perforar la Constitución. No le importa que 1´345,000 jóvenes no consigan empleo mínimamente decente con una legislación rígida como la que tenemos.
  • Sobre seguridad y violencia, la estrategia del señor Vizcarra es muy sencilla: los conflictos sociales, las tomas de carreteras, la radicalización de la protesta las alienta el mismo, no hay siquiera delegación o encargo. Si no lo cree, revise los audios de Arequipa. Sobre seguridad, el asunto termina en culpar a los venezolanos de todo. El relato parece decir que la delincuencia no existió sino desde que ellos aparecieron. Solo en Arequipa las medidas de fuerza alentadas por el propio presidente han dejado miles de desempleados y 800 millones de dólares en pérdidas.
  • Sobre marginalidad y discriminación destacan dos grandes medidas: lenguaje inclusivo y mandiles rosados a los militares. Todo un éxito de la política pública. Con esos mandiles, probablemente muchas jóvenes NINIs podrán conseguir empleo, adquirirán autoestima y no serán marginalizadas.

Es decir, NADA de NADA para enfrentar las causas de la juventud NINI. Sólo confrontación, amenaza al Congreso que le pide construir agenda común, arengas públicas y amenazas a opositores.

Todos los países tenemos NINIs y es nuestro deber de padres, sociedad y autoridades, combatir las causas de esta situación. Ningún país se puede dar el lujo de abandonarlos, menos el nuestro.

El PERU no se puede dar el lujo de tener NINIs, mucho menos de tener un presidente NINI: que ni gobierna,  ni dialoga, ni se va.

Los jóvenes NINIs no pueden renunciar a su futuro. Usted si Señor Vizcarra. Lampadia




Las oportunidades y retos de la Revolución del 5G

Las oportunidades y retos de la Revolución del 5G

Un concepto tan abstracto como el del Internet de las Cosas (IoT) muy pronto podrá ser realidad gracias a la introducción de la tecnología denominada 5G. Tal como señala, C.P. Gurnani, Director General y CEO de Tech Mahindra en un reciente artículo publicado en el blog del Foro Económico Mundial (compartido líneas abajo), “[La red 5G] irá más allá de la banda ancha móvil e impactará a los establecimientos humanos modernos autosuficientes, como las ciudades inteligentes, la robótica, los autos autónomos y fomentará la innovación en sectores críticos como la salud, la agricultura y la educación”.

En este sentido, el ejecutivo señala que esta nueva tecnología, al igual que todas las introducidas por la 4ta Revolución Industrial (4IR) (ver Lampadia: La industria 4.0: Lo que se necesita saber), cambiará nuestra interacción con diversas industrias no solo de consumo sino también de servicios, posibilitando, por ejemplo, el acceso a atención médica y a servicios educativos en lugares donde, dadas sus condiciones geográficas y/o socioeconómicas, sería imposible con la tecnología existente.

Asimismo, por el lado empresarial, indica que la red 5G permitirá generar ganancias en productividad a las empresas ya que las empujará a rediseñar sus procesos de negocio, explotando los beneficios del traspaso de enormes cantidades de información en tiempo real y direccionando sus inversiones hacia tecnologías de punta e innovación.

Todo ello será posible gracias a que la tecnología 5G trabaja con una muy baja latencia – que es el periodo tiempo de demora requerido para que la información viaje a través de una red- la cual se ubica en 1 milisegundo, permitiendo el ahorro de más del 90% del tiempo que demanda la latencia de las redes actuales.

Sin embargo, como indica Gurnani, se debe relevar que la llegada de la red 5G, además de proveer oportunidades de crecimiento a las empresas y mejorar la calidad de vida de las personas, también demandará grandes retos, sobre todo para garantizar que su uso sea verdaderamente universal.

En este sentido, él destaca dos grandes frentes en los que los gobiernos y empresas deben trabajar en conjunto para posibilitar un uso extenso de esta nueva tecnología:

  • Invertir en infraestructura: Las empresas proveedoras de telecomunicaciones necesitarán invertir miles de millones de dólares en infraestructura característica de su sector (antenas, estaciones base y cables de fibra óptica) para poder habilitar la red 5G masivamente.
  • Amoldar las cargas regulatorias: Los gobiernos y los organismos reguladores deberán no solo supervisar el avance de esta nueva tecnología en las empresas, sino que también tendrán que rediseñar la regulación existente de manera que se facilite la inversión en ella. Lampadia

Para conocer mayor detalle acerca de los cambios que generará la revolución 5G, ver el siguiente artículo publicado por C.P. Gurnani en el blog del Foro Económico Mundial:

5G no es solo una palabra de moda. Va a cambiar el mundo

Los proveedores de servicios necesitan invertir miles de millones en infraestructura para habilitar EL 5G. Imagen: REUTERS

C.P. Gurnani
Director General y CEO
Tech Mahindra
Foro Económico Mundial
21 de Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La cuenta regresiva para la revolución 5G ha comenzado y la explosión de dispositivos conectados, como teléfonos móviles, televisores, sistemas de seguridad y altavoces, entre otros, solo se intensificará.

Como la próxima gran novedad en el viaje de la transformación digital, 5G tendrá un enorme impacto en la humanidad. Sin duda, interrumpirá la forma en que vivimos y trabajamos.

Irá más allá de la banda ancha móvil e impactará a los establecimientos humanos modernos autosuficientes, como las ciudades inteligentes, la robótica, los autos autónomos y fomentará la innovación en sectores críticos como la salud, la agricultura y la educación.

Para las empresas, 5G está preparada para ser el punto de inflexión transformacional que acelerará el alcance del mercado global y remodelará el panorama competitivo. Le dará la oportunidad de reexaminar los procesos de negocios con una lente 5G e invertir de manera inteligente en tecnologías de próxima generación.

La red 5G se convertirá en el elemento diferenciador que fomentará nuevas innovaciones con su capacidad para generar ganancias de productividad sin precedentes, al tiempo que es pionero en nuevos modelos de distribución y consumo.

El potencial de disrupción es enorme y los que se preparen bien para el 5G tienen mucho que ganar.

A un nivel más personal, los avances tecnológicos que vienen con una red 5G completamente desarrollada cambiarán la vida. 5G tiene el potencial de mejorar drásticamente la calidad de la atención médica recibida por cientos de millones de pacientes y alimentará cambios significativos en la forma en que se brinda la atención médica.

Los dispositivos portátiles y la atención médica conectada ayudarán a las personas a monitorear y manejar sus enfermedades y permitirán a los profesionales médicos evaluar y diagnosticar a los pacientes de manera eficiente. De hecho, la red 5G tiene el potencial de permitir que los cirujanos operen de forma robótica en pacientes a miles de kilómetros de distancia.

La razón por la que esto es posible es debido a las capacidades de baja latencia de 5G. La latencia es el tiempo de demora requerido para que la información viaje a través de una red. Con las redes actuales, la latencia es de aproximadamente 100 milisegundos. Esto es increíblemente rápido, pero todavía hay un retraso que hace que sea imposible comunicarse en tiempo real.

Con 5G, se espera que esa latencia se reduzca a 1 milisegundo. Una vez que tenga la capacidad de comunicarse a través de una red casi en tiempo real, la proximidad ya no tendrá importancia. Sin embargo, hay muchos obstáculos que deben superarse antes de que un médico en Los Ángeles realice una cirugía en un paciente en Boston.

Un largo camino por delante

Los obstáculos como el costo y la supervisión regulatoria deberán resolverse antes de que las capacidades de baja latencia de 5G puedan abrir un nuevo mundo de posibilidades.

Hoy en día, existe una gran necesidad de crear un código digital global que nos permita co-crear, colaborar y co-innovar sin problemas en un mundo digital. El desarrollo de este código requerirá un gran esfuerzo por parte de los proveedores de tecnología y comunicaciones de todo el mundo y, si bien está en marcha, la aceptación universal de 5G dependerá en última instancia de contar con la infraestructura.

Eso nos lleva al costo. Los proveedores de servicios de comunicación necesitarán invertir miles de millones de dólares en infraestructura para habilitar el 5G. Esto incluye invertir en más antenas, estaciones base y cables de fibra óptica, todos los cuales deben estar en su lugar antes de que se pueda adoptar ampliamente 5G.

Es seguro asumir que, con todo el bombo alrededor de 5G, estos proveedores encontrarán la manera de construir la infraestructura necesaria en última instancia, pero tomará una cantidad significativa de tiempo y dinero antes de que podamos confiar completamente en la red 5G.

Además, los gobiernos y los organismos reguladores deberán supervisar los avances y facilitar que las empresas de telecomunicaciones inviertan en la actualización de la tecnología. Habrá que promulgar políticas para permitir nuevos modelos de ingresos, como la monetización de datos y la gestión de contenido.

Finalmente, una vez que se hayan superado los obstáculos iniciales, habrá nuevas consideraciones reglamentarias y de responsabilidad para las funciones automatizadas avanzadas, como cirugía remota, atención médica remota, comunicación de vehículo a vehículo y seguridad pública.

El futuro para el 5G

2020 ha sido declarado el año en que 5G se volverá comercialmente viable, los operadores globales iniciarán las pruebas de velocidad 5G y habrá promesas de dispositivos listos para 5G. A medida que el mundo se prepara para la implementación de 5G, el desafío es convertir la promesa de 5G en experiencias humanas reales e impactantes.

Las ciudades desarrolladas serán las primeras en experimentar 5G, ya que las áreas rurales actualmente carecen de la infraestructura para respaldar la red, y pasarán años antes de que todo el mundo esté conectado. Sin embargo, el ritmo de la innovación es rápido y el compromiso de las empresas de tecnología y comunicaciones más grandes del mundo para cumplir la promesa es alentador.

Aunque solo estamos en las etapas iniciales de 5G, claramente ya no es solo una palabra de moda. Se están produciendo intensas discusiones en torno a las implicaciones masivas de 5G en varias industrias y, sin duda, interrumpirán la forma en que vivimos, trabajamos y jugamos.

Para seguir avanzando tecnológicamente, necesitaremos una red más fuerte. El futuro de la innovación está ligado a un lanzamiento e implementación exitosos del 5G y, cuando lleguemos allí, revolucionará verdaderamente el mundo. Lampadia




Balance de los avances del 2018

Balance de los avances del 2018

Las reflexiones que realiza el multimillonario y filántropo estadounidense Bill Gates (ver líneas abajo) en torno a los desafíos y oportunidades que enfrenta nuestro mundo actual nunca dejan de sorprender y muestran su gran valía.

Y es que el tener actividad en el ámbito de la educación y la salud, a través de la Fundación Gates, le da una visión multidisciplinaria que le permite combinar aspectos de la ciencia y la tecnología para abordar problemáticas sociales.

En esta línea, en diciembre pasado, Gates hizo una reflexión de los avances científicos que había hecho el mundo en el 2018 en una serie de temas que van desde la lucha contra enfermedades como el Alzheimer y la polio, hasta el uso de energías renovables (solar y eólica) y la edición del genoma humano. Su mensaje es claro: Se necesita más innovación para resolver estas problemáticas.

En relación a la lucha contra el Alzheimer, destaca que, si bien hay avances en cuanto al planteamiento de nuevas teorías que lidien con los causantes de tal enfermedad, además de la existencia un mayor acceso a la información para su tratamiento; aún persiste un problema de rápido diagnóstico puesto que aún hay dificultad para reclutar pacientes en los ensayos clínicos.

Por el lado de la polio, releva el papel de cómo la innovación ha permitido mejorar el rastreo de la enfermedad analizando muestras de aguas residuales, previniendo así, el traspaso de dicha enfermedad a más gente.

En relación al uso de energías renovables, el tema es claro. No solo es cuestión de masificar el uso de la energía solar y eólica, que por su naturaleza intermitente, a veces es inviable abaratarla en el corto plazo; sino que la solución pasa por potenciar el uso de energías límpias, como por ejemplo, la energía nuclear que, como señala Gates, “es ideal para enfrentar el cambio climático, ya que es la única fuente de energía escalable y libre de carbono que está disponible las 24 horas del día”.

La edición de genes es otro tema que se discute en el balance de Gates, a propósito de que, durante el 2018, se dio a conocer el caso de un científico chino que alteró la genética de dos niñas cuando aún se encontraban en el vientre de su madre.

Si bien no se muestra de acuerdo, arguye que esta iniciativa debe incentivar a los científicos a poner en práctica la edición de los genes con el objetivo de mejorar el tratamiento de diversas enfermedades, así como para el descubrimiento de sus curas.

Asimismo, Gates hace una breve mención acerca de que el mundo no estaría preparado para una posible epidemia en la forma de una gripe general, sin embargo, se muestra optimista puesto que comenta que ya hay avances en torno a la creación de una vacuna que protegería al ser humano frente a todos los derivados de las gripes. Lampadia

Ver líneas abajo más detalle sobre las reflexiones de Bill Gates durante su año de trabajo en el 2018:

Resumiendo el 2018
Lo que aprendí en el trabajo este año

Bill Gates
29 de Diciembre, 2018

Traducido y glosado por Lampadia

Cada Navidad, cuando era niño, mis padres enviaban una tarjeta con una actualización de lo que la familia estaba haciendo.

Algunas personas piensan que es cursi, pero me gusta la tradición. En estos días, al final de cada año, todavía disfruto haciendo balance de mi trabajo y de mi vida personal. ¿De qué estaba emocionado? ¿Qué podría haber hecho mejor?

Pensé que podría compartir algunos de estos pensamientos al concluir el 2018.

Hoy, por supuesto, sigo evaluando la calidad de mi trabajo. Pero también me hago otro conjunto de preguntas sobre mi vida. ¿Dediqué suficiente tiempo a mi familia? ¿Aprendí suficientes cosas nuevas? ¿Desarrollé nuevas amistades y profundicé las antiguas?

Melinda ha ayudado a ampliar mi pensamiento sobre este punto. También lo ha hecho Warren Buffett, quien dice que su medida de éxito es: “¿Las personas que te importan te aman?” Creo que es una métrica tan buena como la que encontrarás.

Puede parecer grandioso, pero creo que el mundo está pasando lentamente por una transición similar hacia una comprensión más amplia del bienestar. Durante la mayor parte de la historia humana, nos hemos centrado en vivir más tiempo luchando contra las enfermedades y tratando de cultivar alimentos suficientes para todos. Como resultado, la vida ha alargado dramáticamente. La tecnología ha jugado un papel clave en eso a través de vacunas, medicamentos y saneamiento mejorado.

Sin embargo, todavía necesitamos mucha innovación para resolver problemas como la malaria o la obesidad, pero también necesitamos centraremos más en mejorar la calidad de vida. Creo que este será el empuje de muchos grandes avances del futuro. Por ejemplo, el software podrá notar cuando te sientas triste, conectarte con tus amigos, darte consejos personalizados para dormir mejor y comer, y ayudarte a usar tu tiempo de manera más eficiente.

Al recordar el año, también estoy pensando en las áreas específicas en las que trabajo. Parte de esto se hace a través de nuestra fundación, pero gran parte de esto (como mi trabajo sobre energía y el trabajo de Alzheimer) no lo es. Lo que lo conecta es mi creencia de que la innovación puede salvar vidas y mejorar el bienestar de todos.

Aquí hay algunas actualizaciones sobre lo que está funcionando bien y lo que no, en relación con la innovación en algunas áreas en las que trabajo:

La enfermedad de Alzheimer

Vi dos tendencias positivas en la investigación de Alzheimer en 2018.

Una es que los investigadores se centraron en un nuevo conjunto de ideas sobre cómo detener el Alzheimer.

La primera generación de teorías, que dominó el campo durante años, enfatizó dos proteínas llamadas amiloide y tau como causantes de la enfermedad. En el último año, se han desarrollado dos nuevas teorías: i) una propone que las células cerebrales de un paciente se descomponen porque sus productores de energía (denominados mitocondrias) se desgastan y, ii) la segunda que plantea que las células cerebrales se descomponen porque parte del sistema inmunológico se sobreexcita y las ataca.

Este es un gran ejemplo de cómo mejorar nuestra comprensión de la biología reducirá los costos médicos y el sufrimiento humano.

La otra tendencia de este año es que la comunidad de Alzheimer se centró en obtener más y mejor acceso a los datos. Estamos trabajando con investigadores para que les sea más fácil compartir la información de sus estudios de manera amplia para que podamos comprender mejor preguntas como la forma en que avanza la enfermedad.

El único problema en el que todavía no veo un camino claro es cómo desarrollar formas más eficientes de reclutar pacientes para los ensayos clínicos. Si pudiéramos encontrar una manera de preseleccionar a los participantes, podríamos comenzar nuevos ensayos más rápidamente.

Polio

Pensé que hoy estaríamos más cerca de erradicar la polio. Desafortunadamente, hubo más casos en 2018 que en 2017 (29 frente a 22).

Subestimé lo difícil que sería vacunar a los niños en lugares donde hay violencia política y guerra. Las familias se mueven para escapar de los combates, lo que dificulta hacer un seguimiento de los niños y asegurarse de que reciban todas las dosis de la vacuna. O los sistemas de alcantarillado se destruyen, lo que permite que el virus se propague cuando los niños entran en contacto con el excremento de una persona infectada.

Esta es una razón clave por la cual Afganistán y Pakistán nunca han estado libres de la polio.

Dedico mucho tiempo a la polio y les recuerdo a los financiadores qué diferencia se está haciendo al respecto con la innovación. Ahora podemos analizar muestras de aguas residuales para rastrear el virus y encontrar la fuente antes de que comience un brote. Y la comunidad sanitaria mundial está encontrando formas creativas de trabajar en zonas de guerra, habiendo detenido brotes en Siria y Somalia en los últimos años.

Finalmente, tengo la esperanza de que se esté probando una nueva vacuna oral en Bélgica y Panamá. Los resultados deberían estar disponibles en 2019, y si éste resulta efectivo, superaría algunos de los problemas con las vacunas orales anteriores cuando se usan en lugares donde pocos niños están inmunizados. La nueva vacuna podría estar en uso a partir de 2020.

A pesar de todos los desafíos, todavía soy optimista de que podemos erradicar la polio pronto.

Energy

Las emisiones globales de gases de efecto invernadero aumentaron en 2018. Para mí, eso solo refuerza el hecho de que la única forma de prevenir los peores escenarios de cambio climático es obtener algunos avances en energía limpia.

Algunas personas piensan que tenemos todas las herramientas que necesitamos y que reducir el costo de las energías renovables como la energía solar y eólica resuelve el problema.

Pero la energía solar y el viento son fuentes de energía intermitentes, y es poco probable que tengamos baterías súper baratas en el corto plazo, lo que nos permitirá almacenar suficiente energía para cuando el sol no brille o el viento no sople. Además, la electricidad representa solo el 25% de todas las emisiones. Necesitamos resolver el otro 75% también.

Este año, Breakthrough Energy Ventures, el fondo de inversión en energía limpia en el que estoy involucrado, anunció las primeras compañías en las que estamos invirtiendo dinero. Las compañías que elegimos están dirigidas por personas brillantes y son muy prometedoras para sacar ideas innovadoras de energía limpia del laboratorio y llevarlas al mercado.

El año que viene hablaré más sobre cómo los EEUU necesitan recuperar su papel de liderazgo en la investigación de la energía nuclear. (Esto no tiene relación con mi trabajo con la fundación.)

La energía nuclear es ideal para enfrentar el cambio climático, ya que es la única fuente de energía escalable y libre de carbono que está disponible las 24 horas del día. Los problemas con los reactores actuales, como el riesgo de accidentes, se pueden resolver a través de la innovación.

Desafortunadamente, Estados Unidos ya no es el líder mundial en energía nuclear que fue hace 50 años. Para recuperar esta posición, deberá comprometer nuevos fondos, actualizar las regulaciones y mostrar a los inversores que va en serio.

Hay varias ideas prometedoras en materia de energía nuclear avanzada que deberían explorarse si superamos estos obstáculos. TerraPower, la compañía que comencé hace 10 años, utiliza un enfoque llamado reactor de onda viajera que es seguro, evita la proliferación y produce muy pocos residuos. Esperábamos construir un proyecto piloto en China, pero los cambios recientes en las políticas aquí en los EEUU, lo han hecho poco probable.

El mundo debe estar trabajando en muchas soluciones para detener el cambio climático. La tecnología nuclear avanzada es una, y espero persuadir a los líderes de los EEUU para que entren al juego.

La siguiente epidemia

En 1918, la gripe española mató a 50 millones de personas en todo el mundo. Todavía se encuentra como uno de los desastres naturales más mortíferos de la historia.

Esperaba que llegar al centenario de esta epidemia provocaría un gran debate sobre si estamos preparados para la próxima epidemia mundial. Desafortunadamente, no fue así, y todavía no estamos listos.

La gente, con razón, se preocupa por peligros como el terrorismo y el cambio climático (y, más remotamente, un asteroide que golpee la Tierra). Pero si algo va a matar a decenas de millones de personas en poco tiempo, probablemente será una epidemia mundial. Y lo más probable es que la enfermedad sea una forma de gripe, porque el virus de la gripe se propaga fácilmente por el aire. Hoy en día, una gripe tan contagiosa y letal como la de 1918 mataría a casi 33 millones de personas en solo seis meses.

Llevo varios años estudiando esto. Para estar preparados, necesitamos un plan para que los gobiernos nacionales trabajen juntos. Necesitamos pensar en cómo manejar las cuarentenas, asegurarnos de que las cadenas de suministro lleguen a las áreas afectadas, decidir cómo involucrar a los militares, etc. No hubo mucho progreso en estas preguntas en el 2018.

La buena noticia es que ha habido avances hacia una vacuna que lo protegería de todas las cepas de la gripe. Este año visité los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. en Maryland y recibí una actualización de algunas de las personas que dirigen este trabajo.

Los desafíos de hacer una vacuna universal contra la gripe son fascinantes. Todas las cepas del virus tienen ciertas estructuras en común. Si nunca ha estado expuesto a la gripe, es posible fabricar una vacuna que enseñe a su sistema inmunológico a buscar esas estructuras y atacarlas. Pero una vez que ha tenido gripe, su cuerpo se obsesiona con la tensión que lo enfermó. Eso hace que sea muy difícil hacer que su sistema inmunológico busque las estructuras comunes.

Así que está claro cómo podríamos fabricar una vacuna universal que protegería a cualquier persona (como los muy jóvenes) que nunca antes ha estado expuesta a la gripe. Pero para cualquiera que ya haya tenido el virus, es mucho más difícil. El problema está muy lejos de ser resuelto, pero está entrando nuevo dinero de investigación y más científicos están trabajando en ello.

Para aprovechar al máximo estos esfuerzos científicos (algunos de los cuales financia nuestra fundación), el mundo necesita desarrollar un sistema global para monitorear y responder a las epidemias. Ese es un asunto político que requiere la cooperación internacional entre los líderes gubernamentales. Este tema merece mucho más atención.

Edición de genes

La edición de genes fue noticia en noviembre cuando un científico chino anunció que había alterado los genes de dos niñas cuando eran embriones. Lo que no tiene precedentes sobre su trabajo es que él editó sus células de la línea germinal, lo que significa que los cambios se transmitirán a sus hijos. (El otro tipo de edición de genes, menos controvertido, involucra células somáticas, que no son heredadas por las generaciones futuras).

Estoy de acuerdo con los que dicen que este científico fue demasiado lejos. Pero algo bueno puede venir de su trabajo si alienta a más personas a aprender y hablar sobre la edición de genes. Este podría ser el debate público más importante que no hayamos visto profundamente.

Las cuestiones éticas son enormes. La edición de genes está generando un montón de optimismo para tratar y curar enfermedades, incluidas algunas en las que trabaja nuestra fundación (aunque financiamos trabajos para alterar cultivos e insectos, no seres humanos). Pero la tecnología podría empeorar la inequidad, especialmente si está disponible solo para personas ricas.

Me sorprende que estos problemas no hayan generado más atención del público en general. Hoy en día, la inteligencia artificial es objeto de vigoroso debate. La edición de genes merece al menos tanta atención como ese tema.

Mirando hacia el futuro

A continuación mi resolución de metas y compromisos para el 2019.

Me comprometo a aprender y pensar en dos áreas clave donde la tecnología tiene el potencial de tener un impacto enorme en la calidad de nuestras vidas, pero también plantea complejas consideraciones éticas y sociales.

Uno es el equilibrio entre la privacidad y la innovación. ¿Cómo podemos usar los datos para obtener información sobre educación (como qué escuelas hacen el mejor trabajo de enseñar a estudiantes de bajos ingresos) o salud (como qué médicos brindan la mejor atención a un precio razonable) a la vez que protegemos la privacidad de las personas?

El otro es el uso de la tecnología en la educación. ¿Cuánto puede mejorar el software el aprendizaje de los estudiantes? Durante años hemos escuchado afirmaciones sobre el enorme impacto que la tecnología tendría en la educación. La gente ha tenido razón para ser escéptica. Pero creo que las cosas finalmente se están juntando de una manera que cumplirá las promesas. Lampadia




Por mapas de oportunidades y no sólo de pobreza

Por mapas de oportunidades y no sólo de pobreza

Álvaro Díaz Castro
Abogado en Derecho de la Empresa y Minería
Para Lampadia

“Debemos “desbloquearnos” de anclajes, paradigmas y creencias surgidas de las experiencias, de la tradición y del lenguaje que nos impiden avanzar” nos recuerda Joanna Prieto, especialista en neurolingüística, lo cual no aplica sólo al tema personal o familiar sino a otras esferas mucho más amplias como las políticas gubernamentales, y los planes y desarrollos distritales, provinciales y regionales, es decir, en la perspectiva de diseñar el futuro de poblaciones e incluso el país.

Un tema que parece sólo lingüístico o un simple fraseo de palabras, resulta mucho más que ello, pensar en mapas de pobreza obliga a tomar determinados caminos explícitos como sugeridos. Si habláramos de mapas de desarrollo u oportunidades serían otros los caminos y el ánimo que las impulse.

No tenemos por qué dudar de la sinceridad y de las mejores intenciones del padre Gastón Garatea, así como las de muchos otros peruanos que se han involucrado en la tarea- de por sí encomiable y solidaria- por enfocar su preocupación por ayudar a los más pobres, y que fue con el mejor espíritu que propusieron e impulsaron las mesas o mapas de pobreza para focalizar el apoyo social.

Ello es distinto a los dudosos discursos y plataformas de ofrecimientos de políticos, seudo líderes y de algunas oenegés (repetimos, algunas, no la mayoría), respecto de sus reales motivaciones en mantener todo dentro de “Mapas de la Pobreza” y de las mesas de lucha contra este flagelo que, a partir de ello, se instalan, y reditúan o votos y/o fondos gracias a mantener el “status quo” de pobreza con todo ello.

El poder de la palabra, de los elementos que utilizamos en nuestros mensajes, en una extraña simbiosis que, señalan los estudios, nos suele llevar a transformarnos, de alguna manera, en esas mismas palabras y elementos que repetimos. El niño que escucha todos los días las reprimendas que lo señalan como sucio y holgazán es poco probable que desarrolle su estima y menos aún sus potencialidades, existe más bien el riesgo de que se convierta en un adulto sucio y holgazán.   La intención del padre de provocar una reacción positiva en el hijo, a fuerza de tales calificativos, es muy probable que genere el efecto contrario al buscado. Pareciera esto un contrasentido, pero lo cierto es que muchas buenas intenciones pueden convertirse en estímulos perversos: efecto boomerang.

Así, el estímulo de mostrarse como el más pobre, dentro del mapa de la pobreza, devino en que cada región, provincia, distrito y/o pueblo/comunidad se empeñara por aparecer ante cualquier ámbito, como los más desafortunados, hambrientos, miserables, abandonados y desatendidos: De esta manera, llegarán más programas sociales y nos darán más fondos”, parece que fuera la motivación en este intento, que se ha convertido en demagógica prédica de algunos de sus dirigentes.

Imaginémonos que hay dos distritos con casi igual población, necesidades y situaciones similares de pobreza. Eso hace que reciban del Estado (para todos los programas sociales), digamos un monto de 100,000 para cada distrito. El distrito “A” luego de un año de excelente planificación, esfuerzo, restricciones, responsabilidad e inversión eficiente de los recursos asignados, mejora las condiciones de vida de su población. Sin embargo, en lugar de premio será castigado por cuanto el siguiente año, es muy probable, tendrá menos recursos asignados, porque- razonan los burócratas- hay menos pobreza y siendo así hay que recortar los fondos. El distrito “B” que dilapidó, gastó en banalidades y festejos o no hizo nada, sino agudizar mayores desgracias en el entorno, es muy probable, será premiado dándole mayores recursos y programas sociales, porque será una zona aún más pobre que hace un año. Esos son los estímulos perversos a los que nos referíamos. No siempre es así, y existen esfuerzos puntuales por premiar correctamente al más eficiente, pero son esfuerzos aislados y excepcionales, no institucionalizados.

En esta perspectiva, se considera que de llegar una inversión pública o privada que puede ser una alternativa de desarrollo, lo mejor es rechazarla, ya que se arruinarían las estadísticas de extrema pobreza que tienen, lo cual  podrían ocasionar la reducción o desaparición de los programas sociales, los ministerios retirarían al médico de la posta y al profesor del colegio, en resumen se pondría en riesgo los programas de agua, desagüe,  carreteras proyectadas, el apoyo agrícola y veterinario, entre otros puntos.  En verdad, son temores que podrían ser fundados, porque en varias partes de las entidades públicas centrales se ha articulado reacciones y decisiones que promueven estas respuestas reactivas negativas y las considera correctas o normales: si hay una inversión que el Estado se retire y que la inversión vea como atiende todo.

Los alcaldes y directivas comunales, por el desasosiego generado (les cierran las puertas de las instituciones y cancelan los programas y proyectos) sentirán que es mejor no tener esperanza en esa inversión proyectada, que tendría efectos negativos en el plazo inmediato y es más seguro depender de los programas gubernamentales de asistencia social bajo el paraguas de ser muy pobre.  Incluso cuando luego de reclamos llegan a firmarse actas en mesas de diálogo, con compromisos específicos de varios ministerios y entidades, lo más probable es que pasen los años y no se plasmen tales acuerdos en la realidad, otra vez el discurso de los funcionarios públicos se dirigirá a que de eso se encargue la inversión, que ellos tienen otras prioridades.

Resulta interesante anotar que, hace varios años y en sólo una oportunidad, el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) en lugar de ofrecer información sobre mapas de la pobreza de Perú, elaboró el mapa de las potencialidades (sin dejar de lado el serio análisis de las carencias que se deben solucionar). Esto fue distinto y bueno. Enseñaba a las regiones, provincias y distritos la forma cómo debían verse así mismos e intentar buscar vías de desarrollo aprovechando las ventajas competitivas que tenían. Interesante resultaba señalar que no existía lugar alguno en el cual no hubiera condiciones idóneas para asegurar oportunidades de desarrollo.  No sólo eran cifras, sino motivaciones trascendentes, posibilidades de no tener que estirar la mano sino construir su camino, de ser reconocidos por su ingenio, creatividad, esfuerzo.   No mostrarse como el más pobre y carente, sino como quien, sí necesita una mano, pero para con ello proponer y hacer, que ese apoyo que reciban se transforme y crezca, para que mejoren realmente las condiciones de vida sin depender de las decisiones de otros.

A muchos políticos y dirigentes que viven de que exista y se mantenga la pobreza no les gustó que se dijera, por ejemplo, que de lo conocido en dicho momento, sólo se había explotado el 2% a 3% del potencial minero, que se habría desarrollado apenas el 20% en la industria pesquera, y muy poco del turismo, o de la diversidad genética agrícola (germoplasma), maderera, textil, mientras que, al contrario, teníamos  un sistema agrícola poco competitivo, pesca de supervivencia, minería artesanal, comercio informal, industria débil, etc. A los que se aprovechan de la pobreza para sus propios fines de proselitismo político, no les resulta cómodo que la población sepa que existen enormes oportunidades de cambiar los conceptos, calidades y cantidades de producir muchos productos y dar servicios altamente demandados en el Perú y en el mundo, en especial, reafirmando su identidad y generando oportunidades serias y de largo plazo.

Demostrar que hay oportunidades para todos deja sin discursos fatalistas y extremistas a buena parte de políticos. Para ellos, resulta mejor seguir promoviendo mapas de la pobreza y buscar culpables de las desgracias y no promover cómo crecer y mejorar la calidad de vida de modo sustentable en el tiempo.

Gastón Acurio no anda diciendo a los restaurantes, puestos de mercado, carretilleros que hagan huelgas, reclamen y amanecen, sino que sigan afinando sus sabores, mejorando su sistema de higiene, diversificando su oferta, promoviendo lo que hacen mejor.  Ello genera oportunidades y crecimiento, orgullo por lo que se hace, un panorama sostenible a mediano y largo plazo.

Insisto, el padre Garatea y personas de buenas intenciones como él, sí hacen una labor noble y alturada, pero los caminos y políticas elegidas una y otra vez, no ayudan. Las brújulas de los mapas de la pobreza por sí solos no apuntan al norte de las soluciones, sino que van por caminos sinuosos y temporales; si fueran integrados, tales Mapas de Pobreza como parte de los Mapas de Oportunidades y de Desarrollo es muy probable que ambos harían sinergia que no suma sino multiplica.

Cuando se retrasó un Camisea por veinte años probablemente ha costado tantas vidas y futuros frustrados como las de una enorme plaga o el terrorismo. Esos efectos producen en las personas la extrema pobreza: alta mortalidad infantil, padecimiento de enfermedades por toda una vida, disminución de las capacidades que no les permita igualdad de condiciones para su desarrollo, entre muchos otros efectos.

El pálido boom de las inversiones entre el 2001 al 2011 (no obstante, la mayor ola de inversiones recibida por Perú, pudiendo haber sido considerablemente mayor) conllevó increíbles efectos positivos: la pobreza en general se redujo del 54.8% al 27.8%, y la pobreza extrema de 24.4% al 6.3%, se redujo el índice Gini (la diferencia entre los que más ganan y los que menos ganan).

Si se cuantifica cuántos niños y ancianos han dejado de morir con tal reducción de la pobreza, cuántas enfermedades permanentes, crónicas y agudas se han dejado de generar, cuántas capacidades se han potenciado, adicional al impacto ambiental positivo de usar gas en lugar de otros combustibles fósiles… entenderíamos por qué tener un “Mapa de Oportunidades”, como norte de las políticas y esfuerzos, reditúa efectos tangibles y no sólo placebos como suele ocurrir con los efectos de los “Mapas de la Pobreza”, sin dejar de reconocer que un “Mapa de Oportunidades” no deja de lado a los programas sociales, sino que los optimiza, garantiza su financiamiento, los vuelve eficientes, coadyuvan al despegue, se integran en el esfuerzo individual, grupal y estatal en todos sus niveles.

Quizás George Bernard Shaw describió lo expuesto en una sola frase: “No tenemos más derecho a consumir felicidad sin generarla, que a consumir riqueza sin producirla”. Lampadia




Y ahora, ¿qué vamos a hacer?

El Perú llegó al Mundial. Parece un milagro, pero llegamos. Y gritamos y bailamos y celebramos todo el camino, apoyando a nuestra selección hasta el último minuto. Nos llenamos de esperanzas y pensamos que todo es posible. Esa actitud, propositiva y proactiva, llena de esperanza e ilusión, debería también retratarse en el resto de los sectores de nuestra economía y de nuestro país.

Los peruanos todavía no nos reconocemos como una sociedad en la que todos estamos dispuestos a enfrentar juntos la aventura del desarrollo y la búsqueda de la prosperidad. Nuestros líderes no han sabido transformar nuestras múltiples expresiones de diversidad en una fuente de riqueza. Aún no llegamos a entender que, al haber transitado de décadas de estancamiento a buenos años de crecimiento, podemos abandonar el modelo mental ‘ganar-perder’ y encarnarnos en el modelo ‘ganar-ganar’.

El haber clasificado para el mundial de Rusia 2018 es una ocasión especialmente importante para reflexionar sobre las cosas que nos hacen inspirarnos y darnos las fuerzas para mejorar como país, todos juntos. Aprovechemos estos días para hablar de lo que nos une y para acallar a los eternos negativistas, que solo critican pero no proponen.

Hace unos 35 años que el Perú no calificaba al mundial, pero cada cuatro años las personas apoyan a su selección con la misma ilusión de siempre, sin perder las esperanzas. Ahora, hemos logrado clasificar.

Lo mismo debemos hacer con nuestro país a nivel macro, hace 25 años emprendimos un proceso de transformación que nos permitió, en muy poco tiempo, alejarnos de la maldición de quedar como un ‘Estado Fallido’ y catapultarnos en la visión del mundo hacia el espacio de ‘una Estrella Internacional’. Ver en Lampadia: El Perú de los peruanos.

Últimamente, hemos perdido un poco el paso; pero nuestras capacidades para crecer, derrotar la pobreza, disminuir las desigualdades y crear oportunidades de vidas plenas para todos los peruanos, están intactas.

No olvidemos que el Perú es un país de grandes oportunidades y tenemos la capacidad de lograr todo lo que queramos.

Después de dos días de CADE en Paracas, luego de escuchar muchas presentaciones brillantes, “algunos de nosotros nos preguntamos: Con tanto gente extraordinaria, ¿cómo es que nos va tan mal?” Lampadia

La euforia de ver al Perú calificar al Mundial por primera vez en treinta y cinco años

Por Daniel Alarcón
The New Yorker
22 de noviembre de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

 

Los miembros del equipo nacional de fútbol peruano celebran la clasificación para la
Copa del Mundo del próximo año. Fotografía de Ernesto Benavides / AFP / Getty

Junio ​​de 1986 fue un mes de maravillas, un mes de enamoramiento. Tenía nueve años. Para entonces, mi familia había vivido durante seis años en Birmingham, Alabama, donde ser de Perú y hablar español nos convertía en una especie de exóticos estadounidenses suburbanos. Ese verano, nuestra compañía de cable local agregó el canal en español Univisión y, como por magia, comenzó la Copa del Mundo en México. Era la primera vez, la primera que puedo recordar, y aunque narrado con un acento mexicano desconocido, era mucho más que un evento deportivo. Fue una oportunidad de aprender algo sobre el lugar que mis padres llamaban hogar. Las Copas del Mundo son una de las formas en que marcamos el paso del tiempo en América Latina.

Vi el primer juego (Italia, 1, Bulgaria, 1), el último (Argentina, 3, Alemania, 2) y casi todos los juegos intermedios. Al escuchar a mi padre y sus amigos hablar sobre los partidos, sobre el pasado de las Copas Mundiales, formé fuertes opiniones sobre jugadores que nunca había visto en acción. Pelé era un dios; Cruyff, un mago; Rossi, un oportunista. Tomé varias decisiones bastante arbitrarias: me gustaba el equipo francés, por ejemplo, no me gustaban los italianos, era indiferente a los ingleses. Estas son, en términos generales, puntos de vista que aún poseo. Un tío me dijo un día que los holandeses eran el mejor equipo que nunca había ganado una Copa del Mundo, un hecho que memoricé entonces y nunca lo he cuestionado realmente. Cuando Argentina prevaleció en la final, sentí que había ganado algo. En cierto sentido, lo hice.

México ’86 también fue el primero de ocho torneos consecutivos para los cuales Perú no calificaría. Estaba tan cautivado por el espectáculo que apenas me di cuenta. Antes de ese verano, no sabía lo que era una Copa del Mundo, no tenía ningún punto de comparación. Ni siquiera se me pasó por la mente que se suponía que debíamos estar allí.

Más tarde, aprendí sobre nuestro pedigrí, sobre los elegantes equipos peruanos de los años setenta, historias que mi padre y mis tíos compartían con orgullo, nostalgia y, cada vez más, con un toque de melancolía. Nuestros héroes deportivos tenían nombres como Cubillas, Chumpitáz, Sotil, Oblitas, pero ya eran viejos, desvanecidos con glorias que nunca habían sido reemplazadas. A medida que la sequía de la Copa del Mundo se extendía más y más tiempo, comenzó a sentirse como si nunca lo serían. Un buen jugador puede aparecer aquí y allá, un destello de talento o espíritu de lucha, pero no del tipo en que podrías formar un equipo, o ciertamente no un equipo lo suficientemente bueno para competir en Sudamérica, generalmente considerada como la región más difícil de calificar. Nos acercamos a Francia ’98, y solo necesitábamos un empate contra Chile en nuestro último juego. Viajamos a Santiago llenos de esperanza. Perdimos, 4-0.

En 2001, me mudé a Lima para estudiar literatura en una universidad local. Me enamoré de un grupo de estudiantes de arte (pintores, ilustradores, escultores) e incluso después de dejar de asistir a las clases, todavía los visitaba, pasando largas tardes en el piso de cemento de un pequeño estudio que dos de ellos compartían. Este grupo se convirtió en mis primeros amigos reales en Perú que no eran familiares, y su aprobación significó mucho para mí. Una tarde, casualmente mencioné que iba al estadio para ver jugar al equipo nacional. Fue un partido de clasificación para la Copa Mundial contra Uruguay y mi primo César nos había conseguido las entradas.

Todos se callaron.

¿Vas a hacer qué?

Recuerdo el coro de voces muy claramente: no vayas. Va a hacer frío. Es un estadio de mierda para un equipo de mierda. Te robarán en el camino a casa. Te prestaré mi cuchillo. Vamos a perder; ¿Lo sabes? Siempre perdemos. No vamos a calificar. ¿Estás loco?

Pude sentir que mi cara empezaba a sonrojarse, pero ahora no había nada que los detuviera. En poco tiempo, comenzaron a analizarme: mi conexión emocional con el equipo nacional fue un efecto secundario de haber sido criado en los Estados Unidos. Si hubieras crecido aquí, todos estaban de acuerdo, no te importaría. Si crecí aquí e insisto en ser un fanático de los deportes, tal vez me gustaría el baloncesto. No fútbol, ​​que es tan común. Estás sobre compensando. Probablemente hay un jodido tatuaje Inca en tu pecho que obtuviste como un adolescente para demostrarles a las chicas americanas que no eras blanco.

Todos rieron.

Tengo ese tatuaje, por supuesto. Me lo hice cuando tenía diecisiete años.

Fui al juego de todos modos. Perdimos, 2-0.

Mis amigos tenían razón. Algunos días, me siento inauténtico, no totalmente estadounidense, no del todo peruano. Estoy seguro de que no soy el único inmigrante que enfrenta una versión de esto. Sientes que hay una parte de ti que se escapa, que se embota por tu entorno. Tu lenguaje se oxida. Tus gustos son indistinguibles como los de sus amigos estadounidenses. Y, mientras tanto, tu país de origen es complicado, problemático, su política es opaca. Lo que uno sabe de su país ha sido formado por unas pocas visitas a casa, filtradas a través de sus padres y familiares, teñidas por su nostalgia o su decepción, ocasionalmente por su ira. Es una herencia que puede sentirse como un privilegio a veces, una ventana a otro mundo más interesante y un inconveniente para otros. Pero siempre está ahí, ocupando espacio en tu corazón, en tu cabeza. A veces desearía que fuera más simple explicar lo que sucede dentro de ti cuando escuchas la palabra Perú. Te aferras a esas cosas que se sienten simples, que se sienten como expresiones puras de un amor tan complejo y en capas, hiriente y profundo que no puedes expresarlo, ni siquiera a ti mismo. Uno busca una tensión festiva de nacionalismo.

Entonces, incluso cuando hubo, objetivamente hablando, muy poco para celebrar, el apoyo al equipo nacional peruano me pareció necesario, una manera de recordarme quién era.

Lo que nos trae a este año. Una talentosa generación de jugadores jóvenes, en su mayoría de la liga local, comenzó a combinar una serie de resultados inverosímiles (ecualizadores de último momento, actuaciones defensivas incondicionales, regresos épicos y una dosis no despreciable de buena fortuna) que nos dejaron en el quinto puesto. Después de dieciocho partidos, estábamos por delante de Chile por diferencia de goles. Los cuatro mejores equipos de Sudamérica calificaron directamente para el torneo del próximo verano, en Rusia. Tuvimos que jugar contra Nueva Zelanda en un desempate de ida y vuelta: un partido en Wellington, uno en Lima. Después de treinta y seis años de decepción, un lugar en la Copa del Mundo fue tentadoramente cerca. Después de un empate sin goles en Nueva Zelanda, los equipos viajaron a Lima para el juego decisivo, que se jugó, el miércoles pasado, en el Estadio Nacional.

Fue justo como esperaba, solo que más. Mi teléfono sonó unos minutos después de que aterrizó mi avión: fue mi amigo Julio, compartiendo la reconfortante noticia de que tres chamanes (chino, brasileño y peruano) habían consultado sus oráculos y predijeron que Perú ganaría esa noche. Normalmente no pongo mucha fe en los chamanes, pero en este caso me sentí aliviado. Todos los periódicos tenían el juego en la portada, por supuesto, con exclusión de casi todo lo demás. ¿Nuevos desarrollos en un escándalo de corrupción cada vez mayor que podría amenazar a la Presidencia? Hablemos en serio, página 4. Hay un puesto en la Copa del Mundo en la línea.

En las calles, parecía que todos llevaban en polo de la selección -niños del equipo nacional en la parada del autobús, bebés en cochecitos, abuelas comprando comestibles, vendedores de helados, una oficinista con pantalones y un blazer azul sobre el jersey blanco tradicional con la banda roja. Vi a varios perros paseados en camisetas rojas y blancas de bandera peruana. A unas pocas cuadras del departamento de mi familia, un hombre con muletas se maniobró delicadamente entre los autos que estaban detenidos en el semáforo. Había ido más allá que la mayoría de los fanáticos: no solo la camiseta, sino también una gorra roja brillante, pantalones cortos rojos y largos calcetines rojos, subidos sobre sus piernas delgadas y atrofiadas, pidiendo patrióticamente cambio extra, una taza de plástico roja en su mano extendida.

Temprano esa mañana, alrededor de las dos, los fanáticos peruanos se habían reunido afuera del hotel donde dormía el equipo de Nueva Zelanda y organizaron un espectáculo improvisado de fuegos artificiales. Más tarde, alrededor de las once, desperté de una siesta por el rugido ensordecedor de dos aviones de combate de la Fuerza Aérea que sobrevolaban Lima. Los vi cruzando el cielo desde la ventana de nuestro apartamento, zumbando en varios círculos alrededor del hotel donde los jugadores de Nueva Zelanda estaban tratando de descansar. Más tarde, un portavoz del gobierno dijo que no tenía la intención de intimidar a nuestros visitantes, sino que se trataba simplemente de las fuerzas armadas que ofrecían “apoyo supersónico” a la escuadra peruana. La parte inferior de las alas de los jets había sido pintada de rojo y blanco.

Toda la semana, había estado caminando en un estado de ansiedad francamente insostenible. De vuelta en Nueva York, no había podido dormir. Me despertaba pensando en el juego, en este momento que había soñado durante tantos años. En ese sentido, fue reconfortante estar en Lima, donde todos estaban sintiendo lo mismo. Me encontré con Julio para comprar una camiseta para vestir en el estadio, y mientras charlábamos con el joven que vendía la mercancía, nos desviamos rápidamente a los recuerdos de los juegos que habíamos visto, y de allí a algo más personal, recuerdos más significativos. De esos momentos que compartimos con nuestros padres, nuestros hermanos y hermanas, nuestras familias extendidas. Recordamos ciertas victorias, claro, pero más que eso invocamos la cercanía y la claridad de propósito que sentimos al celebrarlas. El comerciante se llamaba Marlon. Tenía treinta y dos años. Como veinte millones de peruanos, él no estaba vivo la última vez que nuestro país jugó en un Mundial. Su padre le regaló un póster del equipo nacional durante los clasificatorios de 1998, el año en que llegamos a un punto del Mundial. Su padre estaba muerto, nos dijo Marlon, y todo lo que había podido pensar en estos días era en ese póster. “No teníamos dinero para nada”, dijo, frotándose el pulgar y el índice juntos. “Solo comprar ese póster hubiera sido difícil para mis padres”.

Y ahora Marlon se preguntaba dónde estaba, cuándo lo había perdido. Qué pensaría su padre. Cuánto deseaba poder ver el partido de esta noche con su viejo. Todos nos quedamos en silencio. Nos vendió las camisetas y nos abrazamos, ferozmente, como si no nos hubiéramos conocido apenas diez minutos antes.

Esa noche, cuando los jugadores de Nueva Zelanda salieron a calentar, parecían un poco aturdidos, un poco abrumados. Muchos tenían sus teléfonos afuera, tomando fotos o filmando, cuarenta mil peruanos a plena voz, todo el estadio en rojo y blanco. Con la excepción de unos pocos que juegan profesionalmente en Europa, la mayoría nunca había visto algo como esto. El rugby es el deporte nacional allí, no el fútbol. La frase de un periódico Kiwi en Facebook había estado circulando en las redes sociales. Decía: “Honestamente, si a Perú le importa tanto, que lo tengan, es solo un deporte”, una incomprensión fundamental de lo que estaba en juego.

El canto en el estadio comenzó dos horas antes del primer silbato, y no se detuvo hasta más de una hora después de que el juego había terminado. Era una manera de alejar los nervios, y se sentía bien, pero aun así podía sentir la tensión acumulándose en mis hombros. Treinta y seis años es mucho tiempo. Afortunadamente, nuestros jugadores estaban menos nerviosos que yo: solo dos minutos después de la patada inicial, golpeamos el travesaño, y después de eso nuestro ataque no se detuvo hasta que marcamos. El primer gol llegó alrededor de la marca de los veintiséis minutos: un contraataque relámpago por el flanco izquierdo rematado por una bala derecha del delantero Jefferson Farfán. El balón hizo que la red se abulte y el estadio explotó. Farfán corrió hacia la línea lateral, donde se desplomó, abrumado por la emoción, llorando.

Mucha gente lloró.

Yo lloré.

Anotamos nuevamente en la segunda mitad, y luego acabó. El silbato final sonó a las 11:06 hora local, un triunfo, pero también un exorcismo. Más tarde, salí del estadio en una madrugada como ninguna antes, una tensión alegre y catártica de locura y euforia en el aire. En el parque junto al estadio, la gente cantaba, bailaba y escalaba estatuas de héroes peruanos olvidados, estirando camisetas de fútbol sobre sus torsos de piedra, atando pañuelos rojos alrededor de los cuellos de la estatua. Vi pasar un vagón de paddy policial, sus puertas laterales abiertas, fanáticos borrachos cantando desde dentro, retorciéndose y gritando como animales enjaulados. Arriba, en el techo, dos niños saltaban de un lado a otro mientras el camión avanzaba, guiando a la multitud con una canción:

O, lé lé
O, la la
¡Nos vamos al Mundial!
¿Qué chucha va pasar?

He esperado toda una vida para hacerme esa pregunta. Lampadia

 




Un impuesto que internaliza las externalidades negativas

A nadie le gusta pagar impuestos. Sin embargo, algunos impuestos están diseñados para compensar eventuales impactos negativos en nuestra sociedad, como los impuestos pigovianos. Este es el cuarto tema que analiza The Economist en su sección de grandes ideas (traducido y glosado líneas abajo).

Estos son los llamados impuestos Pigovianos, nombrados por el trabajo del economista británico Arthur C. Pigou, que los defendió en su libro 1920, “la economía del bienestar.”

Fuente: idoupsicologia.com

El impuesto Pigouviano es un tipo de impuesto que pretende corregir los costos (indirectos) negativos para terceros o para la sociedad en su conjunto, por externalidades, las acciones, de cualquier agente económico, cuyos precios no conllevan dichos costos.

En presencia de externalidades negativas, el costo social de una actividad de mercado no está cubierto por el costo privado de la actividad. En tal caso, el mercado y el sistema de precios no son eficientes y pueden conducir al sobre-consumo de un producto. Un impuesto pigouviano, que incrementa el costo o precio, puede corregir el resultado, desde el punto de vista social.

Por ejemplo, una fábrica no considera financieramente los daños causados ​​al medio ambiente por sus emisiones. Al imponer el Impuesto Pigouviano, el gobierno puede artificialmente hacer que las empresas asuman el costo de los daños, lo que idealmente será igual al precio que habría si existiera un mercado para tal actividad.

Pero el mero hecho de que los impuestos pigouvianos produzcan beneficios que compensen los costos no los hace fáciles de vender políticamente. Al igual que otros cambios en la política pública, un impuesto pigouviano produce ganadores y perdedores. Y es una práctica común de la política que los eventuales perdedores hacen más presión para bloquear los cambios que los posibles ganadores para su adopción.

En teoría, usar los impuestos pigovianos para corregir lo que los economistas llaman “fallas del mercado” es simple. Pero en la práctica, no es así. El problema es cómo medirlo. El propio Pigou declaró que “tengo que confesar, sin embargo, que rara vez sabemos lo suficiente para decidir en qué campos y en qué medida el Estado, a causa de las diferencias entre los costos públicos y privados, podría interferir con la elección individual”). Pigou señala que la suposición de que el gobierno puede determinar el costo social marginal de una externalidad negativa y convertir esa cantidad en un valor monetario es una debilidad clave en el marco del impuesto pigouviano.

También hay influencia política en el impuesto, de tal manera que las decisiones políticas reales a menudo provienen de necesidades presupuestarias y no de preocupación por los costos sociales. Los impuestos no siempre cumplen con la teoría económica porque los beneficios sociales y los costos son difíciles de medir.

El impuesto pigouviano da cabida a malas prácticas como la comercialización, manipulación y corrupción, especialmente si crean grandes diferencias en los precios de los productos, que son populares y si la demanda del producto aumenta a pesar del aumento de la producción.

Por lo tanto, es una medida útil, pero tiene que ser tomada con precaución. De todos modos, Pigou logró su objetivo de ponerle un valor a las externalidades y como dice The Economist “les entregó a los economistas un problema y una solución, elegante en teoría, pero difícil en la práctica. La política y la formulación de políticas son más difíciles que las elucubraciones de pizarra de los teóricos. Sin embargo, estaba seguro de que el esfuerzo valía la pena. La economía, dijo, era un instrumento “para mejorar la vida humana””Lampadia

Impuestos pigouvianos

Externalidades

¿Qué hacer cuando los intereses de los individuos y de la sociedad no coinciden? “The Economist explica” [el cuarto artículo] de la serie sobre grandes ideas económicas.

 

The Economist
19 de agosto, 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Una conversación ruidosa en un tren hace que sea imposible para los pasajeros concentrarse. Un agricultor que rocía un herbicida que destruye la cosecha de su vecino. Los automovilistas cuyos autos en marcha emiten combustión al aire, contaminando la atmósfera para todos. Tal comportamiento puede considerarse irreflexivo, antisocial o incluso inmoral. Para los economistas estos daños colaterales son un problema a resolver.

Se supone que los mercados organizan las actividades de una manera que es mejor para todos. Pero los intereses de los directamente involucrados, y de la sociedad en general, no siempre coinciden. Dejados a su suerte, los boatos pueden ignorar el deseo de paz y tranquilidad de los viajeros; los agricultores, el impacto del herbicida sobre los cultivos de otros; motoristas, el efecto de sus emisiones. En todos estos casos, a las partes activas le está yendo bien, pero a los demás no. Los precios de mercado de los tickets de ferrocarril, herbicidas o gasolina no toman en cuenta estos costos más amplios o “externalidades”. [Impactos secundarios o indirectos de sus actividades].

Todos los ejemplos mencionados hasta ahora son de externalidades negativas. Otros son positivos. La música melodiosa podría mejorar el viaje de todos, por ejemplo; una nueva carretera puede traer más beneficios a las comunidades de lo que un inversionista privado pensara. Otros los conocen mejor como “internalidades”. Estos son los costos no explícitos que la gente inflige en su futuro, como cuando fuman o comen tantos bocadillos azucarados que su salud se ve afectada.

El primero en exponer la idea de las externalidades fue Alfred Marshall, un economista británico. Pero fue uno de sus estudiantes en la Universidad de Cambridge quien se hizo famoso por su trabajo. Nacido en 1877 en la Isla de Wight, Arthur Pigou era una figura desaliñada en el campus. Se sentía incómodo con extraños, pero intelectualmente era brillante. Marshall lo defendió y Pigou le sucedió como jefe de la facultad de economía cuando tenía sólo 30 años.

En 1920 Pigou publicó “The Economics of Welfare”, un libro denso que describía su visión de la economía como un conjunto de herramientas para mejorar las vidas de los pobres. Las externalidades, donde “el interés propio no.… tiende a hacer que el bienestar nacional sea un máximo”, fueron centrales en su tema.

Aunque Pigou llenaba su análisis con ejemplos que hubieran atraído a estudiantes elegantes, como su preocupación por aquellos cuya tierra podría ser invadida por conejos de un campo vecino, otros reflejaban problemas más graves. Afirmó que el humo de la chimenea en Londres significaba que sólo había 12% de la luz solar disponible astronómicamente. Esa contaminación imponía enormes costos “no considerados” a las comunidades, en forma de ropa sucia y verduras, y la necesidad de una costosa luz artificial. Si los mercados funcionaran correctamente, la gente invertiría más en dispositivos de prevención del humo, pensó.

Pigou estaba abierto a diferentes formas de abordar las externalidades. Algunas cosas debían ser reguladas (se burló de la idea de que la mano invisible podría guiar a los especuladores inmobiliarios hacia la creación de una ciudad bien planificada). Otras actividades simplemente deben ser prohibidas. Ninguna cantidad de “actividad engañosa” (adulterando la comida, por ejemplo) podría generar beneficios económicos, calculó.

Pero veía las formas más obvias de intervención como “recompensas e impuestos”. Estas medidas usarían los precios para restaurar la perfección del mercado y evitar estrangular a la gente con burocracia. Al ver que los productores y vendedores de “intoxicantes” no tenían que pagar por las cárceles y los policías asociados con el ruido que causaban, por ejemplo, recomendó un impuesto sobre las bebidas alcohólicas. [El racional detrás del impuesto selectivo en el Perú]. Los barriles más caros deben disuadir a algunos bebedores; los demás pagarán por los costos sociales que infligen.

Este tipo de intervención se conoce ahora como un impuesto pigouviano. La idea no es sólo omnipresente en los cursos de economía; es también un tema favorito de los hacedores de políticas. El mundo está lleno de impuestos aparentemente excesivos. El gobierno francés impone un impuesto sobre el ruido en los aviones en sus nueve aeropuertos más concurridos. Los impuestos sobre los conductores para contrarrestar las externalidades de la congestión y la contaminación son comunes en el mundo occidental. Los impuestos para fijar las internalidades, como los del tabaco, también son generalizados. Gran Bretaña se unirá a otros gobiernos para imponer una tasa sobre las bebidas azucaradas insalubres a partir del próximo año.

Los impuestos pigouvianos son también una gran parte del debate político sobre el calentamiento global. Finlandia y Dinamarca han tenido un impuesto sobre el carbono desde principios de los noventa; la Columbia Británica, una provincia canadiense, desde 2008; y Chile y México desde 2014. Mediante el uso de los precios como señales, un impuesto debe alentar a las personas y las empresas a reducir sus emisiones de carbono de manera más eficiente que un regulador podría por diktat. Si todo el mundo se enfrenta al mismo impuesto, los que encuentran más fácil reducir sus emisiones deben bajarlas más.

Tales medidas cambian efectivamente, el comportamiento. Un impuesto sobre las bolsas de plástico en Irlanda, por ejemplo, redujo su uso en más del 90% (con algunos efectos secundarios desafortunados, como aumentos en robos de canastas y carros). Tres años después de que se introdujera un cargo por conducir en el centro de Londres, la congestión dentro de la zona había disminuido en un cuarto. El impuesto sobre el carbono de Columbia Británica redujo el consumo de combustible y las emisiones de gases de efecto invernadero en un estimado 5-15%. Y la experiencia con los impuestos sobre el tabaco sugiere que desalientan el hábito de fumar, siempre y cuando sean altos y los sustitutos de contrabando sean difíciles de encontrar.

Los campeones de los impuestos pigouvianos dicen que generan un “doble beneficio”. Además de crear beneficios sociales mediante la fijación de precios, aumentan los ingresos que pueden utilizarse para reducir los impuestos en otros lugares. El impuesto sobre el carbono en Finlandia era parte de un alejamiento de los impuestos sobre el trabajo, por ejemplo; si los impuestos deben desalentar algo, mejor que sea la contaminación que el trabajo. En Dinamarca, el impuesto financia parcialmente los aportes pensionarios.

Pigou Vuela

Aun cuando los políticos han adoptado la idea de Pigou, sin embargo, sus fallas, tanto teóricas como prácticas, han sido examinadas. Los economistas han buscado agujeros en la teoría. Una objeción importante es la falta de integralidad del marco de análisis, ya que asume todo lo demás como fijo en la economía. El impacto de un impuesto Pigouviano dependerá del nivel de competencia en el mercado que afecta. Por ejemplo, si un monopolio ya está utilizando su poder para reducir la oferta de sus productos, un nuevo impuesto puede no hacer ningún bien adicional. Y si una empresa de bebidas dominante absorbe el costo de un impuesto sobre el alcohol en lugar de pasarlo, entonces no puede influir en las malas conductas. (Una crítica similar se aplica a la idea del doble beneficio: los impuestos sobre el trabajo podrían hacer que las personas trabajen menos de lo que de otra manera podrían hacerlo, pero si un impuesto ambiental eleva el costo de las cosas en las que las personas gastan sus ingresos, también podría tener el efecto de disuadir el trabajo).

Otra crítica a la idea de Pigou vino de Ronald Coase, economista de la Universidad de Chicago (cuya teoría de la firma fue el tema del primer escrito de esta serie). Coase consideraba las externalidades como un problema de derechos de propiedad mal definidos. Si fuera factible asignar tales derechos correctamente, se podría dejar que la gente negocie su camino hacia una buena solución sin la necesidad de un impuesto pesado. Coase utilizó el ejemplo de un confitero, molestando a un médico que trabajaba tranquilo al lado con su ruidosa maquinaria. Resolver el conflicto con un impuesto tendría menos sentido a que los dos vecinos negocien una solución entre ellos. La ley podía asignar el derecho a ser ruidoso para el fabricante de dulces, y si vale la pena, el médico podría pagarle para que se callara.

En la mayoría de los casos, la simple molestia de regatear haría esto poco realista, un problema que Coase fue el primero en admitir. Pero su punto más profundo se mantiene. Antes de cobrar un impuesto correctivo, primero es importante pensar en qué instituciones y leyes ya vigentes, podrían arreglar las cosas. Coase señaló que las leyes contra las molestias podrían ayudar a resolver el problema de los conejos que devastan la tierra; los carruajes silenciosos movilizan a pasajeros a lugares sin tanto ruido.

Otros rechazan el enfoque de Pigou por razones morales. Michael Sandel, filósofo político de la Universidad de Harvard, teme que confiar en los precios y los mercados para solucionar los problemas del mundo puede acabar legitimando el mal comportamiento. Cuando en 1998 una escuela en Haifa trató de fomentar que los padres recojan a sus hijos a tiempo cobrándoles una multa, las recolecciones tardías aumentaron. Resultó que la culpa de los padres era un impedimento más efectivo que el dinero en efectivo; parecía que hacer pagos les había aliviado la culpa.

Además de estas críticas teóricas sobre los impuestos pigouvianos, los hacedores de políticas encontraron otras críticas en todo tipo de prácticas. Pigou mismo admitió que sus recetas eran vagas; en “The Economics of Welfare”, aunque creía que los impuestos sobre las industrias perjudiciales podían beneficiar a la sociedad, no dijo cuáles. Tampoco especificó con mucho detalle cómo fijar el nivel del impuesto.

Los precios en el mundo real no son de ayuda; su incapacidad para incorporar los costos sociales es el problema que necesita ser resuelto. Llevar a la gente a revelar el costo exacto para ellos es pedir mucho. En áreas como estas, los políticos han tenido que conformarse con una mezcla de pragmatismo y aceptabilidad pública. La cuota inicial de £ 5 ($ 8) de Londres por conducir a su centro de la ciudad era sospechosamente redonda por una suma que significaba reflejar el costo social de un viaje.

Inevitablemente, el deseo de aumentar los ingresos también juega un rol. Sería bueno creer que los políticos establecen los impuestos Pigouvianos simplemente para poder cotizar en una externalidad, pero la evidencia y el sentido común sugieren lo contrario. La investigación pudo haber guiado el nivel inicial de un impuesto británico al relleno sanitario, en £ 7 la tonelada en 1996. Pero otras consideraciones pueden haber aumentado a 40 libras la tonelada en 2009, y de allí a £ 80 una tonelada en 2014.

Las cosas se vuelven aún más difíciles cuando se trata de adivinar el costo social de las emisiones de carbono. Los economistas han empujado diligentemente modelos gigantescos de la economía global para calcular la relación entre la temperatura y el PBI. Pero tales ejercicios se basan inevitablemente en suposiciones heroicas. Y poner un número de dólares en el Armagedón medioambiental es una cuestión ética, así como una cuestión técnica, confiando en juicios tales como valorar las generaciones no nacidas. La extensión de las estimaciones de la pérdida económica para la humanidad de las emisiones de carbono es inútilmente amplia como resultado, que van desde alrededor de $ 30 a $ 400 la tonelada.

Es la política, estúpido

La cuestión de dónde fallan los impuestos Pigouvianos también es complicada. Una queja común es que son regresivos, castigando a las personas más pobres, que, por ejemplo, fuman más y son menos capaces de hacer frente a aumentos en los costos de calefacción. Un economista puede encogerse de hombros: el punto es elevar el precio para quien está generando la externalidad. Un político no puede permitirse el lujo de ser tan duro de corazón. Cuando Australia introdujo una versión de un impuesto sobre el carbono en 2012, más de la mitad del dinero fue devuelto a los pensionistas y a los hogares más pobres para ayudar con los costos de la energía. El impuesto todavía agudizaba los incentivos, los subsidios suavizaban el dolor.

Un impuesto también es difícil de dirigirse precisamente a los más culpables. Por ejemplo, el consumo excesivo de alcohol representa el 77% de los costos del consumo excesivo de alcohol, y se mide por la pérdida de productividad en el lugar de trabajo y por los costos adicionales de atención médica, pero menos de un quinto de los estadounidenses reporta beber a exceso en un mes. A los economistas les gustaría cobrar la 12ta cerveza de alguien a una tasa más alta que la primera, pero implementar eso sería una pesadilla.

La globalización acumula las complicaciones. Un impuesto nacional sobre el carbono podría alentar a la gente a cambiar hacia las importaciones, o perjudicar la competitividad de las exportaciones de las empresas, posiblemente incluso animarlos a reubicarse. Una solución sería aplicar un impuesto sobre el contenido de carbono de las importaciones y devolver el impuesto a las empresas sobre sus exportaciones, como lo hace la Unión Europea para el cemento. Pero esto sería sumamente complicado de implementar en toda la economía. Un impuesto armonizado global sobre el carbono es el sueño de los economistas, y seguirá siéndolo.

Por lo tanto, Pigou les entregó a los economistas un problema y una solución, elegante en teoría, pero difícil en la práctica. La política y la formulación de políticas son más difíciles que las elucubraciones de pizarra, de los teóricos. Sin embargo, estaba seguro de que el esfuerzo valía la pena. La economía, dijo, era un instrumento “para mejorar la vida humana”.

Corrección (29 de agosto de 2017): Una versión anterior de este artículo decía que las estimaciones del costo social del carbono oscilaban entre $ 30 y $ 400 la mega-tonelada. De hecho, van de alrededor de $ 30 a $ 400 la tonelada. Esto ha sido corregido. Lo sentimos.

Este artículo apareció en la sección de Briefs de la edición impresa bajo el título “La vida de los demás”. Lampadia

 




No perdamos la oportunidad de altas perspectivas

En abril de este año se presentó el 16° Barómetro de la Confianza para la Inversión, un estudio bianual elaborado por EY Perú (Ernst & Young). Este informe presenta las perspectivas de altos ejecutivos de empresas de diversos sectores respecto a sus estrategias de crecimiento, de fusiones y adquisiciones, acceso a capital, así como de la situación macroeconómica.

El informe mostró noticias alentadoras con respecto al crecimiento del país y el comportamiento empresarial en el futuro próximo, mostrándose más optimista, con el 60% de encuestados proyectando mejoras económicas para el país, casi triplicando las expectativas de hace un año (21%) y el nivel más alto registrado para el Perú y la primera vez que supera los resultados globales. Este crecimiento en las proyecciones estaría dado principalmente por las mejoras en temas fiscales y la intención de destrabar una mayor cantidad de proyectos de inversión.

Además, el 92% de estas fusiones y adquisiciones se realizarán localmente por montos individuales menores a los US$ 250 millones, según detallaron los empresarios que participaron en la presente edición de la encuesta.

Pese a que empezamos el año sufriendo los desastres naturales asociados al fenómeno del Niño Costero, en marzo, existía una perspectiva económica de mejora de 60% sobre la base de sólidas políticas macroeconómicas y reformas estructurales en el Perú.

En su momento, Enrique Oliveros, socio líder de Transacciones y Finanzas Corporativas de EY Perú, indicó que “Existe una gran cantidad de oportunidades disponibles en el mercado para la consolidación, los ejecutivos se encuentran optimistas sobre el número y la calidad de las oportunidades de adquisición. Las carteras de proyectos se están fortaleciendo, y los ejecutivos están cautelosamente optimistas sobre la conclusión de transacciones”.

Según el informe, “los mayores riesgos económicos para los ejecutivos locales se encuentran concentrados en dos puntos: alta volatilidad y el aumento de la intervención gubernamental”. Naturalmente, la volatilidad de las divisas y materias primas son factores que afectan a las inversiones locales pero las trabas burocráticas, mediante leyes o regulaciones, un punto que ha tomado mayor relevancia para los ejecutivos, se está perfilando como un obstáculo para su crecimiento.

El optimismo se va apagando

Este 2017 comenzó con un anuncio del Banco Mundial que proyectaba un crecimiento del PBI del Perú de 4.2% para este año, con lo cual nuestro país se consagraría como la nación con la mayor expansión de la región, en un contexto de recuperación económica mundial y de la región latinoamericana. Sin embargo, esto ha venido de caída. Ahora, sería un “milagro” que lleguemos a un crecimiento de 3% según Thorne, que con PPK, culpan a los efectos de El Niño Costero y los casos de corrupción de Odebrecht. Luego vino una huelga de maestros de casi 60 días que terminó generando más retrasos en los colegios públicos y afectando la educación de nuestros jóvenes.

Fuente: pinterest.com

Más allá de la declinante proyección del crecimiento para el 2017, lo que más importa y más destruye valor es la proyección de crecimiento al mediano y largo plazo. Lamentablemente, el gobierno de PPK, perdió la oportunidad de recuperar y marcar la línea de un gobierno pro inversión y crecimiento; de hacer y comunicar el balance negativo de los cinco años del gobierno anterior; de renovar los cuadros de gobierno (mantuvo hasta un 39% de los viceministros del régimen anterior); y, tal vez lo más importante, perdió la oportunidad de comunicar a la población las relaciones causa-efecto de las políticas públicas que nos empobrecieron, que frenaron la inversión, y que ideologizaron la gestión del Estado, versus aquellas que nos ofrecen mayor crecimiento, menor pobreza, menor desigualdad, mejores servicios públicos y mayor cohesión social.

El gobierno está teniendo tremendas dificultades para poder destrabar proyectos, las APP (Asociaciones Público Privadas) están prácticamente paralizadas así como Iniciativas Privadas. Ni el gobierno anterior, ni este, aprovechó la sugerencia de Lampadia para armar equipos ad hoc que destrabar los proyectos. Ver: Destrabemos megaproyectos para recuperar el crecimiento.

Los peruanos necesitamos emprender un gobierno extraordinariamente bueno. Nuestras agendas pendientes son inmensas y difíciles de lograr. Para acercarnos al éxito se requiere un liderazgo muy claro y definido. Ver en Lampadia: En busca del tiempo perdido – ¡Ahora!.

Como hemos comentado en múltiples ocasiones, hasta ahora no hemos logrado cerrar las múltiples brechas económicas, sociales, institucionales y de infraestructuras. Además de este gran reto, ahora se nos ha sumado el tener que enfrentar con éxito las oportunidades y amenazas de la ‘Cuarta Revolución Industrial’.

Fuente: shutterstock.com

No perdamos la visión del objetivo principal: nuestro crecimiento económico para generar un bienestar social para todos los peruanos. Solo de esta manera podremos llevar acabo la transformación del país, la reducción de la pobreza y la desigualdad: con inversión privada y un ecosistema pro-inversión y crecimiento. Lampadia




Mala noticia: probablemente no haya reforma política

Mala noticia: probablemente no haya reforma política

Jaime de Althaus
Para
Lampadia

La comisión de Constitución del Congreso está dedicada a debatir y aprobar las normas que permitan regular mejor las elecciones municipales y regionales del 2018,[1] pero todavía no aborda las reformas de fondo necesarias para reconstruir un sistema de partidos funcional, asegurar la gobernabilidad y mejorar la representación, ni, como veremos, existe aun consenso sobre ellas.

Fuente:  Blog: Polítika

Entre los congresistas no parece existir conciencia acerca de la necesidad de llevar a cabo una reforma política de verdad o se encuentran cómodos con la manera como llegaron al Congreso y no quisieran cambiar el statu quo. Son producto de la disfunción y por eso no ven la necesidad de remediarla.

Pero basta revisar el último proceso electoral para advertir las características del problema. El libro “Perú, elecciones 2016”, cuyo editor es Fernando Tuesta, contiene ensayos muy ilustrativos al respecto. Varios de ellos dan cuenta de cómo se manifestó en esa elección la naturaleza altamente personalista de la política peruana y la inexistencia de partidos propiamente tales: la gente vota por la persona, y los partidos son meros vehículos para la movilidad política de los candidatos.

Mauricio Zavaleta y Paulo Vilca, por ejemplo, muestran cómo los candidatos al Congreso han postulado antes a cargos sub nacionales por diversas agrupaciones regionales o locales, o al propio Congreso por partidos políticos distintos al que en esta ocasión los postula. Lo que hay es una altísima movilidad. Los partidos no tienen existencia propia. Son meros vehículos, como decíamos. Milagros Campos anota cómo el transfuguismo, es decir, cambiar de partido, es una manera de reelegirse.

Y el problema es que las reglas electorales y las que regulan las organizaciones políticas agravan esta situación. Más específicamente, impiden que los partidos se institucionalicen y socavan la democracia interna o colisionan con las normas que la regulan. Así, Mauricio Zavaleta y Paulo Vilca demuestran cómo los miembros o militantes de los partidos tienen pocas posibilidades de alcanzar las candidaturas congresales, puesto que éstas son obtenidas por políticos regionales (líderes de movimientos regionales) en negociaciones directas con los dirigentes del partido, quienes los escogen porque ya son conocidos y por su capacidad de aportar recursos.

Evidentemente, si las élites partidarias prefieren captar políticos regionales competitivos sin vínculos con la organización,  ¿para qué elecciones internas? Ellas y los Comités Locales se convierten en un problema.

Esta simbiosis entre partidos y movimientos regionales o locales atenta no sólo contra la democracia interna en los partidos sino también contra la propia consolidación de los partidos políticos en el territorio. En cada elección municipal el porcentaje de alcaldes que pertenece a movimientos regionales es mayor, y los partidos tienen cada vez menos presencia, pero eso no es problema a la hora de las elecciones nacionales porque los partidos reclutan precisamente a esos líderes conocidos y acaudalados de movimientos locales.

De lo que se desprende que una reforma necesaria sería eliminar la participación de los movimientos regionales en las elecciones subnacionales o ponerles requisitos más fuertes para inscribirse y participar, u obligarlos a adscribirse a un partido.

Pero allí no queda la cosa. En este contexto, el voto preferencial resulta funcional a las dirigencias partidarias porque incentiva a los candidatos al Congreso a hacer campaña con sus propios recursos, sin necesidad de usar recursos del partido, promoviendo de paso la imagen del candidato presidencial. Pero, claro, esto se hace a costa de una plataforma programática cohesionada y genera una competencia fratriciada entre los candidatos del mismo partido.

En suma, movimientos regionales liderados por políticos locales con recursos,  y voto preferencial, son instituciones que se refuerzas mutuamente, pero a costa de la institucionalización partidaria y de la democracia interna. No tiene sentido exigir formas mas acabadas de democracia interna si no cambiamos la combinación perversa de movimientos regionales con voto preferencial.

La solución acá es pasar a un sistema para elegir congresistas basado en distritos uninominales (o binominales), donde el candidato haría campaña pero contra los candidatos de otros partidos, no del suyo propio, eliminando el  efecto perjudicial de la competencia fratricida y de la destrucción del mensaje programático único. Este sistema tiene además un efecto reductor en el número de partidos y resuelve el problema de la representación porque el elector sabe quién es su representante y puede comunicarse con él. Le da sentido real a la democracia.

Por supuesto, un corolario de la complementariedad entre movimientos regionales y voto preferencial en la elección de los congresistas, es la fragmentación posterior de las bancadas parlamentarias, pues no existe realmente identificación partidaria.

Lamentablemente, no existe entre los congresistas de Fuerza Popular conciencia del efecto de estos mecanismos en la institucionalidad partidaria, y no hay consenso acerca de las reformas necesarias para prevenirlo. Ursula Letona me confesó de manera sincera que “hay mucha reticencia a eliminar el voto preferencial porque somos fruto del voto preferencial”. Pero más grave aun fue el desconocimiento de sus efectos: “creo que el esquema se ha mantenido porque no resulta tan dañino para la democracia, yo creo que más importante es cómo se genera la lista de candidatos, tiene que haber un sistema que le permita también al partido colocar candidatos”. Luego le pregunté:

-¿Pero tú no crees que se pueda eliminar el voto preferencial y canjearlo por un sistema uninominal?

-“De lo que he visto, no. No he visto ningún consenso”, me respondió.

Daniel Salaverry es de la misma opinión: “No hay una decisión de la bancada aún en esos temas, sin embargo mi opinión es que se puede mantener el voto preferencial”.

Si dos importantes representantes de la bancada mayoritaria están en contra de eliminar el voto preferencial, parece claro que esta reforma fundamental no se realizará. Y como tampoco se está planteando nada en el sentido de eliminar la participación de los movimientos regionales o poner requisitos mas fuertes para ella, pues se mantendrá el síndrome destructivo de la institucionalidad partidaria.  

Salaverry quizá se da cuenta de que mantener ese esquema impide la democracia interna, y tal vez por eso se opone a que los organismos electorales organicen las elecciones internas en los partidos. Obvio: las dirigencias tienen que poder reclutar a políticos locales con recursos. Si hay elecciones internas supervisadas, ese margen se achica.

De otro lado, sin embargo, el dictamen del grupo de Patricia Donayre mantenía el requisito para inscribir un partido de reunir un número de firmas equivalente al 4% del padrón electoral. Es una valla muy alta. Si se mantiene, se tiende a consolidar el monopolio de los partidos ya inscritos, lo que obligaría a que se conviertan en verdaderamente democráticos de manera que cualquiera que quiera hacer política y no tenga mas remedio que ingresar a un partido existente, pues tenga las garantías de que se respetará la voluntad de los electores internos si postula a un cargo partidario o a una candidatura.

Pero no hay consenso para que las elecciones internas sean universales –un militante un voto- ni para que los organismos electorales organicen dichas elecciones. Y menos serían éstas congruentes con mantener la nociva diada movimientos regionales-voto preferencial.

De modo que no hay lógica ni reforma por ninguna parte. Eso sí, Ursula Letona está de acuerdo –aunque a título personal- con el restablecimiento de la bicameralidad y con  la elección del Congreso junto con  la segunda vuelta presidencial o después de ella. Pero Fuerza Popular no ha discutido aun estos temas. Lampadia

[1]La comisión de Constitución ha aprobado un nuevo cronograma electoral, más racional que el anterior. Y también ha aprobado un dictamen sobre el financiamiento de las campañas electorales. Las principales innovaciones son las siguientes:

  1. Se prohíbe que las personas sentenciadas o con mandato de detención preventiva por la comisión de delitos contra la Administración Pública, terrorismo, lavado de activos, tráfico ilícito de drogas, minería ilegal, tala ilegal o trata de personas, puedan ser aportantes de organizaciones políticas, pero no se aceptó la propuesta del Ejecutivo de que la sola inscripción de cualquier ciudadano como candidato habilita el levantamiento de su secreto bancario así como de sus reservas tributarias y bursátiles.
  2. Se acabaron los aportes anónimos: Se tendrá que identificar al aportante, al receptor del aporte, el monto del aporte y cuándo se efectuó
  3. Se incrementan los topes de financiamiento privado a 120 UITs (486,000 soles) por año por cada aportante, y no a 200 UIT como estuvo previsto inicialmente.
  4. Se establece que todo aporte que supere 1 UIT (4050 soles), deben ser bancarizados
  5. Se sube el tope para lo que se recaude en las actividades proselitistas de 30 IUT(121,500 soles) a 250 UITs (1,012,500 soles).
  6. Se prohíbe que las personas jurídicas con fines de lucro, es decir, las empresas, sean nacionales o extranjeras, aporten a las organizaciones políticas. No se entiende esta prohibición para las nacionales. Si se quiere prevenir la financiación de fuentes ilegales, lo mejor es facilitar la que provenga de empresas formales, de manera transparente.
  7. Se establece un catálogo más claro de infracciones y sanciones, precisando cuáles son las infracciones leves, graves y muy graves, y qué sanción le corresponde a cada tipo de infracción
  8. Se reduce de 0.5% (20.25 soles) a 0.2% (8.10 soles) de la UIT, el valor máximo de los artículos publicitarios que se remiten como propaganda electoral



¿Es posible una reforma judicial desde adentro?

¿Es posible una reforma judicial desde adentro?

Jaime de Althaus
Para
 Lampadia

Tuvieron que pasar siete años y mucha presión mediática y política para que el Poder Judicial finalmente concluyera que un pasquín del Movadef, que exaltaba a niveles hiperbólicos la figura de Abimael Guzmán, hacía apología del terrorismo. Habría que preguntarse si detrás de esa demora no había algo de temor en los jueces, porque según trascendidos e informes oficiosos del Poder Judicial, el sindicato de Lima del Poder Judicial, el SUTRAPOJ, tendría una importante influencia del Movadef pues, de 14 delegados, 6 pertenecen a esa agrupación.

El hecho de que el Movadef pueda estar enquistado en el Poder Judicial y éste no pueda o no quiera hacer nada al respecto, nos sirve como introducción dramática al tema que queremos plantear: ¿es posible una reforma judicial “desde adentro”, considerando los intereses creados y la inercia del sistema? En realidad, existe un mito en torno a que la reforma judicial no se puede ni se debe realizar desde afuera. En la práctica, como veremos, los principales cambios en el sistema judicial vienen realizándose desde afuera. Y esa es la ruta que hay que profundizar.

Para comenzar, como sabemos, este gobierno ha puesto en marcha el Acuerdo Nacional por la Justicia (ANJ), promovido y coordinado por la Ministra de Justicia Marisol Perez Tello. Es decir, desde afuera, aunque quienes lo integran son los titulares de las entidades que deben reformarse: el presidente de la Corte Suprema, el Fiscal de la Nación, el presidente del Consejo Nacional de la Magistratura (que acaba de renunciar en desacuerdo con la iniciativa de reforma de ese organismo) y el presidente de la Academia de la Magistratura. Funciona más como un mecanismo de coordinación –que no existía- entre los integrantes del sistema de justicia y de motivación para la ejecución de mejoras y pequeñas reformas en cada entidad. Se ven temas como la mejora de los protocolos de coordinación en los procesos que se llevan a cabo con el nuevo código procesal penal, o mejoras en los procesos vinculados a casos de familia. También la importantísima reforma del expediente digital. Recientemente se quiere discutir la reforma del CNM, por ejemplo.

Fuente: eljuegodelacorte.

La pregunta es hasta qué punto el ANJ tendrá la decisión de abordar los temas más difíciles, esos que suponen romper el statu quo interno de las instituciones componentes. El Acuerdo se propone, por ejemplo, plantear un modelo de gestión por resultados, basado en procesos eficientes. Veremos hasta donde llega, porque hasta la fecha no ha habido manera de instaurar un sistema de evaluación de desempeño de los jueces que rija sus ascensos y su permanencia. Hay problemas de gestión en los juzgados, las salas y las audiencias. El Consejo Ejecutivo del Poder Judicial no funciona. El presidente del Poder Judicial debería serlo por un periodo de 4 años con más poderes ejecutivos y empoderando a la gerencia general. De lo contrario, todo es connivencia en torno al statu quo. La corrupción es grave. Algunos fiscales y jueces están vinculados a mafias o validan acciones de organizaciones criminales dedicadas a la usurpación de terrenos, por ejemplo. La OCMA carece de recursos y capacidades.

No se ve que en el ANJ se aborde esos temas.

Para comenzar, en las instituciones judiciales suele haber complicidad interna y horror a la transparencia. En el 2009 el PNUD donó al Poder Judicial un programa –que se usa en el FBI, por ejemplo- llamado I2, avaluado en 500,000 dólares, que permite descubrir desbalances patrimoniales, detectar robos o sobreprecios en las compras de la institución, etc. Se llegó a introducir en el programa información de la Reniec, de la Sunat, de la Sunarp, acerca de ingresos, bienes patrimoniales y vinculaciones familiares de los Supremos y gerentes en este caso, y también la información relacionada a las licitaciones y compras del Poder Judicial: las empresas que participaron y ganaron, las propuestas que hicieron, quiénes integraban las comisiones de adjudicación, etc. El programa llegó a hacer un informe que detectó desbalances patrimoniales en algunos supremos y descubrió corrupción en la compra de papel, por ejemplo. Con esa información el gerente fue despedido luego de un tiempo. Pero nada se hizo en relación a los Supremos. Más bien lo que ocurrió fue que al poco tiempo el programa sencillamente desapareció. Nadie sabe dónde está y hasta se ha perdido la memoria de su existencia. Un programa como ese sería de enorme utilidad, porque permitiría depurar las instituciones del sistema de justicia.

La misma fuente nos refiere que ese mismo año el Banco Mundial donó 4 equipos Forensic, que leen el espejo de las computadoras, para recuperar la data borrada. Pues bien, en la actualidad solo se ha encontrado uno. No se sabe qué pasó con los otros tres.

De acuerdo a nuestras informaciones, la corrupción en el Poder Judicial no solo es parte casi consustancial a la administración de justicia misma (ver libro de Jaris Mujica, “Micropoliticas de la Corrupción”), sino que sería aún más intensa en la parte administrativa de la judicatura. Las compras son un festín. Los gerentes generales puestos por los presidentes del Poder Judicial, no duran porque no pueden contra las fuerzas internas. Cesar San Martín tuvo dos gerentes públicos puestos por Servir, que tuvieron que salir por la resistencia del statu quo. Enrique Mendoza tuvo también dos gerentes generales, un marino y un gerente público de Servir, que tampoco pudieron cambiar el sistema. El de Ticona renunció en setiembre del año pasado y el cargo quedó vacante hasta la fecha.

Parte del problema estriba en que la mayor parte del personal administrativo está nombrado, de modo que es difícil exigirles nada y menos cesarlo por incompetencia o falta de trabajo. No solo eso, resulta que hay 23,000 trabajadores administrativos (sin contar los auxiliares jurisdiccionales que son unos 4,000) para 3,000 jueces. Una relación ¡de 8 a 1!, cuando debería haber menos administrativos que jueces.

Y ese número se incrementa a razón de 1,000 nuevos empleados por año. Aparentemente la autonomía les sirve para eso. Lo que ya resulta aún más escandaloso es el caso de las notificaciones. Se supone que con las notificaciones electrónicas el personal debía reducirse al mínimo. Pues bien, ¡aumentó! Pasó, en la Corte de Lima, de 183 personas antes, a 196 en la actualidad luego de establecido el sistema electrónico.

Es obvio que esta situación requiere de una intervención radical. Los jueces no se atreven a actuar porque dependen de los administrativos para tener papel, tonner, que funcionen las computadoras, la movilidad, etc. Los sindicatos que agrupan a los administrativos ni siquiera aceptan pasar al régimen de la ley de servicio civil, que les da los mismos o mejores beneficios que tienen ahora, pero a cambio de evaluaciones y de meritocracia. El Poder Judicial está en desacato frente a la ley de Servicio Civil. No la quiere aplicar, por presión de los sindicatos.

Para coronar esta situación resulta que el sindicato de Lima, el SUTRAPOJ, podría estar siendo manejado, en algo medida nada menos que por el Movadef, pues de 14 delegados, 6 tendrían vinculaciones a dicha agrupación. 

Pues bien, ante la resistencia a ingresar al régimen del servicio civil, existe una iniciativa en el Poder Judicial para contratar una consultora internacional que haga un estudio y recomiende la organización y los mecanismos de meritocracia interna que deberían establecerse en la administración. Pero, de acuerdo a nuestras fuentes, quien se opondría es precisamente el gerente general, y ya podemos imaginar por qué. Y tampoco el presidente del Poder Judicial ni el Consejo Ejecutivo muestran una voluntad clara de convocar la licitación correspondiente.

¿Cómo hacer para resolver esos problemas y todos los relativos a la parte jurisdiccional propiamente dicha? ¿Podrá el Acuerdo Nacional por la Justicia transformar organizaciones todavía en alguna medida patrimonialistas gobernadas por redes internas de poder que eventualmente se convierten en redes de corrupción, en organizaciones basadas en un orden interno meritocrático asegurado por evaluaciones de desempeño y orientado al cumplimiento de metas y resultados?

El ANJ es un buen esfuerzo y debería institucionalizarse. Se ha preparado un proyecto de ley para eso. Pero está integrado por las partes interesadas. Ese es su límite. Se necesita más. Y lo primer que hay que despejar es el mito de que la reforma no se puede hacer desde fuera, aunque con la colaboración y la participación de los jueces y fiscales, desde luego. Desde fuera y desde adentro, a la vez.

En efecto, de hecho, tenemos ya el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), una institución externa creada por la propia Constitución. Es decir, la propia Carta Magna señala el camino. Ahora se ha planteado la reforma de esa institución, precisamente porque un CNM de primer nivel ayudará a nombrar mejores jueces y fiscales y destituir a los malos. Es, decir, ayudará a cambiar el sistema judicial. Es una intervención desde fuera.

Pero la composición propuesta en el proyecto del Ejecutivo no es convincente. Mucho mejor a simple vista es la que propone Transparencia: que los miembros del CNM “sean designados por el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía de la Nación, el Banco Central de Reserva y la Corte Suprema. Además, el Jurado Nacional de Elecciones, con el soporte operativo de Servir, seleccionaría a tres miembros adicionales por concurso público de méritos”

Transparencia propone también eliminar el mecanismo de ratificación de jueces cada siete años a cargo del mismo CNM, porque esa intervención sí es nociva porque puede ser arbitraria y hasta corrupta. La alternativa sería transferir al Poder Judicial y al Ministerio Público la función de realizar evaluaciones de desempeño y productividad regulares que determinen los ascensos y, eventualmente, el retiro de los que no alcanzan las aptitudes necesarias, lo que, a su vez, demandará la aprobación de una ley de carrera judicial y fiscal. Esta es tarea del Congreso, otra intervención externa. Quizá un nuevo CNM podría supervisar esos procesos o tener participación en su ejecución. 

También el Ministerio de Justicia puede impulsar cambios en el sistema judicial. De hecho, ya lo ha venido haciendo por medio de la Secretaría Técnica de la Comisión de Implementación del nuevo Código Procesal Penal, que ha monitoreado, en pared con el MEF, el largo proceso de implementación de ese código que está produciendo un verdadero cambio institucional y cultural en el sistema judicial-policial (aunque se requiere ajustes), pero que aún falta aplicarse en Lima. Otro caso de reforma “desde afuera”, relativamente exitoso, además.

Pues bien, sería bueno ampliarle el mandato a esa Secretaría para que promueva la “oralización” en todos los procesos (civiles y comerciales), la implantación de los sistemas de evaluación de desempeño en el Poder Judicial y el Ministerio Público, la introducción de expediente digital y la interoperabilidad, y lo que hemos llamado la  atención primaria de la justicia penal.[1]Esto en combinación con un sistema de presupuesto por resultados, de modo que se asigne más presupuesto en función del cumplimiento de metas y compromisos.

El Congreso, por su parte, debe intervenir no solo aprobando las leyes de carrera judicial y fiscal y la que amplíe el mandato de la Secretaría mencionada, sino dictando una ley para que el periodo del presidente del Poder Judicial dure cuatro y no dos años, transfiriéndole, además, atribuciones de decisión que ahora tiene la sala Suprema. Es decir, empoderándolo para que pueda hacer las reformas.

Y no nos olvidemos de la Contraloría. Su intervención tiene que ser certera y eficaz para erradicar la cantidad insondable de corruptelas que hay en la administración del Poder Judicial. Aquí no cabe la coartada de la autonomía administrativa. Son recursos de todos los peruanos que deben ser cautelados con rigor. Sí se requeriría probablemente una ley para que el MEF o Servir intervengan para racionalizar y reducir a su justa dimensión la hipertrofiada gerencia administrativa de la judicatura.

Sería bueno que el Acuerdo Nacional por la Justicia se pronuncie sobre estos puntos. La mayor parte de estas decisiones, sin embargo, están en manos del Congreso y del propio Poder Ejecutivo. Dependen de la clase política. No hay tiempo que perder. Ver también la primera entrega de este tema: El avance de las reformas del Estado es desigualLampadia

[1]Que en cada distrito de Lima, por ejemplo, haya cuando menos un fiscal, un juez y una carceleta local o municipal de modo que los jueces de flagrancia y los ordinarios puedan condenar a penas de días, semanas o meses a delincuentes primarios que hayan cometido faltas o delitos menores, para suprimir la sensación de impunidad