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Divide y no reinarás

Divide y no reinarás

MIENTRAS SUCEDE
Milagros Leiva
Para Lampadia

Varios días caminé hasta mi trabajo porque prefería guardar el dinero del taxi. Decidí que a mal tiempo buena cara y me incentivé diciendo que haría ejercicios caminando desde el malecón Balta hasta Aramburú con la Vía Expresa. No tenía dinero salvo el que juntaba para comprarle ropa y leche a mis bebés. Creo que Hernán Vidaurre se dio y por eso me alimentaba mientras trabajábamos juntos en RPP. Nunca le dije nada, pero las galletas y el jugo que me invitaba eran mi mejor lonche. Siempre le agradecí, no me quejé. Yo estaba hundida, quebrada, pero sabía que tenía que trabajar. Sabía que tenía que ahorrar y que no debía perder la ilusión, menos la esperanza.

Me levanté, poco a poco. Volví a juntar soles para mantenerme, para ayudar a mis padres, para criar a mis mellizos. No le eché la culpa a mi destino, perdoné mis errores y seguí caminando. No quería limosnas porque no creo en ellas, me amarré la cabeza y volví a comenzar. Cuento esto porque detesto el discurso que victimiza y no empodera. Me harta la siembra del odio para cosechar revuelta. Nadie tiene la culpa de nacer blanco, negro, amarillo o sabe Dios qué color. Nacemos, punto. Y tenemos dos caminos: o nos fortalecemos y aprendemos que cada día es una oportunidad o morimos víctimas. La falta de liquidez no tiene porque avinagrarnos el alma. No estoy diciendo que nos pongamos una venda frente a la injusticia y la corrupción que empobrece, que sigamos caminando indiferentes pensando solo en nuestro bienestar. No. Lo que estoy diciendo es que el odio y la división no son el camino para reactivar un país sino el trabajo arropado con ilusión y efectividad. No gana quien prioriza el YOSOY y TÚESTÁSMAL, triunfa el que sabe trabajar en equipo, el que prioriza el NOSOTROS con humildad.

Levante la mano quien no ha tenido un sol en la billetera un día cualquiera y ha respirado hondo por sentirse quebrado. Yo levanto la mano. Levanto mi mano con el puño cerrado, pero no digo palabra de maestro porque Pedro Castillo ha ensuciado esta frase. Yo grito palabra de resistente que debe trabajar porque nada cae del cielo. Nada señores ni siquiera la presidencia. Lo justo es prepararse sin perder tiempo en el resentimiento. Vivir sin buscar solo contradicciones, caminar buscando armonía, detestar el caos y le mediocridad. Confieso que no he nacido pobre, que tengo agua y desagüe desde que tengo uso de razón y que además he tenido el privilegio de educarme bien, pero sé que existen miles de peruanos en extrema pobreza, que duermen y se levantan con frío, que desayunan poco y mal. Y sé que millones están hartos de esperar, asqueados de tanto corrupto, impotentes de tanta falta de patriotismo. ¿La solución es vender un discurso de odio? De ninguna manera. Si divides no reinarás. Tarde o temprano tu cabeza rodará. Algún día (espero que no tarde) llegará un líder que una a todos los peruanos y que no se ponga el sombrero de la arrogancia para enemistarnos más. Ya lo estoy esperando. Lampadia