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Ica es… lo que es nuestra gente

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 7 de julio de 2017
Para Correo Ica y
Lampadia

Los iqueños le debemos mucho a nuestra gente. En realidad, Ica es… lo que es nuestra gente. Nuestro liderazgo agrícola, nuestra pesca de excelencia, nuestra pujante minería y siderurgia, nuestros encantos turísticos y culturales, y – por supuesto – nuestros inigualables piscos y vinos son lo que son… por nuestra gente. Y no me refiero – únicamente – a los iqueños de toda la vida, que son lo máximo. Me refiero también a los miles de migrantes que vinieron de todas partes – sobre todo, de la Sierra – para trabajar en nuestra región… y para vivir y prosperar con nosotros.


Festival de la Vendimia de Ica. Fuente: Gente y Costumbres

Efectivamente, nuestra agricultura y avicultura jamás habrían crecido tanto – ni serían tan modernas y competitivas – sin el aporte laborioso y talentoso de los excelentes trabajadores huancavelicanos, ayacuchanos, y demás regiones del país.

Algo parecido sucede con los trabajadores pesqueros, mineros, e industriales, quienes han hecho de Ica, la gran región que somos. Por ello, Ica acoge con la máxima cordialidad a todos nuestros trabajadores: pescadores artesanales y pesqueros industriales, pequeños mineros y trabajadores de grandes mineras y plantas metalúrgicas, trabajadores de empresas de energía, trabajadores textiles y artesanos, trabajadores de empresas concesionarias, etc. En ese sentido, Ica es – también – lo que son nuestros trabajadores.

Lo mismo se puede decir de la gente que trabaja en el turismo, hotelería, gastronomía, folklore, cultura, deporte, servicios públicos, etc. Incluidos, por cierto, los que producen los mejores piscos y vinos del mundo. Bienvenidos los trabajadores a Ica… vengan de donde vengan, y trabajen donde trabajen. Ica es su casa.

Bienvenidos también los empresarios que quieran hacer negocios en nuestra región. Porque Ica es – también – lo que son nuestras empresas. No importa su origen. Si son iqueños… ¡excelente! Pero si no lo son… ¡da lo mismo! Bienvenidos los empresarios de otras regiones del país y del exterior. Los iqueños – al menos, la gran mayoría – no tenemos “complejo de localismo”, tal como tienen otras regiones hermanas; y menos creemos en el estatismo… de triste recordación en nuestro país. En Ica… bienvenidas las empresas – vengan de donde vengan – siempre y cuando sean formales, responsables, y rentables.

Sí; en Ica queremos que nuestras empresas ganen dinero – dinero bien habido – porque las ganancias generan impuestos. Además, si les va bien a nuestras empresas, les va bien a nuestros trabajadores, y – consecuentemente – nos va bien a todos. Por ello, bienvenidas las empresas – y los inversionistas – a Ica. Aquí, confiamos mucho en los pequeños negocios… y en los grandes también. ¡Cómo no estar identificados y agradecidos con nuestras empresas, si nuestro envidiable pleno empleo se lo debemos a ellas! Empresas – repito – que generan empleo formal, respetan el medio ambiente, y pagan sus impuestos. Impuestos que – bien utilizados – generan bienestar. Concretamente, agua, salud, educación y seguridad… las cuatro líneas maestras de nuestro plan de gobierno.

Los iqueños veneramos el éxito… individual y empresarial. En ese sentido, estamos en desacuerdo con ciertos compatriotas – llámense políticos, intelectuales, periodistas, sindicalistas, etc. – que lo único que hacen es refunfuñar contra las empresas privadas y las personas exitosas. Repito. Ica es – también – lo que son nuestras empresas.

Por último, bienvenidos los visitantes. Si son de la Selva… perfecto. Que traigan sus dejos y sus aparejos. Si son de la Sierra… excelente. Que traigan sus cantos y sus encantos. Si son de la Costa… estupendo. Que traigan sus danzas y sus usanzas. Y si son del extranjero… igual. Que traigan sus culturas y sus dulzuras. Ica es su casa. Pero eso sí… no traigan nada de beber ni de comer. El Pisco, el Vino y el Pallar… lo ponemos nosotros.

P.D.: Ningún hospital de Ica acató el paro convocado por la Federación Médica del Perú. ¡Qué orgullo trabajar con gente así! A eso me refería. Ica es… lo que es nuestra gente. ¡Salud con Pisco… por nosotros los iqueños! Lampadia

 

 




La agricultura peruana en perspectiva

Fernando Cillóniz
Gobernado Regional de Ica
Ica, 24 de agosto de 2016
Para Lampadia

El pasado

La agricultura ha estado presente en los principales  acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos de la historia del Perú. Nuestros antepasados precolombinos – los Incas y sus predecesores – fueron extraordinarios agricultores. Cultivaron y conservaron la tierra con gran esfuerzo y dedicación, dominaron el manejo  del agua a la perfección, y respetaron y veneraron la tierra a tal extremo que la llamaron “Pachamama”  (Madre Tierra).

Nada pudo borrar el legado agrario de nuestros antepasados… ninguna guerra, crisis, o catástrofe; los andenes, caminos, tambos y acueductos fueron concebidos y construidos para la eternidad.

Gracias al desarrollo reciente de la informática y las telecomunicaciones, el mundo entero ha podido conocer la colosal obra de infraestructura agraria de los antiguos peruanos.

El potencial agrícola del Perú no es pues un recurso inexplorado o novedoso que deba descubrirse y desarrollarse para servir de fuente de alimentación, trabajo y prosperidad para los peruanos. La agricultura fue, y sigue siendo, una de las actividades fundamentales para el desarrollo económico y social de nuestro país.

A este respecto, es importante indicar que la agricultura peruana tuvo un par de décadas oscuras. Me refiero a la Reforma Agraria que se implantó en el año 1970 y que perduró hasta inicios de los años 90. En dicho proceso, se expropiaron las tierras de las principales empresas agrarias de entonces y se entregaron a cooperativas conformadas por los trabajadores de dichas empresas.

El resurgimiento del agro peruano

El hecho es que la Reforma Agraria fracasó rotundamente por cuestiones que no viene al caso explicar. Sin embargo, sí resulta relevante indicar que el resurgimiento de la agricultura empresarial del Perú, constituye un cambio radical y positivo de política económica y comercial, la cual está atrayendo el interés de muchos empresarios nacionales y extranjeros por invertir en tierras que fueron mal trabajadas por los beneficiarios de la mencionada Reforma Agraria.

A este respecto, cabe indicar que la Constitución vigente, promulgada en el año 1993, establece que cualquier persona natural o jurídica, nacional o extranjera, pueden hacer agricultura en el país, sin ninguna limitación. En efecto, esta misma constitución eliminó los límites a la tenencia de tierras que existían anteriormente.

Y por el lado de la política económica y comercial, es evidente que la sencillez, seguridad y predictibilidad de los asuntos fiscales y monetarios del Perú, resultan bastante atractivos para los empresarios que están invirtiendo en el sector rural del país. Igualmente atractivo resulta la política comercial internacional basada en el libre comercio y la reciprocidad entre el Perú y los diversos países del mundo.

No obstante, lo que ha cambiado significativamente con respecto al pasado son los mercados de destino de la agricultura alimentaria del país. La agricultura del pasado estuvo básicamente orientada a la alimentación de la población local. Ahora en cambio, aparte del mercado doméstico, la agricultura peruana está abasteciendo a los más distantes y exigentes mercados alimentarios del mundo.

El presente

En 1990 las exportaciones agropecuarias del Perú apenas llegaron a los US$ 300 millones. El año pasado (2015) el Perú exportó productos agropecuarios por valor de US$ 5,000 millones; es decir, 17 veces más.

Dichas cifras indican claramente que la agricultura peruana está inmersa en un proceso de crecimiento muy dinámico, por lo que hablar del presente implica una situación muy efímera y cambiante.

Efectivamente, es tal la velocidad del crecimiento de la agricultura empresarial en el país, que la situación cambia año a año; por no decir día a día. Es impresionante observar cuán rápidamente se están transformando las parcelas precarias en huertos y / o campos muy modernos y tecnificados con plantaciones de frutales como uvas de mesa, paltos, cítricos, granados, etc. y hortalizas como espárragos, pimientos, alcachofas, entre otras.

Y por el lado de los cultivos industriales, el proceso de modernización es similar. La capitalización y desarrollo de industria azucarera y etanolera se está llevando a cabo de manera muy acelerada, y lo mismo sucede con algunas plantaciones de algodón, maíz, arroz, etc.

Todo lo anterior está ocurriendo principalmente en la Costa del país, donde el clima, el agua y los suelos permiten hacer una agricultura altamente competitiva a nivel mundial. Sin embargo, la Amazonía – aunque con más limitaciones que la Costa – también está participando del resurgimiento de la agricultura peruana, básicamente a través de plantaciones de palma aceitera, café y cacao.

La región que menos está participando de este proceso de modernización y crecimiento agropecuario del Perú, es la Sierra. Ciertamente, la topografía agreste y el clima extremo de la región alto andina no son los más adecuados para hacer agricultura competitiva y rentable. Por ello, en algunos espacios reducidos, sobretodo en valles interandinos relativamente bajos, se están desarrollando operaciones empresariales en cultivos como arándanos, flores, paltos, y cultivos ancestrales como quinua, maíz blanco, entre otros.

El futuro

No me cabe la menor duda… el agro de los próximos años será diferente al que hemos vivido los peruanos últimamente. Muchos parceleros precarios venderán sus parcelas a empresas que pagarán precios cada vez más altos por ellas.

La explicación es muy sencilla. Ciertamente atraídos por los buenos precios, dichos parceleros están aprovechando la ocasión para vender sus parcelas, pero también porque han envejecido por el correr de los años y necesitan dinero para subsistir. Muchos inclusive han enviudado o enfermado, y sus hijos no quieren trabajar en el campo.

Ellos – los jóvenes – prefieren trabajar en las ciudades donde les va muy bien trabajando en empresas industriales, de construcción, o en los numerosos centros comerciales que se están construyendo por todos lados, donde – como dicen ellos mismos – “trabajamos con aire acondicionado”.

Por otro lado, muchos jóvenes están apostando por emprendimientos en negocios como manufacturas textiles, cuero y calzado, productos de madera, metal mecánica, etc. y en servicios como la gastronomía, transporte, informática, y comercio en general.

El agua también subirá de precio. Los altos costos del agua generarán una mayor consciencia por el buen uso del recurso hídrico. Se estima que cada año se tecnifican los sistemas de riego de 20,000 hectáreas en la costa peruana, lo cual permite avizorar un cambio radical en la eficiencia en el uso del agua, y consecuentemente, en la producción y productividad del agro nacional.

Algo parecido sucederá con las remuneraciones. Ante la gran demanda de mano de obra para atender el crecimiento de la fruticultura y horticultura de exportación, los salarios aumentarán significativamente respecto a los niveles actuales, a pesar de que éstos ya han aumentado bastante desde que empezó el proceso de modernización del agro, allá por los años 90.

Afortunadamente, por el lado de los precios de venta, el panorama se presenta favorable. Los productos agrícolas están subiendo de precio, y todo parece indicar que seguirán subiendo. Los Estados Unidos y Europa producirán menos alimentos, pero no por ello bajarán su consumo, lo cual será aprovechado por países como Perú, sobretodo en el rubro de frutas y hortalizas. La China producirá más, pero también consumirá más, y en vez de competidor, se convertirá en un mercado muy grande para nuestros productos.

He ahí un escenario realista de la agricultura peruana del futuro. La agricultura unipersonal irá desapareciendo y la agricultura empresarial irá creciendo. Y por ello, habrá mucho trabajo para los jóvenes del país y el mundo entero contará con más frutas y hortalizas provenientes del Perú.

Lampadia




El Perú sube al Arca de Noé

El Perú sube al Arca de Noé

Hace algunos días, 750 variedades de papa peruana, al ritmo de canciones y rituales de indígenas de comunidades quechuas, fueron depositadas en el “Arca de Noé” (la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, Noruega) para formar parte de un proyecto que salvaguarda la biodiversidad genética de muchas especies de cultivos alimenticios, ante la eventualidad de alguna catástrofe mundial.

Spitsbergen, una isla del archipiélago noruego, acoge al mayor depósito mundial de muestras de cultivos alimentarios con el objetivo de asegurar la diversidad genética de las plantas alimenticiasde todo mundo para las generaciones futuras. Este proyecto se llama “La Bóveda Global de Semillas”, o el Arca de Noé, y hace una importante contribución para la preservación de nuestro bagaje genético.

Diseño de la bóveda

La Bóveda fue inaugurada en 2008 por el Gobierno de Noruega, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y el Banco Genético Nórdico y, en la actualidad, cuenta con más de 860,000 semillas de cultivos alimentarios de todo el mundo. La bóveda ha sido excavada a 130 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca, impermeable a los terremotos, la actividad volcánica, la radiación y la crecida del nivel del mar y tiene una capacidad total de 4.5 millones de muestras y unos 2,000 millones de semillas.

Los países en desarrollo son el hogar de una gran variedad de plantas y, entre ellos, se encuentra notoriamente el Perú. Nuestro país cuenta con una gran diversidad de productos agrícolas nativos, entre ellos la papa, el tomate, el camote, el maíz, la quinua, la kiwicha, el tarwi, el yacón, la chirimoya, la maca y muchos otros.

En términos de la alimentación mundial, la papa es uno de los cuatroalimentos más importantes junto con el maíz (del que tenemos muchas variedades nativas), el arroz y el trigo, que no son nativas del Perú. Se pueden encontrar más de 3,800 variedades de papas. Ellas difieren en tamaño, forma, color, piel, pulpa, textura y gusto, pero todas tienen su lugar en la cocina peruana. Pero, en realidad, son más que un acompañamiento en la comida. Forman parte de  nuestra historia.

Este tubérculo fue domesticado hace 10,000 años en los Altos Andes del sudeste del Perú. Antes, las papas silvestres tenían un sabor amargo y contenían pequeñas cantidades de toxinas. Sin embargo, las culturas antiguas lograron seleccionar los tubérculos adecuados para el cultivo y desarrollar un producto sano y más sabroso.

Sin embargo, el cambio climático y enfermedades como el tizón tardío o mildiu de la papa (que causa pérdidas de papas valorizadas en alrededor de US$ 8,500 millones de dólares cada año en el mundo) representan un gran desafío para este tubérculo, al igual que la modernización de la agricultura y los cambios en el uso del suelo. Muchas variedades de papa se han perdido en las últimas décadas, tanto para las comunidades andinas en las cuales se originaron, como para la población mundial.

En respuesta a estos riesgos y a eventuales destrucciones masivas de especies de alimentos, una coalición de socios locales, regionales e internacionales se unieron para reintroducir variedades de papa en el campo y para preservar estos recursos filogenéticos en los bancos de germoplasma. El Centro Internacional de la Papa (CIP) con sede en Perú, alberga la colección de cultivos de papa más grande del mundo, y está trabajando para preservar y reintroducir la diversidad de papas en colaboración con las iniciativas locales y regionales de todo el mundo.

Ahora, distintas variedades de nuestra herencia ancestral se encuentran en una bóveda protegida y constituyen una especie de “seguro de vida” para el mundo, según explicó Alejandro Argumedo, coordinador de la Asociación ANDES. Además, se ha mantenidoel contexto cultural de las comunidades andinas, “respetado todos los protocolos, sobre todo culturales, como pedir permiso a las montañas (Apus), a la madre tierra (Pachamama) o hacer una ceremonia de despedida”, añade Argumedo.  La ceremonia fue presenciada por científicos del Centro de Investigación Agrícola de la Universidad de Costa Rica, quienes también añadieron papas silvestres a la colección de la agro-biodiversidad más importante del mundo.

Como puede apreciarse en el siguiente mapa, en el Perú se domesticaron muchísimas variedades de alimentos muy importantes para la humanidad. Lamentablemente, hemos hecho pocos esfuerzos por cuidar nuestra base genética. Entre lo realizado está, como hemos indicado líneas arriba, el CIP. Pero es indispensable que se multipliquen los bancos genéticos, el acceso a nuestros productores agrícolas y que se fomente el desarrollo de negocios genéticos que pueden darnos nuevas avenidas de creación de riqueza y empleo de alta calidad. El Perú acaba de depositar su primera reserva genética en el ‘Arca de Noé’ y Colombia ya ha realizado dos depósitos. Pronto deberíamos hacer muchísimos depósitos adicionales de nuestros productos nativos. 

Celebramos el cuidado que se tiene con uno de nuestros productos bandera y esperamos que pronto otros alimentos oriundos del Perú, como la maca, quinua (Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo), kiwicha y otros también formen parte de este importante proyecto. Lampadia