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Rojos pretenden reescribir la crisis de corrupción

Como siempre han hecho las desamparadas (popularmente) izquierdas peruanas, sin argumentos sólidos ni propuestas serias, pretenden seguir fabricando ‘relatos’ (técnica cubana), esas ingeniosas formas de reescribir la historia para llevar agua a sus molinos, aprovechando la crisis política que se cierne tras los escándalos de corrupción originados por el ‘padrino’ del rojerío, Luiz Inácio Lula da Silva y su cohorte de ‘agentes político-empresariales’ con los que pretendió reinar en Latinoamérica.

Fuente: Jornal NH

Veamos algunos elemento de la campaña anti economía de mercado:

  • Martín Tanaka, investigador principal del IEP, habla del “final del sueño tecnocrático”, desconociendo todo lo avanzado desde el desastre del Perú de 1990 (La República, 5/2/17).
  • Pedro Francke, del ‘Frente Amplio’ que no es ni frente ni amplio, aprovecha para reclamar “cambios urgentes en el modelo económico”. Afirma que “la tremenda corrupción de los últimos 25 años está estrechamente vinculada al modelo económico” (Diario Uno, 7/2/17).
  • Antonio Zapata dice “la posibilidad es que se hunda el régimen político inaugurado con la transición del año 2000 (…) [que] pretendió implantar la democracia con la misma constitución del autoritarismo” (La República, 8/2/17).
  • Fernando Vivas se refiere a textos de Alberto Vergara y Daniel Encinas que afirman que Toledo y Humala aumentaron el porcentaje de ministros tecnócratas sobre los políticos. (El Comercio, 9/2/17).
  • Javier Iguíñiz, del Acuerdo Nacional (La República 7/2/17), pide evitar que las grandes empresas financien partidos.
  • Por último, con bombos y platillos, Verónika Mendoza, la ‘asistente de agenda’ de Nadine Heredia, organizadora del movimiento ‘Nuevo Perú’, se manda con todo a pretender crear un ambiente de zozobra: “Si tiene que caer el actual presidente, que así sea” (Exitosa, 9/2/17) y “los políticos corruptos responden a un sistema pro empresarial que promueve los negociazos y las coimas y que eso debe cambiarse con una nueva Constitución” (Diario Uno, 9/2/17).  

  La verdad, sin embargo, es muy distinta. Veamos como se gestó el huayco de corrupción que llegó desde Brasil.

  • En Brasil siempre se apreciaron niveles de corrupción relativamente altos, tanto en el sector público como privado.
  • En todas partes, incluido el Perú, más allá de esporádicas crisis, siempre hemos tenido un cierto nivel de corrupción, especialmente en los temas vinculados a las compras del Estado y las obras públicas
  • Esa predominante capa de corrupción era tan conocida y generalizada, que hasta hace pocos años, varios países europeos   permitían que sus empresas descontaran como ‘gastos’ de sus liquidaciones tributarias, las coimas que pagaban en los países subdesarrollados como el Perú y Brasil.

En ese espacio, después de varios intentos, llega al poder Lula y el Partido de los Trabajadores (PT). Lula encuentra a una Cuba exánime, pero muy capaz políticamente, que empezaba a sobrevivir de la caridad del chavismo; los petrodólares venezolanos detrás de la construcción del ‘socialismo del siglo xxi’ y la naturaleza filo-corrupta de las empresas constructoras brasileñas, que ya tenían presencia en toda la región.

Sobre esa base, Lula arma el ‘Foro de Sao Paulo’ con Fidel Castro, Hugo Chávez y las FARC entre otros, para financiar y dar sentido de dirección ideológica a todas las izquierdas de la región. Además organiza la instrumentación de los ‘agentes político-empresariales’ (las ambiciosas y corruptas empresas constructoras brasileñas) para acrecentar su presencia en la región, generar ingresos indebidos, coimear y cooptar políticos, funcionarios y periodistas, con el fin último de establecer la dominación política de Brasil sobre el Perú y varios otros países.

No caigamos pues en el juego de nuestras frustradas izquierdas, las de las ‘ideas muertas’, que no pierden oportunidad para colar sus maquinaciones por cualquier rendija. Felizmente, ya les están saliendo al frente, como es el caso del Editorial de El Comercio y el artículo de Franco Giuffra, de ayer, el artículo de hoy de Jaime de Althaus. Hasta Mirko Lauer le llama la atención a Verónika Mendoza cuando escribe hoy: “ha captado las oportunidades del momento, pero no ha entendido la necesidad de estrategia (…) subirse al carro de los que juegan con su vacancia [PPK], es salirse de todo el encuadre de eficacia en la lucha contra la corrupción”.

No queremos más contrabando, ni la destrucción de nuestra insipiente economía de mercado que ha traído tantos beneficios, pero que aún tiene mucho que aportar para el bienestar de todos los peruanos. Lampadia  




Visión de Futuro antes que un Acuerdo Nacional

Visión de Futuro antes que un Acuerdo Nacional

Juan de la Puente, en su columna de La República del 27 de febrero ha solicitado: “Un nuevo Acuerdo Nacional” (AN). Él plantea que este se hace necesario, “ya no para la transición sino para la reforma”. Por otro lado, el Secretario Ejecutivo del Acuerdo, Javier Iguiñiz, hace un par de días en RPP, se refirió a la presentación del libro de Max Hernández que  conmemora doce años del AN. En su diálogo con Raúl Vargas y Patricia del Río, no pudo puntualizar las realizaciones del instrumento. Iguiñiz comentó que “los tomadores de decisiones lo han tomado como referencia, que es un espacio de diálogo [de cúpulas] donde no se sacan los ojos, que los asistentes se escuchan y que es más consensual en los ‘por qué’ que en los ‘cómos’”. Y agregó que: “en el tema del agua han discutido un año para aprobar dos páginas”. El secretario no pudo señalar  un solo tema en el que el AN haya tenido impacto en el desarrollo del país. ¡Penoso!

El Acuerdo Nacional se estructura desde 4 grandes objetivos, 34 matrices y múltiples políticas, indicadores y metas. Los acuerdos se toman por unanimidad. Este instrumento, por su enfoque y amplitud, era imposible de compartir con la población, y por lo tanto, nunca tuvo relevancia en el acontecer nacional. Semejante enjambre no permitía que los ciudadanos lo entiendan y lo hagan suyo.

Los objetivos que plantea pueden ser más o menos válidos, pero lo importante es dilucidar cual es el mejor instrumento para lograrlos, un “Acuerdo” o una Visión Compartida de Futuro.

El Acuerdo Nacional nació después de que Roberto Dañino, Primer Ministro del gobierno de Alejandro Toledo, propusiera en su discurso de investidura en el Congreso de la República la necesidad de dibujar una visión de futuro. Por alguna razón que no fue de dominio público, la propuesta de Dañino terminó, en cambio, en el Acuerdo Nacional. Veamos el planteamiento de Dañino:

Aspiramos a que muy pronto todos podamos forjar una visión compartida del país que queremos (…)

Tenemos la obligación de formular una visión compartida de largo plazo, una visión que inspire el esfuerzo de todos los peruanos, de nosotros y de nuestros hijos, para que los hijos de nuestros hijos puedan vivir en un país desarrollado.

Sólo esa visión compartida puede unirnos y permitirá desarrollar políticas de Estado que vayan más allá de la posta de éste y de los sucesivos gobiernos.(…).

Por ello, durante los próximos meses alentaremos y propiciaremos el diálogo nacional y la movilización de la sociedad civil, para que dentro de doce meses, cuando vengamos a dar cuenta de nuestra gestión, podamos recoger y formular la visión compartida de todos los peruanos”.

A diferencia de un Acuerdo Nacional, lo que se necesita es una Visión Compartida de Futuro. Como dijo Joel Barker en CADE 96: “NO HAY NADA MÁS IMPORTANTE QUE TENER UNA VISIÓN. ESTA ANTECEDE AL DESEMPEÑO EXITOSO, ES LA PALANCA QUE NOS JALA, LA PALANCA MÁS POTENTE DE LA CIVILIZACIÓN”.

Esto es lo que hicieron los países más exitosos del Asia, de los que debiéramos aprender la importancia de tener una visión compartida, así como de la persistencia de las políticas públicas, su orientación al largo plazo y de la relevancia de formar un Estado meritocrático que produzca una buena “Gobernanza”.

Pero sobre todo, tenemos que entender que un Estado que se maneja solo con intuición e improvisación, atrapado en el corto plazo y en el que los lineamientos de gobierno se definen por cúpulas (sin comunicación y sin participación de los ciudadanos), está condenado irremediablemente a la mediocridad y la inestabilidad. Quién sabe si por estas falencias los países latinoamericanos, que no hemos adoptado visiones de futuro, no hemos logrado desarrollar nuestro potencial, como si ha sido el caso de tantas naciones al otro lado del Pacífico.

Como queda claro, una Visión Compartida con la ciudadanía puede ser el mejor instrumento para encausar el esfuerzo de todos los peruanos hacia una misma dirección, y no como con en el AN que es un espacio de diálogo entre cúpulas.

IPAE propuso una Visión Compartida de Futuro en 1996. Probablemente el Perú no estuvo listo, entonces, para asumir el compromiso. Hoy en cambio, luego de recuperarnos del empobrecimiento generalizado que padecimos hasta fines de los 80 y, después de haber vivido quince años de democracia, tenemos la mejor oportunidad para formular una Visión del país exitoso al que todos aspiramos.

En CADE 2014, IPAE revisó su propuesta de visión. El próximo proceso electoral es la mejor ocasión para difundirla y contrastarla  con los planteamientos de los candidatos.

A continuación, compartimos con ustedes esta Visión y los “cómos” necesarios para su realización:

VISIÓN DEL PERÚ AL TERCIO DE SIGLO.

El Perú será un país democrático y globalizado,

encaminado al desarrollo integral, sostenible y duradero,

con sentimientos de pertenencia y ciudadanía,

en el que se respete la ley.

En la formulación de esta renovada visión se hizo especial énfasis en tres importantes objetivos que no seincluyeron en CADE 96:

– La necesidad de contar con una buena gobernanza

– Formar un servicio civil meritocrático (de alto rendimiento, reconocido por la sociedad y bien remunerado) y,

– Propiciar una clase dirigente, especialmente la empresarial, comprometida con el desarrollo del país en un sentido amplio, que sea respetada por la población, que se articule con el mundo académico e intelectual y que tenga presencia mediática.

La nueva visión plantea objetivos, líneas de acción, estrategias de desarrollo integral, sostenible y duradero y, la articulación de las agendas de trabajo:

Objetivos

1. Ser el país latinoamericano más integrado al mundo, en el comercio, la inversión y la tecnología.

2. Lograr una democracia avanzada, integrada y plural.

3. Superar la extrema pobreza.

Líneas de Acción.

1. Alcanzar un nivel educativo de excelencia, con capacitación permanente

2. Lograr una competitividad al nivel de los mejores países emergentes

3. Promover un liderazgo empresarial comprometido y respetado

4. Alentar una gobernanza del mejor nivel internacional

5. Formar un servicio civil meritocrático, reconocido y bien remunerado

6. Fomentar un sentimiento de pertenencia y ciudadanía

7. Tener una clase media consolidada y formal que abarque al 70% de la población, con ingresos de US$ 8 a US$ 40 por persona y por día

Estrategia de Desarrollo Integral (Económico, Social e Institucional), Sostenible y Duradero – Los “cómos

1. Desarrollo Económico.

– Acceso de los pobres a la economía de mercado

– Ingreso a la OECD

– Orientación global

– Promoción de la inversión privada

– Desarrollo de las infraestructuras internas

– Promoción de la innovación y la competitividad

– Desregulación burocrática

2. Desarrollo Social.

– Revolución educativa

– Capacitación permanente

– Agua y salud al alcance de todos

– Cero desnutrición infantil

– Programas sociales esencialmente productivos

3. Desarrollo Institucional.

– Mejores: Sistema Electoral, Partidos Políticos y Estructura del Estado

– Imperio de la Ley y del Estado de Derecho

– Seguridad ciudadana

– Buena Gobernanza con una mejor regionalización

– Servicio Civil Meritocrático

– Regulaciones pro-desarrollo e inversión

– Estabilidad de las reglas de juego y protección de la  propiedad

– Predictibilidad y pre-publicación de normas

4. Sostenibilidad Social y Ambiental.

– Reforestación masiva

– Titulación de propiedad comunal, minifundios, y derechos individuales, con registro público de sus convenios

– Asociaciones Comunidad-Privados (ACP)

– Tratamiento y reciclaje de desagües

– Regulaciones ambientales racionales y balanceadas

– Matriz energética que promueva energías limpias

– Protección de reservas culturales, ecológicas y sociales

5. Desarrollo Duradero.

– Orientado al largo plazo y sin caer en la tradicional política pendular

– Articulación de las Agendas de Trabajo

Agendas de trabajo.

Este diagrama explica que en el corazón de las líneas de acción está la necesidad de contar con una clase dirigente comprometida con el largo plazo del país y con un sentimiento de ciudadanía y pertenencia de todos los peruanos. Desde esa perspectiva tendríamos que avanzar en tres agendas:

1. La del Estado: Buena gobernanza y excelente servicio civil.

2. La Social: Las mejoras en educación, salud, instituciones e infraestructuras.

3. La Productiva: La puesta en valor de nuestros recursos en agricultura, minería, acuicultura, energía, forestería, turismo y biodiversidad. El desarrollo de esta agenda debe generar los recursos para financiar la agenda social.

Para darle mayor sustento a la visión se convocó a diez expertos nacionales a que aporten unas reflexiones sobre los aspectos que determinan la Naturaleza Intrínseca del Perú. (Ver el contenido de esos magníficos documentos en (L): Fundamentos Estructurales del Perú).

Discutamos esta propuesta, contrastémosla con las propuestas electorales y démosle a nuestros ciudadanos los elementos necesarios para hacer un juicio ilustrado sobre el sagrado derecho de elegir a sus gobernantes. Lampadia