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Precaución sí, pánico no

Precaución sí, pánico no

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Convertir al “corona virus” en el centro de la agenda política del gobierno y haberle dado prácticamente la bienvenida con conferencia de prensa presidencial incluida, como lo calificó el periodista del diario Expreso Plinio Esquinarilla, ha tenido un efecto contrario al esperado. En lugar de generar calma y generar confianza, ha desatado temor, angustia y está llevando a muchas personas a actuar con pánico.

Las medidas posteriores de  suspensión de clases escolares, las cuarentenas difíciles de controlar, la suspensión de eventos públicos masivos y la suspensión de vuelos aéreos de España, Italia y otros países dictadas por el gobierno y las medidas adoptadas por otras entidades estatales y privadas en la sombra del gobierno, tampoco han contribuido a generar calma, por el contrario, están incrementando el temor que se ha expresado en compras desmedidas de artículos de primera necesidad y de limpieza  en supermercados, bodegas y farmacias.

Nuestra reacción debe ser de precaución, no de pánico.

Lo que hagamos por pánico solo generará nuevos problemas como la suba de precios, el desabastecimiento de productos, la especulación de alimentos y medicinas y una inevitable sensación de zozobra.

La actitud snob de algunas amas de casa de atesorar productos de limpieza y alimentos para calmar su ansiedad frente a esta crisis es tan prejudicial como la de aquel especulador artero que con un afán crematístico impertinente busca el desabastecimiento para vender luego los productos a mayor precio. Ambas son conductas negativas que sólo contribuyen al pánico y que debemos evitar. La imitación de esas conductas por parte del ciudadano común puede convertir una crisis sanitaria en una crisis económica y un estallido social descontrolado y anómico, que tal vez sea buscado y esperado por algunos grupos antisociales, afectos a agudizar este tipo de contradicciones.

La actitud del gobierno tampoco ayuda. Su sobre actuación en este tema es inversamente proporcional a la efectividad de las medidas gubernamentales que se debieran adoptar para proveer a las entidades sanitarias del Estado de insumos, equipos, instalaciones y recursos para enfrentar esta crisis. Ni que decir de la infraestructura hospitalaria paralizada por la “predica anticorrupción” del gobierno que ha paralizado la obra pública. Es verdad que la sobreactuación puede ocultar la promesa de hospitales efectuada al inicio del mandato del Ingeniero Vizcarra, pero está contribuyendo innecesariamente al temor y al pánico, ya que el temor se huele Señor Presidente y el estruendo de sus medidas no lo esconde.

El gobierno necesita trabajar, convocando a los mejores como lo ha exigido en España el ex presidente Felipe Gonzales al propio gobierno de su mismo partido. La crisis sanitaria no es una oportunidad para obtener ganancia política o aire para sobrevivir, es una oportunidad para la concordia, la unidad, el esfuerzo común y la solidaridad, pero esta no viene sola, debe ser convocada y ese es su papel señor Presidente, aunque a causa de ello se advierta la orfandad de su equipo y la medianía de sus adláteres.

En cuanto a nosotros, los ciudadanos, el pánico no nos liberará del corona virus, pero si puede causar un mayor daño a la economía, a la estabilidad social y a la convivencia civilizada. Debemos asumir que esta epidemia va a causar estragos en nuestra población y hay que contenerlos, pero no puede ser nuestra conducta la que cause más daño colateral. Lampadia