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¿Política económica o punción hepática?

¿Política económica o punción hepática?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 29 de octubre de 2021
Para Lampadia

Lo de punción hepática se debe a que al Ministro de Economía – Pedro Francke – le hinca el hígado cuando ve un carro de lujo ajeno. Incluso, le pica el ojo, según declaró hace poco en una entrevista radial. O sea, Francke es una persona que padece de trastornos psicosomáticos.

Como se sabe, se califica como psicosomático al trastorno psicológico que genera un efecto en el organismo. Una afección psicosomática se origina en la mente y después ejerce una cierta influencia en el cuerpo.

En el caso de Francke, la envidia por no tener lo que otras personas tienen, ejerce influencia en dos órganos vitales de su organismo: en el ojo y en el hígado.

Aquí, el problema no es tanto la salud del Ministro, sino las implicancias económicas de su afección psicosomática: aumentar los impuestos a los que tienen vehículos de lujo… y a todo el que se le cruce por delante.

La política fiscal es la disciplina – dentro de la ciencia económica – que gestiona los recursos del Estado. Está en manos del Ministerio de Economía y Finanzas, quien controla los niveles de ingresos y egresos del Estado mediante variables como los impuestos y el gasto público, para propiciar el crecimiento de la economía, manteniendo un nivel adecuado de estabilidad en los precios.

Dependiendo del ciclo económico en que se encuentre el país, la política fiscal debe ser expansiva, restrictiva o neutral. Cuando existe una situación recesiva y carente de empleo formal – como la actual – se requiere de una política fiscal expansiva.

A ese respecto, una política fiscal expansiva debe reducir impuestos para propiciar el incremento de las inversiones y el consumo. O sea, al revés de lo que propone Francke. Además, a mayor inversión, mayor empleo formal… eso lo sabe cualquiera.

En buena cuenta, la política fiscal del momento debe procurar que el dinero de los peruanos esté más en el mercado, y menos en el Estado. Pero no… la picazón del ojo – más la punción hepática revelada por el propio Francke – le impide ver lo que la economía de nuestro país requiere para salir de su entrampamiento. Tan es así que, en vez de bajar impuestos, los sube; con lo cual habrá menos inversión, menos empleo formal, menos consumo, más recesión y más pobreza. O sea, todo lo contrario, a lo que requiere nuestro país.

Insisto… en circunstancias como la actual, donde mejor puede estar el dinero de los peruanos es en el bolsillo de los ciudadanos. Así tendremos incentivos para trabajar más y mejor. Y no en el del Estado, donde la tendencia adictiva hacia el despilfarro, la falta de eficiencia y la corrupción es harta conocida.

Por otro lado – por si fuera poco – el orden público está fuera de control. Bloqueos de carreteras, destrucción y quema de instalaciones mineras… la minería peruana viene siendo agredida a mansalva, y el Gobierno no se da por aludido.

Los astros del mal se han alineado: alza de impuestos, vandalismo impune, populismo irresponsable y demagogia política… ¿acaso hay un ambiente propicio para atraer nuevas inversiones? ¡Nada qué ver!

El Gobierno del Presidente Castillo es incapaz de poner orden en el país. Entre nos, él fue el principal azuzador del vandalismo magisterial en el 2017. Con ese prontuario sobre sus espaldas ¿con qué cara podría reprimir el vandalismo anti minero en esta ocasión? Ciertamente, el Presidente no tiene autoridad moral para gobernar.

Y en el ámbito económico, el problema es parecido. ¿Con qué autoridad moral un Ministro envidioso y psicosomático – como Francke – puede gestionar la economía de nuestro país, si cada vez que ve un carro de lujo ajeno, le pica el ojo, y le hinca el hígado?

CONCLUSIÓN: con Francke y con Castillo – y todos los demás – vamos de mal en peor. Por eso – y por muchas cosas más – las censuras ministeriales y la vacancia presidencial están más que justificadas. Lampadia




Evo Morales y Rafael Correa promueven ahora el extractivismo

Evo Morales y Rafael Correa promueven ahora el extractivismo

Aunque llegaron al gobierno asumiendo una falsa defensa del medioambiente y denostando a las empresas dedicadas a la extracción de recursos naturales, los presidentes de Bolivia y Ecuador, Evo Morales y Rafael Correa, respectivamente han tenido que cambiar de parecer. Conscientes de que el sostenimiento de las arcas fiscales dependen de las inversiones en este sector, han optado por un cambio radicalde sus posturas y se han lanzado a defender y promover el ‘extractivismo’.

Semanas atrás dábamos cuenta en Lampadia que “Correa empezó su gobierno pegado a la prédica chavista antimperialista y anti-inversión. Incluso trató de crear un esquema ambiental por el que quería recibir dinero del exterior, por no tocar sus bosques en actividades petroleras. Parece que ante el fracaso de esos intentos poco ortodoxos de nutrir sus finanzas y dados los regalos del Perú que ahuyenta las inversiones, Correa ha encontrado el camino para atraer inversión por el lado de la ortodoxia”. (Ver en Lampadia: Gobierno ecuatoriano promueve inversiones que el Perú rechaza y desprecia).

Ya anteriormente Correa había declarado en contra de los anti-mineros: “Nos están engañando. Si no quieren minería moderna, díganle eso al país. Preséntense a las elecciones, ojalá que ganen, cierren todas las minas, cierran la cerámica de Cuenca, dejen de importar hierro y todo lo demás que viene de la minería porque no pueden ser inconsecuentes si decimos no a la minería. Y regresamos así a la Edad de Piedra y entonces las casas van a ser como las de los Picapiedra, y los automóviles también, como los de los Picapiedra, porque no se puede concebir la vida moderna sin minería.”

 

 

Ahora el Presidente Boliviano ha ido mucho más lejos. Como informaba El País de España hace unos días: “El Gobierno de Evo Morales ha aprobado recientemente un decreto que autoriza la exploración petrolera en todas las áreas que Bolivia protege por razones ambientales. La medida ha generado el respaldo del sector petrolero y la crítica de varias organizaciones ambientalistas. Morales replicó a estas últimas con un discurso durísimo, pronunciado al pie de un pozo recién inaugurado, en el que amenazó con expulsar del país a las organizaciones no gubernamentales que se opongan a la expansión de la industria de los hidrocarburos, el motor de la economía nacional, y afirmó que los bolivianos no se convertirán, como estas organismos quieren, en los ‘guardabosques’ de los países desarrollados. Morales aseguró también que ‘las reservas forestales han sido creadas desde el imperio norteamericano’, el cual quiere territorios ‘intocables, intangibles’ en el tercer mundo para compensar sus propios crímenes contra el ambiente. En contraposición, afirmó, ‘tenemos la obligación de explorar cuanto tenemos’”.

Ambos mandatarios se han alejado de las tesis chavistas y no se les ocurre ni en sueños promover el pos-extractivismo. Probablemente, porque la cruda realidad les ha enseñado que sin inversión privada en estos sectores las arcas públicas adelgazarán rápidamente y sus regimenes altamente populistas no tendrán los recursos para sostener sus‘vitalicias’ reelecciones.

Con esta actitud parecen dar a entender que comprendieron las lecciones de la calamitosa situación venezolana.

Cabe recordar que PDVSA, la empresa petrolera estatal venezolana, después de su estatización ha sido destruida: Ha perdido a todo su personal capacitado, más de un tercio de su capacidad de producción; subsidia el precio del petróleo en Venezuela y en Petrocaribe. Genera pérdidas, por US$12,500 millones al año. La planilla  aumentó de 42,000 a 140,000. Ha comprometido importantes despachos futuros para el repago de deudas contraídas con China, para cubrir sus déficits de balanza de pagos. Últimamente, acaba de celebrar otro contrato de futuro con Rusia. Además, está vinculada a buena parte de los escándalosde corrupción del chavismo.

Tal como han resultado las cosas en la región, Correa y Morales han mostrado tener más cintura que Ollanta Humala, que hasta ahora no ha sabido reaccionar con un discurso sentido sobre la necesidad de invertir en nuestros recursos naturales. No esperaríamos, que cometa la misma barbaridad que Evo Morales, abriendo las áreas protegidas o reservadas sin resquemor alguno.

Mientras en Ecuador y Bolivia, sus líderes izquierdistas transitan hacia la explotación de recursos naturales, la izquierda peruana, en su conjunto, acoge las trasnochadas propuestas del pos-extractivismo, cuyo fin último sería recrear la Edad Media bajo la tutela de señores feudales como Arana, Santos, Lerner, Francke, Moreno, Huamán y otros despistados (Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento).

Como parece que en el Perú, ni el gobierno, ni la izquierda van a atreverse a izar las banderas de la sensatez, tendremos que confiar en una reacción ciudadana que acorrale con sus acciones cívicas a aquellos que pretenden mantenernos como inquilinos de la pobreza. Lampadia