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La carrera del cobre, la madera y las startups

La carrera del cobre, la madera y las startups

Nuevamente Chile se apresta ha sacarnos una mayor ventaja en la producción de cobre. El país es un hervidero  de iniciativas y proyectos. Toda la industria del cobre se vuelca a nuestro vecino, donde hasta se diseñan esquemas laborales para enganchar a los mineros peruanos, profesionales y trabajadores, en ciclos de producción y descanso, que eviten un desarraigo completo.

Mientras tanto en el Perú, donde perdimos el tren de las inversiones mineras en los albores del gobierno de Humala-Heredia, y hasta ahora no podemos ni acercarnos a la estación, estamos a la espera de que no se le ocurra a nadie iniciar una protesta contra alguno de nuestros proyectos, pues el gobierno no se anima a liderar a la población explicando las ventajas y beneficios de las inversiones mineras, máxime ahora que entramos en un ciclo de vacas fiscales flacas.

Lo mismo sucede el el desarrollo del sector maderero, donde estamos en pañales, y nadie toma el liderazgo para resaltar nuestras oportunidades y potencial. Chile ya exporta más de US$ 8,000 millones anuales en madera y su cadena productiva. En el Perú, con un potencial del orden de cinco veces el chileno no llegamos a exportar 500 millones.

Pues, ahora, en las actividades empresariales consideradas el epítome del valor agregado, las startups tecnológicas, Chile ya figura en los rankins internacionales, y el Perú ni siquiera pinta.

Startups

La prosperidad, el crecimiento, la longevidad y la innovación son palabras que a las comunidades les encantan. Palabras como estas atraen a nuevos residentes y compañías, estimulan la expansión económica y traen nuevos trabajos al área. Si bien lograr que un país sea económicamente próspero involucra muchas aristas, un elemento que se destaca una y otra vez es la aparición de un ‘hub tecnológico’: un lugar donde las ideas se fomentan y cultivan, donde la innovación y la creatividad se traducen en resultados tangibles. Este núcleo de desarrollo se conoce comúnmente como un ‘hub tecnológico’ o un centro tecnológico.

Nuestro país vecino, Chile, es considerado el modelo económico a seguir para América Latina en ‘hubs tecnológicos’, y Santiago está a la vanguardia como uno de los líderes en emprendimiento tecnológico. Santiago representa un tercio de la población del país y aproximadamente el 90% de la actividad de startups de Chile.

Además, como se puede observar en el gráfico inferior, el 21% de los emprendimientos locales en Chile son creados por ciudadanos de otros países. Esto es importante ya que el mismo Silicon Valley afirma que los inmigrantes han sido pieza clave a la hora de fomentar la innovación y que los sectores productivos en los que participaron los extranjeros innovadores fueron más exitosos en el largo plazo. En Silicon Valley un 46% de startups fueron de origen externo.

Fuente: Global Startup Ecosystem Report

A diferencia del Perú, Chile ha sabido fomentar y aprovechar la llegada de emprendedores de otros países, potenciando las posibilidades de que las startups extranjeras hagan negocios desde el mercado local.

Hoy en día, Santiago alberga alrededor de 500 a 700 startups tecnológicas. El nivel de infraestructuras de Chile, má el enfoque abierto hacia los empresarios extranjeros, así como diferentes programas de emprendimiento respaldados por el gobierno, han llevado a un aumento considerable en startups. Los programas de emprendimiento respaldados por el gobierno de Chile han apoyado a cerca de 200,000 de sus propios empresarios,  junto con empresarios extranjeros de todo el mundo. Muchos de estos técnicos trabajarán con el famoso Startup Chile, que atrae entre 250 y 300 empresas al año, y ofrece financiación a empresarios extranjeros, además de una visa de un año para desarrollar y refinar sus ideas en Santiago.

Atrayendo diversidad

Empresarios de 79 países han participado en Start-Up Chile hasta el momento, convirtiéndolo en uno de los programas de startups más diversos del mundo. Ofrecen tres programas: la “Fábrica S”, pre-aceleración para mujeres empresarias; “Seed”, un programa de aceleración para startups con un producto funcional y validación temprana, y “Scale”, un programa de soporte de seguimiento para nuevas empresas constituidas en Chile, en el que el proyecto recibe hasta 60 millones de pesos por el 70% de su costo.

Las empresas también reciben mentoría, talleres, espacio de oficina de trabajo y acceso a los inversionistas. A cambio, se les pide que devuelvan algo a la sociedad local, ya sea participando en hackathons o dando charlas en universidades.

Muchos inmigrantes llegan a Chile para aprovechar los bajos costos y la relativamente ligera carga tributaria. Pero el impacto neto es imposible de disputar: ahora existe una cultura robusta y creciente de iniciativa empresarial donde antes no había nada.

Según el Informe Global Startup Ecosystem Report 2017, “El ecosistema de Santiago ha crecido a gran velocidad durante los últimos 10 años, convirtiéndose en uno de los más fuertes y más diversos en América Latina y el mundo. Con más de 1,000 startups respaldadas por el gobierno por año, también es una de las más dinámicas.”

Los beneficios son claros: “La innovación gana cuando existen distintas experiencias, formas de pensar, otras culturas, diversidad. Por eso los territorios con alta migración tienen buena tasa de innovación: Silicon Valley, Israel, Berlín. En Chile, Start-Up Chile aportó a esto y se notó, los emprendedores en ese ambiente crecen más rápido, con ideas más innovadoras y con mayor poder global”, dice Inti Núñez, ex gerente de Emprendimiento de Corfo y actual director de Estrategia de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, al diario El Mercurio de Chile. “La inmigración nos permite diversificar nuestro ecosistema de emprendimiento, por lo tanto, entre más inmigrantes (diversidad) tengamos, mayor será la capacidad innovadora del entorno nacional. Hay evidencia científica que comprueba que la inmigración logra aumentar la capacidad de innovación de países. Ese fue el primer objetivo de Start-Up Chile: impactar la cultura a través de extranjeros que nos dieran una mano para enfrentar problemas desde otro punto de vista para crear negocios globales”.

¿Qué sucede en el Perú?

Desde hace muchos años, los peruanos han desarrollado actividades emprendedoras, probablemente como un refugio a la falta de empleo tradicional en el sector privado y en el sector público. Así se consolidó el sector emergente, que alberga mucha informalidad y desarrolla sus actividades con una productividad muy baja.

El Perú también sigue el camino de los emprendimientos tecnológicos, aunque un poco más lento que otros países de la región. En el 2012, el gobierno introdujo Start Up Perú, una incubadora de pequeñas empresas tecnológicas. El Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec) también fomenta la creación de startups de investigación científica. Incluso, existe un programa de beneficios tributarios que permite deducir el Impuesto a la Renta de las empresas y centros especializados que inviertan en investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación tecnológica. Universidades y el sector privado también fomentan la creación de empresas en el Perú, como es el caso de Wayra de Telefónica, que ha cumplido cinco años en el país.

Fuente: Ministerio de la Producción, Gestión

Lo principal que debemos reforzar son los mecanismos de evaluación de las políticas, avanzar en lograr un marco regulatorio conductivo a la creación de empresas y promover la inversión privada en startups innovadoras.

Según el Global Entrepreneurship Index el Perú se encuentra en el puesto 67 de 137 países que promueven la innovación y el emprendimiento a nivel mundial y en el puesto 8 de 24 países a nivel de América Latina y El Caribe.

En el Perú, las iniciativas recién están empezando. Todavía hay mucho por hacer en términos de aliviar la carga burocrática de los que empiezan un negocio. El modelo educativo debe fomentar la creatividad y la innovación, pero sobre todo, promover el desarrollo de una mentalidad empresarial.

En nuestro país tenemos muchos ciudadanos en el mundo emprendedor que no llegan a niveles de productividad que les permita acumular capital. Uno de los grandes retos vinculados a esta situación, es formalizar el empleo y el trabajo. Tenemos que tomar decisiones efectivas para ayudarlos a salir adelante. Lampadia