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¿Recesión global en 2020?

¿Recesión global en 2020?

La posibilidad de una recesión global hacia el 2020, gatillada por la guerra comercial EEUU-China, el enfrentamiento tecnológico o por el corte de suministros de petróleo, se ha tornado un tema recurrente en la prensa internacional y entre los economistas más versados. De este grupo, hemos seguido muy de cerca las reflexiones del profesor Nouriel Roubini, ex funcionario del FMI y ex asesor económico de la Casa Blanca, por sus acertados diagnósticos y predicciones respecto del devenir de la coyuntura económica y financiera en el corto mediano plazo (ver Lampadia: Consecuencias del conflicto EEUU – China).

Más allá de la discusión de si se producirá tal recesión o no, vale la pena analizar las fuerzas que la estarían motivando y la forma en que desembocaría finalmente en los mercados de bienes y servicios así como en el financiero. Y Roubini le da justo al gatillo en este respecto.

En un reciente artículo titulado “Anatomía de la recesión que viene” publicado en la revista Project Syndicate (ver artículo líneas abajo), el renombrado economista caracteriza a la próxima recesión como estanflación – inflación con estancamiento del PBI – un fenómeno que tuvo lugar también en la crisis del petróleo, originada en los países de la OPEP durante la década de los 70.

Pero lo realmente grave y que haría única a dicha crisis – y que además hemos venido advirtiendo en anteriores publicaciones (ver Lampadia: ¿Cadenas de suministro globales dañadas?, La globalización va a paso lento) – es el proceso de desglobalización que irradia y el impacto que ya se encuentran generando en las grandes potencias, restringiendo los suministros de una gran gama de productos manufacturados.

Como señala la teoría económica ortodoxa, las políticas monetarias y fiscales contracíclicas son útiles para estimular la economía en escenarios con choques negativos de demanda, pero ante la presencia de choques negativos de oferta como son estas restricciones en los suministros, la mejor manera de actuar es en verdad no actuar. Ello porque cualquier intervención en la economía, si bien podría amortiguar el golpe de menor oferta en el corto plazo, en el mediano y largo plazo los efectos en los precios pueden ser devastadores, a través de la inflación. En ese sentido, como bien señala Roubini, las herramientas de política contracíclicas no ayudarían a lidiar con esta crisis en el tiempo. Los gobiernos de los países no tendrían mejor remedio que amoldarse a ella.

Nos parece importante compartir este tipo de análisis para que nuestras autoridades tanto monetarias como fiscales puedan advertir las consecuencias de sus acciones en el momento que el Perú tenga que enfrentar la posible recesión. Lampadia

Anatomía de la recesión que viene

Nouriel Roubini
Project Syndicate
22 de agosto, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

A diferencia de la crisis financiera mundial de 2008, que en su mayoría fue un gran choque negativo de demanda agregada, la próxima recesión probablemente sea causada por choques de oferta negativos permanentes de la guerra comercial y tecnológica sino-estadounidense. Y tratar de deshacer el daño mediante un estímulo monetario y fiscal interminable no será una opción.

NEW YORK – Hay tres choques negativos de oferta que podrían desencadenar una recesión mundial para 2020. Todos ellos reflejan factores políticos que afectan las relaciones internacionales, dos involucran a China, y EEUU está en el centro de cada uno. Además, ninguno de ellos es susceptible a las herramientas tradicionales de la política macroeconómica anticíclica.

El primer choque potencial proviene de la guerra comercial y monetaria sino-estadounidense, que se intensificó a principios de este mes cuando la administración del presidente estadounidense Donald Trump amenazó con aranceles adicionales a las exportaciones chinas y calificó formalmente a China de manipulador de divisas. El segundo se refiere a la guerra fría entre EEUU y China por la tecnología. En una rivalidad que tiene todas las características de una “trampa de Tucídides”, China y EEUU compiten por el dominio sobre las industrias del futuro: inteligencia artificial (IA), robótica, 5G, etc. EEUU ha colocado al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei en una “lista de entidades” reservada para compañías extranjeras consideradas como una amenaza para la seguridad nacional. Y aunque Huawei ha recibido exenciones temporales que le permiten continuar usando componentes de EEUU, la administración de Trump anunció esta semana que estaba agregando 46 afiliados adicionales de Huawei a la lista.

El tercer riesgo importante se refiere a los suministros de petróleo. Aunque los precios del petróleo han caído en las últimas semanas, y una recesión provocada por una guerra comercial, monetaria y tecnológica deprimiría la demanda de energía y reduciría los precios, la confrontación de EEUU con Irán podría tener el efecto contrario. En caso de que ese conflicto se convierta en un conflicto militar, los precios mundiales del petróleo podrían aumentar y provocar una recesión, como sucedió durante las conflagraciones anteriores de Medio Oriente en 1973, 1979 y 1990.

Estos tres posibles choques tendrían un efecto de estanflación, al aumentar el precio de los bienes de consumo importados, los insumos intermedios, los componentes tecnológicos y la energía, al tiempo que se reduce la producción al interrumpir las cadenas de suministro mundiales. Peor aún, el conflicto sino-estadounidense ya está alimentando un proceso más amplio de desglobalización, porque los países y las empresas ya no pueden contar con la estabilidad a largo plazo de estas cadenas de valor integradas. A medida que el comercio de bienes, servicios, capital, trabajo, información, datos y tecnología se vuelva cada vez más balcanizado, los costos de producción global aumentarán en todas las industrias.

Además, la guerra comercial y monetaria y la competencia por la tecnología se amplificarán mutuamente. Considere el caso de Huawei, que actualmente es un líder mundial en equipos 5G. Esta tecnología pronto será la forma estándar de conectividad para la infraestructura civil y militar más crítica, sin mencionar los bienes de consumo básicos que estarán conectados a través del emergente Internet de las Cosas (IOT). La presencia de un chip 5G implica que cualquier cosa, desde una tostadora hasta una cafetera, podría convertirse en un dispositivo de escucha. Esto significa que, si Huawei es ampliamente percibido como una amenaza a la seguridad nacional, también lo harían miles de exportaciones chinas de bienes de consumo.

Es fácil imaginar cómo la situación actual podría conducir a una implosión a gran escala del sistema de comercio global abierto. La pregunta, entonces, es si los formuladores de políticas monetarias y fiscales están preparados para un choque de oferta negativo sostenido, o incluso permanente.

Luego de los choques estanflacionarios de la década de 1970, los responsables de la política monetaria respondieron endureciendo la política monetaria. Hoy, sin embargo, los principales bancos centrales, como la Reserva Federal de EEUU ya están buscando la flexibilización de la política monetaria, porque la inflación y las expectativas de inflación siguen siendo bajas. Los bancos centrales percibirán cualquier presión inflacionaria derivada de un choque petrolero como un simple efecto en el nivel de precios, más que como un aumento persistente de la inflación.

Con el tiempo, los choques negativos de oferta también tienden a convertirse en choques temporales de demanda que reducen tanto el crecimiento como la inflación, al deprimir el consumo y los gastos de capital. De hecho, en las condiciones actuales, el gasto de capital corporativo estadounidense y global está severamente deprimido, debido a las incertidumbres sobre la probabilidad, la gravedad y la persistencia de los tres posibles choques.

De hecho, con empresas en los EEUU, Europa, China y otras partes de Asia que han frenado los gastos de capital, el sector tecnológico, manufacturero e industrial tecnológico mundial ya está en recesión. La única razón por la que eso aún no se ha traducido en una depresión mundial es que el consumo privado se ha mantenido fuerte. Si el precio de los bienes importados aumentara aún más como resultado de cualquiera de estos choques negativos de oferta, el crecimiento real de los ingresos familiares disponibles (ajustados a la inflación) se vería afectado, al igual que la confianza del consumidor, lo que probablemente provocaría una recesión en la economía mundial.

Dado el potencial de un choque negativo de la demanda agregada a corto plazo, los bancos centrales tienen razón al relajar las tasas de interés. Pero los formuladores de políticas fiscales también deberían estar preparando una respuesta similar a corto plazo. Una fuerte disminución en el crecimiento y la demanda agregada requeriría una flexibilización fiscal anticíclica para evitar que la recesión se vuelva demasiado severa.

Sin embargo, en el mediano plazo, la respuesta óptima no sería acomodar los choques negativos de oferta, sino más bien ajustarse a ellos sin mayor alivio. Después de todo, los choques negativos de oferta de una guerra comercial y tecnológica serían más o menos permanentes, al igual que la reducción del crecimiento potencial. Lo mismo se aplica al Brexit: abandonar la UE ensillará al Reino Unido con un choque de oferta negativo permanente y, por lo tanto, disminuirá permanentemente el potencial de crecimiento.

Tales choques no pueden revertirse mediante la formulación de políticas monetarias o fiscales. Aunque se pueden gestionar a corto plazo, los intentos de acomodarlos de forma permanente conducirán a que la inflación y las expectativas de inflación aumenten por encima de los objetivos de los bancos centrales. En la década de 1970, los bancos centrales acomodaron dos grandes choques petroleros. El resultado fue un aumento persistente de la inflación y las expectativas de inflación, déficit fiscales insostenibles y acumulación de deuda pública.

Finalmente, existe una diferencia importante entre la crisis financiera mundial de 2008 y los choques de oferta negativos que podrían afectar a la economía mundial actual. Debido a que el primero fue principalmente un gran impacto negativo de la demanda agregada que deprimió el crecimiento y la inflación, fue recibido adecuadamente con estímulos monetarios y fiscales. Pero esta vez, el mundo enfrentaría choques sostenidos de oferta negativa que requerirían un tipo muy diferente de respuesta política a mediano plazo. Intentar deshacer el daño a través de un estímulo monetario y fiscal interminable no será una opción sensata. Lampadia

Nouriel Roubini, profesor de la Escuela de Negocios Stern de NYU y CEO de Roubini Macro Associates, fue Economista Principal para Asuntos Internacionales en el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante la Administración Clinton. Ha trabajado para el Fondo Monetario Internacional, la Reserva Federal de los EEUU y el Banco Mundial.




Derechos de la Mujer: Arabia Saudita y más allá

Derechos de la Mujer: Arabia Saudita y más allá

Arabia Saudita es la economía número catorce en términos de PBI (al 2014, según el FMI), tiene una economía basada en el petróleo con fuertes controles gubernamentales, posee cerca de 17% de las reservas petroleras del mundo, siendo el mayor exportador de crudo, y desempeña un determinante liderazgo en la OPEP. Este sector representa, aproximadamente,  el 80% de los ingresos, el 45% del PBI y el 90% de las exportaciones.

A pesar de la creciente incertidumbre política en los países árabes, Arabia Saudita se sigue beneficiando del petróleo. Por otra parte, su situación fiscal protege al país de una eventual desaceleración económica. Se espera que la economía crezca 2.5% en 2015. Para el 2016, se prevée un crecimiento del 2.6%. Su ministro de Petróleo, Ali Al-Naimi, asegura que entre el  2040 y el 2050,Arabia Saudita será exportador deelectricidad producida con energía solar, ver en Lampadia. Energía infinita y gratuita: Promesa de un futuro cercano.

Sin embargo, el ritmo de modernización ha sido muy injusto y disparejo, especialmente en el aspecto social con los Derechos de la Mujer, al igual que en la mayoría de países islámicos.

Arabia Saudita tiene un pésimo historial de derechos humanos, en particular en lo que respecta al trato a las mujeres. Aunque en los últimos años los derechos de las mujeres se han ampliado parcialmente (ahora se les permite votar en las elecciones locales, por ejemplo) su situación sigue siendo básicamente la misma. 

Por ejemplo, no hay ninguna ley oficial que les prohíba conducir, pero sus prácticas religiosas sí lo prohíben, con clérigos saudíes argumentando que las conductoras femeninas “socavan los valores sociales”. Las razones dadas por ellos son:

  • Implica el descubrimiento de la cara.
  • Puede llevarlas a que salgan de la casa con más frecuencia.
  • Puede dejar que tengan mayor interacción con los hombres.
  • Crearía mayor tráfico en las calles y podría privar a los hombres de la oportunidad de conducir.
  • Sería el primer paso en una erosión de los valores tradicionales, como la segregación de género.

También se espera que las mujeres mantengan sus cabezas cubiertas con pañuelos y usen ropa suelta, como una ‘abaya’, cuando estén en público. Además, las mujeres adultas deben tener el permiso de un “tutor masculino” para trabajar o ir de viaje, una severa restricción a su libertad.

Todas las mujeres deben tener un tutor masculino, el cual el responsable y se le tiene que pedir permiso para poder casarse, viajar, recibir educación superior, trabajar y hasta tener una cuenta bancaria.

Las mujeres deben limitar su interacción con los hombres con los que no estén relacionadas. La mayoría de las oficinas, bancos y universidades tienen entradas separadas para hombres y mujeres. El transporte público y los parques  también están segregados. Asimismo están totalmente prohibidas de practicar deportes. De hecho, son el único país sin una selección femenina en las Olimpiadas. En el sector educación, han sido desalentadas de estudiar carreras como ingeniería, farmacéutica, arquitectura y derecho.

La segregación de género se ha visto muy afectada por la tecnología de comunicaciones, sobre todo cuando es anónima. Los saudíes fueron los primeros en adoptar la tecnología Bluetooth, mediante el cual los hombres y mujeres podían comunicarse en secreto. Además, las mujeres saudíes utilizan las redes sociales como una forma de compartir ideas que no podrían decir públicamente. Por ejemplo, una mujer afirmó que:

“En Arabia Saudita vivimos más una vida virtual que una vida real. Conozco a personas que están involucradas en romances en línea con gente que no conocen en la vida real … Y muchas de nosotras usamos Facebook para otras cosas, como hablar de los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Podemos protestar en Facebook sobre el encarcelamiento de una persona, algo que no podríamos hacer en las calles.”

Algunos clérigos conservadores han pedido que Facebook esté prohibido porque causa mezcla de géneros. Un clérigo lo llamó una “puerta a la lujuria” y la causa de la “lucha social”. 

Debido a todos estos factores, los organismos internacionales luchan constantemente contra Arabia Saudita en materia de igualdad de género. En 2014, el World Economic Forum clasificó al país en el puesto 130 de 142 en su informe anual sobre igualdad de género. Pero practicamente todos los países de la tierra se tapan un ojo y se abstienen de poner el tema en agenda por la importancia de Arabia Saudita en el mundo económico y su posición más racional que la de la mayoría de miembros de la OPEP en cuanto al uso político del ‘oro negro’.

Esta terrible realidad debería ser calificada como un “Apartheid” contra las mujeres y debería merecer las mismas acciones internacionales que tuvieron que desarrollarse contra la Sudáfrica segregacionista pre Mandela.

Sin embargo, el mundo se está modernizando, y la tecnología de Internety la globalización permiten una mayor democratización que no debiera tardar en asentarse en esas tierras. Aproximadamente la mitad de la población tiene menos de 25 años y cada vez más sauditas van a la universidad, trabajan y usan las redes sociales.

Las sonadas protestas del 2011, mostrando a decenas de mujeres manejando  y compartiendo vídeos e imágenes de su desobediencia civil, no han logrado el impacto de brindarles más derechos al volante. Pero “lo que está cambiando ahora en Arabia Saudita es que incluso el ciudadano saudí simple, promedio, la mujer sencilla, ama de casa, es ahora consciente de sus derechos civiles”, afirma una activista (anónima) de los derechos de la mujer. Un ‘momemtum’ que debiera traer un cambio en la política internacional.

El mundo está cambiando a pasos agigantados. Y si Arabia Saudita quiere seguir participando de la globalización y del mundo moderno, va a tener que adaptarse. Lampadia