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La reconciliación del fujimorismo con los defensores de la democracia

Líneas abajo presentamos el mensaje de Mario Vargas Llosa a los peruanos sobre la importancia de las elecciones del próximo domingo.

Luego, presentamos el video de Keiko Fujimori en la ceremonia de Arequipa, en la que presentó un juramento que tiene 2 mensajes fundamentales:

  • Su compromiso absoluto con el respeto a todas las instituciones republicanas.
  • Su compromiso de hacer un gobierno abierto, de todos y para todos los peruanos.

 




No hay dignidad en el odio

No hay dignidad en el odio

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Los sentimientos no están ausentes en la contienda electoral. Esta última se debate entre el temor y el odio.

Por un lado el temor de una gran mayoría de peruanos, incluido quien escribe, de entregarle el poder a quienes dejaron los fusiles para buscar votos para obtenerlo e instaurar el totalitarismo comunista en el país. Por otro, el odio de muchos frente al fujimorismo.

En este inevitable conflicto de sentimientos y emociones en que se debate un importante sector del país, surge un tercer elemento sobre él cual nos queremos detener. La dignidad.

Los que odian dicen que la dignidad es más fuerte que el temor y por ello, prefieren que en el Perú se instaure una dictadura comunista, con tal de que el apellido Fujimori no vuelva al gobierno. Nos dicen que no votan por el fujimorismo por dignidad. En este grupo hay muchos. Desde familias que perdieron el estatus por el cese en las deficitarias empresas estatales de los 90s hasta familiares de terroristas apresados. Familias de empleados estatales que salieron con retiros voluntarios e incentivos del Estado y no pudieron reinsertarse en la actividad productiva hasta empresarios o profesionales que no resistieron el cambio de una economía cerrada y mercantilista a una economía donde se compite y el consumidor es el soberano. Izquierdistas que creían que les llegaba la hora de gobernar en los 90s a quienes Fujimori se les puso en el camino hasta pulpines que se han creído el relato de que Abimael es un luchador social y Fujimori la expresión más acabada del mal.

La pregunta es. ¿Hay dignidad en ese odio?

El odio es un “sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia”. Es sinónimo de aborrecer, abominar”.

Para el Profesor de Filosofía de la Universidad Carlos III, Oscar Pérez de la Fuente:

“el odio es una emoción, que puede ser manipulada –especialmente por demagogos– y ha tenido históricamente gran poder movilizador.”

Quienes odian, por lo tanto, manipulados o genuinos, buscan la desgracia de quien odian, buscan el mal de lo que aborrecen.

¿Es esto digno? La dignidad es la cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden” y ser digno es, como lo señala el diccionario actual:

una cualidad y un valor que tienen las personas” (…)  la dignidad se refiere al mérito que tiene una persona por las acciones que hace en pos de la humanidad y en beneficio de los demás y de la sociedad.

Querer el mal del fujimorismo y el mal del país a consecuencia de ese odio no es entonces algo digno. No es una acción de beneficio para los demás, ni para la sociedad. Mucho menos es un acto de responsabilidad o seriedad. Es simplemente odio.  

Los que odian, tienen el derecho de hacerlo. Nadie se los puede impedir. Lo que si les podemos impedir es que se pongan en un peldaño de falsa superioridad moral y nos digan que su odio es dignidad. Odiar no dignifica. No hay dignidad en ese odio que pondrá a nuestro país en manos de una dictadura comunista. Lampadia




¿El fin del antifujimorismo?

¿El fin del antifujimorismo?

 

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Hay quienes ven la configuración de la segunda vuelta como el peor escenario posible, como una elección fatal entre las dos opciones más peligrosas o negativas, y en la que debemos resignarnos a escoger el mal menor. Pero también puede ser vista como la gran oportunidad para poner fin a la división más destructiva que ha tenido la política peruana en los últimos diez años: fujimorismo versus antifujimorismo. Más precisamente, para amainar el antifujimorismo, la identidad política no solo más grande sino más radical del Perú, que experimentó una transmutación de su esencia: se convirtió en aquello que rechazaba. Pasó a negar en la práctica el derecho del fujimorismo –que representa a un sector en la sociedad- a participar en la vida política y procuró su eliminación, cosa que estuvo a punto de conseguir. No era un adversario, sino un enemigo.

Eso habría tenido fundamento si Alberto Fujimori postulaba. Pero no lo tenía con Keiko. Ella había rechazado la presencia de Montesinos cuando aún era primera dama, había formado un partido político –cosa que su padre jamás hizo- en plena era de descomposición de los partidos –es decir, había fortalecido por esa vía la democracia-, había sido congresista y su agrupación había estado en el Congreso en varias ocasiones respetando claramente las reglas del juego democrático.

Por eso, las “obligaciones” que le ha exigido Mario Vargas Llosa en realidad ya están cumplidas. No implican una suerte de “hoja de ruta” que implique un cambio de orientación de la candidata hacia la democracia liberal o el respeto a la división de poderes. Keiko Fujimori no es su padre en los temas institucionales.

Es cierto que el comportamiento de su bancada en el congreso disuelto no fue constructivo y tuvo episodios obstruccionistas y beligerantes que fueron incluso alentados y capitalizados por Vizcarra y que son su mayor pasivo en esta segunda vuelta, pero eso debe ser considerado un error político y de falta de compromiso con el país que se paga luego en las urnas, no una conducta que revele un designio anti democrático. ¿Podríamos calificar al APRA de ser un partido contrario a la democracia por la oposición obstruccionista que junto con la UNO realizó contra el primer gobierno de Belaunde, que fue mucho más intensa y fuerte que la de Fuerza Popular contra PPK? Esa oposición se tumbó 11 ministros e impidió que el gobierno ejecutara las reformas sociales como la agraria. La de Fuerza Popular finalmente se focalizó en el sector educación, pero aprobó en lo esencial todo el programa económico del gobierno. El Congreso actual, más bien, lo está destruyendo todo.

Lo que pasó fue que al perder a último minuto el Ejecutivo luego de estar a 8 puntos de ventaja dos semanas antes de la segunda vuelta, y ganar largamente el Congreso, cayó en una triple trampa de la que no tuvo la visión y frialdad para poder escaparse. Primero, la sensación de que le habían robado la elección, que desató la propensión a la venganza. Segundo, tener poder político y no Ejecutivo lleva a la impotencia, a la incapacidad de ejecución y a la crítica desbordada e irresponsable. Tercero, tener el control irascible del poder más impopular del sistema político, es fatal.

De ello se aprovechó claramente Martín Vizcarra para pasar al ataque al Congreso casi desde el principio, desde el 28 de julio del 2018, cuando pidió la no reelección de los congresistas, pese a que perfectamente hubiese podido concertar con el Congreso un programa de gobierno porque Keiko Fujimori ya había saciado su sed venganza con la salida de PPK y su bancada había perdido 20 legisladores. Estaba en una predisposición positiva y tenía menos fuerza. Pero Vizcarra eligió la ruta confrontacional del populismo político, y no paró hasta disolver el Congreso, cumpliendo así la consigna de eliminar al enemigo con el apoyo enardecido de la inteligentzia antifujimorista, que aún no reconoce el engaño en el que cayó ni el exceso que cometió.

Soy de la convicción de que el país se hubiese ahorrado estos últimos diez años de relativo estancamiento económico y estos últimos cinco de anarquía y absurda confrontación política, si Keiko Fujimori hubiese llegado al poder el 2011 o el 2016, como hubiese ocurrido si en ambas ocasiones no hubiese sido impedida a último minuto precisamente por la muy eficaz organización antifujimorista y también por errores propios.  

No deja de ser paradójico que pueda llegar ahora a la presidencia en su momento más débil, apenas salvada del exterminio político. Si llega, lo que tampoco será fácil, tendrá confirmar el aprendizaje de estos últimos cinco años en un esfuerzo de concertación política que tendrá que ser titánico para alcanzar la gobernabilidad en un Congreso tan fragmentado. Pero será imposible si el antifujimorismo no baja sus niveles de animadversión y se convierte en una fuerza crítica pero constructiva, lo mismo que le reclamó al fujimorismo estos últimos cinco años. Una leal oposición. Lampadia




¿Tenemos una población esquizofrénica?

¿Tenemos una población esquizofrénica?

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

En las elecciones del 2016, la población del Perú le dio una súper mayoría en el congreso al partido fujimorista, para en segunda vuelta, con mucho hígado y después de una campaña política muy ruda y agresiva, contra toda lógica, elegir presidente a PPK.

Cualquiera puede comprender, que para gobernar se necesita contar con el respaldo del congreso, o cuando menos, con la posibilidad de articular y hacer alianzas políticas que lo hagan viable. Por esa razón, los países con regímenes “parlamentaristas”, obligan a que el presidente de gobierno, constituya una mayoría en el parlamento, que respalde su posición y su gabinete para hacer gobierno y mientras tal cosa no ocurra, el jefe de gobierno no es ratificado. Pero aquí, mucha gente se esforzó por polarizar a la opinión pública y terminó eligiendo presidente a quien había quedado muy disminuido en el congreso.

Para nuestra desgracia, ni el ganador tuvo la sagacidad de acercarse y negociar políticamente la gobernabilidad con todos los partidos, ni la perdedora alcanzó la estatura política requerida en esas circunstancias, para juntar voluntades en beneficio de nuestro país.  Muy importante también, es el hecho que, desde hace algunas décadas hemos venido destruyendo el concepto y acción de los partidos políticos, al punto que hemos llegado a constituir únicamente “clubes con propósito electoral” y como consecuencia, se incorporan a las planchas presidenciales y listas de candidatos parlamentarios, gente sin ideario, sin conexión entre ellos ni calidades morales verificadas.  De esa manera, llega gente sin moral ni prestigio a esas listas y así fue cómo llegó Martín Vizcarra.

Durante su gobierno, PPK   fue sometido a dos procesos de vacancia, contando con la felonía de su primer vicepresidente y en esas circunstancias, nadie dijo que lo que pretendían hacer desde el congreso era un golpe de estado, a pesar que se contaba con acusaciones mucho más débiles y con mucho menos pruebas y colaboradores eficaces atestiguando, tal como las que hoy existen contra Vizcarra.  Finalmente, PPK renunció y se tuvo un proceso de sucesión ordenado y pacífico.

Cuando Vizcarra asumió la presidencia, acompañado de algunos delincuentes que hoy no están en prisión, sino con detención domiciliaria por el COVID, se generaron grandes expectativas anticorrupción, pero, por los silencios cómplices de cierta prensa y la “izquierda Gramsciana”, nadie cayó en cuenta que teníamos al “gato de despensero”.

Vizcarra se ocupó de completar el proceso de desprestigio del congreso, originado por el propio comportamiento de los parlamentarios y los usó de “piñata”, con apoyo y entusiasmo de la prensa que “comía de su mano”, de manipular la fiscalía para sacar del tablero a quienes podían acusarlo, hacer una “reforma política” que impidió la creación del senado, eliminó la reelección de congresistas, anulando así la posibilidad de hacer una carrera política y abriendo puertas a los aventureros de la política.  En ese momento disolvió el congreso, violando la constitución al punto que, hasta el día de hoy, el Perú no cuenta con el Decreto Supremo, con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros que aprobó la medida.

El “argumento” para disolver el congreso, fue el pedido de confianza por una ley para cambiar el procedimiento de elección de los miembros de Tribunal Constitucional, labor exclusiva y excluyente del congreso y en la que el ejecutivo no tiene nada que hacer, pero se usó “al caballazo”. La población aplaudió, en apoyo del ejecutivo para evitar la “repartija”.  El pueblo hizo silencio, pero ahora, con nuevo congreso y “nuevo procedimiento”, también se oponen a la elección de los nuevos miembros, por falta de legitimidad de los congresistas para elegir. Todo esto, a pesar que los plazos de seis de sus actuales miembros, están largamente excedidos.

En esas circunstancias, nadie habló de ilegitimidad, de golpe de Estado, ni de defensa de la constitución.  Ahí, hasta el Tribunal Constitucional, con una actitud claramente prevaricadora de algunos de sus miembros, cohonestó ese clarísimo y real ataque a la democracia y violación de la Constitución, que le permitió gobernar sin el contrapeso del parlamento durante seis meses, pero que se prolongó con el desorden de la cuarentena impuesta en razón de la pandemia.

En el camino, se eligió de cualquier manera, a desgano y con profundo desprecio de Vizcarra, un nuevo congreso.  El desprecio llegó a tal punto, que Vizcarra no presentó siquiera candidatos, que, desde ese poder del estado, lo ayudaran a dar gobernabilidad al país. Consecuentemente, no rindió cuentas a nadie y mantuvo una actitud absolutamente autocrática y “pechadora” con los demás poderes.

El punto es que, entre esa manada de advenedizos de la política, le salió en el parlamento, “la criada respondona”. A cada quién más populista, sedientos de aprovechar sus pocos minutos de popularidad y deseosos de aparecer en el escenario político, para más tarde aspirar a alcaldías y gobiernos regionales.

No es del caso mencionar su pésimo gobierno, pero, aún arropado por gente de tercer nivel en los ministerios, salvo algunas honrosas excepciones, exudaba corrupción en cada decisión; compra de las pruebas rápidas para el COVID, repartija de fondos a gobiernos regionales y municipales encaminados a facilitar el robo, mala entrega de “bonos” de todo tipo, pero siempre en busca de apoyo en esos niveles de gobierno, acompañado de un rosario de manejos populistas. Hasta que empezó a aparecer la podredumbre, que no se puede ocultar para siempre; primero con lo de “Swing” y su personal deseo e intervención de torcer la verdad y obstruir a la justicia. Una vez rota esa “primera costra”, empezaron a salir también los colaboradores eficaces, que han venido testificando acerca de las coimas recibidas por Martin Vizcarra, por los proyectos de irrigación regionales y por el hospital de Moquegua, para empezar.

Reconociendo que el congreso, hechura de Vizcarra, es impresentable y no representa a ciudadanos con sentido de dignidad y honor, esa característica no es óbice para que no esté legalmente habilitado para aplicar la ley y declarar la incapacidad moral de este indigno gobernante.

Puede no gustarnos el señor Merino, pero es lo que el Perú, con el apoyo de Vizcarra, eligió y de acuerdo a la Constitución, es lo que corresponde por estar ocupando la posición de presidente del Congreso y, nuevamente, con el entusiasmo y apoyo de Vizcarra, por haber aceptado la renuncia de la Segunda Vicepresidente.

Tal como están las cosas, la izquierda Gramsciana, con el apoyo y disfrute de MOVADEF y del MRTA, está en campaña para desconocer la aplicación de la Constitución y no quiere aceptar al Sr. Merino, ¿qué quisieran, una “addenda express” a la Constitución?  No aceptaron que Vizcarra “inverne” hasta 28 de julio del 2021, con un Primer Ministro de oposición que conforme su propio gabinete, pero hoy quieren que cualquiera reemplace a Merino. Toda la población está actuando como esquizofrénica, al punto que, quien hasta hace pocos días era Primer Ministro y pontificaba sobre el distanciamiento social, hoy convoca a las marchas.  Se agotó la línea de sucesión constitucional, ¿quisieran acaso que las Fuerzas Armadas asuman un rol protagónico, ante la incapacidad civil para conducir la Nación? ¿Tanto dinero ha venido recibiendo la prensa y las ONGs por parte de Vizcarra, que no pueden controlar su luto y azuzan la protesta?

Es tan escandaloso el comportamiento de esta izquierda, que mientras que a PPK, Keiko, Yoshiyama, Humala, Nadine Heredia, por mencionar sólo a algunos pocos de las decenas de maltratados, a los que, con menos razones y pruebas los enmarrocaron, presentaron con chaleco de “Detenido” y les dieron prisiones preliminares y preventivas, para nuestro “angelito” Vizcarra, sólo piden 18 meses de impedimento de salida del país.

La situación a la que hemos llegado, no da para más. O se permite que este gobierno de transición administre el día a día, con miras a unas elecciones limpias en abril y entregar el cargo a un nuevo gobierno, espero mejor elegido, o tendremos que esperar que las “Instituciones Tutelares de la Patria” se hagan cargo, ante la absoluta incapacidad de la sociedad civil para conducirse. ¡Una vergüenza! Lampadia




El Patriotismo llama a la ponderación

El Patriotismo llama a la ponderación

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El Perú estaba destinado a ser un país exitoso en el concierto mundial, pero en muchas ocasiones nos falló la calidad de nuestra clase dirigente, que prefirió el privilegio de parte, sembrando desunión, interrumpiendo nuestros procesos de desarrollo y frustrando el desarrollo integral y el bienestar general.

Este parece ser uno de esos aciagos momentos; en medio de una crisis sanitaria de proporciones dantescas, en medio de una crisis de empleo y económica sin precedente histórico, y en medio de una creciente crisis política; muchos líderes de opinión, y especialmente, muchos periodistas; ante la vacancia del presidente Vizcarra por incapacidad moral permanente, establecida con el voto del 82% de los congresistas (105 de 128); vienen sembrando desunión, confusión y mentiras abiertas, y llamando a la convulsión y la insurgencia.

Debimos ser un país exitoso porque tenemos todo lo necesario para darle a nuestros ciudadanos empleo e ingresos decentes, pues contamos con muchas riquezas que no alcanzamos a reconocer y aprovechar. Además, pero más importante aún, tenemos una población proclive al trabajo, al esfuerzo personal, a la creatividad y a la solidaridad familiar, que solo necesita buenos dirigentes para sumarse a la gesta del desarrollo.

Nuestra historia muestra con claridad las fallas de nuestra clase dirigente, ya sean las luchas fratricidas de Huáscar y Atahualpa en el ocaso del incario, el caudillismo de los albores de nuestra independencia, o el rosario de desentendimientos republicanos que frustraron, una y otra vez, nuestras brillantes oportunidades de crecimiento y desarrollo. Otra faceta de la debilidad de nuestra clase dirigente, es la anomia, la falta de compromiso cívico de las clases más privilegiadas, que prefieren la comodidad personal antes de su presencia en la vida nacional.

La presente crisis múltiple, sanitaria, social, económica y política, ha sido agravada en todos sus extremos por un gobierno irresponsable de Martín Vizcarra.

  • No supo enfrentar la pandemia insistiendo en el uso de las inútiles pruebas rápidas y rechazando la colaboración de la sociedad civil y del empresariado, para combatirla.
  • Agravó la crisis social y económica decretando cuarentenas generalizadas, restricciones horarias y protocolos que crearon congestiones y pérdida de empleos.
  • En cuanto a la crisis política, hoy está demostrado que la propició, ya sea complotando contra el gobierno de PPK, traicionando a todos los que lo apoyaron en el camino y confrontando con el Congreso hasta su ilegal e inconstitucional disolución en setiembre del año pasado.

Una vez instalado como poder único, legisló por decreto más allá de sus facultades legales, y una vez instalado el nuevo Congreso, continuó en su afán confrontacional.

En cuanto a su capacidad moral, hoy está claro que habría caído en múltiples actos de corrupción, al punto de que se podría afirmar, que siempre habría estado vinculado a la corrupción, incluso antes de ser gobernador de la maravillosa región de Moquegua.

Por otro lado, es característico de Vizcarra el mentir.

  • Mintió para ocultar su traición a PPK. Mintió sobre sus reuniones con Keiko Fujimori.
  • Mintió sobre su relación con Richard Swing, llegando a ocultar información al Congreso y al Ministerio Público.
  • Mintió sobre su relación con Antonio Camayo.
  • Mintió sobre sus relaciones con el ex ministro José Hernandez.
  • Y mintió sobre sus sucias relaciones con empresas contratistas cuando fue gobernador de Moquegua.

Es pues muy claro que Martín Vizcarra no tiene capacidad moral para dirigir el país, y menos para conducir un proceso eleccionario impecable con miras al gobierno de bicentenario nacional. Así llegamos a la vacancia.

La vacancia por incapacidad moral puede ser discutible, pero es constitucional

La vacancia presidencial por incapacidad moral permanente es una institución discutible en una democracia constitucional porque, en la medida en que se trata de un juicio político no sujeto a estándares exigentes de prueba, puede prestarse a la arbitrariedad política. Pero existe y está consagrada en la Constitución. Por lo tanto, se puede estar en desacuerdo con la decisión misma de la vacancia, pero no se puede decir que sea inconstitucional ni que se trate de un golpe de Estado.

Ver en Lampadia: COMENTARIOS INFORMATIVOS

¿Cómo han reaccionado ante la vacancia de Vizcarra sus defensores en la presidencia? ¿Especialmente los periodistas, encargados de informar e ilustrar a la población?

Pues mintiendo y propiciando el caos y la sedición como podemos apreciar en las carátulas de La República, El Comercio y Perú21. O en las señales televisivas de RPP y Canal N. O escuchando los comentarios de Verónika Mendoza, Julio Guzmán, Salvador del Solar, Augusto Alvarez Rodrich, Rosa María Palacios, Pedro Cateriano y José Ugaz.

Curiosamente, estos personajes convalidaron el golpe de estado de Martín Vizcarra, que cerró el Congreso mintiendo sobre una negación de facultades y creando la tramposa figura de la denegación fáctica.

Toda esta gente pertenece a los círculos políticos propiciados desde la PUCP y varios medios de comunicación. Ellos han estado muy cerca del gobierno de PPK y de la confrontación con el fujimorismo, y han continuado defendiendo a Martín Vizcarra, tapando cualquier anomalía o fechoría (como se acaba de revelar en las redes sociales con el caso de un importante medio televisivo).

La crisis presente, no llama pues a la desunión y la confrontación. Lo responsable es invocar la calma y la ponderación. Exhibamos un poco de lo que nos ha faltado tantas veces en nuestra historia. Estamos a las puertas del bicentenario. Ya es hora de emprender la realización de nuestro destino de éxito. Lampadia




De la luz verde a la luz propia

De la luz verde a la luz propia

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Para todos los que hemos advertido el fracaso del gobierno en el manejo de la pandemia y la economía, la salida de Vicente Zeballos ya es de por sí una buena noticia, porque era obvio que haciendo lo mismo y con los mismos actores no se iban a conseguir mejores resultados. Sin embargo, este cambio no sólo trae luces, sino también sombras, a partir de las cuales podemos ver que le espera al país.

LUCES

  • Implica que Vizcarra reconoce tácitamente que lo hecho no está bien y abre la posibilidad de un cambio y tal vez una mejora en la conducción gubernamental.  Reconocerlo expresamente implicaría asumir la tremenda cuota de responsabilidad que le corresponde, lo cual es mucho pedir.
  • Ha salido del gobierno el “elenco rojo” del gabinete que antes de la crisis sanitaria ya había trabado la minería, la inversión, el empleo y que durante ella, en lugar de comprar pruebas surcoreanas nos trajo seudo médicos cubanos para pagar favores políticos, infiltró de ideología de género las cuarentenas ocasionando más contagios, destruyó las micro y pequeñas empresas con prohibiciones generalizadas y protocolos impagables, en lugar de fomentar el empleo llevó a la quiebra a empresas para congraciar a sindicatos y convirtió al ataque a las empresas en su cortina de humo para ocultar una gestión deficiente.
  • Ha salido de la conducción política del país el señor Vicente Zeballos, cómplice en la destrucción institucional, incondicional de Vizcarra en la confrontación y parte del elenco de la felonía política más grande de la historia reciente, que tomó el poder por la derecha y luego cruzó el gobierno hacia la izquierda, entregando el poder al marxismo solapado, “políticamente correcto” por el cual el Perú no había votado.
  • Pedro Cateriano no ha llegado solo al gobierno. Podría ser una señal de independencia y de que su aceptación impuso algunas condiciones previas.
  • El nuevo Premier no tiene agenda electoral específica, por lo menos no es pública. Podría gobernar sin estar condicionado por los resultados electorales del 2021.

SOMBRAS

  • Pedro Cateriano si bien es un hombre del entorno de Mario Vargas Llosa, que nos llevaría a pensar que es de ideas liberales, ha sido también un hombre de confianza de la pareja Humala – Heredia, cuya Luz Verde acataba de manera indisimulada. El temor a que sea uno más del elenco estable del grupo de los “políticamente correctos” que se reciclan de un sector a otro del Estado desde el gobierno de Toledo es fundado. También el temor de que sea el eslabón que termine de evidenciar la conexión de Vizcarra con los Humala.
  • Pedro Cateriano tiene enconos personales contra el aprismo y el fujimorismo. Inicio su corta vida parlamentaria en esas batallas y dejó de ser congresista por culpa de Fujimori. Si convierte estos enconos en el eje de su labor gubernamental, sólo nos espera más confrontación, contienda y ruido mediático, ese que le gusta al señor Vizcarra. ¿Tal vez esa sea la razón por la cual lo eligió? Si fracasa entonces, ¿vendrán Fernando Olivera o José Domingo Pérez, maestros en el circo y la confrontación?
  • El “elenco rojo” en el gabinete mantenía quieta la calle. La protesta, la movilización, la toma de carreteras y todos los demás mecanismos de extorsión política no eran imprescindibles ya que muchos “camaradas” estaban minando el Estado desde dentro, no hacía falta tirarle piedras desde fuera. Ahora que la cuota roja ha disminuido, que muchos de ellos han salido, los tendremos en la calle, protestando por lo que ellos mismos ocasionaron. Siempre ha sido así, el problema es que pocos lo advierten, entre ellos Vizcarra que les abrió la puerta.
  • Vizcarra ha mantenido en el gabinete una parte de su elenco estable de incondicionales, cuya obsecuencia podría hacer naufragar cualquier intento reformista de Cateriano. Más aún, ha anunciado que Zeballos “no se desvinculará del Gobierno hasta el último día de mi mandato”. ¿Será que Cateriano está en la mente del presidente sólo como una figura ornamental para despistar a los adversarios y el entorno moqueguano seguirá gobernando como le place?

Dependerá de Pedro Cateriano el destino que le espere.

Cateriano puede asumir la responsabilidad recibida en toda su dimensión, ejercer el premierato con independencia, convocar a los mejores, concertar con el Congreso y no competir con aquel en populismo, actuar por el bien del país y no en pro de la imagen política de Vizcarra.  Puede llevar a cabo una iniciativa en favor de la Inversión y el empleo de grandes dimensiones y hacer que los peruanos asumamos nuestro rol en la lucha contra la pandemia y la miseria. Puede ser independiente de Vizcarra, reconvenirlo si es necesario y dejar el cargo si no le permiten actuar, brillando con luz propia.

Cateriano también puede ser lo que muchos creen que será. El hombre de la Luz Verde. El “políticamente correcto” que se pone a la sombra del presidente y sólo secunda las vacuas batallas contra la corrupción y la reforma política que da mucho rating en encuestas financiadas por el propio gobierno y retirarse del mismo esperando que la imagen de Vizcarra le sirva para obtener una curul o un nuevo ministerio, más adelante.

Cateriano puede escoger entonces su camino y como todos, escribir su propio epitafio político. Puede pasar de la Luz Verde a la Luz Propia. Ojalá que lo haga, por el bien del país. Lampadia




Atomización política, gobierno sin bancada e inexperiencia

Atomización política, gobierno sin bancada e inexperiencia

Fausto Salinas Lovon
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

¿Cual es el escenario de las elecciones parlamentarias, luego que la mayoría del Tribunal Constitucional dejando un funesto precedente en pro del híper presidencialismo, ha convalidado estas elecciones parlamentarias?

Veamos algunos datos relevantes.

  • Hay 22 partidos en disputa, 4 más que en las elecciones del 2016, donde hubieron 18. Nuestra política está más atomizada que antes.
  • Las 22 organizaciones políticas en disputa no están obligadas a superar la valla electoral para mantener su inscripción política, por tratarse, según la decisión del JNE, de elecciones extraordinarias. Quiere decir que estas elecciones no tamizarán a los partidos para el 2021 y la atomización se prolongará por lo menos hasta las siguientes elecciones generales.
  • El presidente Vizcarra, artífice de estas elecciones al disolver inconstitucionalmente el Congreso, no tiene partido en estas elecciones. ¿No era lógico pensar que debió buscar una mayor presencia parlamentaria para obtener la gobernabilidad que reclamaba?
    De tener una bancada diminuta, el gobierno pasará a carecer de bancada parlamentaria.
  • Hay 2,325 candidatos al Congreso para 130 curules. Quiere decir que la competencia es de 17 a 1 por cada escaño.
  • El 40% de los candidatos son mujeres. El 90% de las candidatas mujeres NO TIENE EXPERIENCIA EN CARGOS DE ELECCION POPULAR. El porcentaje es de 79.3% en el caso de hombres. La inexperiencia es la regla.
  • 1,100 de los 2325 candidatos ha prestado servicios al Estado por más de 120 millones de soles. Uno de cada dos candidatos es por tanto “caserito del Estado”, que ahora van por un sueldo fijo.
  • Hay más de 200 candidatos con sentencias judiciales en contra, más de 100 con sentencias por omisión de alimentos y cerca de 20 involucrados en actos de violencia familiar.

Con estos datos, no es extraño que, a menos de 10 días de las elecciones parlamentarias, si apreciamos la constante de los sondeos disponibles a la fecha, más de la mitad de los peruanos no saben por cual agrupación política votar (menos por qué candidato) o votarán en blanco, nulo o viciado.

Este panorama debiera llamar inmediatamente a reflexión acerca del sentido político (dejando de lado el sinsentido constitucional) de esta elección. La renovación del Congreso tiene como premisas (avaladas por la mayoría del Tribunal Constitucional), el obstruccionismo al gobierno, la falta de mayoría del ejecutivo en el Parlamento y la necesidad de una renovación de la clase política parlamentaria. El panorama nos muestra que nada de eso se va a superar. El gobierno ya no tendrá una bancada diminuta: no tendrá bancada. El congreso estará más dividido que antes del 30.09 y la calidad parlamentaria con candidatos sentenciados, procesados, incumplidores de obligaciones alimentarias, agresores sexuales y proveedores del Estado no va a ser mejor.

¿Tuvo sentido político entonces la disolución del Congreso?

Como van las cosas no. Porque el país necesita enfrentar en serio sus males, no atribuirlos a las instituciones que interesa desacreditar para cambiar. Debemos dejar de aplaudir medidas efectistas que sólo atacan la epidermis del problema, que contentan de manera efímera al electorado, pero no que enfrentan los problemas de fondo del país. La corrupción, la idoneidad y la medianía no eran atributo exclusivo del Congreso anterior de mayoría fujimorista. Son problemas estructurales de nuestra sociedad que hay que enfrentar en serio y no solamente cambiando a los congresistas que no te agradan por su orientación política.  La nueva composición del nuevo parlamento puede ser la prueba del sinsentido político de esta medida. Lampadia




Partidos deben ir trabajando reformas políticas y económicas

Partidos deben ir trabajando reformas políticas y económicas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Si Martín Vizcarra efectivamente se retira el 2021 y el Congreso complementario aprueba reformas políticas que mejoren sustancialmente la gobernabilidad de los siguientes gobiernos, y logra consolidarse una reforma del sistema judicial, entonces se podría concluir que el populismo político anti Congreso que desplegó, contrario a una democracia liberal -pues desembocó en la supresión inconstitucional de la división de poderes- tenía paradójicamente la finalidad de establecer una democracia liberal.

Sería el primer caso en la historia en el que se instala una dictadura temporal para establecer una democracia liberal duradera. ¿Si se es capaz de cerrar el Congreso sin base constitucional, se tiene la sensibilidad liberal para diseñar una buena arquitectura de equilibrio de poderes?

Una manera de responder esa pregunta sería conocer la agenda legislativa de los partidos que probablemente hagan mayoría en el congreso que elegiremos el 26 de enero. Esos partidos deberían ir trabajando desde ahora un mínimo consenso en torno a las reformas políticas indispensables para mejorar la gobernabilidad (a fin de prevenir confrontaciones estériles entre poderes) y optimizar la representación, reduciendo el tamaño de los distritos electorales para aproximar la clase política al pueblo. La base sigue siendo la propuesta de la Comisión Tuesta, a la que podríamos agregar las ideas de Carlos Meléndez en su último artículo en Perú 21, sobre todo la de poder revocar el mandato de los congresistas a mitad de periodo a fin de canalizar la ira contra el Congreso.

No menos importante, para defender la democracia de los arrestos populistas, es la sentencia que finalmente dictamine el Tribunal Constitucional en relación a la demanda competencial presentada por el Congreso disuelto. El Tribunal no puede permitir que se institucionalice la disolución por interpretación presidencial de una denegación fáctica, porque entonces estamos abriendo paso a la arbitrariedad autocrática. Mejor, en todo caso, sería sincerar el tema estableciendo que el Presidente puede disolver el Congreso una sola vez en su mandato sin expresión de causa, convocando inmediatamente a elecciones parlamentarias.

Ahora bien, como sabemos, el populismo político anti congresal que hemos vivido se ha alimentado del anti fujimorismo, y lo ha retroalimentado a su vez. Ha potenciado el repudio de un sector importante de la sociedad al “aprofujimorismo”, convirtiéndolo en el enemigo al que hay que eliminar, en la encarnación del mal. Pero derrotado el enemigo, sensiblemente debilitado y disminuido, podemos suponer que disminuirá en esa misma medida el estímulo populista, facilitando el retorno y reconversión de los impulsores de la disolución a la democracia liberal. Salvo, quizá, en el caso de los grupos de izquierda.

Pues el conflicto entre los dos bandos, si bien produjo la derrota del “enemigo”, engendró en el camino un nuevo enemigo del pueblo, todavía poco amenazante, pero que podría terminar siendo agitado por la izquierda. Para los sectores perdedores, acusados de corruptos, los grandes corruptos son en realidad Odebrecht y las empresas constructoras, el llamado club de la construcción. A la izquierda no le sería tan difícil extrapolar ese enemigo, que ya tiene existencia, al conjunto de las grandes empresas. Es algo que de todas maneras intentará dentro de su plan de ataque al modelo económico, sobre todo si la economía sigue estancada y los problemas de empleo e ingresos se agravan.

Por eso, para vacunar al país contra el populismo autoritario en su variante económica, se requiere resolver también el agudo problema del bajo crecimiento. Las reformas económicas y laborales son, en ese sentido, fundamentales. Algunas las podría ir promulgando el gobierno mediante decretos de urgencia. Pero conociendo su adicción a la popularidad, probablemente no toque las más importantes. Para abordarlas, entonces, también se requerirá de un consenso mínimo entre las fuerzas que alcancen mayoría en el congreso complementario. Lampadia




Aplausos, silencios y prebendas

Aplausos, silencios y prebendas

Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para
Lampadia

Para consumar el Golpe del 30.09 hacían falta más que las barras bravas en las calles, las redes y la prensa bien pauteada con las cuales se preparó el terreno. Hacían falta aliados como la izquierda de Arana, Mendoza, Santos, Guzmán y Lescano, así como los Gobernadores Regionales y los alcaldes del AMPE. También eran necesarios operadores como Aguiar, Del Solar, Zeballos y Costa. Sin embargo, también se necesitan aplausos, silencios y prebendas.

APLAUSOS

Los primeros han venido del novelista MVLL, cuyo anti fujimorismo le hace borrar con el codo lo que escribe y denuncia con la mano frente a otros populismos latinoamericanos. Sólo así se explica que su elogio al Golpe del 30.09 coincida con la cínica develación de la injerencia castro chavista que ha hecho Diosdado Cabello desde Venezuela, quien ha hecho pública la estrategia de intervención orquestada contra Colombia, Ecuador, Perú y Argentina, para que esos países “se ocupen de sus propios temas” y, obviamente, no se ocupen de la tragedia venezolana. MVLL y Diosdado Cabello, juntos, en el elogio a Vizcarra.

En el plano nacional, se ha sumado César Acuña Peralta, el líder de “la plata como cancha” quien no ha dudado en subirse a la popularidad de la medida y ha desembarcado de su partido a Marisol Espinoza, Luis Iberico y su propio hijo Richard, por haber defendido los fueros parlamentarios.

SILENCIOS

El que llama poderosamente la atención es el del MINISTERIO PUBLICO. En cualquier democracia que se respete, el Fiscal General o alguien por cuenta de él investigaría la secuela de hechos previos al Mensaje Presidencial del 28 de julio, la falsedad de acudir al Congreso con supuestos proyectos de ley que sólo existieron y se aprobaron 3 días después o, la disolución del Congreso anunciada sin decreto y antes de juramentar al ministro que lo refrenda. ¿Puede quedar duda después de que el Ministerio Público actúa en la misma dirección que el gobierno?

También llaman la atención la ausencia de pronunciamientos de los colegios profesionales nacionales, las ONGs de derechos humanos y las organizaciones sindicales. En este último caso, algunos de los sindicatos como el SUTEP se ha sumado más bien al grupo que aplaude el Golpe del 30.09 y, son aisladas las posiciones de principio, condenando el quiebre constitucional, como la de los colegios de abogados de Lima. Al contrario, otros decanos de abogados del Perú prefieren tomarse fotos con el ministro Zevallos.

Cuentan como silencios los pronunciamientos que no dicen nada. Esos cuyo equilibrio hiede a complicidad, porque en tiempos de ruptura constitucional se requieren definiciones, aunque estas cuesten puestos, presupuestos, asensos, contratos, negocios o leyes. En este rubro se halla lamentablemente la posición de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia, por cuanto resulta vacuo condenar la violación de la separación de poderes sin condenar a quien la comete. Los empresarios han actuado igual. Salvo la honrosa excepción de la Confiep y su presidenta la señora María Isabel León quienes han condenado el Golpe 30.09 con todas sus letras, los demás empresarios, gremios y cámaras han optado por la condena ambigua, que no sirve como tal.

Finalmente, en el rubro de los silencios van las claudicaciones. Mercedes Araoz arrugó ante la primera denuncia de Arana en el Ministerio Público y el Defensor del Pueblo “aclaró” que “alejarse de la Constitución” no es lo mismo que Golpe de Estado.

PREBENDAS

Los alcaldes del AMPE no volverán a sus provincias y distritos con “las manos vacías” luego de haber posado con Vizcarra en abierto respaldo al Golpe 30.09. La ministra de economía ya anuncio que el programa de Incentivos a la Mejora de la Gestión Municipal se incrementará el año 2020 de 600 a 800 millones de soles. ¿Se evaluó ese programa antes de incrementarlo? ¿No hay corrupción al interior del mismo? ¿200 millones vale una foto en Palacio? 

La policía no puede estar descontenta luego del Golpe del 30.09. Les acaban de llegar nuevos patrulleros bajo una modalidad de renting por tres años cuyo costo escandalizaría a la democracia menos pintada. 1´130,751 soles de alquiler por tres años. Para que no haya duda, trascribo la nota oficial del gobierno.

Esta primera flota está compuesta por 130 automóviles modelo Sedan marca Nissan Versa, rentados por tres años a un costo S/ 146’ 997,630, los cuales están equipados con barra de luces LED, sirena electrónica con parlante, faro pirata y GPS para ser monitoreados.
https://www.gob.pe/institucion/mininter/noticias/52234-presidente-vizcarra-entrego-primer-lote-de-130-nuevos-patrulleros-para-reforzar-seguridad-en-lima-y-callao

Para las Regiones también habrá. Ya se anuncia la emisión de un Decreto de Urgencia que permita intervenir a regiones y municipalidades en obras paralizadas. ¿Será que esta parálisis de la obra pública surgió recién ahora? ¿Un régimen de excepción en el gasto sin fiscalización en el Congreso?

Siguen los aplausos, los silencios y las prebendas. Lampadia

 




La falacia de las expectativas bajas

La falacia de las expectativas bajas

Mas allá del riesgo “izquierdista”, un escenario “continuista” no tiene por qué causar alivio  

David Belaunde
Para Lampadia

En honor a nuestro flamante primer ministro, a quien parece interesarle el rubro, abriremos este artículo con una metáfora aeronáutica. Imaginémonos un jet volando a buena altura, pero ligeramente inclinado. El piloto acaba de expulsar al resto de la tripulación de la cabina y se ha encerrado solo. Algunos pasajeros temen que este quiera realizar una maniobra suicida y bajar en picada. Como pasan los minutos y eso no sucede, se calla a los alarmistas, y la mayoría de los pasajeros se despreocupa del tema. Es lo que se llama la falacia de las expectativas bajas: al no darse el peor escenario esperado, se pierde el sentido critico sobre cualquier otro desenlace posible.

Así, en las últimas semanas se ha dado un debate entre los que juran que Vizcarra nos va a llevar – coludido con la izquierda – a un régimen chavista o, por lo menos, evista, y los optimistas (aquellos vizcarristas “de centro”, digamos) persuadidos de que ese no es un riesgo real.

Los pesimistas consideran indicios tales como la actitud del presidente frente a Tía María, el nombramiento de Zeballos como premier, y el apoyo entusiasta de las bancadas izquierdistas.

Los optimistas, entre tanto, recalcan que nuestro “fáctico” premier nos ha asegurado que el modelo económico no va a cambiar, y que tenemos a una tecnócrata como nueva ministra de economía en vez de algún iluminado (aunque el hecho de que hayan escogido a alguien aun bastante joven puede dar a pie a suspicacias).

¿No hay entonces de qué preocuparse? Veamos:

En primer lugar, son varias las opciones posibles para minar el modelo económico en vigor. La más radical, que implica un cambio de política macroeconómica, parece poco probable a corto plazo. Pero una segunda opción afecta de pleno al ámbito microeconómico mediante el aumento de regulaciones. La probabilidad de que esta opción se dé sí es mayor. Y, generalmente, los estragos que ocasionan tales políticas luego generan la necesidad de alterar la política macroeconómica, aunque esa no haya sido la intención inicial.

Pero, sobre todo, en relación con los aspectos microeconómicos, el mantenimiento del statu quo ni siquiera es deseable. Como el avión en nuestra metáfora de partida, el país viene ya con una mala trayectoria en ese sentido: de una economía dinámica hacia finales de los 90s a la actual, que padece de excesivas regulaciones, una mano de obra relativamente cara y poco flexible, trabas a la inversión, falta de previsibilidad normativa, excesiva burocracia. NO cambiar de rumbo es condenar el país al fracaso. 

Además, el modelo económico ni siquiera es lo que importa más, puesto que las medidas en el ámbito sociocultural pueden tener un impacto aun mayor sobre la vida de las personas. Desde ese punto de vista también vamos muy mal orientados, con la proliferación, sobre todo en los últimos 3 años, de leyes liberticidas.

Ahora bien, aunque entendemos en principio cómo funciona la falacia de las expectativas bajas, cuesta creer que tantas personas, incluso preparadas, caigan tan fácilmente en ella. Y es que aquí interviene otra falacia común: la del chivo expiatorio.

Esto lo vemos en las declaraciones del propio Vizcarra, según el cual, parafraseando, el fujimorismo impedía el desarrollo. ¿De verdad? ¿La disolución del Congreso eliminará acaso la corrupción endémica en el país? ¿Existe acaso un gran plan, un paquete de medidas salvadoras, que acelerarán el crecimiento, y cuya ejecución los fujimoristas hubieran impedido?

Como decía Rene Girard, y como se ha visto de manera repetida en la historia, toda sociedad que no llega a resolver sus propias contradicciones decide designar y sacrificar a una persona o un grupo – generalmente el que tiene menos apoyo – viendo esta medida como un acto salvador. La tensión disminuye, y vuelve el optimismo. Ahora sí, piensan, nos va a ir bien. El pueblo no tiene la más mínima idea de qué medidas precisas se necesitan ni si el gobierno las tiene. Pero no hay de qué preocuparse, puesto que hemos realizado el sacrificio ritual, y ahora los dioses nos van a ser favorables.

Pues más lo vale, ya que hoy por hoy vamos por mal camino. Volviendo a nuestro metafórico avión, muchos pasajeros celebran, pero el suelo cada vez está más cerca. Lampadia




Los autoritarios de antes arguyen como republicanos y los republicanos de antes se vuelven populistas

Los autoritarios de antes arguyen como republicanos y los republicanos de antes se vuelven populistas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La crisis política generada por el pedido presidencial de adelanto de elecciones está produciendo comportamientos paradójicos en los dos bloques que se encuentran enfrentados. Al mismo tiempo que el fujimorismo, tradicionalmente poco apegado a la democracia formal o liberal, empieza a esgrimir argumentos constitucionales relacionados a los límites al poder inherentes a la democracia liberal o representativa, para rechazar el adelanto de elecciones, los sectores progubernamentales, supuestamente “republicanos”, defensores de la democracia liberal, se amparan en argumentos de naturaleza populista para fundamentar el mencionado adelanto de elecciones.

Como bien ha precisado Carlos Meléndez en artículo publicado en Perú 21, “no hay nada más populista que solicitar el adelanto de elecciones en aras de una presunta renovación de la clase política”. Lo del populismo político del presidente Vizcarra lo venimos advirtiendo desde que el 28 de julio del 2018 lanzara el referéndum para aprobar la no reelección de los congresistas. El mecanismo clásico del líder populista consiste en dividir la sociedad en dos campos: el pueblo, lleno de virtudes, y los enemigos del pueblo, en este caso los políticos, los congresistas, el Congreso, a los que hay que atacar y, de ser posible, anular o eliminar. En este escenario, como se ha dicho tantas veces, no hay adversarios políticos sino enemigos, y el líder moviliza al pueblo contra ellos.

Fue precisamente lo que hizo Alberto Fujimori en los 90, con el clímax de la disolución del Congreso en 1992, aunque en circunstancias muy distintas a las actuales. Ahora las posiciones se invierten y mientras los fujimoristas, acorralados por la arremetida populista, descubren el valor de la democracia liberal y los límites constitucionales, los anti-fujimoristas o “republicanos” descubren el poder de la palanca populista para forzar al Congreso a adoptar decisiones legales (o ilegales). El presidente Vizcarra llegó a argumentar en su discurso del 28 de julio, y lo ha repetido luego, que el pueblo le pide el cierre del Congreso, y por eso la necesidad del adelanto de elecciones.

El problema es que el populismo es una enfermedad que está avanzando en el globo y que puede terminar con la democracia. Su éxito es inversamente proporcional al mantenimiento de los límites constitucionales al Poder. Apunta a eliminar los controles horizontales propios de toda democracia liberal, a concentrar el poder.

Lo explicó perfectamente Yasha Mounk en su libro “El pueblo contra la democracia, por qué está en riesgo nuestra libertad, y como salvarla”. Allí escribió: “Estamos atravesando un ‘momento populista’. La pregunta es si este se tornará en una ‘era populista’, poniendo en duda la sobrevivencia de la democracia liberal”. Un reciente artículo en The Economist pasa revista al avance de este fenómeno en Europa (Hungría, Polonia, Gran Bretaña, Italia) y en el propio Estados Unidos. Para no hablar de Turquía y Venezuela, donde el populismo es, además, económico y los enemigos no solo son los políticos y el Congreso, sino también la “oligarquía” y el imperialismo norteamericano.

El fujimorismo está aprendiendo a la fuerza (esperemos) las virtudes del republicanismo, de las instituciones, de la democracia liberal. Y los anti-fujimoristas, demócratas liberales, están sucumbiendo a la tentación populista. También es posible que los razonamientos constitucionales de los primeros y las justificaciones políticas de los segundos no sean sino armas de ocasión, recubrimientos utilitarios, racionalizaciones oportunistas en la guerra sin cuartel que vienen librando desde hace años, y en particular desde hace tres años.

Pese a todo, hemos sostenido que un acuerdo de gobernabilidad en torno a una agenda conjunta es la única salida. Y es posible, por la sencilla razón de que no hay diferencias ideológicas importantes entre el Ejecutivo y la mayoría congresal, y porque la agenda país está dada, a la mano, disponible. Incluye las reformas políticas pendientes que deberían ayudar a que no se vuelva a presentar un escenario de confrontación entre poderes, y por las reformas contenidas en el Plan Nacional de Competitividad, que son e importantes para relanzar el crecimiento nacional a tasas más altas. Y cualesquiera otros puntos que puedan negociarse.

Hay que insistir, De lo contrario tendremos el triunfo de la pasión irracional sobre la razón. El libre albedrío es posible. Lampadia




La corrupción que esconde el ruido anti corrupción II

La corrupción que esconde el ruido anti corrupción II

Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para
Lampadia

La semana anterior mostramos algunos ejemplos y casos de corrupción que se quedan escondidos cuando el ruido anti corrupción sólo nos permite ver en una dirección: el Congreso y la mayoría fujimorista.

Aquí otros datos para contribuir a tomar el problema en serio, en todas las direcciones y a todos los niveles:

  • Según Nelson Shack, Contralor General de la República, la corrupción de acuerdo a los estimados de esa institución devora el 10% del presupuesto público. Esta es una cifra menor a la estimada por Alfonso Quiroz en la Historia de la Corrupción en el Perú y duplica la cifra estimada por ESAN, pero representa, según el propio funcionario, 17,000 millones de soles en el año 2019, considerando que el presupuesto de este año es de 180,879 millones de soles. Esta astronómica cifra se explica por costos inflados en la “contratación de servicios y proyectos públicos” de los cuales salen las coimas. Lo relevante de esta cifra es que tiene que ver con el gobierno central, los gobiernos regionales y los gobiernos locales, mayoritariamente, todas las cuales son entidades a las cuales no se dirige precisamente el ruido anti corrupción.
  • Sin embargo, la corrupción no se queda en la obra pública o la contratación de servicios. Está también a otros niveles. Llega a los jóvenes. 5 de ellos fueron hallados con auriculares para obtener las respuestas en el examen de ingreso a la Universidad de San Marcos y según las informaciones periodísticas recientes, habían pagado abultadas sumas de dinero para “garantizar” su ingreso universitario. Esto mismo se ha escuchado respecto de las escuelas de policía, en las cuales existirían pagos para “garantizar” (pagar) el acceso a los postulantes. ¿Qué clase de médicos, psicólogos o policías tendremos si los postulantes deben coimear para ingresar? ¿Cuándo, como y de que manera recuperarán esa inversión? ¿Como quedan los miles de jóvenes que postulan y acceden sin haber pagado? ¿O los que no acceden porque otros sin mérito lo hacen?  Como esto no es reciente, no debería extrañarnos que   muchos de los jóvenes indignados que marchan por las calles contra la corrupción sean también ingresantes de esta modalidad acelerada.
  • Sobre la corrupción en la salud pública, Fernando Cilloniz aquí en Lampadia,  ha dado muy buena información de lo que sucede y lo que  se puede hacer corregir. En Salud y Corrupción, se muestran los casos de corrupción médica y la forma de controlarlos a partir de la experiencia gubernamental en ICA.. Si el médico de la salud pública le cobra al indigente para hacer lo que debe hacer y por lo cual le pagan, tendrá este médico autoridad para marchar contra la corrupción olvidando la viga que lleva en el ojo propio?
  • Sobre la corrupción judicial y los sistemas administrativos, un aspecto que pasa inadvertido son los conflictos de intereses. Hay vínculos de sociedad, de parentesco, de afiliación política, de agremiación deportiva, de camaradería docente, de afinidad ideológica y de otro tipo entre jueces, relatores, secretarios  y funcionarios con abogados, estudios o tramitadores, que generan vías rápidas pero onerosas de solución de casos. Enfocar el problema en el CNM, la Fiscalia de la Nación y la Corte Suprema  lleva a pensar que el problema solo está allí y deja sin escrutar todo el sistema judicial, fiscal y administrativo, donde los ciudadanos enfrentan problemas día a día.
  • Como si lo anterior no fuera suficiente, la coima, el sobre precio, el compadrazgo y la comisión también están presentes en algunas corporaciones y empresas privadas. Es ciertamente menor porque el dueño, el gerente, el directorio o quien los representa tiene en la reducción de costos y gastos el incentivo necesario para controlarlo; pero no es un problema ausente o ajeno, sino no habrían miles de denuncias por apropiación ilícita, estafa o similares.

Como dijimos en la primera entrega sobre este tema, podríamos seguir. Sin embargo, lo que queremos mostrar es nuevamente que el problema no debe quedarse en miradas superficiales, en ruido o en el uso político indebido. El tema debe ser abordado a fondo y a todo nivel si queremos resolverlo y no seguir dejando espacios de corrupción pública y privada sin escrutar. Lampadia