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Escupiendo a la mano que nos da de comer

Escupiendo a la mano que nos da de comer

El gobierno, desde el Ejecutivo y el Parlamento, los políticos de oficio y los emergentes abrazan el populismo sin pudor, cada uno con sus propios colores para gran desconcierto de nuestros jóvenes emprendedores y de la clase media emergente, que evidentemente apuestan por la modernización del país y por un espacio de desarrollo personal y familiar que no reclama nada de las esferas del poder.

El Presidente de la República, parece querer terminar su mandato con el lenguaje de su candidatura previa al agiornamiento de la hoja de ruta. La semana pasada en Saposoa, San Martín, afirmó: “Hay intereses económicos a los que hemos golpeado, hay intereses subalternos y políticos a los que les hemos modificado la agenda, sus planes de seguir gobernando el país, seguir extrayendo y viviendo de la minería”. (Gestión, 16 de octubre 2015).extracción,minería

El pasado 25 de octubre, 2015, en Huánuco, dijo que su gobierno se ha distanciado “de los poderes económicos” y ha cumplido sus promesas electorales. “Si no les gusta a los de arriba, piña. (Esto) es lo que ofrecí y es lo que estoy haciendo (…) El Perú no se puede gobernar desde una oficina, entre cuatro paredes”, sostuvo. (Expreso, 25/10/2015).

“Probablemente, haya grupos económicos que están fastidiados con un gobierno nacionalista, pero fue lo que dije: yo voy a gobernar para los de abajo”. (La República, 25/10/2015).

“Este es un gobierno diferente. Hemos roto con el viejo esquema de poderes económicos que se reelegían con los gobiernos de turno para mantener el poder económico y seguir lucrando con las necesidades del pueblo. (…) El Partido Nacionalista es un movimiento plebeyo que entra desde abajo e insurge”. (La Razón, 25/10/2015).

Si así habla el Presidente, ¿qué le queda a los activistas anti-mineros?

Por otro lado, la mayoría de candidatos ‘grandes’ también se someten a los efluvios populistas. El caso más notorio e irresponsable es el de Keiko Fujimori. Después de haber apoyado la toma del Lote 192 por Petroperú, ahora se declara anti empresa: “Cuando han ocurrido los conflictos sociales, las empresas se han portado muy mal con la comunidad” (¡!) “Critico abiertamente [a las empresas] mientras los otros candidatos callan, porque finalmente son sus representantes”. “A mí no me interesa que el gran empresariado me respalde…”. (La Razón, 27/10/2015). Pues, ¡que no le den ni un centavo!

Lo mismo pasó con PPK, primero con la Ley ‘Pulpín’ y luego con el Lote 192. Escribe sobre la carretera central, pero no menciona el túnel transandino para no perder los votos de los camioneros. ¿No era el candidato del Perú racional?

En cuanto a los candidatos chicos, cada uno de los que saca la cabeza es para sumergirse en el populismo, como con Verónika Mendoza que quiere cambiar la Constitución, hacer zonificación territorial y todas las demás propuestas de la izquierda tradicional. Además, por supuesto, sigue defendiendo la dictadura venezolana.

Nano Guerra García dice: “No daría ninguna concesión en un área en que pueda haber un conflicto. (…) “Hay que revisar todas las concesiones mineras que hay en Perú. Con la importancia que tiene la minería, el 40% del PBI lo generamos las pymes. La minería no llega al 10%, pero nosotros no hacemos paros. No le tengo miedo al esquema de dar la propiedad del subsuelo a las comunidades. Podemos sacar del medio a este tercero que es el Estado y que negocien las empresas mineras directamente con propietarios y autoridades. (El Comercio).

Guzmán, el fallido outsider, cree que es suficiente que las pequeñas empresas puedan tener un mejor espacio de vida. “Los que ya nos gobernaron, creen en la política del chorreo”. Ve la economía desde una perspectiva estatal, no ha reparado que las medidas del Perú son 90-90-90 (90% del empleo, la inversión y los recursos fiscales, aproximadamente). Cree que se necesita un Zar del Estado para Gamarra, que no existiría si se hubiera nombrado.

La buena política tiene que hacer educación cívica. No podemos perder más tiempo con malos gobiernos, ni tener gobernantes que una vez en el poder tengan que cambiar su discurso y perder legitimidad. Lampadia  

 

 




Un mensaje para nuestros queridos jóvenes

Un mensaje para nuestros queridos jóvenes

Hace solo diez años el 86% de nuestros jóvenes pensaba emigrar al extranjero en búsqueda de un mejor destino del que veían en su patria. Probablemente no existe un peor indicador de la salud de una nación que ese terrible drama.

Pero no solo eran los jóvenes los que pensaban dejar el Perú. Como podemos ver en el siguiente gráfico, según mediciones de Apoyo Opinión y Mercado, en el 2004, el 77% de los peruanos consideraba la posibilidad de emigrar (cuando todavía estábamos saliendo de la recesión del 98). Solo unos pocos puntos porcentuales más que en el nefasto año del shock de Fujimori, en el que tuvimos que pagar de un porrazo buena parte de las consecuencias de los malos gobiernos de las tres décadas anteriores.

Es muy importante preguntarse a dónde pensaban entonces nuestros jóvenes que podían tener una vida mejor. La gran mayoría de ellos imaginaba su futuro en los EEUU, España e Italia (antes de la crisis europea). No pensaban en Cuba, ni en la Venezuela chavista, se proyectaban a economías de mercado donde estarían básicamente solos. Tendrían que trabajar duro, sin amigos ni familiares que los ampararan o acompañaran. Un tremendo reto y una muestra de gran valor individual.

Tres millones de nuestros compatriotas llegaron a irse del país. Ellos son hoy día un ejemplo de la verdadera naturaleza de los peruanos: no se pasan las luces rojas, respetan las leyes, educan a sus hijos, participan honradamente en la política de los países que los acogen y envían regularmente dinero a sus familiares en el Perú (US$ 3,000 millones anuales). Nunca nos olvidemos de que lo malo en el Perú no somos los peruanos, sino el SISTEMA.

Hoy día nuestro país flaquea nuevamente: la economía casi no crece, la inversión pública y privada están de retroceso, hemos perdido confianza en el futuro, nuestros políticos están enfrascados en peleas de callejón y nadie marca un norte que ofrezca una pronta recuperación. Además se acercan unas elecciones generales en las que nadie parece representar lo que nuestros inteligentes y esforzados jóvenes necesitan para ser ciudadanos del mundo, para que puedan desarrollarse siendo iguales o mejores que los jóvenes de cualquier otro lugar. Como ha indicado hace pocos días el estudioso Rolando Arellano, ningún político le habla a los jóvenes.

Evidentemente, si esta situación no cambia pronto, volveremos a sufrir la posibilidad de perder a nuestros jóvenes allende las fronteras.

Entonces, pensemos nosotros qué necesitan nuestras juventudes para no tener que emigrar: en Lampadia nos parece que lo adecuado es que se les ofrezca lo que pensaban encontrar en EEUU, España o Italia: la posibilidad de transformar su esfuerzo personal en prosperidad, predictibilidad y una mejor vida para sus hijos. Si este desarrollo se da al costado de sus familiares y amigos, con su comida y su música, podríamos ofrecerles algo aún mejor que lo que obtendrían en el exterior.

Alguien podría afirmar que nuestra juventud está enrolándose en manifestaciones y protestas, por ejemplo por una ley que nadie les explicó ni les dejó mejorar (como la ley pulpín). Pero, seguramente, a la hora que cada joven comprometa su vida y proyecte su futuro, harán el mismo reclamo de Viviana Nina Calizaza, que en marzo del 2010, en una audiencia organizada por El Comercio en Moquegua, protestó diciendo en voz alta: “Tenemos hambre de progreso”. Ver el recorte del evento más abajo:

Es pues evidente que un joven ambicioso, en el buen sentido de la palabra, va a optar siempre por el progreso. Eso es precisamente lo que estábamos construyendo en el Perú hasta el punto de inflexión del 2011, con el inicio del gobierno del Presidente  Ollanta Humala, momento en que se inicia la ralentización de nuestro crecimiento. (Ver en Lampadia: Las Cifras de la Prosperidad y En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo).

No podemos ofrecer a nuestros jóvenes un futuro fácil sin su compromiso personal. Pero si podemos ofrecerles un país del que puedan estar orgullosos por sus realizaciones económicas y sociales, un país en el que puedan desarrollarse como los mejores jóvenes del planeta, donde puedan progresar y dar a sus futuros hijos oportunidades aún mejores que las de ellos.

Pero, para que ello sea posible, tendrán que esforzarse y sudar como lo hubieran hecho afuera. Pero no solo eso, también tendrán que entender  que la novelería política no es suficiente para construir un futuro de prosperidad. Para los grandes logros, se necesita realismo, mente abierta, aprender de las  experiencias de otros países y una estrategia que permita dar la lucha por el futuro en mejores condiciones. (Ver en Lampadia: Visión estratégica de la coyuntura peruana)

Un último ‘pero’: ningún joven debería inhibirse de participar en  las tareas que faltan en el Perú (que no son pocas) pues “El Perú es un país en construcción”, y ya es hora que terminemos la obra. Lampadia




Por décadas, nos equivocamos siguiendo a los franceses

Por décadas, nos equivocamos siguiendo a los franceses

Comentario de Lampadia

Nuestras regulaciones laborales y sus impactos en el mercado de trabajo son muy similares a las de Francia. Ahora, el gran maestro del Estado del Bienestar y vendedor de “buenas intenciones”, ha tenido que emprender una reforma que trata de acercarse al exitoso modelo alemán, que supo flexibilizar su mercado laboral oportunamente. Así como seguimos a Francia levantando muros que desincentivaban la creación de empleo de largo plazo y formal, nos toca ahora, acompañarlos en una reforma efectiva. Ver artículo de The Economist.

 

Francia y las reformas del mercado laboral

Publicado por The Economist, el 25 de abril 2015

Traducido y glosado por Lampadia

 

El presidente francés,François Hollande, intentaalcanzara otros países más competitivos. Sus esfuerzos parecenlimitados y tardíos.

 

 

Cuando Francia y Alemania no respetaron el techo de 3% del PBI para los déficits fiscales, Alemania usó su exceso fiscal para ser más competitivo y flexibilizar su mercado laboral. Francia introdujo la semana laboral de 35 horas y empeoró las cosas.

Ahora Francia está incumpliendo una vez más las reglas fiscales y se le ha dado más tiempo para reducirlo. El acuerdo no escrito es que esta vez harán una verdadera reforma, sobre todo del mercado laboral. El Código de Trabajo de Francia, un gigantesco libro rojo, tiene 3,809 páginas, 45% más que hace diez años. Solo el acuerdo de negociación colectiva para los peluqueros abarca 196 páginas.

 

 

El desempleo es menos de 5% en Alemania y más de 10% en Francia. Muchos jóvenes abandonan sus estudios y deambulan sin calificaciones durante años. La proporción de jóvenes que no están estudiando, trabajando o en formación laboral es del 19%, casi el doble que en Alemania. La tasa de empleo global es de 74% en Alemania y 64% en Francia. En personas de entre 55 a 64 años de edad, sólo el 47% de los franceses trabajan, comparado al 66% de los alemanes, (véanse los gráficos 1 y 2).

 

 

En su reforma, Alemania acortó el plazo máximo para recibir beneficios por desempleo, volvieron más difícil rechazar ofertas de trabajo y otorgaron a pequeñas empresas mayores facilidades para despedir personal. Esto, combinado con acuerdos de moderación de ofertas de salarios entre los sindicatos y los empleadores, de servicios de bajos salarios, levantó el empleo y limitó la pérdida de empleos durante la crisis trajo como resultado una inyección de flexibilidad que facilitó la creación de puestos de trabajo en el sector financiera del 2008-09.

Por el contrario, la izquierda y derecha francesas, aceptaron implícitamente el alto desempleo como el precio a pagar para brindar más seguridad y mejores salarios a los que sí trabajan. Esto ha creado un mercado de trabajo dual de insiders y outsiders (ver artículo). Los empleadores están temerosos de crear puestos de trabajo permanentes por la incertidumbre y los altos costos de despidoContratan sólo a corto plazo. Más del 80% de las nuevas contrataciones en Francia son a tres meses o menos.

El gobierno francés ha cambiado su postura. Se habla menos de aumentar el ya elevado salario mínimo subsidiado, y más de los incentivos del mercado. Tras tres años de casi cero crecimiento y preocupaciones de que no caiga el desempleo antes de las elecciones 2017, las mentes se han centrado. 

¿Hasta qué punto está listo el gobierno para lograr una reforma laboral? El gobierno está haciendo un montón de pequeñas cosas que vuelven difícil juzgar la totalidad. Ha decidido no hacer una gran reforma del mercado laboral .Algunas reformas dependerán de las conversaciones entre empresarios y sindicatos, a pesar de que sólo el 8% de los trabajadores del sector privado pertenecen a uno.

El cajón de reformas francés incluye un proyecto de ley, incluye eliminar las mayores regulaciones para empleadores con más de 49 trabajadores. 

El gobierno tiene que recortar el déficit de € 4,000 millones (US$ 4.3 mil millones) en el fondo de desempleo-seguro. (Véase el gráfico 3).

 

 

En un informe reciente que comparó Francia y Alemania, se señalaron las deficiencias de la reforma francesa. “Las reformas parciales a menudo no proporcionan suficiente claridad a los agentes económicos, la percepción externa de las prioridades y orientaciones siguen siendo poco claras”.

Estas reformas son útiles, pero no están ni remotamente cerca de las medidas que Francia necesita para generar muchos más empleos permanentes en el sector privadoEl alto nivel del salario mínimo es visto como un tabú, incluso para los jóvenes. Jean Tirole, Premio Nobel de Economía, dice que “en algún momento, se tiene que enfrentar la dualidad del mercado de trabajo y el excesivo protagonismo de los jueces en los procedimientos de despido.”

A pesar de que muchos socialistas se muestran escépticos, el público no lo parece tanto. Menos del 5% de los votantes apoyan el Partido Comunista, el principal patrocinador del sindicato más grande de FranciaPuede que Hollande no gane amigos de la izquierda conla reforma laboral. Pero si falla, tiene pocas posibilidades de reactivar el empleo antes de 2017.

 




La Economía de Mercado y el Sector Empresarial

La Economía de Mercado y el Sector Empresarial

Durante el año pasado el sector empresarial ha sufrido una serie de problemas, coronados con la falsa imputación de haber urdido la llamada “Ley Pulpín”, que han debilitado su performance y su imagen.

Ya antes de la aludida ley, las empresas peruanas han debido enfrentar el frenazo de la economía producido por la combinación de: la disminución de las exportaciones tradicionales; las trabas a los proyectos de inversión minera y energética que debieron concretarse hace rato; las dificultades de la tramitología y burocracia estatal que ha ido asfixiando paulatinamente todo tipo de inversión; la corrupción; la inseguridad ciudadana; el contagio de la destructiva politiquería de gobierno y oposición y; la pérdida de confianza, labrada a pulso por la debilidad del liderazgo nacional que incluye a la desprestigiada clase política y al mundo académico, gremial y mediático.

También ha ido calando en la imagen del sector empresarial, la constante prédica anti inversión. Algunos ejemplos: varios comentaristas radiales, (como en Radio Capital, para no hablar de las radios de provincias), repiten permanentemente que la multiplicación de los centros comerciales y las tarjetas de crédito son una maldición; la entrevistadora de El Comercio, Mariella Balbi, considera que los trabajos de los jóvenes en el sector de retail no son suficientemente dignos; un ex ministro de comercio, como Fernando Villarán que afirma: “La juventud no necesita más leyes inspiradas en la ideología del ´libre mercado´ que fomentan el capitalismo salvaje; ideología que está en retirada en muchos países por sus desastrosas consecuencias” (La República, 24 de diciembre 2014); en el mismo diario, Humberto Campodónico, escribe sobre las “grietas del modelo”, insinuando que la suspensión del crecimiento sería producto de haber mantenido las políticas económicas de los gobiernos anteriores, cuando desde el 2011, ha sido precisamente, este gobierno, el que ha debilitado el proceso de inversión y ha deteriorado nuestro clima institucional. Ciudadanos por el Cambio, fundadores del FRENAIZ (Frente Amplio de Izquierdas) acusa al Presidente de la República de haber traicionado su programa de la “Gran Transformación”, al que renunció expresamente para poder acceder al gobierno con la alternativa “Hoja de Ruta”.

A esto hay que sumar los efectos políticos y de imagen generados alrededor de la Ley Pulpín. Una tímida ley que va en la dirección correcta de flexibilizar nuestro sistema laboral, uno de los más rígidos del planeta, que tiene en la crisis europea un nítido ejemplo de su inconveniencia, especialmente para los jóvenes que en España alcanzan un 55% de desempleo, 25% en Francia, etc.

Lo curioso es que la oposición a esta ley, empezó con las movilizaciones de los jóvenes políticos que serían parte de Ciudadanos por el Cambio, como Jorge Rodríguez Ríos de la Coordinadora Juvenil por un Trabajo Digno (CJTD), quién confiesa que: “se están uniendo diversas luchas en una causa mayor”. Lo que está detrás de su protesta, señala, es “un cuestionamiento mayor al modelo. (…) Lo más importante en términos ideológicos y políticos, hay un avance en el cuestionamiento hacia el modelo” (La República, 4 de enero 2015). Esta pequeña llama, ha logrado arrastrar a la propia oposición que aprobó la ley en el Congreso, aprovechando las reacciones populistas acrecentadas en los medios, que, sin lugar a dudas, lograron ya contagiar las varias frustraciones de los jóvenes hacia una protesta oportunista y más amplia.

Es cierto que el gobierno tubo graves fallas de difusión y comunicación alrededor de esta medida. También es cierto que el sector empresarial, que calificó la ley como conveniente, permitió que le clavaran la autoría de la norma, sin haber sabido desmarcarse oportunamente. Esto ha afectado la imagen del sector, especialmente de las empresas más grandes, en un contexto de debilitamiento de CONFIEP con la salida de Adex y falta de desarrollo de las Fedecam, las agrupaciones empresariales de las regiones, que debieron asumir un importante liderazgo en el debate nacional.

Toda este desorden y vacíos, ad portas de una año electoral, exige una mayor presencia del sector empresarial y una vocación programática que asuma un mayor liderazgo y comunique una visión positiva de futuro. El sector empresarial no tiene por qué asumir los pasivos de un lustro sin lustre.

Las posibilidades de desarrollo integral, duradero y sostenible del Perú, son casi infinitas. Los peruanos, especialmente los jóvenes que ya renunciaron a emigrar del país, tienen muy claro que quieren una nación que logre transformar su potencial de desarrollo en oportunidades efectivas de vidas plenas que no tengan nada que envidiar a la de nuestros vecinos, o las de los mejores países emergentes.

Solo necesitamos mejor liderazgo. Empecemos recomponiendo la confianza en el sector empresarial, abocándonos a las propuestas de mejora que el país espera, poniendo encima de la mesa el gran menú de bienestar general que está al alcance de la mano de los peruanos. Lampadia