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¿Dejando sin fajín a Juntos por el Perú?

¿Dejando sin fajín a Juntos por el Perú?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

La propuesta del “runa” Ciro Gálvez, actual Ministro de Cultura, de descuartizar el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo para dejar que la burocracia cultural que él ahora dirige se engulla el sector TURISMO y hacer que el COMERCIO EXTERIOR termine siendo un apéndice más de otros ministerios, tiene varios puntos flacos.

  • ¿Ignorará nuestro compatriota huancavelicano, que el Comercio Exterior le aporta al país más de 50,000 millones de dólares en divisas, más de 3 millones de empleos y el 20% del PBI como lo han dicho los ministros de Comercio Exterior y Turismo de 5 gobiernos? ¿Tendrá idea de la importancia macroeconómica de este sector como para conspirar en contra de él y de su peso político en el gobierno?
  • ¿Imaginará tal vez que el Comercio Exterior es un invento neo liberal o del consenso de Washington que hay que erradicar para retornar en exclusividad al ayni, la minca y sobre todo a la mita, a los tiempos donde en el Perú había trueque, no había moneda y tampoco notarios?
  • ¿Sabrá que los “runas” en este parte del mundo intercambiábamos spondylus con nuestros vecinos del Ecuador antes de que llegará Pizarro, que las culturas pre incas intercambiaban productos entre sí a través de los caminos incas y los chaskis o que nuestros arrieros del Sur (Tupac Amaru incluido) comerciaban en la colonia atravesando el Alto Perú?
  • ¿Ignorará tal vez que un siglo antes de Cristo ya existía la Ruta de la Seda por la cual los chinos comerciaban sus productos con occidente y compraban productos europeos y que esta ruta es posterior a la Ruta del Jade, varios siglos más antigua, de modo que el comercio exterior de los chinos data de miles de años antes de Marx, Mao o Deng Xiaoping?

Como no es posible que un personaje tan peculiar como el Dr. Gálvez ignore todo esto, que hasta un humilde mortal como el que escribe conoce, sólo es posible considerar que su iniciativa tiene un propósito político distinto: dejar sin un sector clave al partido Juntos por el Perú a quien en el reparto del gobierno le tocó ese fajín. Una movida para dejar a la izquierda un poco menos extremista sin las banderas políticas que han izado en la campaña electoral última: i) la persecución a las empresas donde es accionista minoritario el opositor de derecha López Aliaga, ii) la aversión a la inversión extranjera en transporte aérea (Latam, Viva, Sky) o el dislate de la línea aérea estatal, iii) la prédica contra la gran empresa privada (cadenas hoteleras, agencias de viajes y OTAs) y, lo que es más importante, para alejar a Juntos por el Perú de bases sociales importantes en Puno, Cusco, Apurímac, Arequipa o Lima compuestas por profesionales y trabajadores de turismo, guías, artesanos, mozos, choferes y similares a quienes han venido seduciendo con su discurso contra la gran empresa, las cadenas hoteleras, las empresas ferroviarias o las líneas aéreas.

Si no fuera esto que parece lo más plausible ¿Que explicaría una idea tan disparatada como esta?

Tal vez lo que el Dr. Gálvez quiere, con el fajín al cinto en lugar de la soga que exhibió en su campaña, es emular a su antepasado chanka Anccu Hualloc y desafiar la hegemonía del Cusco esta vez en materia de turismo, destruyendo esta actividad mediante una movida burocrática que pondría a este dinámico sector totalmente en manos de la burocracia más conservadora, pasadista e inepta que existe.

Si esta fuera la intención, habría que recordarle al compatriota chanka, natural de Surcubamba, que en aquel tiempo los cusqueños no se quedaron inertes frente a la afrenta chanka y derrotaron, sin atenuantes, al agresor. Lampadia




Juntos por el Perú sólo leyó una parte del informe del FMI

Juntos por el Perú sólo leyó una parte del informe del FMI

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Los economistas de Juntos por el Perú, el partido de Verónika Mendoza, se han sentido respaldados nada menos que por el Fondo Monetario Internacional. Han proclamado la recomendación del FMI de otorgar una cuarta ronda del bono universal por un monto equivalente a 2,5% del PBI, como la demostración de que su propuesta de repartir bonos familiares era correcta.

Suponemos entonces que habrán leído el conjunto del informe, que contiene otras recomendaciones que estamos esperando que Juntos por el Perú reclame también como suyas. Porque no se puede tomar unas sin las otras. Se trata de las reformas estructurales, no para repartir, sino para que luego no sea necesario repartir: para volver a crecer y asegurar la estabilidad macroeconómica. El gasto tiene que venir acompañado de la generación de recursos. Si solo repartimos y no crecemos, tendremos una borrachera feliz seguida de una resaca mortal.

Por ejemplo, en el acápite 29, dice: Las reformas siguen siendo esenciales para eliminar los cuellos de botella estructurales e impulsar el crecimiento sostenible. Las políticas y marcos sólidos han sustentado un desempeño macroeconómico muy sólido en los últimos 15 años. La continuación de este rendimiento requiere la eliminación de varios obstáculos estructurales, para los cuales se espera que la recompensa sea bastante grande. El staff estima que el PIB podría aumentar hasta un 8 por ciento seis años después de la implementación de reformas en las áreas de gobernanza, mercado laboral y finanzas nacionales”.

También explica, en el acápite 32, que “La pobreza, la baja inclusión financiera, la alta informalidad y la inestabilidad política obstaculizaron los esfuerzos de las autoridades para proporcionar alivio a los hogares y contener el contagio”, y que por lo tanto es necesario “impulsar la productividad, incluso mejorando la educación, mejorando la infraestructura, facilitando la reasignación de mano de obra y mejorando el clima de negocios, de acuerdo con el Plan Nacional para la Competitividad y la Productividad lanzado en 2019”.

En el Anexo I hace una evaluación del avance en la implementación de las recomendaciones emitidas en su informe anterior:

 

Es decir, una recomendación era: “Incrementar la flexibilidad del mercado laboral”, de la que afirma que está en progreso, simplemente porque figura entre los objetivos del Plan Nacional de Competitividad (cosa que en realidad casi no es cierta).

La otra era mejorar el clima de negocios (lo que implica desregular, simplificar, eliminar trabas, etc.) y extender la vigencia de la ley de promoción agraria. Ya sabemos lo que pasó con la ley de promoción agraria y cómo su derogatoria afectará la inversión y el empleo en esa área hasta hace poco tan dinámica.

Evidentemente, si solo repartimos bonos y realizamos otros gastos de corto plazo, y no nos preocupamos de resolver los problemas estructurales que impiden crecer para sostener el Estado, llevamos al país a la quiebra. No se puede recoger una parte de la receta –la más bonita- y no la otra. Un pastel no está compuesto solo de la cereza.

Si Juntos por el Perú reconoce el aval de FMI para su propuesta de bonos, deberían reconocer su autoridad respecto de las reformas estructurales que también plantea. Para dar hay que producir. Lampadia