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Para el Perú, los recursos naturales son una bendición

Para el Perú, los recursos naturales son una bendición

A pesar de los múltiples ejemplos de realidades exitosas y de sustanciosos análisis sobre el tema, se sigue hablando de la maldición de los recursos naturales y de la enfermedad holandesa para justificar las supuestas debilidades de nuestro “modelo primario exportador”, el cual nos llevaría eventualmente a una gran crisis. Sin embargo, esta vez el Banco Interamericano de Desarrollo, en su informe “Gobernanza con transparencia en tiempos de Abundancia”, producido por 19 especialistas (publicado en Lampadia), nos ilustra sobre los beneficios de las industrias extractivas llevadas con transparencia y una regulación eficaz, afirmando que “el debate de las políticas públicas en estos  países [de Sudamérica] debe ir más allá de esta simple dicotomía [la maldición de los recursos naturales] y tener en cuenta de qué maneras el sector extractivo interactúa con el resto de la economía, sobre todo en los niveles institucional y local.”

Esta dicotomía de la que se habla tanto está vinculada a las experiencias económicas, sociales e institucionales de cada país, y no puede ser generalizada. Entonces, ¿en qué sociedades los recursos naturales se convierten en una maldición y en cuáles en una bendición? En Lampadia hicimos un primer análisis de este tema en marzo del 2013, ver: Recursos naturales: Bendición, no maldición.

El trabajo del BID hace un exhaustivo análisis del tema, se afirma que: a lo largo de la historia, existe mucha literatura que indica que los recursos naturales son perjudiciales para el desarrollo, y que generaron políticas como la de sustitución de las importaciones. Sin embargo, con años de experiencia y estudios, se han impugnado estas conclusiones, ya que se ha encontrado evidencia que “los países ricos en recursos naturales tenían mejores indicadores de capital humano (…) y los pobres tienen más probabilidades de beneficiarse del crecimiento en las economías extractivas en desarrollo que en las economías no extractivas en desarrollo”.

Un ejemplo cercano de esto en nuestro propio país, es el de Moquegua, la región con mayor PBI per cápita del país (S/. 50,213). Su producción crecerá en 5% en 2015 y, según el gobernador regional, Jaime Rodríguez, en un año se constituiría en una economía de pleno empleo, gracias a la expansión de la actividad minera, en conjunto con la actividad agraria y pesquera. 

Fuente: Grupo Propuesta Ciudadana

Es claro que las grandes dotaciones de recursos generan altas tasas de crecimiento en las primeras etapas de la extracción y tasas más lentas cuando los depósitos de recursos maduran. Países muy exitosos como Australia, Noruega y Estados Unidos han logrado un gran desarrollo gracias a las actividades extractivas.

Lo que afecta las fluctuaciones macroeconómicas en los mercados emergentes son las políticas internas y el marco institucional que regula las inversiones y la producción minera. Existe una correlación positiva entre la recaudación de ingresos, las decisiones de los productores y el desempeño económico del sector extractivo.

Por ejemplo, en el caso del Perú, el BID cita la investigación Cooper y Morón (2012) sobre el sistema tributario peruano, la cual afirma que “una ley aprobada en septiembre de 2011 sustituyó el sistema basado en regalías a partir de las ventas brutas por un nuevo marco basado en tasas marginales aplicables al margen ope­rativo y que exige que las nuevas empresas que entran en el mercado paguen impues­tos. Esta reforma significó un cambio en la base imponible, desde el valor de mercado de la producción hasta los beneficios opera­tivos.

 

Por lo tanto, según el BID, el debate sobre el modelo primario exportador y las políticas extractivas no de­bería fundarse en argumentos basados en teorías de la dependencia o en la maldición de los recursos naturales. Al contrario, debería avan­zar hacia una mejor comprensión de cómo el sector extractivo puede interactuar de la mejor manera con el resto de la economía. Este es el mismo enfoque que utilizo el IPE en su estudio “Efecto de la minería sobre el empleo, el producto y recaudación en el Perú“.

Será necesaria una gobernanza efectiva para poder lidiar con problemas de diseño e implementación de políticas en los múltiples sectores relacionados como: agua y saneamiento, infraestructuras, medioambiente y protección social.

Durante los últimos veinte años, el Perú ha fortalecido su economía con el desarrollo de mercados abiertos y la prevalencia de sus instituciones democráticas. Estas políticas han permitido reducir la pobreza en más del 60%, desde 1990, multiplicar el PBI per cápita en 6.9 veces (US$ ppp), disminuir la desigualdad y la desnutrición crónica.

Ya se han perdido 67 mil millones de dólares de inversión minera por el aumento de los conflictos sociales (Ver: El costo económico de la no ejecución de proyectos mineros ) y se ha estancado el crecimiento de nuestro país. Es estúpido e inmoral no aprovechar el aporte potencial de nuestros recursos naturales para cerrar las brechas económicas y sociales acumuladas durante las décadas perdidas (60, 70, 80s), en educación, salud, infraestructuras, ciencia y tecnología y superación de la pobreza.

No sigamos creyendo en fantasmas inexistentes y actuemos de manera transparente,  responsable y racional para lograr el desarrollo del país mediante la explotación de nuestras grandes reservas productivas. Máxime ahora que estamos entrando en la tercera revolución industrial que, como afirma el historiador Yuval Harari (Ver Diálogo sobre la tecnología y el futuro), quienes pierdan el tren no tendrán una segunda oportunidad. Hoy en día, si un país, un grupo de personas, se queda descolgado, no tendrá una segunda oportunidad, no tendrán ninguna relevancia”. Lampadia




Paul Krugman rompe mitos

Paul Krugman rompe mitos

El premio nobel de economía, Paul Krugman, dio por zanjado un debate que desde hace un tiempo enrarece el clima de inversiones en el Perú. Como se ha señalado en Lampadia, existe la intención, errada a nuestro parecer, de lanzar un plan de industrialización (ver: Entorno favorable a la inversión en vez de protección).  Recién estrenado el gobierno de Ollanta Humala, su entonces premier, Salomón Lerner, realizó una serie de declaraciones anti mineras en las que manifestaba la supuesta necesidad de darle “valor agregado” a nuestras exportaciones. Desde hace dos años que estamos esperando que el Espíritu Santo nos “ilumine” con un nuevo modelo de desarrollo. Ahora que parece haberse posado sobre el  Ministerio de la Producción, se anuncia un Plan Industrial o plan de Diversificación Productiva.

En su última presentación en Lima, Paul Krugman, ha desbaratado enfáticamente las ideas que son bandera de los economistas heterodoxos de la izquierda tradicional peruana desde hace décadas: Que somos un país primario exportador, que no producimos valor agregado y que hay que alejarse de la minería y los sectores extractivos. Este pensamiento ha sido desmitificado por el destacado Premios Nobel de Economía, hasta hace poco citado por esa izquierda para justificar sus planteamientos. Krugman no puede ser calificado de neoliberal, más bien representa a una de las líneas del neo-Keynesianismo. Al respecto, señala: “Se preocupan demasiado por la dependencia en la exportación de los commodities, pero no es necesario migrar hacia una estructura exportadora manufacturera en el corto plazo. La historia económica demuestra que esto no es tan crítico como la gente piensa. Más que la composición de los envíos al exterior, lo que realmente importa es que la economía sea productiva. Tener exportaciones con valor agregado no es necesariamente crucial. (…) La fijación de los peruanos con la industrialización es una prioridad mal puesta (…). Ser una nación industrializada no es necesariamente el camino que deben seguir. Perú puede ser una nación productiva con un sector de servicios altamente productivo, sin tener que tener una gran base industrial”, indicó, según reseña Gestión.

Además, hace un claro llamado de atención a los economistas nacionales, como el actual Ministro de la Producción, Piero Ghezzi, quien paradójicamente señalaba el mismo día de la presentación de Krugman, “que en cuatro semanas estará listo el plan nacional de Diversificación Productiva (nombre que prefiere al de Plan Nacional de Industrialización”, como informó Gestión. Esta iniciativa está diseñada para supuestamente “permitir la creación de ‘nuevos motores’ y capacidades productivas para impulsar la economía nacional”, indicó Ghezzi.

Esa misma mañana, cuando Patricia del Río le hizo una muy buena pregunta: “(…) [Se señala] qué la industrialización no es una buena idea porque hay que fortalecer las industrias extractivas y uno se pregunta: ¿Por qué tiene que ser uno u lo otro?” El Ministro respondió: “(…) el Perú no puede producir iPhones, el Perú tiene que empezar a diversificarse a través de sus fortalezas, somos fuertes en recursos naturales y tenemos que crecer en sectores más o menos cercanos”.

El premio nobel descartó la necesidad de este tipo de políticas, como también ha indicado Lampadia. En una entrevista con El Comercio, Krugman señaló: “Si tratas de forzar una diversificación, la economía doméstica va a ser moldeada por la demanda interna y será muy difícil que surjan sectores exportadores exitosos. Claramente, no queremos regresar a la época de sustitución de importaciones. Eso no funcionó y yo en ningún caso lo apoyaría”.

Krugman sugiere que, por el contrario se “miren las limitaciones generales al crecimiento. Es decir, desregular donde sea apropiado, mantener un entorno macroeconómico estable, mejorar la educación y facilitar un ambiente de formación de capital [clima de inversión]. Pero nada de eso significa decir que la manufactura debería tener tal porcentaje sobre el total del PBI. El mercado debe hallar por sí solo cuál debe ser ese porcentaje”.

Sobre el rumbo de nuestra economía, Augusto Townsend le preguntó: “Hace algunos días Nouriel Roubini nos dijo que el crecimiento del Perú se debía más a méritos propios que a la buena suerte. ¿Qué opina? Krugman respondió: “Ciertamente han tenido suerte (…). La buena performance del Perú no se puede explicar solo diciendo que se trata de una economía razonablemente orientada a la exportación, sino que se ha visto una clara restauración de un ambiente interno positivo para los negocios”.

También señaló: “El Perú ha atravesado por varios ciclos de política irresponsables. Pero ahora último ha experimentado un lapso relativamente largo de políticas razonables”.

Krugman enfatizó además que: “las trabas a la inversión sin duda  son un problema, pero también lo es la deficiente educación. (…) Por ejemplo, el Perú brinda menos años de educación que sus vecinos”.  Lampadia




Perú líder en estándares de transparencia en las industrias extractivas

Perú líder en estándares de transparencia en las industrias extractivas

Comentario de Lampadia:

La transparencia es un elemento clave para evitar la corrupción en la gestión pública, para fomentar eficiencia en los mercados, y para sostener la democracia. En el caso de las industrias extractivas (minería, gas natural e hidrocarburos), la publicación veraz de la información relacionada a las declaraciones de las empresas sobre sus resultados y de la recaudación del Estado por impuestos, regalías y otros gravámenes es importante para alinear las expectativas ciudadanas a las posibilidades reales de distribución de sus beneficios, y así evitar problemas sociales. Precisamente, la conflictividad social surge muchas veces del desencuentro de una realidad no comunicada adecuadamente, con  expectativas irreales sobre beneficios esperados.

La siguiente nota de El Comercio resalta que el Perú ha sido el único país de América en obtener el estándar EITI (Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas), tras una evaluación de 41 países donde se desarrolla explotación de recursos naturales. Esto confirma que en nuestro país la minería formal y las empresas del sector hidrocarburos vienen aplicando prácticas que fomentan la rendición de cuentas y la transparencia en sus operaciones. Lampadia

Artículo de El Comercio:

El Perú es el único en América con estándar de transparencia en la industria extractiva

(El Comercio, 13 de marzo de 2014)

Ser parte de la EITI ayudaría a aplacar protestas sociales y a atraer inversiones. En el Perú 59 empresas participaron.

El tercer informe de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas – EITI Perú no solo corroboró el estatus de “país cumplidor” que obtuvimos en el 2012, también nos ubicó como la única economía de América que puso en práctica un conjunto de políticas de transparencia y de rendición de cuentas sobre los ingresos que dejan las industrias minera, gasífera y petrolera.

“El Perú es el primer país de la región que obtiene el estándar EITI, una coalición mundial de gobiernos, empresas y sociedad civil, que trabaja de manera conjunta para la apertura y gestión responsable de los ingresos que provienen de la explotación de los sectores extractivos”, sostuvo Numa Arellano, socio de EY, institución a cargo del estudio.

Según Guillermo Shinno, viceministro de Minas, “el estudio ha demostrado que la diferencia es mínima entre lo que declaran las empresas por pago de impuestos, regalías, gravámenes y derechos de vigencia con lo que el Gobierno (Sunat, Perú-Petro e Ingemmet) informa haber recibido, por lo que nos mantenemos dentro del estándar internacional”.

Lo que se gana

Shinno y Arellano coincidieron en que la transparencia puede jugar en favor de la paz social, ya que al sincerar la información sobre los ingresos que reportan las empresas y cómo se distribuyen entre la población, se pueden evitar protestas sociales en las llamadas zonas de influencia.

“Ser transparente es bueno para la población porque puede ver que este tipo de industria influye en su propio desarrollo, incluso en la gobernabilidad del país”, dijo Shinno.

Como beneficio adicional, la transparencia también puede jugar en favor de las inversiones. ¿Cómo? El mantener el estatus de “país cumplidor” puede despertar mayor interés de las empresas extranjeras que verían al Perú como un destino seguro para que aterricen sus capitales. “Para que eso siga, el gran reto está en que más empresas se sumen a la iniciativa”, afirmó Arellano.

¿QUIÉN PARTICIPA?

El estudio validó información del 2011 y del 2012. Participaron 59 compañías de los subsectores minería (44) e hidrocarburos (15), por encima de las 31 del primero y de las 51 del segundo.

Publicado en El Comercio, 13 de marzo de 2014.




Diseñemos un Fondo de Estabilización

Diseñemos un Fondo de Estabilización

El año pasado el canon minero total ascendió a S/. 5,170 millones lográndose las mayores transferencias de la historia. Sin embargo, la caída no esperadade los precios de los metales en el 2012 llevó a que este año el canon haya disminuido en más de mil millones de soles, y en algunas regiones como en Cusco, la caída de las transferencias fue mayor al 90%, dañando las finanzas sub-nacionales y la programación de algunos proyectos de inversión.

El malestar social, el oportunismo político ante las menores transferencias, y las movilizaciones regionales contra el Gobierno Central -en especial contra el Ministro de Economía- evidenciaron que la bonanza (no esperada) de los últimos años, que incrementó el canon y regalías de S/.285 millones en 2003 a S/. 5,700 millones en el 2012, había acostumbrado a los gobiernos sub-nacionales a recibir crecientes transferencias. Sin embargo, el Gobierno Central también ha fallado en su estrategia de comunicación para hacer entender la naturaleza volátil y transitoria de estos recursos. De hecho, entre el 2004 y el 2012, las transferencias por canon minero y regalías han mostrado una correlación de 0.9 con la evolución del índice de precios de los metales, lo cual revela la elevada sensibilidad de las finanzas de los perceptores de estos recursos a las fluctuaciones de los precios de los commodities. Esta situación es más grave si consideramos que las circunscripciones que dependen delos recursos naturales muestran altas tasas de necesidades básicas insatisfechas (NBI), y que muy pocos de estos distritos (en su mayoría rurales) están en la capacidad de recaudar impuestos directos sosteniblemente, mostrando bajo grado de autonomía fiscal y alta dependencia de transferencias del gobierno central.

Ante esta situación, la creación de un Fondo de Estabilización Sub-nacional (FES), que se extienda sobre los ciclos presupuestarios con depósitos hechos durante los años de boom y retiros durante los años de vacas flacas, permitiría suavizar la volatilidad de los precios de los commodities a los presupuestos sub-nacionales, haciendo más previsible y estable el flujo de recursos disponibles por canon y regalías, y con ello se facilitaría una mejor planificación y programación de los presupuestos locales y regionales. No solo eso, también podría funcionar como un fondo para encarar emergencias (por ejemplo, por desastres naturales), y además facilitaría la ejecución de políticas anti cíclicas por parte del Gobierno Central, ya que este nivel de gobierno tendría más control sobre el gasto agregado.

Las fuentes que alimenten el FES podrían estar asociadas a apropiaciones discrecionales del presupuesto sub-nacional, parte del superávit (cuando se genere) o transferencias basadas en una fórmula predeterminada. Igualmente, los retiros del FES podrían estar sujetos a la aprobación de una mayoría calificada o de acuerdo a una fórmula que refleje la caída de los ingresos. En general, la recomendación es que se utilice -tanto para los depósitos como para los retiros- una fórmula predeterminada, sencilla y fácil de entender, sobre las transferencias generadas por las industrias extractivas, ya que el uso de una regla no solo reduce la interferencia política, incrementando las propiedades estabilizadoras de los fondos (genera menos control discrecional), sino que la fórmula puede forzar a los gobiernos locales a realizar depósitos incluso en años en los cuales las transferencias se reducen, si es que desde un horizonte de largo plazo el canon y las regalías son aún elevadas. Además, los superávit presupuestarios (generación de saldos) no necesariamente son adecuados para alimentar el FES, ya que estos pueden ser consecuencia de la manipulación política más que de la evolución de la economía y el manejo financiero apropiado.

 

Los depósitos tendrían que estar en cuentas individuales a nombre de cada gobierno local o regional, ya que la normativa constitucional establece que el canon es de propiedad de cada circunscripción; no obstante, el manejo financiero tendría que hacerse en conjunto para buscar mayores retornos por estos recursos. Dado que el objetivo del FES es reducir la volatilidad de las transferencias de recursos naturales, y no actuar como un “fondo de riqueza” de largo plazo, se deben establecer ciertos techos en su stock, puesto que el FES debe ser suficientemente grande como para financiar la menor disponibilidad de recursos, pero no tan grande como para perder retornos importantes en su uso, dada las altas necesidades en los distritos más dependientes del canon.




El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario

El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario

La izquierda tradicional suele difundir la equivocada idea de que el camino al desarrollo se encuentra a través de políticas activas del Estado para impulsar una “industrialización” en el sector manufacturero. Sin embargo, los dos países que encabezan el Índice de Desarrollo Humano son Noruega (1°) y Australia (2°), países que se caracterizan por sus extensas industrias extractivas, y que explotan y exportan más recursos naturales que el Perú.    

En efecto, en Noruega, solo la extracción de petróleo representa el 23% del PBI y, sus exportaciones de crudo y productos minerales, alcanzan al 55% de sus exportaciones.En Australia, la exportación de minerales metálicos y no metálicos y combustibles, representa el 65% de las exportaciones, mientras que las exportaciones agropecuarias alcanzaron el año pasado una participación de 13%. Sin embargo, en estos países no existe la “enfermedad holandesa”, tan mentada por la izquierda para contraindicar la promoción de la inversión privada en estos sectores.

A diferencia de lo que se observa en países como Noruega, Australia, Canadá y muchos otros países que están logrando progresar y desarrollarse utilizando como palanca la explotación de recursos naturales, en el Perú aún nos mantenemos en niveles de producción que están muy por debajo de nuestras capacidades potenciales. Así por ejemplo, en el 2012 ocupamos el décimo lugar en el ranking de los países con mayor extensión de bosques, con 68 millones de hectáreas (ha) y 17 millones de ha de bosques naturales capaces de producir madera sosteniblemente; sin embargo, nuestras exportaciones madereras apenas alcanzaron los US$ 470 millones, mientras que Chile -un país que no tiene bosques naturales- exporta cerca de US$ 6 mil millones. El potencial de desarrollo del sector forestal en el Perú debería ser del orden de cinco veces el de Chile, y constituye un buen ejemplo de la una magnífica oportunidad que se está desperdiciando para generar una producción forestal de más de US$ 25,000 millones anuales, dando empleo de calidad a toda la población de la selva y a buena parte de la sierra (ver: ¿Cómo impulsar el desarrollo en la selva?).

La eventual disminución de ingresos por exportaciones que se registró el año pasado-dada la disminución del nivel de precios- hubiese podido ser largamente compensada por el quantum; es decir, el mayor volumen de producción que exportaríamos si desarrollamos nuestros recursos con el propósito de acercarnos a nuestro verdadero potencial, seguramente el triple de nuestra producción actual. Y es que habida cuenta de los años perdidos en los 60, 70 y 80, cuando la economía estuvo prácticamente cerrada a la inversión para la explotación de recursos naturales, ya sea en madera, minerales o pesca, ya es el momento de diseñar políticas inteligentes que permitan acelerar la explotación racional de nuestros recursos naturales, y cerrar las brechas económicas y sociales que  generamos durante esos 30 años de políticas anti-inversión privada.

Según el IPE (Instituto Peruano de Economía), si desarrolláramos la cartera de proyectos mineros, que suma US$57,500 millones, muchos de los cuales se encuentran paralizados, se generarían 2.37 millones de empleos estables, el PBI crecería adicionalmente en US$44 mil millones, las exportaciones en más de US$30 mil millones anuales y los ingresos fiscales en S/.25 mil millones cada año. Es evidente que con estos recursos podríamos construir muchos hospitales, postas, escuelas y  carreteras, así como aumentar las remuneraciones de los servidores públicos.

El reto que tienen los economistas peruanos en el siglo XXI, ojalá antes del bicentenario,  ya no está centrado en el desarrollo de modelos macroeconómicos para controlar la inflación y los equilibrios agregados. Ahora el reto está puesto en pensar en términos de estrategias de desarrollo sostenibles que permitan la creación de un ambiente regulatorio y de negocios, que nos ayude a alcanzar el, aún lejano potencial productivo, sin llegar a caer en la “enfermedad holandesa”, corrupción, estancamiento de otros sectores, privilegios para una oligarquía, concentración del ingreso o dependencia, propiciando el encadenamiento de nuestras actividades primarias, con el sector industrial y de servicios. La evidencia sugiere que esto se logra con mercados y democracia y mucha comunicación.Una mirada desapasionada a la economía nos debería llevar a encontrar en la explotación racional de nuestros recursos naturales la gran “ventana de oportunidad” para el desarrollo integral del Perú.