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El sándwich que amenaza a los países emergentes

La historia tiene a veces formas retorcidas de presentarse. En estos últimos años se está generando una alianza no escrita entre los políticos más activos de los países ricos y las cúpulas de las izquierdas tradicionales que siguen proponiendo ‘ideas muertas’, como en el Perú. El eventual éxito de cualquiera de esos extremos, tendría efectos devastadores en los niveles de vida de los pobres.

Curiosamente, la extrema derecha internacional y nuestra extrema izquierda nacional, unas veces con el ropaje del populismo, otras con el del nacionalismo, basados en inferencias inconsistentes pero muchas veces efectistas, se las ingenian para trasmutar las frustraciones y anhelos de muchos pobladores, en reclamos y hasta movimientos populares que cimientan el camino de cambios regresivos.

Efectivamente, hoy tenemos al candidato republicano en EEUU, Donald Trump, planteando el aislacionismo, la expulsión de los migrantes, aranceles compensatorios con China, la reversión del libre comercio, el rechazo de los tratados de comercio, etc. En Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen es abiertamente anti globalización y Nicolás Sarkozy agita nuevamente el nacionalismo. En Alemania, la derrota de Angela Merkel (y el CDU) en las recientes elecciones y la consolidación del partido populista, Alternativa por Alemania (AfD), plantean cambios radicales. En España la situación es más grave aún, dado que todavía no tiene un gobierno y podrían llevar acabo su tercera elección en 12 meses.
    
Por su lado, en el Perú, todas las izquierdas han adscrito al llamado pos-extractivismo, que plantea que produzcamos lo mínimo posible para sobrevivir. Por ejemplo:

En cuanto a las agroexportaciones, donde todavía tenemos la mayor cantidad de pobres, plantean que solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. 

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores tendrían que abastecer solo a 27 millones de habitantes. Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras y predios agrícolas del Perú. 

O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habrase visto semejante barbaridad!

Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento, Todas las izquierdas peruanas apuestan por la pobreza y Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo’.

En los países más ricos, donde el crecimiento de sus economías no llega a recuperarse desde la crisis del 2008/9, el desempleo se mantiene alto (excepto en EEUU) y se ha ampliado la desigualdad entre ricos y pobres; se esta cayendo en el facilismo de culpar de esta evolución a la globalización, el libre comercio, la deslocalización industrial y la competencia ‘abusiva’ de países como China.

En el caso de EEUU, la economía recuperó con creces el empleo, que está cerca del llamado pleno empleo (5.1% de la PEA). Lo que es más, después de que salieran cifras alarmantes sobre la disminución de la clase media, acaban de salir cifras que muestran nuevamente el crecimiento de la columna vertebral de su economía. Como afirma un reciente artículo publicado en El País de España, “la mediana de los ingresos de los hogares mejoró por primera vez desde la Gran Recesión (un 5.2%) y un total de 3.5 millones de ciudadanos dejaron de formar parte de los pobres.”

El reciente llanto de los países más ricos sobre sus problemas de desigualdad, algo en lo que también caen connotados economistas estadounidenses (ver en Lampadia: Un economista de Harvard le pone colores políticos a la globalización), hace caso omiso de la muy positiva evolución paralela de una disminución sin precedentes de la desigualdad en los países más pobres y la reducción de la pobreza en el mundo durante el período del boom globalizador. En los últimos 40 años se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. 

Evidentemente, estos resultados que traen menor pobreza y desigualdad en los países emergentes, son además muy positivos para los países más ricos, pues crean un ecosistema proclive a los principios de la economía de mercado y por lo tanto habría que profundizarlos. Sin embargo, la reacción expresada en la nueva ola anti globalización y anti comercio, plantea revertir las políticas que originaron el mayor bienestar que hoy día goza la humanidad.

Recientemente hemos podido leer una seria de advertencias sobre la fuerza de esta ola regresiva. Por ejemplo, hace poco, Martin Wolf afirmó que “La liberalización del comercio se ha estancado y se puede observar un constante aumento de las medidas proteccionistas. Es probable que el aumento del sentimiento xenofóbico y la ralentización del comercio reduzcan el crecimiento de la IED.” Además, la política tampoco favorece a la globalización. Trump es, sin duda, el candidato a la presidencia de EEUU más proteccionista desde 1930.

De triunfar gente como Trump en EEUU, y/o Le Pen en Francia, podríamos tener que enfrentarnos a condiciones globales que restrinjan el acceso de nuestros productos a los mercados globales y a una disminución de los flujos de inversión extranjera. Algo que sería muy grave para un país como el Perú que mantiene la necesidad de generar suficientes recursos para superar las brechas sociales y económicas que aún nos aquejan y, que tiene que dar saltos cualitativos en educación salud, infraestructuras y tecnología para nivelar a nuestros pobres con los ciudadanos promedio del mundo.

Por otro lado, nuestros izquierdistas, atrapados en sus trampas ideológicas, plantean lo mismo que los nuevos políticos emergentes de los países del norte. No les gusta la globalización, no les cuadra la economía de mercado ni el crecimiento, sufren con los avances del comercio internacional y odian los recursos que produce la minería que ha permitido financiar el mayor estadio de inclusión de nuestra historia (2004 – 2011). 

El Perú pos-Constitución de 1993 se ha emancipado del estancamiento, de la relación del mercantilismo con el señor (Estado) repartidor, de la falta de oxígeno y autonomía para desarrollar ideas y proyectos. En un Perú que crece, con un poderosos sector privado, el rol del burócrata se va devaluando, el rol del intelectual venido a político repartidor (de pobreza) se diluye y el rol del gobernante omnipresente se opaca. Ya no hay sitio para ser gobernados por ideas muertas. La agujas de la economía y la mejora social las mueve en mayor medida el mercado, la inversión privada y la acción de millones de ciudadanos comprometidos en la construcción de un mejor país para sus hijos.

Como consecuencia de esta evolución política nos enfrentamos a dos amenazas. La externa que podría secar las fuentes de recursos, ya sean por exportaciones o inversión; y la interna que pretende paralizarnos para llevarnos nuevamente a la desesperanza, madre de las malas aventuras.

En nuestra opinión, debemos desarrollar una estrategia ofensiva que enfrente ambos males ‘de un tiro’. En vez de dar respuestas y explicaciones a las afrentas conceptuales detrás de estos movimientos, debemos izar las banderas de la globalización, de la economía de mercado y del comercio internacional. Y hacerlas nuestras banderas de cara a la próxima reunión de APEC en el Perú en noviembre próximo.

Estos objetivos deben ser vinculados a los beneficios que produjeron y deben seguir produciendo para los pobres y para las clases medias del Perú y del Mundo.

El Perú debe proclamar los algoritmos del bienestar y distinguirse en noviembre (APEC) como el campeón de la integración global, el comercio, la creación de riqueza y la superación de la pobreza. Lampadia

 




Se estarían jugando escenarios de confrontación

Se estarían jugando escenarios de confrontación

Los halcones del partido de Peruanos Por el Kambio (PPK), después de haber desplegado sus alas bajo las nubes negras de la anti política, en que, inclusive, llevaron al propio Pedro Pablo Kuczynski a proferir insultos que no parecían salir de su alma, se aprestarían ahora para emprender una nueva fase de anti política, la de una confrontación abierta entre el ejecutivo y el legislativo.

Veamos como se llega a esta lamentable situación:

  • El 10 de abril la población electoral optó por que en el Perú siguiéramos construyendo sobre lo avanzado. Entre los votos de FP, PPK y algunos otros, registramos que aproximadamente un 80% de los ciudadanos rechazaron el cambio de modelo económico, una nueva Constitución y a los políticos anti sistema.
  • El 11 de abril, PPK, desconociendo el mandato popular, opta por acercarse a la izquierda tradicional en vez de buscar la convergencia de las posiciones políticas afines, como pidió el electorado y, anuncia que buscaría a Gregorio Santos en la cárcel.
  • Durante la segunda vuelta se va pronunciando paulatinamente, sin pausa y con un agravamiento continuo, una confrontación que llegó a insultos y acusaciones mutuas del más grueso calibre.
  • Todo esto fue aderezado por un carga montón mediático en contra de Fuerza Popular que tuvo su epítome en la falsa imputación sobre una investigación de la DEA a Keiko Fujimori por lavado de activos que propaló Canal 4 en su programa ‘Poder de Cuarta’.
  • Finalmente, alguien muy poderoso manipuló un audio enviado por José Chlimper al Canal 5 y pone la ‘banderilla de fuego’ a una campaña política vergonzosa.

Después de la victoria de PPK en la segunda vuelta, siguen y se profundizan los aprontes de los voceros de PPK tendiendo puentes de plata a la izquierda radical. Sheput declara “dialogante” al ex cura Arana y Bruce afirma que el plan de gobierno del Frente Amplio es mejor que el de PPK en temas de corrupción y medio ambiente. (Sic). Ver en Lampadia: ¿Qué le pasa a la gente de PPK?.

Luego vino el jueguito de si pido o no pido disculpas, o si las pido y las relativizo y finalmente las exigencias para que KF felicite a PPK y le ofrezca apoyo pleno en el Congreso, sin más ni más, ‘había que voltear la página y punto’.

Ahora se empieza a configurar otro escenario, el de una estrategia de gobierno que optaría por buscar la confrontación abierta del ejecutivo con el Congreso.

Esto lo anunció hace unos días Martín Vizcarra en una entrevista con Jaime de Althaus, pero nadie lo tomó en serio. Lamentablemente, parece que si era así.

La estrategia que se estaría armando consiste en acercarse a los gobiernos regionales y locales para hacer una alianza de gobierno que permita acorralar a la mayoría parlamentaria de FP, como si esta fuera contraria a las necesidades del pueblo. Ver el siguiente esquema gráfico que muestra cómo hemos ido alejándonos de los escenarios de convergencia y se estaría yendo directamente a los de confrontación.

No hace falta ser mago para prever que esto podría devenir en un gran fracaso político que solo jugaría a favor de los perdedores del mandato popular, las izquierdas radicales anti sistema, anti modernidad y anti globalización.

Lo curioso de esta estrategia tan infantil, es que los agentes de PPK siguen pensando, que así como en la segunda vuelta, lograron movilizar al establishment del país en contra de FP, acercándose a las cúpulas partidarias de la izquierda y a los dirigentes regionales, podrán ahora pasar por encima de las clases populares que le dieron a FP mayoría parlamentaria y que, ha pesar de la contra campaña, votaron en un 50% por ellos.

Por otro lado, buena parte de los medios nacionales vienen presentando a Verónika Mendoza en un rol que no le corresponde, para que ella se de el lujo de cuadrarlos como le da la gana. Ver titular del diario Exitosa:

Lastimosa situación para un país que tuvo la opción de desarrollar escenarios mucho más positivos. 

Lampadia 




PPK puede ser el Presidente más Débil de la Historia

El pasado 11 de abril propusimos en Lampadia (El 67% de los peruanos votaron por construir sobre lo avanzado) que en la segunda vuelta electoral aprovechemos la extraordinaria oportunidad de vivir unos días de civismo, un período de aprendizaje y reflexión sobre propuestas serias que nos permitan a los ciudadanos ponderar las políticas públicas que pueden llevarnos al desarrollo integral, revisando las agendas de gobierno con énfasis en los cómos.

Así se evitarían los tradicionales enfrentamientos politiqueros y se recogería el mandato popular que optó por dos fuerzas pro economía de mercado que están supuestas a seguir construyendo sobre lo avanzado.

Lamentablemente, las cosas parecen ir por otro lado. PPK y PPK, en vez de desarrollar una compulsa constructiva con Fuerza Popular (FP), parecen preferir un autodestructivo acercamiento con la izquierda tradicional con gestos y frases que solo pueden ser calificadas como un despropósito.

Por ejemplo, en la mañana del 11 de abril, al día siguiente de las elecciones, sin haber felicitado a Keiko por el resultado de la votación, PPK deslizó la posibilidad de visitar a Santos en la cárcel, para terminar desairado por el líder de Democracia Directa. Además, Martín Vizcarra, el candidato a la primera vicepresidencia, declaró a los pocos días que “con Marco Arana coincidimos plenamente en lo que queremos como resultado para la pobreza” (Arana, el ex cura anti minero, no ha hecho nunca una propuesta para superar la pobreza). Mercedes Araoz y Juan Sheput hicieron invocaciones parecidas. Esta es una estrategia de alianzas destructiva para el país, pues, conociendo a nuestras izquierdas, no durará siquiera dos meses, porque para ellos el voto por PPK sería un componente de su estrategia anti-sistema, terminarían atacando PPK, aún antes de que asuma su eventual gobierno.

Consideramos que el enfoque de PPK para la segunda vuelta es un error grave no solo para su colectivo político, sino, especialmente, para el Perú, porque para convocar el respaldo de la opinión pública a las medidas de reactivación económica y a las reformas que necesita el país, o sea para neutralizar la izquierda radical, que contará  con una bancada agresiva y numerosa, se va a necesitar un gobierno sólido y con una postura política coherente.

La incoherencia de PPK es grave, considerando sus debilidades políticas estructurales. Veamos:

  • Ningún otro presidente electo habría sacado menos votos en la primera vuelta. PPK logró apenas  21% de los votos válidos. El 2006, Alan García sacó 24.3%.
  • No hay que olvidar que parte de estos votos fueron una opción táctica de terceros  que votaron para impedir que el Frente Amplio llegue a la segunda vuelta, y otra parte ha sido producto de la exclusión de Guzmán y Acuña. ¿Cuantos fueron los votos propios de PPK? ¿Cuántos son los peruanos que lo defenderán en una situación de dificultad?
  • Ningún otro presidente, en muchas décadas, tendría una bancada más reducida en el Congreso, pues tan solo el 18% de los congresistas ingresarán por su agrupación. En el inconcluso primer gobierno de Belaúnde, la bancada oficialista llegó al 28% del congreso, 10% más que PPK. Además, no debemos olvidar el antecedente de que de los 18 congresistas que ingresaron con PPK el 2011, ninguno siguió vinculado a él cinco años más tarde. Tampoco hay que olvidar que, su capacidad de comando y control sobre su propia organización política (PPK) se muestra muy limitada. El manejo del conflicto con Heresi no habla bien de su capacidad política.
  • Ningún otro presidente seria electo al cargo con una edad más avanzada. Belaúnde, en 1980, representa el máximo histórico con 68 años.
  • Ningún otro presidente obtuvo en primera vuelta una representación geográfica y poblacional tan reducida. Solo ganó en una región, en tres de 196 provincias (perdió en 98.5% de las provincias). En la mayoría de ellas ha quedado en 3º o en 4º puesto. Los  conflictos sociales surgen principalmente en las regiones donde PPK tiene muy escaso respaldo político.
  • Ningún otro presidente llegaría al poder apoyado por una coalición o convergencia política con tantos intereses contrapuestos y hostilidades profundas.
  • La izquierda que hoy lo apoya, lo hace por oposición al Fujimorismo, y se volverá su más radical opositor, para posicionarse como alternativa para el 2021.
  • Además, en este proceso, habría generado brechas complicadas con FP.

Consecuencias:

  • Si mantiene dicha estrategia (inconsistente), con las debilidades indicadas, el eventual gobierno de PPK no tendría capacidad de hacer mucho, sería muy vulnerable para la izquierda anti-sistema.
  • Su capacidad para resolver algún conflicto como Tía María o Conga, cuando los  genere la izquierda anti-sistema, sería muy reducida, abriendo el camino para que esos conflictos se escalen o multipliquen.
  • Su capacidad de hacer reformas dependerá del apoyo de FP para pasar cualquier iniciativa en el Congreso, pero ¿Qué razones tendría el FP para asumir los costos políticos de las reformas en defensa del gobierno de PPK? ¿Qué podría ofrecer PPK a FP desde una situación de debilidad? FP ya ha anunciado que su eventual estrategia pasaría por otorgar facultades legislativas en vez de aprobar las normas en el Congreso.
  • La imagen de estabilidad política ganada por el Perú en la primera vuelta, se deterioraría rápidamente por las inestabilidades e inconsistencias del gobierno de PPK.
  • La mediatizada y desarticulada colaboración con FP, que no sería la de una acción de gobierno consistente que produzca resultados claros, facilitaría que la izquierda desprestigie las políticas públicas ‘pro-modelo’, beneficiándose de una confrontación esencialmente política que propicie espacios al populismo.

Esperamos que PPK y PPK entiendan el callejón sin salida al que parecen estar entrando. Sus aprontes hacia las izquierdas pueden ser una táctica electoral políticamente entendible, pero son al mismo tiempo una traición al mandato popular que rechazó el tener en la segunda vuelta una alternativa anti-mercado. Lampadia




El análisis con contrabando de Levitsky

El análisis con contrabando de Levitsky

Comentado por Lampadia

Creemos que el artículo de Levitsky, que reproducimos más abajo requiere de ciertas puntualizaciones que desvirtúan buena parte de su análisis.

Esperábamos que un profesor de Harvard, que ha sido adoptado como gurú de la izquierda peruana, fuera un poco más informado y riguroso. Anteriormente hemos criticado a Levitsky por las mismas razones, pero parece que no le entran balas: Levitsky pontifica sobre el gasto social.

¿El fin del giro a la izquierda?

Por Steven Levitsky, La República, 05 de Abril de 2015

Ante los graves problemas que enfrentan los gobiernos de Bachelet, Kirchner, Maduro, y Rousseff, muchos comentaristas prevén el fin del giro a la izquierda latinoamericano.  La ola sin precedentes de triunfos izquierdistas que empezó con la elección de Hugo Chávez en 1998 se agota.

No todos los gobiernos de izquierda están en crisis. Siguen más o menos fuertes en Bolivia, Ecuador, El Salvador, Uruguay, y Nicaragua. [Bolivia creció más que el Perú el 2014, pero si analizamos la década del 2002 y el 2012, podemos comprobar que el Perú creció un promedio de 6.3% mientras que Bolivia lo hizo solo en 4.7%. El dato del último año ha sido aprovechado por la izquierda tradicional para afirmar que el modelo boliviano es mejor]. Sin embargo, es probable que la izquierda sufra una serie de derrotas electorales en los años que vienen.  Se iría primero en Argentina, donde ninguno de los candidatos presidenciales serios es kirchnerista (Macri, Massa, y Scioli son pragmáticos del centro o centro-derecha). Aunque no haya elecciones presidenciales cercanas en Brasil y Venezuela, Dilma Rousseff ha sufrido una fuerte caída de popularidad y podría enfrentar un juicio político.  Y el gobierno de Nicolás Maduro está atrapado en un callejón sin salida.  

Después de una década de triunfos sin precedentes, entonces, parece que la izquierda latinoamericana está perdiendo fuerza.  La ola empieza a retroceder.

El retroceso de la izquierda tiene dos causas principales. El primero es el desgaste natural después de haber gobernado por tres o cuatro periodos presidenciales. Pocos partidos ganan más de tres elecciones presidenciales consecutivas (en EEUU, la última vez fue hace casi 70 años), y en democracia, casi ninguno gana más de cuatro.  Después de tres periodos, los gobiernos pierden los reflejos políticos; se distancian de la gente, y muchas veces, crece la corrupción.  Aun cuando no son muy corruptos (como en el caso de la Concertación en Chile), la gente se cansa.  Tarde o temprano, el desgaste afecta a todos los gobiernos. Doce años (Argentina) o 13 años (Brasil) en el poder es mucho.  Nada es permanente en la democracia.   Nadie gobierna para siempre.  

El segundo factor que debilita  a la izquierda latinoamericana es el fin del boom de las materias primas.  El tremendo éxito electoral de la izquierda en Brasil (reelecto en 2006 y 2010), Chile (reelecto en 2006), Venezuela (reelecto en 2006 y 2012), Argentina (reelecto en 2007 y 2011), Bolivia (re-electo en 2009 y 2014), Ecuador, (re-electo en 2009 y 2013), y Uruguay (re-electo en 2009 y 2014) fue facilitado por el boom económico que empezó en el 2002. El boom se acaba, y algunas economías han caído en recesión. Las crisis económicas –serias en Brasil y Argentina, infernal en Venezuela–generan descontento. Y los electores descontentos no suelen reelegir a sus gobiernos.   

Es probable, entonces, que el desgaste natural y el fin del boom económico pongan fin al giro a la izquierda. El proceso ya está en marcha en Argentina y Brasil, pero llegará también a países como Bolivia y Ecuador. En política nada dura para siempre.

Pero la década izquierdista ha sido un tremendo éxito para las fuerzas progresistas latinoamericanas. Con la excepción del chavismo venezolano (que dejará el país en ruinas), los gobiernos de izquierda latinoamericanos dejarán dos legados positivos.

Primero, demostraron que la izquierda puede gobernar. La imagen de una izquierda incapaz de gobernar había estado ampliamente difundida en América Latina. Debido a los fracasos de Allende en Chile, Siles Suazo en Bolivia, el sandinismo en Nicaragua, y Alan García en el Perú, la izquierda regional estaba asociada con crisis fiscal, hiper- inflación y desgobierno.

Esa imagen cambió en los 2000.  En Chile, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet gobernaron bien, espantando el fantasma de Allende. Lula gobernó bien en Brasil. [Ver en Lampadia: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú]. Tabaré Vázquez y Pepe Mujica gobernaron bien en Uruguay. El FMLN ha gobernado bien en El Salvador. En Bolivia, las políticas macroeconómicas del gobierno de Morales han sido bastante responsables – y bastante exitosas.  

Los gobiernos de Lagos y Bachelet, Lula, Funes, y Vázquez y Mujica destrozaron la imagen de una izquierda incapaz. En Brasil, Chile, y Uruguay, la tasa de crecimiento económico aumentó con los gobiernos de izquierda. Y según los Indicadores de Gobernancia del Banco Mundial, los tres países mejoraron en términos de rendición de cuentas, estado de derecho, y corrupción.  

El segundo legado de los gobiernos de izquierda son las políticas redistributivas. La redistribución desapareció de la agenda pública en América Latina en los años ochenta y noventa. Quedó fuera del Consenso de Washington. Los viejos estados de bienestar –casi todos disfuncionales– fueron desmantelados pero no reconstruido, y la política social se limitó a las políticas antipobreza focalizadas.

La izquierda colocó el tema de la redistribución en la agenda.[La redistribución nunca ha estado fuera de la agenda, para eso son los impuestos que los gobiernos deben saber usar en beneficio de la población. Levitsky considera que redistribución es el asistencialismo, poca veces sostenible, como justamente se ha hecho evidente en el ícono de las políticas redistributivas de nuevo cuño: Brasil]. En Argentina, Brasil, Chile, y Uruguay, gobiernos izquierdistas aumentaron el salario mínimo, expandieron los sistemas salud y seguridad social, ofreciendo pensiones y seguro médico a millones de personas –informales, desempleados, y pobres rurales– que jamás los habían recibido, y mejoraron los ingresos de millones de familias a través de programas de transferencias condicionales.

Las consecuencias de estos programas han sido enormes.  En Brasil, 20 millones de personas salieron de la pobreza bajo el gobierno de Lula. Y el nivel de desigualdad cayó. [Siendo que Levitsky escribe en La República, debería nutrirse de información sobre el Perú para sustentar sus afirmaciones. En nuestro caso, según varios especialistas como Juan Mendoza de la UP y la ex Ministra de Inclusión Social, Mónica Rubio, así como el propio INEI, la disminución de la pobreza de los últimos años se originó por la inversión privada hasta en un 80%. Solo el resto se habría debido a los abundantes programas sociales asistencialistas. Ver en (L): Al menos80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento y EVOLUCIÓN DE LAPOBREZA MONETARIA 2009-2013].

Aunque la pobreza disminuyó en toda América Latina, la economista Nora Lustig y sus colegas muestran que los gobiernos social democráticos en Brasil, Chile, y Uruguay lograron reducir la pobreza y la desigualdad más que en otros países.

El buen rendimiento de los gobiernos de izquierda se ve en los resultados electorales: entre 2000 y 2014, los gobiernos de izquierda fueron reelectos en 19 de 20 oportunidades (la única derrota fue en Chile en 2010, donde el candidato, Eduardo Frei, no era de izquierda). La izquierda ganó cuatro veces consecutivas en Brasil, tres veces en Argentina, Bolivia, Ecuador, y Uruguay, y dos veces en El Salvador.

Estos triunfos se deben, en parte, al boom económico. Pero también se deben a la democracia.   Por la primera vez en la historia, la izquierda latinoamericana puede ganar y gobernar hoy sin golpes de Estado. [¿Se deben a la democracia? ¿A cuál? ¿A aquella que se basó en cambiar las constituciones a la medida de los gobernantes “democráticos”, que instauraron las reelecciones permanentes, que cooptaron a la población con programas asistenciales de reparto condicionado (como Juntos en el Perú que no cumple con los condicionamientos) y que finalmente, concentraban el poder en manos del ejecutivo, eliminando o debilitando la división de poderes, consustancial a una democracia real?].

La izquierda no debe olvidar esta lección.  El giro a la izquierda fue posible porque la consolidación de las instituciones democráticas abrió caminos al poder que no existían antes. Para la izquierda, apoyar a gobiernos (como el venezolano) que pisotean a estas instituciones sería sabotear a su propio futuro.




Modelo Exitoso e Instituciones Fallidas

Modelo Exitoso e Instituciones Fallidas

Ahora que la economía dejó de crecer, debilitando la disminución de la pobreza y la desigualdad, la izquierda tradicional acusa al “modelo económico” de nuestras debilidades institucionales. Este, que hasta el 2013 mostró resultados espectaculares en términos de desarrollo económico y social (ver en Lampadia: Las Cifras de la Prosperidad).

Varios académicos, periodistas y analistas caen en lo mismo. Por ejemplo, Eduardo Dargent (La República, 4 de abril, “Carranza y las instituciones”), afirma que el ex Ministro Carranza: “Rechaza que sea el modelo económico el que esté mostrando sus limitaciones. (…) El problema es el gobierno. ¿Por qué? Porque este gobierno ‘cambió el modelo de crecimiento que tenía el Perú’”.

Indica,además, que: “Carranza nos ilustra sobre el estancamiento: (i) ausencia del Estado para preservar los derechos de propiedad y efectividad de los contratos, (ii) desconfianza de la población en la efectividad del Estado para defenderlos de potenciales daños medioambientales y garantizar la dotación de agua y (iii) falta de capacidad del Estado para usar bien los impuestos, mejorando las condiciones de vida de la población por buenos servicios y no por gasto asistencial es fundamental para reducir la desigualdad de manera permanente”.

Y concluye: “¿Heredadas de quién? (…) La verdad [dice Dargent] yo veo mucha mas continuidad que cambio y si, más bien, creo que los arquitectos del modelo harían bien en evaluar en que medida no ha servido para atacar esta debilidad institucional diagnosticada”.

Estas acusaciones nos permiten evaluar el “porque” del divorcio entre economía e instituciones.

Veamos:

1. A 1990 llegamos en “artículo mortis”, destruidas la economía y las instituciones.

2. La verdadera Gran Transformación del Perú se inició en 1993, cuando adoptamos una Constitución más moderna que nos permitió llevar al país al mundo global, abrir las puertas de la inversión privada y liberar la capacidad de los peruanos para construir su propio futuro. Este proceso se produjo sin un plan específico y sin el liderazgo de nuestros gobiernos ni de nuestra clase dirigente. Fue una suerte de “accidente”.

3. Ninguno de los gobiernos, desde el segundo de Fujimori, Paniagua, Toledo y García (2), lideraron conscientemente la revolución económica y social que transformó el país y nunca emprendieron las reformas institucionales que debieron ser parte del proceso.

4. No hay modelo de crecimiento económico sostenible que deje en segundo plano, o ignore el avance institucional.

5. Nuestro modelo requiere: Estado de Derecho (protección de los derechos de propiedad e imperio de la Ley), un mejor Sistema Político (con Partidos Políticos representativos), un buen Sistema Judicial y una Policía efectiva y correcta, así como un Estado Meritocrático.

6. Esto no se hizo, pero no por carencias del modelo económico, sino por la falta de visión e incompetencia de la clase política. El sector privado tuvo las condiciones para recuperar la economía, pero los sucesivos gobiernos jamás emprendieron la reforma institucional.

7. El segundo gobierno de Fujimori no entendió el nuevo marco institucional de la Constitución del 93. El 96 paró las reformas. Cayó en un neo-populismo electorero y una corrupción desenfrenada, además de generar una innecesaria recesión (1998) que desdibujó buena parte de los logros de su gobierno.

8. El gobierno de Paniagua (víctima de circunstancias políticas extremas) no fue capaz de dibujar un nuevo marco institucional. Nos atascamos en el pantano de la revancha y el resentimiento. Además, abrió la posibilidad de retornar a la nefasta Constitución del 79. Ver en Lampadia: La Constitución del 79 consolidó el empobrecimiento general de los peruanos – Quieren bajarle la llanta a la prosperidad.

9. Toledo heredó el final de la recesión del 98. La del “corte de la cadena de pagos”, que desató el Ministro Baca Campodónico.

Posteriormente Toledo, gracias a sus buenos ministros, se montó en la ola del aumento del precio de los commodities que iniciaron el ciclo de abundancia que vivimos hasta hace poco. Por otro lado,  inició una regionalización apurada que desarticuló la estructura del Estado y siguió coqueteando con la Constitución del 79.

Felizmente, con algunos de sus ministros y un buen grupo de empresarios modernos, cerramos el TLC con los EEUU, que consolidó el proceso de inserción de nuestra economía al mundo global.

10. El Presidente García llegó al gobierno acusando a Lourdes Flores de ser la “candidata de los ricos” y amenazando con revisar el TLC con EEUU. Felizmente, las circunstancias de la economía global: altos precios de los commodities, abundante financiamiento internacional, crecimiento espectacular de la inversión privada (mayormente en provincias) y la polarización política con Hugo Chávez, permitieron que García apoyara la economía de mercado.

Así profundizamos la integración comercial y se fomentó la inversión privada. Pero, García nunca hizo el balance entre el pasado de estancamiento (del que fue parte importante), y la nueva realidad. No se hicieron, ni se explicaron, las relaciones causa-efecto que trajeron al Perú desde la oscuridad y el desaliento a la explosión de bienestar y confianza del nuevo siglo.

Tampoco se hicieron las reformas políticas e institucionales pendientes, en parte por miedo a la agresiva oposición del humalismo.

Así llegamos al 2011, al gobierno de la “inclusión”, justo después de una década de inclusión jamás soñada. Es cierto que el Presidente Humala tuvo que abandonar su programa radical de gobierno para ser elegido en la segunda vuelta. Para ello juró lealtad a la “Hoja de Ruta”. Pero casi todo su equipo era parte del proyecto radical (felizmente duró poco). Pero,  durante el premierato de Salomón Lerner G. se oficializó el lenguaje anti-minero, perdimos el proyecto de Conga y se paralizó la inversión minera, la locomotora que había jalado el tren de nuestra economía. Además, el Presidente hizo evidente su desconfianza en el sector privado que percoló en toda la administración pública.

El siguiente gráfico demuestra cómo el 2011 se inició la parálisis de nuestra economía:

El resto vino solo, le echamos la culpa a la caída de precios de las exportaciones, cuando pudimos compensar con volumen lo que perdíamos con precios. Después quisimos inventar nuevos motores de crecimiento y nunca más dimos pié con bola.

Este proceso se puede profundizar en los siguientes análisis de Lampadia:

Otra vez La Parada (esta vez en la inversión)

“¡Es el Estado, …estimado!”

El país resbala después de muchos años

El 2014 terminó nuestro ciclo virtuoso de desarrollo – ahora necesitamos
acumen y una agenda de desarrollo efectiva

Des (Grecia) y reflexiones para el Perú

La economía peruana en perspectiva

Visión de Futuro antes que un Acuerdo Nacional

Todo lo expresado demuestra que hasta antes del gobierno de Humala tuvimos un modelo muy exitoso en lo económico y lo social y, que nunca se quiso abordar las reformas institucionales. Mal se puede ahora, culpar al modelo económico por nuestras carencias. Sería muy torpe, ahora,   dejar de hacer lo sí hicimos bien. Lampadia




El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

A principio de año dijimos que el 2014 no era un año cualquiera: era crucial para el desarrollo integral, el último en el que el gobierno de Ollanta Humala podía emprender las reformas que mantengan el crecimiento económico adecuado y nos permitan dar el salto cualitativo al desarrollo integral. Dijimos que esto no era responsabilidad exclusiva del gobierno, sino de toda la clase política y las fuerzas vivas de la sociedad como el empresariado, la intelectualidad y los gremios.

Después de haber vivido activamente los primeros 5 meses del 2014, y de seguir varios eventos de debate sobre temas nacionales y participado la semana pasada en el Simposium del Oro y la Plata, tenemos que concluir que “el país no se está encaminando a que al cierre de este período de gobierno hayamos fortalecido nuestro camino al bienestar general”.

Cada día se hace más clara nuestra incapacidad para leer la realidad, apreciarla como un proceso y no con la noticia de la mañana (película y no foto), entender nuestro potencial, recoger las experiencias exitosas de otros países, y tal vez lo más importante, entender que todos los peruanos estamos al mismo lado de la mesa, de cara al futuro.

Veamos algunos elementos que nos han llevado a una conclusión tan dramática:

La película de nuestros avances

Durante los últimos 20 años, hemos crecido bien: a una alta tasa promedio, más en provincias, más en la sierra y la selva y más en las zonas rurales (ver: Sierra y selva rurales lideran crecimiento por primera vez en nuestra historia). Hemos disminuido la pobreza con mayor impacto entre los pobres y las regiones más atrasadas. Hemos creado una pujante clase media. Ha disminuido la mortalidad y la desnutrición infantil. Se han cumplido las Metas del Milenio (sociales) dos años antes. Disminuido la desigualdad en cualquiera de sus mediciones. Se ha aumentado la productividad a niveles record. Invertido alto, principalmente en las regiones. Se ha creado empleo de calidad. Hemos formado el sector industrial más fuerte de nuestra historia. Diversificado la economía el galope. Le hemos dado un impulso extraordinario a la sierra rural. Nuestra deuda externa es mínima. Hemos creado un potencial de desarrollo integral, que solo podíamos soñar. El prestigio del Perú en el exterior, es magnífico, entre inversionistas y agentes multilaterales.

Lo qué dice el Perú oficial y la izquierda tradicional

El primer gabinete de este gobierno oficializó el lenguaje anti-minero. La educación y la salud no son negocio, dijo el Presidente de la República después del último Cade. Ahora nos dicen que nuestro último ciclo de crecimiento se parece al que tuvimos con el guano y el caucho (¿Qué se puede hacer con el Perú? Ghezzi-Gallardo). La informalidad es el gran elefante en el clóset que no hemos tocado como país (P. Ghezzi –Perú Summit). Crecimos porque tuvimos suerte. Se acabó el viento a favor. La productividad, el empleo y la distribución no han sido satisfactorios (Ghezzi-Gallardo, página 97). Nuestra producción no tiene valor agregado. Estamos entrando en la trampa de los ingresos medios. Nuestra producción está concentrada en minería, tenemos que diversificarla (Ver: entrevista a Piero Ghezzi, Perú21, 18/5/14).

A dos años del cambio de gobierno, sin liderazgo y con la anomía de la clase dirigente

Hemos parado el crecimiento de la inversión privada (Volvamos a prender el motor de la economía).

Establecido las regulaciones ambientales más exigentes del planeta (Radicalismo ambiental en el Ministerio).

Hemos parado el desarrollo de los proyectos mineros, petroleros y energéticos, como lo ha  hecho ver el ex ministro Luis Carranza: “La cartera de proyectos está estancada”.

Según Ricardo Briceño (en el Simposium indicado): “En minería, hemos pasado del ´Texto Único Ordenado´ de los años 90 y dos instancias oficiales, que permitieron la gran inversión en la minería moderna y responsable, a 180 regulaciones en muchas instancias distintas y en diferentes niveles de gobierno (nacional, regional, local y “social”). ´Hemos pasado de un Gantt a un plato de espaguetis´.

No queremos abrazar la viabilidad de nuestro crecimiento minero: Carranza: “El Perú tiene una ventana de oportunidad e 15 años para beneficiarse de su minería”.

Roberto Abusada: “La minería ha sido el centro de la cultura peruana por miles de años”.

María Alejandra Zegarra: “las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024 (…) agregarían alrededor de 2% al PBI (…) incrementarían el aporte al fisco en 143% hasta el 2024”.

Hemos apurado una regionalización (Toledo) que no definió correctamente las instancias de decisión, distribuyó funciones sin capacidades, regionalizó los departamentos sin fomentar sinergias económicas y sociales, se crearon señoríos feudales con capacidades discrecionales absolutas, sin pesos y contrapesos y sin segundas instancias. Se desarticuló la estructura del Estado y se eliminaron las capacidades de gobierno de un país unitario.

Al mismo tiempo hemos debilitado nuestras instituciones (Desaprobación general del sistema político). Dejado de reformar la educación pública (Ver: Una impostergable revolución educativa). No hemos avanzado lo suficiente en infraestructuras (Ver: “Infraestructuras: menos pobreza y más desarrollo”). Finalmente, hemos profundizado la distancia entre la política y la economía y la sociedad. Hemos debilitado la confianza (Ver: “Sin instituciones no hay desarrollo”) en nuestras instituciones, nuestros líderes políticos, el futuro del país y entre los propios peruanos.

Lo que se dice y se hace en el mundo emergente

Bill Gates: “En el mundo también hay buenas noticias que explican cómo, cada día, la humanidad está construyendo una sociedad más justa, más sana y con mejores oportunidades de realización personal”.

Sala i Martín: “¡No! El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

China: “en lugar de obtener aprobaciones, las empresas pueden hacer lo que no está prohibido”.

Neranda Modi, nuevo Primer Ministro de India, ha prometido regresar a un crecimiento económico alto, comprometiéndose a seguir la máxima de: “no red tape, only red carpet for investors” (nada de papeleo, solo alfombra roja para los inversionistas).

¿Queremos ser parte del mundo moderno y eliminar la pobreza extrema?

Cuando en CADE 96 se planteó la “Visión del Perú al año 2020”, teníamos que hacer un gran esfuerzo de imaginación, esperanza y optimismo. Hoy hemos construido la posibilidad de superar nuestros sueños más audaces.

Según el banco global HSBC en su publicación “The World in 2050” (“El mundo en el 2050”), el Perú puede ser uno de los países que más crezca durante los próximos cuarenta años, alcanzando el lugar 26 entre las economías más grandes del planeta.

“Tener la capacidad de sacar al Perú de la pobreza y de aliviar el sufrimiento de millones de peruanos, sin dar la batalla con todas nuestras armas; a pesar de las evidencias, las oportunidades y las advertencias es: INMORAL”. Lampadia




Siomi sin careta en Caretas

Siomi sin careta en Caretas

“Para qué educar bien cuando necesitamos obreros que extraigan minerales, cuando necesitamos gente que talen los árboles. Esta es la democracia del modelo neoliberal. Prometer en las campañas que vamos a cambiar las cosas, que vamos a transformar las cosas y llegar y seguir manteniendo los procesos que el neoliberalismo nos ha impuesto”. Palabras del ex Premier Lerner el 19 de julio 2013, Hotel Riviera, en “La Junta” de Fuerza Ciudadana, ala universitaria del colectivo que agrupa a varias fuerzas de izquierda. Reportado por la revista Caretas en su edición del 25 de julio, ver facsímil. 

Increíbles expresiones del ex Primer Ministro del actual gobierno que, aparentemente, maneja varios discursos, como manejó antes sus militancias o amistades en diferentes tiendas políticas.

Hace poco Lerner criticaba al gabinete Valdés, que lo sustituyó, afirmando que sus políticas alentaban los conflictos sociales, sin reconocer, que durante su frustrada gestión, casi todo el Perú estaba entrecortado por las tomas simultáneas de carreteras en Tumbes, Cajamarca, Ayacucho, Andahuaylas y Moquegua. Un su corto premierato, no logró que los radicales le dieran una tregua y, ahora organiza y reorganiza a las cúpulas de izquierda en Ciudadanos por el Cambio (por el Cargo, según Aldo Mariátegui) y en el recientemente formado FRENAIZ (Frente Amplio de Izquierda) para participar en los próximos procesos electorales.

Lerner trabajó con el velascato, apoyó y financió a Toledo, a Humala, a la Villarán, a Ciudadanos por el Cambio y, ahora al FRENAIZ, para luego, mientras representa al Perú en Unasur, dedicarse a sembrar una política subversiva entre nuestros jóvenes.

No siga por ese camino señor Lerner, a ver si vuelve a reinventarse.