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El campo es santo… el hospital no tanto

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 12 de mayo de 2017
Para Correo Ica y Lampadia

Recuerdo – como si fuera ayer – la emotiva ceremonia de graduación de mi hijo mayor, cuando terminó sus estudios de medicina en la Universidad Cayetano Heredia. Un logro tan importante como terminar una carrera profesional, es siempre motivo de alegría y satisfacción; tanto para el graduado, como para sus familiares.

Sin embargo, en el caso de los médicos – y yo no lo sabía hasta entonces – el Juramento Hipocrático que pronuncian los jóvenes graduados, le da a la ceremonia una sensación muy especial y única.

Fuente: Twitter

Para los que no conocen del tema, el Juramento Hipocrático es un pronunciamiento público – de carácter ético – que hacen los jóvenes que se gradúan en carreras de medicina humana. Y dice así: “En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a que son acreedores. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones. Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. Mantendré en toda la medida de mis medios, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, de partido o de clase. Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción. Aún bajo amenazas no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad. Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor”.

Entonces, yo me pregunto, ¿dónde quedó el Juramento Hipocrático de los médicos que cobran indebidamente a pacientes pobres que acuden a nuestros hospitales? ¿Qué diría el viejo Hipócrates respecto a los médicos y enfermeras que trafican con las medicinas de nuestras farmacias? ¿Qué me dicen de los que marcan asistencia, luego abandonan el hospital… y encima cobran por “su día de trabajo”? ¿Qué juramento hicieron los médicos y enfermeras del Hospital Regional que – megáfono en mano, y dentro de las instalaciones hospitalarias – gritan tanto, que más parecen una jauría de perros rabiosos?

Está claro… el gremio médico tiene de cal y de arena. No podemos tapar el sol con un dedo. Tenemos médicos muy corruptos e indolentes, y enfermeras de baja estofa – que llegan al extremo de autodenominarse “Coche Bomba” – que maltratan descaradamente a los pacientes y sus familiares. A ese respecto, invocamos a la ciudadanía a que nos ayuden a identificar a estas lacras de la salud pública, denunciando todo tipo de maltrato o extorsión.

Fuente: La Carbonifera.com

Sin embargo, hay – felizmente, en Ica – muchos excelentes profesionales de la salud que hacen honor a sus juramentos hipocráticos, y que son el orgullo de nuestra región. A ellos se deben muchas curaciones extraordinarias que han salvado miles de vidas humanas. Con ellos – precisamente – estamos mejorando poco a poco la salud pública en Ica.

Fuente: BrainyQuote®

Aulas hospitalarias para niños internados, para que no pierdan clases; reducción de tiempos de espera, y disminución de colas para consultas externas; encuestas de valoración de las atenciones recibidas; y por supuesto, sanción – de acuerdo a ley – para quienes cometan faltas graves. He ahí algunos logros tangibles de nuestra gestión para mejorar la salud pública en nuestra región.

Que quede claro. Seguiremos luchando contra la corrupción y la indolencia. Sancionaremos todo acto de indisciplina laboral, por más respaldo cómplice – político o periodístico – que tengan estos malos servidores públicos. La ciudadanía – sobre todo, los pacientes y sus familiares – son la razón de ser de nuestro trabajo. Hemos tomado nota; el campo es santo… el hospital no tanto. Pero para eso estamos… para erradicar el vandalismo y el maltrato en nuestro sistema de salud. ¡No al clientelismo político! ¡No a la anarquía en salud! Lampadia