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PARA LOS NEGOCIOS EN EL 2022 Y SU REFLEJO EN PERÚ

PARA LOS NEGOCIOS EN EL 2022 Y SU REFLEJO EN PERÚ

Claudia Navas
Analista de riesgos de Control Risks para Perú 
Para
Lampadia

Como cada año, en Control Risks realizamos un mapa de riesgos o RiskMap a nivel mundial. En el 2022, los seis riesgos globales para los negocios girarán alrededor de: 

  • el gran reposicionamiento geopolítico; 

  • el incremento de estados frágiles y disfuncionales; 

  • un ambiente más diverso y complejo de amenazas de seguridad como resultado del COVID-19; 

  • crecientes amenazas cibernéticas descontroladas; y 

  • riesgos asociados al cambio climático y a 

  • la sostenibilidad empresarial. 

Éstos también se manifestarán en Perú, por lo cual es fundamental que el sector empresarial se asegure de estar preparado y contar con los análisis y planes de mitigación necesarios para blindar sus operaciones de cambiantes y complejos escenarios de riesgo. 

  1. Perú en el ajedrez geopolítico

Para Control Risks, el mundo experimentará un reposicionamiento geopolítico en la medida en que Estados Unidos, China y la Unión Europea se redefinen como superpoderes, no sólo en lo que representan sino también en dónde y cómo lo harán. ​América Latina probablemente será un territorio de disputa, especialmente teniendo en cuenta el desafío global de la transición energética y las oportunidades y recursos apetecidos que ofrece la región para materializarla. Pese a la falta de un norte claro del gobierno del Presidente Pedro Castillo (en particular en lo que tiene que ver con su política exterior) las visitas del expresidente boliviano Evo Morales y sus aliados, dan cuenta de que la izquierda latinoamericana ve que el Perú podría tener rol fundamental en ese reposicionamiento geopolítico, en afianzar los lazos de la región con China y retar aquellos establecidos con Estados Unidos. 

Para las empresas, esta dinámica las tocará en varios aspectos. Desde asegurar el suministro de energía, garantizar la resiliencia de la cadena de suministro, lograr la sostenibilidad, brindar un liderazgo basado en valores compartidos, garantizar la seguridad y acelerar el crecimiento más allá de la pandemia. La geopolítica dará, entonces, forma a las oportunidades y a los riesgos para los negocios en todos los frentes.

  1. Fragilidad estatal

La pandemia exacerbó la ya limitada capacidad de los estados de responder a choques externos y manejar retos domésticos. Esto es particularmente relevante en América Latina y en el Perú, uno de los países más afectados por la pandemia en la región. Pese a las grandes promesas de Castillo de cerrar las brechas sociales y económicas del Perú (particularmente en las zonas rurales), la ineficiencia del Estado de proveer bienes y servicios a lo largo y ancho del país aún es un tema por resolver. Lo que implica que el sector privado estará aún más solo navegando en medio de la incertidumbre política y las crecientes demandas sociales, mientras la criminalidad y activismo se acrecientan frente a un estado que seguirá siendo lento e ineficiente. 

  1. Amenazas de seguridad a partir del COVID y los talibanes

La perturbación económica y social que causó el COVID-19 profundizaron divisiones que -actualmente o en el pasado- activaron conflictos y alentaron el extremismo violento como aquel que perpetran los talibanes, o en la región, grupos armados como los grupos residuales de las FARC o el ELN. La carrera a la presidencia del Perú, marcada por “el terruqueo” y una profunda polarización política, da cuenta de que las divisiones que otrora llevaron y mantuvieron al país en vilo del terrorismo, permanecen vivas. A nivel global y en el Perú, la crisis también distrajo y restó valor a los esfuerzos de gobiernos contra el terrorismo y la criminalidad transnacional. En el país, esto se ve reflejado en el aumento de los cultivos de coca -alcanzando niveles históricos en 2020- en parte debido a menores esfuerzos en materia de erradicación asociados a la inestabilidad política y a la gestión de la crisis sanitaria. Pese a que las amenazas de crimen y terrorismo en el Perú aún son limitadas (comparadas con estándares regionales), éstas permanecen latentes y pueden activarse si el gobierno no tiene la capacidad o la voluntad política suficiente para anticiparlas.  Las empresas se verán entonces aún más expuestas al crimen y la inseguridad. 

  1. Amenazas cibernéticas descontroladas

En 2022, el aumento de las amenazas cibernéticas a nivel mundial se convertirá en una cuestión de supervivencia para las organizaciones. Para las empresas, apropiarse de la defensa contra estas amenazas es clara como el agua: están solas. Los estados no logran disuadir el comportamiento agresivo a medida que proliferan las capacidades cibernéticas ofensivas entre un número creciente de actores estatales y no estatales. A esto se suma la tendencia de colaboración que avanza rápidamente entre los estados y los ciberdelincuentes en varias jurisdicciones. Estas crecientes capacidades disruptivas avanzan en paralelo con un área disponible cada vez más grande para perpetuar ataques, en la medida en que el mundo avanza rápidamente hacia la digitalización.

Aunque subestimadas, las amenazas cibernéticas son un problema creciente en el Perú que merecen mucha más atención del gobierno y del sector privado. Según la empresa de ciberseguridad ESET en su reporte sobre las amenazas cibernéticas y la seguridad corporativa en 2021 en América Latina, el Perú concentró el 30% de las detecciones de ransomware a nivel empresas en Latinoamérica durante 2020, siendo la más alta seguido por México, Venezuela, Brasil y Colombia.  Perú también se destaca en la región por amenazas de spyware y la proliferación de las amenazas informáticas en torno a minería de criptomonedas. Esto resalta la importancia de que las empresas deban darle más peso y atención a crecientes y cambiantes amenazas cibernéticas.

  1. Cambio climático

Eventos naturales a causa del cambio climático representarán crecientes riesgos operacionales para las compañías. Muchas empresas han respondido a estos eventos de manera táctica, y en la medida que llegan. Sin embargo, la presión sobre las empresas para que desempeñen su papel en la lucha contra el cambio climático será más intensa, y la necesidad de estar preparados para su impacto es fundamental, de la mano con un número ilimitado de partes involucradas que afrontan los mismos riesgos. El riesgo operativo impulsado por el clima se encuentra ahora en el centro de cualquier estrategia eficaz de mitigación de riesgos a largo plazo. La contaminación del aire, del agua, del suelo, la erosión y la deforestación son las principales amenazas ambientales en el Perú, además de las capacidades institucionales limitadas para atender grandes desastres, aunado a que varias regiones y municipalidades del país aún carecen de planes de manejo de desastres y riesgos ambientales. Esto implica que las empresas deberán no sólo estar preparadas sino, además en algunos casos, dinamizar la coordinación interinstitucional a nivel local para mejorar la preparación y mitigación de riesgos asociados al cambio climático. 

  1. Sostenibilidad corporativa

El escrutinio alrededor del cumplimiento de estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) se está expandiendo más allá de Estados Unidos, Asia y Europa. En Perú, la implementación de criterios ESG es aún deficiente, pese a que los riesgos son muy altos teniendo en cuenta, entre otras, las profundas brechas de género, étnicas, y urbano-rurales que aún persisten. La victoria de Castillo expresó el sentimiento de una gran parte de la población peruana de que éstas y otras brechas se cierren, y el rol de sector privado en este proceso podría ser fundamental. La falta de liderazgo y claridad por parte del gobierno de Castillo representa una oportunidad perdida para alinear al sector privado en torno a ESG y a sus promesas de cambio. Esto implica que las empresas deberán esforzarse aún más para asegurar que están actuando en beneficio de las comunidades del entorno donde operan, sobre todo teniendo en cuenta una mayor exposición a riesgos reputacionales y de integridad bajo un gobierno que opera bajo incentivos populistas.  

 

Ver video aquí: https://youtu.be/nqzjrj6LGn0

Lampadia

 



La Decadencia del PT

La Decadencia del PT

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

El Partido de los Trabajadores (PT), fue fundado por diversos grupos de izquierda, líderes sindicales e intelectuales en 1980, en un momento muy favorable para su ideología populista. El gobierno militar estaba en su fase final y todos los opositores a los militares eran vistos como defensores de la democracia. 

Con el fin de la guerra fría, el gobierno americano dejó de apoyar a los gobiernos militares en América Latina, y pasó a apoyar el retorno a la democracia. La ventaja moral de los opositores a los gobiernos militares, mayoritariamente la izquierda, les permitió llegar al poder en muchos países, abriendo el período de los presidentes ex-revolucionarios y de los populismos del siglo 21.

​Desde sus orígenes, el PT ha tenido una estrategia nacional y otra latinoamericana. En 1990, en alianza con Fidel Castro, Lula fundó el Foro de Sao Paulo, con la tarea de expandir su influencia en la región y brindar a la izquierda latinoamericana nuevos referentes ideológicos tras la caída del “socialismo realmente existente” en Europa Oriental. Desde entonces, el Foro se ha reunido 23 veces (Méjico, Habana, Managua, Caracas, etc.) donde fuera necesario para fortalecer algún gobernante o líder populista de izquierda.  En un próximo artículo explicaremos el rol del Foro de Sao Paulo en la estrategia del PT. Como explicamos anteriormente en LampadiaEl traicionero intervencionismo de Lula en el Perú

Una historia abreviada de la Era PT

En el 2002, después de tres intentos fracasados, Lula fue, finalmente, electo presidente de Brasil, dando inicio a lo que serían cuatro gobiernos del PT. Fernando Henrique Cardoso, durante sus gobiernos había superado la inflación y flexibilizado la gestión monetaria, entregando a Lula un país con una economía desacelerada pero macroeconómicamente sana. Lula recibió una casa ordenada.

Gobernante por dos mandatos, simultáneos al auge de las exportaciones, el país creció, la pobreza cayó y Lula terminó sus dos gestiones con alta popularidad y una imagen de líder global. Su fuerza política era tal que pudo elegir a Dilma Rousseff como su sucesora en Brasilia.

Dilma, comienza su gobierno el 1º de enero de 2011, apoyada por la popularidad de Lula y la maquinaria del PT. Desgobierna el país por cinco años, las limitaciones del modelo económico implementado por el PT se manifiestan en la peor crisis económica de los últimos 100 años, incumple las normas presupuestales, altera las cuentas nacionales, y es destituida por un juicio político el 31 de agosto de 2016.

La destitución de Dilma Rousseff cerró la era del dominio político del PT. Quienes gobernaron el país por 13 años y se sentían destinados a gobernarlo por siempre, en nueve meses de conflicto político se vieron fuera del poder ejecutivo. Para el PT fue un golpe traumático del cual no se recuperan hasta ahora. Desde la fundación del partido, esa fue su primera derrota estratégica. No es solo por astucia política que el PT lo llama como “golpe”.

El soporte social al juicio de Dilma fue la realización de las mayores movilizaciones sociales de la historia de Brasil, con cerca de 6 millones de personas en las calles expresando su rechazo al gobierno del PT y su apoyo al juicio político. La izquierda brasileña, para su sorpresa, se vio cuestionada por movilizaciones sociales mucho mayores que aquellas, protagonizadas por ella y que tumbaron al gobierno militar en los 80s. Por primera vez en su historia, el PT perdió las calles.

El 14 de marzo de 2014, se inicia la Operación Lava Jato, investigando el lavado de dinero y la corrupción en la Petrobras. La operación pone en evidencia los esquemas de corrupción montados durante el gobierno del PT para saquear a las empresas públicas, denuncia y encarcela a varios empresarios y políticos poderosos. El país se espanta con los niveles de la corrupción que el PT y sus aliados (PMDB y PP) había instalado durante su gobierno.

Pocos días después de la destitución de Dilma, el Ministerio Público Federal denuncia a Lula da Silva por corrupción y lavado de activos, en colusión con la constructora OAS. El 20 de septiembre del 2016, Juez Sergio Moro acepta la denuncia y abre el primer juicio a Lula. En los meses siguientes se iniciarían seis otros juicios a Lula por corrupción y lavado de activos. Esos juicios siguen en proceso, tres de ellos en Lava Jato, dirigidos por Sergio Moro.

El 12 de julio de 2017, diez meses después, el juez Sergio Moro encontró a Lula culpable y lo condenó a 9 años y seis meses de prisión. Como era de esperarse, el PT lanzó una campaña de desprestigio contra Sergio Moro, presentando el juicio como un acto de persecución política, y Lula apeló su sentencia en el cuarto Tribunal Regional Federal (TRF-4).

Este 24 de enero del 2018, seis meses después, el TRF-4 confirmó, por 3 a 0, la condena dictada por Sergio Moro y amplió la pena a 10 años y un mes de cárcel. Las inúmeras gestiones legales, las presiones políticas, las amenazas a los jueces y la movilización de sus “movimientos sociales” resultaron inefectivas.

Esa condena del TRF-4 fue por unanimidad, sin brechas jurídicas por donde romperla. La falta de manifestaciones sociales masivas en defensa de Lula, volvió a sorprender al PT. Las masas no salieron a defender a Lula, como esperaban los líderes más radicales del PT. Esta sentencia puede ser considerada la segunda derrota estratégica del PT, en menos de 18 meses. Para el PT los vientos ahora soplan de frente y el mar está agitado.

Las perspectivas del PT y de la izquierda

En el terreno jurídico las perspectivas de Lula son pobres. Él puede apelar algunos detalles de la sentencia en el mismo TRF-4 que lo condenó por unanimidad, pero ello se resuelve en pocas semanas, y nadie cree que la respuesta le pueda ser favorable. Posteriormente Lula apelará al Superior Tribunal de Justicia (STJ), una especie de Corte Suprema que revisa el sustento legal de la sentencia del TRF-4. Los expertos en temas jurídicos de Brasil opinan que el STJ difícilmente cuestionará una sentencia como la que fue emitida por el TRF-4.

Queda a Lula apelar al Supremo Tribunal Federal (STF) que opera como una especie de Corte Suprema de segundo nivel y de tribunal constitucional. El STF es un tribunal más politizado, y sus miembros fueron propuestos en su gran mayoría por Lula y por Dilma. Cuando Dilma fue destituida, el STF le permitió conservar sus derechos políticos, aún que la ley le negara ese derecho y que fuera muy clara en ese campo.

Los objetivos del PT en el terreno jurídico son tres:

(a)    que Lula no vaya preso,

(b)   que pueda candidatear y

(c)    que su condena sea anulada, en este orden.

El STF, muy probablemente, va poner a discusión el tema de la prisión en segunda instancia, justo ahora que Lula fue condenado por un juzgado de segunda instancia. De darse esa modificación de la ley, ello permitiría a Lula seguir libre, desafiando al sistema judicial del país y haciendo campaña política.

El argumento de algunos analistas, para oponerse a las condenas de Lula, es la reacción social que su prisión podría desencadenar, pero los antecedentes de los últimos meses no sustentan esa idea. Además, ese no sería el único problema que el STF necesitaría considerar. El Brasil tiene más de 726 mil presos en sus prisiones, el 40% de ellos (290 mil) en la condición de prisión preventiva, y los otros 60% (435 mil) con condenas en primera y segunda instancias. Si el STF toma esa decisión pensando en Lula, abre una caja de pandora para miles de otros condenados. En pocas semanas sabremos si se aplicará la sentencia del TRF-4 a Lula, o se el STF le brindará un trato especial. El derecho debe tratar a todos los ciudadanos por igual, pero como lo explicó George Orwell hacen muchos años, Lula podría ser visto como más igual que los demás ciudadanos.

Los otros dos objetivos de Lula, ser candidatos y ser exculpado son mucho más difíciles de lograrse. Y si algo así sucediera, un sector grande de la sociedad brasileña sentiría como una burla, y las reacciones podrían ser importantes.

En el campo político las cosas no están yendo bien al PT.

Al día siguiente de su condena Lula invitó a todos los partidos de izquierda a presentar una candidatura única a la presidencia. Él, naturalmente, encabezaría dicha candidatura y los puestos congresales se distribuirían entre los miembros de la alianza. Su argumento ha sido la necesidad de la unidad de las fuerzas de izquierda ante la arremetida de la ola conservadora.

Los líderes populistas (Ciro Gomes, Marina Silva, y otros menores), los partidos marxistas (Partido Comunista del Brasil (PC do B), Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y otros grupos aún más radicales rechazaron su invitación. En la opinión de ellos, el PT está fracasando y es hora de realizar una renovación en la izquierda brasileña. Como no podría dejar de ser, cada uno de ellos se considera él llamado a liderar esa renovación.

Más allá del discurso de justificación, lo que está en disputa es la herencia política de Lula, quien mantiene entre 30% y 35% de intención de voto, a pesar de todas las denuncias en su contra. Si Lula no puede ser candidato decenas de millones de votantes buscarán a quienes respaldar para gobernar el Brasil. En la disputa por el capital político de Lula, el PT es uno más en la arena. El PT, seguramente, es el más poderoso y lanzará su candidato, pero si ese candidato no es Lula, muchos votantes van a estar desconcertados. Para los otros partidos de izquierda ese desconcierto es una oportunidad política mayor.

El sueño de todos esos líderes y partidos de izquierda es volverse el heredero principal de Lula. Los populistas sueñan con la presidencia y los grupos ideológicos sueñan con volverse importantes. Para aprovechar esa oportunidad ellos tienen que diferenciarse del PT y afirmar una identidad alterna.

Con el sello de la corrupción, el nombre del PT genera anti-cuerpos políticos. Los petistas defenderán a Lula, pues es su única opción, pero los demás partidos de izquierda, para librarse del estigma de corruptos, se presentarán como opción de renovación moral, diciendo compartir las intenciones de justicia social de Lula pero no sus métodos. Es decir, para flotar en medio del naufragio del PT, los partidos de tendrán que atacar a Lula y dificultar la campaña electoral del PT.

Herencias nefastas

(a)    El PT está dejando herencias nefastas para el Brasil, y no es solo el desfalco económico que va requerir una década para cubrirse. Es en el campo de las creencias políticas y la mentalidad de la población que los problemas son mayores.

(b)   Durante sus gobiernos, el PT ha atribuido las causas del crecimiento económico del país y de la superación de la pobreza a sus políticas sociales, ocultando sistemáticamente los hechos detrás de ese proceso económico de dimensiones continentales e incluso global. Un porcentaje importante de la población brasileña hoy cree que, si con Lula vivieron mejor, entonces si él regresa, la prosperidad también regresaría. Ese es su electorado cautivo.

(c)    La influencia del marxismo en las escuelas, universidades, en los medios de comunicación y en el aparato estatal es, en muchos casos, predominante. El adoctrinamiento de los jóvenes es masivo, y las concepciones divergentes del marxismo son consideradas retrógradas y anti-sociales. Esa herencia cultural va tomar más de una década para ser superada. Mientras tanto, una parte importante de la población y de la intelectualidad brasileña va seguir viviendo en el pasado, antes aún de la caída del muro de Berlín.

(d)   La tercera herencia es un presupuesto nacional altamente distorsionado, en donde el 36% de los impuestos es utilizado para pagar la deuda pública y sus intereses, y el 16% es para cubrir un sistema de pensiones deficitario, quedando 48% del presupuesto para todos los demás gastos e inversiones públicas, incluido salud, educación, defensa, etc. Esta herencia se origina antes de la Era PT, pero ellos la han agravado a niveles difíciles de imaginar. 

(e)   La frustración de los militantes petistas y organizaciones, financiadas con el presupuesto de la República (Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra, MST y Movimiento de los Trabajadores sin Techo, MTST) y la radicalización de algunos de sus aliados pueden transformarse en brotes de violencia en los próximos años.

Conclusiones

El Brasil se está liberando, gradualmente, del populismo. Han surgido movimientos liberales en todo el país, y están ganando un espacio mediático significativo. Pero, gran parte de la población aún arrastra la expectativa en un estado paternalista y cree en la manipulación populista. El PT ha sufrido dos derrotas estratégicas, pero no está muerto, Lula es muy hábil haciendo demagogia y mantiene una fuerza electoral grande. Además, el PT tiene un aparato partidario gigantesco. Ellos, difícilmente, ganarían las elecciones, pero en una segunda vuelta podrían definir quienes NO gobernarán el país los próximos cuatro años.

La lucha por la renovación política en Brasil tiene cuatro grandes desafíos:

1.      Elegir nuevos gobernantes y congresistas, que no estén ligados a los sistemas de corrupción y estén dispuestos a realizar reformas políticas y económicas complejas.

2.      Profundizar el combate a la corrupción, reforzando los órganos responsables de esa tarea (Ministerio Público, jueces federales de 1ª y 2ª instancias, Policía Federal, etc.), y acabando, o reduciendo dramáticamente, el foro privilegiado.

3.      Desmantelar los mecanismos de adoctrinamiento que el PT ha montado en las escuelas y universidades.

4.      Desarrollar una polémica pública que permita a la población brasileña asimilar nuevas formas de interpretación de la economía y la política, para transformar el Brasil en una sociedad menos cerrada y de cara al futuro.

Lampadia




El traicionero intervencionismo de Lula en el Perú

El traicionero intervencionismo de Lula en el Perú

Desde que estalló el escándalo del Lava Jato, en Lampadia identificamos la mano de Lula da Silva, el presidente de Brasil, y del Partido de los Trabajadores (PT), como los responsables de haber montado mecanismos de penetración política, en el Perú, aprovechando la ambición de sus empresas constructoras, para corromper a mansalva.

Lamentablemente, el país no ha aquilatado debidamente, la naturaleza política del escándalo del Lava Jato, porque el endiosado Lula, el ‘rey’ de la izquierda latinoamericana, no podía ser señalado como un traidor y un embustero por la prensa peruana, adicta a subsidiar a las izquierdas. Por lo tanto, el bendito escándalo ha terminado siendo reputado como corrupción empresarial, en la que se quiere ahora, meter a tirios y troyanos.

Paralelamente, como nuestra clase dirigente, no política, está ausente del debate nacional, hemos liberado a Lula y su PT, de la ominosa responsabilidad que les toca arrastrar por el resto de su existencia.

Pero, como diría el politiquero de la PUCP-Harvard, Steven Lewinsky, ‘ahora no quedan dudas de la traicionera maniobra de la izquierda brasileña’, organizada para favorecer a sus ‘súbditos’ peruanos; como, los Humala-Heredia, Villarán, et al, y sus agentes recaudadores; así como para comprometer a toda la clase política.

Veamos como la colaboración a Humala-Heredia, candidato en el que no creían, fue ORDENADA por Lula y el PT, según Marcelo Odebrecht:

La traducción oficial del testimonio de Odebrecht en Curitiba

El Comercio accedió a la transcripción oficial del audio del interrogatorio al ex CEO de la constructora realizado en noviembre del 2017 (…)

—Ollanta Humala—

Sobre la entrega de US$3 millones para su campaña electoral.

Fiscal José Domingo Pérez: […] ¿Cuál era la finalidad o qué buscaba posteriormente con el aporte que daba a la campaña?

Marcelo Odebrecht: En el caso del aporte que yo manejé, que fue ese que se hizo a Ollanta Humala, yo, en realidad […] no fue iniciativa mía. Hice eso… a pedido del gobierno de Lula, por mi relación con el gobierno de Lula […], al dar un apoyo político de 3 millones de dólares, al saber que nosotros éramos personas de confianza del gobierno brasileño, eso, de cierto modo, te abre las puertas y permite que uno tenga más acceso a él para influir. (Audio 2 – Páginas 86-87/ Versión web 12-13)

Marcelo Odebrecht: […] En el caso específico de Ollanta Humala, nosotros teníamos más acceso a Ollanta Humala que los empresarios peruanos que vivían en constante lucha con él. (Audio 2 – Página 98/ Versión web 24)

Marcelo Odebrecht: Del monto que yo tenía aquí con el PT [Partido de los Trabajadores]; es decir, ellos me pidieron que lo destine a Ollanta Humala, yo, en esa época incluso comenté que no sabía, en realidad, si era por una cuestión geopolítica; es decir, de Brasil… eh… por similitud política entre el PT y Ollanta Humala, o si era por una cuestión de que existían dos ex integrantes del PT, Garreta y Favre, que apoyaban la campaña de Humala, pero de cualquier manera me pidieron dar esa donación. (Audio 2 – Página 104/ Versión web 30).

No quedan pues dudas sobre la naturaleza de la corrupción brasileña y su origen y destino político. El ‘rey’ de las izquierdas, el forjador del Foro de Sao Paulo, que albergó a todos nuestros proponentes del pos-extractivismo, es el peor corruptor de la izquierda latinoamericana.

Igualmente esclarecedora, es la entrevista de agosto del 2015 a Salomón Lerner, primer ministro de Humala, quien marcó diferencias con el chavismo, para recalar en la esfera de Lula y el PT.

Entrevista de El Comercio a Salomón Lerner Ghitis
El Comercio
Sebastián Ortiz Martínez
27.08.2015

“Al gobierno de Maduro le falta tolerancia frente a oposición”

Así lo afirmó el ex primer ministro Salomón Lerner Ghitis, quien dijo que no permitirá veto de Arana y Mendoza a Simon

Salomón Lerner Ghitis, ex primer ministro y ex financista del Partido Nacionalista, afirmó que si bien la primera dama, Nadine Heredia, cumplió un destacado rol en la promoción de la política social del Gobierno de Ollanta Humala, hizo mal “en entrometerse en otras tareas del Estado”. También analizó el futuro de una izquierda fragmentada de cara a las elecciones del 2016.

(…)

¿Quién trajo a Luis Favre al Perú? ¿Usted hizo las gestiones para que se concrete esa asesoría?

El señor Favre fue una propuesta hecha por el Partido de los Trabajadores [de Lula y Dilma Rousseff] dentro de una terna que vino a Perú. (…).

¿Exactamente quién del Partido de los Trabajadores les propuso a Favre? ¿Fue José Dirceu?

No, no hemos tenido relación con Dirceu. Nosotros teníamos relaciones con la oficina de Relaciones Exteriores del PT. Teníamos una relación con Walter Pomar y también con Marco Aurélio García, quien hasta ahora asesora a la Presidencia brasileña en política internacional. 

¿Por qué el PT estaría interesado en ayudar al Partido Nacionalistas con Favre?
Los partidos de América Latina de la izquierda progresista, que son entre 90 y 100, trabajan en forma conjunta en el Foro de Sao Paulo. El PT es parte de ese foro, donde también estuvo el Partido Nacionalista. Entonces, ahí se tiene la posibilidad de conseguir los perfiles de los asesores de los grupos de izquierda progresista de la región. [¿Y la plata?]

Ahora, el ‘rey’ Lula ha sido condenado por corrupción a 12 años de cárcel. Esperemos que nunca retome el poder en Brasil. Ya es hora que las izquierdas dejen “el fin justifica los medios” del estalinismo.

Aprendamos a señalar las cosas como son. No dejemos que los ‘relatos’ (especialidad del régimen cubano), difundan más pos-verdades, para corromper las mentes de nuestros ciudadanos. Lampadia




El análisis con contrabando de Levitsky

El análisis con contrabando de Levitsky

Comentado por Lampadia

Creemos que el artículo de Levitsky, que reproducimos más abajo requiere de ciertas puntualizaciones que desvirtúan buena parte de su análisis.

Esperábamos que un profesor de Harvard, que ha sido adoptado como gurú de la izquierda peruana, fuera un poco más informado y riguroso. Anteriormente hemos criticado a Levitsky por las mismas razones, pero parece que no le entran balas: Levitsky pontifica sobre el gasto social.

¿El fin del giro a la izquierda?

Por Steven Levitsky, La República, 05 de Abril de 2015

Ante los graves problemas que enfrentan los gobiernos de Bachelet, Kirchner, Maduro, y Rousseff, muchos comentaristas prevén el fin del giro a la izquierda latinoamericano.  La ola sin precedentes de triunfos izquierdistas que empezó con la elección de Hugo Chávez en 1998 se agota.

No todos los gobiernos de izquierda están en crisis. Siguen más o menos fuertes en Bolivia, Ecuador, El Salvador, Uruguay, y Nicaragua. [Bolivia creció más que el Perú el 2014, pero si analizamos la década del 2002 y el 2012, podemos comprobar que el Perú creció un promedio de 6.3% mientras que Bolivia lo hizo solo en 4.7%. El dato del último año ha sido aprovechado por la izquierda tradicional para afirmar que el modelo boliviano es mejor]. Sin embargo, es probable que la izquierda sufra una serie de derrotas electorales en los años que vienen.  Se iría primero en Argentina, donde ninguno de los candidatos presidenciales serios es kirchnerista (Macri, Massa, y Scioli son pragmáticos del centro o centro-derecha). Aunque no haya elecciones presidenciales cercanas en Brasil y Venezuela, Dilma Rousseff ha sufrido una fuerte caída de popularidad y podría enfrentar un juicio político.  Y el gobierno de Nicolás Maduro está atrapado en un callejón sin salida.  

Después de una década de triunfos sin precedentes, entonces, parece que la izquierda latinoamericana está perdiendo fuerza.  La ola empieza a retroceder.

El retroceso de la izquierda tiene dos causas principales. El primero es el desgaste natural después de haber gobernado por tres o cuatro periodos presidenciales. Pocos partidos ganan más de tres elecciones presidenciales consecutivas (en EEUU, la última vez fue hace casi 70 años), y en democracia, casi ninguno gana más de cuatro.  Después de tres periodos, los gobiernos pierden los reflejos políticos; se distancian de la gente, y muchas veces, crece la corrupción.  Aun cuando no son muy corruptos (como en el caso de la Concertación en Chile), la gente se cansa.  Tarde o temprano, el desgaste afecta a todos los gobiernos. Doce años (Argentina) o 13 años (Brasil) en el poder es mucho.  Nada es permanente en la democracia.   Nadie gobierna para siempre.  

El segundo factor que debilita  a la izquierda latinoamericana es el fin del boom de las materias primas.  El tremendo éxito electoral de la izquierda en Brasil (reelecto en 2006 y 2010), Chile (reelecto en 2006), Venezuela (reelecto en 2006 y 2012), Argentina (reelecto en 2007 y 2011), Bolivia (re-electo en 2009 y 2014), Ecuador, (re-electo en 2009 y 2013), y Uruguay (re-electo en 2009 y 2014) fue facilitado por el boom económico que empezó en el 2002. El boom se acaba, y algunas economías han caído en recesión. Las crisis económicas –serias en Brasil y Argentina, infernal en Venezuela–generan descontento. Y los electores descontentos no suelen reelegir a sus gobiernos.   

Es probable, entonces, que el desgaste natural y el fin del boom económico pongan fin al giro a la izquierda. El proceso ya está en marcha en Argentina y Brasil, pero llegará también a países como Bolivia y Ecuador. En política nada dura para siempre.

Pero la década izquierdista ha sido un tremendo éxito para las fuerzas progresistas latinoamericanas. Con la excepción del chavismo venezolano (que dejará el país en ruinas), los gobiernos de izquierda latinoamericanos dejarán dos legados positivos.

Primero, demostraron que la izquierda puede gobernar. La imagen de una izquierda incapaz de gobernar había estado ampliamente difundida en América Latina. Debido a los fracasos de Allende en Chile, Siles Suazo en Bolivia, el sandinismo en Nicaragua, y Alan García en el Perú, la izquierda regional estaba asociada con crisis fiscal, hiper- inflación y desgobierno.

Esa imagen cambió en los 2000.  En Chile, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet gobernaron bien, espantando el fantasma de Allende. Lula gobernó bien en Brasil. [Ver en Lampadia: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú]. Tabaré Vázquez y Pepe Mujica gobernaron bien en Uruguay. El FMLN ha gobernado bien en El Salvador. En Bolivia, las políticas macroeconómicas del gobierno de Morales han sido bastante responsables – y bastante exitosas.  

Los gobiernos de Lagos y Bachelet, Lula, Funes, y Vázquez y Mujica destrozaron la imagen de una izquierda incapaz. En Brasil, Chile, y Uruguay, la tasa de crecimiento económico aumentó con los gobiernos de izquierda. Y según los Indicadores de Gobernancia del Banco Mundial, los tres países mejoraron en términos de rendición de cuentas, estado de derecho, y corrupción.  

El segundo legado de los gobiernos de izquierda son las políticas redistributivas. La redistribución desapareció de la agenda pública en América Latina en los años ochenta y noventa. Quedó fuera del Consenso de Washington. Los viejos estados de bienestar –casi todos disfuncionales– fueron desmantelados pero no reconstruido, y la política social se limitó a las políticas antipobreza focalizadas.

La izquierda colocó el tema de la redistribución en la agenda.[La redistribución nunca ha estado fuera de la agenda, para eso son los impuestos que los gobiernos deben saber usar en beneficio de la población. Levitsky considera que redistribución es el asistencialismo, poca veces sostenible, como justamente se ha hecho evidente en el ícono de las políticas redistributivas de nuevo cuño: Brasil]. En Argentina, Brasil, Chile, y Uruguay, gobiernos izquierdistas aumentaron el salario mínimo, expandieron los sistemas salud y seguridad social, ofreciendo pensiones y seguro médico a millones de personas –informales, desempleados, y pobres rurales– que jamás los habían recibido, y mejoraron los ingresos de millones de familias a través de programas de transferencias condicionales.

Las consecuencias de estos programas han sido enormes.  En Brasil, 20 millones de personas salieron de la pobreza bajo el gobierno de Lula. Y el nivel de desigualdad cayó. [Siendo que Levitsky escribe en La República, debería nutrirse de información sobre el Perú para sustentar sus afirmaciones. En nuestro caso, según varios especialistas como Juan Mendoza de la UP y la ex Ministra de Inclusión Social, Mónica Rubio, así como el propio INEI, la disminución de la pobreza de los últimos años se originó por la inversión privada hasta en un 80%. Solo el resto se habría debido a los abundantes programas sociales asistencialistas. Ver en (L): Al menos80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento y EVOLUCIÓN DE LAPOBREZA MONETARIA 2009-2013].

Aunque la pobreza disminuyó en toda América Latina, la economista Nora Lustig y sus colegas muestran que los gobiernos social democráticos en Brasil, Chile, y Uruguay lograron reducir la pobreza y la desigualdad más que en otros países.

El buen rendimiento de los gobiernos de izquierda se ve en los resultados electorales: entre 2000 y 2014, los gobiernos de izquierda fueron reelectos en 19 de 20 oportunidades (la única derrota fue en Chile en 2010, donde el candidato, Eduardo Frei, no era de izquierda). La izquierda ganó cuatro veces consecutivas en Brasil, tres veces en Argentina, Bolivia, Ecuador, y Uruguay, y dos veces en El Salvador.

Estos triunfos se deben, en parte, al boom económico. Pero también se deben a la democracia.   Por la primera vez en la historia, la izquierda latinoamericana puede ganar y gobernar hoy sin golpes de Estado. [¿Se deben a la democracia? ¿A cuál? ¿A aquella que se basó en cambiar las constituciones a la medida de los gobernantes “democráticos”, que instauraron las reelecciones permanentes, que cooptaron a la población con programas asistenciales de reparto condicionado (como Juntos en el Perú que no cumple con los condicionamientos) y que finalmente, concentraban el poder en manos del ejecutivo, eliminando o debilitando la división de poderes, consustancial a una democracia real?].

La izquierda no debe olvidar esta lección.  El giro a la izquierda fue posible porque la consolidación de las instituciones democráticas abrió caminos al poder que no existían antes. Para la izquierda, apoyar a gobiernos (como el venezolano) que pisotean a estas instituciones sería sabotear a su propio futuro.




Intolerancia chavista y alcahuetería brasileña

Intolerancia chavista y alcahuetería brasileña

Durante la última reunión del Foro de Sao Paulo, donde se analizó la obra y el pensamiento de Hugo Chávez, la delegación venezolana planteó a la izquierda latinoamericana a optar entre “el socialismo o la barbarie”, pues “las terceras vías no existen”. En esta misma dirección, la declaración final del evento emitió una virulenta condena a la Alianza del Pacífico y el libre comercio en América Latina, se rechazó el bloqueo de Estados Unidos a Cuba y se condenó una supuesta injerencia de los gobiernos occidentales en la región. El Foro de Sao Paulo, que agrupa a todas las corrientes del radicalismo, –desde terroristas como las FARC, el castrismo cubano, Patria Roja del Perú, hasta el chavismo venezolano- es uno de los centros ideológicos contra el libre comercio y la democracia latinoamericana.

La posición de la delegación venezolana, con el beneplácito carioca, propuso la arbitraria disyuntiva de “socialismo o barbarie”, que desnuda la intolerancia de los comunismos y nacionalismos chavistas que pretenden dividir la política latinoamericana entre buenos y malos, entre ángeles y demonios.  Cuando los sectores democráticos y liberales debaten con las ideas del chavismo argumentan contra los autoritarismos que debilitan a la democracia y contra el estatismo, el proteccionismo y el control de precios que destruye la inversión privada e incrementa la pobreza y la desigualdad. Es decir, contra un proyecto que empobrece a las sociedades, pero no nos atrevemos a dividir el mundo entre civilizados o bárbaros como lo hace la delegación venezolana y las prácticas de la izquierda tradicional en el Perú.

La delegación chavista se atribuye la representación de la “civilización” no obstante las colas y el desabastecimiento de productos de primera necesidad. En Caracas faltan huevos, leche y papel higiénico, porque el estatismo ha destruido al sector privado y allí ahora solo exportan petróleo e importan, prácticamente, todo. En Argentina el desabastecimiento de productos de primera necesidad, que origina inmensas colas, se pretenden combatir con controles de precios y amenazas en los supermercados.

En el Foro de Sao Paulo se dedicaron muchas horas a debatir sobre “la unidad e integración latinoamericana”. La declaración final del evento denuncia “las tentativas, inspiradas en potencias extrarregionales, en el sentido de fracturar y sabotear la integración regional, como es el caso de la llamada Alianza del Pacífico y la búsqueda incesante por generar crisis y estimular divisiones en el Mercosur”.

En ese camino, en el Foro se planteó acelerar la integración de Latinoamérica y del Caribe para hacerle frente a tratados de libre comercio como la Asociación Transpacífico (Brunéi, Chile, Nueva Zelanda, Singapur y otros) o el Acuerdo Transatlántico, en negociación y que estaría integrado por Estados Unidos, Australia, Malasia, Vietnam, Singapur, Nueva Zelanda, Chile, Perú?, Brunei, Canadá, México y quizás Japón y Corea del Sur.

En la XIX edición del Foro de Sao Paulo, fundado en 1990 por el Partido de los Trabajadores liderado por el entonces dirigente y posterior presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y relanzado después por Hugo Chávez, reunió este 1 de agosto a un millar de delegados y un centenar de políticos de izquierda, comunistas y socialistas en el propio Brasil.

 Al margen de ese hecho, llamó poderosamente la atención el compromiso con el evento de altos funcionarios del gobierno brasileño. El asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia brasileña, Marco Aurelio García,  con respecto a la obra “inconclusa” de Hugo Chávez, sostuvo que los partidos de la izquierda latinoamericana deben llevarla adelante y “hacerla realidad”. En relación a las “tareas pendientes”, el asesor de la presidenta Dilma Rousseff citó la “transformación productiva” de Venezuela y la concreción del “sueño (latinoamericano) de verdadera independencia”.

Como se puede apreciar, el gobierno brasileño -al igual que los regímenes venezolano y cubano-, se ha convertido en un entusiasta promotor de todos los radicalismos de izquierda que pululan en América Latina. Esto, aparentemente, para alejar la “influencia de Estados Unidos en la región, y dejar espacio para la influencia de Itamaratí”.  Es una lástima que América Latina, en uno de sus mejores momentos, haya caído, en muchos casos, en manos de políticos que insisten en vendernos ideas muertas.




¿Leninismo detrás del Alba, Mercosur y Celac?

¿Leninismo detrás del Alba, Mercosur y Celac?

En las últimas semanas hemos publicando varios artículos contrastando las diversas opciones del Perú en cuanto a política internacional, precisando, por ejemplo, que Unasur y el Mercosur eran procesos de integración política antes que  comercial, en tanto que la Alianza del Pacífico era un camino de integración económica, comercial y social que era fundamental para continuar con el crecimiento del país. (Ver lista de publicaciones)

¿Desarrollo o juego político?

¿Agenda Comercial paralizada?

Alianza del Pacífico: dirección correcta

Una mucho mejor Mirada

 

Más allá de cualquier argumentación, nunca nos imaginamos el extremo de politización e ideologización que existía detrás del Alba, Mercosur y Celac, tal como se revela, en las recientes declaraciones del Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera (glosadas en un reciente artículo del embajador Eduardo Ponce), que reproducimos a continuación:

“…(a)hora estoy en mi etapa leninista” dijo con ironía, antes de afirmar que “el curso general de la Revolución ha confirmado de una manera admirable, una de las tesis de Marx: cuando la Revolución avanza, obliga al enemigo a recurrir a métodos de defensa cada vez más extrema. El ALBA, la Unasur, la CELAC son parte del proceso revolucionario de esta etapa, son alternativas distintas que surgen de la diversidad. Pero esta autonomía que generan frente a EEUU, desencadena una contraofensiva del Imperio. En el actual momento, la punta de lanza de esta reacción, se llama Alianza del Pacífico. Se han alineado allí los gobiernos más conservadores del continente, comandados por EEUU, quien los reúne y articula, fijando una estrategia de contrainsurgencia continental, no para acabar con guerrillas sino para avanzar sobre Estados y gobiernos”. http://alainet.org/active/65228

Por considerar de sumo interés publicamos a continuación el artículo completo del embajador Eduardo Ponce.

Sudamérica: Una mayoría prepotente

Embajador J. Eduardo Ponce Vivanco

En un consumado acto de fariseísmo, Chávez y el ALBA manipularon a MERCOSUR y UNASUR para que suspendieran al Paraguay (junio del 2012). Fue una cínica exhibición de prepotencia para presentar como ilegítima la legítima decisión del Congreso paraguayo, destituyendo de la Presidencia a un prolífico exobispo “progresista”. Pero el verdadero objetivo chavista -compartido con Brasil, Argentina y Uruguay- era incorporar a Venezuela al MERCOSUR circunvalando la resistencia de Paraguay, un país aguerrido y rodeado de gigantes que siempre han necesitado coaligarse para doblegarlo. Lo suspendieron violentando las normas de su cláusula democrática y su carta constitutiva (Tratado de Asunción).

UNASUR superó el guión. Suspendió al Paraguay sin una cláusula democrática vigente y con un Tratado Constitutivo que no estipula el derecho de sancionar a los miembros. El Perú fue parte de ese consenso deplorable y arrebató la presidencia pro témpore al Paraguay en una Cumbre, donde los presidentes adoptaron “… la decisión política basada en el tratado constitutivo de Unasur (falso), de suspender a la República del Paraguay de participar en los órganos e instancias de la Unión, hasta tanto este Consejo revoque la suspensión” (Declaración de Mendoza, artículo 2º, 28.6.2012).

Una nota de prensa de Cancillería (9.7.13) informa que la Canciller del Perú recibió el “Informe Final de la Misión de Seguimiento Electoral (…) en el que se detalla las acciones realizadas como parte de las elecciones generales celebradas en Paraguay en abril último”. Se recuerda que fueron ocho los países que integraron la Misión presidida por el expremier Lerner, la misma que “formuló algunas recomendaciones técnicas para futuros comicios en ese país.” (no obstante lo impecable que fueron sus elecciones).

Estas arbitrariedades fueron cínicamente justificadas por el presidente uruguayo Mujica. Son decisiones “políticas”, dijo, implicando que la política y la voluntad presidencial están por encima del Estado de Derecho. Reafirmando la tendencia, MERCOSUR acaba de entregar su presidencia a Venezuela, a pesar de que Paraguay había solicitado que se le restituya en esa función, de la que fue despojado cuando lo suspendieron. Los paraguayos han respondido con dignidad y sujeción al Derecho: no se reincorporarán al MERCOSUR.

¿Cuál es el origen de estas barbaridades? En una reciente disertación en el Centro Cultural de la Cooperación en Buenos Aires (1.7. 2013), el vicepresidente boliviano García Linera ha iluminado el oscuro camino que transitamos como borregos:

“…(a)hora estoy en mi etapa leninista” dijo con ironía, antes de afirmar que “el curso general de la Revolución ha confirmado de una manera admirable, una de las tesis de Marx: cuando la Revolución avanza, obliga al enemigo a recurrir a métodos de defensa cada vez más extrema. El ALBA, la Unasur, la CELAC son parte del proceso revolucionario de esta etapa, son alternativas distintas que surgen de la diversidad. Pero esta autonomía que generan frente a EEUU, desencadena una contraofensiva del Imperio. En el actual momento, la punta de lanza de esta reacción, se llama Alianza del Pacífico. Se han alineado allí los gobiernos más conservadores del continente, comandados por EEUU, quien los reúne y articula, fijando una estrategia de contrainsurgencia continental, no para acabar con guerrillas sino para avanzar sobre Estados y gobiernos”. http://alainet.org/active/65228

Colofón: Guyana, Surinam y Nicaragua se asocian al MERCOSUR, del que Bolivia es miembro pleno desde el 7.1.2012. A pesar de ello, La Paz se mantiene en la Comunidad Andina, donde -además- ha tomado la Secretaría General, sumándola a la que tiene en la CAF hace 22 años. ¿Alguien negocia por el Perú?

Publicado en el diario Correo, 14 de junio del 2013




Cristina en el país de las maravillas

Cristina en el país de las maravillas

La señora Kirchner parece haberse propuesto convertir a Argentina en un país donde difícilmente uno quisiera vivir. Para empezar, la prensa libre está cada vez más acorralada. La presidenta no tiene problemas en declarar abiertamente que “a veces pienso si no sería también importante nacionalizar […] los medios de comunicación”, a la vez que usa todos los recursos a su disposición para perseguir a la prensa opositora y favorecer a los medios afines. Paralelamente, el gobierno cada día logra un mayor quiebre de la separación de poderes, y en los últimos meses ha presentado varios proyectos de ley que, de aprobarse, le permitirían deshacerse de los jueces que han venido parando sus abusos. Y a todo esto se suman las múltiples denuncias de corrupción gubernamental.

La señora Kirchner, por supuesto, no solo representa una amenaza para la libertad de expresión, el Estado de derecho y la integridad del gobierno. Además, encarna un enorme riesgo para las economías de los hogares argentinos, pues sus medidas estatistas vienen reduciendo progresivamente la calidad de vida de sus ciudadanos.

Para muestra de esto último, veamos dos ejemplos. El primero es que hace unos días y como una suerte de escarmiento a los empresarios que osaran contradecir lo que la autoridad manda, el gobierno de Cristina Kirchner –representado por su secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno– decidió clausurar cuatro supermercados, tres de la provincia de Buenos Aires y uno de capital federal, por algunas horas. La razón: los establecimientos no habrían cumplido con el abastecimiento de algunos de los 500 productos con precios congelados por decreto.

El gobierno dice que esta es una sanción a empresarios que desconocen las necesidades del pueblo. Pero ¿cuál es realmente la razón del desabastecimiento de los almacenes? Resulta que como el Gobierno Argentino no puede luchar contra la inflación que él mismo ha creado (y que según consultoras privadas sería de 24% anual), ha decidido recurrir a controlar los precios por decreto. Así, elaboró una lista de 500 productos con precios congelados hasta octubre, firmada por el propio Moreno y siete cadenas de supermercados. Sabiendo esto, el desabastecimiento no tendría por qué sorprender a nadie: un precio por debajo de aquel que surge naturalmente en el mercado lleva a que a muchos productores (o quizá a todos) no les sea rentable seguir produciendo y que, en consecuencia, se genere escasez.

Por supuesto, en la fantasía de la señora Cristina, parece que basta que ella diga “que se llenen las góndolas de los supermercados” para que esto suceda como por arte de magia. Y por eso no tiene problemas en aplicar la Ley de Abastecimiento (norma de 1974 que fuera suspendida de hecho hace 15 años) que faculta a decomisar mercadería, imponer multas e incluso a enviar a prisión a aquellos empresarios que se nieguen a abastecer el mercado interno.

El segundo ejemplo de cómo las políticas kirchneristas están arruinando la economía familiar es lo que ha sucedido con el pan, alimento que se ha vuelto un lujo, pues desde el 2006 se ha encarecido en más de 700%. Además, en los últimos seis meses se triplicó el precio de la bolsa de harina, lo que llevó a las panaderías a aumentar sus precios un 50%.

¿Cómo así sucedió esto? Pues resulta que en el 2006 el gobierno de Néstor Kirchner decidió restringir las exportaciones de trigo. El cierre parcial del mercado externo (que consumía casi dos tercios de la producción argentina de este cereal) volvió menos atractivo este negocio, pues el mercado local no estaba dispuesto a pagar los mismos precios, lo que motivó a muchos empresarios a migrar sus inversiones hacia la producción de bienes más rentables. Esto llevó a que la producción de trigo pase de 15 millones a 9 millones de toneladas en siete años, un fenómeno que se ha repetido con la carne y la leche.

Por supuesto, la señora Kirchner prefiere negar la realidad. Para ella, es más fácil seguir echando la culpa de los problemas económicos a los empresarios, seguir arruinando a Argentina con sus leyes populistas y vender la ilusión de que ella puede construir el país de las maravillas.

Publicado en  El Comercio, 23 de julio del 2013