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Tenemos un mundo más verde

Tenemos un mundo más verde

Desde hace un tiempo hemos venido difundiendo sobre cómo el mundo empresarial ha ido desarrollando soluciones ecoamigables para lidiar con un cada vez más creciente calentamiento global (ver Lampadia: El futuro promisorio de las baterías, Los avances de la Biología sintética), cuya existencia ha sido muchas veces denigrada por varios líderes políticos de occidente (ver Lampadia: Persiste el calentamiento global).

Sin embargo y a pesar de la clara sostenibilidad de estos avances, el eco de los que lucran con el miedo hacia el cambio climático continuamente suscita que los gobiernos emprendan soluciones más intervencionistas en los mercados – que dañan el capitalismo – sin si quiera evaluar soluciones promercado o de alineamiento de incentivos.

Pero hay un hecho que se está dando de manera orgánica, a la par del incremento de las emisiones de dióxido de carbono que nos hace pensar de una forma más esperanzadora respecto a la situación del medio ambiente: una mayor presencia de áreas verdes a nivel global. Algo que no se difunde en los medios de comunicación y hasta se oculta.

Un reciente artículo publicado por el científico Matt Ridley en Humanprogress.org explica cómo se ha dado este proceso en las últimas tres décadas y cómo a su vez resulta fundamental para explicar los procesos de glaciación global a lo largo de la historia de la tierra.

Estas reflexiones deben servir para aquellos opinólogos fatalistas del calentamiento global a ver el vaso medio lleno a la hora de despotricar en contra del sistema capitalista, pues ese mismo incremento de gases de dióxido de carbono por el que tanto lo critican está generando una mayor vegetación, lo cual a la larga implica mejor calidad de vida tanto a animales como a seres humanos. Lampadia

El enverdecimiento de la tierra significa más alimentos para los animales y mayores cosechas para los humanos

Ridley: Alégrate, la Tierra se está volviendo más verde

Matt Ridley
Humanprogress.org
8 de julio, 2019
Traducida y comentada por Lampadia

En medio de todo lo que se habla de una inminente catástrofe planetaria causada por las emisiones de dióxido de carbono, a menudo se ignora otro hecho: la ecologización global está ocurriendo más rápido que el cambio climático. La cantidad de vegetación que crece en la tierra ha aumentado cada año durante al menos 30 años. La evidencia proviene de la tasa de crecimiento de las plantas y de los datos satelitales.

En 2016, 32 autores de 24 instituciones de ocho países publicaron un paper que analizó datos satelitales y concluyó que había habido un aumento de aproximadamente el 14% en la vegetación verde durante 30 años. El estudio atribuyó el 70% de este aumento al dióxido de carbono adicional en la atmósfera. El autor principal del estudio, Zaichun Zhu de la Universidad de Beijing, dice que esto es equivalente a agregar un nuevo continente de vegetación verde de dos veces el tamaño de la tierra firme de Estados Unidos.

La ecologización global ha afectado a todos los ecosistemas, desde la tundra ártica hasta los arrecifes de coral, el plancton y las selvas tropicales, pero se manifiesta con mayor fuerza en lugares áridos como la región del Sahel en África, donde la desertificación se ha revertido en gran medida. Esto se debe a que las plantas pierden menos agua en el proceso de absorción de dióxido de carbono si la concentración de dióxido de carbono es mayor. Los ecosistemas y las granjas tendrán menos estrés hídrico a fines de este siglo que en la actualidad durante los períodos de baja precipitación.

No debería haber ninguna sorpresa sobre esta noticia. Se han llevado a cabo miles de experimentos durante muchos años en los que los niveles de CO2 se han incrementado en cultivos o ecosistemas silvestres y se ha impulsado su crecimiento. Los propietarios de invernaderos comerciales suelen bombear CO2 al aire para acelerar el crecimiento de las plantas. El CO2 es alimento vegetal.

Esta ecologización es una buena noticia. Significa más alimento para insectos y venados, para elefantes y ratones, para peces y ballenas. Significa mayores rendimientos para los agricultores; de hecho, el efecto probablemente ha agregado alrededor de US$ 3 trillones a los ingresos agrícolas en los últimos 30 años. Por lo tanto, se necesita menos tierra para alimentar a la población humana y en su lugar se puede ahorrar más para la vida silvestre.

Sin embargo, esto nunca se menciona. En su desesperación por mantener el rumbo del miedo, los activistas que viven del miedo al cambio climático hacen todo lo posible por ignorar esta incómoda verdad. Cuando no pueden evitar el tema, dicen que la ecologización es un fenómeno temporal que se revertirá en la última parte de este siglo. La evidencia de esta afirmación proviene de algunos modelos alimentados con suposiciones extremas, por lo que no se puede confiar.

Este fenómeno biológico también puede ayudar a explicar el ir y venir de las glaciaciones. Siempre ha sido un acertijo que las glaciaciones se enfríen gradualmente durante decenas de miles de años, luego de repente se vuelven a calentar de nuevo en el espacio de unos pocos miles de años, momento en el que las enormes capas de hielo de Eurasia y América del Norte colapsan y el mundo entra en un interludio más cálido, como el que hemos estado disfrutando durante 10,000 años.

Los intentos de explicar este patrón cíclico han fracasado principalmente hasta ahora. Los niveles de dióxido de carbono siguen el cambio, pero estos aumentan después de que el mundo comienza a calentarse y caen después de que el mundo comienza a enfriarse, por lo que no son la causa. Los cambios en la forma de la órbita de la Tierra juegan un papel importante, con el colapso de las capas de hielo cuando los veranos del norte son especialmente cálidos, pero solo algunos de estos llamados “grandes veranos” resultan en deglaciación.

Los núcleos de hielo recientes de la Antártida parecen haber tocado finalmente al culpable: se trata de plantas. Durante las edades de hielo, el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera disminuye constantemente, porque los océanos más fríos absorben más CO2. Eventualmente alcanza un nivel tan bajo, alrededor del 0.018% en el pico de la última edad de hielo, que las plantas luchan por crecer, especialmente en áreas secas o en grandes altitudes. Como resultado, enormes tormentas de polvo cubren todo el planeta, llegando incluso a la Antártida, donde la cantidad de polvo en el hielo aumenta drásticamente. Estas tormentas de polvo ennegrecen las capas de hielo del norte en particular, haciéndolas altamente vulnerables al derretimiento rápido cuando llega el próximo gran verano. La edad de hielo fue una época horrible para estar vivo incluso en los trópicos: frío, seco, polvoriento y mucho menos vida vegetal que hoy.

Como dijo Svante Arrhenius, el sueco que midió por primera vez el efecto invernadero: “Por la influencia del creciente porcentaje de ácido carbónico en la atmósfera, podemos esperar disfrutar de edades con climas más equitativos y mejores”. Disfruta de la exuberante vegetación del mundo actual y disfruta del hecho de que la vegetación verde está cambiando más rápido que las temperaturas promedio globales. Lampadia

Esta publicación apareció por primera vez en Die Weltwoche.
Matt Ridley es científico, periodista y empresario. Es miembro de la junta de HumanProgress.org.




Mayor bienestar con malas noticias

Mayor bienestar con malas noticias

Desde el nacimiento de Lampadia hemos hecho hincapié en mostrar, con cifras y fuentes, la evolución de los indicadores sociales y económicos del Perú desde la promulgación de la Constitución de 1993 y, especialmente de los diez años previos al gobierno del nacionalismo que nos regaló un ominoso punto de inflexión. Ver: Cifras de la Prosperidad y Punto de Inflexión.

Nuestro enfoque contradecía permanentemente el negativismo y ‘negacionismo’ con el que una buena parte del establishment político y académico calificaba nuestra realidad. Además, nuestras notas de análisis e información contrastaban notoriamente con el ambiente mediático, cargado de malas noticias, escándalos y hasta distorsiones con los que se sigue alimentando, día a día, la formación del sentido común de los peruanos.

De tiempo en tiempo, leemos en boca de ciertos analistas quejas sobre esta situación negativa del clima mediático. Se habla de que lo que se busca es el rating, de la morbosidad del público y a veces de la lejanía de los dueños de los medios y sus periodistas, con el sentido de misión y vocación que todavía algunos esperamos de la prensa.

En esta nota queremos compartir con nuestros lectores un brillante análisis de Matt Ridley, de su reciente libro: The Evolution of Everything (La evolución de todo), en el que nos dice: “No puedo reconciliar en mi mente esta extraña yuxtaposición de optimismo y pesimismo. En un mundo que nos da una oferta inagotable de malas noticias, las vidas de las personas mejoran y mejoran”.

En nuestra opinión, una de las más importantes responsabilidades de los líderes de opinión y de los medios de comunicación es promover la formación de ciudadanos empoderados y comprometidos, sobre todo en un país, que como el nuestro, está todavía en construcción.

Podemos entender los espacios de la inmediatez informativa en que se desenvuelve el mundo mediático, pero no debemos dejar de lado el eco de los grandes procesos históricos y el fomento de una mejor educación cívica.

Revisemos algunos pasajes de la magnífica obra de Ridley. (Traducido y glosado por Lampadia):

La Evolución de Todo

“Hay dos maneras de contar la historia del Siglo XX. Puedes describir una serie de guerras, revoluciones, crisis, epidemias y calamidades financieras. O puedes apuntar a la gentil pero inexorable mejora de la calidad de vida de casi todos en el planeta: el aumento de los ingresos, la conquista de las enfermedades, la desaparición de los parásitos, la creciente persistencia de la paz, la mayor duración de la vida, los avances de la tecnología. Escribí un libro sobre esto último. Estaba glorioso de que el mundo fuera un muy mejor lugar de lo que jamás había sido. Sin embargo, lee los periódicos y pensarás que habíamos sido sacudidos de desastre en desastre, y que nos esperaba un inevitable futuro de más desastres. No puedo reconciliar en mi mente esta extraña yuxtaposición de optimismo y pesimismo. En un mundo que nos da una oferta inagotable de malas noticias, las vidas de las personas mejoran y mejoran”.

“Creo que ahora ya entendí: Las malas noticias son hechas por el hombre ‘top-down’ (de arriba a abajo) deliberadamente, impuestas a la historia. Las buenas noticias son accidentales, no planeadas, emergentes, evolucionan gradualmente”.

“Las cosas que van bien son largamente  no intencionales; las que van mal son mayormente intencionales. Dos ejemplos:

Uno: La Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, el Tratado de Versalles, la Gran Depresión, el Régimen Nazi, la Segunda Guerra Mundial, la Revolución China, la Crisis Financiera del 2008; cada uno de estos eventos fue el resultado de decisiones ‘top-down’ hechas por, relativamente, un pequeño número de personas que trataban de imponer sus planes, ya sea por políticos, banqueros centrales o revolucionarios.

Dos: El crecimiento del ingreso global, la desaparición de enfermedades infecciosas, la alimentación de siete mil millones de personas, la limpieza de ríos y del aire, la reforestación de gran parte del mundo desarrollado, la Internet, el uso de telefonía celular para operaciones financieras, el uso de la genética individual para condenar a los criminales y liberar a los inocentes; cada uno de estos eventos fue serendípico, un fenómeno inesperado ofrecido por millones de personas que no tenían la intención de causar estos grandes cambios. Todas las cosas interesantes son incrementales, dice el filósofo Sir David Butler, y “solo muy pocos de los grandes cambios en las estadísticas de los estándares de vida de los seres humanos de los últimos cincuenta años, fueron el resultado de acciones de gobierno”.

“Dejar que las cosas buenas evolucionen, mientras hacen daño, ha sido el tema dominante de la historia. Por eso es que las noticias están solo llenas de cosas malas, pero una vez que suceden, encontramos que el gran bien ha sucedido sin anuncios. Las cosas buenas son graduales, las malas repentinas. Las cosas buenas evolucionan”.

“Equiparar ‘orden y control’ sigue teniendo un atractivo intuitivo, dice Brink Lindsey. ‘A pesar del obvio éxito de los mercados no planeados, a pesar del espectacular desarrollo del orden descentralizado de Internet, y a pesar de la muy publicitada nueva ciencia de la complejidad y del estudio de los sistemas auto-organizados, todavía es ampliamente asumido que la única alternativa a la autoridad central es el caos’”.

“El ‘volante’ (timón) de la historia es el cambio incremental a través de ‘prueba-y-error’, con la innovación dirigida por recombinaciones y esto pertenece a muchas más cosas que solamente a aquellas que tienen genes. (Le debo esta noción a Richard Webb, un experto en evolución e innovación).”

“Una buena apuesta sobre el Siglo XXI es decir que estará mayormente dominado por shocks de malas noticias, pero que experimentará un casi invisible progreso de buenas cosas. Incrementales, inexorables, inevitables cambios nos traerán mejoras materiales y espirituales que harán la vida de nuestros nietos más ricas, sanas, felices, inteligentes, limpias amables, libres y más pacíficas y más iguales –casi todo serendípicamente, como producto de la evolución cultural. Pero las personas con grandes planes causarán dolor y sufrimiento en el camino”.

“Démosle un poco menos de crédito a los creacionistas y alentemos y celebremos la evolución de todo”.

En Lampadia seguiremos tercamente difundiendo información sobre los grandes procesos de la humanidad desde una perspectiva del ‘vaso medio lleno’, mirando hacia adelante y promoviendo una mayor participación de los ciudadanos en la vida del país. ¡Ojalá podamos comprometernos con un mejor y más balaceado clima de ideas! Lampadia