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Las fiscalías al servicio de malandrines

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Lima, 7 de diciembre de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

Las fiscalías del país están abarrotadas de denuncias. Pareciera lógico. Donde hay mucha delincuencia – y ¡vaya que hay delincuencia en nuestro país! – debiera haber muchas denuncias. Pero no… el problema no es tan así. Muchas denuncias – yo diría, la mayoría – no tienen causa alguna que las justifique. Por ello, las fiscalías deberían distinguir – a priori – si una denuncia tiene justificación… o no. Si una denuncia es maliciosa… o tiene sustento real.

En Ica – por ejemplo – hay tipos que se dedican casi exclusivamente a denunciar. Viven denunciando a todas las autoridades que no sean de su agrado. Y la fiscalía los conoce. Todo Ica los conoce. La Consejera Barco – conocida en Ica como “la vieja” – es una de ellas. Entre paréntesis ¿por qué le costará tanto aceptar su avanzada edad? ¿Qué de malo tiene ser vieja… y – por ende – tener la piel pellejuda?

En fin. Hace poco – por enésima vez – la Barco me volvió a denunciar. Malversación de Fondos, Colusión Agravada, Peculado Doloso y Culposo, Cohecho Pasivo Propio, Negociación Incompatible, Aprovechamiento del Cargo, y Enriquecimiento Ilícito. O sea… me puso al nivel de Al Capone.

Dicho sea de paso, yo todavía no he sido notificado por la fiscalía. Ha sido la vieja la que ha cacareado su denuncia. Y por ellos – por los periodistas carroñeros de Ica – yo me he enterado de esta nueva denuncia. Para que vean… ¡a qué nivel de bajeza llega esa mujer!

Pues bien. Resulta que desde que asumí el cargo de Gobernador Regional, la Barco no ha parado de denunciarme. Y nada. Todas sus denuncias fueron archivadas por la fiscalía… por no tener sustento. Pero ella – terca como una mula – ¡dale con una nueva denuncia!

Lo mismo sucede con un tal Flores Camargo. Un ex coronel PNP, cesado de la policía… “por conductas que afectaron la imagen de la institución, bajaron la moral de sus colegas, o afectaron la relación de confianza con la ciudadanía”. También merodea la fiscalía un tal Gavilano, destituido del Gobierno Regional por emborracharse en el trabajo. Son de lo peor. Ambos exhiben su catadura moral a través de las Redes Sociales. Búsquenlos en el Ciberespacio… y verán lo que es la grosería – y la cobardía – en persona. 

La pregunta es ¿por qué la fiscalía acoge denuncias de estos chantajistas? ¿Cuántas denuncias archiva la fiscalía… por insustanciales? ¿Por qué no penalizar a los denunciantes maliciosos?  

En honor a la verdad, yo no podría quejarme del Ministerio Público. Las decenas de veces que he ido a la fiscalía de Ica – por denuncias de estos miserables – he sido tratado con respeto y eficiencia. Pero ¡qué pérdida de tiempo!

Por ello, propongo que toda denuncia archivada implique un pago – por parte del denunciante malicioso – al Ministerio Público y al denunciado. Es muy sencillo. Cada denuncia conlleva un costo… y no me parece justo que los denunciantes maliciosos se la lleven gratis. La idea es reducir el número de denuncias maliciosas.

Así la fiscalía tendría más tiempo – y recursos – para defender a la ciudadanía de los verdaderos delincuentes. Y no como ahora que está súper ocupada en atender a malandrines como Flores Camargo, Gavilano, la vieja Barco… y otros.

OTROSÍ: Bienvenidas más propuestas al respecto. Lampadia