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Luchemos por el empoderamiento de las mujeres

Ayer fue un día de conmemoración a la lucha de la mujer por la igualdad. No es un día de festejo por ser mujeres, sino un día de agradecimiento a todas aquellas que pelearon para que las mujeres puedan opinar, votar, estudiar, trabajar, elegir el matrimonio (o no), elegir una religión, elegir el alto de una falda, etc. Y también es una manera de impulsar la constante e interminable lucha para que todas las mujeres puedan viajar solas sin correr peligro, caminar por las calles sin sentirse acosadas, disfrutar de una vida sin ser juzgada y tener iguales oportunidades laborales que los hombres.

Fuente: Twitter

Hoy, para muchos es increible que por la división de roles en la época de la caza y recolección, los seres humanos hayamos mantenido, por milenios, distintas formas de discriminación y desprecio por las mujeres que amamos y de quienes dependemos para respirar y alimentarnos nuestros primeros días de vida, para aprender a amar, para recibir la cultura de nuestros pueblos y para trascender a través de nuestros hijos.

Como afirmó José Ignacio Torreblanca, profesor de Ciencia Política en la UNED, en El País de España: “¿De verdad queremos seguir viviendo en una sociedad que discrimina a nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y amigas solo porque son mujeres? No cabe la menor duda de que ellas están haciendo su parte; nosotros, no.

Y es que la igualdad no es una “preocupación de la mujer”, sino la responsabilidad de todos los individuos y de la sociedad en su conjunto y requiere la contribución activa de las mujeres y los hombres. En el pasado, la lucha por la igualdad ha sido principalmente liderada por mujeres. En la última década, sin embargo, ha habido un reconocimiento creciente del rol de los hombres en la construcción de la misma en el mundo.

Cada uno de nosotros puede ser un líder dentro de nuestras propias esferas de influencia adoptando una actitud pragmática para acelerar la neutralidad. A través de una colaboración decidida, podemos ayudar a las mujeres a avanzar y liberar su potencial en todo el mundo.

Según la Organización Mundial de la Salud, más de un tercio de las mujeres en todo el mundo han sufrido algún tipo de violencia de una pareja o violencia sexual de otro hombre. La ONU estima que alrededor de 133 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilaciones genitales femeninas. En el lado económico, Christine Lagarde, del Fondo Monetario Internacional, afirma que existe “una conspiración insidiosa” contra las mujeres a través de leyes que varían en escala en todo el mundo y que impiden que las mujeres trabajen con los mismos derechos y beneficios que los hombres.

Líneas abajo podemos observar el Glass Ceiling Index de The Economist, donde cada país es calificado por el promedio ponderado de diez indicadores de educación superior, participación en la fuerza laboral, salario, costos del cuidado de los niños, derechos de maternidad, solicitudes a programas educativos de negocios y representación en empleos de alto nivel. Los países nórdicos continúan a la vanguardia en cuanto a la probabilidad de ofrecer trato igualitario en el mercado laboral, pero la mayoría se mantiene estable en el promedio de la OCDE.

En Lampadia agradecemos a las mujeres luchadoras que continúan incesantemente su lucha por lograr su igualdad y también a los hombres que protegen, cuidan y aman a sus mujeres (madres, esposas, hermanas e hijas) y que se unen diariamente a dar el ejemplo. Lampadia

Los mejores y peores países para ser una mujer trabajadora

El índice de ‘glass-ceiling’ de The Economist mide la igualdad de género en el mercado laboral

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, una fecha designada por la ONU para celebrar y defender los derechos de la mujer. Para proporcionar un punto de referencia para el progreso de la igualdad de género en el mercado laboral, The Economist ha publicado su quinto “índice de glass-ceiling” anual. Combina datos sobre la educación superior, participación en la fuerza laboral, salario, costos del cuidado de los niños, derechos de maternidad, solicitudes a programas educativos de negocios y representación en empleos de alto nivel en una sola medida de donde las mujeres tienen las mejores oportunidades de igualdad de trato en el lugar de trabajo. El puntaje de cada país es un promedio ponderado de su desempeño en los diez indicadores.

El cuadro general muestra que la larga tendencia de mejorar las condiciones para las mujeres trabajadoras se ha estancado dentro de la OCDE, un club de países en su mayoría ricos. En 2005, el 60% de las mujeres estaban en la fuerza de trabajo; diez años después, esta proporción había subido ligeramente hasta 63% (era de 80% para los hombres en ambos años). Con relativamente pocas mujeres subiendo a los altos mandos, y redes masculinas ayudando a los hombres a llegar a la cima, la representación femenina en empleos bien remunerados y de alto estatus está más cerca de un tercio que a la mitad. Y la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, dividida por los salarios masculinos, sigue siendo alrededor del 15%, lo que significa que las mujeres, en promedio, ganan el 85% de lo que reciben los hombres.

Estos anchos promedios ocultan amplias variaciones entre países. Los países nórdicos claramente lideran el mundo en temas de igualdad de género en el trabajo. Las cuatro primeras posiciones de este año pertenecen a Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia, tal como lo hicieron en 2016 (aunque Suecia y Noruega cambiaron de lugar). Las mujeres de estos países tienen más probabilidades que los hombres de tener un título universitario y estar en la fuerza laboral. Constituyen el 30-44% de los directorios de las empresas, en comparación con un promedio de 20% en la OCDE. Y las participaciones voluntarias en partidos políticos significan que las mujeres están bien representadas en los parlamentos. En octubre, las mujeres ganaron un récord del 48% de los escaños en la cámara baja de Islandia. Posicionada en alrededor de dos quintos, la proporción de mujeres escandinavas en los escaños parlamentarios ocupa el 10% en el ranking mundial.

En el otro extremo del índice están Japón, Turquía y Corea del Sur. Las mujeres constituyen sólo alrededor del 15% de los parlamentos de estos países, y están subrepresentadas en puestos directivos y en directorios de empresas. En Corea del Sur, sólo el 2% de los directores de empresas son mujeres. Del mismo modo, menos mujeres que hombres han completado la educación terciaria y son parte de la fuerza de trabajo. Sólo el 35% de las mujeres turcas están trabajando o buscando trabajo, y sólo un 16% se han graduado de la universidad.

El progreso en la igualdad de género tiende a construirse sobre sí mismo. En Islandia, que actualmente ofrece el entorno de trabajo más igualitario para las mujeres según nuestro índice, las trabajadoras organizaron una protesta el pasado mes de octubre en la que salieron temprano de sus oficinas para llamar la atención sobre la brecha salarial del 14%. Si las mujeres japonesas y turcas hicieran lo mismo, saldrían mucho antes de sus oficinas.

 

 

 

 




Convergencia pro calidad de vida de las mujeres

Recientemente, Emma Watson, la famosa actriz y activista de la ONU, entrevistó a Malala Yousafzai, la joven ganadora del Premio Nobel de la Paz 2014 por su valiente defensa de la educación de las niñas. Ambas son mujeres líderes ejemplares que además son voceras de grandes causas. En Lampadia hemos alabado sus acciones y logros en múltiples ocasiones, ver: Malala, Premio Nobel de la Paz: Un regalo y Transcripción del discurso de Emma Watson para la ONU.

Ahora Emma y Malala se juntan en una entrevista ejemplar que inspira a seguir su ejemplo. La convergencia de ambas logra un bien común: Igualdad. En palabras de Malala: “Después de escuchar tu discurso… decidí no hay nada de malo en describirse como feminista. Así que soy una feminista y creo que todos deben ser feministas, porque el feminismo es otra palabra para la igualdad.”

Líneas abajo compartimos el video de la entrevista y la introducción escrita por Emma Watson:

https://www.youtube.com/watch?v=0jPsOVruI9A&feature=youtu.be

 

“Hoy conocí a Malala. Ella fue generosa, absolutamente elegante, atractiva e inteligente. Esto puede sonar un poco obvio, pero me ha sorprendido aún más en persona. Hay un montón de organizaciones no gubernamentales en el mundo que hacen grandes cosas… Pero si tuviera que escoger solo una dónde invertir mi dinero para lograr un cambio en este planeta, sería en la suya (El Fondo Malala). Malala no está jugando ni tiene pelos en la lengua (una de las muchas razones por las que la admiro). Ella tiene la fuerza de sus convicciones, junto con el tipo de determinación que rara vez encuentro… Y no parece haber disminuido por el éxito que ha tenido. Y por último… Ella tiene un aura de paz a su alrededor. Dejo esto para el final porque es quizás lo más importante. Tal vez es como resultado de lo que ha pasado. Yo personalmente creo que simplemente ella es así…”.

“Quizá el momento más emotivo de hoy para mí fue cuando Malala abordó el tema del feminismo. Para darles un poco de contexto, inicialmente yo había planeado preguntarle a Malala si ella era una feminista, pero luego investigué para ver si ella ya había utilizado esta palabra para describirse a sí misma. Después de ver que no lo había hecho, decidí no preguntárselo el día de nuestra entrevista. Para mi absoluta sorpresa, Malala trajo de vuelta la pregunta en una de sus propias respuestas y se identificó como tal. Quizás ‘feminista’ no es la palabra más fácil de usar… pero lo hizo de todos modos. Se puede ver claramente mi reacción en la entrevista. Ella también me dio tiempo al final de la entrevista para hablar sobre algunos de mis proyectos, algo que ella ciertamente no tenía que hacer, ya que yo estaba allí para entrevistarla. Creo que este gesto es muy emblemático de lo que Malala y yo discutimos. Ya he mencionado anteriormente lo polémica que puede ser en la actualidad la palabra feminismo. Recientemente, estoy aprendiendo que además es un movimiento en facciones. Todos nos estamos moviendo hacia el mismo objetivo. No volvamos intimidante decir que eres una feminista. Quiero que sea un movimiento acogedor e inclusivo [e igualitario, como afirma Malala en la entrevista]. Unamos nuestras manos y avancemos juntos para lograr un cambio real. Malala y yo estamos muy decididas al respecto, pero te necesitamos”.

Con amor, Emma L




Transcripción del discurso de Emma Watson para la ONU

Transcripción del discurso de Emma Watson para la ONU

Tomado de El Comercio

“Fui nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU hace seis meses y he descubierto que mientras más hablo del feminismo, más caigo en cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres es para muchos sinónimo de odiar a los hombres. Y si de algo estoy segura es de que esto tiene que terminar. Para el registro, feminismo, por definición, es creer que tanto hombres como mujeres deben tener iguales derechos y oportunidades. Es la teoría política,  económica y social de la igualdad de sexos.

Me empecé a cuestionar sobre la igualdad entre los géneros hace mucho tiempo. A los ocho años, por ejemplo, me preguntaba por qué me llamaban mandona por querer dirigir una obra para nuestros padres cuando a los chicos no les decían lo mismo. A los 14, (cuando ya trabajaba en el cine), comencé a ser sexualizada por ciertos grupos de la prensa. A los 15, mis amigas rechazaban unirse a equipos deportivos para no parecer masculinas. A los 18, mis amigos varones eran incapaces de manifestar sus sentimientos. Entonces decidí que era feminista.

Esto no parecía complicado para mí, pero mis investigaciones recientes me han demostrado que feminismo se ha vuelto una palabra poco popular. Las mujeres han decidido no identificarse como feministas por que, aparentemente, ante los ojos de otros, esta expresión las hace ver agresivas, anti- hombres y hasta poco atractiva. ¿Por qué se ha convertido en una palabra incómoda?

Yo nací en el Reino Unido y creo que es justo que me paguen lo mismo que a mis compañeros varones. Creo que es lo debido que yo pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo y que las mujeres sean parte de las políticas y decisiones que afectarán a mi vida. Creo que, socialmente, merezco el mismo respeto que un hombre. Pero, lamentablemente, puedo decir que no existe un solo país en el mundo en el que todas las mujeres puedan ver estos derechos cristalizados. Ningún país en el mundo puede decir que ha alcanzado por completo la igualdad de género. Estos derechos, que yo considero derechos humanos, no son para todas… soy una de las pocas afortunadas.

Me considero privilegia porque mis padres no me quisieron menos por haber nacido mujer y porque en mi escuela no me limitaron por serlo. Mis mentores (en la actuación) no asumieron que yo llegaría menos lejos por la posibilidad de que en algún momento me convierta en madre. Y estas son las influencias que me han hecho la persona que soy hoy. Ellos pueden no saberlo pero ellos son los embajadores de igualdad que están cambiando el mundo.  Necesitamos más como ellos. Y si todavía odias la palabra feminismo, te diré que no es la palabra lo importante. Es la idea y la ambición que hay detrás, porque no todas las mujeres tienen los mismos derechos que yo tengo hoy. En realidad, estadísticamente, muy pocas los tienen.

En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en Beijing sobre los derechos de las mujeres. Lamentablemente, aquellas cosas que ella deseaba cambiar en esa época son hoy todavía una realidad. Menos del 30% de los que le oían eran varones. ¿Cómo podemos esperar un cambio cuando la mitad de ellos está invitado a participar de la conversación?

Hombres, me gustaría tomar esta oportunidad para hacerles llegar una invitación formal. La igualdad de género también es tu problema. Hasta la fecha, veo como el rol de mi padre es valorado menos por la sociedad pese a que ha sido igual de importante en mi vida que mi madre.  También he visto a hombres aguantando el dolor de una enfermedad mental por miedo a pedir ayuda porque eso los hará ver menos masculinos. De hecho, el suicidio en el Reino Unido es lo que más hombres mata. Los he visto asustados de lo que se les indica que es el éxito para un varón porque los hombres tampoco tienen los beneficios de la igualdad.

No hablamos sobre hombres encarcelados por los estereotipos de su género, pero allí están. Si al hombre no se le hace creer que tiene que ser agresivo, la mujer no será sumisa. Si al hombre no se le enseña que tiene que ser controlador, la mujer no será controlada. Ambos. Hombres y mujeres deben sentirse libres de ser fuertes. Es hora de que veamos a los géneros como un conjunto en vez de como un juego de polos opuestos. Debemos parar de desafiarnos los unos a los otros. Ambos podemos ser más libres y de esto es de lo que se trata la campaña: de libertad.

Quiero que los hombres se comprometan para que así sus hijas, hermanas y madres se liberen del prejuicio y también para que sus hijos se sientan con permiso de ser vulnerables, humanos y una versión más honesta y completa de ellos mismos.

Ustedes deben pensar: ¿Quién es esta chica de “Harry Potter” y qué hace aquí en la ONU? Pues es una muy buena pregunta, yo también me la he estado haciendo. Pero todo lo que sé ahora es que, realmente, me interesa este problema y quiero ayudar a que las cosas mejoren. Habiendo visto lo que he visto y teniendo la oportunidad de hacer algo para cambiarlo, es mi responsabilidad decir algo.

Edmund Burke decía que todo lo que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos y las mujeres buenas no hagan nada.

En mi nerviosismo por este discurso… en mis momentos de duda me digo firmemente: “Si no soy yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Si tienes dudas cuando se te presenta una oportunidad, espero que estas palabras te sean útiles. Porque la realidad es que si no hacemos nada hoy, van a tener que pasar 75 años o quizás 100 para que una mujer pueda esperar recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo. Más de 15 millones de niñas serán forzadas a casarse en los próximos 16 años y, al mismo ritmo, no será hasta el 2086 que las mujeres de las áreas rurales de África puedan ir a la escuela secundaria.

Si crees en la igualdad, debes ser uno de esos feministas de las que hable poco antes y por eso yo te aplaudo. Para hacer el cambio necesitamos estar unidos y las buenas noticias son que ahora tenemos una organización unida. Te invito a que te dejes ver y que te preguntes: Si no soy yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Muchas gracias”.