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Los retos del WEF para los próximos años

Los retos del WEF para los próximos años

A continuación compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se exploran los hechos históricos que precedieron la creación de uno de los foros mundiales de debate político-económico que hemos seguido con especial atención en los últimos años – y que este año presenta su 50ava edición – por la pertinencia de los temas que aborda: el World Economic Forum (WEF).

Otro aspecto  a resaltar del presente artículo es que también hace un breve recuento final de los retos que deberá hacer frente su fundador , Klaus Schwab, para relanzar el evento en los próximos años, de cara a un mundo occidental con claras señales de animadversion hacia la globalización y el capitalismo.

Como hemos comentado en Lampadia: Trampa ideológica, política y académica, si bien las críticas a ambos fenómenos ya existían en años pasados desde la crisis financiera 2008, la actual coyuntura de guerra commercial EEUU-China y los movimientos euroescépticos en Europa, ha introducido un escepticismo nunca antes visto en el mundo occidental de que ambos procesos, la globalización y el capitalismo, generan beneficio a los países.

En un contexto como este, Schwab debe persistir en seguir difundiendo su modelo de capitalismo de “stakeholders” si desea que el WEF no pierda vigor frente a la clase política mundial y también sociedad civil que le ha perdido fe a este sistema económico (ver Lampadia: ¿Qué tipo de capitalismo queremos?). Como podemos leer a través de su propuesta, englobar la búsqueda del bienestar de todas las partes interesadas en el devenir de la vida de las empresas, incluyendo el de la sociedad en su conjunto, hará que el sistema capitalista pueda reformarse desde sus cimientos y volverlo menos susceptible a críticas que buscan dañarlo a través de políticas públicas desfasadas y intervencionistas. Lampadia

Un recorrido por la montaña mágica
¿Puede el Foro Económico Mundial mantener su magia?

La organización detrás de Davos enfrenta una identidad conflictiva, una mayor competencia y una sucesión incierta

The Economist
16 de enero, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

En 1971, un académico alemán precoz —con 32 años, titular de cinco títulos en ingeniería y economía— organizó una conferencia. El escenario fue el centro de congresos recientemente inaugurado en el centro turístico suizo de Davos, mejor conocido por sus sanatorios de tuberculosis y como telón de fondo para “The Magic Mountain” de Thomas Mann. Klaus Schwab quería utilizar el simposio para hacer que las empresas europeas piensen más en las partes interesadas más allá de las que poseen sus acciones y exponerlas a los métodos de gestión estadounidenses. Los honorarios pagados por los 450 que vinieron generaron una ganancia de 25,000 francos suizos (US$ 75,000 en dinero de hoy), que Schwab utilizó para dotar al European Management Forum.

Renombrado como el World Economic Forum (WEF) en 1987, su evento anual característico se ha convertido en la mejor fiesta para los plutócratas. Atrae a casi 3,000 empresarios, políticos, celebridades que se toman en serio y periodistas con la esperanza de probar el espíritu de la época. Visitantes, algunos incapaces de obtener pases para la sede principal, grupos de gente y fiestas en hoteles o en la “periferia”, un Davos no oficial en crecimiento en la calle principal de la ciudad. (The Economist envía periodistas al Foro y nuestra empresa matriz recibe ingresos de la organización de eventos para clientes en Davos durante la reunión).

A los 81 años, Schwab sigue siendo el maestro de ceremonias, y el 21 de enero abrirá la 50ª reunión anual. En medio de toda la creación de redes Uber, se lanzará otra serie de iniciativas de “múltiples partes interesadas”, incluido un proyecto de reforestación de “un billón de árboles”. Los turnos estelares incluirán al presidente Donald Trump, de regreso después de faltar a 2019, y Greta Thunberg, a quien se unirán otros grupos de activistas adolescentes, invitados a ayudar a la conferencia a “mirar hacia el futuro”. Ninguno de los imitadores del WEF, que organizaron eventos de aspirantes a Davos desde Aspen a Boao, ha igualado al WEF en su capacidad de reunir a los corredores de poder del sector público y privado, dice Sir Martin Sorrell, ex jefe de WPP, un gigante de los anuncios, que ahora dirige S4 Capital, una firma de medios.

A Schwab le gusta decir que el WEF está “comprometido a mejorar el estado del mundo”. No todos lo ven así. Para muchas ONG, su compromiso es con las élites globalistas, vendiendo una agenda que exacerba la desigualdad. Se celebran manifestaciones contra el WEF en toda Suiza esta semana y la próxima.

Más sorprendente, se pueden encontrar críticos del lado de las barreras de Schwab. “Vaciló entre querer genuinamente traer paz y prosperidad global y simplemente querer estar cerca del dinero y el poder”, dice un habitual de Davos. Lo mismo puede decirse de su creación. En entrevistas con The Economist, los devotos de Davos y los colaboradores del WEF elogiaron su poder de convocatoria, en los Alpes y a través de su red pionera de cumbres regionales, incluido un “Davos de verano” en China. Pero señalaron que la ambición que cambia el mundo puede perder el miedo a molestar a los líderes corporativos y políticos cuya presencia hace que Davos sea un éxito. La evolución del WEF de convocante de formuladores de políticas a formadores de políticas está causando sorpresa. Y casi todos los entrevistados se preguntaban si el encanto del WEF persistirá cuando Schwab ya no lo dirija.

El WEF tiene mucho que recomendar. El aporte de Schwab, dice un ex colega, es haberlo desarrollado en “una especie de ONU para el discurso y la cooperación público-privada, un foro alternativo en un mundo de gobierno global roto”. Schwab señala a GAVI, una alianza mundial de vacunación lanzada en Davos hace 20 años, como un ejemplo de una exitosa asociación público-privada a la que el WEF “jugó partera”.

A los políticos les gusta Davos porque los CEOs están ahí.

Todos adoran la eficiencia de las redes del WEF. Los que vienen pueden hacer mucho en pocos días, ahorrando miles de millas aéreas. Convenientemente, no es difícil llegar a Davos, pero es lo suficientemente remoto como para que, una vez allí, esté atrapado: no se sumerja durante una hora, luego pasee por Londres o Nueva York para almorzar con su abogado.

Esto también ha demostrado ser una fórmula ganadora financieramente. El WEF es una fundación sin fines de lucro. Alrededor del 42% de sus ingresos, que ha crecido de manera sostenida a SFr345m (US$ 356 millones) en el último año financiero, va a sus 800 empleados, incluidos los de su campus en Lake Geneva. Disfruta de un estatus especial, similar al otorgado a la Cruz Roja, lo que significa que el estado suizo recoge parte de sus costos de seguridad (que son considerables, dada su clientela). Gran parte del resto se gasta en “actividades”, incluido Davos. El resto se destina a la capital de la fundación o a sus reservas estratégicas, que apenas alcanzan los SFr300m. Más allá de eso, la divulgación es escasa: las presentaciones públicas del WEF en el registro corporativo de Ginebra contienen poco, excepto extractos esqueléticos de las actas de la junta y anuncios de nombramientos y renuncias de directores.

En sus primeros años, el WEF tenía una participación del 50% en una empresa de eventos que puso Davos. Esta participación fue vendida más tarde. A veces, los informes de los periódicos han cuestionado la combinación de posibles ganancias con el estado de caridad. Un examen oficial suizo del WEF no encontró irregularidades. El WEF y Schwab dicen que nunca recibieron ningún beneficio financiero relacionado con el Foro, aparte de su salario. Desde 1995, Davos ha sido producido por PublicisLive, parte de Publicis Groupe. El ex jefe del gigante francés (y ahora presidente de la junta de supervisión), Maurice Lévy, es un ex miembro de la junta del WEF. El contrato es “la joya de la corona” del negocio de eventos de Publicis, dice un ex experto. WPP había codiciado durante mucho tiempo la tarea, que abarca la configuración del programa, la construcción de conjuntos, la supervisión del alojamiento y demás. Pero, dice Sir Martin, “nunca nos acercamos a eso”. El valor del contrato no se revela. El ex informante dice que los márgenes a veces han pasado el 30%. Publicis dice que el contrato no permite que los márgenes netos “superen un umbral muy modesto”. El contrato actual finaliza en 2022, cuando, según el WEF, saldrá a licitación.

Pagar por el patio de recreo

El dinero para todo esto proviene en gran medida de las tarifas anuales de los “miembros”, que pagan 25,000 francos al año, y tres niveles de “socios”, en su mayoría grandes empresas, que comienzan en 120,000 francos suizos. Por 600,000 francos suizos, los aproximadamente 120 socios de primer nivel (“estratégicos”) obtienen, entre otras ventajas, hasta cinco pases de Davos y una mejor oportunidad de ganar tragamonedas en los paneles.

El efectivo de las empresas permite que el WEF invite a académicos, activistas y otros tipos menos monetarios a Davos de forma gratuita, pero suscita críticas por los golpes. Mark Malloch-Brown, ex jefe adjunto de la ONU (y, brevemente, del WEF), dice que ha sido obstaculizado por la ansiedad de no ofender a los socios corporativos: “Se ve a sí mismo como un catalizador, pero en realidad a menudo es más cauteloso que la ONU”, cuando se trata de la reforma de políticas. El WEF dice que “muchas” de sus iniciativas desafían los intereses corporativos a corto plazo.

Schwab también ha sido criticado por ablandar a los políticos. Cuando Trump entró por primera vez en Davos en 2018, su anfitrión elogió su liderazgo “fuerte”. Dada la supuesta preocupación de Schwab por el cambio climático, “se podría pensar que podría haber encontrado una manera de clamar al tipo que destrozó el acuerdo de París”, dice un ex ejecutivo del WEF.

Schwab insiste en que el WEF ha encontrado el equilibrio correcto entre ser un amigo de las élites y una marca de fuego, y siempre ha alentado las “voces disidentes”. Ralph Nader, un activista por los derechos del consumidor, se dirigió a Davos en 1976. El WEF aumentó el número de invitados a las ONG después de la primera gran ola de protestas contra la globalización a principios de la década de 2000.

Otra preocupación es sobre el mandato del WEF. Deseoso de ser más que un lugar de reunión, comenzó a lanzar sus propias iniciativas durante todo el año. Ahora tiene alrededor de 100 de estas. La “Cuarta Revolución Industrial”, hablando por el impacto de la digitalización en la sociedad, cuenta con su propio campus en San Francisco. Schwab ha mantenido la esperanza de ganar un premio Nobel por su trabajo en este concepto y por el capitalismo de stakeholders, para agregar a su caballería británica honoraria, 17 doctorados honorarios y un montón de medallas nacionales.

Schwab dice que la mayoría de las iniciativas han tenido éxito. Pocos, sin embargo, se consideran de vanguardia. Peter Bakker, presidente del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, y ex jefe de TNT, un grupo logístico, dice que el WEF no es el lugar donde se elaboran las grandes ideas, sino un lugar para “incorporar y ampliar” las existentes. Un experto llama a algunas de las investigaciones del WEF como “pensamiento falso”. El WEF señala su Informe de brecha de género global como un ejemplo de investigación innovadora.

Algunos colaboradores anteriores afirman que al esforzarse por demostrar su relevancia, el WEF ocasionalmente ha secuestrado las empresas de otras personas. Quien probó esto lo acusa de “usar su poder de convocatoria para insinuarse en el grupo y tomar la iniciativa” sin las habilidades necesarias. Cita el Grupo de Recursos Hídricos (WRG), un proyecto lanzado en Davos para mejorar la gestión del agua en lugares pobres, que, dice, perdió impulso después de que el WEF se hizo cargo. Algunas ONG ahora lo piensan dos veces antes de asociarse con él.

A medida que se acerca su medio siglo, el WEF enfrenta tres desafíos. El primero es la competencia. Una vez estuvo bastante solo. Ahora tiene que buscar atención corporativa con personas como Ted, el Instituto Milken y el brazo de eventos formidables de Bloomberg, que organiza el Foro de la Nueva Economía en China. Con el tiempo, podrían rivalizar con el brillo de Davos.

Esto es especialmente probable, el segundo desafío, si el WEF se percibe como un remanente de una época pasada. Schwab señala que fue uno de los primeros defensores del capitalismo de stakeholders, que está en ascenso. Eso puede ser así. Pero, en muchos ojos, Davos es la apoteosis del capitalismo global, que está en la retaguardia.

Luego está lo que los directores ejecutivos de Schwab llaman riesgo de hombre clave. Es luchador (si es lúgubre) y no muestra signos de retirarse. Pero no puede continuar para siempre. Una vez dijo: “El Foro ha sido … construido alrededor de una persona, lo que puede ser un problema”. Varios diputados han sido preparados, solo para irse o ser expulsados. José María Figueres, ex presidente de Costa Rica, renunció como director ejecutivo del WEF en 2004 después de no revelar los honorarios de consultoría. Schwab dice que hay un plan de “contingencia”, pero no ofrece detalles; algunos continúan especulando que su hijo Olivier, el jefe de operaciones del WEF, algún día podría jugar un papel más importante. Hacer que los jefes corporativos y políticos vengan puede ser más difícil después de que el profesor cuelgue sus esquís, incluso si deja atrás el Rolodex más poderoso del mundo. Lampadia




¿Qué tipo de capitalismo queremos?

¿Qué tipo de capitalismo queremos?

El capitalismo, históricamente el mejor sistema para crear empleos dignos y reducir la pobreza, está en búsqueda de un camino que permita corregir sus debilidades y hacerlo sostenible en el tiempo.

En el artículo que presentamos líneas abajo, Klaus Schwab, el creador del World Economic Forum, plantea la adopción del ‘capitalismo de stakeholders’ o capitalismo de las partes interesadas, que engloba la búsqueda del bienestar de todas las partes interesadas en el devenir de la vida de las empresas, incluyendo el de la sociedad en su conjunto. Veamos:

Project Syndicate
2 de diciembre, 2019
KLAUS SCHWAB
Glosado por Lampadia

¿Qué tipo de capitalismo queremos? Esta sea tal vez la pregunta que defina nuestra era. Una pregunta a la que hemos de responder correctamente si queremos que nuestro sistema económico sea sostenible para las generaciones futuras.

Existen tres modelos: el primero es el «capitalismo de accionistas», que considera que el principal objetivo de las empresas es la obtención de beneficios y ha sido el modelo predominante en innumerables sociedades occidentales.

El segundo es el «capitalismo de Estado», un modelo que confía en el Estado para que marque la dirección de la economía y ha adquirido gran importancia en los mercados emergentes.

Sin embargo, yo me inclinaría por el «stakeholder capitalism», el capitalismo de las partes interesadas, un modelo al que me referí por primera vez hace medio siglo. En este modelo las empresas son administradoras de la sociedad, y representa la respuesta más acertada a los desafíos sociales y ambientales de nuestros días.

El capitalismo de accionistas ha sido el modelo predominante durante una buena parte de nuestra historia económica más reciente. Se impuso por primera vez en los Estados Unidos en la década de 1970 y fue ampliando su influencia en otros lugares en las décadas posteriores. Su impulso también fue beneficioso. En su momento de máximo esplendor, centenares de millones de personas de todo el mundo prosperaban a medida que las empresas orientadas a la obtención de beneficios abrían nuevos mercados y creaban nuevos empleos. 

Pero esta situación se presta a una segunda lectura.  El capitalismo de accionistas descuidó el hecho de que una empresa es un organismo social, además de uno con fines de lucro. Esto, sumado a las presiones ejercidas por el sector financiero con respecto a la obtención de resultados a corto plazo, provocó que el capitalismo de accionistas cada vez estuviera más desconectado de la economía real. Somos muchos los que hemos visto que esta forma de capitalismo ya no es sostenible. ¿Por qué motivo?

Primero vino el efecto «Greta Thunberg». La joven activista sueca nos recordó que el sistema económico actual constituye una traición a las generaciones futuras por el daño ambiental que provoca. En segundo lugar, y en línea con lo anterior, los millennials y la «generación Z» ya no quieren trabajar para, invertir en, o comprar en empresas que no se rijan por unos valores más amplios. Y, por último, cada vez son más los ejecutivos y los inversores que empiezan a comprender que su éxito a largo plazo depende también del éxito de sus clientes, empleados y proveedores.

Como resultado de ello, el «stakeholder capitalism» empieza a imponerse a un ritmo acelerado. Es la culminación de un proceso largo. Yo describí este concepto por primera vez en 1971 y creé el Foro Económico Mundial con el fin de ayudar a las empresas y a los dirigentes políticos a aplicarlo. Llevó a la firma, dos años más tarde, del Manifiesto de Davos, un documento que describía las principales responsabilidades que tiene una empresa para con sus partes interesadas.

Ahora (por fin) está empezando a sumarse más gente a esta corriente «de las partes interesadas». La Business Roundtable de los Estados Unidos, el grupo de presión más influyente de América, se ha mostrado particularmente a favor del «capitalismo de las partes interesadas». Por otra parte, la denominada «inversión de impacto» también está adquiriendo importancia. Permite a los inversores buscar beneficios ambientales y sociales, además de financieros.

Deberíamos aprovechar el momento para consolidar la posición dominante del «stakeholder capitalism».  Para ello, podríamos presentar un nuevo Manifiesto de Davos que establezca que:

  • Es necesario que las empresas paguen un porcentaje equitativo de impuestos.
  • Deben mostrar tolerancia cero frente a la corrupción
  • Deben respetar los derechos humanos en sus cadenas de suministro mundiales.
  • Y deben respetar la competencia en igualdad de condiciones, también cuando operen en la «economía de plataformas». 

Pero las empresas van a necesitar además nuevos parámetros y un nuevo propósito. ¿Por ejemplo, cuáles?

Primero, debería establecerse un parámetro que mida la «creación de valor compartido» que complemente a los parámetros métricos y permita mejorar los objetivos «ambientales, sociales y de gobernanza». Ya hay en marcha una iniciativa encaminada a ello que goza del respaldo de «las cuatro grandes» consultoras, y del presidente del Consejo Empresarial Internacional y CEO del Banco de América, Brian Moynihan.

La segunda medida que hay que ajustar es la remuneración en los niveles ejecutivos. Desde la década de 1970, el salario de los ejecutivos se ha disparado, fundamentalmente para «alinear» a los directivos con los accionistas. En el nuevo modelo de las partes interesadas, el salario debería estar alineado con la creación de valor compartido a largo plazo. Y que no haya ninguna duda: el hecho de ser un buen líder ya resulta muy gratificante de por sí.

Por último, las empresas deben comprender que han alcanzado un tamaño tal que se han convertido en una parte interesada de nuestro futuro común. Obviamente, la empresa debe aprovechar sus competencias básicas, su espíritu empresarial y sus habilidades, pero también debe trabajar con otras partes interesadas para mejorar el estado del mundo. Ese debería ser su fin último.

¿Existe alguna otra vía? Claro que sí, el capitalismo de Estado también tiene una visión a largo plazo, y ha cosechado éxitos últimamente, sobre todo en Asia. Pero, si bien encaja en una fase del desarrollo, debería evolucionar a lo largo del tiempo hacia el capitalismo de las partes interesadas con el fin de garantizar que no se corrompa.

Los líderes empresariales tienen ante ellos una magnífica oportunidad. Si dan un significado concreto al «stakeholder capitalism» podrán ir más allá de sus obligaciones legales y responder a la llamada de la sociedad. Pueden ayudar al cumplimiento de objetivos sociales más amplios, como el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Si quieren dejar huella, deberían aprovecharla. 

Klaus Schwab is Founder and Executive Chairman of the World Economic Forum.




El mundo necesita mejores líderes

Es difícil encontrar líderes que puedan ir más allá de las disputas diarias de la política moderna y establecer un norte genuino para su país, que tengan profundidad, visión y resiliencia. Para compensar la falta de ideas, capacidad y arduo esfuerzo, los líderes de hoy hablan en frases vendedoras o ‘virales’, apelan a las emociones y dividen sus países. Cuando los líderes son incapaces de ejercer un verdadero liderazgo, quienes sufren los resultados somos todos los ciudadanos.

Muchos de los retos a los que nos enfrentamos hoy son por la falta de liderazgo y de líderes apropiados. El liderazgo no se basa en el poder y los elogios otorgados al líder, sino en la mejora de aquellos a quienes el líder sirve. En su esencia, el liderazgo se basa en su gente. Su objetivo principal consiste en mejorar el statu quo e inspirar la creación de un cambio positivo.

Según los asertos más comunes, la generación de Millennials tecnológicos está desilusionada con casi todos los líderes actuales, convirtiéndose en una generación huérfana (Ver en Lampadia: La caída de nuestros líderes es una tragedia). De alguna manera las personas, especialmente los jóvenes, están perdiendo la esperanza y el respeto por los “viejos de la tribu”, por el establishment, que sienten que les ha fallado e interrumpido sus expectativas de un mundo mejor.

Fuente: striveleadership.org

En un reciente artículo de Project Syndicate (traducido y publicado líneas abajo), Kishore Mahbubani (uno de los principales pensadores de la geopolítica global) y Klaus Schwab (visionario de las tendencias a futuro como la Cuarta Revolución Industrial), se hicieron una gran pregunta: ¿qué diferencia a un líder del resto? ¿Qué cualidades debería tener un líder?

  • Para Mahbubani, la respuesta se centra en la “compasión, entusiasmo y coraje, así como en la habilidad para identificar el talento y comprender la complejidad”.
  • Para Schwab, los cinco elementos clave son “corazón, cerebro, músculo, nervio y alma”.

En esencia, ambas caracterizaciones dicen lo mismo, con palabras distintas.

Entonces, ¿tenemos actualmente líderes con estas cualidades? Lamentablemente, muchos dirigentes políticos no califican en la categoría de líderes y que dejan mucho que desear. Como hemos manifestado en Lampadia, (6/7/2015), Donald Trump debió ser declarado como ‘persona no grata a la humanidad’. Sus posiciones extremistas contra los más débiles en su propia sociedad y su desdén por muchos otros pueblos del mundo, lo deberían haber descalificado para encarnar la postulación republicana.

La realidad es que hoy existe un gran vacío de liderazgo político a nivel mundial. Según Fortune, “el sistema político en EEUU está roto y vemos pocas razones para pensar que los contendientes actuales puedan solucionarlo.” Este es un indicio más, de que hay un problema importante: un extraordinario nivel de disfunción política en el mundo y una aparente incapacidad de cualquiera de nuestros líderes actuales para salir adelante.

Pero si hay algunos ejemplos de liderazgo que pueden destacarse por ser auspiciosos, como el reciente advenimiento a las ligas globales de Emmanuel Macron en Francia, quien se está perfilando, desde sus primeros días en el gobierno, como una fuerza transformadora, que presenta con un lenguaje directo, y apunta mucho más allá de sus fronteras. Ver en Lampadia: Ha nacido un nuevo líder global. Y Justin Trudeau, el Primer Ministro de Canadá, quien se está consolidando como el modelo del líder con especial sensibilidad humanidad. Ver: Justin Trudeau, el modelo de un líder diferente.

Los líderes que actualmente hacen nuestras leyes, escriben nuestros presupuestos y establecen nuestras agendas no son vistos como eficaces. Actualmente, especialmente en occidente, hay una falta grave y alarmante de liderazgo en los cargos de elección popular.

En esta época de liderazgos tan débiles y de devaluación de la política, “debemos buscar líderes que puedan proteger y servir a los intereses de las personas que se supone que representan”, sin recurrir al populismo o cortoplacismo irresponsable. Más bien con visión y coraje, y hasta con capacidad de llamar al sacrificio, como hizo el gran Winston Churchill con su famoso: “Blood, sweat, toll and tears” (sangre, sudor y lágrimas)Lampadia

¿Qué hace que alguien sea un gran líder?

Dos destacados pensadores reflexionan sobre las características del liderazgo y de quienes lo representan en nuestros días.                                                                                                                                        

Kishore Mahbubani, Decano de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur, es autor de The New Asian Hemisphere.

Klaus Schwab, Fundador y Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF), es autor de La Cuarta Revolución Industrial.

9 de agosto, 2017
Project Syndicate
Traducido y glosado por
Lampadia​

Hace no mucho tiempo, durante una cena en Singapur, intentamos definir qué cualidades hacen a un gran líder. Para Klaus, los cinco elementos clave eran corazón, cerebro, músculo, nervio y alma. Para Kishore, la clave eran compasión, entusiasmo y coraje, así como la habilidad para identificar el talento y comprender la complejidad. El nivel de superposición es revelador.

No es casualidad que ambas listas comiencen con el corazón. Al igual que Nelson Mandela y Mahatma Gandhi, un líder no puede alcanzar la grandeza sin mostrar una profunda empatía con su pueblo – un sentimiento que alimenta la lucha contra las injusticias que esas personas pueden enfrentar.

No es probable que estos líderes heroicos surjan en tiempos normales. Pero estos no son tiempos normales. Por el contrario, la desigualdad sin precedentes de hoy en muchas partes del mundo es precisamente el tipo de injusticia que podría estimular la aparición de grandes líderes con compasión por los que menos tienen. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el joven líder que irradia más esperanza hoy, fue elegido por su compromiso de ayuda a la gente común.

Luego está el “cerebro” – la capacidad de tamizar a través de las masas de información con la que estamos constantemente inundados, con el fin de tomar decisiones inteligentes en un mundo complejo y rápidamente cambiante. Aquí, algunos líderes actuales están mostrando mucha aptitud.

Por ejemplo, el crecimiento y continuo desarrollo de las economías de China e India reflejan que el Presidente Xi Jinping y el Primer Ministro Narendra Modi, respectivamente, comprenden los desafíos económicos y sociales y las oportunidades que implica la Cuarta Revolución Industrial. Saben que, en este complejo contexto, deben desarrollar nuevas industrias dinámicas que sitúen a sus economías en la frontera del progreso científico y tecnológico.

El uso inteligente de la nueva tecnología también está ayudando a aliviar la pobreza. Los mil millones de indios que se han inscrito en un Aadhaar, una tarjeta de identidad electrónica, ahora tienen acceso directo a prestaciones sociales sin barreras burocráticas. Los mil millones de chinos que utilizan sus teléfonos inteligentes para hacer pagos móviles, ahora disfrutan de acceso directo a todo tipo de productos de consumo que mejoran su estilo de vida.

Todavía nadie ha cuantificado de manera fiable el impulso al bienestar que tales avances tecnológicos producen. Pero el optimismo tanto en China como en India está aumentando. Según el Centro de Investigación PEW:

  • El 87% de los chinos se sienten positivos sobre la situación económica actual de su país
  • El 82% cree que sus hijos tendrán una mejor condición de vida que la que mantienen hoy en día.
  • El 83% de los indios se sienten positivos con respecto a la economía.
  • El 76% piensa que sus hijos tendrán mejores oportunidades.

La tercera cualidad crítica de un gran líder es el valor – o el nervio, como dice Klaus. La oleada de refugiados en Europa, especialmente los solicitantes de asilo sirios en 2015, llevó a una explosión de sentimientos populistas, con cada vez más líderes políticos llamando a cerrar las fronteras. Algunos líderes débiles se rindieron bajo la presión, alineando su retórica con la de los populistas o siendo arrasados por sus competidores.

La canciller alemana Angela Merkel no lo hizo. Ella dio un ejemplo muy poderoso al aceptar un millón de refugiados. Al principio, su posición con los votantes – e incluso muchos dentro de su propio partido – se debilitó, hasta el punto de que algunos comenzaron a escribir su epitafio político. Pero su notable coraje acabó dando sus frutos. Ahora es reconocida mundialmente como una de las líderes más fuertes de nuestro tiempo.

El presidente Joko “Jokowi” Widodo de Indonesia, con su manera tranquila, ha mostrado un valor similar. Indonesia, al igual que Europa, se enfrenta a la creciente presión de las voces nacionalistas y populistas que buscan desplazar los cinco principios de la tolerancia -la “Pancasila” – que sustentan la condición de Estado indonesio.

El encarcelamiento del aliado político de Jokowi, el ex gobernador de Yakarta, Basuki Tjahaja Purnama, también conocido como Ahok, por motivos de blasfemia contra el islam ha reforzado esa presión. Sin embargo, Jokowi, al igual que Merkel, ha seguido luchando contra los extremistas, incluso proscribiendo al grupo extremista Hizb ut-Tahrir.

Por supuesto, transformar el coraje en un cambio positivo requiere músculo – la influencia y la autoridad para actuar – lo que requiere una comprensión astuta de las realidades políticas. Esa astucia era vital para provocar el poderoso cambio en el sistema político de Irlanda, por ejemplo, un país profundamente conservador que eligió a Leo Varadkar, un homosexual de origen indio, como su primer ministro.

El Papa Francisco muestra cómo estas diversas cualidades pueden unirse para producir un fuerte liderazgo. La astucia, el coraje, la moralidad y la inteligencia han respaldado sus esfuerzos por cambiar la posición y la percepción de la Iglesia Católica Romana en el mundo.

Por ejemplo, mientras la tradición prohíbe al Papa endosar la homosexualidad, el Papa Francisco tuvo el valor de decir: “Si una persona es gay y busca al Señor y está dispuesta, ¿quién soy yo para juzgar a esa persona?” De la misma manera, el Papa Francisco se salió de la línea tradicional de la Iglesia para sugerir que las mujeres expuestas al virus Zika que asoló partes de América Latina el año pasado podrían usar anticonceptivos artificiales.

Asimismo, el Papa Francisco ha demostrado coraje y sabiduría al impulsar una estructura de iglesia más descentralizada y tener la visión de una iglesia inclusiva que es un “hogar para todos”. En otro movimiento astuto, incentivó gradualmente la rotación de altos funcionarios en el Vaticano.

El Papa Francisco también tiene lo que Klaus llamaría el alma de un líder. La mayoría de los líderes sucumben, en un momento u otro, a los cómodos adornos de la oficina. Sin embargo, el Papa Francisco sigue viviendo una vida sencilla y humilde, sin las ventajas que a menudo se asocian con el liderazgo, incluso en el ámbito religioso.

En un mundo que está cambiando más rápidamente que nunca, debemos buscar líderes que puedan proteger y servir a los intereses de las personas que se supone que representan. Esto significa no sólo criticar los fracasos de los líderes débiles, sino también destacar los éxitos de los más fuertes. Pueden ser raros, pero sí existen, y debemos celebrarlos. Lampadia




Llegan los Cobots a la fuerza laboral

Llegan los Cobots a la fuerza laboral

(Los robots de colaboración)

En Lampadia venimos explicando la llegada de los robots a la fuerza laboral desde ya hace algún tiempo. Ver: El futuro del empleo con Robots e ‘Inteligencia Artificial’ y El inexorable ascenso de los robots . Ahora tenemos que hablar de una nueva generación de robots: los cobots (robots de colaboración). Están diseñados para trabajar junto a los trabajadores humanos, ayudándolos con una variedad de tareas. Las pequeñas y medianas empresas ya están dispuestas a adoptar esta tecnología y algunos analistas esperan que este nuevo proceso  tenga un crecimiento masivo en los próximos años.

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Fuente: revistadigital.inesem.es

En una reciente edición especial del Financial Times, se les dio un protagonismo único para explicar detalladamente su gran importancia en la disrupción del empleo en distintos sectores, especialmente en la manufactura. Se explica que las mayores razones para la propagación del uso de cobots es que pueden ser colocados junto a los humanos en puestos de trabajo de montaje de  maquinarias y electrónica, son rápidos en maniobras rutinarias y se les puede programar fácilmente sin necesidad de codificación, además de ser perfectos para manejar rutinas repetitivas, trabajos aburridos y tareas desafiantes ergonómicamente. Además, los cobots están ganando popularidad debido a sus reducidos costos, principalmente porque los sensores y la potencia de las computadoras han bajado sus precios y por lo tanto son más asequibles para empresas de todos los tamaños.

Además, un estudio llevado a cabo por investigadores del MIT en una fábrica de BMW demostró que los equipos compuestos de seres humanos y robots que colaboran pueden ser más productivos que los equipos compuestos de seres humanos o robots solos. El proceso cooperativo reduce el tiempo de inactividad humana en 85%.

En la actualidad, las ventas de robots de colaboración representan el 5% del mercado global de robots pero existen fuertes expectativas de crecimiento para el futuro. De hecho, se espera que la aceptación de los cobots y también de drones en el mercado cause un significativo crecimiento en la robótica no industrial.  El sector de la robótica colaborativa aumentará más o menos diez veces entre 2015 y 2020, pasando de más de US $ 1 mil millones en 2014 a US$ 95 millones en 2020. Algunos analistas sugieren un crecimiento más rápido: los cobots se convertirán en el producto más vendido en la industria en unos dos años. TechNavio, una firma de investigación de mercado británica, pronostica que el mercado mundial de los cobots crecerá a una tasa anual de 50% al 2019.

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Fuente: www.autoalliance.org

Mientras que industrias enteras se ajustan a estos cambios, la mayoría de los empleos están experimentando una transformación fundamental. Algunos trabajos se ven amenazados por ser redundantes, otros crecen rápidamente y muchos de los empleos existentes también están pasando por un cambio en las habilidades necesarias para hacerlos. (Ver en Lampadia: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (II)). El debate sobre estas transformaciones es a menudo polarizado entre los que prevén ilimitadas nuevas oportunidades y los que prevén la dislocación masiva de puestos de trabajo. (Ver: El futuro del empleo con Robots e Inteligencia Artificial (II)).

Por ejemplo, Citi Group estima que con las nuevas transformaciones  al sector de la banca, los bancos estadounidenses y europeos podrían eliminar casi 2 millones de puestos de trabajo en la próxima década. (Ver gráfico inferior)

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Entonces, la pregunta ahora es cómo las empresas, el gobierno y los individuos reaccionarán a estos desarrollos y transformaciones. Para evitar un caso extremo negativo (cambios tecnológicos acompañados de escasez de talentos, desempleo masivo y una creciente desigualdad), lo primordial será la constante actualización de conocimientos y la mejora de las habilidades de los trabajadores actuales.

Aunque mucho se ha dicho acerca de la necesidad de una reforma en la educación básica en el  futuro, simplemente no es posible detener la actual revolución tecnológica para esperar a la fuerza laboral de la próxima generación. En lugar de ello, es fundamental que las empresas tomen un papel activo en el apoyo a sus empleados actuales a través de re-entrenamiento y que los individuos adopten un enfoque proactivo para su propio aprendizaje durante toda sus vida, además de que los gobiernos creen un ambiente propicio para incentivar estos esfuerzos.

En palabras de Klaus Schwab, “la revolución tecnológica actual no tiene por qué convertirse en una carrera entre los humanos y las máquinas, sino más bien debería ser una oportunidad para que el trabajo sea verdaderamente un canal a través del cual la gente reconoce su potencial. Para asegurar que logremos esta visión, debemos ser más específicos y mucho más rápidos en comprender los cambios en curso y ser conscientes de nuestra responsabilidad colectiva para dirigir nuestros negocios y comunidades a través de este momento de transformación.” Ver en Lampadia: Los retos de la Cuarta Revolución Industrial

Líneas abajo compartimos un artículo del Financial Times que ilustra un poco más la participación de los cobots en el mundo laboral.

Conoce a los ‘Cobots’: los seres humanos y robots juntos trabajando en fábricas

Escrito por Peggy Hollinger, editora

Financial Times

05 de mayo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Mechanical engineer Jesse Rochelle works with a Robot called Baxter which automates production at the Stenner Pumps factory Thursday April 21, 2016 in Jacksonville, Florida.

Dándole una mano: ingeniero mecánico Jesse Rochelle trabaja con Baxter en la fábrica Stenner Pumps en Jacksonville, Florida

Recorrer la fábrica de SEW en Baden-Württemberg es como pasar a través de un túnel del tiempo. Por un lado, la luz es tenue y los trabajadores permanecen de pie en largas cadenas de montaje repitiendo la misma tarea una y otra vez. Por otro, una flota de camiones de robots se transporta alrededor de la planta de producción, abasteciendo las rediseñadas estaciones de trabajo.

En estas pequeñas células, un empleado solo, ayudado por una mesa de trabajo robótica, monta un sistema de propulsión prácticamente completo que se utiliza para energizar la producción de todo, desde automóviles hasta Coca Cola. En otra parte, un brazo robótico llamado Carmen ayuda a los trabajadores a cargar las máquinas o recoger los componentes de contenedores.

Acá, la luz es más brillante, y los trabajadores dicen ser más felices. “Todo está justo donde lo necesito. No tengo que levantar las piezas pesadas “, dice Jürgen Heidemann, que ha trabajado en SEW durante 40 años, desde que tenía 18. “Esto es más satisfactorio porque yo estoy haciendo todo el sistema. Sólo lo hice una parte del proceso a la antigua”.

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Heidemann es uno de una nueva generación de empleados industriales, aprendiendo a trabajar lado a lado con la última generación de sistemas robóticos. Tradicionalmente, los robots industriales han permanecido detrás de las jaulas, principalmente porque su gran peso y movimientos rápidos los hacen peligrosos para la interacción humana. Han requerido programadores altamente capacitados para establecer sus tareas y, una vez instalado, rara vez se mueven.

Ahora, con un peso más ligero y una versión móvil, están llegando a las fábricas para colaborar de manera segura con los trabajadores humanos gracias a los avances en la tecnología de sensores y visión, y potencia de cálculo. Si te interpones en su camino, se detendrán.

Se pueden programar con una tableta o simplemente moviendo sus brazos en el patrón requerido; no es necesario una codificación. Y si se necesita el robot en una parte diferente de la fábrica – a diferencia de los pesados brazos robóticos ​​que pueblan las fábricas de automóviles del mundo y están atornillados al suelo – se pueden mover fácilmente.

Los Cobots, el nombre de las máquinas de colaboración, son tan nuevos que representan sólo una fracción de las ventas mundiales de robots industriales: menos del 5 por ciento de los 240,000 vendidos el año pasado.

Pero los fabricantes dicen que estos flexibles robots – a un precio promedio de $ 24,000 cada uno, según Barclays – tienen el potencial de revolucionar la producción, en particular para las pequeñas empresas que representan el 70 por ciento de la fabricación mundial.

La mayoría de las empresas han tenido dificultades para automatizarse dado el alto costo asociado con la robótica tradicional. Sin embargo, si consideramos que el sueldo promedio de un  trabajador de fábrica en los EEUU es de US$ 11.80 por hora y £ 7.40  en el Reino Unido (de acuerdo con el sitio web de comparación de salarios PayScale), una recuperación de la inversión en estos niveles de precios más bajos puede ser una cuestión de meses. James Stettler, analista de Barclays Capital, estima que el mercado de Cobots podría crecer de poco más de US$ 100 millones el año pasado a US$ 3 mil millones para el año 2020. 

“Muchas personas han estado esperando este tipo de avance”, dice Jesse Rochelle, ingeniero de fabricación en Stenner Pump, una empresa con sede en Florida que emplea a 90 personas. Stenner adquirió Baxter, un COBOT de dos brazos hecho por Rethink Robotics con sede en Boston, hace 18 meses.

El nuevo trabajador de la compañía está siendo utilizado para colocar las piezas directamente de la fabricación al embalaje, reduciendo la manipulación humana en un 75 por ciento. Como Baxter no tiene que trabajar detrás de una cerca o detenerse cada vez que un ser humano está cerca, los empleados de Stenner pueden continuar con otros trabajos. “Hemos reducido significativamente el tiempo de ciclo desde la materia prima hasta el producto terminado”, dice.

Rochelle añade que los robots de colaboración de bajo costo son una gran ayuda para las pequeñas y medianas empresas, tales como Stenner, que tienen que competir con rivales de mercados de bajo costo. “El uso de cobots en pequeñas empresas permite que… como mínimo los trabajos sean de carácter local “, dice.

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Sin embargo, no se puede escapar al temor de que la llegada de los robots vuelva redundante la fuerza de trabajo de grandes sectores. Los economistas Carl Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford, han estimado que cerca de la mitad de los empleos en Estados Unidos podrían estar en riesgo de automatización.

La aparición de robots altamente adaptables podría aumentar el riesgo. Los avances en la tecnología ‘de agarre’, la máquina de aprendizaje y la inteligencia artificial, inevitablemente, ayudarán a corregir algunas de las debilidades de los cobots de hoy en día. La manipulación de cables, textiles o el cambio de tareas sigue siendo un reto para los robots industriales. Un estudio encontró que un robot tardó 20 minutos para doblar una toalla, por ejemplo.

Las compañías niegan que los cobots reemplazarán a los trabajadores, más bien los describen como ayudantes de los puestos de trabajos “aburridos, sucios y peligrosos” que los seres humanos no les gusta o están mal equipados para realizar. Sin embargo, muchos son reacios a mostrar sus trabajadores robóticos, tal vez por temor de la publicidad adversa a medida que exploran las formas en que esta nueva fuerza de trabajo puede ser utilizada. Varios denegaron la solicitud del Financial Times para verlos en acción.

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Muchos sindicatos ni siquiera han empezado a considerar las implicancias de la colaboración entre humanos y robots. “Va a pasar y las pérdidas de empleo podrían ser terribles en algunas áreas”, dice Tony Burke, secretario general adjunto del sindicato Unite. “Pero el problema es que nadie realmente sabe.”

Joe Shelton, un gerente de la planta automotriz de Nissan en Tennessee, dice que los manipuladores de materiales estaban ansiosos cuando se introdujeron los vehículos guiados autónomas en la fábrica. “Sentían como que estaban tomando sus puestos de trabajo”, dice. Ahora, sin embargo, ” son muy receptivos a ellas. Trabajan de la mano”. Nadie fue despedido, insiste, más bien la vida laboral de 30 años de la fábrica se ha fortalecido. El tiempo necesario para volver a configurar un nuevo modelo se ha reducido de más de un año a cuestión de días gracias al sistema logístico robótico más flexible, dice.

En Airbus, el fabricante europeo de aviones, un robot móvil atado a un lado de un fuselaje realiza decenas de miles de agujeros necesarios para sostener un avión de pasajeros, mientras que los seres humanos trabajan junto a él.

Stéphane Maillard, quien durante 13 años ha trabajado en el montaje de aviones, dice que el robot no ha sustituido su trabajo. “Se ha cambiado la forma de trabajar”, dice “Antes era muy manual. Ahora se trata más de pilotar el robot. El 100 por ciento de nuestros operadores nunca volvería.”

El grupo está probando un robot sobre ruedas que se mueve por el interior de la aeronave para etiquetar donde tienen los trabajadores que instalar los soportes – una posición que debe tener una precisión al milímetro.

Los seres humanos pueden sentirse tranquilos por la reciente decisión de Mercedes-Benz de sustituir a los robots con humanos en algunas funciones. Las máquinas no eran lo suficientemente ágiles como para seguir el ritmo de la creciente demanda de productos personalizados, mientras que los seres humanos pueden “reprogramarse” a sí mismos en una fracción de segundo. “Nos estamos alejando de tratar de maximizar la automatización, con personas que de nuevo toman un papel más importante en los procesos industriales “, dice Markus Schaefer, jefe de planificación de la producción de automóviles. “Cuando las personas y las máquinas cooperan, como cuando una persona guía a un robot automático, somos mucho más flexibles y podemos fabricar muchos más productos en una línea de producción. La variedad es demasiado para las máquinas”.

Los científicos del MIT han demostrado la veracidad de la experiencia de Mercedes-Benz. Trabajando con otro fabricante alemán de automóviles, BMW, los investigadores encontraron que los equipos robot-humanos eran aproximadamente 85 por ciento más productivos que cualquiera de los dos solos.

De vuelta en Baden-Württemberg, Heidemann confía en que su humanidad garantizará su propio puesto de trabajo – no importa lo inteligentes que se conviertan las máquinas. La tarea de montar un motor de engranajes es más delicada de lo que parece. “Se necesita destreza, se necesita sentir. Un robot podría dañarlo “, dice.

Por otra parte, el futuro a largo plazo no es realmente su preocupación. “Me retiro en seis años”, dice con una amplia sonrisa. “En esos seis años no va a pasar.” Lampadia




WEF: La Cuarta Revolución Industrial en 9 frases

WEF: La Cuarta Revolución Industrial en 9 frases

Compartimos unos últimos mensajes del importante Foro Económico Mundial que terminó hace pocos días en Suiza. Tal vez la frase del fundador del foro, Klaus Schwab: “Nunca ha habido un momento de mayor promesa, o mayor peligro”, resume la fuerza de los cambios que se avecinan. Insistimos en reclamar mayor conciencia sobre esta revolución por parte de nuestra clase dirigente.

9 frases que resumen la Cuarta Revolución Industrial 

Rosamond Hutt

World Economic Forum

23 de enero 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

En Davos se ha hablado un mucho sobre la Cuarta Revolución Industrial – ¿qué es exactamente y cómo va a cambiar (radicalmente) nuestras vidas?

He aquí un resumen de las mejores frases sobre el tema de la reunión del Foro Económico Mundial de este año, el dominio de la Cuarta Revolución Industrial:

Klaus Schwab, Fundador y Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial

“Tenemos que desarrollar una visión integral y compartida a nivel mundial de cómo la tecnología está afectando nuestras vidas y reformando nuestros entornos económicos, sociales, culturales y humanos”.

“Nunca ha habido un momento de mayor promesa, o mayor peligro.”

Dileep George, especilista en inteligencia artificial e investigador neurociencia:

“Imagínese un robot capaz de tratar a los pacientes de Ébola o de limpiar residuos nucleares.”

Enrique Peña Nieto, Presidente de México:

“México es una de las pocas naciones cuya Constitución reconoce el derecho de su pueblo a una conexión de Internet de banda ancha”.

Inga Beale, CEO de Lloyd’s

“Para muchas personas, el smartphone es la primera y única computadora que tienen.”

Gary Coleman, Consultor Senior de clientes de Global Industry, Deloitte Consulting

“La Cuarta Revolución Industrial está todavía naciendo. Pero, con el rápido ritmo de cambio y la disrupción de los negocios y la sociedad, ha llegado la hora de unirse”.

André Kudelski, Presidente y CEO del Grupo Kudelski

“Cualquier ingeniero experto puede tomar el control a distancia de cualquier ‘cosa’ conectada. La sociedad aún no se ha percatado de los increíbles escenarios que se pueden crear con esta capacidad”.

Robert J. Shiller, 2013 Premio Nobel de Economía, Profesor de Economía de la Universidad de Yale

“No se puede esperar que se queme una casa para comprar un seguro contra incendio. No podemos esperar hasta que haya dislocaciones masivas en nuestra sociedad para prepararnos para la Cuarta Revolución Industrial”.

Birgit Skarstein, atleta paralímpico doble y Campeón del Mundo de Remo, Noruega

“Para las personas con discapacidades, la Cuarta Revolución Industrial nos dará superpoderes.”

Pierre Nanterme, CEO de Accenture

La Digitalización es la razón principal por la que desde el año 2000, más de la mitad de las empresas listadas por el Fortune 500 han desaparecido.”

 




Los retos de la Cuarta Revolución Industrial

Los retos de la Cuarta Revolución Industrial

El 13 de enero pasado publicamos en Lampadia nuestro artículo World Economic Forum – 2016 – El Foco en la Cuarta Revolución Industrial, en el que comentamos que hace un tiempo veníamos siguiendo este tema tan importante y de tanto alcance, pero que “nuestro esfuerzo de divulgar información al respecto, ha sido poco exitoso en términos de lo que otros medios han asumido. Esperamos que el WEF ponga este tema por todo lo alto en la atención de nuestra clase dirigente”. Pues, efectivamente, como esperábamos, por fin el tema de la gran disrupción tecnológica que ya estamos viviendo ha entrado a los medios locales.

Lo que debemos buscar ahora es debatir sobre sus implicancias, riesgos y oportunidades, y acomodar nuestros esfuerzos colectivos y nuestras políticas públicas para enfrentar este tremendo reto. Por nuestra parte, ofrecemos nuestro espacio para facilitar el debate y la difusión de ideas.

Líneas abajo presentamos nuestro artículo sobre los retos de la ‘Cuarta Revolución Industrial’.

Hoy en día, estamos en el comienzo de la cuarta revolución industrial. Como se ha dejado en claro el Foro Económico Mundial (ver en Lampadia: El Foco en la Cuarta Revolución Industrial), este es un tema crucial para nuestro futuro, ya que marcará indeleblemente la vida de las personas, empresas y naciones.

Mientras que el mundo ya ha sido testigo de grandes cambios, en el futuro inmediato éstos serán más rápidos y amplios. Como dice Nicholas Davis en un blog del WEF, “La primera revolución industrial tuvo lugar en el siglo 18, cuando la humanidad se mudó de confiar en el poder de los animales al poder mecanizado, la segunda se produjo a finales del siglo 19 y principios del 20, cuando una gran cantidad de avances condujeron al mundo a la producción en masa y a la comunicación, y la tercera ocurrió en el último medio siglo, cuando las computadoras abrieron el mundo digital”.

En comparación con las revoluciones anteriores, la cuarta revolución industrial está ocurriendo a un ritmo más rápido (exponencial) y cubre una zona más amplia. Hoy tenemos la oportunidad de hablar de ella mientras sucede, lo que nos permite dar forma a sus oportunidades y mitigar sus riesgos.

Esta revolución sentará las bases para una transformación más amplia y global que cualquier cosa que hayamos visto jamás. Sistemas inteligentes en casas, fábricas, granjas o hasta ciudades ayudarán a abordar los problemas que van desde la gestión de suministros hasta el  cambio climático. El auge de la economía compartida (Ver en Lampadia: El futuro de las economías compartidas) permitirá a las personas obtener beneficios económicos por medio de todo, desde su casa vacía hasta su coche.

Mientras que este cambio inminente representa una gran promesa, también plantea grandes retos para los patrones de consumo, producción y empleo, que requieren la adaptación proactiva de individuos, corporaciones y gobiernos.

Mientras que industrias enteras se ajustan, la mayoría de los empleos están experimentando una transformación fundamental. Mientras que algunos trabajos se ven amenazados por ser redundantes, otros crecen rápidamente y muchos de los empleos existentes también están pasando por un cambio en las habilidades necesarias para hacerlos. (Ver en Lampadia: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I)). El debate sobre estas transformaciones es a menudo polarizado entre los que prevén ilimitadas nuevas oportunidades y los que prevén la dislocación masiva de puestos de trabajo. (Ver: El futuro del empleo con Robots e Inteligencia Artificial (II))

Otra preocupación es la futura desigualdad entre los países. Aquí, tanto las políticas públicas como las etapas de desarrollo actuales de los países tendrán un gran impacto. Mientras que la información y el talento se convierten rápidamente en el mayor valor para las empresas, será muy importante que los gobiernos mantengan ecosistemas de innovación locales para tomar rápidamente las ventajas de las nuevas eficiencias habilitadas por la cuarta revolución industrial.

Un tercer tema son los riesgos globales, los cuales se materializan en formas nuevas e inesperadas y son cada vez más inminentes ya que sus consecuencias llegan a personas, instituciones y economías. El último ‘Global Risks Report 2016’ del WEF muestra como cada vez somos testigos de más efectos del cambio climático, inundaciones y tormentas en todo el mundo. Además, sociedades estables se están volviendo cada vez más fragmentadas en muchas regiones. Ver el siguiente gráfico sobre las percepciones de 750 miembros globales de la comunidad del WEF, en el cual mencionan hasta 5 riesgos en cada período de tiempo:

Al mismo tiempo, los avances en la tecnología y la rápida digitalización están transformando radicalmente las sociedades, las economías y las formas de hacer negocios. Por lo tanto, esta Cuarta Revolución Industrial presenta grandes oportunidades para todos los actores involucrados y un espacio de solución previamente inimaginable para algunos de los problemas más apremiantes del mundo.

Entonces, la pregunta ahora es cómo las empresas, el gobierno y los individuos reaccionarán a estos desarrollos y transformaciones. Para evitar un caso extremo negativo (cambios tecnológicos acompañados de escasez de talentos, desempleo masivo y una creciente desigualdad), lo primordial será la constante actualización de conocimientos y la mejora de las habilidades de los trabajadores de hoy.

Aunque mucho se ha dicho acerca de la necesidad de una reforma en la educación básica a futuro, simplemente no es posible detener la actual revolución tecnológica para esperar a la fuerza laboral de la próxima generación. En lugar de ello, es fundamental que las empresas tomen un papel activo en el apoyo a sus empleados actuales a través de re-entrenamiento y que los individuos adopten un enfoque proactivo para su propio aprendizaje durante toda sus vida, además de que los gobiernos creen un ambiente propicio para incentivar estos esfuerzos.

Según dos investigadores de Oxford, Benedikt Frey y Michael Osborne, existen dos estrategias principales para prepararnos para el futuro: Invertir en desarrollar habilidades dirigidas a la ciencia, tecnología y diseño para equiparnos para el futuro de las máquinas y, el segundo, enfocarnos más en las cualidades que nos vuelven más humanos que máquinas (como por ejemplo las características empáticas, inspiraciones, creatividad y sensibilidad).

En palabras de Klaus Schwab, “la revolución tecnológica actual no tiene por qué convertirse en una carrera entre los humanos y las máquinas, sino más bien debería ser una oportunidad para que el trabajo sea verdaderamente un canal a través del cual la gente reconoce su potencial. Para asegurar que logremos esta visión, debemos ser más específicos y mucho más rápidos en comprender los cambios en curso y ser conscientes de nuestra responsabilidad colectiva para dirigir nuestros negocios y comunidades a través de este momento de transformación.”

Necesitamos forjar un futuro que ponga en primer lugar a las personas y empoderarlas para llevar acabo todo su potencial. Eso tiene que hacerse desde la comprensión del mundo en que vivimos y debe basarse en el esfuerzo conjunto de los peruanos en pos de una visión estratégica común que tenemos que construir. Lampadia




El Foco en la Cuarta Revolución Industrial

El Foco en la Cuarta Revolución Industrial

La reunión anual número 46 del Foro Económico Mundial que se celebra todos los años en Suiza, se enfocará esta vez en la Cuarta Revolución Industrial, aquella que disolverá las barreras entre lo humano y las máquinas, la unión entre la inteligencia orgánica y la inorgánica. Ver artículo de Lampadia al respecto.

El siguiente cuadro describe la naturaleza de las cuatro revoluciones:

En Lampadia nos parece que esta revolución, que marcará indeleblemente la vida de las personas, empresas y naciones, tiene que ser seguida de cerca por los peruanos. Hasta ahora, nuestro esfuerzo de divulgar información al respecto, ha sido poco exitoso en términos de lo que otros medios han asumido. Esperamos que el WEF ponga este tema por todo lo alto en la atención de nuestra clase dirigente.

Ante las oportunidades y amenazas que traerá esta revolución, creemos que este tema debiera ser más que suficiente para nuclear nuestra visión de desarrollo y nuestros esfuerzos en la dirección del diseño de nuestras políticas públicas.

Lamentablemente, los peruanos tenemos pocas cosas que nos unen y muchas que nos dividen. Entre las que nos cohesionan hemos desarrollado un gran goce y orgullo por nuestra gastronomía. Del mismo modo, una gran amenaza o una gran oportunidad, podría generar una mayor convergencia. No podemos perder ni una sola oportunidad para  que esto suceda.

La Cuarta Revolución Industrial debiera ser un buen catalizador de nuestros nobles desvelos.

En esta ocasión, en el WEF-2016, participarán 2,500 personas de más de cien países, representando a empresas, gobiernos, academia, sociedad civil, medios y artistas.

Entre los gobernantes se tendrá a Mauricio Macri de Argentina, Justin Trudeau de Canadá, Alexis Tsipras de Grecia, Joe Biden de los EEUU, David Cameron del Reino Unido y Johann Schneider-Ammann de Suiza.

Según la divulgación del WEF sobre el foro, la agenda de Mastering the Fourth Industrial Revolution (Dominando la Cuarta Revolución Industrial), será sobre los delicados retos en geo-economía, seguridad global, salud pública, educación, paridad de género y cambio climático.  

Uno de los fundadores del WEF, Klaus Schwab, ha preparado el siguiente libro para el evento: 

La difusión del WEF adjunta la siguiente nota, que encontramos aleccionadora:

La vida en 2030: La Humanidad y la Máquina

“El mundo está al borde de una nueva revolución impulsada por la convergencia de varias tecnologías, incluyendo la edición del genoma, inteligencia artificial e impresión 3D.

  • ¿Cómo va a cambiar la vida de la siguiente generación?
  • ¿Cuáles son las tecnologías que cambiarán el juego?
  • ¿Cómo van a cambiar la cara de los negocios, gobiernos y  sociedades?
  • ¿Cómo pueden los seres humanos trabajar para lograr mejores desarrollos?

El evento se puede seguir por Internet. Ojalá que podamos nutrirnos de los temas más relevantes para ‘dominar’ la información sobre esta muy importante parte de nuestro futuro. Lampadia