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La respuesta de Suecia al covid 19

La respuesta de Suecia al covid 19

Compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se desmitifican varios rumores sobre la estrategia sanitaria de Suecia para enfrentar el coronavirus, en particular aquellos que enarbolan la supuesta exposición hacia el virus que acometió con su población para generar una suerte de “inmunidad de rebaño”, sin emprender acciones concretas como cuarentenas estrictas o la promoción del uso de mascarillas y/o artículos de prevención.

Como se desprende del análisis de The Economist, en contra de esta creencia, la base de la estrategia sueca se centró más bien en desarrollar “la convivencia con el virus”, sopesando cuidadosamente los costos y beneficios económicos y sanitarios, pero además psicológicos de las cuarentenas generales y focalizadas, algo que muy pocos países han considerado al respecto. Cabe destacar por ejemplo cómo el gobierno ha sido muy enfático con el tema de las escuelas, las cuales nunca cerraron pues entendieron no sólo la baja incidencia del covid en los menores de edad, sino también las pérdidas irremediables de largo plazo que se generan en los niños el cortar la educación presencial, algo que se exacerba en países de bajo nivel de desarrollo como el nuestro (ver Lampadia: El cierre de escuelas puede ser devastador, El perjudicial cierre de las escuelas). Otro tema a destacar es el correspondiente al aislamiento de contagiados, acometidos en tiempos cortos pero suficientes para una recuperación certera sin vulnerar la salud mental de las personas. Ello por supuesto acompañado del seguimiento de contactos, algo que en nuestro país nunca se incorporó y que le ha permitido a Suecia, entre otras cosas, amortiguar la aparición de una segunda ola a diferencia de lo que sucede en buena parte de Europa.

Si bien consideramos que la estrategia de Suecia no ha sido del todo exitosa – a diferencia de Corea del Sur, China o Taiwán por ejemplo que han prácticamente parado en seco el contagio y las muertes sin resentir tanto sus economías – sí rescatamos su idea de no persistir en medidas de corte salomónica ya sea a través de encierros totales o de medidas absurdas como la prohibición expresa de no dejar salir a los ancianos a algún espacio recreativo o hacer deporte (ver Lampadia: Cuarentena abusiva), algo que se ha probado que es insostenible para la salud mental de las personas dada la duración que parece tendrá todavía la pandemia. Y muestra además la absurda dicotomía de salud vs economía que mantuvo el gobierno hasta casi el tercer mes de iniciado el brote, lo cual significó la quiebra de miles de empresas y de desempleados en nuestro país. Grave error que no debemos volver a cometer jamás. Lampadia

Tierra de los sin máscara
Las verdaderas lecciones del enfoque sueco del covid-19

Suecia es considerada campeona de la libertad. De hecho, es el hogar del pragmatismo.

The Economist
10 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Lo mejor de usar un país pequeño para respaldar su argumento es que es poco probable que sus oponentes sepan lo que realmente está sucediendo allí. Quizás por eso Suecia, con 10.3 millones de habitantes, se ha convertido en un ejemplo muy citado en el debate sobre cómo lidiar con el covid-19. Los suecos amantes de la libertad supuestamente están siguiendo una estrategia de bloqueo liviana sin máscaras que creará inmunidad colectiva sin quebrar la economía. El éxito de Suecia, se dice, es una reprimenda permanente a los aguafiestas de izquierda que aman mandar a la gente y cerrar todo.

Suecia, de hecho, contiene lecciones, pero se trata menos de libertad que de utilizar compensaciones para generar una cohesión social duradera. El país es un modelo extraño para los fanáticos del gobierno pequeño. La última vez que persiguió el individualismo con uñas y dientes rojos, la política social estaba en manos peludas de hombres que iban a trabajar en lanchas. En la actualidad, Suecia es un faro progresista y ocupa el séptimo lugar en la clasificación de gasto social de la OCDE, incluso por delante de Alemania.

Los fanáticos de Suecia tienen razón al señalar que, en la primera fase de la enfermedad, el gobierno tuvo un toque ligero. Aunque prohibió los grupos grandes y emitió muchos consejos de salud, rechazó las cuarentenas generales. Pero ese no fue un enfoque particularmente exitoso. Suecia tiene una tasa de mortalidad de alrededor de 60 por 100,000, diez veces la de Finlandia y Noruega, que sí se encerraron. La libertad de los suecos no perdonó la economía, a pesar de que muchas muertes se produjeron entre personas mayores que ya no trabajaban. La producción solo en el segundo trimestre se contrajo un 8.3%, también peor que en los demás países nórdicos. Una gran cantidad de casos es perjudicial para la economía.

Una réplica es que, a diferencia de Gran Bretaña, Francia y España, Suecia no ha visto una segunda ola. Sin embargo, incluso si se deja de lado el hecho de que los casos en el condado de Estocolmo se cuadriplicaron aproximadamente en septiembre (en términos absolutos, siguen siendo bajos), la nueva estrategia de Suecia para la segunda fase converge con la de Alemania. Contrariamente a algunas afirmaciones, esto no depende de la inmunidad colectiva: Suecia todavía tiene una gran población de personas susceptibles. Más bien, implica pruebas a gran escala y rastreo de contactos para identificar y suprimir los brotes de manera temprana. Esto va acompañado de un mensaje claro y coherente que es sostenible porque da autonomía a las personas. Esos son los componentes básicos de estrategias exitosas contra el covid-19 en todas partes.

La lección de la nueva política sueca no es que sea libertaria, sino que el gobierno sopesa las compensaciones de cada restricción. Por ejemplo, cuando alguien da positivo, toda su familia debe entrar en cuarentena, pero los escolares están exentos porque, según reconoce el gobierno, los beneficios de encerrarlos se ven abrumados por el daño duradero a su educación. Asimismo, la cuarentena dura de cinco a siete días, en comparación con dos semanas en otros lugares. El riesgo de propagar el covid-19 en esa segunda semana es pequeño y se está reduciendo, pero el daño a la salud mental del aislamiento prolongado está aumentando.

Suecia es una sociedad de alta confianza, donde la gente sigue las reglas. Y, sin embargo, su enfoque se basa en la idea de que, como el covid-19 estará aquí durante mucho tiempo, pedir demasiado a la gente reducirá el cumplimiento y, por lo tanto, propagará la enfermedad. Las sociedades de baja confianza pueden necesitar un equilibrio diferente entre coerción y autocontrol, pero también necesitan reglas sostenibles.

¿Y las máscaras? Los fanáticos de Suecia aprovechan las multitudes sin máscaras en Estocolmo como prueba de su libertad. Pero esa no es la base de su política. Los expertos gubernamentales argumentan que la evidencia de que las máscaras ayudan es débil y que sus otras medidas funcionan bien. En esto, Suecia está fuera de sintonía con otros países. Si la enfermedad vuelve allí, es probable que eso cambie. Después de todo, su política se basa en evidencia y pragmatismo, no en principios ciegos. Lampadia




Proyecto de antepuerto en el Callao se canceló el 27 de julio

Algo extraño ocurrió con el proyecto de antepuerto (espacio anterior al puerto) del Callao que iba a construirse y funcionar mediante una concesión que se otorgaría en un terreno de la Marina de Guerra del Perú, en una ubicación ideal colindante al propio Puerto. El proyecto fue desarrollado por Pro-Inversión, y contaba ya con cartas de intención de varias empresas extranjeras que mostraban su interés en participar, pero misteriosamente, sin explicación alguna, Pro-Inversión anunció en noviembre  del 2015 su suspensión y luego, el 27 de julio de 2016, un día antes del fin del gobierno anterior, anunció su cancelación.

Fuente:  www.comunidadandina.org

El proyecto consistía en habilitar y operar un antepuerto en un área de 39 hectáreas perteneciente a la Marina situada a menos de dos kilómetros de los terminales portuarios. Dicho antepuerto permitiría el ingreso, estacionamiento, inspección de aduanas y salida de los camiones desde y al puerto del Callao. Tendría también una Zona Logística para tareas de almacenamiento y otras y una zona administrativa para oficinas públicas y privadas.

Fuente:  www.comunidadandina.org

Ubicación estratégica del proyecto

 

Lo que se conseguiría con este proyecto, según Pro-Inversión, sería ofrecer servicios de apoyo al comercio exterior de manera organizada, integrada y eficiente en una plataforma especialmente concebida para tales fines, con estándares internacionales, ubicación estratégica y gestión integral. La idea fundamental es mejorar la calidad de los servicios relacionados al comercio exterior y agilizar los procesos y el flujo de la carga a fin de reducir los costos logísticos, que en el Perú, como sabemos, son muy altos. De paso, perseguiría mejorar la fluidez y orden del tránsito de vehículos hacia y desde el Puerto del Callao.

Se trataría de una Asociación Público Privada (APP) auto-sostenible sin garantías del Estado, por 30 años, con una inversión de aproximadamente US$ 186 millones. Si ya había postores interesados con esas condiciones, la pregunta es, ¿por qué se canceló el proyecto?

Un ex funcionario del MEF, que prefirió guardar su nombre en reserva, nos dio la siguiente explicación: “El proyecto como estaba concebido requería una legislación ad-hoc (que incluía cambios en la ley de aduanas) y una vía elevada muy costosa. Además la Marina pedía ciertas liberalidades para el uso de los recursos que iba a generar”

El Almirante Carlos Raygada, por su parte, vinculado al proyecto, explica que esa vía elevada es un proyecto adicional que ya existía y que mejoraba el proyecto pero no era indispensable. No estaba considerada dentro de los US$ 186 millones. De hecho, hace dos o tres años el gerente de APM Terminals propuso que varias empresas se juntaran para hacer ese viaducto mediante Obras por Impuestos (OXI), pero la iniciativa no prosperó. Y sin duda podría financiarse parcialmente mediante un peaje.

En cuanto a las “liberalidades” solicitadas por la Marina, estas se refieren a que los ingresos generados por la concesión se destinen a la reubicación de la Base Naval más al norte, liberando una zona adicional para fines portuarios, es decir, para que el puerto del Callao pudiera crecer. Una idea sin duda positiva. Según el almirante Raygada, nunca se les dio la oportunidad de exponer el proyecto en el Ministerio de Economía y Finanzas.   

Por su parte, Alfredo Prado, jefe de prensa de Pro-Inversión, nos informó que el Concurso de Proyectos Integrales de ZALAC fue cancelado “a solicitud de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), al manifestar la necesidad de reevaluar el alcance del referido proyecto”.

Consultada, entonces, Verónica Zambrano, gerente general de la APN, nos explicó que el Proyecto fue cancelado para ser reevaluado “tomando en cuenta que como resultado del estudio de factibilidad se identificó la necesidad de realizar modificaciones a la legislación aduanera, respecto de las cuales el MEF no otorgó opinión favorable y la SUNAT realizó observaciones. Otro aspecto considerado fue la falta de disponibilidad de la totalidad del área necesaria para la ejecución del Proyecto, que actualmente se encuentra en posesión de PetroPerú…” (pero, según Proinversión, dicho terreno fue transferido al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) para estos fines, aunque al cancelarse el proyecto, el terreno fue devuelto a PetroPerú). Por último, informa Zambrano, “la decisión de cancelarlo contó con la aprobación del MTC”.

No obstante, la gerenta general de la APN termina diciéndonos que “A la fecha la APN se encuentra reevaluando este tema, por ser de nuestro interés y por encontrarse dentro de nuestra política portuaria el que el Callao cuente con una zona de actividades logísticas”.

De modo que debemos suponer que las objeciones que se hicieron eran perfectamente subsanables o fueron pretextos. Sería interesante averiguar qué presiones hubo, de haberlas habido, para cancelar un proyecto autosostenible que, tal como fue presentado, apuntaba a reducir los costos logísticos del comercio exterior peruano y mejorar así nuestra competitividad internacional.

Lampadia