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El Mapa de la Riqueza del Perú

El Mapa de la Riqueza del Perú

Hace pocos días, el INEI publicó el Mapa de Pobreza Provincial y Distrital del 2013, que da cuenta que el crecimiento acumulado del PBI entre el 2009 y 2013 fue de 29.4% y que la incidencia de pobreza cayó en 9.6% a nivel nacional, con 5.2% y 18.7%, a nivel urbano y rural, respectivamente. Los resultados objetivos de la evolución socio-económica del Perú son muy alentadores y, nos hacen ver este mapa, más que uno referido a la pobreza, como uno indicativo de la riqueza.

Así, al cierre del 2013 las cifras oficiales indican que en el Perú la tasa de pobreza alcanzó un nivel mínimo histórico de 23.9%, habiéndose alcanzado para la pobreza extrema 4.7%, un nivel inferior a la meta de 5% trazada para el 2016. A nivel distrital, la pobreza se redujo (2009 / 2013), de 225 distritos con pobreza por encima del 80% a solo 76. Sin embargo, aún quedan 484 distritos del Perú donde la incidencia es mayor al 60% y 1,013 distritos donde la pobreza es superior al 40%, muy por encima del promedio nacional de 23.9%.

Este informe permite confirmar que el crecimiento favoreció más a los segmentos pobres, creando un modelo que algunos especialistas han denominado anteriormente como “pro-pobre” y “pro-clase media”. La relación positiva entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza ya ha sido ampliamente documentada, sin embargo, en la prédica anti liberal y anti capitalista y, en muchos medios, se sigue cuestionando esta realidad.

Durante dicha década, el crecimiento sostenido, impulsado mayormente por la inversión privada, la apertura de mercados y la disciplina macroeconómica, logró reducir la pobreza en 43% y la pobreza extrema en 60%. (Ver en Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

El Mapa de Pobreza del INEI sustenta el argumento pro-inversión y pro-crecimiento. Como se puede observar en el cuadro inferior, el Perú ha cambiado significativamente en términos económicos y sociales entre los años 2009 y 2014. En dicho periodo, se observa un crecimiento económico acumulado de 32.4%, con una tasa de crecimiento promedio anual de 5.8%. Además, la población con empleo adecuado aumentó en 32.7% y el ingreso real promedio se incrementó en 14.4%. Por otro lado, mejoró el acceso de los hogares a los servicios básicos a nivel nacional como luz eléctrica en 6.5 puntos porcentuales por año, agua potable en 11.1 y desagüe en 4.9 puntos porcentuales. Asimismo, creció el acceso de los hogares a las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) como telefonía celular en 17.9 puntos porcentuales e internet en 12.5 puntos porcentuales anuales. 

El Mapa de Pobreza del INEI incluye las dimensiones monetaria y no monetaria de la pobreza. Esto es importante por la correlación entre la pobreza monetaria y las ‘Necesidades Básicas Insatisfechas’ (NBI), que toman en consideración un conjunto de indicadores relacionados con necesidades básicas estructurales (vivienda, educación, infraestructura, etc.) que no son sensibles a los cambios de la coyuntura económica y permiten una visión específica de la situación de pobreza, considerando los aspectos sociales. Las NBI reflejan los déficits en la provisión de servicios básicos a la vivienda y de educación y proporciona una imagen complementaria a la de la pobreza monetaria, más vinculada a las capacidades productivas y a la coyuntura económica.

Según el INEI, al comparar los años 2007 y 2013, los resultados del número de distritos con al menos una NBI satisfecha para el 2013 se observa que 533 distritos que tenían una incidencia de pobreza mayor o igual al 60% redujeron significativamente su nivel de pobreza. Se tiene 1,365 distritos con incidencia de pobreza por NBI menor al 60%. Asimismo, 489 distritos con NBI mayores o iguales al 60%.

Al igual que para la pobreza monetaria, entre el 2007 y 2013, la incidencia de la pobreza por NBI se redujo significativamente en 1,110 distritos, en 704 se mantuvo en los mismos rangos, mientras que en 40 distritos aumentó. Además, se destaca la reducción en la incidencia de pobreza por NBI en 533 distritos que tenían niveles superiores al 60%. Un poco más de un tercio (610 distritos) tienen una incidencia de pobreza monetaria y NBI en el mismo rango de pobreza.

A nivel nacional, según los resultados del INEI, los 20 distritos más pobres del país (con mayor incidencia de pobreza) se encuentran ubicados en seis departamentos predominantemente de la región Sierra de nuestro país:

  • En Cajamarca se ubican siete distritos: José Sabogal, José Manuel Quiroz, Chetilla, Miracosta y Choropampa, La Libertad de Pallán y La Ramada.
  • En La Libertad se encuentran siete distritos: Curgos (el distrito más pobre a nivel nacional), Condormarca, Bambamarca, Ucuncha, Huaso, Taurija y Sitabamba.
  • En Ayacucho se localizan tres distritos: Pucacolpa, Sarhua y Huaya.
  • En Amazonas, es el distrito de El Cenepa.
  • En Apurímac, el distrito de Huayana.
  • En Lambayeque, el distrito de Cañaris (donde se paró un proyecto minero).

En el cuadro inferior se puede observar con más detalle los distritos con mayor y menor incidencia:

Los distritos con mayor reducción de pobreza del 2009 al 2013, según Aníbal Sánchez, (Presidente del INEI) son aquellos con un asentamiento minero o acceso al canon minero o energético. Entre ellos están Coporaque y Santo Tomás (en Cusco), en los cuales la pobreza ha decrecido en 50% en los últimos 6 años analizados. Una reducción aún más marcada se puede observar en Chavín, Ica, donde la reducción es de 70%.

Debemos recordar que el sur del Perú destaca como zona cuprífera (Moquegua Tacna, Arequipa, Cusco y Apurímac), en ella se ubican las principales unidades mineras productoras de cobre a gran escala: Toquepala, Cuajone, Cerro Verde, Tintaya, Antapacay, Constancia y el Proyecto de Las Bambas. Queda muy claro que la inversión minera ha traído consigo un impacto altamente positivo.

La minería moderna usa tecnología de punta, se integra adecuadamente con sus espacios sociales y ambientales. La recuperación del sector minero ha traído consigo el desarrollo de un sector industrial que puede calificarse ahora como el más grande, más sólido, competitivo y exportador de nuestra historia. Además, se han construido carreteras y aumentando la cobertura eléctrica y de telecomunicaciones, mejorando la calidad de vida de los pueblos aledaños. (Ver en Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento)

La minería ha creado puestos de trabajo bien remunerados e importantes ingresos fiscales. (Ver en Lampadia: Informe del Efecto de la minería sobre el empleo, el producto y recaudación en el Perú elaborado por el IPE. Este estudio demuestra que por cada empleo generado por la minería, se crean nueve empleos indirectos en otros sectores (el sector agrícola solo crea 1/6 de empleo indirecto por cada empleo directo de su sector). Por cada US$ 1,000 millones de exportaciones mineras se genera un incremento en el PBI de US$ 1,470 millones. En sus mejores años ha aportado hasta el 40% del impuesto a la renta, y ha permitido la generación de recursos fiscales en proporciones nunca vistos en el Perú. El canon minero, bien utilizado, ha transformado las regiones más responsables y capaces (Arequipa, Moquegua y Tacna).

Al contrario de los mitos y falacias anti-mineras, este sector si tiene un alto valor agregado. Por ejemplo, si en vez de los concentrados de cobre exportados el año 2012, hubiéramos exportado cobre refinado, el valor de las exportaciones hubiera crecido solo en un 5.1%, y si hubiéramos exportado alambrón de cobre, el valor se habría incrementado en un 14.5% sobre el de los concentrados. Esto comprueba que la minería, inclusive en su modalidad de concentrados, tiene un altísimo valor agregado. (Ver en Lampadia: La minería tiene un alto valor agregado).

Queda entonces demostrado que la clave para derrotar a la pobreza es crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social. Lo contrario ha sucedido, por ejemplo, en Cajamarca, región en la que se encuentran siete de los 20 distritos más pobres del Perú. En Cajamarca la inversión pública está estancada porque el sector privado ya no genera riqueza, la productividad del agro es de las más bajas del país, seis veces menos que en Arequipa, y su presidente regional con su socio (y a veces enemigo, el ex[pulsado] cura Arana) han impulsado una agenda política anti-minera que ha paralizado un proyecto de US$ 4,800 millones en Conga y los demás proyectos de la región, que hubieran generado miles de empleos y encadenamientos productivos. Una región ‘mágica’, que podría ser la más rica del Perú, se encamina sin pausa a la miseria.

Por lo tanto, la verdadera medida contra la pobreza es el crecimiento. Sin él, jamás se podrá luchar ni reducir la pobreza del país. Este análisis desmitifica las mediciones de la pobreza que pretenden crear indicadores sofisticados como el de la pobreza multidimensional y llevarnos a creer en motivos secundarios. Como afirma The Economist (ver en Lampadia: No nos equivoquemos sobre cómo medir la pobreza), “el crecimiento económico puede, entonces, no sólo ser la mejor manera de superar la pobreza extrema, sino también de reducir los aspectos no económicos, como las terribles carencias sociales”. Como se puede observar en el gráfico inferior, existe una asociación fuerte y negativa entre el índice de pobreza extrema y el PBI per cápita; ya que cuando los países se hacen más ricos, esperamos que los ingresos de los más pobres aumenten, como efectivamente a sucedido en el Perú, además, de haber reducido, al mismo tiempo la desigualdad.

Una vez que desarrollemos nuestro gran potencial productivo (minería, energía, forestería, acuicultura, agro exportaciones y turismo), y retomemos la senda de crecimiento sostenido, podremos abordar el tema de la pobreza a futuro y plantear una manera más eficaz de solucionarlo. Un método que ha logrado con eficacia superar la trampa de la pobreza es el planteado por Poor Economics (Ver en Lampadia: Una visión práctica para la superación de la pobreza), el cual confirma la necesidad de desarrollar programas de apoyo productivo, antes que asistencialismo puro, que, por supuesto hay que mantener para casos extremos, pero nominales, acotados y temporales.

Este país maravilloso por su gente y sus recursos tiene un inmenso potencial y poco a poco debemos llevar a nuestros pobres a superar la línea de la pobreza y avanzar hacia la clase media emergente que incluya la mayoría de la población, para así alejarnos  definitivamente de esa condición y consolidar mejores niveles de vida para todos. Lampadia