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¿Se están Agotando los Recursos Naturales?

¿Se están Agotando los Recursos Naturales?

Camilo Ferreira
Centro Wiñaq
Para
Lampadia

En 1968 Paul Ehrlich publicó “The Population Bomb” (La bomba de la población). Este libro marco un hito en el movimiento ambientalista. El texto fue un bestseller con amplias repercusiones. En el mismo se alertaba sobre las consecuencias de del crecimiento poblacional sobre la sostenibilidad ecológica y económica de la humanidad. Se especulaba que la humanidad se dirigiría en pocas décadas, hacia una época de mayor tasa de mortalidad, hambrunas y escases generalizada de materias primas.

Posteriormente, en 1972, se publicó “Los Limites del Crecimiento”, escrito por un equipo multidisciplinario de académicos de MIT y bajo los auspicios del Club de Roma.  Este estudio hace un uso de ‘system dynamics’ (dinámica industrial), para elaborar ecuaciones matemáticas y modelar la relación entre el crecimiento económico, uso de materias primas y polución ambiental. El libro indicaba que el crecimiento económico global era insostenible, y que solo un cambio en los paradigmas de progreso de la humanidad podría evitar la crisis. Este libro también fue un bestseller, llegando a venderse diez millones de copias y dio un aire cientificista a los ataques contra el crecimiento económico como ideal social.

Ambos textos se convirtieron en pilares del actual ecologismo ideologizado. Bridaron apariencia científica a una potente narrativa en la que el actual sistema económico y sus patrones de consumo nos llevarían inevitablemente a una crisis civilizatoria. Frente a ello, solo cambiando de manera radical el sistema económico de libre mercado y valores sociales, se podría evitar la terrible crisis. El pos-extractivismo, ideología que inspira a los anti-mineros locales se alimenta discursivamente de estas ideas surgidas en los años 60 y 70s. Las críticas de Robert Solow[i], premio Nobel de economía, y el fracaso ya evidente de las predicciones del estudio no ha afectado, en lo más mínimo, su uso por el pos-extractivismo.

La cadena lógica detrás de la idea de “crisis civilizatoria” se parece bastante al sentido común. El crecimiento económico requiere de recursos naturales, los recursos son finitos, por lo tanto, el crecimiento continuado llevará al agotamiento de los recursos naturales. Un cálculo comúnmente presentado consistía en señalar los años que en los cuales se agotarían determinadas materias primas al actual ritmo de consumo. En función de ello se especula que nos encontramos en los inicios de una catástrofe global.

La tabla que exhibimos líneas abajo[ii], muestra que al ritmo actual de consumo las actuales reservas de cobre representan 39 años de consumo y en caso se diera un crecimiento de 2% anual – un supuesto bastante conservador – del consumo, estas reservas serian equivalentes a 23 años de consumo. La tabla, delaño 2011, según el razonamiento mencionadoanteriormente,  lleva a asumir que para el año 2034 habríamos consumido la totalidad de las reservas mundiales de cobre, plata, estaño y zinc. De la misma manera en los años 60s y 70s se asumía que se habrían agotado los principales recursos minerales globales lo que llevaría, a pobreza, hambruna y a inevitables conflictos armados por el control de materias primas que serían cada vez más escasas. En estos conflictos, se especulaba los países desarrollados tecnológica y militarmente superiores, despojarían a los países subdesarrollados, de sus recursos naturales.

En “The Limits of Growth” se estimaba que para el año 1992 se habrían agotado las reservas de zinc, oro, gas natural, petróleo y cobre. Esta estimación se daba en función a los modelos matemáticos en los que se introducían variables tales como crecimiento económico y poblacional, reservas de materias primas y polución. Sin embargo, la realidad no coincidió con los pronósticos y se tienen más reservas de materias primas que nunca antes en la historia a pesar que el consumo de las mismas, nunca ha sido tan alto.

Contrariamente a estos estudios, las reservas conocidas de esos minerales no paran de crecer, a pesar de la profundización de la revolución industrial y de la globalización. Como se puede observar en la tabla siguiente[iii] las reservas globales de aluminio, cobre, plomo y zinc aumentan año tras año, a pesar de la creciente extracción de dichos minerales. ¿Cómo puede suceder algo así?

Para entender plenamente lo ocurrido y el profundo error al interior de las profecías catastrofistas, es necesario definir con claridad a que nos referimos por “reservas” de un determinado mineral. Las reservas de los minerales indicados, consisten de volúmenes de materiales, cuya extracción es económicamente factible, a un determinado nivel de precios. Esto es algo muy diferente de la cantidad de un determinado mineral presente en la superficie terrestre. Para que se identifique la presencia de minerales es necesario que se realice de manera previa un complejo y costoso esfuerzo de exploración. Esa inversión en prospección solo se hace si los precios la justifican.

Para que un yacimiento sea económicamente factible de explotación, es necesario que los precios del mineral sean lo suficientemente altos y que la tecnología genere una estructura de costos que permita operar rentablemente. Como se ve, las “reservas” no son tanto una realidad geológica, como consecuencias de variables económicas y tecnológicas, que cambian en el tiempo. El subsuelo de Europa y Norte América no es más rico que el de África. La diferencia estriba en que la superior calidad institucional de los miembros de la OCDE fomenta una mayor inversión en exploración, y con ello se descubren más reservas.

Las reservas disponibles se incrementan con una mayor inversión en exploración, precios internacionales más altos que hacen rentables explotar más yacimientos, y mejoras en la tecnología minera, que permite explotar yacimientos de menores leyes o incluso, materiales antes considerados como inertes. Se podría argumentar que el crecimiento continuo depende de una carrera entre la tecnología y el consumo, una carrera que, por ahora, está ganando la tecnología.

La siguiente grafica[v] nos señala la manera en que ha fluctuado el Índice Dow Jones – AIG de materias primas, entre 1934 y 2013. La caída de precios de las materias primas muestra que la tecnología está ganando la batalla. Ello ha sucedido a pesar de que en esos 79 años la población mundial pasó de 2 mil a 7 mil millones de habitantes y la economía creció aún más.

El crecimiento económico y poblacional no llevó a una escasez de materias primas. Por el contrario, la tendencia de largo plazo ha sido una expansión dela disponibilidad de materias primas. Una tendencia que se sustenta por tanto tiempo, no puede deberse a la suerte. Ello refleja un conjunto de factores estructurales respecto a cómo funciona el libre mercado y la globalización. La tecnología está superando el riesgo de la escasez.

Se hace necesario entender que fue lo que impidió que se cumplieran las profecías catastrofistas del ecologismo radical. Ciertamente si se hubiera mantenido constante el acceso a materias primas de los años 60s y 70s hasta actualidad difícilmente se hubiera podido sustentar el actual proceso de globalización bajo formas relativamente pacíficas, como ha ocurrido en las últimas décadas. En múltiples ocasiones, la historia nos ha enseñado que los episodios de severas restricciones en recursos naturales llevan a colapsos civilizatorios. El excelente libro “Colapso” de Jared Diamond brinda varios ejemplos históricos de sociedades que han implosionado bajo la presión generada por el agotamiento de los recursos naturales.

Sin embargo, el colapso no se dio gracias al poder de la innovación, producto del esfuerzo de miles de ingenieros, agrónomos y geólogos. Las mejoras incrementales en los procesos mineros han permitido el acceso yacimientos con leyes no sustentables económicamente en el pasado. Con alta tecnología, es posible hacer minería de oro obteniendo un gramo de metal en dos toneladas de tierra. En el caso del cobre, los límites de aprovechamiento también están siendo superados todos los días. Los avances en geología, minería y metalurgia, permiten que la exploración y la explotación de minerales sea mucho más eficiente que en el pasado, y que, por lo tanto, las reservas económicas sigan creciendo. Además, el continuo mejor aprovechamiento de los minerales, se hace con mayor y mejor cuidado ambiental.

La “Revolución Verde” incremento la productividad agrícola por encima del crecimiento poblacional. El ‘drive’ (impulso) de la economía de mercado, la innovación y la tecnología, han salvado a la sociedad global de seguir el camino de los mayas, de la Groenlandia Escandinava y de Rapa Nui (Isla de Pascua). Los efectos de esta permanente innovación, se pueden observar en la gráfica superior[vi] en la que se muestra que las reservas de cobre no dejan de aumentar y que el supuesto agotamiento del cobre se posterga permanentemente alrededor de cuarenta años hacia el futuro.

Hacia delante en el tiempo, hay motivos fundados para sostener el optimismo, la biotecnología, las permanentes mejoras en las tecnologías de extracción de minerales, la explotación de fondos submarinos y asteroides, los sistemas de reciclaje y el enorme potencial de generación de energía solar, hidroeléctrica y nuclear, nos señalan que el patrón de crecimiento económico es sostenible en el largo plazo.




El enorme Potencial Productivo del Perú

El enorme Potencial Productivo del Perú

Después de haber parado la economía por obra y gracia de nuestra clase dirigente, los peruanos estamos ‘groguis’.En poco tiempo (25 años), pasamos de la pobreza más abyecta y la falta de futuro a la abundancia de recursos (2011 – “lo que sobra es plata”) y gran optimismo sobre nuestro desarrollo, para recalar ahora en una nueva ola de restricciones, pérdida de confianza más carencia de liderazgo y rumbo.

En términos del futuro de la economía, nos quieren hacer creer que se acabó la posibilidad de crecer con inversión privada y el aprovechamiento de nuestros recursos naturales. En este artículo mostraremos que la realidad es todo lo contrario. ¡El Perú es Infinito! Tenemos más recursos de los que los 30 millones de peruanos podemos trabajar. Veamos:

Perú tiene un gran potencial productivo. Cuenta con claras ventajas para generar industrias sostenibles en torno a la minería, el sector forestal, la transformación petroquímica, la pesca, las agroindustrias, la energía y el turismo.Es un país muy rico en recursos naturales, con unagran diversidad agrícola, buenas zonas de pesca, grandes y variados yacimientos de minerales y metales, entre otros. Estáclasificado internacionalmente como un país megadiverso.

 

 

La economía peruana se basa históricamente en sus condiciones geográficas; las diferentes zonas climáticas facilitan la agricultura; los Andes, ricos en recursos naturales, permiten la minería y el Océano Pacífico, con sus corrientes marinas, hacen posible la pesca comercial. 

Actualmente, el crecimiento económico continúa siendo impulsado principalmente por las exportaciones de nuestros recursos naturales, en especial los mineros. Además, la liberalización de los mercados, la apertura del comercio a través de múltiples acuerdos comerciales internacionales, la inversión extranjera directa y la maximización de los ingresos resultantes de sus ricos recursos naturales han brindado un gran impulso a los mercados, con un crecimiento del consumo interno y un mayor desarrollo en el sector financiero del país.

Nos vimos beneficiados por un aumento de los precios mundiales de los commodities justo cuando habíamos permitido el regreso de la inversión privada al conjunto de la economía. Además, con políticas de mercado beneficiosas para la inversión y estrategias agresivas de libre comercio Perú, llegamos aser una de las economías de más rápido crecimiento del mundo. En la década pasada, la economía creció a un promedio anual de 6.1%, llegando a un crecimiento de 8.4%  entre el 2006 y 2010 (en ambos casos sin considerar el año 2009 por la crisis internacional) y,al cierre del 2014, las cifras oficiales (según el INEI) indican que la tasas de pobreza alcanzaron un mínimo histórico de 23 % y la extrema pobreza 4.3%.

Entre los años 2001 y 2012 ,las exportaciones pasaron de US$ 7,000 millones a US$ 47,400 millones, multiplicándose por 6.7. Estas cifras incluyen las exportaciones tradicionales como los minerales (principalmente oro, cobre, zinc), pero además se aumentó en textiles, productos químicos, productos agrícolas, harina de pescado, servicios y energía.

Sin embargo, desde el 2011, este crecimiento se ha reducido a un promedio anual de 5.1% (2.4% en el 2014) principalmente por el apagón de los motores del crecimiento. Además las disputas políticas y protestas contra la inversión en grandes proyectos están impidiendo el desarrollo de algunos relacionados con la extracción de recursos naturales en distintas regiones.

La disminución de ingresos por exportaciones que se ha venido registrando en los últimos años por la disminución del nivel de los precios de los commodities podría haber sido compensada por un mayor volumen de producción. Esto se habría logrado si desarrollábamos nuestros recursos con el propósito de acercarnos a nuestro verdadero potencial, seguramente, en términos generales, el triple de nuestra producción actual. (Ver en Lampadia: El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario).

 

 

La Minería

La minería representa una importante fuente de divisas y la principal fuente de crecimiento del país. El Perú cuenta con una amplia variedad de yacimientos de clase mundial. Es considerado como uno de los países con una gran cantidad, variedad y calidad de recursos minerales del mundo. Es el tercer mayor productor mundial de cobre, zinc y estaño, el segundo mayor productor de plata y el quinto mayor productor de oro. Además, tiene una excelente ubicación geográfica, en el centro de América del Sur, con fácil acceso a los mercados de Asia y América del Norte. 

Pero lo más importante es que este sector tiene un verdadero potencial para crecimiento y expansión. Contiene muchas oportunidades para la inversión, principalmente porque aún no se ha explorado gran parte del territorio, dejando un inmenso potencial para el desarrollo futuro. Esto se debe a que Perú está dotado de grandes depósitos de una variedad de recursos minerales. Según un estudio de EY, se estima que sólo el 0.32% del territorio total del país ha sido explorado en el año 2013 (0.29% en 2012). Del mismo modo, están siendo explotados sólo un pequeño porcentaje de las reservas minerales del Perú. Se estima que en 2013 sólo el 0.9% de su territorio se encontraba bajo explotación (0.8% en 2012).

Básicamente, las tasas de producción de Perú son mínimas en relación con el potencial del país. Hoy, a través de técnicas y equipos modernos, un vasto potencial de los diversos minerales comercializables se encuentran cada vez más disponibles en regiones que antes eran inaccesibles.

Esto es importante ya que, según el estudio “El impacto macroeconómico de la minería” las inversiones mineras tiene un beneficioso impacto en la vida de todos los peruanos. Afirma que, “no parece haber otra actividad económica con un aporte macroeconómico potencial tan positivo como la minería”.  Además, “de concretarse todos los programas de inversión, la producción de cobre podría incrementarse en 140% para el 2024, equivalente a un ritmo de crecimiento promedio anual de 28%. Aproximadamente el 64% de la nueva producción de cobre se ubicaría en el sur del país”.

En cuanto a empleo, la minería tiene un muy importante aporte, pues por cada puesto directo que crea, genera nueve puestos adicionales en el resto de la economía (indirecto e inducidos, según el estudio del IPE).

Sin embargo, la inversión en minería ya se está contrayendo. En el 2014 llegó a US$ 8,700, que significaría 11% menos a las cifras récord del 2013 (US$ 9,700). Además, según el Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Carlos Gálvez Pinillos, las proyecciones de nuevas inversiones mineras son preocupantes: Para el 2018, no habría inversión minera. Y, si no sale Tía María, las cifras del 2017 también se reducirían sustancialmente. Sin una mayor inversión en esta industria, no podremos retomar la senda de crecimiento que tuvimos hasta el 2013. (Ver en Lampadia: Hay que prender el motor de la inversión privada).

Según el informe de los efectos de la minería del IPE (Instituto Peruano de Economía), si desarrolláramos la cartera de proyectos mineros, que suma US$57,500 millones, muchos de los cuales se encuentran paralizados, se generarían 2.37 millones de empleos estables, el PBI crecería adicionalmente en US$44 mil millones, las exportaciones en más de US$30 mil millones anuales y los ingresos fiscales en S/.25 mil millones cada año. Es evidente que con estos recursos podríamos construir muchos hospitales, postas, escuelas y  carreteras, así como aumentar las remuneraciones de los servidores públicos.

Pesca

La pesca es una actividad productiva muy significativa para el Perú y un sector importante de exportación. El clima estable durante la mayor parte del año y la diversidad de cuerpos de agua continentales proveen condiciones óptimas para el desarrollo de la actividad acuícola. Con cerca de 2,500 kilómetros de costa, la fría corriente de Humboldt es el hogar de una gran diversidad de especies de peces, moluscos, crustáceos, equinodermos y algas. Por el momento sólo alrededor de una quinta parte de los recursos son explotados. Es una verdadera potencia pesquera.

El Perú es el primer exportador de harina y aceite de pescado en el mundo. Se trata de productos que se distribuyen a más de 100 países en los cinco continentes, entre los que destacan China, Alemania, Japón y Chile.

Entre los años 2003 y 2013 el valor de las exportaciones pesqueras se incrementó en 165%,  alcanzando los 2,724 millones de dólares; de los cuales el 62% correspondió a productos para el segmento de CHI (consumo humano indirecto) y el 38% restante al segmento de CHD (consumo humano directo).

En el período 2003-2012, los desembarques pesqueros fueron en promedio de 7 millones de TM anuales. En 2012, el 75% del desembarque se destinó a CHI: harina y aceite de pescado. El 25% restante, se destinó a CHD: productos congelados, enlatados y curados.

El sector acuícola viene aprovechando las ventajas de disponibilidad de la materia prima de diversas especies, con un nivel de producción de recursos hidrobiológicos congelados que alcanza un crecimiento promedio de 34% para el periodo 2009-2013. Se destacan 4 especies: truchas, conchas de abanico, langostinos, tilapias y paiche en la selva.

Según Luis Salazar, “si hacemos crecer la pesca para consumo humano hay una oportunidad muy grande, la acuicultura en la mayoría de los países está por lo menos al 50% de lo que es la pesca tradicional, pero en el Perú es una porción muy pequeña.”

Sin embargo, como hemos informado ampliamente, en lugar de avanzar en el desarrollo de este sector, el actual gobierno lo ha debilitado desde la promulgación de D.S. 005-Produce y la falta de control de la pesca ilegal y depredadora de pesqueros extranjeros alrededor de los límites de las 200 millas de nuestro mar.

Agricultura

La gran biodiversidad que existe en el Perú y su clima que produce una suerte de invernadero natural, permiten el desarrollo de diversos cultivos agrícolas autóctonos interesantes para el mercado internacional, muchos de los cuales ya han logrado posicionarse y constituyen nichos para potenciales inversiones.El Perú es el primer exportador mundial de espárragos, café, cacao y banano orgánico. En los Andes, se producen cereales diversos como la quinua, la kiwicha, el tarwi y la cañihua, entre otros, que pueden ser aprovechados por sus características altamente proteicas y sus cualidades nutricionales.

Asimismo, existe un mercado potencial para legumbres como habas y maíces, y para la papa, cuya diversidad llega a tres mil variedades; la gran mayoría poco conocidas fuera del país. Otro segmento de gran potencial es el de las hierbas aromáticas y plantas nativas con usos medicinales o de alto contenido nutricional. En su mayoría, las mismas provienen de las alturas de los Andes y de la Selva Amazónica. En la zona de Selva también se pueden encontrar frutas exóticas como la cocona, la guanábana, el aguaje y el camu-camu, de creciente consumo en los países asiáticos.

Siendo el tercer país más grande de Sudamérica, el Perú cuenta con 7.6 millones de hectáreas con potencial agrícola, de las cuales todavía quedan por desarrollar 4 millones según la FAO. El Perú posee 84 de las 117 zonas de vida conocidas en el mundo y 11 eco-regiones naturales, lo cual hace posible producir una cartera diversificada de alimentos, con posibilidades de producción a lo largo de todo el año.

Además, debemos aprovechar nuestras ventajas comparativas. La ubicación estratégica del Perú en el hemisferio sur permite colocar productos en contra estación, y antes que nuestros competidores directos, en los mercados europeos, norteamericanos y asiáticos.

Según Luis Salazar (SNI), “cuando miramos las posibilidades por sector, la agricultura está muy atrasada y puede crecer fácilmente a un crecimiento de 10%, simplemente por ganancia de productividad y mejora en condiciones de infraestructura”.

Un aumento de la producción de este sector crearía una gran cantidad de empleos. La Asociación de Gremios de Productores Agrarios (AGAP) informó que según Apoyo Consultoría, el empleo directo formal [rural] generado por la agricultura moderna creció a un ritmo promedio anual de 6.6% entre los años 2004 y 2014. Además, la próxima década se generarían 780,000 puestos de trabajo formales directos adicionales en el agro moderno.

Forestal

El Perú todavía tiene que aprovechar el 50% de la superficie terrestre del país cubierta por bosques. Somos el segundo país Latinoamericano con esta riqueza y décimo primero a nivel mundial. A pesar de ello, hemos despreciado este inmenso potencial como se ve expresado en que nuestras exportaciones (US$ 267 millones) no llegan ni al uno por ciento de la demanda global por recursos forestalesHoy en día los productos forestales. incluyen la madera de balsa, goma balata, caucho y una variedad de plantas medicinales. Entre estos últimos es importante considerar la planta de cinchona, de la cual se deriva la quinina (medicamento contra la malaria).

El potencial de desarrollo del sector forestal en el Perú es del orden de cinco veces el de Chile, y constituye un buen ejemplo de la una magnífica oportunidad que se está desperdiciando para generar una producción forestal de más de US$ 30,000 millones anuales, dando empleo de calidad a toda la población de la selva y a buena parte de la sierra.(Solo en la sierra tenemos 7’000,000 millones de hectáreas deforestadas).Ver en Lampadia: ¿Cómo impulsar el desarrollo en la selva? .

Conclusión

Por lo tanto, no nos dejemos embaucar por falsos mitos de la maldición de nuestros recursos naturales. Para el Perú son, más bien, una bendición y debemos aprovecharla para volvernos un país sin pobreza que con la base de nuestros recursos naturales pueda crecer y potenciar las grandes capacidades de nuestros creativos y trabajadores ciudadanos.Lampadia




La minería vuelve a España

La minería vuelve a España

Comentario de Lampadia:

Mientras Bachelet planea inmensas inversiones en Codelco para incrementar la producción de cobre de Chile, Correa, en Ecuador, promueve la minería y España se vuelca nuevamente a la actividad minera (tal como se observa en el artículo que presentamos líneas abajo), en el Perú, hemos tenido ya casi 4 años en que dejamos de promover al más grande y potente motor de nuestra economía: la minería.

Como dice el dicho popular: ‘El que quiere celeste, que le cueste’.

Lamentablemente este costo no solo afeta a los políticos que han generado esta situación, también afecta a los ciudadanos, especialmente a los pobres, porque muchos de ellos seguirán siendo pobres por el menor crecimiento de la economía. 

 

Por J.A. Unión

(El País, 16 de Junio de 2015)

 

A través de la mina de Riotinto, del pueblo y de la comarca, se puede repasar toda la Historia de España. Allí estuvieron los romanos, allí buscó Felipe II (sin éxito) mineral para financiar sus guerras europeas y de allí salieron el cobre y el azufre hacia medio mundo durante la segunda revolución industrial. Ahora, está localidad onubense se ha colocado a la cabeza del penúltimo intento de una industria, la minera, que se resiste a los augurios que, con el carbón en sus horas más bajas, anuncian su final. En este momento hay seis minas metálicas abiertas y otra veintena de proyectos para sacar cobre, wolframio, zinc, plomo, uranio o tierras raras repartidos por Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Murcia.

 

 

La reapertura de la histórica Riotinto avanza imparable. Y, para gozo general de sus vecinos, la empresa EMED Tartessus, filial de una compañía chipriota, espera empezar a producir los primeros concentrados de cobre al final del verano. Igual que allí, detrás de muchos de esos proyectos hay pueblos empeñados en recuperar su forma de vida y la prosperidad económica.

 

 

Pero también hay numantinas resistencias. A finales del año pasado, por ejemplo, un fuerte movimiento de protesta consiguió que el Principado de Asturias vetase la apertura de la mina de oro de Salave. Eso mismo intenta conseguir un grupo de vecinos con un proyecto para sacar uranio en Retortillo (Salamanca, 256 habitantes). Jesús Cruz, uno de los impulsores, asume que su protesta no lo tendrá fácil en mitad del Campo de Yeltes, una comarca remota, despoblada (7,7 habitantes por kilómetro cuadrado) y envejecida (el 43% tiene más de 60 años).

 

 

“Ahora el uranio está a 35 dólares la libra, pero tengo claro que si vuelve a estar a más de 100, como estuvo en 2007, esto no lo para nadie”, dice otro vecino en el balneario de Retortillo. Abierto en 1905 a orillas del río Yeltes, en el establecimiento ya han notado nítidamente que cada vez que alguien dice en voz alta “mina de uranio” pierden un cliente, así que les espera un futuro más que negro si algún día llega a arrancar la explotación.

 

 

La cotización de los metales está bajo presión desde hace muchos meses, por el descenso de la demanda en China, principal consumidor, con precios muy bajos del petróleo y muy altos del dólar. Sin embargo, el sector augura cierta estabilidad. “Algunos analistas son optimistas y otros no”, dice Christopher Ecclestone, especialista en minería del banco de inversión neoyorkino Hallgarten & Company. “Yo sí lo soy, particularmente en España, pues sus recursos están en metales que seguramente suban: zinc, plomo, estaño, tantalio, wolframio…”.

 

 

De esos precios dependerá el futuro de los proyectos. Pero también de decisiones políticas, de si las Administraciones españolas (Andalucía, Extremadura, Castilla y León, el propio Gobierno Central…) continúan remando a favor. O del empuje de la Comisión Europea con su plan para asegurar el abastecimiento de materias primas para el continente, que hoy importa en su mayor parte: el 100% de minerales como el cobalto, más del 80% del platino o la mitad del cobre. En un mercado tan global como el de los metales, lo que se trata de asegurar es la variedad de fuentes; que ningún metal dependa de uno o dos países que puedan controlar su producción. Además, el momento de debilidad económica impulsa a los Gobiernos a buscar nichos de empleo en todas partes, incluso en esas que en el imaginario colectivo parecían ya algo del pasado.

 

 

A principios de los años sesenta había en España más de 400 explotaciones activas de minería metálica, sobre todo, de hierro y plomo. Era casi el mismo número que de minas de carbón. Pero mucho antes que el carbón entrara en fase terminal, sobreviviendo a base de subvenciones, la minería metálica dejó de ser rentable porque en muchos otros lugares del mundo era más barato obtener un mineral, encima, de más calidad. En 2005, después de una gran crisis en el sector, el número de explotaciones se redujo a tres.

 

 

Pero como el mundo de la minería va por ciclos, la curva de los gráficos en las bolsas cambió de dirección y volvió el interés por rebañar unos recursos que se habían quedado a medio explotar. Aguas Teñidas, en Huelva, fue la primera en reabrir, en 2007. Le siguió la de Cobre las Cruces (Sevilla), en producción desde 2009, y Boinás (Asturias) en 2011. Para el año que viene ya serán tres más.

Avalancha de proyectos

Las peticiones de investigación se empezaron a multiplicar en torno a 2010. Una portavoz del Gobierno de Extremadura habla de “una avalancha de proyectos” para buscar oro, cobre, níquel, zinc, plomo, antimonio, uranio, wolframio, estaño y litio. Desde marzo de 2012, la Junta de Andalucía ha sacado a concurso 634 derechos que ocupan una superficie superior a las 421.000 hectáreas. La nueva fiebre del metal estaba servida en un contexto de crisis que iba inclinando la balanza a su favor.

En la Cuenca Minera de Huelva, con Riotinto en el centro, lo difícil es encontrar oposición alguna a la mina. En los siete municipios que componen la comarca, la tasa de paro rozaba el año pasado el 40%. Cuando hace unos meses una empresa de contratación recorrió los pueblos recogiendo currículos para la reapertura de la mina, las colas eran kilométricas, recuerda Manuel García: “Había gente que se ponía a guardar fila de madrugada”. García tiene 54 años y trabajó muchos en empresas que prestaban sus servicios a la mina. “Cuando estaba abierta, esto tenía riqueza”, relata junto a la estatua de un minero que preside la plazoleta del Ayuntamiento. “Todo el mundo comía de la mina. Las casas eran gratis, las pagaba la empresa; las fiestas, igual. Ahora la vida es deprimente. La juventud se va. No hay trabajo”, EMED Tartessus calcula que dará unos 400 empleos directos y 1.200 indirectos.

Desde el nombre (Minas de Riotinto) hasta el último rincón, en el pueblo todo tiene que ver con la minería. Siglos y siglos de explotación han creado unos paisajes marcianos, de roca despedazada y colores llamativos. Entre los clientes de cualquier bar, el visitante encontrará con facilidad a numerosos exmineros. “En cueros, en cueros trabajamos”, exclama en la terraza de una cafetería el octogenario Manuel. Se ha puesto nervioso con las preguntas; de repente, le ha dado un pequeño ataque de temblores que le agarrotan piernas y brazos. El resto de parroquianos le sujetan, le tranquilizan y enseguida se pasa. A su lado, otro vecino lo explica: “Toda la vida en la mina, tragando porquería…”.

La minería da, pero también quita. Las condiciones de trabajo ya no tienen nada que ver con aquellas que sufrió Manuel: hoy están casi todos los puestos mecanizados, y la mayoría de los mineros trabajan dentro de aparatos y vehículos con aire acondicionado. Pero los temblores de ese hombre recuerdan que el estilo d evida que añoran ha jalonado la historia del lugar de puntos negros y protestas sociales que han acompañado la bonanza económica. Esta alcanzó su punto álgido a finales del siglo XIX y principios del XX de la mano de la empresa británica Rio Tinto Company Limited, dueña de la mina hasta 1954. A partir de entonces comenzó un declive que terminó con el cierre al inicio del siglo XXI por la brutal bajada del precio del cobre.

El final de la mina empujó a la jubilación al ingeniero Ramón Martínez. Pero no le costó decir que sí cuando, en 2009, le llamaron para participar en la reapertura. Lo cuenta frente a un gigantesco agujero de 4.5 kilómetros cuadrados –la corta de Cerro Colorados- y mientras señala a la zona de “levante”, por donde pretenden seguir excavando. La mayoría de las minas metálicas están hoy, como esta, a cielo abierto: se colocan cargas de explosivos, se hacen estallar y se va sacando el resultado en camiones hasta vaciar una montaña. Los vehículos bajan y suben por las pistas que se van haciendo en las laderas de la corta hasta crear ese gran agujero que pare el molde boca debajo de una pirámide azteca.

Martínez muestra después la balsa de residuos, que es sólida y completamente segura, dice. Responde así, con toda rotundidad, a las preocupaciones de Ecologistas En Acción, que teme por el río Odiel y la Ría de Huelva.

Miedo a otro desastre

En España, la imagen de estos peligros es sin duda la de la mina de Aznalcóllar (Sevilla), cuyo proceso de apertura hoy está parado por presuntas irregularidades en el concurso de adjudicación. Allí fueron algo más de cinco millones de metros cúbicos de lodos se vertieron 1998 tras la rotura de su balsa, provocando graves daños en el entorno del río Guardiamar y de Doñana. La contención y regeneración del desaguisado costó 240 millones de dinero público.

“La Administración no tiene personal suficiente para controlar y hacer cumplir la legislación minera y medioambiental”, se despacha Antonio Ramos, de Ecologistas en Acción. “En general, el minero va a sacar el máximo beneficio caiga quien caiga. Vienen, se llevan sus subvenciones europeas y nacionales y procuran ahorrarse el último duro. Y cuando han sacado todo el mineral, se largan, dejando detrás porquería y sueldos de hambre”.

Muchos especialistas hablan de nuevas seguridades técnicas que deberían mitigar los recelos ecológicos. Y de corresponsabilidad, es decir, de la contradicción de querer más coches, más teléfonos inteligentes, más aire acondicionado y más calefacción, pero rechazando a la vez que los materiales con los que se construye todo eso se saquen cerca de su casa. “Las cosas siempre se pueden hacer bien, mal o regular”, dice José Antonio Espí, profesor de la Escuela de Minas de la Politécnica de Madrid. Puede haber minas en Europa y exigirse que sean  lo más respetuosas que sea posible con el entorno, asegura, pero eso hará productos más caros que si el mineral se extrae sin esas garantías a miles de kilómetros de distancia.