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Pensamiento Pos-extractivista (1)

Pensamiento Pos-extractivista (1)

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para
Lampadia

 
Los pos-extractivistas se ponen nerviosos cuando se les caracteriza de anti-mineros. Su respuesta es que ellos no están en contra de la minería en general, sino de un tipo particular de minería, aquella minería en gran escala, cuya producción es dedicada al mercado externo, que casualmente es la inmensa mayoría de la minería que se hace hoy en Perú y el mundo. Con ese argumento ellos sugieren que estarían de acuerdo con otra minería, que no sería esta.

¿Es verdadero o es falso este argumento? ¿Están siendo injustos o carentes de objetividad quienes los caracterizan como anti-mineros? ¿Son los pos-extractivistas sinceros en su respuesta, o lo que dicen es un escudo discursivo para ocultar sus verdaderas intenciones? 

Para conocer su opinión sobre la minería hemos revisado un libro publicado y difundido por los principales referentes de pos-extractivismo en Perú: Transiciones: Post extractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú.  En este texto, publicado el 2011, ellos describen, en medio de muchos eufemismos, lo que les gustaría hacer con la minería y la economía en el Perú. Lo bueno de ese libro es que él es bastante representativo del pensamiento pos-extractivista, reuniendo varios autores pos-extractivistas tales como Carlos Monge, José de Echave, Pedro Francke y el uruguayo Eduardo Gudynas. No es un libro improvisado y su contenido ha sido compartido y discutido entre sus autores antes de su publicación. Es un libro “orgánico,” los autores comparten, en cierta medida, las propuestas de los demás. Ver información al respecto en Lampadia: “Transiciones, Postextractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú”,

En este artículo, primero de una serie que elaboraremos, presentaremos muy brevemente qué harían los pos-extractivistas con las exportaciones primarias si tuvieran poder político suficiente para aplicar sus principios.
Uno de los autores del libro, José de Echave, afirma que la pregunta que él se propone responder es: ¿cómo pasamos del extractivismo minero depredador actual a uno sensato, para luego transitar al extractivismo indispensable o a un escenario post extractivista? (p. 82). Este, en realidad, es el tema central del libro: Transiciones.

Mas allá de los eufemismos: “Sensato” (Minería Reducida) y “Pos-extractivista” (Sin-Gran-Minería o Casi-Sin-Minería), lo que propone De Echave, en la práctica, es poner en marcha un proceso de reducción de las actividades extractivistas (minería, pesca, agro-exportación y petróleo) en el Perú. En su imagen futura de sociedad lo que él plantea en un mediano plazo es que las actividades extractivas, que usen tecnologías modernas, no existan o sean reducidas a un mínimo indispensable. 

Esto significa que para él y sus colegas hay tres fases para reducir la minería: 

(1)    la situación actual, que él califica de depredadora, 
(2)    una segunda fase con alto grado de intervención estatal, que él llama de sensata, y 
(3)    una tercera fase en que la minería sería aún más restringida, y que el mismo De Echave duda si llamar extractivismo indispensable o pos-extractivista.

¿Cómo y en cuánto se proponen los post-extractivistas reducir la minería? Para tener una idea de cómo y en cuánto ellos se proponen reducir la minería, podemos considerar la propuesta presentada por uno de los gurús del extractivismo, Eduardo Gudynas.

Gudynas propone disminuir la minería con tres mecanismos. El primer mecanismo es el establecimiento de barreras a las exportaciones primarias: “La orientación exportadora global se reducirá drásticamente y explotaciones mineras o petroleras serán re direccionadas a alimentar las demandas nacionales y continentales [léase Latinoamericanas], antes que las globales” (p. 200). Él no explica cómo el Estado va reducir drásticamente las exportaciones. Pero sabemos que para lograr ese resultado drástico el Estado tendrá que crear altas barreras arancelarias o impositivas, o prohibir las exportaciones.

El segundo mecanismo es la creación de trabas a las inversiones mineras. Las restricciones propuestas por Gudynas serían ambientales y geográficas. “…es necesario articular esto en un marco que clarifique las condiciones bajo las cuales un emprendimiento extractivista [minero, petrolero, pesquero o agro-exportador] es aceptable de aquellas que lo convierten en inaceptable” (p. 201). El objetivo explícito es reducir las inversiones en minería y desviar las inversiones mineras hacia otros países. Dadas sus características de alta tecnología y gran inversión, la paralización de la inversión extranjera, llevaría a que la minería peruana ingresara en un proceso de desaparición, además, prohibir la minería a tajo abierto o en las cabeceras de cuenca, implica en la práctica impedir casi la totalidad de la minería en el Perú.

El tercer mecanismo es el control de precios. Gudynas considera que comercializar los metales con actuales precios internacionales “es una postura inaceptable” (p. 204), y recomienda que el Perú no acepte vender sus metales por los precios definidos en el mercado, sino que lleve a cabo “una corrección en los precios” (p. 208). Él mismo dice que, haciendo las correcciones de precio sugeridas “el precio de la tonelada de cobre o estaño aumentará” (p. 204). Es decir, lo que Gudynas recomienda es que el Perú aumente, en forma unilateral, los precios de los metales que exporta. ¿Cuáles serían las consecuencias?

Como se puede apreciar en el cuadro anterior, a nivel global el Perú es 3º en la producción de Zinc, 4º en Estaño, 4º en plomo, 6º en Oro, 3º en cobre, y 2º en Plata. Con esos niveles de producción y reservas, el Perú no tiene capacidad de incidir de manera decisiva sobre los precios internacionales de los metales.   Sin poder de mercado, la consecuencia inevitable del alza unilateral de los precios es que los demás productores mantendrían precios inferiores a los del Perú, y los compradores de metales dejarían de comprar los metales peruanos. En base a la información de PROMPERU del 2015, hemos hecho un ejercicio parcial, con fines ilustrativos, de cuanto perdería el Perú, sólo en exportaciones, en un gobierno pos-extractivista moderado  que se propusiera disminuir gradualmente las exportaciones de minerales, petróleo y pesca en un ritmo de 30% anuales. 

Estos estimados son conservadores. Para tener una idea más realista, necesitaríamos crear un modelo que incluyera los impactos de la reducción de la minería en los ingresos fiscales, en las inversiones públicas, en la demanda de las familias y en el dinamismo de los diversos sectores de la economía nacional: consumo, servicios financieros, construcción, etc. Habría que considerar el significado que una política nacional de bloqueo a las inversiones mineras y de reducción de la minería tendría para los inversionistas, con la consecuente retracción de las inversiones privadas en otros sectores. Finalmente, habría que adicionar el incremento de la pobreza, principalmente en las actuales zonas mineras, y el aumento de la conflictividad social que ocurriría por los inevitables ajustes fiscales (paquetazos).  El Propio Pedro Francke analiza en el libro tres escenarios de disminución de la producción minera haciendo un equívoco juego de variables y resultados.

Es interesante constatar que los autores del libro niegan los costos económicos, políticos y sociales de su ideología pos-extractivista, y califican nuestros análisis de ortodoxia neo-clásica. ¿Es que les gusta jugar de aprendices de hechicero con un país entero, o no les importa los costos que su elitismo intelectual tendría para la sociedad peruana?

Como hay tantos prejuicios en contra de la minería, la lógica explicada podría no ser entendida a cabalidad. Por ello, incluimos a continuación la aplicación del pos-extractivismo al sector agroexportación, según explicado anteriormente en Lampadia : :

El ominoso pos-extractivismo plantea producir solo los alimentos que necesitamos consumir nosotros mismos y ‘tal vez’ nuestros vecinos, si podemos convencerlos de adoptar la misma ‘filosofía’.

Lo que el pos-extractivismo no quiere ver es que el sector agrícola solo puede crecer sostenidamente y generar riqueza para los campesinos, llegando a muchos  estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano, si los 3 millones de agricultores tuvieran que abastecer solo a 27 millones de peruanos? Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos por agricultor. Pero si operamos en el mundo global y exportamos a mercados de unos 2,700 millones de personas o más, en teoría, cada agricultor podría abastecer más de 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos.

Por lo tanto, podemos afirmar con toda la fuerza del mundo, que al pretender limitar la producción agrícola, la izquierda tradicional quiere condenar a nuestros campesinos a la pobreza eterna.

No podemos terminar este artículo sin preguntarnos: ¿Cuál sería el grado de autoritarismo necesario para impedir que las empresas locales exportaran a los mercados globales, y para implantar el conjunto de las políticas públicas necesarias para reducir la minería y las exportaciones en general? ¿Cómo harían para forzar a las poblaciones del Perú a aceptar la muerte de sus aspiraciones de progreso y el retorno de la pobreza? 

Aunque fuera económica y políticamente viable llevar a cabo el proceso de transición que los pos-extractivistas imaginan, su puesta en marcha y su sostenimiento requeriría implantar un régimen político muy distinto a lo que entendemos por democracia. Lampadia

[1]Alayza, A. & Gudynas, E. (2011). Transiciones: Post extractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú. Accesible en: http://www.dar.org.pe/archivos/publicacion/67_postextractivismo_pq.pdf

[1] EY. (2016). Peru’s mining and metals investment guide: 2015/2016. Lima, Peru: EY

[1]MEM. (2016). Perú 2015: Anuario Minero, Reporte Estadístico. Accesible en: http://www.minem.gob.pe/_publicacion.php?idSector=1&idPublicacion=524

[1] La premisa para este ejercicio es que los post-extractivistas optarían por llevar a cabo un proceso gradual, pero en realidad ellos no han presentado en el libro una propuesta clara de cómo lo piensan hacer.

[1]http://www.siicex.gob.pe/promperustat/

[1] La acción sinérgica de los factores aquí listados, en una realidad complexa y vulnerable, podría llevar a que la economía peruana colapsara en forma mucho más rápida y completa de lo que aquí presentamos. 




“Fuera de la ideología todo es ilusión” (I)

“Fuera de la ideología todo es ilusión” (I)

Es paradójico que en el Perú, un país en el cual se están dando pasos efectivos para sacar a su población de la pobreza, surjan corrientes de pensamiento que proponen, en diversos aspectos, el regreso al pasado pre-industrial e incluso pre-Colombino.

¿Cómo puede ser que surjan corrientes de pensamiento contrarias al desarrollo y que defiendan como alternativa la permanencia de la pobreza?

¿Cómo puede ser que, con el eufemismo de alternativas al desarrollo, le propongan a la población rural renunciar a sus aspiraciones de progreso en función a una idea de buen vivir en la pobreza? Esas corrientes evidencian una indiferencia chocante con las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales del país. Desde su condición de clase media y alta financiada con donaciones y/o con fondos públicos, ellos buscan venderle al país un discurso hostil en contra del progreso, de la minería y del aprovechamiento de los recursos naturales en general, e indiferente frente al sufrimiento que genera la pobreza rural.

 

Fuente: http://ambiental.net/2015/11/transiciones-al-pos-extractivismo-conferencia-en-cajamarca/

Las ideas de los pos-extractivistas peruanos no son ni latinoamericanas ni peruanas.[1] Son copiadas de pensadores radicales europeos y americanos, marginales en sus propias sociedades. En realidad, los pos-extractivistas locales o regionales son básicamente reproductores de un discurso creado en Europa y Estados Unidos. Ellos mismos fueron adoctrinados en universidades del norte (Edinburgh, Yale, Madrid, etc.), y buscan hacer lo mismo con los líderes de la población local.[2] Aunque no visten camisas blancas ni usan corbatas cortas, no son muy distintos de algunos promotores religiosos-americanos que encontramos en los barrios de Lima.

El origen de los Anti-Mineros

El primer gran movimiento en contra del uso de tecnología moderna surgió en Inglaterra a inicios de la revolución industrial. Fue Ned Ludd (un personaje que no se sabe si es ficticio o  real), quien en 1811 se le atribuyó la iniciativa de convocar a los trabajadores ingleses para destruir las máquinas que posibilitaban la emergencia de la industria textil.

La rebelión Ludita fue duramente reprimida por el Estado Británico. Sus líderes fueron encarcelados o asesinados, y el movimiento salió de la historia por más de un siglo. En su lugar, surgió el Marxismo, la cual en vez de oponerse a la industrialización, hablaba de una utopía autoritaria basada en la industria y dirigida por un partido formado por intelectuales de clase media que decían representar a los trabajadores industriales.

Más allá de su intento insensato de bloquear la revolución industrial, el movimiento Ludita, como se le conocía, tenía una justificación social. Los cambios en la  economía inglesa estaban generando serias dificultades a los diversos sectores de esa sociedad, ya que el uso de los telares industriales estaba literalmente llevando a la quiebra a miles de artesanos y trabajadores textiles. Además, los artesanos estaban siendo desplazados por los telares industriales en dónde los obreros trabajaban 16 horas diarias viviendo una existencia corta y miserable. 

Los anti-mineros modernos son tan o más retrógrados que los Luditas del siglo 19, no solo porque repiten los mismos errores dos siglos después, sino porque al bloquear la minería moderna, sacrifican las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales del Perú y lo hacen para defender los intereses ideológicos de las corrientes radicales europeas y americanas que los adoctrinan y financian.[3]

Surge el Neo-Ludismo

A pesar de la derrota de los Luditas en Inglaterra, el rechazo a los avances técnicos (basado en las actividades industriales) siguió teniendo adeptos, especialmente en los Estados Unidos. En 1975, Edward Abbey escribió una novela de gran éxito e influencia, The Monkey Wrench Gang [La Pandilla del Sabotaje], en la que cuatro personajes luchan contra la construcción de represas hidroeléctricas y del desarrollo industrial en el oeste americano. Los personajes de la novela se dedicaban a destruir las instalaciones que, según ellos, afectaban las costumbres locales y la belleza del paisaje natural. La novela se transformó en una referencia para el naciente movimiento Neo-Ludita, un movimiento hostil en contra del uso la tecnología moderna y las actividades extractivas. Una comparación entre los discursos de los pos-extractivistas peruanos y las ideas de los personajes de la novela de Edward Abbey permite ver que el pensamiento Neo-Ludita los ha influenciado, aunque  ellos se resistan a reconocerlo.[4]

Con la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, se desprestigió el Marxismo. La utopía comunista resultó ser una dictadura muy semejante a la fascista, y su economía centralmente planificada se derrumbó ante el avance de la innovación en los países capitalistas. El giro de China hacia el capitalismo, con fuerte rol del Estado, y su extraordinario éxito económico reforzó el desprestigio de la ideología marxista. Hoy, el Marxismo es un símbolo de dictaduras y de atraso económico con dos íconos claros: Corea del Norte y Cuba.

Ante el fracaso del Marxismo, los grupos anti-capitalistas, marxistas y no marxistas, los grupos anti-modernidad, y los diversos rebeldes confusos, volvieron sus ojos hacia una nueva versión del Ludismo: una versión que combina elementos del marxismo con ideas de un ecologismo radical y un histórico resentimiento social. Esas corrientes están activas en Perú, influenciando fuertemente al movimiento anti-minero, canalizando marxistas frustrados, aventureros políticos locales, izquierdistas desocupados e intelectuales de menor rango. Ellos se auto-titulan pos-extractivistas.

El Terrorismo Anti-Tecnología

En 1995, el matemático americano Theodore Kaczynski, autor de una serie de atentados terroristas con cartas bombas, le exigió al New York Times y al Washington Post que publicaran su “Manifesto” en contra de la sociedad industrial, en donde planteaba la necesidad de destruir la tecnología moderna y regresar a la vida pre-industrial.[5]

El texto de Kaczynski, claro y consistente, es uno de los pronunciamientos Neo-Luditas más completos e influyentes.[6]La lectura de sus textos y la comparación con las ideas de los anti-mineros peruanos evidencia cierta convergencia evolutiva entre ambos grupos de ideas.

Para Kaczynski, las sociedades primitivas posibilitaban una experiencia de vida más acorde con la naturaleza humana (similar al Buen Vivir de los pos-extractivistas). En la párrafo 115 de su Manifesto, dice: “Entre los pueblos primitivos las cosas en que los niños son entrenados tienden a ser razonablemente en armonía con los impulsos humanos naturales. Entre los indios americanos, por ejemplo, los niños eran entrenados en actividades en el campo. Pero, en nuestra sociedad los niños son empujados a estudiar temas técnicos, lo que la mayoría hace en forma reluctante.”

En un artículo sobre el post-extractivista uruguayo Eduardo Gudynas de The Guardian (periódico inglés que influencia la izquierda latinoamericana),  se ilustra el concepto del Buen Vivir con una foto de dos niños amazónicos desnudos jugando con papagayos, dejando claro a qué tipo de pasado los post-extractivistas nos quieren llevar en el futuro.[7]

La utopía de los post-extractivistas peruanos y de los Neo-Luditas es la misma: una sociedad sin tecnología industrial. En esto coinciden Gudynas, Abbey y Kaczynski. Aún con diversos niveles de radicalidad, los tres sienten aversión ante el progreso técnico y a la manera cómo éste ha modificado la forma en que estructuran sus sociedades y sus métodos de producción en masa.

El costo humano que se genera como consecuencia de sus absurdas ideas en términos de permanencia de la pobreza y deterioro de la calidad de vida de la población rural no les interesa mucho. Son de clase media y alta, y sus ingresos no dependen de cómo le va a la población rural.

La contradicción más evidente del pensamiento de los post-extractivistas es que, sin el desarrollo industrial moderno, Gudynas no estaría publicando sus opiniones en The Guardian, ni viajando en avión (con turbinas de alta tecnología) para dar charlas en reuniones de anti-mineros en Cajamarca y Lima y no tendría celular con procesadores de última generación.

Algunos anti-mineros pueden considerar injusta la comparación de sus ideas con las de conocidos anarquistas y terroristas de los países del norte, sin embargo, una lectura cuidadosa y objetiva de los materiales producidos por ambos grupos pone en evidencia muchas coincidencias entre sus ideas. Quienes todavía tengan dudas, pueden leer todos los textos citados.

Una diferencia importante con los pos-extractivistas peruanos es que Kaczynski es revolucionario y propicia el terrorismo como método de propaganda, mientras los pos-extractivistas son, por lo general, reformistas radicales. Aunque promueven la violencia en las marchas anti-mineras, no promueven el terrorismo como estrategia política. Su actuación política combina una diversidad de métodos: la promoción de conflictos locales, la intimidación y represión de la población local vía rondas campesinas u otros elementos de poder local (ver: El cerco cognitivo de las comunidades donde operan), la realización de los actos de sabotaje a instalaciones mineras, la incidencia política en el Estado, la destrucción de la legitimidad de las empresas mineras y el adoctrinamiento de la juventud y líderes locales. Algunos ex-terroristas han encontrado en el movimiento anti-minero el lugar perfecto para canalizar su radicalismo ideológico, sus inclinaciones hacia la violencia y sus habilidades en organizar conflictos, pero ello no justifica llamarlos de terroristas.

La narrativa pos-extractivista tiene una deficiencia fundamental.

Los pos-extractivistas no pueden ofrecer una respuesta efectiva a las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales. Para ocultar esa deficiencia, hablan del Buen Vivir o de la Dignidad. Esas dos opciones le sugieren a la pobreza rural que su sufrimiento es un problema de actitud y no una cuestión de ingresos económicos, acceso a servicios de salud, electricidad, productividad agrícola, costos de transporte, etc.

En una reciente conferencia en Cajamarca (2015), la región más pobre del Perú, el ícono pos-extractivista Eduardo Gudynas (ver foto del evento con líderes de Patria Roja) no pudo decir nada claro ni efectivo sobre cómo abrir una ruta de progreso para la población Cajamarquina. En una conferencia que tenía por temática la transición de la sociedad actual con minería industrial hacia el pos-extractivismo (sin minería moderna), no propuso ninguna medida específica con la cual se pudiera realizar dicha esta transición. Lo único concreto que dijo fue la necesidad de oponerse a los grandes proyectos mineros, a la agro-exportación y a las hidroeléctricas.

Ese desinterés e incapacidad de los pos-extractivistas de ampliar las rutas de progreso de la población rural incrementa la responsabilidad de las corrientes pro-desarrollo, pero también ofrece una oportunidad para aislarlos socialmente.

Los pos-extractivistas solo pueden ofrecer la permanencia de la pobreza y una cultura de victimización y resentimiento.

Las corrientes pro-desarrollo pueden promover el debate público mostrando cómo la minería responsable puede generar recursos y oportunidades que dinamicen el desarrollo regional y les permitan a los niños de esas regiones tener el futuro que se merecen.

La condición para que las corrientes pro-desarrollo sean capaces de responder a las expectativas de las poblaciones de las regiones mineras del Perú es superar los enfoques asistencialistas y el pragmatismo transaccional aún presentes en las estrategias de las empresas mineras para que la minería contribuya efectivamente a dinamizar las economías locales y brindarle la posibilidad a la población rural y los sectores urbanos que visualicen un futuro mejor en relación sinérgica con la minería. Lampadia

 

[1] El pedagogo brasileño Paulo Freire, un pensador del sur, desarrolló un enfoque de alfabetización que hasta hoy influencia las universidades del norte, pero ese no es el caso de los post-extractivistas, pero este no es el caso de los post-extractivistas peruanos.

[2] Una estrategia mediática de los post-extractivistas es el adoctrinamiento de voceros locales para dar la ilusión de que sus ideas son originarias de los países en donde operan.

[3] Los luditas no entendieron que la industrialización no era solo consecuencia de las condiciones en Inglaterra sino de la naciente demanda global de telas, máquinas, insumos industriales, etc. La industrialización de China e India, y después de África, va incrementar la necesidad de la minería hacia niveles nunca antes conocidos en la historia de la humanidad. El bienestar futuro de la humanidad va requerir más minería y no menos minería como se imaginan los post-extractivistas.

[4]Otras corrientes Neo-Luditas buscan bloquear la tecnología digital y la ingeniera genética: computadores, robots, modificaciones genéticas, etc., pero ese no es el caso en Perú en donde la minería, el petróleo y las represas hidroeléctricas son los blancos preferidos de los pos-extractivistas.

[5] Kaczynski, un matemático con un IQ de genio, entre 150 y 170, redactó su Manifesto en forma muy lógica e completa. Más allá de sus ideas absurdas, es un documento de lectura entretenida.

[6] En el final del Manifesto (del §213 al §232), Kaczynski realiza una crítica aguda a la izquierda y a su ambición de poder por el poder. Por ello, sería más adecuado caracterizarlo políticamente como más próximo a los anarquistas que a la izquierda tradicional de Latino América o de los países del norte.

[7] http://www.theguardian.com/sustainable-business/blog/buen-vivir-philosophy-south-america-eduardo-gudynas

 




Complot anti-desarrollo al descubierto

Complot anti-desarrollo al descubierto

Se acusa a nuestro desarrollo de ser adicto al productivismo. Se plantea la transición al pos-extractivismo: no depender del exterior y dosificar la producción de minería, petróleo, gas, pesca, madera y monocultivos, solo lo indispensable.

Abandonar la exportación de alimentos y producir solo los que consumimos, aplicar las mismas políticas en los países vecinos, alejarse de los TLCs y relanzar la integración regional sobre la base del Mercosur y la Comunidad Andina.

Proponen que pasemos del actual “Extractivismo depredador” (según lo califica Carlos Monge), a un “Extractivismo sensato”, como transición al “Extractivismo indispensable”.

Bajo la inspiración de las ‘ideas muertas’ de un extranjero, el uruguayo Eduardo Gudynas,se han venido cocinando algunos planteamientos políticos que pretenden llevarnos a la miseria de la Edad Media. Un amplio sector de la academia peruana, de centros de investigación y estudios, ONGs y todas las izquierdas peruanas (incapaces de producir ideas propias y adecuadas a nuestra realidad) desde el 2010, han estado armando el sustento de una suerte de ‘revolución cultural anti-inversión’.

Estas ideas muertas han venido siendo infiltradas durante los últimos cinco años en la política, los medios (especialmente en las radios de provincias), en múltiples eventos ‘académicos’, publicaciones de los llamados centros de investigación y estudios y en la acción política que se ha desarrollado detrás de los conflictos socio-políticos vinculados a la explotación de recursos naturales (bajo el paraguas de los temas ambientales y comunales) y de muchas otras iniciativas de inversión.

La publicación:“Transiciones, Postextractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú”, editada por Alejandra Alayza Moncloa (RedGE) y Eduardo Gudynas Silinskas (uruguayo de CLAES) se inició en junio de 2010, con la participación de “expertos y amigos” como: “Carlos Monge y Claudia Viale, del Revenue Watch Institute; Epifanio Baca y Javier Azpur, del Grupo Propuesta Ciudadana (GPC); José de Echave y Juan Carlos Sueiro, de CooperAcción; César Gamboa, de Derecho Ambiente y Recursos (DAR); Pedro Francke y Vicente Sotelo, de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP); Ernesto Ráez de Centro de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Cayetano Heredia (CSA-UPCH); y Matín Scurrach, del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES)”.

Además,figura la participación de la Red Peruana por una Globalización con Equidad – RedGE: Acción Internacional para la Salud – AIS, Asociación pro Derechos Humanos – Aprodeh, Centro de Derechos y Desarrollo – CEDAL, Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo – DESCO, Centro Peruano de Estudios Sociales – CEPES, Convención Nacional del Agro Peruano – CONVEAGRO, Derecho Ambiente y Recursos Naturales – DAR, CooperAcción, Grupo Propuesta Ciudadana – GPC.

Posteriormente, en agosto de 2012,todos los partidos de la izquierda tradicional entregaron al Presidente Ollanta Humala, la versión política del Pos-Extractivismo, mediante el documento coordinado por Tierra y Libertad: Nueva Minería Exige Debate Nacional (L). Este documento fue firmado por los siguientes movimientos: Comando Unitario de Lucha de la Región Cajamarca (CUL), Plataforma Interinstitucional de Celendín (PIC), Frente de Defensa Hualgayoc-Bambamarca, Frente de Defensa de Cajamarca, Central Unitaria de Trabajadores (CUT Perú), Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), Central de Campesinos del Perú (CCP), Femucarinap, Fenpetrol, Movimiento Tierra y Libertad, Coordinadora Político Social (CPS), Partido Comunista del Perú, Partido Comunista Peruano (PCP), Partido Descentralista Fuerza Social, Ciudadanos por el Cambio, Partido Socialista, Marcha Mundial de Mujeres (MMM), Ufrep, Conapu, Movimiento por el Poder Popular (UPP), Uníos Perú, Acción crítica, Género y Democracia y Voz Socialista.

Hasta hace pocas semanas, era difícil de entender cómo en un país en que las marchas eran para solicitar la construcción de una carretera, una represa o una hidroeléctrica, de pronto se fue desarrollando esa suerte de ‘revolución cultural anti-inversión’ que se opone a todas la iniciativas de desarrollo de proyectos públicos y privados. En los últimos años nos hemos visto con movilizaciones contra la construcción de carreteras, ferrocarriles, hidroeléctricas, minas, desarrollos petroleros, cárceles, centros comerciales, clínicas, antenas para celulares y todo lo que uno se puede imaginar.

La gran mayoría de estos movimientos se han hecho en nombre del medio ambiente, las comunidades y las poblaciones originarias. Los abanderados han sido ambientalistas de primera generación, curitas revoltosos, ONGs y buena parte de la izquierda tradicional con los liderazgos más notorios de Tierra y Libertad y Patria Roja.

Este proceso se ha hecho evidente especialmente en contra del proyecto de Conga en Cajamarca, contra Pluspetrol y últimamente, con niveles de violencia desaforada contra el proyecto de Tía María en Arequipa.

En clara sintonía con los planteamientos del pos-extractivismo, podemos ver ahora que la campaña política del Presidente Humala con su plan de la Gran Transformación y la acción de gobierno durante el premierato de Salomón Lerner Ghitis, hoy líder de Ciudadanos por el Cambio, de La Otra Mirada y firmante del documento promovido por Tierra y Libertad, fue parte de lo mismo.

También se creía que el ‘ideólogo’ de estas estrafalarias ideas era el ex (por expulsado) cura Arana, pero viendo todos los documentos y movimientos, tenemos que concluir que el eslabón común a todo el andamiaje es Pedro Francke, de la PUCP. Él pertenece a Tierra y Libertad, a La Otra Mirada, y es coautor de los dos documentos.

Resulta entonces, que más que un movimiento social espontáneo por los supuestos descuidos y abusos de las empresas llamadas extractivistas, hemos sido víctimas de un complot en el que han participado muchísimos movimientos y centros de estudios para dar forma a un quiebre del proceso de desarrollo del Perú, que no solo se ha expresado en ideas muertas, sino que ha llegado a superar todo límite permisible de violencia.

Dicho sea de paso, la violencia que hemos visto en el caso de Tía María y que no vimos en el caso de Cajamarca (pues los medios no difundieron los atropellos perpetrados, ver en Lampadia: Stalinismo en Cajamarca), tiene como responsables directos a muchos de los participantes en la producción y promoción de los documentos reseñados y, además, llama poderosamente la atención que los centros de investigación y los académicos involucrados hayan hecho mutis ante la gravedad de los delitos que se vienen cometiendo.

Se acabó la sorpresa, el Perú viene siendo atacado de palabra y obra por gente que ahora podemos desenmascarar. Las mayorías silenciosas, los peruanos de bien, nuestros emprendedores y nuestros jóvenes, no pueden estar de acuerdo con estas tropelías fariseas que debemos combatir con mejores ideas.

CITAS RELEVANTES

Para demostrar el sustento de este complot anti nacional, compartimos a continuación algunas de las ideas con las que esta gente pretende desquiciar nuestro país:

“Transiciones, Postextractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú”

Prólogos de abril de 2011 y febrero 2012:

  • “Las transiciones no implican prohibir todas las formas de extractivismo, sino que exigen la necesidad de alternativas que permitan redimensionar el peso de los sectores extractivos en nuestras economías”.
  • “Resultaba tentador mirar a países progresistas vecinos, especialmente Ecuador y Bolivia, como modelo de recuperación de parte de la renta apropiada por las empresas privadas para financiar un mayor gasto social interno. (…) Pero la crítica de Gudynas a los límites del neoextractivismo –junto con los crecientes conflictos que desde esos países se reportan entre los Gobiernos y los pueblos indígenas y la comunidad ambientalista- resultaba demoledora”.
  • “Plantear límites a la propiedad de la tierra”.

Pedro Francke y Vicente Sotelo:

¿Es económicamente viable una economía postextractivista en el Perú?

  • Primero descartan el impacto en el empleo, pues “… la PEA ocupada en el sector extractivo (…) asciende en promedio al 1.5% del total de la PEA nacional.”
    Los economistas de la PUCP manipulan su análisis, pues para ellos la minería es un enclave sin encadenamientos con el resto de la economía. Solo consideran el empleo directo, ignorando el indirecto y el inducido. Según el IPE, por cada empleo directo de la minería se crean nueve empleos en la economía. (Ver en L: La minería tiene un alto valor agregado y Efecto de la minería sobre el empleo, el producto y recaudación en el Perú)
  • Luego reconocen el impacto de eliminar el sector extractivo en el aspecto fiscal y en el sector externo, pero para evaluar su planteamiento analizan tres escenarios.

1. “Cierre total de mineras, petróleo y gas.
2.  Suspensión de los proyectos mineros, petroleros y de gas que iniciaron sus operaciones entre 2007 y 2011.
3.  Suspensión de los proyectos mineros, petroleros y de gas que iniciaron sus operaciones entre 2007 y 2011, y aplicación de un impuesto a las sobreganancias”.

  • Para el primer escenario reconocen un desastre: “… hubiera resultado insostenible (…) habría conllevado a recurrentes presiones hacia la depreciación del tipo de cambio y, por lo tanto, a episodios inflacionarios en la economía”.
  • Para el segundo escenario afirman: “… hubiera significado un deterioro en la balanza de pagos, estos efectos no hubieran sido de la magnitud de los revisados en el primer escenario”.
  • La ‘magia’ está en el tercer escenario: “… se obtiene recurrentes ajustes positivos. Esto significa que el nivel de RIN se ve incrementado incluso por encima de lo que se registró. El ajuste positivo (…) tiene como principal determinante al elevado nivel de utilidades que dejan de salir de la economía nacional debido a la aplicación del impuesto a las sobreganancias. (…) … se ‘retiene’  el 50% de las utilidades de las actividades primario-extractivas que son destinadas al exterior”.
  • Increíble, estos ‘economistas de la PUCP’ creen que en una economía se puede afectar una variable y que todo lo demás quede estático. No entienden que la esencia de la economía es que todo está conectado por vasos comunicantes y que un sistema se altera en su integridad cuando se afecta una sola variable. Su análisis les lleva a pensar que apropiándose de la mitad de las utilidades de las empresas, en adición a sus actuales contribuciones (que son del 40 al 50% de las utilidades antes de impuestos) seguirían habiendo reinversiones, nuevas inversiones, el mismo volumen de producción, nivel de riesgo de la economía y ritmo de inversión en los demás sectores.

Eduardo Gudynas

Caminos para las transiciones postextractivistas

  • “Buscar alternativas al desarrollo actual enfocado en el extractivismo (…) muchos actores sostienen que (…) hay que profundizar e incentivar sectores como la minería o los hidrocarburos. (…) … una postura muy conocida en el Perú, pero otro tanto sucede en Gobiernos como el de Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador o, incluso, bajo el progresismo moderado, como lo fue la administración de Lula da Silva en Brasil”. Ahora Morales y Correa están al otro extremo, ver en L: Evo Morales y Rafael Correa promueven ahora el extractivismo y Gobierno ecuatoriano promueve inversiones que el Perú rechaza y desprecia.
  • “El PBI y otros indicadores (…) son presentados como aproximaciones valederas a la calidad de vida de las personas. (…) Si bien estos son una de las principales fuentes de expansión (…), también causan serios impactos ambientales, fuertes tensiones sociales, su generación de empleo es modestay, en general, no resuelven de buena manera los problemas de pobreza y desigualdad”.La economía peruana es una prueba viva de la falacia de esta argumentación (ver en L: Las Cifras de la Prosperidad).
  • “El extractivismo… genera… un ‘mal desarrollo’, dada su incapacidad para mejorar la calidad de vida de las personas. (…) está basado en recursos que son finitos. (…) en petróleo seguramente se ha pasado el pico de producción (2010)”. Ha sucedido todo lo contrario, ahora sobre el petróleo.
  • “… mejorar la tecnología que se utiliza en la minería o la remediación ambiental (…) ofrece muchas limitaciones. Persistiría el extractivismo como una actividad dominante”.
  • “Las salidas reales al extractivismo se encuentran… en… las alternativas al desarrollo. (…) las propuestas postextractivistas elaboradas por… CLAES son determinadas como transiciones hacia alternativas al desarrollo”.
  • “Se rechaza la posibilidad de seguir avanzando por el sendero del capitalismo contemporáneo, de alto consumo de materia y energía (…) Está claro que es necesario un cambio de rumbo sustancial”. Este ciudadano de ‘larepública oriental’ (Uruguay) no conoce el oriente…
  • “… las propuestas de cambio, en países como Perú, plantean como primer paso revertir los problemas más serios, tales como la ausencia de una regulación estatal, la baja tributación y la desmedida transnacionalización empresarial en el extractivismo”. Las regulaciones han amarrado la economía y la tributación es altísima para el sector formal.
  • “Muchos miran a los Gobiernos progresistas o de la nueva izquierda como fuente de inspiración para esta postura secuencial. Se piensa en las administraciones actuales de Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, o Venezuela, por mencionar algunos casos, que serían ejemplos exitosos  de ese primer paso”.
  • “El problema es que, en todos estos casos, se han acentuado las estrategias extractivistas. (…) nuevos emprendimientos, como puede ser la minería del litio en Bolivia”. Tesla está por echar por la borda la oportunidad estratégica de Bolivia con el litio. Es probable que este nunca sea aprovechado por ese pobre país.
  • “Algunos valoran el ejemplo progresista solamente por el regreso del Estado”.
  • “Bajo Gobiernos progresistas comienza a ser cada vez más frecuente defender el extractivismo como generador de recursos financieros que se utilizarían en mantener programas sociales. Esta es una suerte de ‘trampa asistencialista’. (…) Esta legitimación… es endeble (…) ya aparecen distorsiones que merecen ser comentadas para no repetir las mismas desviaciones en el Perú”.
  • “Por otro lado, la persistencia extractivista reproduce los conflictos sociales y el deterioro ambiental. Sus beneficios económicos y comerciales deberían ser contrastados con los costos económicos detrás de los impactos sociales y ambientales”.
  • “Estas transiciones implican una serie de rupturas con las ideas clásicas del desarrollo. (…) En otras palabras, la clásica idea del progreso, de origen occidental, queda en entredicho, y se exploran alternativas bajo otras concepciones del bienestar y la buena vida”.Condiciones utópicas que no precisan.
  • “Extractivismo depredador es el estilo de desarrollo actual, caracterizado por un extractivismo intensivo… de alto impacto social y ambiental, y dudosos beneficios para el desarrollo nacional… ejemplos clásicos… minería a cielo abierto… la contaminación por la explotación petrolera en la Amazonía o el abuso de agroquímicos con los monocultivos de exportación… que generan economías de enclave”.
  • “Algunas actividades extractivistas se mantendrán, ya que nadie postula prohibirlas, pero será necesario redimensionarlas sustancialmente… podrán permanecer aquellas actividades que son genuinamente necesarias, dado que cumplen con condiciones sociales y ambientales; y estén directamente vinculadas con cadenas productivas nacionales y regionales… el extractivismo, como apropiación masiva de recursos volcados a las exportaciones, desaparece, y permanece una extracción indispensable para asegurar la calidad de vida humana”.
  • “Posiblemente, la situación más escandalosa en América del Sur se encuentra en Perú, con las excepciones, flexibilidades e incumplimientos con el complejo de La Oroya”.
  • “Un paso esencial para iniciar las transiciones es comenzar a aplicar las normativas ambientales y sociales actuales, y… contar con los requisitos en todo el espectro de emisiones: gases, efluentes líquidos y desechos sólidos; o diseñar planes de ordenamiento territorial”.
  • “El análisis que se presenta en el capítulo de Sotelo y Francke es muy interesante, ya que su escenario de suspensión de los emprendimientos extractivos iniciados entre el 2007 y 2011, podría concebirse como próximo a un extractivismo sensato. En ese caso, se perderían exportaciones por más de 5 mil millones de dólares… pero… un impuesto a las ganancias de los emprendimientos que siguen operando, incluso se llega a un efecto positivo sobre el saldo de la balanza de pagos”.
  • “En el caso de los países andinos, un primer sector a considerar se encuentra en la producción de alimentos… la prioridad ya no está en aumentar las exportaciones… sino en asegurar la calidad de vida de las personas, será necesario asegurar una adecuada alimentación. Para ello, es imprescindible reorientar la producción agroalimentaria hacia las demandas nacional y regional”.
  • “Mientras que, en Perú, podríamos decir que el extractivismo tiene su cara másconocida en la minería, el nuevo extractivismo del Cono Sur se expresa nítidamente en los monocultivos de soja (por el paquete de agroquímicos que emplea)”.
  • “Bajo las transiciones al postextractivismo se desarticulan o desacoplan varios circuitos económicos”.
  • “En América Latina… el decrecimiento en el sentido original de Latouche, es “un slogan político con implicaciones teóricas” que busca “romper el lenguaje estereotipado de los adictos al productivismo”, es perfectamente compatible con las transiciones que aquí se presentan”.
  • “América del Sur es una exportadora neta de agroalimentos con enormes volúmenes de excedentes. El problema no reside en la falta de producción de alimentos, sino en la necesidad de coordinar y regionalizar esa producción y su comercialización. De esta manera, la primeraprioridad de la producción agropecuaria ya no es exportar pocos productos hacia el mercadoglobal, sino atender la alimentación: los alimentos dejan de ser vistos como mercancías. En lugarde unos pocos cultivos exportables, se debería defender una diversificación que asegure unacanasta de alimentos”.
  • “El papel del Estado… asignar prioridades productivas, se deberían atender, en primer lugar, condiciones como la generación de empleo antes que el ritmo de exportaciones”.
  • “Una nueva integración y la autonomía frente a la globalización: Las nuevas condiciones sociales, económicas y ambientales, propias de las transiciones postextractivistas, hacen que los costos sean más altos y las oportunidades de inversión más acotadas. Por lo tanto, es válido suponer que muchas corporaciones dejarían de invertir en Perú y simplemente se mudarían a otras naciones siempre que estas sigan bajo las condiciones actuales… Su racionalidad se basa en sostener que en la globalización actual, una postura postextractivista desembocaría en un aislamiento internacional del país. Esta advertencia es real… Pero la respuesta a ella no es invalidar las transiciones ni caer en la resignación de aceptar las condiciones de operación actual. Por el contrario, la respuesta a este problema se encuentra en ese mismo campo internacional. En efecto, debe asumirse como una condición de necesidad que los países vecinos asuman requisitos y exigencias similares. (…) de esta manera, se evitaría una migración de los emprendimientos extractivos, ya que requisitos similares a los que pudiera establecer Perú, se deberían aplicar… en Chile o Bolivia. (…) en países como Canadá, Estados Unidos o varias naciones europeas, enfrentan exigencias mucho más altas, por lo cual no pueden criticar que los países sudamericanos sigan un camino similar”.
  • “Todo esto requiere abordar la integración regional de otra manera. Ámbitos como la ComunidadAndina o el MERCOSUR deben ser repotenciados”.
  • “Los TLC limitanseriamente las posibilidades de avanzar hacia una estrategia postextractivista.Se impone un cambio de rumbo en las negociaciones internacionales”.
  • “Las transiciones postextractivistas requieren cambios sustanciales tanto en la integración como enla inserción global. Sus ejes deberán ser la coordinación y articulación productiva a nivel regional,y lograr la autonomía frente a la globalización”.
  • “La construcción de las transiciones postextractivistas requiere de actores políticos… implica una renovación en las posiciones político partidarias”.

Indignante, todas las malas ideas del pasado con los peores ejemplos de la región, buscan crear una autarquía regional: “la autonomía frente a la globalización”.

Los peruanos ya hemos sufrido mucho aplicando ‘ideas muertas’. Lo más grave es descubrir a las personas e instituciones que han hecho suyos estos disparates. Lampadia