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Agroexportación: Una industria de clase mundial

Agroexportación: Una industria de clase mundial

El Perú es uno de los diez primeros países proveedores de alimentos frescos en el mundo, especialmente de frutas y hortalizas. Esta es una especialización industrial relativamente nueva, que ha traído el desarrollo y la aplicación de tecnologías sofisticadas, una revolución productiva en el campo y ha creado empleos de calidad en el sector rural.

El crecimiento de la agricultura para la exportación es una de nuestras historias de éxito de las últimas dos décadas. En los años 90, luego de la promulgación de la Constitución del 93, se produjo un cambio estructural en la economía, que entre otras cosas eliminó la prohibición de las inversiones privadas en el campo y se abrieron las puertas al comercio internacional. En este nuevo contexto, la agricultura empezó a desarrollarse, para consolidarse como un nuevo motor de la economía en el nuevo siglo.

Algo muy importante de esta industria para un país pequeño como el Perú, es que las agroexportaciones conectan al sector rural peruano (cuya población tiene mayores niveles de pobreza que el sector urbano) con los consumidores más ricos de los países más ricos (que son, en gran mayoría, los clientes finales de nuestras exportaciones). En otras palabras, se crea una suerte de sifón que absorbe dinero de los consumidores más ricos del mundo y los trae a nuestros pobres del sector rural.

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años, una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores pueden abastecer a 27 millones de habitantes, sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, el eventual enriquecimiento de nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras agrícolas del Perú. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra.

A diferencia de países como EEUU o Brasil, con grandes extensiones de tierras aptas para agricultura intensiva y mecanizada, donde el empleo de mano de obre disminuye sustancialmente con el desarrollo, los peruanos podremos mantener mucha gente en el campo, viviendo en buenas condiciones, pues gran parte de nuestra agricultura es de nicho, dirigida a mercados sofisticados, en volúmenes suficientes para generar un sector rico. Además, aparte del desarrollo de las exportaciones, tenemos otro brazo que potencia, aún más, este sector, la gastronomía, que no solo promueve más exportaciones, sino que también atrae consumidores al Perú y, en el camino, multiplica los ingresos del campesino, como ha sucedido con la introducción de la quinua a los mercados globales.

En este contexto es increíble que tengamos varios economistas, muchos de ellos formados en la PUCP, como Francke, Fairlie, Jiménez, Dúrand, entre otros, que se hayan adscrito a las ‘ideas muertas’ que están detrás del pos-extractivismo. Esta trasnochada ‘teoría’ plantea, en cuanto a las agroexportaciones, que abandonemos su desarrollo hacia los mercados globales y, que solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habráse visto semejante barbaridad!

Veamos algo de información sobre el desarrollo de este importante motor (diversificado) de nuestra economía: 

Exportación

Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y ha propiciado la creación de pleno empleo (rural y formal) en varias regiones del país.

Según el estudio “Contribución e Impactos de la Agricultura Moderna al Desarrollo del Perú”, elaborado por Apoyo Consultoría por encargo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), la agricultura moderna creará más de un millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos diez años si se mantiene el actual marco legal. El reporte indica también que en los últimos diez años se crearon casi un millón y medio de nuevos puestos de trabajo en todo el sector agrícola (moderno y tradicional) y que los niveles de pobreza entre los trabajadores agrarios se redujeron en 15 puntos porcentuales.

Este fenómeno incluso ha transformado la costa peruana, generando un importante crecimiento del área agrícola. Pero no se ha quedado en la costa, además, la sierra viene incorporándose al proceso de manera importante. Por ejemplo, el éxito de la quinua peruana en los mercados internacionales es el pasaporte para el desarrollo exitoso de la exportación de los demás granos andinos y mañana, los tubérculos y raíces. Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo.

Complejo agrícola donde se utiliza tecnología de punta, en La Libertad. Fuente: AgroNegociosPerú

Es importante resaltar que, según el MINAGRI, la pobreza rural del Perú en relación con la actividad agrícola disminuyó en un 15% entre 2010 y 2015 y esto ha permitido que 782,000 personas salieran de la pobreza y mejoraran su calidad de vida y la de sus familias. “De acuerdo con nuestros datos, la pobreza rural en relación con la agricultura ha disminuido en un 15% desde 2010. Esto se debe en parte a la orientada a la agroexportación especialización de la producción en la costa y el consumo nacional orientada a una en las tierras altas”, dijo el ministro de Agricultura y Riego, Juan Benites.

Específicamente en provincias intensivas en agricultura como Ica, La Libertad y Piura, el trabajo temporal aumentó 3.2 veces en la última década, proveyéndoles mejores condiciones de trabajo, mejores remuneraciones (superior a la mínima vital) y mejores beneficios. Es decir, empleo de calidad.

Más aún, el Perú pasó de importar productos agrícolas en los años 90 a ser uno de los diez principales países proveedores de alimentos frescos del mundo. No solo eso, ahora producimos también los elementos necesarios para la exportación de frutas y hortalizas frescas a los mercados más sofisticados y lejanos del mundo, como los distintos elementos de los empaques y hasta los postes tratados con soluciones minerales usados para los parronales de uva (gracias a el desarrollo, aún incipiente, del sector forestal).

Producción de alcachofas de la empresa agrícola Danper. Fuente: Ecología y Campo

La agroexportación se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, uno de nuestros grandes motores, acompañando a la minería en la generación de empleo formal, rural y divisas. Nuestras agroexportaciones crecieron a un promedio de 16% anual en los últimos diez años, (ver gráfico). 

Según ComexPerú, la agroexportación registró un crecimiento del 3.8% en 2015 y fue uno de los pocos sectores del rubro no tradicional que mantuvo una tendencia creciente, impulsado principalmente por los envíos de espárragos y mangos. El sector agropecuario peruano exportó US$ 4.368 millones entre enero y diciembre del 2015. Entre los productos más exportados se encuentran las uvas frescas (US$ 692,8 millones) y los espárragos frescos o refrigerados (US$ 418 millones). Otro factor importante de nuestro potencial, es que hemos logrado desarrollar los tres grandes mercados globales en proporciones equivalentes, EEUU, Europa y Asia.

Perú continúa expandiendo su frontera agrícola. Hay tres grandes proyectos con el potencial de generar 150,000 hectáreas adicionales en la producción agrícola: Majes-Siguas II en Arequipa, Chavimochic en La Libertad y la tercera etapa de Olmos, en Lambayeque.

Proyecto Chavimochis, Lambayeque. Fuente: MiningPress

En septiembre de 2015, el proyecto Majes-Siguas II recibió un préstamo de US$ 122 millones del Banco de Desarrollo CAF de América Latina (siendo la inversión total del proyecto de US$ 550 millones). Cuando se haya completado, aportará un área irrigada de hasta 46,500 ha.  Olmos aportaría 38,000 ha. (primera siembra está programada para este año). Y la tercera fase de Chavimochic llevaría agua a otras 63,000 hectáreas adicionales en el valle de Chicama, para añadir a las 46,000 ha regadas en las dos primeras etapas.

En el Perú de los minifundios alto andinos, no se ha podido desarrollar el potencial del programa de ‘Sierra Productiva’, un programa de apoyo para facilitar procesos de desarrollo de capacidades de la pequeña producción campesina. Desde el gobierno de Toledo hasta el de Humala, se ha tenido una oposición a la implantación de este gran programa o, se han hecho remedos que no han movido ninguna aguja. Afortunadamente, el plan de gobierno de Fuerza Popular propone su desarrollo y Peruanos por el Kambio propone continuar con el Haku Wiñay, la pobre copia de Sierra Productiva del gobierno actual, que de seguro podrían mejorar.

El Perú va camino a ser potencia mundial en agroexportación, para el beneficio de nuestros pobres y de todo el Perú. Lampadia