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El poder nace del fusil

El poder nace del fusil

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

Los irregulares e ilegales cambios realizados por Pedro Castillo y sus secuaces en las FF.AA. son parte de un plan existente desde que el gobierno comunista se instaló. No son casuales, producto del capricho o simples pataletas porque no se benefició a los amigos.

Como lo he venido señalando desde el primer día, el principal objetivo en esta etapa de los comunistas en el poder es la captura de las FF.AA. y la PNP. Ellos necesitan de la fuerza militar y policial para poder imponer la asamblea constituyente y la disolución del Congreso -donde no tienen mayoría-, para hacer realidad su sueño de instalar una dictadura chavista en el Perú.

En eso han venido trabajando desde el principio, asesorados por sus tutores cubanos, venezolanos y bolivianos, con amplia experiencia en la materia.

Su primer paso fue humillar a las FF.AA. poniendo como ministro de Defensa al individuo que todavía está allí al momento de escribir estas líneas. Ningún gobierno democrático, de ningún signo, se hubiera atrevido a designar a un policía, ni siquiera a un general prestigioso, como Mindef. Y los comunistas pusieron a un sub oficial (r) de la PNP de la calaña de Walter Ayala. Una bofetada a las instituciones castrenses. Y no pasó nada.

Luego cambiaron a los tres Comandantes Generales sin explicación ni motivo alguno. Y no pasó nada.

Tuvieron un tropiezo cuando la Marina de Guerra (MGP) se rebeló cuando se conocieron los agravios de Héctor Béjar a esa institución. El respaldo de los otros institutos a la MGP y la protesta ciudadana los hizo retroceder. Pero tomaron nota del problema.

El siguiente paso, más importante aún, fue el que hoy es ampliamente conocido gracias al valiente comportamiento de los ex Comandantes Generales del Ejército y la Fuerza Aérea. Trataron de imponer ascensos de oficiales que no los merecían porque eran amigos, conocidos o paisanos de Castillo y sus secuaces.

Esa es la manera de ir ubicando a oficiales dóciles, que no lo merecen, en puestos de mando, de tal manera que tengan asegurada su adhesión. No es un asunto banal, como ha creído algunos.

Es decir, hoy día Castillo no va a decir ‘que de un paso al frente el oficial que adhiere el marxismo leninismo maoísmo pensamiento Gonzalo para ascenderlo’. Eso lo harán en 10 o 15 años si se salen con la suya. Hoy buscan relaciones personales con oficiales que no merecen el cargo o el ascenso, que son maleables o corrompibles.

Al mismo tiempo van midiendo la resistencia de los mandos. Es decir, si los jefes del EP o la FAP se hubieran prestado a los designios de Castillo, luego les seguirían exigiendo más pruebas de sometimiento, de tal manera de desacreditarlos y domesticarlos más. Como en este caso no pudieron, los echaron y de mala manera, para dar una señal muy clara: quien no agacha la cabeza se va.

Tanto con el general José Vizcarra como en las reuniones con los oficiales recién ascendidos, Castillo hizo lo mismo, pedir lealtad personal y no institucional, como siempre hacen los dictadores o aprendices de dictadores. Dicho sea de paso, es un error señalar que los oficiales ascendidos que fueron convocados a Palacio lo hicieron en señal de sumisión. Es costumbre, desde hace años, que los ascendidos a generales de división, vice almirantes y tenientes generales vayan a Palacio. Esta vez se incluyó inusualmente a generales de brigada, contralmirantes y mayores generales que ya habían ascendido pero cuyas resoluciones no se habían publicado todavía. Lo inaceptable fue que el individuo que ocupa la presidencia les pidiera lealtad personal.

En suma, el gobierno comunista ha dado un paso crucial en su objetivo de controlar políticamente a las FF.AA. Para ellos esto es fundamental porque aquí y todas partes tienen que imponerse por la fuerza sobre la sociedad. Y para eso necesitan controlar y utilizar a quienes tienen las armas. Cuando Lenin y Mao dijeron que el poder nace del fusil se referían a eso, a la necesidad imperiosa de los comunistas de usar la fuerza para imponer y mantener su dictadura.

No existe -ni existirá jamás- un gobierno comunista en democracia, ellos siempre necesitan de la violencia para sostenerse.

Quizás estemos asistiendo en estos días y semanas a la última oportunidad de impedir que se instale una dictadura chavista en el Perú, vacando a los comunistas que asaltaron fraudulentamente el poder. Después será tarde. Lampadia