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Inversión alcanza ratio record sobre el PBI en el 2013

Inversión alcanza ratio record sobre el PBI en el 2013

De acuerdo a proyecciones del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del BCRP (Banco Central de Reserva del Perú), la participación de la inversión total sobre el PBI alcanzaría el 27.8% del PBI en el 2013, un nivel superior al que registrarían nuestros socios de la Alianza del Pacífico como Chile (25,7%), México (24,2%) y Colombia (23,7%). Brasil, que a pesar de contar con el Mundial de Fútbol, solo registraría un nivel de inversión de 19,2% de su producto. 

El alto nivel que ha alcanzado la inversión sobre el producto es una excelente noticia porque muestra la potencia de nuestra economía, lo que se refleja al considerar que del ratio mencionado, más del 80% corresponde a la inversión privada. Este elevado nivel de inversión privada se da a pesar de que durante este Gobierno se han paralizado importantes proyectos debido a: el ruido político, el inadecuado manejo de la conflictividad social y las expectativas, así como por las trabas burocráticas. De haberse realizado estos proyectos, hubieran impactado positivamente, no solo en las cifras que estamos analizando, sino también, en nuestro crecimiento futuro.

El ratio de la inversión total como proporción del PBI es un indicador muy relevante. La inversión, no solo es un componente de la demanda agregada, que dinamiza la economía en el corto plazo, sino que también impacta en la capacidad productiva aumentando la oferta de largo plazo y generando más empleo. Así por ejemplo, China ha logrado crecer a tasas que superan el 10% durante 30 años, invirtiendo inicialmente el 33% de su producto, en promedio. Posteriormente, ha sostenido tasas espectaculares de inversión llegando a niveles de 45% del PBI. De la misma forma, Chile, entre 1990 y el 2006, presentó ratios de inversión del orden del 24% de su producto, mientras que el Perú solo alcanzó 20%. El resultado fue un crecimiento anual promedio de 6.3% para Chile, mientras el Perú lo hacía a 3.4%. Desde el 2006 a la fecha, se invirtió esta relación y el Perú ha superado a Chile todos los años.

En Lampadia, hemos remarcado la conveniencia de un involucramiento directo por parte del Presidente parala facilitación y seguimiento de cinco grandes proyectos de inversión de alto impacto para el país, como son los proyectos de Conga, Tía María, el Gasoducto del Sur, la Longitudinal de la Sierra y el Túnel Trasandino. Sin duda, el liderazgo presidencial para impulsar estos cinco proyectos tendría efectos muy positivos en el resto de la administración pública, al poder identificarse trabas legales, administrativas, y dotar de un sentido de dirección, prioridades y acción de gobierno que impactarían en todoel aparato estatal.

Cabe señalar que con los datos estimados del ratio de inversión de 27.8%, lo invertido en el Perú cada año, supera los US$ 58,000 millones de dólares. La inversión pública y extranjera fue la misma, de US$ 12,000 millones de dólares cada una, por lo tanto, es evidente, que una buena parte de la inversión está formada por múltiples aportes grandes, medianas y pequeñas empresas. Nuestro potencial de inversión es mucho mayor aún y no podemos dejar que las debilidades del Estado y el inadecuado manejo de la confianza de los ciudadanos e inversionistas por parte de los líderes políticos socaven este tremendo entusiasmo de los peruanos por construir un mejor país.




Inversión crece contra la corriente

Inversión crece contra la corriente

En el segundo trimestre del año la inversión total representó el 28.4% del PBI, un record si analizamos cómo ha evolucionado este ratio en los segundos trimestres de cada año. Sin embargo, a diferencia de años anteriores, esta cifra se alcanza mediante un crecimiento sostenido de la inversión privada, que aumentó 9.3% acelerando su ritmo con respecto al primer trimestre del año (8.1%). 

El ratio de la inversión total como proporción del PBI es un indicador importante porque aproxima cuánto del producto se está utilizando para expandir la frontera de posibilidades de producción futura, y con ello aumentar el crecimiento potencial de la economía. Es relevante para analizar a una economía porque la inversión no solo aumenta la oferta en el largo plazo, ampliando la capacidad productiva y generando más empleo; también dinamiza la demanda en el corto plazo.

Entre 1989 y el 2005 Chile presentó tasas de inversión total superiores a las de Perú. En la década del 90’ su tasa de inversión como proporción del PBI superó en promedio el 24%, mientras que en Perú apenas se alcanzó el 20%, mostrando también mayor volatilidad. Como consecuencia, el crecimiento promedio de Chile en ese periodo fue de 6.3%, mientras Perú alcanzó un crecimiento promedio anual bastante menor (3.4%). En China, la inversión llegó a alcanzar el 33% del producto a partir de los 90, y durante la primera década de este milenio se aceleró llegando a niveles mayores a 45%. Debido a ello, este país crece a tasas promedio anuales de 10% desde hace 20 años.

Una tasa alta puede deberse también a un impulso descontrolado de la inversión pública ante la desaceleración del PBI o a un sano crecimiento de la inversión privada. En el caso peruano, en al año 2012 el componente privado de la inversión bruta fija alcanzó los S/. 122,458 millones de soles representando el 21.4% del PBI, mientras que la inversión pública alcanzó los S/. 27,288 millones (5.2% del PBI). La inversión extranjera directa, que en el 2012 alcanzó la cifra record de US$ 12,240 millones, solo representó el 6% del producto, por lo que es claro que el grueso de la inversión fue ejecutada por los propios peruanos (S/. 88,168 millones aproximadamente). Es aún más destacable que se haya alcanzado este resultado en un periodo en el que no se ejecutaron inversiones emblemáticas de magnitud nacional, principalmente por el retraso y las trabas para sacar adelante importantes proyectos mineros, que sin duda, hubieran generado un impacto mucho mayor en el crecimiento y en la expansión de otros sectores.

En este sentido, la desidia del gobierno para impulsar proyectos importantes que tengan impactos agregados y que consoliden la confianza de los inversionistas en las proyecciones de largo plazo de nuestra economía, así como la ausencia del imperio de la ley, se ha visto, por ahora,  compensada por el esfuerzo de una pujante clase emergente que realiza inversiones pequeñas y medianas, en sectores como construcción, manufactura y servicios, dinamizando la economía y apostando por el futuro del país. No podemos dejar que nuestras debilidades políticas socaven este tremendo entusiasmo de los peruanos por construir un mejor país.