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Las comunidades indígenas apoyan proyecto en el Lote 108

Las comunidades indígenas apoyan proyecto en el Lote 108

El lote 108 es uno de los más prometedores. En su subsuelo estaría atrapado una reserva gasífera más importante que la de Camisea. De confirmarse su existencia, el Perú obtendría la energía suficiente para seguir impulsando nuestro crecimiento económico. Desde luego, también se beneficiaría enormemente los distritos, provincias y departamentos enmarcados dentro de este lote (Pasco, Junín, Ayacucho, Ucayali y Cusco) y por dónde pasarían las necesarias obras de infraestructura que se debieran levantar para lograr la explotación de dicho recurso. Esta posibilidad de desarrollo es la que ha movilizado a los antipatriotas de siempre (curas, izquierdistas radicales, pseudo ambientalistas y falsos líderes indígenas y campesinos) para detener el proyecto y mantener de esta manera al país en el atraso y la pobreza. Con este fin convocaron a un paro el 22 de junio último, cerraron las carreteras y exigieron que Pluspetrol se retirara. Su objetivo era impedir que la empresa empezara a realizar las labores de sísmica. (Ver en Lampadia (L): Pichanaki y el lote 108: historia sin fin). Los revoltosos no pudieron mantener su medida de fuerza, el 25 de setiembre, al perder respaldo tuvieron que levantar la paralización.

El 13 de diciembre del 2005 Perupetro y Pluspetrol E&P firmaron el contrato de licencia para la exploración y explotación de hidrocarburos en el Lote 108 que se ubica en la Selva Central y abarca las provincias de Oxapampa del departamento de Pasco; Chanchamayo y Satipo del departamento de Junín; Huanta y La Mar del departamento de Ayacucho; Atalaya del departamento de Ucayali; y, La Convención del departamento del Cusco. Esta es una zona que estuvo altamente convulsionada durante los 80. Allí operó Sendero Luminoso y el MRTA, así como bandas de narcotraficantes. Hasta la actualidad los remanentes subversivos, los traficantes de drogas y madera controlan amplios espacios en el lugar. A pesar de las precarias condiciones de seguridad que mantienen en la pobreza, tiene un enorme potencial agrícola, especialmente cafetalero y de cacao. Un megaproyecto gasífero podría hacer despegar toda la región, pero los intereses de las mafias y los dirigente antiinversión quieren impedirlo.

El complot contra las operaciones de Pluspetrol en el lote 108, siguió todos los procedimientos del manual intiinversión impreso en Cuba y que ha sido empleado al pie de la letra para impedir el desarrollo de importantes proyectos. Ahí están los ejemplos de Tambogrande, Conga, Santa Ana, la represa de Inambari, Cañariaco, etc. Las pasos de este brevario son: Camuflar su discurso bajo el paraguas ecológico, repetir las falsedades, movilizar a la población. Para esto último, chantajean, intimidan, amenazan y hasta violentan a los ciudadanos. Finalmente se institucionalizan creando comités, asociaciones, frentes de “defensa”.

En esta oportunidad, los operadores antiinversión realizaron las mismas tareas. La prédica estuvo a cargo del sacerdote español Ricardo García García, quien de acuerdo a los pobladores  no solo difamaba a los dirigentes indígenas, sino que azuzaba a los ciudadanos con el pretexto de defender el medioambiente. Además, crearon el Frente de Defensa Ambiental de Pichanaki y se puso como presidente a Carlos Echevarría, un etnocacerista que participó en el Andahuaylaso. Los dirigentes acusaron a Pluspetrol de cometer excesos, de incomodar a los agricultores y de que sus camiones atropellaban a los lugareños.

Lo que no tomaron en cuenta es que Pluspetrol venía laborando en la zona con mucho cuidado. Desde el 2012 efectuaron 134 talleres informativos con 101 comunidades indígenas de la zona, y con 33 centros poblados en los que se iban a realizar labores. En estas comunidades llevó a cabo 3 audiencias públicas con participación de autoridades locales, regionales, y del gobierno central. Y no solo eso, se firmaron acuerdos con 1,900 agricultores y 34 comunidades indígenas. Para que no queden dudas, todo lo actuado se publicó en varios medios de comunicación para que la gente esté enterada.

Además, se venían coordinando y trabajando muy estrechamente con la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central la cuál reúne a varias federaciones de comunidades y pueblos indígenas originarios de la familia Arawak: Asháninkas (mayoritarios), Asheninkas, Nomatsiguengas, Kakinte y Yaneshas. Fueron ellos, los que salieron a defender el proyecto y a desenmascarar a los dirigentes del supuesto frente de defensa. En varios comunicados rechazaron las actividades y el discursos de los dirigentes del Frente y exigieron que se retire al cura Ricardo García, quien habría hostigado a la población con violencia para que plegara al paro.

En una dura carta al obispo de San Ramón señalan: “Hacemos responsable a su despacho de la conducta de este cura mediocre y falso, que promueve la violencia. Hacemos responsable a la Iglesia Católica de este nuevo atropello a nuestros pueblos, dignidad y nuestra vida. Le recordamos que si algún hermano indígena se ve afectado por cualquier hecho de violencia, nosotros aplicaremos nuestra propia ley, nuestra propia justicia indigna. Este es nuestro último aviso”.

Son pues los verdaderos pueblos indígenas los que desean y son conscientes de las oportunidades que puede traerles el desarrollo de un proyecto de esta magnitud. Todos debemos apoyar y defender la voluntad de estos peruanos que han sufrido el abandono y que resistieron a la insania senderista. No los podemos abandonar en esta lucha que es la de todos los peruanos, la del crecimiento y el desarrollo integral y sostenible. Lampadia