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Crónicas de unos maltratos anunciados

Crónicas de unos maltratos anunciados

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 22 de noviembre de 2019
Para Lampadia

Viajar por el Perú es apasionante. No hay país en el mundo que nos iguale en prodigios naturales. Además, nuestra gente es encantadora. Sin embargo, las crónicas de maltratos estatales se repiten a lo largo y ancho de todo el país.

Esta semana – aparte de Lima – estuve en Moquegua, Tacna, Trujillo, Chincha y Pisco. Y claro… uno conversa con la gente y se entera de cosas. En Moquegua estuve en ese colosal local del Gobierno Regional que provoca – al menos, en mí – una indignación de aquellas. ¡Cómo es posible que hayan priorizado semejante monstruo cuando el servicio de agua potable para la población es tan deficiente!

El tema “agua” está muy presente en todos lados. Agua para la población. Agua para la agricultura. Desagües paupérrimos. Conflictos por el agua. El problema es que el tema gira en torno a la escasez del agua. O, a su mal uso. Sin embargo, el Estado hace muy poco al respecto. Por no decir, nada.

Pero también está el maltrato en los hospitales públicos. Será porque saben que en Ica mejoramos la atención a los pacientes sancionando a los médicos corruptos, pero lo cierto es que mucha gente me toca el tema. Colas de amanecida. Médicos que cobran por lo bajo. Robos de medicamentos. Equipos malogrados… adrede. Y cosas por el estilo.

Corrupción e indolencia; esos son los denominadores comunes de la salud pública en todo el país. Por eso pregunto ¿y el Ministerio de Salud? ¿Y la Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD)? No se oye padre. La salud pública en nuestro país está a merced de mafias. Mafias de la salud. El problema es que el Estado – al parecer – ha resuelto convivir con ellas.

Después está el tema de la corrupción en el Ministerio Público y en el Poder Judicial. Jueces que reponen a funcionarios corruptos. Fiscales que acogen denuncias maliciosas. Y los policías corruptos tampoco se quedan atrás. Y los alcaldes y gobernadores. Y los consejeros y regidores. Y los periodistas corruptos. Como dice la canción “y total corrupción hay en todos lados”.

En el VRAEM la policía brinda seguridad a los narcos. Eso me dijo un taxista en Trujillo. El taxista era un policía en retiro que había servido en el VRAEM. El detalle de su testimonio respecto de la emboscada que sufrió – él y su grupo – fue estremecedor. Pero nada tan impactante como las órdenes que recibía de sus superiores para garantizar la seguridad de las avionetas de los narcos.

Las mafias de las licencias de conducir están sueltas en plaza. Por S/. 500 tienes un brevete sin dar ningún examen… con todas las de la ley. Las licencias de construcción y de funcionamiento salen – si y sólo si – si te matriculas con unos billetes por lo bajo.

Hasta docentes universitarios corruptos aparecen en estas crónicas de unos maltratos anunciados. Si quieres que te apruebe, págame. Así opera el chantaje de maestros a alumnos en algunas universidades de nuestro país.

El aeropuerto de Lima no da más. ¡Una hora tuvimos que esperar en la pista de aterrizaje! ¡Dentro del avión… en tierra! Y todo porque no había mangas ni buses disponibles. Eso también se llama maltrato.

Y colorín colorado estas crónicas de maltratos ha acabado. ¡Por ahora! Lampadia




Reducir la burocracia estatal… para aumentar el bienestar social

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 25 de enero de 2019
Para Lampadia

El Perú ha crecido mucho a partir de los años 90. Me refiero al ámbito económico. Los indicadores de inversión, producción, exportaciones, empleo, tributación, ahorro público y privado, inflación, estabilidad monetaria, tasas de interés, capitalización bursátil, financiamiento bancario… todos los indicadores macroeconómicos muestran una evolución muy favorable. Nuestra economía es sólida y dinámica… aunque muchos no lo crean.

Ahora bien ¿por qué muchos peruanos no creen en el crecimiento económico de nuestro país? O mejor dicho ¿por qué no lo valoran?

Entonces cabe la repregunta:

  • ¿Qué podrían valorar aquellos pacientes que son maltratados cruelmente en los hospitales del Estado?
  • ¿A quién le podría interesar la buena marcha de la economía, si para obtener un servicio estatal cualquiera, tiene que coimear al funcionario público encargado?
  • ¿Qué valor puede tener el crecimiento económico si – por esas cosas de la vida – uno termina en manos de la Policía o del Poder Judicial, y descubre ese mundo sucio y profundo donde lo único que vale es el dios soborno y la diosa coima?

Ciertamente, el crecimiento económico – que es real y concreto – NO se está reflejando en bienestar social.

  • La economía ha crecido bastante… pero la burocracia ha crecido aún más que la economía.
  • El crecimiento económico ha devenido en un aumento significativo de la recaudación tributaria. Pero la burocracia – creciente – se ha tragado toda esa mayor recaudación.
  • A la población civil no le llega nada… más allá de maltratos y chantajes. Esa es la situación.

¿Qué hacer? REDUCIR. Hay que reducir la burocracia estatal. Ahí está la madre del cordero. Sí… ahí está la corrupción que afecta directamente a los ciudadanos de a pie. Ahí está el maltrato cruel a los pacientes de los hospitales públicos. Ahí están los indolentes, los incapaces, y los coimeros. En eso se gasta el 60% del presupuesto público. Decenas de miles de millones… ¡para maltratar a la población!

Hay ministerios redundantes que no tienen razón de ser. Hay que fusionarlos con otros similares. Por ejemplo, el Ministerio de la Producción debería fusionarse con Energía y Minas, Agricultura, y Comercio Exterior y Turismo. Así, en vez de cuatro ministerios tendríamos uno… y no pasaría nada. El Ministerio de Trabajo, el de la Mujer, y el de Inclusión Social deberían fusionarse en uno solo. El de Educación y Cultura… igual. Y así por el estilo.

Hay que eliminar toda la burocracia innecesaria, redundante, inoperante, y corrupta. Así ahorraríamos un montón de plata. La idea es mejorar el bienestar de la población. La razón de ser de la burocracia NO es servirse a sí misma… como es el caso en nuestro país. La burocracia se está gastando la plata que debería utilizarse para construir escuelas, hospitales y carreteras. Y para mejorar las remuneraciones de maestros, médicos, policías y jueces. Si redujéramos la burocracia inoperante y corrupta – incluso – alcanzaría para bajar el IGV poco a poco, y así facilitar la formalización de los pequeños empresarios. Además, los precios del mercado bajarían para beneficio de la población.

Estas son ideas – sólo ideas – para que el crecimiento económico se traduzca en bienestar social. Para que nuestra solidez económica no sea dulzura para la burocracia y amargura para la población. Esa es la idea. Lampadia