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Derrumbando la ‘Trampa de los ingresos medios’

La denominada “trampa de ingresos medios” todavía genera una gran angustia entre muchos países de ingresos medios. Preocupados por el hecho de que puedan quedar “atrapados” en el nivel de ingresos medios, estos países están buscando un conjunto de políticas que les ayuden a lograr un crecimiento fuerte y sostenido y eventualmente les ayuden a unirse a la liga de los países de altos ingresos.

Un reciente estudio de The Economist trata de analizar este tema. Analicemos primero, la teoría. Los países ricos cuentan con las mejores tecnologías; los países pobres con los salarios más bajos. Los países de ingresos medios no tienen ninguno de los dos. Una visión simple sugiere que deben luchar para competir con los países por encima y por debajo de ellos. Los países pobres también se benefician de trasladar a los trabajadores de las zonas agrícolas a las fábricas, donde son muchas veces más productivos. Pero una o dos décadas de rápido crecimiento vaciará los campos de los trabajadores excedentes, obligando a los países a aumentar la productividad dentro de sus fábricas si quieren seguir avanzando. Sus economías parecen enfrentarse a un salto de un modelo de crecimiento a otro.

Pero esta visión puede ser engañosa. Tanto el salario como la productividad existen a lo largo de una continuidad. Los países pueden seguir siendo “competitivos” en cualquier nivel de salarios y productividad, siempre que uno se mantenga en línea con el otro. La evolución de un modelo de crecimiento a otro es también continua. Las fábricas no esperan hasta que el último trabajador subempleado haya abandonado la zona agrícola para comenzar a mejorar la productividad de los trabajadores que ya han llegado. Además, a medida que la mano de obra urbana crece en tamaño, un flujo constante de recién llegados de las aldeas produce un menor impacto proporcional. 

China es un buen ejemplo para explicarlo mejor. Muchos se preocupan de que ahora ha agotado su mano de obra excedente y se desacelerará bruscamente. Pero según el HSBC, el movimiento de trabajadores entre la agricultura, la industria y los servicios aportó sólo 1.4 puntos porcentuales del crecimiento anual de China de 1995 a 2012.

La verdad es que la trampa de ingresos medios rara vez se define con suficiente claridad como para haberse probado. Algunos de sus defensores argumentan que los países de ingresos medios suelen crecer más lentamente que las economías más ricas y pobres. Eso no es correcto. En realidad, crecen más rápido.

Los autores de la trampa de ingresos medios exploran por qué los países de ingresos medios se desaceleran, pero no analizan si son más propensos a hacerlo que otras economías. Además, como afirma The Economist, ignoran a cualquier país con un ingreso per cápita de menos de US$ 10,000. Dado que los países ricos rara vez sostienen un crecimiento del PBI per cápita de más del 3.5% y los países pobres son excluidos, no es de extrañar que las desaceleraciones resultantes los agrupen en los rangos de ingresos medios.

El desarrollo es un proceso largo y arduo, durante el cual las economías evolucionan continuamente. Las posibles trampas se esconden en todos los niveles de ingresos. Entonces, lo que se tiene que hacer es aplicar las reformas adecuadas que permitan generar un cambio cualitativo en la capacidad de realizar mejoras continuas en la competitividad de la economía, estimulando la productividad de la mano de obra.

En el caso peruano, además de las reformas en educación, salud, infraestructuras, e instituciones, tenemos un elemento adicional para tratar de no caer en un estancamiento futuro: no hemos llegado aún a nuestro potencial productivo. En efecto, dados nuestros enormes recursos minerales, forestales, pesqueros, agrarios y gasíferos; aislados durante largo tiempo de la inversión privada (60s a 80s), el Perú cuenta con un potencial gigante para aumentar su base productiva, generando industrias conexas a nuestros sectores primarios, sin que esto excluya los desarrollos industriales. No obstante, dada la “tramitología”, el ruido político y la ineficiencia del Estado para atraer inversiones, el reto de nuestros economistas sigue siendo cómo hacer que esto no sigamos solo con nuestro potencial, y podamos desarrollarlo sin afectar nuestros equilibrios macroeconómicos. Ver en Lampadia: Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas.

No caigamos, ni nos amilanemos con los mitos o trampas mentales. Este es el momento de aplicar las medidas que nos permitan dar un gran salto al desarrollo integral y duradero, creciendo alto y sostenido, como lo hemos probado desde los 90s, hasta el punto de inflexión de la segunda década del siglo XXILampadia

Los mitos de ingresos mixtos

Hay poca evidencia detrás de la ‘trampa de ingresos medios’

Los países que no son ni ricos ni pobres pueden mantenerse a sí mismos contra rivales en ambos extremos

Reporte Especial de The Economist
7 de octubre, 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Cada cierta cantidad de años, la revista Foreign Affairs, una revista sobre relaciones internacionales, provoca un frenesí sobre la economía internacional. En 1994 publicó un ensayo de Paul Krugman, “El mito del milagro de Asia”, que reexaminó la fuente del éxito de los tigres asiáticos. Luego, después de la crisis financiera asiática, surgió “The Capital Myth” de Jagdish Bhagwati, que reexaminó el caso de los flujos de capital libres, fuente de la humillación de los tigres asiáticos. En 2004, ofreció “Globalization’s Missing Middle” de Geoffrey Garrett, de la Universidad de California, Los Ángeles. Argumentaba que los países de rango medio estaban en una situación difícil, incapaces de competir con la tecnología de vanguardia de las naciones ricas o con los precios bajos de los pobres. “Los países de ingresos medios”, dijo, “no lo han hecho tan bien en los mercados globales como los países más ricos o los más pobres”.

Para demostrar su punto de vista, Garrett clasificó las economías del mundo según el PBI por persona en 1980, dividiéndolas en tres grupos: superior, medio e inferior. Luego comparó su crecimiento con ese indicador en las dos décadas siguientes, encontrando que las economías de rango medio crecieron más lentamente que las de arriba o de abajo. Tres años después, Homi Kharas e Indermit Gill, del Banco Mundial, citaron el ensayo de Garrett en un libro sobre las perspectivas de crecimiento de Asia oriental. Inventaron el término “trampa de ingresos medios”, que posteriormente adquirió vida propia.

La trampa puede ser interpretada en una variedad de maneras, que pueden ser la razón por la que tantas personas creen en ella. Algunos confunden la trampa con la simple lógica del crecimiento. Según esta lógica, los países más pobres pueden crecer más rápido que los más ricos, porque la imitación es más fácil que la innovación y porque el capital gana mayores retornos cuando es escaso. Por la misma lógica, el crecimiento de un país se desacelerará a medida que disminuya la brecha con las principales economías y disminuya el margen de recuperación. Si todo lo demás se mantiene igual, entonces, los países de ingresos medios deberían crecer más lentamente que los países más pobres. Pero Garrett estaba haciendo un argumento más audaz: que los países de ingresos medios tienden a crecer más lentamente que las economías más pobres y ricas.

La noción de una trampa resonó ampliamente entre los responsables políticos, señalan Kharas y Gill, especialmente en países donde el crecimiento había perdido su brillo. Najib Razak, primer ministro de Malasia, comenzó a hablar de ello en 2009. La trampa también separó a los líderes de Vietnam en 2009 y apareció en el plan de desarrollo nacional de Sudáfrica en 2012.

De lejos, el ‘observador de trampas’ más destacado es China, una de las pocas economías de ingresos medios que es más que de tamaño medio. En 2015, Lou Jiwei, entonces ministro de Finanzas de China, dijo que su país tenía un 50% de posibilidades de caer en la trampa en los próximos cinco a diez años. El mismo temor persigue a Liu He, un influyente asesor económico de Xi Jinping, presidente de China. Liu fue uno de los motores de un informe titulado “China 2030”, publicado en 2012 por su Centro de Investigación para el Desarrollo (DRC) y el Banco Mundial. El informe presentó un gráfico que muestra la idea de una trampa de ingresos medios (véase el gráfico). Se demostró que de 101 países que tenían ingresos medios en 1960, sólo 13 habían alcanzado un nivel de ingresos altos para el 2008. El resto pasó los 50 años intermedios atrapados en la mediocridad o peor.

Lento y complicado

La evidencia de la tabla y el ensayo de Garrett eran sugerentes pero apenas sistemáticos. Sin embargo, fue reforzada por un par de estudios más rigurosos de Barry Eichengreen de la Universidad de California, Berkeley, Park Donghyun del Banco Asiático de Desarrollo y Kwanho Shin de la Universidad de Corea, que llegaron a conclusiones similares. Buscaban economías de rápido crecimiento que posteriormente sufrieran una desaceleración sostenida (definiendo un crecimiento rápido como al menos 3.5% por persona y una desaceleración como una caída de dos puntos porcentuales en el crecimiento, ambos promediados en siete años). Su investigación indicó que estas desaceleraciones parecían agruparse a niveles de PBI de US$ 11,000 y US$ 15,000 por persona (convertidos en dólares a paridad del poder adquisitivo).

Tal vez el análisis más sofisticado fue publicado por Shekhar Aiyar y sus colegas en el FMI en 2013. Ellos trataron de distinguir entre las trampas de crecimiento y la desaceleración natural que cualquier país puede esperar, ya que converge con las principales economías. Para ello, primero calcularon la trayectoria de crecimiento esperada para cada país, en función de su ingreso por persona, así como de su capital humano y físico. En segundo lugar, buscaron países que estaban creciendo más rápido o más lentamente de lo esperado, dando lugar a brechas de crecimiento positivas o negativas. En tercer lugar, buscaron una desaceleración inusualmente severa y sostenida. Cuando estas brechas de crecimiento se ampliaron bruscamente, encontraron que los países de ingreso medio eran más propensos a sufrir tales contratiempos, sin importar cómo se definieran los ingresos medios.

El peso combinado de esta evidencia económica y la intuición de los políticos es difícil de ignorar y parece justificar el escepticismo sobre las perspectivas de crecimiento de China, Malasia, Tailandia y muchas otras economías emergentes. Pero ni la intuición ni las cifras son tan convincentes como parecen.

Intuitivamente, parece tener sentido que los países de renta media se vean intimidados entre rivales de alta tecnología y de salarios más bajos de uno y otro lado. Pero esos rivales confían en alta tecnología o bajos salarios por una razón. Las economías ricas necesitan tecnologías avanzadas y habilidades para compensar salarios altos. Los países pobres, por su parte, necesitan salarios bajos para compensar bajos niveles de tecnología y habilidad. La conclusión obvia es que los países de ingresos medios pueden competir con ambos, combinando salarios medianos con niveles medios de habilidad, tecnología y productividad.

Sin duda, esos niveles promedio enmascaran enormes variaciones. La mayoría de las economías tienen una mezcla de impresionantes empresas líderes y de algunos rezagados poco sofisticados. La productividad del top de las empresas estadounidenses es por lo menos 4.86 ​​veces la del grupo inferior, según un estudio de Eric Bartelsman, Jonathan Haskel y Ralf Martin publicado por el Center for Economic Policy Research. En los países en desarrollo las brechas son aún mayores. De hecho, los países de ingresos medios a menudo se describen con más precisión como economías de ingresos mixtos.

En conclusión, hay al menos cuatro posibles fuentes de crecimiento en el PBI por persona.

  • El primero es trasladar a los trabajadores del campo a las fábricas más productivas (transformación estructural).
  • La segunda es agregar más capital, como maquinaria por trabajador (profundización del capital).
  • El tercero es aumentar el capital o el trabajo, haciéndolo más sofisticado, tal vez adoptando técnicas que una empresa, una industria o un país no han adoptado previamente (difusión tecnológica).
  • La fuente final de crecimiento deriva de los avances en la tecnología que introducen algo nuevo en el mundo en general (innovación tecnológica).

Los economistas encuentran útil, en sus mentes, mantener separadas estas fuentes de crecimiento. El error es pensar que estas permanecen separados entre los países. En realidad, en la mayoría de los países, estas fuerzas actúan simultáneamente, a ritmos diferentes y en proporciones variables. Los países no esperan a que el último trabajador excedente haya abandonado los campos para comenzar la profundización del capital. Tampoco esperan hasta que los rendimientos de la acumulación bruta de capital se hayan agotado antes de que comiencen a aumentar la sofisticación de sus técnicas de producción. Por lo tanto, el desarrollo no se da en etapas discretas que requieren un salto a nivel nacional de una etapa a la siguiente. Es más como una carrera de larga distancia, con un grupo líder y muchos rezagados, en el que el resultado es un promedio de todos los tiempos de finalización. Cuantos más rezagados haya en la carrera, existe más espacio para mejorar.

Divisiones positivas

El trabajo estadístico de Eichengreen, Park y Shin muestra que los países de ingresos medios sufren una desaceleración. Pero como sólo se mira a los países con un ingreso por persona de más de 10,000 dólares, no puede decir si son más vulnerables a tales contratiempos que los países pobres. Ésa no era una pregunta que los autores intentaron contestar. Cuando su método se extiende a países más abajo de la escala de ingresos, resulta que las desaceleraciones entre las economías más pobres son al menos tan frecuentes como entre los de ingresos medios.

Los países en el medio se desaceleran con más frecuencia que los países ricos, pero en parte porque las economías ricas rara vez crecen lo suficientemente rápido (3.5% por persona en siete años) para ser elegibles para una desaceleración. Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán han sufrido por lo menos una desaceleración, y ninguno de ellos está atrapado en ingresos medios. El crecimiento del PBI de China por persona también se ha desacelerado, a un 7.6% en los últimos siete años, frente a más del 10% en comparación en los siete anteriores. Esto califica como una fuerte desaceleración por la definición de los autores. Pero China no está atrapada; sigue creciendo más rápido que la mayoría de los países, ricos o pobres.

Aiyar y sus colegas del FMI tienen un problema similar. Para ver por qué, supongamos que una economía milagrosa creciera mucho más rápido de lo que un economista esperaría, dado su nivel de ingresos, educación y capital. Imagine que luego su crecimiento se moderara a un ritmo más normal. Esto podría considerarse como una severa desaceleración por la definición de los autores (ya que la brecha de crecimiento altamente positiva del país se ha reducido a cero), a pesar de que la economía seguía convergiendo en ingresos altos a un ritmo normal.

O supongamos que un país aumentara rápidamente su inversión en educación y capital físico para evitar la trampa de ingresos medios. Si la estrategia tuvo éxito, podría dar lugar a un crecimiento constante. Sin embargo, con el método utilizado por el FMI, este crecimiento constante podría considerarse como una desaceleración severa, ya que, en igualdad de condiciones, su modelo espera una mejora de la educación y un capital más profundo para elevar el ritmo de crecimiento y no simplemente reforzarlo.

Ninguno de estos papers, entonces, demuestra la existencia de una trampa de ingresos medios, como se entiende comúnmente. De hecho, Eichengreen ha dicho que su línea de investigación tenía la intención de explorar diferentes cuestiones. Pero, ¿qué pasa con República Democrática del Congo y el gráfico del Banco Mundialde China 2030?

Sus criterios para ingresos medios son idiosincrásicos. Incluyen cualquier país con un PBI por persona entre 5.2% y 42.75% de EEUU, medido a paridad del poder adquisitivo. La buena noticia es que ocho países de la lista (entre ellos Turquía, Malasia, Omán y Polonia) han escapado desde entonces a la franja de ingresos medios gracias a mejores datos o a un mayor crecimiento. Otros diez, entre ellos la República Eslovaca, también han cruzado ese umbral, pero no se incluyeron en el gráfico porque los datos o los países mismos no existían en 1960.

Pero el gráfico contiene una falla más fundamental. Sus criterios para ingresos medios son demasiado amplios para ser útiles. Por su definición, un país con un PBI de sólo US$ 590 por persona (a precios de 1990) contó como ingreso medio en 1960. Eso incluye países como China en medio de su gran hambruna. En el otro extremo, un país con un PBI por persona de US$ 13,300 en 2008 también contó como ingreso medio. Este umbral superior para 2008 es más de un 2,000% más alto que el más bajo para 1960. No es de extrañar que muchos países permanezcan atrapados entre ellos.

Uno de ellos era China. Su PBI por persona se multiplicó por diez entre 1960 y 2008, a pesar del hambre y de la Revolución Cultural. Pero debido a que ese período comenzó por encima de US$ 590 y terminó por debajo de US$ 13,300, se mantuvo confinado en el cuadrado central de China 2030.

Uno de los funcionarios del Banco Mundial que participan en el informe China 2030 ha coescrito posteriormente un documento que investiga más de cerca la trampa de ingresos medios. No encontró “evidencia de estancamiento [inusual] en ningún nivel particular de ingresos medios”. Más recientemente, la investigación realizada por Xuehui Han del Banco Asiático de Desarrollo y Shang-Jin Wei de Columbia, y por separado por Lant Pritchett y Larry Summers de Harvard, también han puesto en duda la trampa. Otro economista de Harvard, Robert Barro, el decano de los estudios empíricos sobre el crecimiento, piensa que “esta idea es un mito.” La transición del ingreso medio al superior es ciertamente “desafiante”, escribe. Pero no es más difícil que la transición de bajo a medio.

Los mismos Kharas y Gill son agnósticos sobre la definición exacta y la saliencia empírica del término que inventaron. Lo introdujeron “con modestia, porque no habíamos establecido rigurosamente su prevalencia”, escribieron diez años después. Dado que algunos países de ingresos medios han permanecido innegablemente estancados, existen claramente barreras para su crecimiento. Como lo ven Kharas y Gill, lo que importa es si estas amenazas toman una forma distintiva de “ingresos medios”, no si son más comunes o severas que los peligros que enfrentan otras economías.

Agnosticismo trapista

El dúo surgió con el término principalmente porque la profesión de la economía parecía no ofrecer una receta de crecimiento clara o convincente para los países de ingresos medios. En parte como resultado, los políticos se sintieron a menudo atrapados entre dos opciones: o se aferraban a viejas estrategias de crecimiento (como la fabricación de gama baja) por demasiado tiempo, o adoptaban modelos sofisticados (como la “economía del conocimiento”) demasiado pronto. La trampa de ingresos medios es realmente un dilema de ingresos medios.

¿Qué hay del hallazgo original de Garrett en Foreign Affairs, que ayudó a informar el pensamiento de Kharas y Gill? Un esfuerzo para replicar ese ejercicio, con datos más recientes, que abarcan los mismos 20 años, muestra una brecha mucho más estrecha entre el crecimiento de ingresos medios y altos para el período de 1980 a 2000. Y esa brecha casi desaparece si los países se dividen en tres grupos de igual tamaño, en lugar de la versión un poco más arbitraria de Garrett 25% – 45% – 30%.

Más importante aún, los países de ingresos medios, incluso por su definición, crecieron más rápido que sus contrapartes de altos ingresos en las dos décadas de 1990 a 2010, así como de 1995 a 2015. Parece que en los 90s y 2000s, los países de ingresos medios eran claramente capaces de competir con economías de vanguardia. Entonces, ¿qué los hizo tropezar en los 80s? Parte de la respuesta puede estar en la Reserva Federal de Estados UnidosLampadia

 




¿Cómo es que la oferta crea su demanda?

¿Cómo es que la oferta crea su demanda?

¿Qué viene primero: la oferta o la demanda? Esa es una de las grandes preguntas de la economía y es una que The Economist quiso responder en una de las publicaciones de su serie de grandes ideas económicas.

Para hacerlo, TheEconomist se remonta a una teoría planteada por Jean Baptiste Say, economista en el siglo XIX, quien plantea que la oferta crea demanda. La ley de Say estipula que, dado que la oferta crea su propia demanda, la sobreproducción (la creación de bienes y servicios sin un flujo igual de demanda de esos bienes y servicios) es imposible.

Fuente: bp.blogspot.com

En una economía de intercambio, lo que se produce representa la demanda de otro producto porque todo lo que se produce se vende fácilmente. Cuando se crea una producción adicional en la economía, también se genera, al mismo tiempo, el poder adquisitivo necesario para absorber el suministro adicional; por lo tanto, no hay un alcance de la oferta que exceda la demanda, causando desempleo. Esta ley fue la base del supuesto de pleno empleo en la economía, basado en que los ingresos se gastan a un ritmo que siempre mantendrá los recursos plenamente empleados.

Los ahorros, según la economía clásica, son sólo otra forma de gasto; todos los ingresos se gastan en parte en el consumo y en parte en la inversión. No hay motivo para temer una ruptura en el flujo de ingresos en la economía. Por lo tanto, no puede haber sobreproducción general o desempleo.

Say creía que durante el proceso de producción se genera el poder adquisitivo necesario para absorber la oferta adicional. Por ejemplo, cuando se fabrica un automóvil nuevo, se genera simultáneamente el poder adquisitivo necesario en forma de salarios, beneficios, etc. Por lo tanto, no hay posibilidad de que la demanda agregada se vuelva deficiente.

Hoy en día, muchas personas critican la ley de Say, ya que el economista sí se equivocó al decir que los déficits de la demanda no ocurren en toda la economía. The Economist afirma que “Había al menos dos fallas en la opinión de Say sobre la economía. Si un empresario no puede vender tantos bienes como pretende, él (y eventualmente todos los que emplea o patrocina) no tendrá los medios para comprar tanto. Aunque pueden pretender exigir más (y lo harían, si sus energías estuvieran mejor empleadas) tal vez no tengan manera de poner en práctica esa demanda. En segundo lugar, la gente puede acaparar el dinero que ganan de suministrar bienes y servicios, manteniéndolo como un activo, en lugar de gastarlo en otras cosas. Una demanda excesiva de dinero puede coexistir con un exceso de oferta de todo lo demás. Eso, de hecho, es una explicación para la Gran Depresión.”

De hecho, como muchos economistas, su teoría se basaba en grandes suposiciones. Algunas de ellas son:

1. Se ha supuesto que el gobierno debe interferir en los asuntos económicos del
público.

2. Todos los ahorros deben ser utilizados para la inversión.

3. La extensión del mercado depende del volumen de producción de la riqueza.

4. La tasa de salario es igual al producto marginal.

5. La tasa de interés trae un equilibrio en el ahorro y la inversión.

6. Los precios y los salarios son elásticos.

7. Esta ley es aplicable en una economía de libre empresa

La verdad es que cuando la ley de Say no se cumple, los trabajadores carecen de empleo porque las empresas carecen de clientes y las empresas carecen de clientes porque los trabajadores carecen de empleo.

El punto más importante en la formulación de Say es que el individuo debe producir algo que es deseable para los demás. La conocida, pero errónea, frase “la oferta crea su propia demanda” es de donde viene la noción de que mientras algo sea producido encontrará fácilmente un mercadoLampadia

The Economist explica la economía

Cómo la oferta puede crear su propia demanda

Jean-Baptiste Say explicó que “si lo construyes, vendrán”

The Economist
20 de setiembre, 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

 

“The Economist explica” [publica el tercer artículo] de la serie sobre grandes ideas económicas.

En las profundidades de la Gran Depresión [1929-1939], más de una cuarta parte de los trabajadores estadounidenses no pudieron encontrar empleo. No había suficiente demanda para los bienes y servicios que podían suministrar. Hoy, la fuerza de trabajo de EEUU puede producir más de 17 veces lo de ese entonces, pero el desempleo es inferior al 5%. La demanda, tan inadecuada en la década de 1930, es de alguna manera suficiente para equiparar una oferta masiva de bienes y servicios ocho décadas más tarde. Este feliz resultado habría sorprendido a algunos economistas de los 30s, que se preocuparon por un estancamiento “secular” (es decir, persistente) de la demanda. Pero no habría sido ninguna sorpresa para una generación más vieja de economistas, dirigida por Jean-BaptisteSay. Su obra más conocida, “Un tratado sobre la economía política”, se editó seis veces entre 1803 y 1841. Contenía gran parte de lo que se conoció como la ley de Say, la noción de que la oferta crea su propia demanda.

Say y sus aliados intelectuales señalaron que la gente no tendría la molestia de producir un bien o servicio, a menos que tuvieran la intención de obtener algo de igual valor a cambio. Así que cada adición a la oferta se acompaña de una adición prevista a la demanda. Además, el acto de producción crea un elemento adicional de valor para el cual se pueden intercambiar otras cosas. De esta manera, la producción crea una “salida” fresca para los productos existentes (y 17 veces más producción crea 17 veces más puntos de venta). En el curso de la fabricación de nuevos bienes, un empresario pagará salarios a sus trabajadores, alquiler a su propietario, intereses a sus acreedores, facturas a sus proveedores y cualquier beneficio residual para sí mismo. Estos pagos serán por lo menos igual a la cantidad que el empresario puede obtener para vender su producto. Los pagos, por lo tanto, se sumarán tanto a los ingresos gastados como a la empresa conjunta de los receptores que se ha añadido a la oferta.

Los defensores de la ley de Say reconocieron que los empresarios podrían calcular mal y producir más bienes de los que son necesarios. Pero, en general, una economía no puede producir más bienes de los que se demandan. Si el capital, el trabajo y otras capacidades productivas se han dedicado a exceder un tipo de producto, estos recursos deben haber sido negados a otros emprendimientos más lucrativos. Por lo tanto, si un artículo sufre de exceso de oferta, es probable que otro sufra de demanda excesiva. La solución obvia es cambiar la mezcla de producción, en lugar de reducir su nivel.

Por lo menos habíandos fallas en la opinión de Say sobre la economía. Si un empresario no puede vender tantos bienes como pretende, él (y eventualmente todos sus empleados) no tendrá los medios para comprar tanto. Aunque pueden pretender exigir más (y lo harían, si sus energías estuvieran mejor empleadas) tal vez no tengan manera de poner en práctica esa demanda. En segundo lugar, la gente puede acaparar el dinero que ganan de suministrar bienes y servicios, manteniéndolo como un activo, en lugar de gastarlo en otras cosas. Una demanda excesiva de dinero puede coexistir con un exceso de oferta de todo lo demás. Eso, de hecho, es una explicación para la Gran Depresión.

Sin embargo, a largo plazo, la ley de Say es en gran medida verdadera. Y al aumentar la oferta de dinero para satisfacer cualquier exceso de demanda, los bancos centrales modernos también pueden tratar de hacerla verdadera en el corto plazo. Lampadia

 




Los Súper Poderes de Bill y Melinda Gates

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




La visión de país y reformas que el Perú necesita

La visión de país y reformas que el Perú necesita

Mientras que el crecimiento del Perú se desacelera, y muchos culpan a la coyuntura internacional y hasta a los malos vientos, o tratamos de encontrar un nuevo “Dorado” (Nuevos motores) que nos den algo parecido a lo que hemos hecho durante los últimos 24 años, (ver: ), otros países (Colombia, México e India) le dan un gran un impulso a sus economías. La receta: “MENOS TEORÍAS E IDEOLOGÍAS, Y MÁS INVERSIÓN”, simplemente atraer a los inversionistas para desarrollar el potencial de estas naciones.Ese es el objetivo de una serie de medidas que vienen implementando los tres.

El flamante primer ministro hindú, Narendra Modi anunció el lema de gobierno como: “No red tape, only red carpet for investors” (No más trabas, solo alfombra roja para los inversionistas). En el mismo sentido, el recientemente reelegido presidente colombiano, señaló: “Tanta inversión como sea necesaria y el menor estado que se requiera”. Y en México, como afirma la revista Times, su presidente, Enrique Peña Nieto viene efectuando una serie de reformas que literalmente “Salvarán a México”. Aquí repasamos estas medidas que todos los que queremos que el Perú siga en la senda del desarrollo integral nos gustaría escuchar el 28 de julio venidero y construir desde el primero de agosto.

La India: Modi y sus medidas (Ver: El cambio de timón (pro mercado) en la India)

Algunos se preguntan donde están las reformas “explosivas” de Modi Sarkar [El flamante Primer Ministro de la India].  Pero la mayoría está obviando un puñado de pequeños cambios en políticas públicas que mejorarán dramáticamente el clima de los negocios y las vidas de los ciudadanos. El periódico de negocios indio, The Economic Times, muestra los lineamientos de las pequeñas reformas, que se sintetizan en un nuevo lema:

“Red to Green Tape”

(De la luz roja a la luz verde)

Veamos su expresión gráfica de The Economic Times, traducida y adaptada por Lampadia:

Para los Negocios:

1. Para las Licencias: “Red to Green Tape” (Del papeleo a luz verde)

Los promotores de grandes proyectos pueden obtener luz verde  online para sus proyectos. Así se corta la discrecionalidad burocrática. Un gran cambio para eliminar [el llamado] “impuesto Jayanthi” del UPA.

2. Para la Navegación: “Navegación Libre

Los barcos, claves para el comercio, obtienen licencias de por vida de las autoridades marítimas locales. No necesitan viajar anualmente a Nueva Delhi para renovar sus licencias.

3. Para las Fábricas: “Más Libertad”

Licencias industriales válidas por tres años y un proceso simple de renovación por dos años. Un gran cambio que elimina la maraña burocrática.

4. Para la eficiencia de las fábricas: Menos inspecciones paralizantes

El Gobierno de la India le dice a los estados que cesen sus continuas inspecciones a fábricas para revisar los calderos. Además, indica que se hagan certificaciones de seguridad, ya sea por las propias autoridades o tercerizándolas.

5. Para romper las dictaduras burocráticas: Inspeccionando a los Inspectores

Se acaba el  reinado de los inspectores.

Inspecciones laborales se basarán únicamente sobre información sólida y no en los caprichos de los burócratas.

Para los Ciudadanos:

1. Adiós Notarios

Mediante declaraciones juradas, los ciudadanos probarán su identidad, su domicilio y gestionarán otros documentos. No se necesitarán más largas colas en las derruidas oficinas de los notarios públicos. El Gobierno sugiere a los estados seguir la misma norma.

2. Fondo Previsional

Se incrementará el límite hasta el cual se aportaal Fondo de Previsión. Antes se aportaba hasta 6,500 rupias, ahora se hará hasta 15,000. Además, las contribuciones al Sistema  Pensionario Nacional (SPN) será libre de impuestos.

3. Precio de los combustibles

El partido de gobierno anterior, puso la gasolina premium y el diesel mucho más caro que el combustible común. La diferencia en precios se ha reducido ahora a 2 rupias por litro. Una buena medida para el aire citadino.

4. Reformas al sistema “Tatkal”

Las reservas de último minuto para viajar en tren [conocidas como Tatkal] son ahora mucho más fáciles de hacer. El sistema es en línea y puede atender 7,200 reservas por minuto (300% de aumento).

5. Ayuda [social] más inteligente

Los desembolsos del Fondo de Auxilio del Primer Ministro ya no se basarán en una lotería. Los pobres gravemente enfermos y los niños tendrán la máxima prioridad. El Primer Ministro enviará un mensaje de texto (SMS) al solicitante cuando se le concedala ayuda. [Fin de la traducción y adaptación]

Sin duda, una receta oriental. Medidas simples, pero profundas. Dirigidas a resolver los problemas de los ciudadanos y empresas, base del futuro desarrollo de la India.Se espera que tengan un tremendo impacto, tanto por la propia medida, como por el mensaje que da a la burocracia estatal.

Colombia, crecimiento seguro  (ver: Colombia crece, mientras el Perú decrece)

Cierre de las brechas en cinco áreas que evalúa el Doing Business del Banco Mundial: Apertura de una empresa, obtención de permisos de construcción, registro de la propiedad, pago de impuestos y comercio fronterizo.

Mejoras del entorno regulatorio para fortalecer sus instituciones e incentivar la inversión: Se emitió la Ley de Infraestructuras, que levanta los obstáculos al desarrollo de los proyectos en materia de predios, licencias ambientales y adecuación de redes de servicios públicos.

Eliminación de varias cargas parafiscales a los empleadores:

Se ha llevado a cabo un proceso de eliminación de sobrecostos laborales para dinamizar la economía.

Búsqueda del aprovechamiento de sus recursos naturales:

Promueven el desarrollo de proyectos mineros y de petróleoviendo que se apruebe una ley ambiental que permita captar inversiones responsables. Con ello esperan obtener recursos y mejorar su competitividad.

México: Peña Nieto, la “Gran Reforma” (Ver: La nueva misión de México)

La revista TIME califica a México como “el nuevo mercado emergente de moda”.Sus desafíos son complicados: un narcotráfico poderoso y organizado, una corrupción galopante y atrasossociales considerables.  El presidente y su equipo de reformadores han logrado poner en marcha un paquete de reformas cruciales, destinadas a transformar el país y colocarlo en una posición expectante en el concierto global.

Algunas de estas reformas son: revolución educativa, de telecomunicaciones, bancarias, fiscales, políticas y energéticas. Están diseñadas para desideologizar la gestión de gobierno y modernizar el país. Este es el paquete de reformas sociales, políticas y económicas más ambicioso de su historia.

Nada de esto hubiera sido posible si es que los partidos políticos no hubiesen llegado a acuerdos históricos y revolucionarios, por ejemplo:

“(…) los extranjeros podrán explorar petróleo y extraer crudo con fines comerciales [el gran tabú de 80 años] (…); en educación pública, se eliminó el absurdosistema por el cual los puestos de profesores eran heredados y a veces vendidos (…) ajustes al código tributario, (…)”.

Nuestra conclusión

Como hemos señalado en Lampadia, el problema del “frenazo” del crecimiento del país es responsabilidad de nuestra clase dirigente, en especial del gobierno. No se debe a causas externas, tanto como a internas (ver: ¡Es el Estado… estimado!). Estos tres países buscan atraer inversión para lograr un desarrollo integral de sus pueblos, vienen efectuando amplias reformas que otorgan facilidades a los inversionistas y reducen la discrecionalidad de sus burocracias. Esto sin dejar sus agendas sociales. De esta manera, se acercan al pensamiento asiático que alejó la ideología como base para el diseño de políticas públicas orientadas al desarrollo y reducción de la pobreza. El siglo XX, nos ha demostró con claridad, como los países más ideologizados, solo consiguieron hacer miserables a sus propios pueblos y muchas veces, al conjunto de la humanidad.

Ya es hora que en el Perú tengamos prioridades claras sobre la construcción de nuestro futuro: lo fundamental tiene que ser la eliminación de la pobreza, la erradicación de la desnutrición infantil y una educación que permita a nuestros jóvenes ser exitosos   ciudadanos del mundo global, entre otros objetivos muy importantes. Para lograrlo tenernos que generar la riqueza suficiente, el Perú, como lo dice hoy Julio Velarde, “tiene un gigantesco potencial de desarrollo”.  Nadie nos va regalar los recursos que necesitamos para hacer realidad nuestro potencial. Podemos hacerlo si nos abocamos a la tarea del desarrollo en vez de la politiquería, no nos falta nada para producir toda la riqueza que necesitamos. Lampadia