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La libertad no tiene castillo

La libertad no tiene castillo

Milagros Leiva
Para Lampadia

Fue la seguridad de Hugo Chávez la que peor me trató en una cobertura periodística. Eran tiempos de Alejandro Toledo y de la Cumbre del Grupo de Río. Yo estaba en el Cusco tratando de cumplir mi misión: una entrevista con el poderoso venezolano. Intenté acercarme a él en Sacsayhuamán, pero sus agentes no solo me cargaron en peso, también me arrancaron una mata de cabellos porque yo terca me mantenía firme ejerciendo el oficio. Tanto fue mi dolor que termine gritando mientras veía un mechón de mis cabellos en manos de un agente; solo recuerdo que el gobernante volteó y reprendió a su seguridad accediendo a responder mi cuestionario. Yo triunfé por terca, él aceptó por culpa. La entrevista, dicho sea de paso, fue abortada ni bien comencé a preguntarle por la libertad de expresión. Acusándome de agente del imperialismo y de que trabajaba en un periódico de derecha, Chávez interrumpió el interrogatorio. La crónica de ese encuentro la escribí en diario El Comercio, medio en el que escribía.

Tengo que reconocer que no me extrañó la violencia de la guardia chavista. El líder de “la revolución bolivariana” despreciaba tanto a los periodistas que no solo cerró medios de comunicación, hoy muchos de los informadores viven exiliados en Estados Unidos. No me sorprendió porque el rechazo a la prensa es típico de las dictaduras, la crítica no está permitida.

Escribo todo esto porque últimamente he visto al presidente Pedro Castillo, a su primer ministro Guido Bellido y a varios miembros del partido Perú Libre como actores de un gobierno donde el veto a la prensa está formado por tres ejes fundamentales: silencio, burla y agresión. Un gobernante elegido en democracia que no respeta a la prensa ingresa al terreno del autoritarismo, quiera o no. El presidente Castillo prefiere tuitear a dar conferencias y es tan silente con las críticas que su mutismo termina convirtiéndose en un estruendo político. Uno podría pensar que se está acostumbrando a su nuevo rol, que las conferencias le quitan tiempo pues trabaja sin descanso y que incluso se toma tiempo antes de contestar; nada más lejos de la realidad. Castillo fue un candidato que azuzó a sus seguidores contra los periodistas, no dio entrevistas salvo contadas veces que lo dejaron mal parado y hoy ensaya un estilo que ya despertó alertas en la comunidad periodística. No habla, pero tampoco deja que le pregunten y si los periodistas osan acercarse agredidos quedarán. Allí están las reporteras de RPP y TV Perú para contarlo.

¿Puede un gobernante dejar de contestar a los periodistas? La respuesta es no, pero Castillo cree que sí. Aunque la incertidumbre de tanta crisis política dispare el dólar, prefiere seguir con su estrategia de campaña: hablo y digo lo que quiero en la plaza, pero jamás a un periodista que llegue cargado de preguntas. Y mientras todo esto sucede se va de viaje a México y Estados Unidos, dejándonos el cadáver del terrorista Abimael Guzmán en la morgue sin entierro a la vista y un rosario de preguntas sobre su gobierno que sabe Dios si algún día contestará. La libertad de prensa en el Perú hoy no tiene castillo y quienes están en el Ejecutivo buscan tener a los periodistas controlados y si se puede encerrados en una mazmorra; olvidan que el derecho a la información siempre encuentra una ventana para triunfar. Olvidan que mientras exista independencia no importan los silencios ni los desprecios, mucho menos los cantos del poder; lo que realmente importa es la búsqueda de la verdad. Lampadia




La importancia de la oposición frente a Pedro Castillo

La importancia de la oposición frente a Pedro Castillo

El futuro del Perú sigue ensombrecido ante lo que parece será la proclamación de Pedro Castillo como presidente de la República en los próximos días por un JNE que persistentemente rechaza las solicitudes de nulidad presentadas por Fuerza Popular,  ignorando las evidentes irregularidades en el proceso electoral.

Lo cierto es que la prensa internacional ya viene advirtiendo los riesgos del ascenso de un partido comunista – como Perú Libre – al poder en nuestro país. The Economist ha publicado un artículo recientemente – compartido líneas abajo – que esboza con claridad por qué los demócratas no pueden vacilar un pelo en ejercer fuerte oposición a la amenaza autoritaria que representa Castillo, que como menciona, muestra el mismo actuar que sus pares bolivarianos en su momento como Hugo Chávez y Evo Morales.

Es lamentable por ejemplo cómo hace unos días el Congreso se tiró para atrás en la renovación de los magistrados del Tribunal Constitucional, algo que hubiera podido ser un fuerte contrapeso frente a las atrocidades inconstitucionales que quiera acometer Castillo en los próximos meses, además de por supuesto el Congreso. No sólo porque la actual composición del Tribunal Constitucional ya venció hace 2 años, sino porque ha dejado mucho que desear en su accionar en los últimos meses, por ejemplo validando el cierre inconstitucional del Congreso por parte de Vizcarra.

Ahora bien, volviendo al mencionado artículo, si bien The Economist cae en la equivocada retórica sobre la división del país (ver Lampadia: El Perú no está partido en dos), sí cabe rescatar su reflexión respecto a la absurda afrenta que quiere llevar a cabo Castillo con la Asamblea Constituyente. Esta medida de aprobarse en el Congreso, como ya hemos mencionado en otros artículos, paralizaría al país 2 años en un período en el que se necesita más gobernabilidad y audacia para acabar de una vez por todas con la pandemia, a través de la vacunación masiva, así como para recuperar rápidamente nuestra economía y mejorar los ingresos, por ejemplo destrabando la minería para aprovechar el superboom de commodities, relanzando el turismo que también se espera rebote fuertemente cuando los paises desarrollados vacunen al 100% sus poblaciones, entre otras medidas.

Debemos pues ser vigilantes frente a las arremetidas políticas que querrá llevar a cabo el próximo gobierno, de lo contrario, nos cogerán distraídos y puede que ya no haya vuelta atrás como en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Veamos el artículo de The Economist. Lampadia

Continúa el enfrentamiento en Perú por el resultado electoral

La lucha amenaza con socavar la democracia

The Economist
10 de julio, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Para que una democracia sobreviva, necesita demócratas. Cuando gran parte de los campos políticos opuestos comienzan a verse unos a otros como enemigos a los que aplastar, en lugar de meros adversarios con los que competir pacíficamente, la democracia se ve gravemente amenazada. Ese fue el caso en España en la década de 1930, en vísperas de su guerra civil, y en Brasil y Chile en el período previo a los golpes militares de 1964 y 1973, respectivamente. En las últimas semanas, Perú ha parecido preocupantemente inestable, después de que una campaña electoral polarizada dividiera al país por la mitad.

El conteo oficial dio la victoria en una segunda vuelta el 6 de junio a Pedro Castillo, un maestro y líder sindical que se postula para un partido de extrema izquierda, por solo 44,000 votos (de 17.6 millones) sobre su oponente conservadora, Keiko Fujimori. Los partidarios de Fujimori han pasado el último mes clamando fraude. Quieren anular 200,000 votos de Castillo, alegando que fueron falsificados. Pero el día de las elecciones, los observadores internacionales no encontraron irregularidades graves. EEUU y la Unión Europea han elogiado el desarrollo de las elecciones. Los abogados de Fujimori no han presentado pruebas de fraude. Nadie se ha presentado para respaldar sus afirmaciones de que las firmas se falsificaron. El tribunal electoral ha rechazado hasta ahora las acusaciones. Parece dispuesto a declarar presidente a Castillo.

¿Aceptará el bando conservador la derrota? Fujimori ha dicho que respetará el fallo del tribunal, aunque cuando perdió por estrecho margen en 2016 se propuso frustrar al centrista que la derrotó. Otros han sido más crudos. En un hecho extraño, Vladimiro Montesinos, el corrupto jefe de espías cuando el padre de Fujimori gobernó Perú como autócrata en la década de 1990, apareció en una llamada telefónica grabada desde su celda de la prisión a un colaborador para proponer sobornar a miembros del tribunal electoral. Decenas de oficiales militares retirados firmaron el mes pasado una carta en la que pedían a las fuerzas armadas que no reconocieran a un presidente “ilegítimo”. Un ex candidato presidencial ha pedido “una alianza cívico-militar”. Esto huele a intentar derrocar a la democracia en nombre de su defensa. “Es muy peligroso empezar a cuestionar las reglas”, dice Paula Muñoz, politóloga de la Universidad del Pacífico en Lima.

Pero también hay razones legítimas para que los demócratas se preocupen por el señor Castillo, y también hay razones urgentes, ya que es él quien asumirá la presidencia el 28 de julio. Su partido es marxista-leninista. Su fundador y líder, Vladimir Cerrón, pasó una década en Cuba. Su programa incluye nacionalizaciones a gran escala. Cerrón está siendo investigado por denuncias de financiamiento ilegal de campañas (que él niega). Los partidarios organizados de Castillo incluyen seguidores de un movimiento sucesor de Sendero Luminoso, un grupo terrorista cuya insurgencia costó unas 70,000 vidas entre 1980 y 1992.

Castillo no utilizó la segunda vuelta para moverse de manera convincente al centro. En lugar de distanciarse de Cerrón, en una reunión el mes pasado acordó que compartiría el poder con él. Las declaraciones de Castillo han sido contradictorias. “No somos comunistas, no vamos a quitarle la propiedad a nadie”, dijo antes de reunirse con líderes empresariales. “Respetaremos esta constitución”. Días después dijo que su primer acto como presidente sería pedirle al Congreso que convoque a una asamblea constituyente para redactar una nueva constitución “con el olor, el color y el gusto de la gente”. Este fue el dispositivo que utilizaron los populistas de izquierda como el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales para concentrar el poder y tratar de gobernar indefinidamente como autócratas.

La posición de Castillo es más débil que la de esos líderes. Ganó solo el 15% de los votos en la primera vuelta de las elecciones; sus aliados ocupan 42 de los 130 escaños del nuevo Congreso. Ganó solo porque muchos peruanos moderados no pudieron votar por Fujimori. Pero puede aprovechar la fuerza del sindicato de maestros y los ronderos (vigilantes rurales). Y tendrá acceso a recursos estatales.

En el mejor de los casos, el resultado probable es una gobernanza caótica y deficiente. Castillo ha mostrado poca capacidad para construir alianzas o un equipo capaz de gobernar. Se hará cargo de un país que aún se recupera de la pandemia y la recesión asociada. Los peruanos quieren un gobierno que se ocupe de sus problemas, en lugar de embarcarse en una nueva constitución que las encuestas muestran que la mayoría no quiere.

En ese caso, la pregunta es cuánto tiempo podrá tolerar el país a un presidente incompetente. El Congreso ha expulsado a dos presidentes en los últimos cinco años. En poco tiempo, los peruanos podrían volver a las urnas. O pueden enfrentarse a algo mucho peor. Lampadia




¿Se suicidarán los peruanos?

¿Se suicidarán los peruanos?

Castillo se ha creído el cuento del socialismo del siglo XXI. Es un sindicalista radical, castrista y chavista

El candidato a la Presidencia de Perú por el partido Perú Libre, Pedro Castillo. (EFE/Sebastián Castañeda/Archivo)

CARLOS ALBERTO MONTANER
14YMEDIO.com
Miami
Abril 24, 2021

Las dos encuestas nacionales hechas en Perú dan ganador a Pedro Castillo frente a Keiko Fujimori. La última le concede una ventaja de 16 puntos. Es verdad que falta un mes y medio para el balotaje, que será el 6 de junio, y que hay un 40% de indecisos, pero cumplo con mi deber de avisarles a los peruanos que cometerán un suicidio colectivo si instalan en la Casa de Gobierno a Pedro Castillo.

Les hice la misma advertencia a los venezolanos en 1998 con respecto a Hugo Chávez, pero se rieron de mí. “Ya está este agorero cubano anunciando una catástrofe”, decían. Y la catástrofe sucedió, como cuentan los casi seis millones de venezolanos que han tenido que huir de su país para alimentarse.

Castillo es un maestro que monta a caballo. Hasta ahí no hay nada que objetar. Muchos maestros montan a caballo en Perú, especialmente en las zonas rurales. El problema es de otra índole. Castillo se ha creído el cuento del socialismo del siglo XXI. Es un sindicalista radical que adquirió cierta fama acaudillando algunas huelgas en el magisterio. Es castrista y chavista. Como nació en 1969, Castillo no conoció el horror del precursor de ese engendro en Perú, el general Juan Velasco Alvarado, que entró en 1968 como una tromba en el Palacio de Pizarro.

Juan Velasco Alvarado, un militar nacionalista, dio un golpe contra el Gobierno democrático del arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Estableció una dictadura populista de izquierda, demostrando que no hace falta ser marxista para equivocarse de plano. Su pretexto para el golpe era que había desaparecido la página 11 del convenio entre el Estado peruano y una compañía extranjera que le debía cierta cantidad de dinero en un pleito que se eternizaba.

No obstante, como estableció Jaime Althaus, un periodista y antropólogo peruano excepcional, la verdad era que Velasco, como tantos militares, le tenía un odio feroz al APRA y todas las encuestas le daban la victoria a ese partido. El general arribó al poder para hacer la mítica revolución. Nacionalizó el petróleo, la pesca, la minería, casi toda la banca, y los servicios públicos, hizo una demagógica reforma agraria e impidió que Víctor Raúl Haya de la Torre fuera presidente de Perú. Era, como queda dicho, profundamente antiaprista.

Velasco duró hasta 1975, cuando otro general, Francisco Morales Bermúdez, invocando la “verdadera revolución marxista” le dio otro golpe, pero se aconsejó, restauró el mercado y las libertades, y en las elecciones de 1980 Belaúnde regresó al poder. Sin embargo, no fue hasta los años noventa cuando Perú volvió a crecer, gracias a la política económica de Alberto Fujimori, parcialmente robada al programa de Mario Vargas Llosa, aunque sin el talante liberal y el respeto a la ley que el novelista pensaba imprimirle a su Gobierno.

Afortunadamente para el Perú, todos los gobernantes que siguieron a la dictadura de Fujimori –Valentín Paniagua, Alejandro Toledo, el segundo Alan García (el primero fue un desastre), Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, incluso Francisco Sagasti, quien fundamentalmente ha tenido que lidiar con la pandemia– han continuado las directrices liberales promercado que dejó trazadas Fujimori, lo que explica el éxito relativo de la economía peruana.

Todo eso sería destruido en un Gobierno de Pedro Castillo, de la misma manera que Hugo Chávez y Nicolás Maduro hicieron añicos la pujante economía venezolana, o los Castro hundieron la economía cubana logrando el contra milagro de desbaratar la producción azucarera, al extremo de que hoy el agro genera lo mismo que producía en 1894, cuando la Isla tenía un millón de habitantes y no estaba electrificada. Así será diezmada la producción peruana.

La manera de evitarlo es votar por Keiko Fujimori. Vale la pena ver y escuchar los argumentos de Mario y Álvaro Vargas Llosa, dado que ambos apoyaron a Ollanta Humala y a Kuczynski cuando previamente se enfrentaron a Keiko. En democracia uno no siempre elige al aliado o al adversario. Abstenerse o votar en blanco es sufragar por quien está a la cabeza de las elecciones. Es cierta la complicidad de Alberto Fujimori con la corrupción y los crímenes de su asesor, Vladimiro Montesinos, o el charco de corrupción en el que chapotean casi todos los políticos peruanos, pero eso está en el pasado y de lo que se trata es de salvar el futuro. Ojalá los peruanos no se suiciden en masa. Lampadia




No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’ – II

La situación de Venezuela parece ir en camino de la consolidación del régimen dictatorial manejado por el ‘Eje Cuba-Venezuela’, con la carta del fantoche Nicolás Maduro. Como dijimos a mediados de mayo pasado: La gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo xxi’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder.

Fuente: cnnespanol2.files.wordpress.com

El régimen dictatorial, controlado por la ‘nomenklatura’ cubana, las mafias del narcotráfico y los corrompidos militares venezolanos, tiene casi dos décadas organizándose para establecer una plataforma económica y política de largo plazo. En dicha ocasión decíamos: Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.

Desde entonces, arreciaron las protestas de los valerosos venezolanos; las condenas internacionales; y sanciones económicas, que como en casos anteriores, al no ser universales, devienen en inefectivas y hasta contraproducentes (Rusia, China e Irán han profundizado sus relaciones con la dictadura).

EEUU pidió a Nicaragua no negociar con sancionados de Venezuela

La Embajada de Estados Unidos en Nicaragua advirtió hoy a sus ciudadanos en este país de no establecer negocios o relaciones con funcionarios venezolanos sancionados por el gobierno del país norteamericano.

“Las personas estadounidenses no pueden, por ejemplo, celebrar contratos con individuos bloqueados”.

A inicios de ese mismo mes, EEUU anunció la última lista de sanciones a funcionarios venezolanos, entre ellos, Adán Chávez, un hermano del fallecido presidente Hugo Chávez, en una nueva muestra de presión sobre Caracas tras la instauración de la chavista Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que considera “ilegítima”.EFE, 7 de septiembre, 2017, glosado

Todo lo actuado ha probado ser inefectivo y no se ha podido aliviar el sufrimiento de los empobrecidos y sometidos venezolanos.

Hace algunas semanas, Trump amenazó con usar una opción militar. Esta fue rechazada estridentemente por todos los gobiernos de la región, cuando por lo menos, podía haberse mantenido como un instrumento de negociación.

Hace una semana, Ian Vásquez, el prestigioso peruano del Instituto Cato, propuso: Repudiemos la deuda odiosa. Un planteamiento novedoso dirigido a desincentivar el apoyo económico de regímenes insensibles al sufrimiento de los venezolanos, como Rusia, China e Irán.

El punto importante, es que, sin acciones efectivas, y de alcance universal, lo más probable es que asistamos a la consolidación de la siniestra dictadura del ‘eje’, a la migración masiva de la población, y a la penetración política de Cuba en Sudamérica.

A continuación, presentamos el artículo de nuestra colaboradora, Helen Hamann, que le pregunta a nuestro Canciller si “¿Planea restaurar la gobernanza en Venezuela, utilizando magia o con rezos a la divina pastora?” Lampadia

Ya basta         

Helen Hamann
Socióloga
Para
Lampadia

El sábado 12 de agosto, el Canciller Luna, dijo que “el Perú condena la amenaza de EEUU sobre el uso de la fuerza en Venezuela”, agregando que “todas las amenazas extranjeras o domésticas de recurrir a la fuerza socavan la meta de reinstaurar la gobernanza en Venezuela, así como los principios consagrados en la carta de las Naciones Unidas”.

Mi pregunta es: ¿Cómo planea el Canciller restaurar la gobernanza en Venezuela, utilizando magia o con rezos a la divina pastora?

El gobierno venezolano está intensificando agudamente su intención de aniquilar todo intento de oposición, generando órdenes de detención contra alcaldes rebeldes, atacando políticos de oposición y amenazando a ciudadanos comunes que expresan su propia opinión.

“Yo se lo digo al mundo, escuchen esto, y aspiro que el mundo escuche: después de 90 días de protesta, de destrucción y de muerte. Si Venezuela fuera sumida en el caos y en la violencia y fuera destruida la revolución bolivariana nosotros iríamos al combate”, afirmó.

“Nosotros jamás nos rendiríamos y lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las armas, liberaríamos la patria con las armas”, agregó antes de juramentar a los integrantes del comando de campaña para la elección el 30 de julio de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente.

Amenazas públicas del dictador Nicolás Maduro

“Desde el comienzo de esta administración, el presidente Trump le ha pedido a Maduro que respete la Constitución Venezolana, que sostenga elecciones libres y justas, que libere a prisioneros políticos, que cese toda violación de los derechos humanos, y que deje de oprimir al pueblo venezolano,” dijo la Casa Blanca en una declaración el viernes por la noche. “El régimen de Maduro se ha negado a escuchar este pedido, el cual ha sido secundado en la región y en el mundo. En cambio, Maduro ha elegido el camino de la dictadura.”

El problema radica en que, en infinidad de oportunidades anteriores, los EEUU y el resto del mundo han fallado al no oponerse radicalmente al florecimiento de regímenes totalitarios — Irán, Corea del Norte, Cuba, Siria, Libia, etc., etc., y ahora Venezuela. Esta falta de oposición y de acción decisiva para erradicar dichos regímenes, les ha dado fuerzas y validación moral para actuar impunemente, ya que aparte de una “amonestación diplomática” no les pasara nada.

Ya es hora que Occidente, incluido el Canciller Luna, reconozca la opción moral en estos casos, y que deje de buscar soluciones “diplomáticas” a situaciones que ya pasaron todo nivel de negociaciónEn el caso de Venezuela, ya es hora que se identifique y reconozca a Maduro como un dictador, uno que está llevado a su país a la ruina, a la pobreza y a la miseria, y que, si no se retira voluntariamente, se le sacará a la fuerza si es necesario, incluso con la muerte.

Esta acción decisiva, no sólo resolverá el problema de Venezuela, sino que, a su vez, dará un mensaje claro y preciso a todo dictador en potencia, que, si la fuerza y el totalitarismo son los medios que va a utilizar para subir al poder y controlar a una nación, Occidente no se lo permitiráLampadia




Grandes venezolanas salvan la dignidad de América Latina

Tras una espuria jornada electoral marcada por la violencia, el pasado domingo 30 de julio, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), un apéndice de la dictadura chavista, anunció que el 41.5% de los electores eligió a la nueva Asamblea Nacional Constituyente, la cual se encargará de redactar una nueva Carta Magna a la medida de la tiranía. Los resultados han sido cuestionados en su integridad, y al menos catorce países (Argentina, México, Brasil, Chile, Panamá, Costa Rica, Paraguay, Colombia, España, Gran Bretaña, Suiza, Estados Unidos y Canadá) los han rechazado. El Perú, por su lado, ha invitado a los cancilleres latinoamericanos a reunirse en Lima el 8 de agosto.

Manifestante con una pancarta que dice

Fuente: bbc.com

El fraude en las elecciones es clarísimo: el método de elección, que combina sufragio por territorios y sectores sociales, permitió que 62% de los 19.8 millones de electores puedan votar dos veces. Esto dificulta el cálculo de participación ciudadana y confirma la ilegitimidad de las elecciones. Esto además del ya cuestionado sistema de voto electrónico controlado por el gobierno.

Y es que habría que ser ciego para no reconocer la crisis humanitaria y el descontento que atormenta a la población. Venezuela atraviesa una ola de protestas antigubernamentales que ya suman cuatro meses y han costado a los valientes venezolanos, casi 120 muertos. Según la encuestadora Datanálisis, la Constituyente es rechazada por el 72% de los venezolanos.

En su reciente artículo ‘Cómo lidiar con Venezuela’, The Economist hace una síntesis de la grave situación política y económica por la que está pasando el país: “A finales de este año, el colapso económico de Venezuela desde 2012 será el más pronunciado en la historia moderna de América Latina. El ingreso por persona ahora está de vuelta donde estaba en 1950La causa principal de esta calamidad es ideológica. Siguiendo el ejemplo de su difunto mentor, Hugo Chávez, Maduro gasta generosamente dinero público, sobre todo en sus partidarios. Los bajos precios del petróleo y la inepta gestión significan que no puede pagar sus cuentas”. Además, The Economist destaca las siguientes cifras:

  • La inflación superará 1,000% este año.
  • El precio del dólar en mercado negro está alrededor de 900 veces el tipo oficial.
  • Los controles de precios y la expropiación de empresas privadas han generado la escasez de alimentos y medicinas, y los hospitales están completamente desabastecidos.
  • La tasa de mortalidad materna aumentó un 66% el año pasado.
  • Los funcionarios del régimen se benefician flagrantemente de su acceso a bienes y a las divisas oficiales.
  • Venezuela se ha convertido en la ruta favorecida del tráfico de drogas.

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Fuente: www.voanoticias.com

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no dudó en reaccionar a los resultados y ha convocado a nuevas protestas masivas a partir del lunes. Entre las principales voces de activismo y lucha contra la opresión resaltan tres mujeres: María Corina Machado, Lilian Tintori y Luisa Ortega. En su nombre queremos rendir homenaje a todos los valerosos demócratas venezolanos.

María Corina Machado

María Corina Machado es un ejemplo de una mujer líder que es capaz de enfrentarse a un régimen dictatorial. Golpeada, perseguida y acosada por el chavismo, la ex diputada venezolana sigue presentándole batalla al chavismo dentro y fuera de su patria.

Actualmente es coordinadora del movimiento político Vente Venezuela y líder de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), pero en realidad su trayectoria de lucha contra el chavismo es larga. En 2002 fundó (junto con Alejandro Plaz) SUMATE, una organización no-gubernamental dedicada a la promoción y defensa de los derechos políticos de los ciudadanos.

Corina es una de las líderes de la oposición y la defensa de la libertad y la democracia latinoamericana. Y es también puro coraje: “Mi trabajo es dentro y fuera de Venezuela, dentro y fuera de la Asamblea Nacional. En la calle he acompañado la protesta ciudadana desde el primer día y estaré allí acompañándola en esta nueva etapa de lucha”. “Que les quede claro a todos los demócratas del mundo, este movimiento pacífico, civil y ciudadano, que hoy recorre las calles de Venezuela, es irreversible. Y nosotros los venezolanos vamos a luchar hasta vencer”.

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Fuente: www.lapatilla.com

Debido a su interminable lucha contra una de las más perversas dictaduras de la historia de la región, luego de que el chavismo la expulsara de la Asamblea, en Lampadia la nombramosDiputada honoraria de América Latina’ (25/03/14).Su lucha quedó inmortalizada cuando, en una sesión de la Asamblea, fue golpeada en el rostro por los esbirros de la dictadura, ante la impasible mirada de los diputados. No se amilanó y por el contrario eso le dio aún más fuerzas para seguir luchando.

Lilian Tintori

Desde el 18 de febrero de 2014, día en que su esposo, Leopoldo López fue apresado, Lilian Tintori empezó una interminable lucha por su liberación. López fue encarcelado por decir lo que Venezuela quería escuchar. La mayoría de los venezolanos quieren un cambio.

El arrestarlo solo hizo que Lilian luche más fuertemente y que se vuelva una líder en búsqueda de las libertades y la democracia. Recorrió grandes distancias buscando el apoyo de numerosas voces internaciones (llegó incluso a encadenarse en la plaza de San Pedro de El Vaticano) y fue vocera de la lucha contra el chavismo y el Gobierno de Maduro.

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Fuente: caraboboesnoticia.com

Recorrió el mundo reclamando la libertad de los presos políticos en Venezuela. No solo la de su marido, sino la de todos los que estaban en su misma situación. Organizó manifestaciones y habló con toda clase de dirigentes políticos para intentar que mediaran y que presionaran a Maduro. Como dijo la señora Lilian Tintori, esposa del injustamente encarcelado Leopoldo López, “ante una crisis humanitaria provocada por un régimen dictatorial, nadie debe ponerse de costado”.

El último mensaje de Leopoldo López (1/8/17):

https://www.youtube.com/watch?v=BcPFrl0hxD8

El coraje y la fuerza de Lilian Tintori son grandes cualidades que deben ser resaltadas, pues su lucha ha sido incesante (y ahora tras el reciente anuncio de estar embarazada, tiene más razones para pelear por su patria). Lamentablemente, a pesar de que Leopoldo López fue devuelto a su hogar bajo arresto domiciliario hace tan solo un mes, ayer (01 de agosto) fue devuelto a prisión porque ‘supuestamente’ planeaba fugarse y más bien debido a su llamado a no votar en la Constituyente del tirano.

Luisa Ortega

Otra gran líder que no ha dudado en criticar y enfrentarse al chavismo y al gobierno opresor de Nicolás Maduro es la Fiscal General Luisa Ortega, quien además afirma desconocer la Constituyente de Venezuela y acusa al gobierno: “Estamos ante un delito de lesa humanidad”.

Su historia es algo diferente a la de Lilian y María Corina. Ortega ha estado vinculada al chavismo desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela. Dentro de sus principales acciones en la Fiscalía, como chavista, está la mismísima condena de Leopoldo López y otros opositores. Fue solo en noviembre de 2016 que empezó a deslindar del gobierno de Maduro, al advertir asesinatos extrajudiciales.

http://www.panorama.com.ve/__export/1497009136703/sites/panorama/img/politicayeconomia/2017/06/09/fiscal_luisa_ortega_diaz_wsaaugam.jpg_1803496872.jpg

Fuente: panorama.com.ve

Desde entonces empezó su ruptura con la dictadura y rechazó sin ambages la convocatoria a la tramposa Asamblea Constituyente del gobierno. Sorprendiendo a todos, Ortega declaró que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo (TS) había “roto el hilo constitucional” y pidió “a todos los habitantes del país que rechacen la Constituyente”, lo que provocó una sacudida política y un fuerte golpe al chavismo.

Su cargo de fiscal general debe durar hasta 2021, pero los sectores maduristas más acérrimos quieren destituirla lo antes posible, tildándola de “mentirosa” y “loca”. El TSJ afirma que la “Fiscal general traicionó las leyes y la Carta Magna de Venezuela” y le han prohibido salir del país.

Todos con los venezolanos

Reiteramos nuestro más contundente apoyo y admiración por estas mujeres líderes venezolanas que están dando una lucha muy desigual contra una de las más perversas dictaduras de la historia de la región y exigimos a nuestros gobiernos que hagan todo lo posible por terminar con el sufrimiento de los hermanos venezolanos.

Pero no todos los peruanos estamos hechos de la misma pasta, la mayoría de nuestros izquierdistas siguen apoyando a la dictadura de Maduro que detenta el poder del ‘Eje-Cuba-Venezuela’ y está masacrando a su población entre la crisis humanitaria que les ha infringido, sin hacer nada por remediarla, y con la represión de los valientes venezolanos. Ver la nota de El Comercio, que recoge las ominosas expresiones de un congresista peruano:

Lampadia




El origen del populismo en los países ricos

El populismo ha sido una de las mayores plagas de la política latinoamericana durante casi cien años. En Lampadia ya lo hemos denominado ‘una alianza entre la mentira y la esperanza’. La mentira, porque el político populista sabe que no va a cumplir con lo que ofrece, solo lo hace para conseguir votos de los más necesitados y carentes de alternativas. La esperanza, porque resulta ser como el último pedazo de madera del cual uno se puede agarrar en medio del mar, después de haber llegado a creer que ya nada puede darle algo que lo ayude a mejorar su situación.

Pero, lamentablemente, esta tendencia populista está propagándose por todo el mundo. Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. Las próximas elecciones en Francia y Alemania están yendo en la misma dirección. Al parecer, los votantes están hartos de las elites tradicionales y de la política dominante y prefieren ir con movimientos que creen que escucharán sus preocupaciones.

Project Syndicate analiza la raíz de esta tendencia. Señalan que uno de los defectos más profundos en la economía populista es la imprudencia. Y es que los populistas a menudo abusan violando convenciones legales, económicas o políticas, o ejerciendo una influencia inapropiada en los mercados para tratar de canalizar beneficios a sus partidarios. De hecho, Project Syndicate cita un estudio clásico del populismo económico en América Latina de Sebastián Edwards de la UCLA y el fallecido Rüdiger Dornbusch del MIT, es práctica populista estándar mostrar “no preocuparse por la existencia de restricciones fiscales y cambiarias” en la búsqueda de crecimiento y redistribución más rápidos.

El mayor proteccionismo y el discurso populista son justamente los causantes de parte del freno al crecimiento mundial, como afirmó el Centro para la Investigación de Política Económica, el cual estima que sólo durante los primeros ocho meses de 2016, los gobiernos del G-20 implementaron casi 350 medidas que afectaban los intereses extranjeros. “Los saltos en el proteccionismo del G-20 en 2015 y 2016 coinciden ominosamente con el freno en el crecimiento de los volúmenes de crecimiento del comercio global”, afirmó el centro europeo (al que los europeos no hacen caso). Ver en Lampadia: Es importante defender el libre comercio (y …).

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad globales, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos. Ver en Lampadia: El libre comercio benefició a los países emergentes.

Project Syndicate logra describir tal cual la verdad del populismo: “Se trata de complejos problemas económicos y políticos para los cuales el populismo ofrece soluciones sencillamente fantasiosas. Aquellos que se oponen a la cura populista tendrán que encontrar una alternativa igualmente poderosa, o mirar con impotencia a medida que la incertidumbre económica y la desesperación abruman al paciente.”

¿Vamos a permitir que continúe esta tendencia? ¿O vamos a luchar para retomar la senda de desarrollo y crecimiento de la Cuarta Revolución Industrial que viene alimentando la innovación y el bienestar en el mundo? La decisión es nuestra. Lampadia

La Anatomía de la Economía Populista

Todos los movimientos populistas de hoy en día están siguiendo una prescripción económica similar, y los gobiernos de Hungría, Polonia y Estados Unidos están dándole al mundo una dosis temprana de lo que puede suceder en el futuro. ¿Aceptarán su realidad los votantes, o empezarán a buscar una segunda opinión?

Project Syndicate

24 de febrero del 2017

Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Getty Images

El año pasado, el populismo ha estado causando estragos en las democracias occidentales. Las fuerzas populistas (partidos, líderes e ideas) respaldaron la victoria de la campaña “Dejar” en el referéndum Brexit del Reino Unido y la elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos. Ahora, el populismo se esconde ominosamente en el fondo de las elecciones generales holandesas en marzo y las elecciones presidenciales francesas en abril y mayo.

Pero, a pesar de la aparente ubicuidad del populismo, es un concepto difícil de precisar. Los populistas a menudo son intolerantes de los extranjeros y los que son diferentes a ellos; y, sin embargo, Geert Wilders, el líder populista holandés de extrema derecha, es un firme creyente en los derechos de los homosexuales. En Estados Unidos, la campaña presidencial de Trump fue descrita como un movimiento anti-élites; y, sin embargo, su administración ya es prácticamente una subsidiaria de Goldman Sachs.

Mientras que el resurgimiento populista de hoy proviene de la derecha nacionalista, algunos de los principales exponentes populistas de las últimas décadas -como el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez- estaban firmemente en la izquierda. Lo que comparten es una visión de la suma cero del mundo, que requiere la creación de chivos expiatorios que pueden ser culpados por todos los problemas. Además, como los líderes populistas pretenden encarnar la voluntad uniforme de un “pueblo” mítico, consideran que la democracia es un medio de poder, más que un fin deseable en sí mismo.

Pero los populistas tienen más en común que una obsesión por las fronteras culturales y políticas. También comparten una receta para la gobernanza económica, una que los comentaristas de Project Syndicate han estado siguiendo desde mucho antes de que los titulares del populismo comenzaran a dominar los diarios del mundo. Guiados por sus ideas, podemos comenzar a comprender los orígenes del resurgimiento populista de hoy, y lo que sucederá en los países occidentales en donde sus líderes llegan al poder.

Diagnosticando el problema

Dadas las muchas caras del populismo, ¿es realmente posible identificar una causa específica? Para Robert Skidelsky, de la Universidad de Warwick, no es una coincidencia que las dos grandes conmociones políticas de 2016 -el éxito de los Brexiteers en el referéndum de junio pasado y la victoria electoral de Trump- ocurrieran en “los dos países que más fervientemente aceptaron la economía neoliberal”. Skidelsky observa que el modelo económico del Reino Unido en las últimas décadas ha permitido “ganancias obscenamente generosas para algunos, altos niveles de desempleo y subempleo, y reducción del rol del Estado en la provisión de servicios de bienestar”. Y esta desigualdad cada vez mayor, escribe, retira la ilusión democrática que esconde el verdadero funcionamiento del poder”.

Pero el Economista Jefe de Gavekal Dragonomics, Anatole Kaletsky, ve otra dinámica en el trabajo y ofrece “varias razones para cuestionar el vínculo entre la política populista y la angustia económica”. Para empezar, señala que “la mayoría de los votantes populistas no son ni pobres ni desempleados; no son víctimas de la globalización, inmigración o libre mercado”. Después de haber analizado las encuestas del Brexi y a los votantes, Kaletsky concluye que “las actitudes culturales y étnicas, y no las motivaciones económicas directas, son los rasgos distintivos reales de la votación antiglobalización”.

A primera vista, estos argumentos pueden parecer incompatibles; pero esta incompatibilidad es realmente sólo entre los últimos sucesos. Para Skidelsky, “solo cuando las recompensas del progreso económico se acumulan principalmente para los ya ricos, solo entonces la disyunción entre los valores culturales de las minorías y la mayoría se desestabiliza”. Asimismo, para Kaletsky, “La principal relevancia de la economía es que la crisis financiera de 2008 creó condiciones para una reacción política de los votantes más antiguos y conservadores, que han estado perdiendo las batallas culturales sobre raza, género e identidad social”.

Del mismo modo, el filósofo político de Harvard, Michael Sandel, advierte que no debe centrarse exclusivamente en “la intolerancia en la protesta populista” o considerarla “sólo en términos económicos”. El tema fundamental es “que los trastornos de 2016 provienen de la incapacidad del establishment de abordar – o incluso reconocer adecuadamente – los agravios genuinos”. Y como estos agravios “son de estima social, no sólo de salarios y empleos”, son difíciles de separar “de los aspectos intolerantes de la protesta populista”, es decir, sentimientos anti-inmigrantes.

El ganador del Premio Nobel de Economía, Edmund Phelps, también vincula la ira de los votantes populistas a su pérdida de dignidad en la economía política. Phelps señala que la proporción del empleo de los Estados Unidos en la industria manufacturera ha disminuido constantemente los trabajadores manuales. “Han perdido la oportunidad de hacer un trabajo significativo”. En otras palabras, “perder sus ‘buenos trabajos’” significaba perder “la fuente central de significado en sus vidas “. Y mientras muchos de los empleos de la industria manufacturera que se perdieron fueron reemplazados por nuevos empleos en nuevos sectores, como advierte la historiadora de la Universidad de Oxford Margaret MacMillan, los argumentos económicos matizados “no pueden contrarrestar la infelicidad de las personas que se sienten marginadas, infravaloradas y despreciadas”.

Una enfermedad democrática

Jan-Werner Mueller de la Universidad de Princeton, que publicó el año pasado un libro muy considerado sobre el populismo, ha identificado esos “sentimientos de desposesión y privación de derechos” como “terreno fértil” en los cuales los políticos populistas pueden sembrar semillas de resentimiento. Y, en un comentario anterior mucho antes del ciclo actual de noticias, Mueller explicó que “el populismo no puede entenderse a nivel de políticas; es una manera particular de imaginar la política”. Sobre todo, observa, la imaginación populista es intrínsecamente divisiva: “Ataca a la gente inocente, siempre trabajadora contra una élite corrupta (que no trabaja, solo para promover sus propios intereses) y los que están en lo más profundo de la sociedad (que tampoco trabajan y viven de otros)”. 

En sus formas más virulentas, se puede pensar que el populismo se asemeja a una enfermedad autoinmune, por la cual la democracia da lugar a fuerzas que la atacan. Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda de Chile, lamenta que la naturaleza de la democracia representativa pueda crear la impresión de que los políticos son “distantes y poco confiables”. La “retórica de la democracia moderna”, escribe, “enfatiza la cercanía con los votantes y sus preocupaciones”. Pero los representantes elegidos no pueden dedicar todo su tiempo a interactuar con los mandantes cuando tienen el deber de gobernar. Cuando esta disonancia entre la retórica y la realidad se vuelve “demasiado evidente”, Velasco señala que “la credibilidad de los líderes políticos sufre”.

Esta pérdida de confianza lleva a los ciudadanos descontentos a poner un premio en la autenticidad percibida. Por lo tanto, “aunque las políticas populistas reducen el bienestar económico general”, señala Velasco, ” son elegidos por los votantes racionales porque se distinguen entre los diferentes tipos de políticos”. De hecho, tal voluntad de sufrir más dolor económico para vengarse de la élite y atacar a los chivos expiatorios puede ser un elemento definitorio del resurgimiento populista de hoy.

Los líderes populistas de Hungría y Polonia, que actualmente están promoviendo su propia marca de “democracia iliberal”, parecen haber apostado el futuro de sus gobiernos en esta presunción. Tal como lo señala Maciej Kisilowski, de la Universidad Central Europea, ni siquiera importa que “los altos costos económicos de la democracia iliberal ya sean evidentes”. El electorado de estos países, dice Kisilowski, “puede considerar el estancamiento económico como un precio aceptable a pagar por lo que más quieren: un mundo más familiar en el que el Estado garantice el sentido de pertenencia y dignidad del grupo dominante a expensas de los “otros”.

Sławomir Sierakowski, del Instituto de Estudios Avanzados de Varsovia, apoya esta cuestión. Cuando el Partido de la Ley y Justicia de Jarosław Kaczyński (PiS) volvió al poder en Polonia hace un año, muchos asumieron que fracasaría rápidamente. En cambio, ha tenido éxito, porque Kaczyński dominó la política con “dos temas cercanos y queridos a los votantes: las transferencias sociales y la inmigración”, explica Sierakowski. “Mientras controle estos dos baluartes del sentimiento del votante, está a salvo.” Por supuesto, dada la politización del gobierno PiS de los tribunales, la administración pública y la prensa, no se puede decir lo mismo de las instituciones democráticas de Polonia.

Un placebo populista

Pero ¿cuánto tiempo pueden los gobiernos populistas sostener generosas transferencias en ausencia de un fuerte crecimiento económico? La respuesta dependerá de cuánto sigan convencidos sus partidarios de que pueden tener su pastel y comerlo, precisamente lo que el ex líder de Brexit y el actual ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, les prometieron a los votantes ‘Leave’. De hecho, como Jeffrey Sachs de la Universidad de Columbia observó justo después del voto de Brexit, “los votantes ‘Leave’ de la clase trabajadora “razonaron que la mayor parte o la totalidad de las pérdidas de la renta serían soportadas en todo caso por los ricos y especialmente los despreciados banqueros de Londres.”

Dada la inesperada resistencia de la economía británica el año pasado, los populistas probablemente se sienten vindicados. Pero, aunque la mayoría de los economistas juzgaron erróneamente “el impacto inmediato que el voto [del Reino Unido] tendría en su economía”, escribe Paula Subacchi de Chatham House, “es probablemente correcto asumir un sombrío pronóstico a largo plazo”, dado el deseo de los líderes británicos de un mercado único de la Unión Europea y la unión aduanera.

Tales efectos retrasados ​​pueden crear una coartada para políticas insostenibles, lo que, según Velasco, es precisamente “cómo funciona el populismo económico”. Por ejemplo, el enfoque que Trump parece tener en cuenta: reducciones de impuestos y medidas estimuladoras del crecimiento y proteccionismo, sin preocuparse por la inflación o la deuda pública, es insostenible, y finalmente fracasará. Pero, como dice Velasco, “En última instancia” puede ser un tiempo muy largo”. Y eso puede dar a los gobiernos populistas más poder de permanencia de lo que muchos observadores asumen. “Las políticas populistas se llaman así porque son populares”, señala. “Y son populares porque funcionan – al menos por un tiempo”.

Mientras tanto, los líderes populistas pueden perseguir políticas favorecidas no sólo por sus partidos, sino también por muchos de sus opositores. En el torbellino de sus primeros días en el cargo, por ejemplo, Trump cumplió su promesa de campaña de abandonar la Asociación Transpacífica de 12 países (TPP). Ashoka Mody, de la Universidad de Princeton, considera que en realidad era un movimiento bienvenido por muchos, dado que “los acuerdos comerciales internacionales, sostenidos por poderosos intereses, se han vuelto cada vez más intrusivos”. De manera similar, antes de la elección de Trump, Dani Rodrik, economista de la Universidad de Harvard, pidió un reequilibrio entre “la autonomía nacional y la globalización”. En la opinión de Rodrik,”los requisitos de la democracia liberal “deben ir antes que’ los del comercio y las inversiones internacionales”.

Del mismo modo, la promesa de Trump de la reforma tributaria corporativa tiene un amplio atractivo más allá de su base electoral. Para Martin Feldstein de Harvard, quien presidió el Consejo de Asesores Económicos del Presidente Ronald Reagan, las propuestas legislativas actuales para reformar el sistema tributario anticuado de Estados Unidos podrían “tener un impacto muy favorable en la inversión empresarial, aumentando la productividad y el crecimiento económico general”. Asumiendo que Trump, junto con los Republicanos del Congreso, puede lograr el equilibrio adecuado de políticas, se habrá comprado algo de tiempo con la comunidad empresarial.

El historiador económico Harold James de la Universidad de Princeton hace un punto relacionado, sosteniendo que “la economía del populismo de los EEUU no necesariamente fallará, por lo menos no inmediatamente,” debido a la posición “exclusivamente resistente” de los EEUU en la economía global. “Debido a que [Estados Unidos] históricamente ha sido el refugio global en tiempos de incertidumbre económica”, señala James, “puede ser menos afectado que otros países por la impredecibilidad política”.

Un giro hacia lo peor

Pero incluso si Trump puede extender su periodo de ‘luna de miel’, James no descarta la posibilidad de que “el contagioso populismo de hoy creará las condiciones para su propia destrucción.” Una manera que podría suceder, sostiene Benjamin Cohen de la Universidad de California, Santa Bárbara, es si Estados Unidos pierde su “privilegio exorbitante” como emisor de la moneda de reserva internacional dominante. Si Trump “persigue su promesa proteccionista de poner a “América primero (America First)”, escribe Cohen, “los inversores y los bancos centrales podrían ser impulsados ​​gradualmente a encontrar reservas alternativas para sus miles de millones de ahorro”.

La versión de Trump del populismo económico también podría enfrentarse a grandes obstáculos si resulta en un nuevo ciclo de auge y caída, que podría terminar en un período de estanflación alrededor de las elecciones del Congreso de 2018 en Estados Unidos. Justo antes de las elecciones, Feldstein advirtió que “los activos sobrevalorados están fomentando un entorno cada vez más arriesgado”. Dado que la economía de Estados Unidos ya está en pleno empleo, con una tasa de inflación cercana al 2%, el estímulo fiscal planeado de Trump podría empujarlo hacia la sobremarcha, y forzar a la Reserva Federal a aumentar la tasa de fondos federales.

Tal escenario sin duda empeoraría la difícil situación de la circunscripción de Trump de los votantes blancos de la clase obrera en el antiguo centro manufacturero de Estados Unidos. Pero también lo harían sus propuestas comerciales, que podrían precipitar fácilmente las guerras comerciales con China, México y otros socios comerciales. Trump ha dicho a los obreros desplazados que culpen a los acuerdos comerciales y a la competencia de las importaciones por la pérdida de sus empleos. Pero, “con ganancias de productividad que exceden el crecimiento de la demanda” en todo el mundo, el economista Joseph Stiglitz, premio Nobel, señala que Estados Unidos “habría enfrentado la desindustrialización incluso sin un comercio más libre”.

Dado esto, la prescripción de Trump de proteccionismo comercial, dice Stiglitz, “sólo hará que todos los estadounidenses sean más pobres.” Una razón, explica Anne Krueger, ex economista jefe del Banco Mundial, es que las importaciones crean y mantienen puestos de trabajo. La ironía de los aranceles de importación propuestos por Trump es que amenazan a los exportadores estadounidenses. Muchos puestos de trabajo en la industria exportadora, señala Krueger, existen porque las importaciones baratas permiten a las manufacturas estadounidenses a competir en el país y en el extranjero; Y “exportar a los Estados Unidos da a los extranjeros más ingresos para comprar importaciones de los Estados Unidos y otros países”.

Simon Johnson del MIT también teme un escenario de ‘perder-perder’. Si Trump comienza a gravar las importaciones, Johnson argumenta que “el costo por trabajo será alto: todas las importaciones se harán más caras, y este aumento en el nivel de precios se filtrará al costo de todo lo que compran los estadounidenses”.

Arruinando la operación

Otros comentaristas de Project Syndicate han señalado un defecto más profundo en la economía populista, aparte de cualquier propuesta de política específica: imprudencia. Los populistas a menudo abusan violando convenciones legales, económicas o políticas, o ejerciendo una influencia inapropiada en los mercados para tratar de canalizar beneficios a sus partidarios. De hecho, según un estudio clásico del populismo económico en América Latina de Sebastián Edwards de la UCLA y el fallecido Rüdiger Dornbusch del MIT, es práctica populista estándar mostrar “no preocuparse por la existencia de restricciones fiscales y cambiarias” en la búsqueda de crecimiento y redistribución más rápidos.

Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York, sospecha que Trump podría estar igualmente tentado a interferir de manera inapropiada en los mercados de divisas. Roubini dice: “Trump podría intervenir unilateralmente para debilitar el dólar, o imponer controles de capital para limitar las entradas de capital que refuerzan el dólar”. Pero si Trump es demasiado imprudente con sus métodos de “control de daños”, los mercados ya precavidos sucumbirán al “pánico total”.

Mody, por su parte, ve graves riesgos en la interferencia de Trump en las prácticas de las corporaciones y en las decisiones empresariales. Trump ha comenzado a socavar “las normas e instituciones que gobiernan los mercados”. Y en opinión de Phelps, las intervenciones de Twitter de Trump, combinado con su agenda de desregulación, arraiga el corporativismo a expensas de la innovación y la competencia necesarias para sostener el dinamismo económico y el crecimiento de los ingresos.

En búsqueda de una cura

Con movimientos populistas que dejan a los establishments políticos preocupados, ¿podría surgir una positiva agenda de políticas económicas en contra de este populismo? El ganador del premio Nobel, Michael Spence, ve una oportunidad en el rechazo de los votantes desafectos de un modelo de crecimiento económico insuficientemente inclusivo. “Habiendo borrado presunciones anteriores, sesgos y tabúes “, escribe, “puede ser posible crear algo mejor”. Del mismo modo, para Stiglitz, el atractivo del Trumpismo es que sus oponentes están experimentando “un nuevo sentido de solidaridad sobre el núcleo de valores como la tolerancia y la igualdad, sostenidos por la conciencia de la intolerancia y la misoginia, ya sea escondida o abierta, que encarnan Trump y su equipo”.

Un argumento implícito que corre a través de muchos comentarios de Project Syndicate es que la única profiláctica contra el populismo es una redistribución más agresiva. Como lo expresa Rodrik, el populismo -y la mala gobernabilidad en general- emerge cuando las élites no están dispuestas a “hacer ajustes para asegurar que todos se beneficien” del modelo económico existente.

Detrás de los recientes rechazos a gran escala del “sistema” hay un sentido ampliamente compartido entre ciertos grupos de votantes que el “establishment” ha subordinado los intereses de los ciudadanos a objetivos cosmopolitas como la globalización, la inmigración y la diversidad cultural. La mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que los choques económicos como la Gran Recesión o la crisis de la deuda soberana de la eurozona no son ni necesarios ni suficientes para explicar el aumento del populismo. Más bien, el populismo es más una respuesta al prolongado malestar económico, al deterioro del nivel de vida, a la disminución de la confianza en las instituciones establecidas y a la percepción común de que los líderes incumbentes han ‘emplumado sus nidos’ a expensas del pueblo.

Se trata de complejos problemas económicos y políticos para los cuales el populismo ofrece soluciones sencillamente fantasiosas. Aquellos que se oponen a la cura populista tendrán que encontrar una alternativa igualmente poderosa, o mirar con impotencia a medida que la incertidumbre económica y la desesperación abruman al paciente. Lampadia




Socialistas al Servicio de la Corrupción

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Los izquierdistas latinoamericanos no saben crear riqueza. Por esta incapacidad, ellos siempre buscan piscinas de riqueza que disputar, y las grandes piscinas de riqueza en América Latina son: los presupuestos nacionales, los recursos naturales y las grandes empresas. Es la disputa de esas riquezas lo que explica la lógica detrás del accionar y de los discursos de la izquierda.

La corrupción, la promoción de conflictos sociales y las estatizaciones de las empresas están entre los principales mecanismos de apropiación de esas riquezas, usadas por la izquierda. Si observamos la operatividad de las organizaciones de izquierda, más allá de sus discursos políticos, vemos que ellos siempre están relacionados a algunos de esos tres mecanismos. 

Los empresarios mercantilistas también buscan apropiarse de los recursos ajenos. Para ellos, la corrupción es la modalidad preferida. Más allá de sus diferencias ideológicas, la asociación entre socialistas y mercantilistas es mutuamente conveniente.

La izquierda descubre la estabilidad

En las últimas décadas del siglo pasado, los gobiernos de la izquierda fueron sinónimos de inestabilidad. Joao Goulart, en Brasil, Salvador Allende, en Chile y Hernán Siles Zuazo, en Bolivia, en menos de tres años, generaron profundas crisis sociales y políticas en sus países y no lograron siquiera terminar sus períodos. Todos ellos fueron destituidos y dieron origen a gobiernos autoritarios y violentos que se legitimaron, por un tiempo, ordenando el desastre dejado por la izquierda.

Es con una nueva generación de la izquierda en el poder, tanto de social-demócratas como de populistas, Fernando Henrique Cardoso (1995), Hugo Chávez (1999), Ricardo Lagos (2000), Luis Ignacio Lula da Silva (2003), Tabaré Vázquez (2005), Rafael Correa (2007), que la izquierda latinoamericana logra estabilizarse en una función de gobierno, generando así una nueva ola de los gobiernos de ideología socialista.

Lula da Silva, entonces presidente de Brasil, junto a Emilio Odebrecht y Marcelo Odebrecht en la inauguración de una planta de Braskem
Fuente: idl-reporteros.pe

El auge de la economía mundial y de los precios de las commodities crearon condiciones favorables a las políticas populistas y, por ende, para los gobiernos de izquierda. Por algunos años, muchos pensaron que el “socialismo del siglo XXI” era una nueva tendencia social, un renacimiento del marxismo después del fracaso de la Unión Soviética y de Mao Zedong. Pero con la crisis del 2008 y la caída del precio del petróleo, el sueño acabó. El nuevo contexto económico internacional obligó a los países latinoamericanos a volver al realismo. [1]

La corrupción tradicional o como funciona el mercantilismo

La corrupción ha sido, en mayor o menor grado, una vieja tradición en América Latina. Con las excepciones de Uruguay y Chile que se mantienen respectivamente en los puestos 21 y 24 de Transparencia Internacional, los países Sudamericanos se ubican en los niveles medios y altos de corrupción, entre los 176 países evaluados: Brasil (79º), Argentina (95º), Perú (101º), Ecuador (120º), etc.

El mecanismo tradicional más común de la corrupción en los países democráticos es la negociación de contratos de obras públicas entre autoridades públicas y empresas privadas locales y/o extranjeras.

Las autoridades públicas alteran las reglas de las licitaciones para beneficiar a empresas específicas, como parte de un acuerdo previo entre autoridades y empresas.

  1. En las negociaciones las empresas contratistas sobre-valoran los montos de los contratos, las autoridades aceptan la sobre-valoración y las empresas comparten el sobre-precio con las autoridades, bajo la forma de soborno.
  2. Las autoridades y gobernantes utilizan esos recursos para tres fines: (a) financiar sus actividades políticas, especialmente las campañas electorales, (b) comprar y consolidar sus coaliciones de poder y (c) enriquecerse personalmente.

En algunos países, como en Brasil, las empresas contratistas forman carteles para evitar la competencia entre ellas y bloquear el ingreso de otras empresas. Esos carteles llegan a acuerdos con diversos grupos políticos nacionales y/o regionales y esos acuerdos pueden mantenerse por muchos años, y a veces, por décadas

La corrupción en dictaduras: Cuba y Venezuela

En los gobiernos dictatoriales, donde un solo partido tiene el control del ejecutivo, de la contraloría y del poder judicial (Cuba y Venezuela), la corrupción asume la forma de apropiación directa de los impuestos y de los recursos de las empresas públicas. Ante la ausencia de mecanismos efectivos de control, los gobernantes no necesitan atender las formalidades legales y directamente reparten los ingresos públicos en tres partes:

  1. Entrega de dinero y puestos de mando y privilegios para los miembros de la coalición de poder (alta dirección del partido, miembros del ejecutivo, miembros de la Corte Suprema, comandantes de las FFAA, etc.),
  2. Financiamiento de los órganos dedicados al control ciudadano (ejército, policía, medios de comunicación estatales y privados, militancia partidaria, etc.), y
  3. Financiamiento de obras, servicios públicos, corrupciones menores y programas sociales.

Las proporciones entre esos tres destinos dependen de situaciones específicas, pero los dos primeros tienen siempre la más alta prioridad. La unidad de la coalición de poder y el financiamiento de los órganos de control ciudadano son de importancia estratégica para esos regímenes dictatoriales. El país puede estar en calamidad pública, como Venezuela hoy, si la coalición de poder está unida y los órganos de control ciudadano están operando, entonces el poder, y los recursos que se obtienen con el poder, están asegurados.

El Partido de los Trabajadores y la institucionalización de la corrupción.

Los petistas argumentan que ellos no han inventado la corrupción y tienen razón, el mercantilismo ya existía mucho antes que ellos legaran al gobierno. Brasil ya estaba en el puesto 54 de Transparencia Internacional, junto a Bulgaria y República Checa, cuando entró Lula al gobierno. Pero también es verdad que ellos hicieron de la corrupción un elemento central de su estrategia política, modificando tanto los fines como los métodos de la corrupción. En el 2016, al concluir la era PT, Brasil ya se había caído hasta el puesto 79, junto a China e India, países que antes estaban muy por debajo de Brasil.

Una vez que el Lula llegó al gobierno, el PT institucionalizó la corrupción y estandarizó los contratos con la Petrobras, y con algunas otras grandes empresas. Con ese nuevo esquema, los partidos políticos podrían exigir soborno a las empresas proveedoras de bienes y servicios. El artículo Petrolao, publicado por Lampadia explica en detalle ese esquema. 

  1. El control de las empresas públicas era/es una fuente permanente de recursos para los partidos políticos, vía comisiones en los contratos con las proveedoras.
  2. Los porcentajes de los sobornos, por lo general, estaban pre-definidos variando según empresas y los tipos de bienes o servicios.
  3. La distribución de los sobornos se hacía a los miembros de la coalición de poder según cuotas previamente definidas entre ellos. En el caso de Petrobras, 2% sería para el PT y el 1% se distribuiría entre el PP y el PMDB.
  4. Los fines del soborno serían básicamente dos: financiamiento político (campañas electorales, funcionamiento partidario, etc.) y enriquecimiento personal de los directivos de los partidos. 

En el gobierno del PT, si un partido era miembro de la coalición de poder (Base Aliada, decían ellos), la organización y sus miembros se incorporaban en la institucionalidad de la corrupción. La corrupción dejó de ser la estrategia de algunos individuos o de pequeñas mafias partidarias para se tornar un sistema institucionalizado. Dos tesoreros del PT están en la cárcel y otro ha sido condenado por su rol en el funcionamiento de la corrupción.

Pero no era solo la organización partidaria, como un todo, que estaba involucrada en la corrupción, era la institucionalidad misma de gobierno la que se comprometía con el sistema montado por el PT. Varios ex-ministros de economía y ex-primer-ministros de Lula y Dilma están hoy acusados de ser agentes activos de los mecanismos de la corrupción. Es decir, para el PT la corrupción era política de gobierno, y como veremos más adelante, era funcional de su idea de sociedad futura y estrategia de poder. Como era de esperarse, su discurso político ocultaba la práctica diaria del partido, presentándolo como una organización motivada por la sensibilidad social y sentido de responsabilidad patriótica.  

La internacionalización de la corrupción.

En los objetivos de largo plazo del PT estaba la creación de una red latinoamericana de aliados políticos, ideológicamente alineados con su corriente socialista-populista. Para ese propósito el PT ha ideado tres instrumentos: uno político, otro financiero y otro técnico:

  1. El instrumento político fue el Foro de Sao Paulo, creado por Lula y Fidel Castro en 1990, como un espacio de debate y coordinación entre los grupos de izquierda de América Latina. El éxito del Foro de Sao Paulo fue notable, logrando agrupar a más de 100 organizaciones, y apoyándolos en el logro de sus objetivos políticos.[i] El Foro de Sao Paulo antes que una instancia de conspiración política, como muchos lo han imaginado, ha sido y es una instancia de articulación entre grupos políticos con propuestas disímiles, pero con el interés común de llegar al poder. El Foro de Sao Paulo no dirigía ni dirige a sus miembros, pero sí les brinda criterios en temas políticos, y genera un espacio de intercambio de ideas y conocimientos muy útiles para ellos. El Foro de Sao Paulo ha sido y es un espacio de unidad regional entre grupos que, en sus mismos países, no logran ponerse de acuerdo. Algunos miembros peruanos del Foro de Sao Paulo son: Partido Comunista del Perú-Patria Roja, Partido Comunista Peruano, Partido Nacionalista del Perú, Ciudadanos por el Cambio, y Tierra y Libertad.
  2. El instrumento financiero ha sido el BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento Económico y Social). Creado en 1952 por Getulio Vargas como un banco tradicional de fomento e intervención interna anti-cíclica, el BNDES, sufrió una transformación mayor en la era petista. En 10 años, sus activos y sus colocaciones fueron multiplicados por casi seis (ver cuadro abajo), llegando en el 2014 a disponer del mismo nivel de activos ($344 mil millones) que el Banco Mundial (358.9 mil millones).[ii],[iii],[iv] Con el PT, el BNDES pasó a financiar importantes obras en el exterior ($14 mil millones). La justificación era siempre la integración regional, pero las obras principales coinciden con el mapa de los aliados políticos del PT. Los gobiernos que recibieron el mayor financiamiento de BNDES para grandes obras con Odebrecht fueron Cuba, Venezuela, Argentina, República Dominicana, y Perú.[v] Y en África, los países beneficiados fueron Angola y Mozambique. Para ocultar el uso político de los recursos del BNDES, el gobierno del PT bloqueó el acceso de la prensa a la información de los préstamos del BNDES en el exterior, como si el conocimiento de esos créditos involucrara problemas de seguridad nacional.

  1. El instrumento técnico fue la asistencia en marketing electoral brindado por el equipo de Joao Santana. Resulta que la tecnología de campaña electoral en Brasil está más desarrollada que en la mayoría de los países de América Latina, y el PT ha constituido un equipo de marketing de campaña electoral de muy buen nivel.[i] Joao Santana, preso con su esposa a inicios del 2016, era el estratega, que diseñaba las campañas, y los demás miembros de su equipo (argentinos y brasileños) eran los operadores de campaña. Odebrecht se encargaba de financiar las actividades de Santana y su equipo, con depósitos en cuentas en Suiza. Con la asistencia técnica de Santana, el PT logró que sus aliados ganaran elecciones en Venezuela, El Salvador, República Dominicana y Perú, entre otros, y lograron evitar la revocatoria de alcaldesa de Lima. Aun que, fracasaron en las recientes elecciones presidenciales de Argentina.

Conclusiones                                                     

El PT es un partido con ideología socialista y muchos elementos del marxismo. Son discípulos de Antonio Gramsci y buscan que su ideología se vuelva hegemónica en la sociedad. Tienen una concepción utilitarista de la democracia, es decir, usan la democracia para llegar al poder y mantenerse en él, pero no tienen escrúpulos para manipular las instituciones democráticas en función de sus objetivos políticos.

Detrás del discurso socialista, el modelo de sociedad que el PT promueve es una forma de capitalismo corrupto (mercantilista) con alto grado de intervención estatal, sin llegar a ser un capitalismo de estado como China. La ideología socialista, además de brindarle justificativa política y cobertura moral, sirve para viabilizar electoralmente a sus líderes y generar una polarización social hostil a sus rivales políticos. Es decir, un discurso socialista políticamente funcional a su permanencia en el poder, pero tolerante a las incoherencias económicas del mercantilismo, promovido por ellos.

Esa concepción del PT creó las condiciones propicias para constituir una alianza con el cartel de las empresas contratistas. Dentro de una narrativa de Brasil potencia, las obras faraónicas eran muy bien venidas. Manipulaban un sueno nacionalista (alcanzar a los países desarrollados y ser uno de los grandes países del mundo), mientras canalizaban los impuestos del público hacia sus bolsillos y el de las constructoras.

El BNDES, tanto fuera como en el país, ha operado como el gran financiador. En un país de crédito carísimo,[ii] el BNDES entregaba crédito subsidiado a las grandes constructoras y a las empresas aliadas del PT, forzando a un importante sector de los empresarios a aceptar las reglas del juego o competir en desventaja. 

Lo que se dio entre el PT y las contratistas fue una especie de alianza interesada, en que las dos partes ganaban a costa de terceros (mala calidad de los servicios públicos, bajo desempeño de la economía, y condiciones precarias para la población). Con ese sistema, las empresas obtenían contratos públicos con gigantescos sobre-precios y el PT obtenía recursos para financiar sus operaciones políticas, comprar a los miembros de su coalición de poder, y enriquecer a su cúpula partidaria. Lo que sucedía en la práctica, no era que se tenía capitalistas apoyando a socialistas, sino socialistas construyendo un capitalismo corrupto con amplia intervención estatal en alianza con empresas mercantilistas.

El modelo fue exitoso por un tiempo. Mientras duró su gobierno, la influencia política del PT se expandió en América Latina, usando el dinero público (BNDES, y Petrobras) para financiar la corrupción, para intervenir en los países vecinos, llevar al poder gobernantes ideológicamente afines, y hacer millonarias ganancias.

Ahora que los recursos acabaron y la corrupción fue descubierta, la herencia que el PT deja al Brasil es la peor crisis económica en 128 años de vida republicana. Y a los países vecinos, lo que les deja es una situación política y económica afectada por niveles de corrupción sin precedentes. Lampadia

 

[1] Debido a su postura anti-empresarial y su carácter parasitario, los gobiernos de izquierda en América Latina solo son estables si las condiciones del contexto económico son muy favorables, pero entran en crisis cuando el país necesita incrementar su productividad para encarar nuevas condiciones de mercado.

[2] http://forodesaopaulo.org/

[3] http://treasury.worldbank.org/cmd/pdf/InformationStatement.pdf

[4] http://www.bndes.gov.br/SiteBNDES/export/sites/default/bndes_pt/Galerias/Arquivos/empresa/RelAnual/ra2014/RA_2014_esp.pdf

[5] Rezende. F. (2015). Why Does Brazil’s Banking Sector Need Public Banks? What Should BNDES Do? Working paper 825. Accesible en. http://www.levyinstitute.org/pubs/wp_825.pdf

[6] De los $14 mil millones prestados por el BNDES durante los gobiernos del PT, el 70% fue entregado a Odebrecht.

[7] En realidad, el manejo de campañas electorales es un campo en que el PT tiene un nivel técnico excepcional. Lamentablemente, para Brasil, los conocimientos del PT en materia de economía son muy inferiores a sus conocimientos sobre manejo de campañas electorales. Su capacidad de manipulación política es muy superior a su capacidad de gestión económica.

[8] La tasa referencial del Banco Central (Selic) durante el gobierno de Dilma era de 14% (http://www.tradingeconomics.com/brazil/interest-rate). Una tarjeta de crédito en Brasil tiene una tasa de interés superior a 410% al año.

 
 



La intolerable agonía de Venezuela

La intolerable agonía de Venezuela

Un artículo publicado en The Economist analiza la situación del país gobernado por el régimen de Nicolás Maduro. A pesar de todo, advierte una luz: la reciente victoria de la oposición en las parlamentarias. “La victoria electoral de la oposición en diciembre mostró que la democracia está todavía viva”, concluye tras enumerar la cantidad de problemas que afectan a la población.

The Economist, al igual que Ricardo Hausmann en su artículo: Podría ser demasiado tarde para evitar la catástrofe en Venezuela, resaltó que el “auge” mundial del petróleo, que gozó Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez y a principios del de Nicolás Maduro terminó y que ha golpeado fuertemente al país que depende en un 95% de los ingresos petroleros. (Ese sí es un país primario exportador).

Como hemos publicado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se enfrenta Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo.

Esta lastimosa experiencia, de un querido país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ y, según los resultados, a entronizar un odioso nivel de corrupción. No podemos dejar de preguntarnos cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su obsoleta ideología, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, o el peor, gobierno de la historia latinoamericana. Veamos el reporte de The Economist. 

Venezuela se encuentra al borde de una crisis humanitaria (El Nuevo Herald)

Una guía política y económica (The Economist)

Publicado por The Economist

19 de enero de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

De todas las palabras críticas utilizadas para describir el estado del país que gobierna Nicolás Maduro, “desastre” es la que menos le gusta al presidente de Venezuela. Tal vez porque es muy acertada. Bajo su mandato, la nación ha entrado en una fuerte caída. Maduro ha restringido la publicación de cifras económicas oficiales. Aquellas que se han divulgado confirman que el 2015 fue un año muy malo. Y el 2016 será peor.

El boom del petróleo mundial, que le proporcionó a Hugo Chávez (el predecesor populista de Maduro), el dinero para solventar a los pobres de Venezuela, ha terminado. Maduro no ha logrado convencer a los votantes de que es un digno heredero. En las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre 2015, la oposición de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ganó dos tercios de los asientos, la primera vez que la oposición ha ganado una elección nacional desde que Chávez llegó al poder en 1999. El índice de aprobación de Maduro está cerca del 20 %. La nueva Asamblea Nacional está enfrascada en una lucha de poder con el régimen. El Tribunal Supremo de Venezuela, que se puede considerar como gobiernista, ha dictaminado que tres diputados de la oposición no pueden juramentar, privando a la MUD de su “súper mayoría”, [necesaria para imponer sus decisiones más importantes].

El precio del petróleo, que proporciona el 95% de los ingresos de divisas de Venezuela, ha dictado durante mucho tiempo la popularidad de sus líderes. Los ingresos del gobierno provenientes del petróleo en el año a noviembre de 2015 representaban dos tercios menos que durante el mismo período del año anterior. El precio del petróleo ha caído aún más desde entonces. Con menos dinero entrante y una demanda de importaciones aún fuerte, el valor de las reservas de divisas de Venezuela se ha reducido de forma alarmante. En 2015, una caída en el precio del oro (con el que Venezuela mantiene una parte importante de sus reservas), ha contribuido a la disminución de estas. [Solo le quedan unos US$ 5,000 millones en divisa, prácticamente nada].

La caída actual de petróleo será dolorosa, sin importar quién esté en el poder. El régimen ha agravado el daño con políticas que, aunque diseñadas para favorecer a los pobres, terminaron empobreciéndolos a ellos y al Estado. El control de precios, junto con la escasez de divisas, ha dado lugar a una grave escasez de productos de primera necesidad, obligando a la gente a hacer largas colas, durante horas, para comprar artículos de primera necesidad. La inflación está oficialmente en un 141% a septiembre del año pasado (último dato disponible). Los analistas creen que la cifra real es de al menos 200% al año; algunos predicen hiperinflación en 2016. El masivo déficit presupuestario, que financia el Banco Central imprimiendo dinero, contribuye a ese riesgo

El gobierno ha tratado de mantener bajos los precios con un sistema de control de cambios de Rube Goldberg. Venezuela tiene tres tipos de cambio legales, incluyendo uno que valora el bolívar en 6.35/US$. Los venezolanos con conexiones en el gobierno pueden obtener dólares a este precio ridículamente barato, una importante fuente de corrupción. Pero en el mercado no oficial, el bolívar vale alrededor de 130 veces menos. El valor de mercado en dólares que maneja la mayoría de venezolanos es lamentablemente bajo. Aunque el precio oficial de las mercancías es correspondientemente barato, muchos sólo están disponibles a precios inflados en el mercado negro.

Hasta la fecha, Venezuela ha dado prioridad al pago de su deuda externa. Aparentemente, el gobierno ha decidido que un default, por más tentador que parezca, sería demasiado costoso. Muchos de los activos de Venezuela fuera del país (incluyendo refinerías y tanques petroleros) podrían ser embargados por los acreedores. El restringido acceso al crédito de Venezuela se vería disminuido aún más si hay un default. A pesar de que una serie de préstamos de varios millones de dólares de China, pagados en petróleo, están ayudando a evitar una crisis, un default podría ser inevitable si los precios del petróleo no se recuperan en 2016. El FMI estima que el PBI de Venezuela se redujo en aproximadamente un 10% en 2015, convirtiéndola en la economía con la peor performance del mundo. El gobierno admite que la contracción fue de 7.1% hasta el tercer trimestre de 2015. Sin importar cuál sea la cifra real, la fuerte recesión está socavando una de las reivindicaciones más orgullosas del régimen: que bajo su gobierno la pobreza ha caído en Venezuela. De hecho, la pobreza extrema sí ha disminuido bajo el chavismo (como lo ha hecho en todo el mundo), pero no tanto como el gobierno sostiene. El Perú ha avanzado más que Venezuela, donde la pobreza general (en lugar de extrema) se ha mantenido obstinadamente estática desde 2000. 

En enero de 2016, Maduro nombró un nuevo equipo económico, pero hay dudas sobre su voluntad de abordar los problemas de la nación. El ministro encargado de la economía, Luis Salas, es un sociólogo de izquierdas que, al igual que otros miembros del gobierno, atribuye los problemas del país a una “guerra económica”. Rechaza algunos principios básicos de la economía convencional, por ejemplo, que un exceso de impresión de dinero causa inflación. Se piensa que el nuevo ministro de Finanzas, Rodolfo Medina, es más pragmático. Estudios recientes han mostrado que, junto con la economía y la escasez, la seguridad es una preocupación importante. El gobierno dejó de publicar estadísticas completas del crimen en 2005, aunque admite que hay un problema. El fiscal general ha dicho que la tasa de homicidios de Venezuela el año pasado fue de 62 por cada 100,000 habitantes, diez veces el promedio mundial. El Observatorio Venezolano de Violencia, un instituto de investigación independiente, dice que la tasa es más alta. La tasa de homicidios en Caracas es la más alta en la región. El 90% de los homicidios quedan impunes en todo el país.

El gobierno trata de mantener a los venezolanos comunes ignorantes de tales desmoralizantes hechos a través de su dominio de los medios de comunicación. Chávez inició el proceso de cierre de la prensa libre; Maduro ha seguido en la misma línea. Sólo hay un periódico nacional que es relativamente independiente. La televisión estatal está llena de horas de propaganda pro-gobierno. Maduro, su esposa, Cilia Flores, y el ex jefe de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, todos tienen sus propios programas de televisión semanales. Los políticos de la oposición, varios de los cuales han sido encarcelados, dependen de los medios de comunicación social para difundir sus mensajes. A pesar de que el régimen hizo todo lo posible para hacerlo más difícil, la victoria electoral de la oposición en diciembre pasado muestra que la democracia aún está viva

El siguiente cuadro, del mismo The Economist, muestra el nivel de homicidios en varias ciudades del mundo:

Lampadia

 




Una sentencia inequívoca: No más socialismo del siglo XXI

Una sentencia inequívoca: No más socialismo del siglo XXI

En las elecciones del pasado domingo, los líderes de la oposición en Venezuela, la coalición de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), ganaron más del doble de escaños que los socialistas en la Asamblea Nacional, castigando al gobierno del presidente Nicolás Maduro por la profunda crisis económica, política y social del país.

El que el gobierno venezolano haya tenido que reconocer la derrota no lo hace democrático ni respetuoso de la voluntad popular. El proceso electoral ha estado plagado de eventos anti democráticos, no se permitieron observadores, se acosó a la oposición, se dieron amenazas desde la cúpula del poder, se alargó la hora de la votación, se manipularon votaciones en las cárceles, etc. Todo esto con el afán de evitar que la oposición tome la mayoría calificada, cosa que parece logró el gobierno.

Fue la primera vez en 16 años que el movimiento “chavista”, llamado así por el ex presidente del socialismo del siglo XXI, Hugo Chávez, pierde la mayoría en la asamblea de 167 miembros y da a la oposición una plataforma para erosionar aún más el poder de Maduro. La oposición se ha comprometido a usar su nueva mayoría en la legislatura de Venezuela para liberar a los opositores encarcelados por el gobierno chavista, pero también dijeron que no desmantelarían las políticas de bienestar populares.

El presidente de la Asamblea, quien fue elegido a dedo por Chávez (pero carece de su carisma y astucia política) aceptó rápidamente la derrota en un discurso a la nación en las primeras horas del lunes, calmando los temores de una posible violencia. Consciente de que la victoria se debió más al descontento público con Maduro que al apoyo de la oposición, secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, instó a los venezolanos a enterrar sus diferencias.

“Comenzó el cambio Venezuela, hoy tenemos razones para celebrar, el país pedía un cambio, ese cambio comenzó hoy”, Torrealba, quien fue burlado por Maduro como un “mal Shrek” durante la campaña, dijo a sus seguidores en un discurso de victoria.

El secretario ejecutivo de la MUD añadió que los resultados le envían un mensaje claro al Gobierno de que el país está cansado de “vivir las consecuencias de un fracaso”. “Venezuela puede estar tranquila. La unidad sabrá administrar el triunfo y no llegará a atropellar a nadie. Hoy esto cambió y ahora la Asamblea tiene una dirigencia del pueblo. Esta victoria es real para aquellos que han sido perseguidos, encarcelados e inhabilitados”, subrayó.

El preso político más conocido en Venezuela es Leopoldo López, quien fue sentenciado a casi 14 años, acusado abusivamente en 2014 de promover la “violencia política”. Pero la oposición tiene una lista de lo que dicen ser más de 70 presos políticos.

¿Qué tan grande es la mayoría?

Según la información publicada por el CNE en su página de internet, la opositora Mesa de Unidad Democrática obtuvo 109 curules en el voto lista y nominal, a los que hay que sumar tres diputaciones por las circunscripciones indígenas. Esto significa que podrían, en teoría, despedir a ministros después de un voto de censura.

El oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela se quedó en 55 de los 167 curules de la Asamblea Nacional. En porcentaje, el CNE informó que la oposición logró un 65.27% de los votos emitidos y el oficialismo un 32.93%.Con dos tercios, la oposición podría tratar de hacer modificaciones a las instituciones, como a los tribunales, ampliamente vistos como pro-gobierno. Incluso con sólo una mayoría simple, la oposición puede ejercer control sobre el presupuesto, dar marcha a investigaciones que podrían afectar al gobierno y aprobar la ley de amnistía.

Con 112 diputados de un total de 167 la oposición puede proceder a elaborar leyes orgánicas, aunque éstas todavía tienen que ser firmadas por el presidente. También puede designar a los poderes Judicial y Electoral, pero a través de un complejo procedimiento. Pero lo más crucial es la posibilidad de reformar la Constitución o convocar a una Asamblea Constituyente.

Sin embargo, todavía tendrían que negociar con Maduro. Este es uno de los retos más importantes ya que el presidente venezolano no aceptará muchos de los cambios. Por lo pronto, ya anunció que rechazará la anunciada ley de amnistía, considerada una prioridad por la nueva mayoría de la oposición en la Asamblea Nacional. “No aceptaré ninguna ley de amnistía. Me podrán enviar mil leyes pero los asesinos de este pueblo tienen que pagar”, declaró Maduro.

La caída de Maduro

Maduro, cuyo gobierno ha sustituido a Cuba como el adversario más vocal de América Latina contra los Estados Unidos, culpó el resultado de las elecciones a una “guerra económica” llevada a cabo por líderes empresariales y otros opositores en el extranjero con el fin de sabotear la economía y lo llevan hacia abajo. “En Venezuela, ganó la contrarrevolución, no la oposición”, agregó en su discurso el lunes.

Muchos venezolanos no han comprado este argumento, sin embargo, culpándolo por la inflación más alta del mundo, la escasez desde la leche hasta los medicamentos y una moneda devaluada que cotiza en el mercado negro a casi 150 veces su tasa oficial.

La persistencia de Maduro con los controles de divisas y de precios complejos han contribuido a distorsiones económicas de Venezuela, pero, a diferencia de Chávez, también ha tenido que lidiar con una caída en el precio de la única exportación significativa de Venezuela, más del 95% de ellas: el petróleo.

La derrota del gobierno fue otro gran golpe para el bloque latinoamericano de gobiernos de izquierda después, especialmente después de las elecciones presidenciales de Argentina el mes pasado. Esperemos que los gobiernos ideologizados de la región sigan esa tendencia centro-derechista hacia democracias más libres y economías más prósperas. Lampadia




El análisis con contrabando de Levitsky

El análisis con contrabando de Levitsky

Comentado por Lampadia

Creemos que el artículo de Levitsky, que reproducimos más abajo requiere de ciertas puntualizaciones que desvirtúan buena parte de su análisis.

Esperábamos que un profesor de Harvard, que ha sido adoptado como gurú de la izquierda peruana, fuera un poco más informado y riguroso. Anteriormente hemos criticado a Levitsky por las mismas razones, pero parece que no le entran balas: Levitsky pontifica sobre el gasto social.

¿El fin del giro a la izquierda?

Por Steven Levitsky, La República, 05 de Abril de 2015

Ante los graves problemas que enfrentan los gobiernos de Bachelet, Kirchner, Maduro, y Rousseff, muchos comentaristas prevén el fin del giro a la izquierda latinoamericano.  La ola sin precedentes de triunfos izquierdistas que empezó con la elección de Hugo Chávez en 1998 se agota.

No todos los gobiernos de izquierda están en crisis. Siguen más o menos fuertes en Bolivia, Ecuador, El Salvador, Uruguay, y Nicaragua. [Bolivia creció más que el Perú el 2014, pero si analizamos la década del 2002 y el 2012, podemos comprobar que el Perú creció un promedio de 6.3% mientras que Bolivia lo hizo solo en 4.7%. El dato del último año ha sido aprovechado por la izquierda tradicional para afirmar que el modelo boliviano es mejor]. Sin embargo, es probable que la izquierda sufra una serie de derrotas electorales en los años que vienen.  Se iría primero en Argentina, donde ninguno de los candidatos presidenciales serios es kirchnerista (Macri, Massa, y Scioli son pragmáticos del centro o centro-derecha). Aunque no haya elecciones presidenciales cercanas en Brasil y Venezuela, Dilma Rousseff ha sufrido una fuerte caída de popularidad y podría enfrentar un juicio político.  Y el gobierno de Nicolás Maduro está atrapado en un callejón sin salida.  

Después de una década de triunfos sin precedentes, entonces, parece que la izquierda latinoamericana está perdiendo fuerza.  La ola empieza a retroceder.

El retroceso de la izquierda tiene dos causas principales. El primero es el desgaste natural después de haber gobernado por tres o cuatro periodos presidenciales. Pocos partidos ganan más de tres elecciones presidenciales consecutivas (en EEUU, la última vez fue hace casi 70 años), y en democracia, casi ninguno gana más de cuatro.  Después de tres periodos, los gobiernos pierden los reflejos políticos; se distancian de la gente, y muchas veces, crece la corrupción.  Aun cuando no son muy corruptos (como en el caso de la Concertación en Chile), la gente se cansa.  Tarde o temprano, el desgaste afecta a todos los gobiernos. Doce años (Argentina) o 13 años (Brasil) en el poder es mucho.  Nada es permanente en la democracia.   Nadie gobierna para siempre.  

El segundo factor que debilita  a la izquierda latinoamericana es el fin del boom de las materias primas.  El tremendo éxito electoral de la izquierda en Brasil (reelecto en 2006 y 2010), Chile (reelecto en 2006), Venezuela (reelecto en 2006 y 2012), Argentina (reelecto en 2007 y 2011), Bolivia (re-electo en 2009 y 2014), Ecuador, (re-electo en 2009 y 2013), y Uruguay (re-electo en 2009 y 2014) fue facilitado por el boom económico que empezó en el 2002. El boom se acaba, y algunas economías han caído en recesión. Las crisis económicas –serias en Brasil y Argentina, infernal en Venezuela–generan descontento. Y los electores descontentos no suelen reelegir a sus gobiernos.   

Es probable, entonces, que el desgaste natural y el fin del boom económico pongan fin al giro a la izquierda. El proceso ya está en marcha en Argentina y Brasil, pero llegará también a países como Bolivia y Ecuador. En política nada dura para siempre.

Pero la década izquierdista ha sido un tremendo éxito para las fuerzas progresistas latinoamericanas. Con la excepción del chavismo venezolano (que dejará el país en ruinas), los gobiernos de izquierda latinoamericanos dejarán dos legados positivos.

Primero, demostraron que la izquierda puede gobernar. La imagen de una izquierda incapaz de gobernar había estado ampliamente difundida en América Latina. Debido a los fracasos de Allende en Chile, Siles Suazo en Bolivia, el sandinismo en Nicaragua, y Alan García en el Perú, la izquierda regional estaba asociada con crisis fiscal, hiper- inflación y desgobierno.

Esa imagen cambió en los 2000.  En Chile, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet gobernaron bien, espantando el fantasma de Allende. Lula gobernó bien en Brasil. [Ver en Lampadia: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú]. Tabaré Vázquez y Pepe Mujica gobernaron bien en Uruguay. El FMLN ha gobernado bien en El Salvador. En Bolivia, las políticas macroeconómicas del gobierno de Morales han sido bastante responsables – y bastante exitosas.  

Los gobiernos de Lagos y Bachelet, Lula, Funes, y Vázquez y Mujica destrozaron la imagen de una izquierda incapaz. En Brasil, Chile, y Uruguay, la tasa de crecimiento económico aumentó con los gobiernos de izquierda. Y según los Indicadores de Gobernancia del Banco Mundial, los tres países mejoraron en términos de rendición de cuentas, estado de derecho, y corrupción.  

El segundo legado de los gobiernos de izquierda son las políticas redistributivas. La redistribución desapareció de la agenda pública en América Latina en los años ochenta y noventa. Quedó fuera del Consenso de Washington. Los viejos estados de bienestar –casi todos disfuncionales– fueron desmantelados pero no reconstruido, y la política social se limitó a las políticas antipobreza focalizadas.

La izquierda colocó el tema de la redistribución en la agenda.[La redistribución nunca ha estado fuera de la agenda, para eso son los impuestos que los gobiernos deben saber usar en beneficio de la población. Levitsky considera que redistribución es el asistencialismo, poca veces sostenible, como justamente se ha hecho evidente en el ícono de las políticas redistributivas de nuevo cuño: Brasil]. En Argentina, Brasil, Chile, y Uruguay, gobiernos izquierdistas aumentaron el salario mínimo, expandieron los sistemas salud y seguridad social, ofreciendo pensiones y seguro médico a millones de personas –informales, desempleados, y pobres rurales– que jamás los habían recibido, y mejoraron los ingresos de millones de familias a través de programas de transferencias condicionales.

Las consecuencias de estos programas han sido enormes.  En Brasil, 20 millones de personas salieron de la pobreza bajo el gobierno de Lula. Y el nivel de desigualdad cayó. [Siendo que Levitsky escribe en La República, debería nutrirse de información sobre el Perú para sustentar sus afirmaciones. En nuestro caso, según varios especialistas como Juan Mendoza de la UP y la ex Ministra de Inclusión Social, Mónica Rubio, así como el propio INEI, la disminución de la pobreza de los últimos años se originó por la inversión privada hasta en un 80%. Solo el resto se habría debido a los abundantes programas sociales asistencialistas. Ver en (L): Al menos80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento y EVOLUCIÓN DE LAPOBREZA MONETARIA 2009-2013].

Aunque la pobreza disminuyó en toda América Latina, la economista Nora Lustig y sus colegas muestran que los gobiernos social democráticos en Brasil, Chile, y Uruguay lograron reducir la pobreza y la desigualdad más que en otros países.

El buen rendimiento de los gobiernos de izquierda se ve en los resultados electorales: entre 2000 y 2014, los gobiernos de izquierda fueron reelectos en 19 de 20 oportunidades (la única derrota fue en Chile en 2010, donde el candidato, Eduardo Frei, no era de izquierda). La izquierda ganó cuatro veces consecutivas en Brasil, tres veces en Argentina, Bolivia, Ecuador, y Uruguay, y dos veces en El Salvador.

Estos triunfos se deben, en parte, al boom económico. Pero también se deben a la democracia.   Por la primera vez en la historia, la izquierda latinoamericana puede ganar y gobernar hoy sin golpes de Estado. [¿Se deben a la democracia? ¿A cuál? ¿A aquella que se basó en cambiar las constituciones a la medida de los gobernantes “democráticos”, que instauraron las reelecciones permanentes, que cooptaron a la población con programas asistenciales de reparto condicionado (como Juntos en el Perú que no cumple con los condicionamientos) y que finalmente, concentraban el poder en manos del ejecutivo, eliminando o debilitando la división de poderes, consustancial a una democracia real?].

La izquierda no debe olvidar esta lección.  El giro a la izquierda fue posible porque la consolidación de las instituciones democráticas abrió caminos al poder que no existían antes. Para la izquierda, apoyar a gobiernos (como el venezolano) que pisotean a estas instituciones sería sabotear a su propio futuro.




Mares de infelicidad

Mares de infelicidad

La lógica de Hugo Chávez obedecía a una combinación de poder y delirio: quería ser el heredero histórico de Castro. Y quería demostrarle al mundo que el socialismo cubano, el original, el fidelista, sí podía funcionar

Por Enrique Krauze. Escritor y director de Letras Libres

(El País, 23 de Febrero de 2015)

Nunca dejará de sorprender el daño que el poder absoluto, concentrado en una persona, puede causar en la vida de los pueblos. Pero aún más misteriosa es la incapacidad de muchos pueblos para ver de frente el fenómeno, comprenderlo y evitarlo. Es el triste caso de un sector del pueblo venezolano, ciego al desmantelamiento de su propio país perpetrado por Hugo Chávez y su Gobierno en beneficio del régimen dictatorial más longevo del mundo actual: el de los hermanos Castro.

En su trato con Venezuela, la lógica de Fidel siempre fue económica y geopolítica. El petróleo venezolano estuvo en su mira desde el triunfo de la Revolución. El 24 de enero de 1959, en un ríspido encuentro en Caracas, Rómulo Betancourt se negó a regalárselo. Como respuesta, a mediados de los sesenta Venezuela recibió las primeras incursiones guerrilleras de América Latina: planeadas, instrumentadas y vigiladas personalmente por Castro. Tras el fracaso de esas expediciones, Castro tardó en rehacer sus relaciones diplomáticas con Venezuela. Y de pronto —tras el derrumbe de la URSS— la providencia le otorgó un anacrónico y fervoroso admirador: Hugo Chávez.

Durante su estancia en Cuba, Chávez quedó seducido por Castro: “Las generaciones se han acostumbrado a que Fidel lo hace todo —dijo en una entrevista—. Sin Fidel no pareciera que hubiese rumbo. Es como el todo”. Chávez también querría ser “como el todo”. Y para demostrarlo, cuando llegó al poder hizo realidad el sueño de Fidel: le regaló el petróleo venezolano, y mucho más.

La lógica de Chávez obedecía a una combinación de poder y delirio: quería ser el heredero histórico de Castro. A cualquier coste. Y quería demostrarle al mundo (aun al propio Fidel) que el socialismo cubano, el original, el fidelista, sí podía funcionar. “Fidel es para mí un padre, un compañero, un maestro de la estrategia perfecta”, declaró Chávez. Pero necesitaba más, necesitaba que Castro lo ungiera como sucesor. Quizá iba en camino de serlo, pero se le atravesó la muerte.

En términos simbólicos, el pacto se selló en una conferencia en la Universidad de La Habana en 1999 cuando Hugo Chávez fustigó a quienes venían “a pedirle a Cuba el camino de la falsa democracia” y profetizó: “Venezuela va hacia el mismo mar hacia donde va el pueblo cubano, mar de felicidad, de verdadera justicia social, de paz”. Quince años después, puede afirmarse que la emulación ha sido exitosa: Venezuela se parece cada vez más a Cuba.

Emular a Cuba políticamente fue una decisión imperdonable, que Chávez instrumentó cuidadosamente. Para apartar a Venezuela de la “falsa democracia” supeditó, de manera personal y patrimonial, a todos los poderes formales: legislativo, judicial, fiscal, electoral. Paralelamente, confiscó buena parte de la televisión, la radio y la prensa. El Gobierno de Maduro siguió la pauta con mayor crudeza: confiscó el resto de la televisión, bloqueó la venta de papel a los pocos diarios independientes que quedaban, reprimió manifestaciones de oposición, acosó y apresó a líderes y mató estudiantes. Hace unas semanas, habilitó al Ejército a disparar contra manifestantes. Y en estos días, en un acto abiertamente dictatorial, ha arrestado al valeroso alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.

La emulación social de Cuba partió de un consejo de Fidel a su obediente pupilo: a partir de 2003 Chávez instituyó las misiones de atención médica, educativa, alimentación, vivienda, que por un tiempo, con personal cubano, aportaron una mejora social en la vida de muchos venezolanos. Para Cuba el acuerdo fue casi milagroso: anualmente Venezuela le ha aportado el doble que la URSS en tiempos de la Guerra Fría (arriba de 10.000 millones de dólares). Pero para Venezuela el costo político y económico ha sido inadmisible, absolutamente irracional.

El acuerdo ha constado de tres partes, todas beneficiosas para el régimen de Cuba. La primera es la exportación de servicios (40.000 personas, médicos sobre todo, también maestros, instructores deportivos y otras profesiones). Del monto anual recibido de 5.600 millones de dólares, el Estado se queda con más del 95% y canaliza el resto al personal “exportado”. El segundo componente (que en 2010 llegó a 2.700 millones de dólares) es la exportación subsidiada de petróleo: más de 100.000 barriles diarios a precios y condiciones preferenciales (gracias a las cuales Cuba refina parte del petróleo y hasta lo reexporta). El tercer elemento ha sido la inversión directa de Venezuela en 76 proyectos, alrededor de 1.300 millones de dólares.

El arreglo con Cuba ha sido solo un renglón de los muchos que constituyen el dispendio del régimen chavista, quizá el mayor de la historia petrolera del mundo. Pero en 2008, con el precio del barril a 145 dólares (y expectativas de alcanzar los 250), el apoyo a Cuba parecía una gota en el mar de la felicidad. En esos mismos años, en un acto de machismo revolucionario y mediático, Chávez aceleró su política de expropiaciones y estatizaciones. Curiosamente, nunca lo perturbó el hecho de que Raúl Castro comenzara a introducir reformas económicas inversas al modelo que Chávez imponía a su país. Y nunca vio que los caprichos de su política económica (y la corrupción asociada a ella) minarían directamente la justicia social que se proponía instituir.

El petróleo no llegó a 250 dólares el barril sino que bajó de 50. Ahora abastecerse de alimentos es la principal angustia del venezolano. La escasez de comida, medicinas y equipo médico es alarmante. Las colas en los supermercados son largas y tortuosas. El Ejército apresa a quien se atreve a sustraer un pollo. El Gobierno insiste en que se trata de una “guerra económica de la derecha”, por tanto mantiene firme su política de control cambiario que propicia el mercado negro, donde una nueva casta de vendedores ambulantes (con información privilegiada) compran productos regulados a precios insignificantes y los revenden a capricho.

Por su “verdadera democracia”, por la crisis económica de sus servicios sociales, por la estatización de su economía y su mercado negro, Venezuela se parece cada vez más a Cuba. Con una diferencia mayor: Nicolás Maduro no tiene una Venezuela alternativa a quien pedir un subsidio.

Hace unas semanas, tras su gira continental en busca de apoyos económicos, Maduro declaró: “Dios proveerá”. A lo cual “Dios” (por la pluma del genial humorista Laureano Márquez) en una carta pública dirigida a Mi pequeña y hermosa criatura, respondió diciéndole: “Yo ya proveí’: tierras fértiles, llanos ganaderos, selvas para cultivar cacao y café, ríos caudalosos y navegables, playas turísticas y mucho más:

En el subsuelo les puse las reservas petroleras más grandes del planeta. Tienen también, oro, aluminio, bauxita, diamantes. Como si lo anterior fuese poco, les acabo de enviar 15 años de la bonanza petrolera más grande que ha conocido la historia de la humanidad. Multiplica, bebé: dos millones y medio de barriles diarios x 100 dólares x 30 días x 12 meses x 15 años”.

Al propio “Dios” omnisciente le parecía incomprensible que los chavistas hubiesen convertido a Venezuela en una ruina. Por eso rubricó su carta de modo terminante: “Lo siento, hijo, tengo que decirte que tu petición a las finanzas celestiales también ha fracasado”.

“El mar de la felicidad”, aquella imagen lírica de Chávez, suena más cruel confrontada con el atropello a los derechos humanos, el encarcelamiento bárbaro de Leopoldo López, el arbitrario arresto de Ledezma, el acoso a María Corina Machado, la polarización ideológica y la pesadumbre general de la vida en Venezuela. Pero están a la vista las elecciones parlamentarias. Ojalá la mayoría del bravo pueblo venezolano vea de frente el daño que el poder personal absoluto de Hugo Chávez y su obediente séquito ha hecho a su país. Ojalá comprenda el costo exorbitante del acuerdo con Cuba. Ojalá vote con tal claridad que el cambio comience a ser irreversible.

Pero la protesta ante los atropellos no puede esperar. Mario Vargas Llosa ha señalado la dolorosa condición histórica de Venezuela: el país que liberó a buena parte de la América hispana sufre ahora el abandono de sus “países hermanos”. Tiene razón. Mientras Maduro ahoga la libertad, la OEA duerme la siesta. Si no despierta ahora, no despertará jamás.




A la juventud venezolana en su día

A la juventud venezolana en su día

“Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios”

Publicado por Pedro F. Carmona Estanga 

Jueves, 12 de febrero de 2015 

Desde la distancia

Pedro Carmona Estanga: Mi sitio de reflexión desde la distancia, el tiempo y el exilio, sobre la realidad de Venezuela y otros tópicos de interés internacional.

Dedico estas reflexiones, a manera de íntimo desahogo desde la distancia, a la juventud venezolana en su día, fecha que marca además el primer aniversario de las jornadas de protesta de 2014, desencadenantes de otra expresión de brutal represión oficialista, causante de 43 muertos, cientos de heridos, miles de detenidos y torturados, de los cuales algunos permanecen aún privados de la libertad en condiciones violatorias de los más elementales derechos humanos. Es bueno recordar el célebre origen del Día de la Juventud que hoy se celebra, remontándonos al 12 de febrero de 1814, fecha en que se libró la memorable Batalla de La Victoria, crucial en la Guerra de la Independencia, cuando el General José Félix Ribas debió armar a unos mil estudiantes de colegios y seminarios de la ciudad, de Caracas y de poblados vecinos que no habían tocado un arma en su vida, contra el poderoso ejército de Boves. A esos adolescentes, Ribas los arengó con estas palabras:

“Soldados: Lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que será memorable, no podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!

Relata la historia que al caer la tarde, tras una feroz resistencia juvenil patriota y cuando la batalla no estaba aún decidida, recibieron refuerzos de 220 soldados de caballería a cargo de Vicente Campo Elías, con lo cual pudo romperse el cerco realista. Horas después, Morales y los suyos huían perseguidos por la caballería republicana, marcando el fracaso del intento realista de cortar las comunicaciones entre Caracas y Valencia. Bolívar concedió por ello a Ribas el título de “Vencedor de los Tiranos”. Hoy, los jóvenes venezolanos han asumido como suya la lucha contra la dictadura que oprime a la nación, defendiendo con gallardía un futuro que legítimamente les pertenece. El reciente triunfo opositor en las elecciones en la Universidad Central de Venezuela es una muestra más de que el régimen no logra doblegar a las universidades, aunque trata de asfixiarlas por la vía presupuestaria para quebrar su determinación de ser libres.

Trasladándonos de nuevo al duro presente, es triste constatar cómo Venezuela sigue avanzando de manera indetenible hacia el abismo, ante la perplejidad del mundo y el sufrimiento de sus ciudadanos. Valga al respecto comentar que tras una pasada entrega en este Blog que titulé “La destrucción de Venezuela: hazaña histórica”, un detractor envió un comentario atribuyendo dicha situación a los errores del 11 de abril de 2002, por haber dispuesto la disolución de los poderes, y no llamar a elecciones. A él, y a quienes compartan esa visión, les invito a releer en este Blog el ya agotado libro “Mi Testimonio ante la Historia”, así como dos artículos, uno titulado “Reflexiones a nueve años del 11 de abril de 2002”, y otro: “Diez años después”, en los cuales traté de responder a dudas sobre esos complejos momentos, reafirmando que el propósito único de la provisionalidad era llamar al pueblo, depositario del poder constituyente originario, a elecciones limpias para relegitimar los poderes públicos, mediante comicios parlamentarios en 90 días, y presidenciales en 180 días, bajo la supervisión de la OEA, y sin que yo pudiese aspirar a cargos de elección popular. Tampoco hay que olvidar que el Decreto inicial en 2012 fue rectificado el 13A para entregar en manos de la Asamblea Nacional el destino de la provisionalidad. Pero la división militar, las pugnas por el mando, el error de quienes rechazaron la posible salida de Chávez al exterior considerando que debía ser juzgado, o de aquéllos que se rasgaron las vestiduras en defensa de una legalidad inexistente, además de errores u omisiones propios de un “tsunami” político, condujeron a mi renuncia a la encomienda recibida y al retorno de Chávez al poder, de la mano de oficiales leales como Raúl Baduel, hoy maltratado, como también su hijo, bajo la férreas manos del régimen.

Así, en abril de 2002, tras la crisis y la renuncia de Chávez, se intentó mediante el llamado a comicios transparentes, evitar el afianzamiento de un modelo absolutista inspirado en ideologías foráneas, ya evidenciado mediante la conculcación de la independencia de las otras ramas del Poder Público, la demolición del sistema republicano de gobierno, la entrega progresiva de soberanía a la dictadura cubana, y el costoso afán de exportar la revolución a la región, con los recursos de todos los venezolanos. Desde entonces era nítida la alianza con el Foro de Sao Paulo y otros movimientos de la extrema izquierda mundial, así como el plan de destrucción del aparato productivo privado, inaugurado con los 48 Decretos-Leyes dictados en noviembre de 2001, primera etapa de la implantación de un Estado absolutista, dueño y señor de la vida de los venezolanos. De aquéllos polvos vinieron estos lodos, dice la sabia conseja.

Los resultados son harto conocidos nacional e internacionalmente, pues se ha reemplazado el Estado de Derecho por el pensamiento único, un sistema inconstitucional que eliminó la alternabilidad democrática, criminaliza a la disidencia, implantó la hegemonía informativa del Estado para generar un “blackout”, y ha regalado inconmensurables recursos a otras naciones a cambio de un apoyo cómplice al régimen, amén de la abyecta sumisión al Ejecutivo de los demás poderes, como lo demuestra el hecho de que las Altas Cortes en 16 años de régimen chavista, jamás han fallado en contra del gobierno.

El fracaso del gobierno de Maduro no debe conducir a que se oculte la realidad de que la destrucción de la nación fue obra de Chávez entre 1999 y 2012. Pero Maduro, impreparado y obcecado con el castrocomunismo al cual se debe, sin conocimiento de economía o gerencia, ha profundizado la crisis a un nivel extremo, hasta el punto de que luce inconcebible que ello sea el resultado de simple torpeza, sino de un siniestro plan de pauperización de la nación para someterla, justificándolo en fantasmagóricas conspiraciones y enemigos externos, para implantar el poder omnímodo, represivo, corrupto e ineficiente del Estado.

Los últimos meses han llevado al país al delirio: jamás los venezolanos imaginaron niveles tales de inseguridad, penurias y ruina económica. Es triste constatar que los bonos venezolanos son ya calificados como “bonos basura” (CCC), en tanto que la revista The Economist afirma que Venezuela muestra la peor conducción económica del planeta. Por algo el ex Presidente Andrés Pastrana tras su digna visita a Venezuela, declaró que el país se encuentra al borde de una tragedia humanitaria. Lo más grave es que no existe disposición alguna del oficialismo de rectificar para enfrentar la crisis y la anomia prevalecientes, mientras se profundiza la hipoteca ante China, y se adoptan decisiones cambiarias o económicas de alcance limitado o erróneo.

La impopularidad del régimen alcanzó niveles históricos, pero se amenaza con armas letales a quienes osen manifestar, se persigue a las empresas privadas remanentes, se siembra el terror, se tortura a los presos políticos y criminaliza a la disidencia, se aísla a la nación con poquísimas comunicaciones aéreas, escasean las divisas, y se intenta negar la crisis y ocultar las colas, pesadilla de los venezolanos, pues en lugar de dedicar su tiempo al trabajo productivo, deben emplearlo en humillantes colas para obtener lo indispensable.

De otra parte, siguen aflorando denuncias de corrupción que involucran a personeros del régimen hasta en carteles de narcotráfico, forma además de respaldo financiero indirecto a las FARC. Surgen además nuevos testigos sobre el presunto engaño al mundo con la fecha de fallecimiento de Chávez, la cual al decir del Capitán Salazar ocurrió el 30 de diciembre de 2012, y no en marzo de 2013, conduciendo a fraudes, falsificación de firmas y designaciones ilegítimas como la de Jaua como Canciller, y la sucesión misma de Chávez.

Los caminos están ahora envueltos en una espesa bruma e incertidumbre. Ante la solicitud de auxilio del régimen a Unasur y a la CELAC, la comunidad internacional debe alzarse por encima de conveniencias ideológicas o económicas, para denunciar la peor crisis de Venezuela desde su existencia como nación independiente, como lo han hecho ilustres ex Presidentes como Pastrana, Piñera, Calderón, Arias, Toledo, Lagos, Quiroga y Hurtado.   

Solidaridad con Venezuela, con sus presos políticos, y rechazo a la dictadura. Honor en fin a los jóvenes venezolanos en el Día de la Juventud, por sus ideales de lucha, junto a un llamado a la unidad opositora. Por encima de intereses o visiones particulares o grupales, están la libertad y los valores e intereses indeclinables de la sociedad venezolana. Que Dios ilumine a la nueva generación de venezolanos que, de la mano de las mayorías nacionales, tiene ante sí el reto devolver la libertad a Venezuela, emulando ese 14 de abril de 1814.