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El mundo empieza a enfrentar las locuras de Trump

La mayor amenaza para los Estados Unidos en este momento no es el terrorismo o la economía. La mayor amenaza es Donald Trump, el actual presidente de EEUU. “Europa incluye a Trump entre las mayores amenazas externas” (El País de España, 1 de febrero, 2017). En Lampadia lo dijimos el 30 de junio del 2015 (hace 18 meses, aproximadamente): “Debemos declarar a Donald Trump persona non grata a la humanidad”.

En nuestra opinión es necesario hacer frente a este tipo de personajes apenas aparecen. Si continúa actuando como lo ha hecho en sus primeros 15 días, este impetuoso y descarrilado líder causará un gran daño a toda la humanidad.

Como afirma un artículo de The Economist titulado ‘Un insurgente en la Casa Blanca’ (4 de febrero, 2017):

Washington está ad portas de una revolución. La sombría cadencia de la inauguración del mes pasado aún circulaba en el ambiente cuando Donald Trump lanzó el primer cóctel molotov de políticas y órdenes ejecutivas contra los pórticos blancos y brillantes de la capital. No se ha detenido. Renunciando a la Asociación Transpacífica, exigiendo una renegociación del TLCAN y un muro con México, refrendando la inmigración, mostrándose amistosamente con Gran Bretaña y Rusia, enfriándose con la Unión Europea, defendiendo la tortura y atacando a la prensa: Dejando los escombros de la opinión pública ardiendo en su estela.

Así se presenta a Trump en las revistas más serias del mundo

Su más escandalosa medida fue una reforma migratoria que prohíbe a personas de siete países (Siria, Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen) de entrar a Estados Unidos. ¿Su motivo? El documento presidencial aduce razones de seguridad, afirmando que “numerosos individuos nacidos en el extranjero han sido condenados o implicados en delitos relacionados con el terrorismo desde el 11 de septiembre de 2001”. Ver en Lampadia: La historia del efímero “caballo loco” global

Y es que, como dice The Economist, “Trump ya está probando los límites de la propiedad presidencial y el poder. Los tribunales pueden emitir estancias para detener las acciones ejecutivas. Pero podría tomar más de un año para que el desafío de los estados llegue a la Corte Suprema. Para entonces, Trump podría haber cambiado tanto el sistema de inmigración de Estados Unidos que el veredicto de los jueces sería, en gran medida, irrelevante”.

Otra publicación de The Economist, ‘El sistema de pesos y contrapesos de EEUU puede crujir para contener a un déspota’, (que glosamos a continuación), nos dice: “La interpretación más preocupante de la orden ejecutiva que Donald Trump firmó el 27 de enero, prohibiendo temporalmente a los visitantes de siete países principalmente musulmanes, no es que el presidente quiera cumplir sus promesas de campaña. Es que encontrará maneras de hacerlo aun cuando lo que prometió -en este caso, mantener a los musulmanes fuera de América- es ilegal”.

“¿Qué hacer? La primera tarea es limitar el daño”.

“Todo esto es preocupante. Sin embargo, el lamentable estado del sistema de controles y equilibrios de Estados Unidos, una red de poderes mutuamente comprometidos tejidos, empeora las cosas por miedo a los tiranos alrededor de la presidencia, el Congreso y el poder judicial. “No estamos en el código azul”, dice Norm Ornstein, del American Enterprise Institute. “Pero definitivamente estamos en la sala de emergencias y nos dirigimos a la unidad de cuidados intensivos”.               

“Es sorprendente que tales grandes cambios no hayan causado más inquietud. Eso probablemente refleja el hecho de que mientras los partidos se alejaban, Estados Unidos continuó eligiendo presidentes que eran más centristas que sus partidos”.

“¿Acaso el sistema, que puso a un demagogo en la Casa Blanca, es ahora capaz de controlarlo?” Pregunta Ackerman. -No lo sabemos. Pero puedo decir que en el último medio siglo su capacidad de contención se ha reducido drásticamente”.

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“El final del mundo”. (Fuente: Der Spiegel​)

Según The Economist, “La política del conflicto [en EEUU] se aprovecha de una visión del mundo que rechaza décadas de política exterior estadounidense. Sin el apoyo y la participación activa de los Estados Unidos, la maquinaria de la cooperación mundial podría fracasar. La Organización Mundial del Comercio no sería digna de este nombre. La ONU caería en desuso. Innumerables tratados y convenciones serían socavados”. El ascenso de Trump ha fomentado un sentimiento anti globalización y anti libre comercio, a través de un discurso (populista) que promete proteger a los trabajadores de EEUU y a la industria nacional e impedir el ingreso de bienes que fabrican las empresas de EEUU en el extranjero. Ver en Lampadia: Parece que EEUU se gobernará a ‘Trumpeadas’ y Mayor globalización generará mayor bienestar

En pocos días ya está en problemas con México, China, Japón, y hasta Francia. En Gran Bretaña ya han firmado más de 1.6 millones de personas exigiendo no se le reciba. Las protestas por el tema migratorio se multiplican todos los días en EEUU y el resto del mundo. Ver en Lampadia: ¿Cuál es el futuro del comercio mundial?

Como hemos comentado anteriormente, el mundo necesita buenos líderes. La tragedia de nuestro tiempo es que los mejores hombres y mujeres no están en la política. Hay que hacer de la política un mejor espacio de desarrollo personal. Lampadia




ISIS toma el mundo

ISIS toma el mundo

Por Eric Schmitt y David D. Kirkpatrick

(Correo – The New York Times – International Weekly, 23 Febrero al 01 de Marzo de 2015)

El Estado Islámico (EI) se está expandiendo más allá de su base en Siria e Iraq para establecer ramas en Afganistán, Argelia, Egipto y Libia, lo que plantea la posibilidad de una nueva guerra global contra el terrorismo

Los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos estiman que el número de combatientes del grupo alcanza entre 20 mil y 31 mil 500 en Siria e Iraq. Hay promesas de apoyo de “probablemente al menos un par de cientos de extremistas” en Jordania, Líbano, Arabia Saudí, Túnez y Yemen, según un integrante de contraterrorismo estadounidense quien pidió el anonimato.

El teniente general Vincent R. Stewart, director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, declaró este mes que el Estado Islámico, también conocido como ISIS o ISIL, “comenzaba a desarrollar una creciente huella internacional”.

Sin embargo, no está claro qué tan eficaces son las filiales, o hasta qué grado se trata esto de una renovación oportunista por parte de incipientes grupos yihadistas con la esperanza de reclutar miembros nuevos al explotar la reputación del grupo Estado Islámico.

La repentina proliferación de ramas del Estado Islámico y de combatientes leales motivó el esfuerzo de la Casa Blanca por darle al presidente Barack Obama y a su sucesor nuevas facultades para tomar acción contra ese grupo donde sea que surjan sus seguidores.

“No queremos que nadie en el EI se quede con la impresión de que, si se trasladan a algún país vecino, esencialmente estarán en un refugio seguro y fuera del alcance de las capacidades de Estados Unidos”, indicó Josh Earnest, secretario de prensa de la Casa Blanca.

El Estado Islámico declaró la formación de un califato, o estado religioso, en junio del 2014. Algunos analistas de contraterrorismo señalan que está echando mano de la estructura de franquicia para extender su alcance geográfico, pero sin el riguroso proceso multianual de reclutamiento de Al Qaeda. Esto podría permitir que sus ramas crezcan más rápido, más fácil y más lejos.

El atractivo del Estado Islámico quedó de manifiesto cuando Amedy Coulibaly, uno de los gatilleros en los ataques terroristas en París, Francia, el mes pasado, declaró su lealtad al grupo. En Afganistán a principios de este mes, un drone estadounidense abatió a un excomandante talibán, el mulá Abdul Rauf Khadim, quien había jurado fidelidad al Estado Islámico. En Egipto y Libia, grupos milicianos han jurado lealtad a los yihadistas y han recibido su reconocimiento público como “provincias” del presunto califato.

La influencia del EI ya es aparente en las operaciones de las provincias norafricanas. El 15 de febrero, el grupo central dio a conocer un video en las redes sociales que presuntamente mostraba a combatientes de una rama libia ejecutando a 20 prisioneros cristianos coptos egipcios, vestidos en los característicos uniformes anaranjado del Estado Islámico.

En represalia, Egipto llevó a cabo un ataque aéreo contra los milicianos libios, el 16 de febrero. Pero algunos analistas dijeron que el Estado Islámico podría ver la entrada de Egipto a la batalla libia como un éxito estratégico, ya que los extremistas intentan propagar el caos.

En Egipto, Ansar Beit al-Maqdis, el grupo extremista con sede en el Sinaí, envió emisarios al Estado Islámico en Siria, el año pasado, y adoptó el característico castigo medieval de ese grupo yihadista: las decapitaciones.

Radicado en el Sinaí, Ansar Beit al-Maqdis se declaró filial del Estado Islámico, en noviembre último, y los videos y declaraciones en línea de ese grupo para adjudicarse la responsabilidad de ataques empezaron a adoptar más de la sofisticación y la violencia despiadada asociadas con su nuevo grupo matriz.

Hasta la fecha, la Provincia del Sinaí se ha enfocado en atacar a fuerzas de seguridad. Pese a la creciente ofensiva del Gobierno, esos militantes parecen haberse vuelto más intrépidos y avanzados desde que se vincularon con el Estado Islámico. La noche del 29 de enero, se adjudicaron la responsabilidad por los bombazos coordinados que cobraron las vidas de 24 soldados, seis policías y 14 civiles.

En la contigua Libia, al menos tres grupos distintos han declarado su afiliación al Estado Islámico, uno en cada una de las regiones que componen ese país: Cirenaica, en el este; Fezán, en el sur desértico; y Tripolitania, en el oeste, cerca de la capital. Algunos funcionarios de inteligencia de Occidente temen que estos grupos puedan evolucionar hasta convertirse en bases para combatientes del EI que se desplazan a través del Mediterráneo, hacia Egipto u otros lugares en África del Norte.

El este de Libia ya se ha convertido en un campo de entrenamiento para yihadistas que van a Siria o Iraq y un refugio para combatientes egipcios que montan ataques en el vecino desierto.

Tripolitania se ha colocado al frente como una amenaza contra los occidentales y los intereses de Occidente. El mes pasado, combatientes bajo el nombre del grupo se adjudicaron la responsabilidad por un ataque descarado en un hotel de lujo en la capital, Trípoli, que es un centro para visitantes occidentales y líderes del Gobierno provisional apoyado por islamistas.

Murieron al menos ocho personas, entre ellos David Berry, un contratista de seguridad estadounidense y exmarine. Dos de los combatientes del Estado Islámico murieron en un enfrentamiento con fuerzas gubernamentales.

“Es un verdadero conflicto”, expresó Frederic Wehrey, un analista político titular en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, quien recientemente efectuó una visita a Libia.

“Los hombres del Estado Islámico tratan de hacerse de territorio” apartado de la coalición islamista general y “los están retando en su propio terreno”, aseveró, mientras que otros extremistas se están “despegando, gravitando hacia el Estado Islámico y volviéndose más atrevidos”.