1

El milagro económico australiano

La semana pasada, la revista The Economist presentó a Australia en su portada, diciendo “Reglas australianas: Lo que el mundo puede aprender de Australia”. El camino que siguió Australia para desarrollarse en distintos sectores y mantenerse en crecimiento fue trazado desde la industria minera, sector económico que históricamente ha sido el más desarrollado del país por sus avances en ciencia, innovación y tecnología.

La industria minera de Australia ha sido el catalizador del crecimiento económico en la última década. El boom de los commodities y el aporte de la minería a la economía va más allá de su propio valor agregado, pues, como en el Perú, genera valor con los encadenamientos con los demás sectores de la economía. La meta de Australia es convertirse en un productor y exportador competitivo, no sólo de productos tradicionales agrícolas y mineros, sino también de una mezcla diversificada de bienes manufacturados, servicios y tecnologías de alto valor agregado. Ver en Lampadia: 25 años sin una recesión.

Como afirma otro artículo de The Economist, ‘La diversidad ayudó a Australia a sobrellevar los recursos’, la industria minera de Australia ha sido el catalizador del crecimiento económico en la última década. Esto ayudó a que, ahora, Australia tenga otras industrias como el turismo, la educación y la construcción altamente desarrolladas.

Un tercer artículo, ‘Reformas inteligentes hace 30 años ayudaron al crecimiento de Australia’, analiza cómo es que Australia tiene una economía muy diferente a la de hace 30 años. Las reformas se iniciaron:

  • Liberalizando el tipo de cambio del dólar australiano en 1983
  • Luego le siguió la desregulación financiera
  • La reforma tributaria
  • La reducción de los aranceles
  • El fin de la fijación centralizada de los salarios
  • La creación de un sistema privado de pensiones
  • Luego se logró que el Banco de Reserva de Australia fuera oficialmente independiente
  • Liberalizando las leyes laborales

Todas estas reformas, de la mano del crecimiento de los ingresos de exportación de los commodities, protegieron al país de los efectos de las graves recesiones económicas experimentadas en Estados Unidos, Europa y otros países durante y después de la crisis financiera mundial de 2007-08. Por ejemplo, cuando cayeron los precios de lo commodities, aumentaron el volumen de sus exportaciones.

La lección principal que tenemos que sacar de todo esto es que, a diferencia del Perú, nadie critica el modelo australiano como ‘primario exportador’ o a nadie se le ocurre hablar del ‘pos-extractivismo’, más bien alaban cómo es que Australia ha logrado transformar su gran riqueza de recursos naturales en bienestar; a través de educación, salud e infraestructuras de primer nivel y la armonía interna les ha permitido desarrollar buenas instituciones.

Tenemos que dejar de creer en los mitos del pos-extractivismo que son fomentados por los enemigos de la inversión privada y del crecimiento. Esperamos que esto ayude a abrir los ojos y tomar las medidas necesarias para retomar la senda de la prosperidad. Lampadia

Reglas australianas
Lo que el mundo puede aprender de Australia

Es quizás la economía rica más exitosa

The Economist
27 de octubre de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

¿Cuál es el mayor problema que enfrenta EEUU? ¿O Japón? ¿O Gran Bretaña? ¿O Francia? Las opiniones varían, naturalmente, pero algunas preocupaciones surgen una y otra vez. Los de una tendencia materialista apuntan a décadas de lento crecimiento en los ingresos medios, lo que ha generado desilusión y enojo entre los trabajadores. Los halcones fiscales condenan enormes deudas públicas, destinadas a volverse aún más vastas a medida que las poblaciones envejecidas acumulan facturas cada vez mayores para el cuidado de la salud y las pensiones. Luego está la inmigración, que ha provocado una violenta reacción populista en los Estados Unidos y en toda Europa. Eso sugiere lo que, para muchos, es la tendencia más alarmante de todas: la falta de cualquier parecido con un consenso político sobre cómo manejar estas crecidas crisis.

El aumento de los ingresos, la baja deuda pública, un estado de bienestar asequible, el apoyo popular a la inmigración masiva y un amplio consenso sobre las políticas que sustentan estas cosas, es un sueño lejano en la mayoría de los países ricos. Muchos políticos occidentales apenas podían imaginar un lugar que los combinara a todos. Felizmente, no tienen que hacerlo porque ese país ya existe: Australia.

Tal vez porque está lejos de todas partes, o tiene solo 25 millones de habitantes, o es visto principalmente como un hábitat para los marsupiales, atrae relativamente poca atención. Pero su economía es posiblemente la más exitosa en el mundo rico. Ha estado creciendo durante 27 años sin una recesión, un récord para un país desarrollado. Su crecimiento acumulado durante ese período es casi tres veces mayor que el que Alemania ha logrado. El ingreso medio ha aumentado cuatro veces más rápido que en EEUU. La deuda pública, al 41% del PBI, es menos de la mitad de Gran Bretaña.

La suerte ha tenido una mano en estas hazañas, sin duda. Australia ha sido bendecida con gran cantidad de mineral de hierro y gas natural, y está relativamente cerca de China, que succiona esas cosas.

Pero una buena formulación de políticas también ha ayudado. Después de la última recesión, en 1991, el gobierno de la época reformó los sistemas de atención médica y pensiones, lo que obligó a la clase media a pagar más. El resultado es que el gobierno de Australia gasta solo la mitad del promedio de la OCDE en pensiones como porcentaje del PIB, y la brecha solo se ampliará en los próximos años.

Aún más notable es el entusiasmo de Australia por la inmigración. Alrededor del 29% de sus habitantes nacieron en otro país, el doble de la proporción en los Estados Unidos. La mitad de los australianos son inmigrantes o hijos de inmigrantes. Y la mayor fuente de inmigrantes es Asia, que está cambiando rápidamente la mezcla racial del país. Compare eso con Estados Unidos o Gran Bretaña o Italia, donde flujos mucho más pequeños han generado hostilidad entre una gran parte del electorado, o Japón, donde permitir que los extranjeros se establezcan en cualquier número es un tabú político. En Australia, las dos partes principales argumentan que admitir a muchos migrantes calificados es esencial para la salud de la economía.

Estos logros no están sin sus defectos. Los fondos de inversión privados a través de los cuales los australianos están obligados a ahorrar para su jubilación han estado cobrando tarifas excesivas, dejando a los pensionistas más pobres de lo que deberían ser. Y como Australia es bienvenida a los inmigrantes que llegan a través de los canales normales, trata a aquellos que intentan llegar en bote sin el papeleo necesario con una severidad innecesaria, llevándolos a islas remotas en el Pacífico donde incluso los refugiados legítimos se han dejado pudrir durante años.

Además, hay reformas que Australia debería emprender y no lo está haciendo. Los aborígenes australianos sufren enormes desventajas, que una sucesión de gobiernos apenas ha abolido. Claramente, el calentamiento global está causando graves daños (las sequías se han vuelto más frecuentes y severas, entre otras tristes consecuencias), pero Australia no ha hecho casi nada para frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero.

No obstante, el ejemplo de Australia muestra que las reformas consideradas imposibles en otros lugares son perfectamente alcanzables. Los demócratas en Estados Unidos atacan la mayoría de las propuestas para restringir los costos crecientes de las pensiones públicas o la atención de la salud. En Australia fue la izquierda la que promovió tales políticas. [Igual que en Nueva Zelanda]. El Partido Laborista vendió pensiones privadas obligatorias a los sindicatos como un aumento de los beneficios, ya que técnicamente son los empleadores los que deben realizar pagos regulares a los fondos de inversión en nombre de sus trabajadores. El partido también se aseguró de conservar una pensión pública básica, que se paga solo a aquellos que no han logrado acumular ahorros personales adecuados.

De la misma manera, es muy posible mantener el apoyo popular a la inmigración masiva, incluso desde lugares culturalmente diferentes. Pero es esencial darles a los votantes la sensación de que sus fronteras están debidamente vigiladas y de que no hay libertad absoluta. De nuevo, el bipartidismo es importante. Fue un gobierno de derecha el que primero permitió la inmigración de Asia a gran escala, admitiendo a muchos refugiados de Vietnam en la década de 1970.

El sistema político de Australia premia el centrismo. Todos los ciudadanos elegibles deben votar, por ley, y aquellos que no se molesten en presentarse, de lo contrario, tienden a ser gordos para los partidos principales. No hay necesidad de reunir simpatizantes en las urnas al complacer sus prejuicios. Como todos tienen que presentarse, los políticos se centran en ganar el medio vacilante. El sistema de votación preferencial, según el cual los australianos clasifican a los candidatos en orden de elección, en lugar de elegir solo uno, también ejerce una influencia moderadora.

Matando al ganso

La ironía es que, a pesar de que los beneficios de esta configuración son cada vez más obvios, los australianos parecen estar desilusionados con ello. Los votantes expresan crecientes dudas sobre la efectividad del gobierno. No les ha costado a los dos partidos principales muchos escaños, gracias al sistema electoral, pero su voto compartido ha disminuido en 20 puntos porcentuales desde la década de 1980. Los políticos, conscientes del descontento de los votantes, también se han vuelto cada vez más febriles. Están constantemente ocupando la mesa de los primeros ministros, con la esperanza de que una nueva cara aumente la posición de su partido ante el electorado. Algunos en el gobernante Partido Liberal, aunque no es el actual primer ministro, han comenzado a pedir una reducción de la inmigración, socavando décadas de consenso. Las reformas ambiciosas se han vuelto escasas. El resto del mundo podría aprender mucho de Australia, y los australianos también podrían hacerlo con un curso de actualización. Lampadia




El Mundo en el Perú (2): Los trapitos sucios en casa

El Mundo en el Perú (2): Los trapitos sucios en casa

Ayer presentamos un primer análisis sobre la Reunión de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) (ver en Lampadia: El Mundo en el Perú (1): Felicitaciones). Hoy nos toca hacer algunas críticas, no a los organizadores, sino al establishment peruano que ha perdido la oportunidad de albergar este magno evento con mejor disposición y aprovechamiento.

Ya hemos remarcado la importancia de este singular evento en el Perú, lamentablemente, debemos reclamar que buena parte de nuestra clase dirigente, políticos, líderes empresariales, gremiales, académicos y periodísticos, no solo han pasado por alto tremenda oportunidad de nutrirnos del mundo y de dar a conocer la realidad de nuestro país, sino que inclusive se ha llegado a jugar un partido contrario a los aportes de la reunión en presencia de nuestros visitantes.

Por ejemplo, la PUCP, donde se albergan varios economistas anti-globalización, anti-TLCs y anti-minería, organizó por todo lo alto un evento para destacar la presencia y mensajes de Joseph Stiglitz, del Premio Nobel anti-globalización y anti FMI y Banco Mundial. En esta reunión el Nobel dijo que: “el petróleo y el cobre le pertenecen a los peruanos” (La República). ¿Qué será lo que implica? ¿Que los peruanos hagamos lo mismo que en el desastre ecológico de Tambogrande, donde se echó a una empresa moderna para que las hordas tomaran de cualquier manera algo de mineral?

Por otro lado, algunos personajes no especificados organizaron una reunión ‘masiva’ de los ‘indignados peruanos’ llamada: “Desmintiendo el milagro peruano” en el Hotel Bolívar, a la que asistieron 200 personas.

En esta reunión, según radioexitosa.pe, Stiglitz recomendó al Perú que “rompa de una vez el chanchito y no ajustarse en exceso”. Sobre el llamado ‘milagro económico’, dijo “simplemente que no existe”. Estuvo acompañado por de Echave, Dancourt, Dammert y Martín Guzmán. Se fotografió con Gonzalo García y Michel Azcueta.

Dado el despliegue sobre Stiglitz, es oportuno revisar una reciente publicación de Carlos Rodríguez Braun, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, “Ojo con Stiglitz”, en el que critica duramente a este activista por su libro ‘El malestar en la globalización’, que el autor del artículo tradujo. Por ejemplo, comenta que Stiglitz afirma que: Rusia es una economía de mercado. (Ya dijo antes que Venezuela era una democracia).Recela de los mercados pero no es consciente de los fallos del Estado. Plantea la vieja patraña de que los que confían en el mercado padecen “ideología” mientras que los intervencionistas son “economistas de primera fila” –los marxistas ya hablaban de ideología contra ciencia, que era la suya. Stiglitz desbarra diciendo que sólo los intervencionistas se ocupan de los pobres. Aduce que no hay relación entre salarios mínimos y desempleo, contra mucha teoría y evidencia empírica. Afirma que los liberales no prestan atención a “las instituciones civiles y las estructuras legales que hacen funcionar a las economías de mercado”. Con esta engañifa el intervencionismo cae por su propio peso: como el mercado no es perfecto, entonces el Estado debe actuar. La norma de este libro es exagerar el papel del liberalismo y sofocar el del intervencionismo. Sostiene que la liberalización comercial es resistida porque crea paro [desempleo], como si no fuera resistida por grupos de presión proteccionistas”.

En resumen, este ‘valor deteriorado’ fue para los negacionistas, el referente privilegiado para pasar el contrabando de su ideología y mitos anti desarrollo.

Por el lado de los medios fue notorio el alejamiento de los mismos de los principales personajes que nos visitaron, así como de las lecciones que estaban a nuestro alcance. Por ejemplo, ‘Cuarto Poder’ de América Televisión trató el último domingo, el día de cierre del evento en cuestión, “las esterilizaciones forzosas, de indultados a marcas y víctimas de la belleza”. RPP, en la hora principal del jueves pasado, en medio del evento, se entrevistó a Isaac Humala, que aprovechó para mentir sobre un proyecto minero y que es quien nos amenaza con las movilizaciones de los ‘reservistas’ para parar todos los proyectos de inversión.

En cuanto al mundo académico y empresarial, fue notoria la ausencia de muchos de sus representantes en el evento. Aparentemente, para varios resultó más conveniente aprovechar el feriado largo antes que nutrirse de mundo. Dejaron de empoderarse para poder ser mejores líderes de opinión. No se aprovechó el baño de internacionalización, nos quedamos con el ropaje del parroquialismo en el que vivimos.

Con respecto a las características del Perú y la apreciación de nuestra realidad, las autoridades peruanas, participantes en el evento, dejaron que se confunda la situación del Perú con la de otros países de la región. No supieron explicar nuestras singularidades, como las referidas a las reservas productivas que tenemos en muchos sectores y al potencial productivo que podemos poner en valor para recuperar el crecimiento económico, además por supuesto, de la necesidad de emprender una serie de reformas importantes. (Ver en Lampadia: Sudamérica: Crecimiento visto con lentes oscuros).

Nuestra gente necesita tener la mejor información sobre el mundo en que vivimos. Eso es responsabilidad de los líderes de opinión y de los medios. Lampadia