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Las mamás Modernas

Por: Rolando Arellano
El Comercio, 8 de Mayo del 2023

“Si la sociedad y las empresas tomaran más en cuenta esos cambios, todos ganarían”.

Uno de los cambios sociales más importantes en el mundo es el crecimiento de la mujer, que tiene también gran influencia en su papel de madre. Veamos.

Los Estilos de Vida de los peruanos y latinoamericanos que desarrollamos en Arellano, han mostrado importantes variaciones en sus casi 30 años de existencia. Hemos visto, por ejemplo, disminuir grandemente al grupo de los Austeros, los más pobres, y crecer un poco el de los Progresistas, que son los más independientes.

Pero el cambio más radical se ha dado en la notable disminución de las Conservadoras, mujeres más tradicionales cuyo centro de preocupación es el cuidado de su hogar, frente al crecimiento de las Modernas, que realizan más actividades fuera de casa y tienen más intereses de desarrollo personal paralelos a su función de madres. Así, de haber sido casi 30% frente al 10% de las Modernas, hoy la relación es inversa, pues solo el 10% de los adultos del Perú son Conservadoras, dándose el trasvase de manera más rápida cada año.

Esta variación, sin duda, resulta del notable avance de las mujeres. Se ve en la educación, pues hoy ellas son mayoría en las universidades (donde tienen mejores notas y se gradúan más rápido) y en el sector empresarial (más de la mitad de las nuevas empresas son registradas por ellas). Y su influencia se ve hasta en el sector político, pues, guste o no su manera de actuar, la primera autoridad de la nación es, marcando un hito, una mujer.

Pero se observa que gran parte de la sociedad no toma en cuenta este inmenso cambio. No se considera, por ejemplo, que los horarios de trabajo deben adaptarse a una mamá que debe enviar a sus hijos al colegio, y los colegios no toman en cuenta que no pueden recogerlos muy temprano. Y, como lo vemos en muchas de nuestras consultorías, existen grandes oportunidades empresariales para satisfacer mejor las necesidades de estas mamás empoderadas. Esto es válido para productos tradicionalmente “femeninos” como los cosméticos y los alimentos, que, más allá del nivel socioeconómico, son de uso muy diferente para las Modernas y para las Conservadoras. Así, en los alimentos, las Modernas buscan y no encuentran aquellos que les permitan alimentar a su familia de manera rica y nutritiva, pero práctica. Por otro lado, siendo ya un alto porcentaje de los clientes de autos y de bancos, ¿no corresponde crear productos y protocolos de atención pensados en ellas? Por cierto, la respuesta no pasa por copiar productos o servicios de fuera porque, felizmente, las mamás peruanas son muy especiales.

En fin, si la sociedad y las empresas tomaran más en cuenta esos cambios, todos ganarían. Y en especial las mamás, a las que deseamos el próximo domingo un gran Día de la Madre.




Luchemos por el empoderamiento de las mujeres

Ayer fue un día de conmemoración a la lucha de la mujer por la igualdad. No es un día de festejo por ser mujeres, sino un día de agradecimiento a todas aquellas que pelearon para que las mujeres puedan opinar, votar, estudiar, trabajar, elegir el matrimonio (o no), elegir una religión, elegir el alto de una falda, etc. Y también es una manera de impulsar la constante e interminable lucha para que todas las mujeres puedan viajar solas sin correr peligro, caminar por las calles sin sentirse acosadas, disfrutar de una vida sin ser juzgada y tener iguales oportunidades laborales que los hombres.

Fuente: Twitter

Hoy, para muchos es increible que por la división de roles en la época de la caza y recolección, los seres humanos hayamos mantenido, por milenios, distintas formas de discriminación y desprecio por las mujeres que amamos y de quienes dependemos para respirar y alimentarnos nuestros primeros días de vida, para aprender a amar, para recibir la cultura de nuestros pueblos y para trascender a través de nuestros hijos.

Como afirmó José Ignacio Torreblanca, profesor de Ciencia Política en la UNED, en El País de España: “¿De verdad queremos seguir viviendo en una sociedad que discrimina a nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y amigas solo porque son mujeres? No cabe la menor duda de que ellas están haciendo su parte; nosotros, no.

Y es que la igualdad no es una “preocupación de la mujer”, sino la responsabilidad de todos los individuos y de la sociedad en su conjunto y requiere la contribución activa de las mujeres y los hombres. En el pasado, la lucha por la igualdad ha sido principalmente liderada por mujeres. En la última década, sin embargo, ha habido un reconocimiento creciente del rol de los hombres en la construcción de la misma en el mundo.

Cada uno de nosotros puede ser un líder dentro de nuestras propias esferas de influencia adoptando una actitud pragmática para acelerar la neutralidad. A través de una colaboración decidida, podemos ayudar a las mujeres a avanzar y liberar su potencial en todo el mundo.

Según la Organización Mundial de la Salud, más de un tercio de las mujeres en todo el mundo han sufrido algún tipo de violencia de una pareja o violencia sexual de otro hombre. La ONU estima que alrededor de 133 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilaciones genitales femeninas. En el lado económico, Christine Lagarde, del Fondo Monetario Internacional, afirma que existe “una conspiración insidiosa” contra las mujeres a través de leyes que varían en escala en todo el mundo y que impiden que las mujeres trabajen con los mismos derechos y beneficios que los hombres.

Líneas abajo podemos observar el Glass Ceiling Index de The Economist, donde cada país es calificado por el promedio ponderado de diez indicadores de educación superior, participación en la fuerza laboral, salario, costos del cuidado de los niños, derechos de maternidad, solicitudes a programas educativos de negocios y representación en empleos de alto nivel. Los países nórdicos continúan a la vanguardia en cuanto a la probabilidad de ofrecer trato igualitario en el mercado laboral, pero la mayoría se mantiene estable en el promedio de la OCDE.

En Lampadia agradecemos a las mujeres luchadoras que continúan incesantemente su lucha por lograr su igualdad y también a los hombres que protegen, cuidan y aman a sus mujeres (madres, esposas, hermanas e hijas) y que se unen diariamente a dar el ejemplo. Lampadia

Los mejores y peores países para ser una mujer trabajadora

El índice de ‘glass-ceiling’ de The Economist mide la igualdad de género en el mercado laboral

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, una fecha designada por la ONU para celebrar y defender los derechos de la mujer. Para proporcionar un punto de referencia para el progreso de la igualdad de género en el mercado laboral, The Economist ha publicado su quinto “índice de glass-ceiling” anual. Combina datos sobre la educación superior, participación en la fuerza laboral, salario, costos del cuidado de los niños, derechos de maternidad, solicitudes a programas educativos de negocios y representación en empleos de alto nivel en una sola medida de donde las mujeres tienen las mejores oportunidades de igualdad de trato en el lugar de trabajo. El puntaje de cada país es un promedio ponderado de su desempeño en los diez indicadores.

El cuadro general muestra que la larga tendencia de mejorar las condiciones para las mujeres trabajadoras se ha estancado dentro de la OCDE, un club de países en su mayoría ricos. En 2005, el 60% de las mujeres estaban en la fuerza de trabajo; diez años después, esta proporción había subido ligeramente hasta 63% (era de 80% para los hombres en ambos años). Con relativamente pocas mujeres subiendo a los altos mandos, y redes masculinas ayudando a los hombres a llegar a la cima, la representación femenina en empleos bien remunerados y de alto estatus está más cerca de un tercio que a la mitad. Y la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, dividida por los salarios masculinos, sigue siendo alrededor del 15%, lo que significa que las mujeres, en promedio, ganan el 85% de lo que reciben los hombres.

Estos anchos promedios ocultan amplias variaciones entre países. Los países nórdicos claramente lideran el mundo en temas de igualdad de género en el trabajo. Las cuatro primeras posiciones de este año pertenecen a Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia, tal como lo hicieron en 2016 (aunque Suecia y Noruega cambiaron de lugar). Las mujeres de estos países tienen más probabilidades que los hombres de tener un título universitario y estar en la fuerza laboral. Constituyen el 30-44% de los directorios de las empresas, en comparación con un promedio de 20% en la OCDE. Y las participaciones voluntarias en partidos políticos significan que las mujeres están bien representadas en los parlamentos. En octubre, las mujeres ganaron un récord del 48% de los escaños en la cámara baja de Islandia. Posicionada en alrededor de dos quintos, la proporción de mujeres escandinavas en los escaños parlamentarios ocupa el 10% en el ranking mundial.

En el otro extremo del índice están Japón, Turquía y Corea del Sur. Las mujeres constituyen sólo alrededor del 15% de los parlamentos de estos países, y están subrepresentadas en puestos directivos y en directorios de empresas. En Corea del Sur, sólo el 2% de los directores de empresas son mujeres. Del mismo modo, menos mujeres que hombres han completado la educación terciaria y son parte de la fuerza de trabajo. Sólo el 35% de las mujeres turcas están trabajando o buscando trabajo, y sólo un 16% se han graduado de la universidad.

El progreso en la igualdad de género tiende a construirse sobre sí mismo. En Islandia, que actualmente ofrece el entorno de trabajo más igualitario para las mujeres según nuestro índice, las trabajadoras organizaron una protesta el pasado mes de octubre en la que salieron temprano de sus oficinas para llamar la atención sobre la brecha salarial del 14%. Si las mujeres japonesas y turcas hicieran lo mismo, saldrían mucho antes de sus oficinas.