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La brecha que los emergentes debemos remontar

Latinoamérica, con el 9% de la población mundial, solo tiene el 5% de los activos inmobiliarios residenciales del planeta. Algo parecido sucede con el Asia Pacífico (37% de la población con el 20% de la inversión residencial) y Medio Este y África (19% y 6%, respectivamente). Tomando en cuenta que los activos inmobiliarios constituyen el mayor activo de la población mundial, es claro que esta brecha entre población y riqueza representa el reto de desarrollo de los países emergentes, o en un lenguaje más proactivo, el potencial de crecimiento de la humanidad, contando que en las próximas décadas hagamos las cosas bien.

En el caso de los activos inmobiliarios comerciales, la brecha es aún mayor, Latinoamérica, con el 9% de la población global, solo tiene el 2% de los activos, Asia Pacífico (37% de la población con el 16% de la inversión residencial) y Medio Este y África (19% y 3%, respectivamente).

En una reciente presentación en Lima, organizada por Santander Private Banking sobre ‘Perspectivas para los mercados de EEUU, Europa y Mercados Emergentes’, se mostró, entre un conjunto muy interesante de información, que el mayor tipo de activos o de stock de inversiones en el mundo son las inmobiliarias; que llegan globalmente a unos US$ 217 millones de millones (217 trillones en la nomenclatura estadounidense o 217 X 1012) compuesto de: propiedades residenciales, oficinas, industriales, hoteles, otros activos comerciales y tierras agrícolas.

La siguiente tabla muestra, en cifras absolutas, la relación de los mayores tipos de activos del mundo, comparado con el valor de todo el oro explotado hasta la fecha y el PBI global del año 2015. Veamos:

Como hemos explicado muchas veces, para que los países emergentes podamos cerrar la brecha de riqueza con los países más desarrollados, necesitamos que se afirme el libre comercio y los demás sustentos de la globalización. Ver en Lampadia: La globalización benefició a los países más pobres.

También hemos explicado, que toda la cháchara anti globalización, adoptada incluso por muchos economistas del llamado ‘mainstream internacional’, está referida a la evolución de las economías más grandes, realidad que suelen proyectar al resto del mundo, con una muy pobre visión de la realidad. Ver en Lampadia: La encrucijada del comercio internacional.

Por otro lado, nuestro criterio para juzgar al mundo, está muy distorsionado por afirmaciones negativas sobre la economía de mercado, la globalización y el libre mercado, que se repiten en los medios, junto con todas las malas noticias del día a día, dejando de lado la información sobre los grandes procesos que, sin dudas, han mejorado las condiciones de vida de gran parte de la humanidad. Para ilustrarnos mejor sobre la realidad, en Lampadia publicamos hace un par de semanas nuestro análisis: ‘7 Ensayos sobre la Prosperidad’.

Lamentablemente, los líderes globales del libre mercado, han caído en crisis de identidad, recalando en las explicaciones más simplistas de sus problemas económicos relacionados con la desigualdad dentro de sus fronteras, usando el lenguaje del más puro populismo, como sucedió en el Reino Unido con el Brexit y el lenguaje de su primer ministro conservador, Theresa May; y en EEUU con la revolución liderada por Donald Trump.

Ilustración de The Economist en su artículo:
In America, a political coalition in favour of protectionism may be emerging
(En EEUU, parece estar emergiendo una coalición política a favor del proteccionismo)

En el caso de EEUU, donde en el corto plazo la economía muestra indicadores positivos de crecimiento y empleo, Trump está erosionando las estructuras del espacio global y del libre comercio en el mundo, con decisiones como: el abandono de TPP, el retiro de EEUU de los acuerdos climáticos, la renegociación del Nafta, el muro con México, los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, etc.

Los peruanos deberíamos tener muy claro que para salir de la pobreza necesitamos acrecentar el intercambio de los bienes y servicios que podemos producir, por el dinero de los consumidores individuales y corporativos, de los países ricos. Esos recursos que no podemos producir en una economía cerrada, son los que requerimos para canalizarlos a mejorar la educación, la salud, nuestras infraestructuras y nuestro desarrollo tecnológico; el único camino el desarrollo integral, para superar la pobreza y nivelar las condiciones de vida de nuestra población, con las de los países más avanzados.

Este análisis determina no solo qué debemos pensar sobre el libre mercado, sino también cómo debemos desarrollar nuestras capacidades productivas, incluyendo, con todo el esfuerzo posible, la explotación racional de nuestros recursos naturales. Lampadia