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Alemania debe resolver su problema de arrogancia

En las dos últimas décadas, el rol de Alemania en el mundo global ha tenido una transformación notable. Después de su pacífica reunificación de 1990, se encaminó a convertirse en un gigante económico. Hoy en día, es la mayor potencia europea que atrae elogios y críticas en igual medida. Esto es cierto tanto para la respuesta de Alemania a la oleada de refugiados (acogió a más de un millón de personas el año pasado), como para el manejo de la crisis del euro.

Este exitoso proceso de desarrollo de Alemania, que efectivamente, se debe en gran medida a su disciplina interna y su reforma laboral liberalizadora, está generando una reacción muy negativa en sus vecinos y otros países, llegándose a acusaciones de soberbia y auto complacencia que solo puede deteriorar el clima global en los próximos años.

El mundo debe aprender de los alemanes, pero si ellos no se manejan bien, perderemos sus buenos ejemplos y la propia Alemania perderá también gran parte de su actual influencia global.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, describió recientemente a la Unión Europea como “un vehículo para Alemania”. Él y los miembros de su administración sostienen que la industria alemana se ha beneficiado significativamente desde la introducción del euro a principios de los años 2000. La ventaja para Alemania, argumentan, es que la moneda común europea es más débil de lo que sería el Deutsche Mark. El resultado son exportaciones alemanas muy competitivas. Trump no fue el primer presidente de Estados Unidos en criticar el superávit comercial de Alemania, el más grande del mundo. Pero fue el primero en sugerir que Estados Unidos podría tomar contramedidas contra las exportaciones alemanas.

Fuente: RumbosDigital

Algunos de los socios de Alemania en la eurozona también han acusado al país de exportar demasiado e importar muy poco, situación que conduce a un bajo desempleo en Alemania y a un alto desempleo en otras partes de la zona monetaria. Sin embargo, como afirma un reciente artículo de Foreign Policy (traducido y glosado líneas abajo) sus acusaciones no se centran en el valor del euro (que establece el Banco Central Europeo), sino en las estrictas políticas fiscales de Berlín, que restringen el consumo interno y limitan el apetito de los alemanes por las importaciones. La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional han pedido a Alemania que aumente la inversión en infraestructura pública y aumente los salarios de los trabajadores alemanes.

Además, según Foreign Policy, “Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020.” Estas ventajas hacia Alemania se hicieron evidentes durante la última década.

La crisis económica europea y las medidas de austeridad que la siguieron condujeron a la aparición de fuerzas políticas nacionalistas, populistas y contra el establishment en todo el continente. Algunos critican a la Unión Europea, mientras que otros quieren deshacerse de la eurozona. Cada año de la última década ha sido una prueba de la capacidad de resistencia de la eurozona, pero el 2017 podría ser el año en que la propia sobrevivencia del bloque esté en peligro.

Ningún desequilibrio es sostenible en el largo plazo. Así como China tuvo que ajustar su economía y frenar el crecimiento de su superávit, es hora que Alemania entienda, por la preservación de un sano nivel de influencia en los temas globales, que además de aceptar una alta cuota de migrantes, debe tratar de equilibrar sus relaciones comerciales con sus socios europeos y el resto del mundo. Lampadia

Alemania tiene un problema de arrogancia

El evangelismo moral de un país es una presunción intolerable del resto del mundo

Paul Hockenos
Foreign Policy
17 de abril de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Foreign Policy

Hace un año, Alemania fue nombrada “el mejor país” en el mundo, según una encuesta del Wharton School de la Universidad de Pensilvania. La encuesta se basó en criterios que miden el espíritu empresarial, el poder, la educación pública y la calidad de vida, entre otros. Pero para un número creciente de alemanes, lo importante era que ofrecía confirmación de la propia imagen que ellos tenían de sí mismos. Su país cayó a la cuarta posición en la encuesta de este año, detrás de Suiza, Canadá y el Reino Unido, pero parece poco probable que haga mucho para atenuar la confianza en sí mismos de una sociedad que goza de una economía en expansión y con un creciente prestigio internacional.

Ya sea que se trate de la migración o la manufactura, la política fiscal o la energía renovable, cada vez más los alemanes creen que ellos, y ellos solos, saben qué es mejor, por lo menos a juzgar por la actitud que exhiben en todas partes, desde las columnas de periódicos hasta los discursos parlamentarios. En alemán, el fenómeno se resume en una palabra: Besserwisserei, una actitud de saber todo, que los propios alemanes admiten es un rasgo cultural enraizado.

Pero es cada vez más claro que el Besserwisserei es un ejemplo de la presunción intolerable para los otros países. Basta con preguntarle a los vecinos europeos de Alemania, y a otros, incluyendo a Estados Unidos, donde el resentimiento contra los alemanes ha estado percollando durante años, bajo constante amenaza de salir a la luz.

El resentimiento es sólo una parte del problema que plantea la auto-satisfacción de Alemania. La otra es la creciente amenaza de que la vanidad cultural empiece a esconderse en un egoísmo político autodestructivo. Besserwisserei puede ser un rasgo cultural que se remonta siglos atrás, pero hoy Alemania tiene más poder en Europa, particularmente en la Unión Europea. Y el canciller alemán Angela Merkel no ha dudado en desplegarlo. Sin duda el resto de Europa nota que las cosas se hacen cada vez más a la manera de Alemania, incluso cuando la discutible manera de ser de los alemanes – o como sugieren algunos de los críticos del país- no es la mejor. La gran pregunta para el futuro de Europa podría ser si los alemanes también se darán cuenta.

Las acusaciones de egoísmo y prepotencia son relativamente nuevas. En la República de Bonn de 1949 a 1990, la Alemania Occidental era un humilde subordinado de la alianza occidental. Su mansedumbre y su sólido compromiso con el bien de la UE, en el que el poder político estaba más ampliamente distribuido de lo que es hoy en día (principalmente en dirección a París), provinieron de los crímenes cometidos por la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial. La soberanía del país de la posguerra fue controlada por los aliados occidentales (y en el este por la Unión Soviética), y sus líderes lucharon para aligerarse poco a poco a través de acciones benevolentes. Los alemanes occidentales estaban en su mejor comportamiento para no parecer agresivos o tener hambre. La unificación era un tema tabú, mientras que el orgullo nacional era evitado. Y era jugar a los buenos alemanes (y los buenos europeos) que allanaron el camino a la unificación alemana en 1990. Para entonces, la mayoría de Europa – pero no toda – confiaba en Alemania, entendiéndola como una democracia dispuesta a sacrificar sus intereses inmediatos por una Comunidad europea que devolvía a Germania a la familia de los países normales.

La diferencia, explica Sir Paul Lever, ex embajador británico en Alemania y autor de las Reglas de Berlín, es que Alemania está en el asiento del conductor. “Alemania es más poderosa que nunca, especialmente dentro de la UE, no porque se haya elegido, sino porque no hay nadie más capaz de liderar en este momento”, dice, señalando la debilitada posición de Francia en la unión. Pero Lever no cree que los alemanes sean presuntuosos, sino que “simplemente están siguiendo su propio interés, porque pueden”, dice, señalando que otros países europeos han elegido libremente caer en la línea.

El entusiasmo alemán está provocando enojosas acusaciones de “imperialismo moral” desde Hungría, y sus vecinos de Europa central, incluyendo Eslovaquia, Polonia y Croacia, que coinciden en gran medida. Mientras tanto, durante la primera vuelta de la elección presidencial francesa, los candidatos de más de un partido castigaron a Merkel por dictar una política alemana de la eurozona. “Así es como el editor alemán Wolfram Weimer resumió críticamente el nuevo modus operandi de Alemania durante las negociaciones de rescate en un artículo titulado” Totalitarismo Virtuoso”. El economista norteamericano Paul Krugman condena repetidamente a Alemania por “moralizar” la política fiscal europea, es decir, la obsesión de Alemania por la disciplina presupuestaria, que considera totalmente contraproducente. Desde que Alemania dispuso las onerosas condiciones para los paquetes de recuperación de la eurozona, a partir del 2011, las encuestas en Europa muestran que muchos colegas europeos consideran a los alemanes arrogantes, insensibles y egoístas (aunque, extrañamente, alaban su fiabilidad e influencia en Europa).

Lo que desencadenó la última tormenta de infelicidad con los alemanes es su superávit comercial (US$ 271 mil millones en 2016), que flota de año en año sin ningún final  aparente a la vista. El problema con esto es que el superávit de Alemania deja a muchos de sus socios comerciales, como los Estados Unidos, pero también Francia y el sur de Europa, con cuentas corrientes desequilibradas en su comercio bilateral, lo que (en algunos casos crónicos) exacerba sus desequilibrios. En el peor de los casos, una balanza comercial negativa permanente afecta negativamente al crecimiento, la estabilidad y el empleo. Los superávits de Alemania han crecido tanto que incluso el Fondo Monetario Internacional lo ve con dureza.

Existe un amplio acuerdo, entre los economistas alemanes, de que las proezas de las exportaciones del país son en gran parte producto de un euro bajo, bajos precios del petróleo y salarios relativamente bajos en Alemania. De hecho, las exportaciones alemanas se benefician enormemente de un euro que, para Alemania, está infravalorado. Críticos, como el FMI, afirman que Alemania, por lo menos, tiene que rectificar los desequilibrios gastando más y aumentando los salarios. Los países de la eurozona con una balanza negativa dicen que Alemania también tiene que devolver, no sólo tomar.

“La razón por la cual Alemania tiene tanto éxito en las exportaciones”, dijo David McAllister, un demócrata cristiano líder alemán, dijo a Foreign Policy, “es que sus productos son altamente competitivos, de muy alta calidad. Hemos llevado a cabo duras reformas para que esto suceda “, dice, refiriéndose a medidas que racionalizan el estado de bienestar y liberan el mercado de trabajo. McAllister, creyente en presupuestos equilibrados, reconoce la desaprobación, pero responde: “Los países que critican a Alemania podrían preguntarse por qué no son igualmente exitosos, y en vez de quejarse, ver por qué Alemania es lo que es, y aprender de eso.”

En otras palabras, háganlo a nuestra manera y cállense al respecto.

El excedente es sólo un lugar donde los alemanes tienden, a los ojos de sus pares, a mostrarse pedantes y a tratar la política económica como un exigencia moral. No hay mejor ejemplo que el famoso discurso de Merkel cuando sermoneó a los países endeudados del sur de Europa para dirigir sus economías como el típico hausfrau (ama de casa) de Suabia, que es laboriosa, ahorradora e ingeniosa. La implicancia, que algunos políticos alemanes expresaron en voz alta, era que, en contraste con la ama de casa de Suabia, los sureños eran perezosos y derrochadores. Por otra parte, Alemania ha conseguido imponer su conservadurismo fiscal en Grecia y en las demás economías del sur de Europa: austeros, con una reducción de la deuda y plazos ajustados para el reembolso de los préstamos.

No es sólo que los alemanes rara vez reconocan la miseria económica que muchos de sus vecinos europeos deben sufrir. Alemania, por ejemplo, tiene una tasa de desempleo juvenil sin precedentes de 6.6 %, mientras que en Grecia y España es de 48 % y 42 %, respectivamente. También es que los conservadores alemanes se sienten inclinados a cantar sobre su nueva influencia – un poco demasiado fuerte. En 2011, frente al Bundestag, el demócrata cristiano Volker Kauder anunció: “Ahora toda Europa habla alemán”, refiriéndose a la disciplina presupuestaria que todos los países de la eurozona han firmado hasta ahora, algunos de ellos en contra de su mejor juicio.

No todo el mundo está de acuerdo en que esto equivale a arrogancia. El filósofo Wolfram Eilenberger niega que cualquier disculpa esté en orden. “Incluso cuando Alemania hace algo obviamente decente y generoso, como recibir a tantos refugiados, es acusado de arrogancia y comportamiento unilateral”, dice. “No podemos ser tan humildes como en la República de Bonn, porque Alemania tiene más responsabilidad ahora que no puede eludir. Hay una nueva Alemania que no es agresiva ni intolerante”.

Por supuesto, otra razón por la cual la presunción alemana puede molestar es el hecho de que Alemania simplemente no es tan universalmente superlativo como quisiera. Un corolario cercano al Besserwisserei siempre ha sido la hipocresía. Pero otros europeos recuerdan que en la década de 2000, cuando la economía alemana estaba en los vertederos, y de nuevo durante la crisis financiera, Berlín tuvo sistemáticamente déficits presupuestarios por encima de las normas de la zona euro y evitó sanciones por ello. Los déficits fueron críticos para que Alemania recuperara su economía.

Mientras tanto, Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020. Su exportación más vendida es automóviles de lujo, caros y gasolina, incluidos los diésel. El escándalo de Dieselgate descubrió que Volkswagen y otros fabricantes de automóviles alemanes hacían trampa en las pruebas de emisiones.

Y no es casualidad que el escándalo haya sido descubierto en Estados Unidos, lejos del alcance del poder político y cultural alemán, ni que la discusión de Alemania sobre el escándalo se haya centrado tan sólo en cómo las compañías automotrices alemanas en cuestión pueden ser salvadas en lugar de cuál es la expiación financiera o moral que podrían deber. “Es obvio que la UE debe hacerse cargo de las pruebas de emisiones y que la comisión debe imponer multas enormes a Alemania”, dice Lever. “Pero no sucederá, porque es Alemania, por eso. Muestra cuánto poder tiene Alemania ahora.” Lampadia 




¿Cómo nos ve el resto del mundo?

¿Cómo nos ve el resto del mundo?

La semana pasada se anunció la clasificación general de los 60 mejores países del mundo y la lista incluye al Perú en el puesto 34, delante de Chile, Colombia, Argentina y Bolivia. Esta lista se encuentra en la edición inaugural del ranking de “los mejores países” de US News & World Report, la Universidad de Wharton School de Pensilvania y la consultora de marca global BAV Consulting. El ranking fue presentado oficialmente en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el miércoles pasado.

Estados Unidos ocupa el primer lugar en la categoría de poder e influencia. Suecia fue clasificada como el mejor país para la ciudadanía, criar a los niños y la vida “green”. Otras clasificaciones principales premiaron a Brasil para la aventura; Luxemburgo para la apertura de un negocio; Francia por la influencia cultural; Alemania por la iniciativa empresarial; Canadá, por la calidad de vida; Italia por herencia cultural; y la India por su crecimiento económico y prospectos futuros. En conjunto, Alemania obtuvo la mayor puntuación global.

La clasificación se basó en encuestas de 16,248 personas en países de América, Asia, Europa y África. De ellos, más de 8,000 fueron clasificados como miembros de las “élites” (individuos con educación universitaria, media o clase alta). Más de 4,500 eran líderes de negocios (se define como funcionarios de alto nivel en una organización o individuos que son dueños de pequeñas empresas). El resto correspondió al público en general.

Se le pidió a cada encuestado compartir sus percepciones en una selección aleatoria de 65 atributos de los países. Los atributos fueron rankeados individualmente y luego se agruparon en nueve categorías más amplias: aventura, ciudadanía, influencia cultural, espíritu empresarial, patrimonio, “movers” (de rápido crecimiento), facilidad para los negocios, potencial y calidad de vida. Las puntuaciones en cada categoría se ponderaron en correlación con la prosperidad generalizada, medida con el PBI per cápita del Fondo Monetario Internacional del 2014.

Un indicador común entre los países mejor posicionados es el rol del gobierno en la vida cotidiana de los ciudadanos. Los sistemas de protección social bien establecidos,como la provisión de la educación universitaria de bajo costo y atención de la salud en países como Alemania, Suecia y Austria, están correlacionados con un mejor desempeño de las empresas y del gobierno con respecto a la política económica.

Los encuestados ven a Asia como una zona clave para el futuro. Los cinco países principales clasificados en el sub-ranking “Movers”son: India, Singapur, China, Tailandia y Japón. Singapur también es visto como el país con más visiónal futuro, seguido por Japón y Corea del Sur.

“La India (la democracia más grande del mundo), se ha convertido en un líder mundial”, afirma Dnyaneshwar Mulay, cónsul general de la India en Nueva York. “India alienta el pluralismo, la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos. Tiene diversas formas de arte y cultura, y valores fuertes como el respeto para todos y la no violencia”.

Las clasificaciones muestran que la idea del poder está cambiando en todo el mundo. Vivimos en un mundo social, abierto e interdependiente. Y, en este mundo, las personas valoran más temas como la ciudadanía global, la calidad de vida y la innovación, lo que estaba creando una prosperidad inclusiva para más gente.

Brasil es considerado el mejor país de la región, con la posición número 20 en la lista general. En el ranking general de los mejores países, Perú aparece en el puesto número 34, seguido de Costa Rica, Panamá, Argentina, Chile, República Dominicana, Uruguay, Colombia, Guatemala y Bolivia.

El mejor ranking del Perú es en la categoría “movers”, en el puesto 17. Específicamente, esta categoría representa una versión de las perspectivas de crecimiento futuro de un país según el Banco Mundial en términos de PBI per cápita, pero teniendo en cuenta que un mundo en transición conlleva riesgos y la imprevisibilidad, por tanto, este indicador tiene en cuenta el nivel de resistencia y el impulso necesario para superar los desafíos del país. Las puntuaciones de los países en este indicador difieren (en promedio) en menos de tres puntos en una escala de 100 para los 20 primeros países, por lo que es uno de los indicadores más competidos.

En este indicador, estamos mejor calificados que Chile (33), Bolivia (50), México (18) y Colombia (47); el mejor rankeado de la región, con excepción de Brasil (6).

El siguiente indicador más importante es “Aventura”. Se relaciona con el atractivo universal del turismo. El número de turistas internacionales ha crecido de manera constante desde la crisis económica mundial de 2009, según las Naciones Unidas. Hoy en día, se estima que el sector contribuye aproximadamente el 10% del PBI mundial. Representa más de 280 millones de empleos en todo el mundo. El turismo de aventura es una pequeña pero significativa parte de la industria. Ver en Lampadia nuestro atractivo turístico: El Turismo: Otro potencial desaprovechado.

En este indicador, estamos mejor calificados que Chile (21), Bolivia (46) y Colombia (28).

Nuestros dos peores categorías son “Poder” y “Emprendimiento”. El sub-ranking de Poder se basa en cinco atributos: liderazgo, alianzas económicamente influyentes, influencia política, alianzas internacionales y militares fuertes. Acá claramente Estados Unidos se lleva el primer lugar, seguido de Rusia. El Perú, sin embargo, se encuentra en el puesto 53, muy por debajo de Chile (45), Bolivia (42), Colombia (37) y México (35). Esto muestra un gran trabajo que queda por hacer y principalmente en la tarea que tenemos a futuro de escoger a mejores líderes que gobiernen el país llevándolo a su verdadero potencial.

El indicador en el que calificamos más bajo es en Emprendimiento, que se basa en los atributos que se relacionan con la forma empresarial de un país: cuan conectado está con el resto del mundo, una población educada, emprendedora, innovadora que ofrece un fácil acceso al capital, mano de obra calificada, conocimientos tecnológicos, prácticas comerciales transparentes, infraestructura bien desarrollada y un marco legal bien desarrollado.

En Lampadia consideramos que en el Perú tenemos muchos ciudadanos emprendedores e innovadores, pero no todos tienen acceso a oportunidades. No hay fuerza social productiva mayor que la de los verdaderos emprendedores. En consecuencia este tema requiere de una especial atención por parte del gobierno y el mundo empresarial.

Esperamos que el Perú recupere la senda de crecimiento y mejora social que hemos tenido hasta hace pocos años. Ello nos llevó a ser considerados como el número 17 de los países con mejores prospectos de crecimiento. Durante los últimos años, hemos perdido muchas buenas oportnidades para seguir creando prosperidad, se vienen tiempod difíciles e inciertos con la cuarta revolución industrial (ver nuestro repositorio: Revolución Tecnológica) y tenemos que aprovechar nuestras capacidades y potenciarnos sobre ellas. Lampadia

 

 




Una visión práctica para la superación de la pobreza

Una visión práctica para la superación de la pobreza

“Poor Economics: A Radical Rethinking of the Way to Fight Global Poverty”, por Abhijit Vinayak Banerjee y Esther Duflo, académicos de desarrollo económico y fundadores del “Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab” es un libro que narra la realidad de la pobreza y las experiencias de más de quince años de ambos autores en sus trabajos con los pobres en decenas de países de los cinco continentes, tratando de entender los problemas específicos que trae la pobreza y sus soluciones.

El libro establece un término medio entre soluciones basadas puramente en el mercado y los “grandes planes de desarrollo” para abordar el problema de la pobreza mundial. Rechaza las amplias generalizaciones y pensamientos formulistas. En lugar de ello, los autores ayudan a entender cómo piensan realmente los pobres y cómo toman decisiones sobre asuntos tales como la educación, la salud, el ahorro, el espíritu empresarial y una variedad de otros temas. Ellos abogan por la observación rigurosa de pruebas aleatorias controladas y, lo más importante, por escuchar lo que los pobres tienen que decir. A menudo, las respuestas son sorprendentes y contrarias a la intuición, pero tienen un mayor sentido cuando se entienden las circunstancias. Para los autores, es a partir de este enfoque empírico que podrían surgir las mejores estrategias para la erradicación de la pobreza.

Para una explicación más detallada, compartimos la presentación en video de una de las autoras, Esther Duflo, en TED: 

Como explica Duflo, gran parte de la política de desarrollo ha estado (hasta ahora) a la par de la medicina medieval: hacer las cosas por costumbre, por corazonadas o convicciones fuera de lugar, compara las intervenciones de desarrollo con el uso de sanguijuelas. Ella asegura que eliminar se debe superar la “conjetura de la formulación de políticas” por medio del entendimiento de las paradojas de la pobreza.

Los autores argumentan que muchos de los grandes debates sobre la pobreza y de cómo ayudar a los pobres se expresan en desacuerdos sobre la forma de la curva de la ‘trampa de la pobreza’ (ver en el gráfico inferior):

La curva de la derecha tiene una forma de ‘L’ volteada. La de la izquierda se asemeja a una S alargada. El gráfico ‘L’ afirma que si se puede salir de la pobreza, ya que una pequeña inversión (en su modo de vida, su educación o su salud ) producirá rendimientos positivos desproporcionados, allanando el camino para inversiones más grandes en el futuro. Por el contrario, el gráfico ‘S’, concluye que los pobres están atrapados en una ´trampa de la pobreza´ y por lo tanto ellos necesitarían un “gran impulso” para salir de su situación.

El libro postula claramente el enfoque de la gráfica de la ‘S’ y analiza en detalle cuales serían las trampas de pobreza en distintos aspectos o paradojas. La conclusión de estas paradojas es que los pobres están atrapados en un ciclo vicioso por falta de información, creencias (que a menudo están mal) y por ‘dejar para mañana’. La ventaja que los ricos tienen sobre los pobres es que cuentan con incentivos positivos, como por ejemplo artículos de primera necesidad para la salud (como agua potable y médicos confiables). Estos incentivos los ayudan a tomar mejores decisiones con respecto a la salud, administración de su dinero y otros aspectos de sus vidas.

“Si el potencial de un crecimiento rápido es alto entre los pobres, y luego se nivela mientras se enriquece, no hay trampa de la pobreza”.

Según los autores, una razón por la que la trampa de la pobreza puede no existir es que la mayor parte de la gente tiene suficiente para comer. “Por lo menos, en términos de disponibilidad de alimentos, vivimos en un mundo capaz de alimentar a cada persona que vive en el planeta”.

“Este es el resultado de siglos de innovación en la oferta de alimentos, gracias, sin lugar a dudas, por las innovaciones de las ciencias agrícolas, pero también atribuible a factores más mundanos como la adopción de la papa en la dieta alimenticia después de su descubrimiento por los españoles en el siglo XVI en el Perú y su importación a Europa. Un estudio encuentra que la papa es responsable del 12% del crecimiento de la población entre 1700 y 1900 (Nathan Nunn y Nancy Qian)”.

Como demuestra el libro, no existen soluciones mágicas para erradicar la pobreza, pero sí podemos entender mejor las conductas de los pobres para mejorar sus vidas de una manera más eficiente. Ellos llegan a cinco conclusiones (citas resumidas):

1. Los pobres a menudo carecen de información básica y creen cosas que no son ciertas (por ejemplo, mitos sobre la inmunización o la falta de beneficios de la educación)

2. Los pobres tienen mucha responsabilidad sobre casi todos los aspectos de sus vidas. Cuanto más acceso a distintos servicios se tiene, más decisiones “correctas” se toman automáticamente. [Mediante incentivos].

3. Existen buenas razones por las cuales algunos mercados no son accesibles a los pobres, ya sea por precios u otros motivos. En estos casos, la innovación tecnológica o institucional puede permitir brindarles un mercado en el que puedan desarrollarse y, en los casos que no se pueda, el gobierno debe intervenir para apoyarlos.

4. Los países pobres no están condenados al fracaso porque son pobres o porque han tenido una historia desafortunada. Los fracasos tienen menos que ver con alguna gran conspiración de las élites para mantener su control sobre la economía y más que ver con algún defecto evitable en el diseño detallado de las políticas. Es posible mejorar la gobernanza y las políticas sin cambiar las estructuras sociales existentes.

5. Las expectativas acerca de lo que la gente puede o no puede hacer con demasiada frecuencia terminan por convertirse en profecías auto-cumplidas. Un cambio de expectativas no es fácil, pero no es imposible.

Los autores, junto con otros economistas, desarrollaron un programa multifacético para abordar la trampa de la pobreza, llamado “A multifaceted program causes lasting progress for the very poor: Evidence from six countries” (2015) (Un programa multifacético causa progreso duradero en los muy pobres: evidencia de seis países). Esa fórmula, aseguran los economistas, parece haber logrado diferencias duraderas en las vidas de las personas de países tan diferentes como Etiopía, Ghana, Honduras, India, Pakistán y Perú.

El programa combina la transferencia de un activo productivo, con apoyo sobre el consumo, capacitación y entrenamiento, más el estímulo del ahorro y educación para la salud y/o servicios. Los resultados de la ejecución del mismo programa, adaptado de acuerdo a los contextos geográficos e institucionales, muestran efectos estadísticamente significativos y rentables sobre el consumo (impulsado principalmente por el aumento de ingresos por cuenta propia) y el estado psicosocial de los hogares seleccionados. El impacto en los hogares pobres duró al menos un año después del fin del programa. Por lo tanto, sería posible hacer mejoras sostenibles en la situación económica de los pobres con una intervención relativamente de corto plazo.

Específicamente en el caso de Perú, el programa se llevó a cabo en 13 distritos de las provincias de Canas y Acomayo, en el departamento de Cusco. El activo productivo utilizado es escogido por cada hogar de una lista propuesta, como por ejemplo ovejas, cabras, pollos, ganado, etc. Antes de recibir sus activos, se les proporciona capacitación en gestión de una empresa y sobre el manejo de los activos elegidos. Por ejemplo, los que seleccionaron ganado recibieron información de crianza, incluyendo vacunas, alimentación y tratamiento de enfermedades.

Diferentes activos generan diferentes patrones de flujo de efectivo: Algunos generan ingresos inmediatos (por ejemplo, el comercio pequeño), mientras que otros (como las vacas) producen flujos de ingresos más tardíos y desiguales.

Además se les brinda un apoyo monetario de manera semana o mensual por 12 a 13 meses. El propósito es desincentivar el consumo inmediato y reducir el riesgo de vender (o comer) los activos productivos. Otro incentivo importante es el ahorro para poder sobrellevar un eventual “shock” externo. También se les brindó un curso de formación de salud, nutrición e higiene.

Dado que los efectos del programa son duraderos, esto sustentaría la interpretación de que un programa de apoyo adecuado permite superar la ‘trampa de la pobreza’.

Este es un análisis interesante sobre cómo se podría abordar el tema de la pobreza a futuro y plantear una manera más eficaz de solucionarlo. Confirma la necesidad de desarrollar programas de apoyo productivo, antes que asistencialismo puro, que, por supuesto hay que mantener para casos extremos, pero acotados y temporalmente. No como pretende el gobierno: “acompañar a los pobres en todo su ciclo biológico, desde Qali Warma hasta Pensión 65”.  Lampadia




La tecnología es la esencia de la naturaleza humana

La tecnología es la esencia de la naturaleza humana

En un momento de bajo crecimiento económico y de continua volatilidad política, muchos países están buscando mecanismos que estimulen el crecimiento y creen nuevos puestos de trabajo. La tecnología no sólo uno de los sectores de más rápido crecimiento, ha sido hasta ahora responsable de la creación de millones de empleos, bienestar general y es un importante factor de desarrollo.

Históricamente hemos sufrido miedos sobre los avances en tecnología. Un ejemplo es el invento del automóvil, que permitió limpiar las ciudades de la contaminación producida por los desechos de los caballos. Mientras que este invento eliminó muchos tipos de empleos, trajo muchos beneficios y facilitó el transporte en eficiencia, confort y distancia. Además, creó cuantiosos nuevos trabajo en manufactura, estableciendo además el paradigma de la producción en serie. Así como la de Henry Ford, muchas innovaciones visionarias son disruptivas y crean discontinuidades inimaginables, como se explica en su dicho: “Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido”.

Sin embargo, tal vez el mayor cambio tecnológico de la humanidad ha sido el desarrollo de la electricidad, que marca una suerte de ‘divorcio aquarium’ entre la Edad Media y la Modernidad. Si somos consecuentes con la búsqueda del bienestar, debemos ser conscientes que todavía muchos seres humanos no tienen acceso a la electricidad, principalmente en el África, pero también en el Perú.

Sin embargo, todavía hay muchos (políticos, líderes y académicos) reacios a los cambios tecnológicos y a las inversiones que lo hacen posible. Se escudan en el temor a lo desconocido y en sus efectos disruptivos de corto plazo, que es el horizonte paradigmático en el que están atrapados.

Un ejemplo de la resistencia a la tecnología es el que enfrenta el gigante de la biotecnología estadounidense. Decenas de miles de personas participaron este fin de semana en la tercera marcha anual contra Monsanto en alrededor de 400 ciudades en más de 40 países de Europa, las Américas y África.

¿Cómo se llegó a esto? ¿Cómo pasó Monsanto de innovador a una empresa mundialmente odiada? La grita es por sus organismos genéticamente modificados (OGM). Una controversia que esconde mucho de ignorancia, celos (Europa) y sentimiento de debilidad del establishment proteccionista. Los OGM tienen un impacto muy positivo en la agricultura al aumentar la productividad, mejorar la vida de los campesinos y bajar los precios para los consumidores. 

Ver en Lampadia: Transgénicos: Mea culpa de Mark Lynas, líder del movimiento anti transgénicos que el 3 de enero del 2013 en la Universidad de Oxford, Inglaterra dijo: Me disculpo por haber pasado varios años destrozando cultivos transgénicos. También lamento que ayudé a comenzar el movimiento anti-transgénicos (…) y que con ello ayudé a demonizar a una importante opción tecnológica que puede utilizarse en beneficio del medio ambiente.Como ecologista, (…) no podría haber elegido un camino más contraproducente (…). ¿Qué pasó entre 1995 y ahora que me hizo no sólo cambiar de opinión, sino venir aquí y admitirlo? La respuesta es simple: he descubierto la ciencia, y en el proceso, espero, me convertí en un mejor ambientalista. (…) Estos temores [OGM] se extendieron como reguero de pólvora, y en pocos años se prohibieron los transgénicos esencialmente en Europa, y nuestras preocupaciones fueron exportadas por ONGs como Greenpeace y Amigos de la Tierra a África, India y el resto de Asia, [más el Perú], donde los transgénicos todavía están prohibidos.”.

Otro ejemplo más reciente es el de Uber, la aplicación que conecta a las personas para transportarse y ahorrar en taxis.El problema es que las empresas establecidas presionan al gobierno para mantener al margen a los nuevos competidores y proteger sus ganancias. Pero lo que hacen es obstaculizar el espíritu empresarial e innovador, e interrumpir el desarrollosin que importen los beneficios a los consumidores.

La verdad es que la tecnología es el futuro. Hasta ahora, ha sido un gran generador de empleo. Por ejemplo en Estados Unidos, se espera que los trabajos relacionados a la tecnología informática crezcan en alrededor de 22% hasta el año 2020. En Australia, una nueva red de banda ancha súper rápida creará 25,000 puestos al año. En Estados Unidos, por cada puesto de trabajo en la industria de alta tecnología, se creancinco puestos adicionales en otros sectores. En 2015, el mercado mundial de tecnología crecerá un 8%, creando nuevos puestos de trabajo, mejores salarios y una creciente gama de servicios y productos.

La tecnología contribuye al crecimiento del PBI. Los resultados de diversos países confirman su efecto positivo. Por ejemplo, un aumento del 10% en la penetración de banda ancha se asocia con un aumento del 1.4% en el crecimiento del PBI en los mercados emergentes. En China, este número puede llegar a 2.5%. La duplicación del uso de datos móviles por el aumento de las conexiones 3G aumenta la tasa de crecimiento del PBI per cápita en un 0.5% a nivel mundial. El Internet representa el 3.4% del PBI total en algunas economías.

Uno de los beneficios más importantes es la creación de nuevos servicios e industrias.Se han creado numerosos servicios públicos en línea través de los teléfonos móviles. La computación en nube es clave para la modernización. Las aplicaciones (Apps), son un ejemplo de una nueva industria. Solo las aplicaciones de Facebook crearon más de 182,000 puestos de trabajo el 2011, y el valor agregado de Facebook en la economía supera US$ 12 mil millones.

Lo principal en el mundo global moderno es la capacidad de innovar. En los países de la OCDE, más del 95% de las empresas tienen una presencia en línea. Las redes sociales se han consolidado como una poderosa herramienta comercial. 

Es necesario fomentar este proceso creativo de sinergia de ideas y tecnología. En Estados Unidos ya se ha formado un hub tecnológico de visionarios. Necesitamos más Silicon Valleys en el mundo. China y la India también se están cimentando como hubs de informática e innovación. Las mayor resistencias se dan en Europa, con su espíritu regulatorio y proteccionista de la ‘sociedad del bienestar’, venida a menos después de la última crisis global.

En Latinoamérica seguimos atrasados. Brasil, el padrino del ALBA y de Chávez, saboteó la integración comercial de las américas, apoya activamente la formación de bloques sudamericanos alejados de EEUU. Ha patrocinado el Foro de Sao Paulo, fundado por Lula, un foro anti-globalización opuesto al Foro de Davos (WEF), que reúne a las izquierdas más radicales de la región, con mucha influencia de Venezuela y especialmente de Cuba. 

Una manera de luchar contra este embate populista anti desarrollo es con la tecnología. Como dice Gloria Álvarez: “La tecnología abarata los costos de educación y permite extender puentes para darnos cuenta que somos víctimas de los mismos males y hacer lo mismo que en el foro de Sao Paulo: una agenda para rescatar nuestras repúblicas.” Ver en Lampadia: Sumémonos a la lucha contra el populismo en Latinoamérica.

Sin embargo, se teme que con la ‘tercera revolución industrial’, se producirán impactos disruptivos del empleo en todos los niveles educativos, de una profundidad y amplitud  no antes vista. Ver en Lampadia: Organizaciones Exponenciales (I).

Esta realidad ineludible no puede nublar nuestro criterio. La opción estratégica del Perú debe ser apostar por la tecnología. Tenemos que asumir el cambio con la mayor ambición posible en cuanto a velocidad y profundidad, sin miedo a enfrentar las limitaciones políticas y sin caer en una falsa dicotomía con la explotación de  recursos naturales, llamados a financiar nuestro ‘salto adelante’ en educación, salud y tecnología.

Hay que abrasar la tecnología, sino esta nos abrazará. Lampadia