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Inversión y economía a capazos

Los últimos días y meses han mostrado un gobierno peruano ensimismado en la puesta en marcha de su reforma política, presionando y confrontando constantemente al Congreso y solicitándole cuestión de confianza para llevar a buen término los 6 proyectos de ley planteados que involucran un cambio a la Constitución vigente.

Sin embargo, su misma obsesión por el tema institucional no solo ha generado ruido político – ante la posibilidad latente de un eventual cierre del Congreso – sino que además lo ha desenfocado por completo de los ejes económico y social, fundamentales para una buena gobernanza y para seguir propiciando desarrollo a nuestros pobres (ver en Lampadia: Confrontación sin Gobernanza).

Centrándonos en el eje económico, hay una total incertidumbre respecto a los lineamientos de política a emprender por el gobierno de Vizcarra para lidiar con una desaceleración económica que ya data del 2014 (ver en Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad, El 2014 terminó nuestro círculo virtuoso – ahora necesitamos acumen y una agenda de desarrollo efectiva) y que se ha agravado en los últimos meses con el conflicto comercial EEUU-China (ver en Lampadia: Cuidado con el desplome de las exportaciones).

Peor aún, recientes declaraciones del Ministro de Justicia, Vicente Zeballos, han dejado entrever la intención del gobierno de retornar al Estado empresario en industrias estratégicas como la minería y la de aerolíneas, lo cual resulta sumamente peligroso para nuestra economía, a la luz de la experiencia histórica del gobierno velasquista en los años 70, que, planteando políticas similares hasta finales de los años 80, nos llevó al colapso de las cuentas fiscales.

Por otra parte, si nos enfocamos en la coyuntura, las recientes cifras de crecimiento de la inversión, tanto pública como privada, publicadas por el BCRP, no muestran signos de reactivación; por el contrario, el crecimiento se torna cada vez más endeble e incluso negativo. Veamos.

Fuente: BCRP

Como se muestra en la siguiente tabla, en el caso de la inversión privada, el crecimiento del primer trimestre ha pasado de 5.3% el 2018 a 2.9% este año; y en el caso de la inversión pública, este crecimiento ha pasado de 6.8% a -10.9%.

Fuente: BCRP

Este alicaído comportamiento de la inversión ha provocado una caída en la tasa de crecimiento del primer trimestre del PBI de 3.2% el 2018 a 2.3% el 2019, que, de mantenerse por el resto del año, estaría muy lejos del potencial requerido para absorber la mano de obra entrante y para reducir sostenidamente la pobreza (ver Lampadia: Crecimiento, pobreza y desigualdad). De hecho, como informó recientemente El Comercio, el crecimiento de abril (ver el siguiente gráfico), situado en 1.7%, reconfirmaría este hecho al generar un crecimiento anualizado del 3.3%, muy por debajo del potencial de la economía peruana (3.7%) así como del proyectado por el MEF (4.2%).

Fuente: INEI

Por otra parte, la inversión directa extranjera, importante generadora de empleo y principal fuente de acumulación de reservas internacionales (ver Lampadia: El Perú se aleja de los circuitos internacionales de inversión), tampoco presenta signos de reactivación al 2018 en gran parte por el poco empuje y animadversión que sigue habiendo hacia el sector minero. Y pese a que aún no se cuentan con datos al cierre del 2019, los últimos meses, caracterizados por el conflicto social del proyecto cuprífero Las Bambas, augurarían una notable reducción de la inversión minera extranjera también para este año.

Fuente: BCRP

Dado los niveles actuales en los que se encuentra el conflicto Ejecutivo-Congreso, es difícil proyectar cual sería el comportamiento futuro de la inversión privada en el corto plazo. El presidente del BCRP, Julio Velarde, hizo las siguientes declaraciones en un reciente evento regional de Cajamarca ante la posibilidad de una disolución del Congreso: “Durante cuatro meses se gobernaría por decreto. La incertidumbre se disiparía cuando se hayan elegido a los congresistas y ver quiénes serían. Habrá cuatro meses de incertidumbre que puede afectar a la inversión privada”

En ese sentido, consideramos que tal incertidumbre podría ser superada si el gobierno se propusiera poner en marcha los proyectos mineros de envergadura como Tía María, Las Bambas, Galeno, por destacar los más importantes, cuyo enorme potencial podrían reactivar la inversión privada. La puesta en marcha de dichos megaproyectos le daría señales claras al sector privado tanto nacional como internacional de que en nuestro país sí se respetan los contratos, lo cual eventualmente aumentaría la confianza empresarial, tan venida a menos en los últimos años. Además, el impulso de la minería, la cual esta encadenada a por lo menos 6 sectores indirectos (ver Lampadia: El sorprendente valor agregado de la minería), apuntalaría el crecimiento del empleo desde las regiones, que es donde más desarrollo requieren nuestros pobres.

Es hora que el Ejecutivo deje de confrontar y se ponga a gobernar por el bien del país. Los peruanos se lo exigimos. Lampadia




Director de Lampadia con Phillip Butters en Wylax TV

El lunes pasado nuestro director estuvo con Phillip Butters repasando diversos temas. Lineas abajo reproducimos los tres bloques de la entrevista.

Se revisaron los temas de gobernanza, las carencias económicas y el potencial de la minería.

Bloque I

Bloque II

Bloque III

Lampadia




Se agrava la guerra comercial EEUU – China

Se agrava la guerra comercial EEUU – China

El pasado viernes 10 de mayo – tras las acaloradas amenazas del Presidente Trump vía Twitter (ver Lampadia: EEUU amenaza con aumentar aranceles a China) que tuvieron lugar días antes de una sesión de negociaciones comerciales que aparentemente no llegó a buen término entre las delegaciones chinas y estadounidenses – se hizo efectivo el incremento de aranceles del 10% a 25% sobre US$ 200,000 millones de dólares de importaciones china, en su mayoría, insumos industriales.

Según fuentes de The Economist, la toma de esta medida implicaría la imposición de una tasa impositiva única a cerca de la mitad de las exportaciones chinas a EEUU, guardando serias implicancias económicas y financieras no solo para ambas potencias, sino para el mundo en general.

Y como si esta medida proteccionista no fuera suficiente para calmar las demagogias políticas, según fuentes de Financial Times, el pasado 13 de mayo el gobierno chino en represalia anunció que haría efectivo un incremento de aranceles – también de 10% a 25% – sobre una lista de 2,500 productos estadounidenses, valorizados en US$ 60,000 millones, para el próximo 1 de junio.

Sin embargo, la pregunta que urge responder, ya de cara al futuro de, ¿Qué efectos de corto y mediano plazo tendrá en la economía mundial y en particular, en el mundo emergente, del cual Perú es parte? ¿Y los efectos a largo plazo?

En primer lugar, se deben distinguir los efectos de ambas medidas tanto a través del canal financiero como del canal comercial y posteriormente analizar su temporalidad. En relación al canal financiero, como ha venido informando la prensa internacional, el efecto de ambas medidas en el corto plazo se ha dado en el plano de los mercados de capitales y el de divisas. Como indicó recientemente Financial Times, las bolsas estadounidense y china han sufrido bajas con estas recientes medidas, particularmente en sectores que muestran mayor integración como es el de la tecnología. Sin embargo, el golpe financiero que nos atañe como país emergente y que cobra mayor importancia para la gente de a pie, se dio a través de un incremento del dólar frente al sol. Dada la incertidumbre respecto al camino que seguirá el mencionado conflicto comercial y un país americano cuyo crecimiento opera en el pleno empleo (ver Lampadia: Economista predice crecimiento de EEUU), es altamente probable que este incremento en el dólar frente al sol se siga prolongando en el mediano plazo. Afortunadamente, nuestras reservas internacionales, acumuladas gracias a una responsable política fiscal implementada en antaño (ver Lampadia: Los sólidos fundamentos macroeconómicos), podrán aplacar – a través de intervenciones del BCRP – grandes fluctuaciones en el tipo de cambio, de manera que no se afecte el bienestar del consumidor, concretamente aquellos que perciben ingresos en soles pero que se encuentran endeudados en dólares.

Sin embargo, es menester señalar que el impacto fuerte de ambas medidas sí se podría dar por el canal comercial, a través de una caída en nuestras exportaciones primarias, generando a su vez presiones al alza del dólar. Como se observa en el siguiente gráfico, sólo en los últimos 30 días, el precio del cobre ha experimentado una caída cercana al 10%, síntoma de una menor demanda de uno de nuestros principales productos de exportación minero hacia EEUU y China, producto a su vez del conflicto comercial entre ambos países. 

Fuente: Financial Times

Este mismo hecho podría replicarse en otra gran cantidad de industrias mineras, lo cual compromete el crecimiento de un sector cuya inversión directa extranjera se encuentra en evidente desaceleración desde el 2012 producto del movimientos anti-minero y una animadversión hacia la inversión privada en esta actividad económica (ver Lampadia: El Perú se aleja de los circuitos internacionales de inversión, Aterrizaje en la mediocridad).

Ante este escenario internacional adverso, urge con mayor razón poner en marcha a la brevedad, proyectos mineros que nos permitan amortiguar el golpe acometido por este conflicto comercial, tales como Las Bambas, Tía María, Galeno, entre otros.

En relación a los efectos de largo plazo, el análisis se torna más filosófico y tiene que ver más con la misma globalización, un tema que atañe no solo a nuestro país sino al mundo entero. Un reciente artículo escrito por Gideon Rachman en Financial Times deja entrever acerca de cómo las concepciones equivocadas que tienen los presidentes Trump y Xi Jinping respecto de la globalización – confundiéndola con el “globalismo” – explican en mayor y menor medida las razones del mencionado conflicto comercial.  Por un lado, Trump considera que el sistema económico mundial no juega a favor de EEUU, y Xi lo ve como un sistema que obedece puramente a los mandatos e intereses de EEUU. Ambas visiones del mundo son completamente equivocadas porque la realidad del mundo de hoy, claramente más integrado y en donde predomina el libre comercio, no obedece a ciertos intereses particulares porque de ser así no se hubieran reflejado incrementos de la calidad de vida mundial en los últimos 50 años a niveles históricos nunca antes vistos (ver LampadiaRecuperando lo mejor del capitalismo). Peor aún – como afirmó recientemente The Economist – reacciones proteccionistas como las iniciadas por EEUU, ni siquiera atinan con el objetivo de Trump de tener una China menos amenazadora, porque de salir bien librada de tal conflicto y sentirse menos dependiente de los extranjeros, no necesariamente la hará más “segura”. Por el contrario, probablemente sea menos amistosa de cara a futuras negociaciones que puedan ser ya no de índole comercial, sino inclusive de seguridad.

Dado que la discusión en torno a los beneficios que otorga la globalización ha sido puesta en tela de juicio por los gobernantes de dos grandes bloques económicos, creemos que prevalecerá en los círculos académicos por un gran período de tiempo, por ello la colocamos en este contexto de largo plazo. Ello nos debe llevar a defender con mayor efervescencia todos los procesos arraigados a la globalización como el libre comercio y la inmigración sino queremos volver a políticas trasnochadas que no nos llevaron al progreso sino al atraso. Lampadia




Economista predice crecimiento de EEUU

Economista predice crecimiento de EEUU

Una de las constantes críticas hechas a los economistas modernos – mayormente extendida después de la crisis financiera del 2008 – es su débil capacidad para atinar con sus predicciones el desempeño futuro de una serie de variables macroeconómicas de los países tales como el crecimiento del producto, el déficit fiscal, el tipo de cambio, el crecimiento de las exportaciones, por destacar algunas de las más importantes.

La importancia de conocer los posibles escenarios del porvenir de dichos índices recae en que permite – tanto a los hacedores de política monetaria y fiscal, como a empresarios de todo sector y tamaño – una toma de decisiones ilustrada y acorde al entorno económico y financiero que enfrentarán los agentes en el corto-mediano plazo.

Robert Barro – profesor de economía de la Universidad de Harvard y reconocido académico por sus aportes a la teoría macroeconómica de la política fiscal – estaría próximo a rebatir tales críticas con unas de sus más recientes proyecciones de crecimiento para la economía de EEUU.

En uno de sus artículos – publicado en la revista Project Syndicate el pasado 29 de abril (ver artículo líneas abajo) – resume los principales hallazgos de un estudio hecho en coautoría de Jason Furman, respecto a los impactos de la reforma tributaria emprendida por Trump en el 2017 – basada en una notable reducción de impuestos a la ganancias y a la renta sobre ingresos individuales – en variables como la inversión en capital, el empleo, los salarios reales y el producto, así como sus respectivas proyecciones de crecimiento para el período 2018-2019.

Al respecto señala, “nuestro efecto incremental estimado de la ley tributaria de 2017 implicó un pronóstico de crecimiento del PBI real de 3.1% por año para 2018-19”. Curiosamente, según cifras oficiales de EEUU, no solo la cifra de crecimiento del 2018 es cercana (3.0%) a la estimada por Barro y Furman, sino que la del primer trimestre  de este año también lo es (3.2%). En un contexto en que el crecimiento promedio de los últimos años previos a la reforma, fue de apenas 2.1%, el reconocido economista concluye que este conjunto de medidas tributarias fueron las principales contribuyentes de las altas tasas de crecimiento experimentadas por la economía de EEUU, que, complementadas a las bajas cifras de desempleo – situadas en mínimos históricos desde 1969 – dejan entrever el pleno empleo en el que se encuentran los factores de producción.

¿Qué aprendizajes nos dejan estos hallazgos?

Creemos que estos resultados nos deben llevar a la reflexión. Si bien no se podría decir que EEUU es un país con poca libertad económica – se ubica en el puesto 12 de 186 países según el Índice de Libertad Económica 2019 de la Fundación Heritage – este aumento en la actividad ante la mencionada reducción de impuestos induce a pensar que aún está lejos de una tasa impositiva óptima – sobretodo la relacionada a la de las ganancias corporativas por su efecto en el largo plazo – tal que la economía pudiese operar libremente y en mejores condiciones. En esta línea, ejercicios empíricos similares podrían ser replicados en el Perú, a la luz de las reducciones impositivas hechas en los últimos años.

Y con respecto a Robert Barro, tal vez haya sido un golpe de suerte, como él mismo señala, el haberle atinado a las cifras de crecimiento, al ser las proyecciones altamente sensibles a shocks inesperados; pero ello de ninguna manera desprestigia el trabajo riguroso y técnico que, junto a Furman, siguió para obtener los resultados de sus estimaciones. Lampadia

Mi Mejor Pronóstico de Crecimiento

Robert J. Barro
Project Syndicate
29 de abril, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La tasa de crecimiento del PBI real de EEUU de 3.2% para el primer trimestre de este año es impresionante, al igual que el crecimiento promedio de 3% en 2018 (medido desde el cuarto trimestre de 2017 hasta el cuarto trimestre de 2018). Desde el final de la Gran Recesión – de 2011 a 2017 – la economía de los EEUU creció solo un 2.1% por año, en promedio. ¿Qué explica la reciente aceleración?

La reforma tributaria de 2017, que entró en vigencia en 2018, fue vista prospectivamente, y ahora retrospectivamente, como una contribuyente al crecimiento. Pero hubo – y sigue habiendo – una gran controversia sobre el tamaño de los efectos macroeconómicos de los cambios fiscales.

En enero de 2018, con el espíritu de resolver parte de la controversia, Brookings Institution reclutó a Jason Furman (presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Barack Obama) y a mí para que escribiéramos un documento conjunto centrado en los posibles efectos de crecimiento de los cambios fiscales. Sin duda, Brookings pensó que combinar un punto de vista liberal (de Furman) con el mío (que yo veo como pro-mercado) evitaría sesgos políticos y, por lo tanto, generaría estimaciones más cercanas a la “verdad”. Dejé a otros observadores evaluar si esto es así. El audaz intento de consenso tuvo éxito.

Gran parte de nuestro análisis enfatizó los cambios impositivos para las empresas, incluida una reducción en la tasa impositiva federal sobre las ganancias corporativas del 35% al 21% (para las corporaciones C, que incluyen las empresas más grandes) y una reducción menor en la tasa impositiva para las empresas de transferencia (sociedades, corporaciones S, y empresas individuales). Todas las empresas se beneficiaron de un cambio a gastos totales para equipos, aunque este cambio no se aplicó a las estructuras. Nuestra investigación predijo un aumento sustancial a largo plazo en la acumulación de capital, lo que generaría ganancias considerables en la productividad laboral y los salarios reales. Se pronostica que el crecimiento del PBI real será mayor en diez años en un promedio de alrededor del 0.2% por año. Por lo tanto, el efecto de crecimiento previsto fue moderado pero duradero.

El otro cambio importante en el paquete de impuestos de 2017 fue una reducción casi total en las tasas marginales de impuesto a la renta sobre los ingresos individuales. En promedio, la disminución de la tasa impositiva marginal fue de alrededor de 2.3 puntos porcentuales (ajustado a la baja de 3.2 puntos teniendo en cuenta la reducción de la deducción fiscal de los impuestos estatales sobre la renta). En comparación, el recorte promedio en las tasas impositivas marginales fue de 4.5 puntos porcentuales bajo la legislación de 1986 del presidente Ronald Reagan; 3.6 puntos bajo los recortes de impuestos del presidente John Kennedy y del presidente Lyndon B. Johnson, aprobados en 1964; y 2.1 puntos bajo la reforma de 2003 del presidente George W. Bush. Furman y yo estimamos, a partir de investigaciones anteriores, que la reducción del presidente Donald Trump impulsaría el crecimiento del PBI en un sustancial 0.9% anual para 2018-19, pero no contribuiría al crecimiento después de eso. Por lo tanto, el efecto de crecimiento previsto fue mayor que el de los recortes de impuestos para las empresas en el corto plazo, pero más pequeño a largo plazo.

Cuando calculamos el impulso general al crecimiento del PBI a corto plazo, obtuvimos una estimación del 1.1% anual para 2018-2019. Cuando se agregó a un pronóstico de crecimiento de referencia del 2% (que refleja las opiniones de consenso contemporáneas y la historia reciente), nuestro efecto incremental estimado de la ley tributaria de 2017 implicó un pronóstico de crecimiento del PBI real de 3.1% por año para 2018-19. Francamente, aunque sin duda hay un gran elemento de suerte aquí, esta es la mejor previsión de crecimiento que puedo recordar. Además, nuestra previsión a principios de 2018 de los efectos incrementales de la ley de 2017 contrasta con las predicciones de recesión de muchos economistas.

Además, tengo una apuesta con un famoso colega de Harvard que prometió comerse su proverbial sombrero si el crecimiento del 3% del PBI persiste durante un período más largo. Recuerdo que la apuesta especificó el período como los dos años completos – 2018 y 2019 – pero ahora lo recuerda como los tres años desde 2018 hasta 2020. Creo que debo tener razón, porque nunca pronostiqué un alto crecimiento económico para 2020.

Por supuesto, siempre es posible encontrar razones por las que el pronóstico de uno resultó mal. Un argumento popular de este tipo en la actualidad es que la Reserva Federal ha resultado ser mucho más expansiva de lo que uno hubiera predicho. De manera similar, las expectativas de que una guerra comercial con China y que otros países frenen el crecimiento económico – una de mis preocupaciones en particular el otoño pasado – han mejorado (aunque sigo preocupado por este aspecto).

Básicamente, una predicción como la del crecimiento del PBI del 3.1% que Furman y yo avanzamos a principios de 2018 se debe ver como un pronóstico no contingente que siempre puede estar condicionado (o explicado) por una serie de eventos no anticipados. Y, de manera más general, siempre hay mucha incertidumbre en las tasas de crecimiento del PBI anual, por lo que la precisión de nuestro pronóstico debe considerarse como un reflejo de buena suerte.

Me parece evidente que un crecimiento económico más rápido es mejor que un crecimiento económico más lento. Detrás de este sentimiento está el hecho de que millones de personas se benefician de tasas de crecimiento más altas, que suelen ir acompañadas de salarios más altos y menos desempleo, que ayudan especialmente a los más desfavorecidos. Sin embargo, hoy en día, la antipatía hacia la administración de Trump es tan intensa que muchas personas, incluidos algunos de mis colegas economistas, están alentando el menor crecimiento económico solo para negarle a Trump una victoria política.

Entiendo este punto de vista, pero sigo pensando que los beneficios directos de una mejor economía superan este tipo de cálculo político. Más concretamente, los beneficiarios, que incluyen a la mayoría de las personas y la mayoría de los votantes, deben favorecer un crecimiento más rápido que lento. Lampadia

Robert J. Barro es profesor de economía en Harvard y profesor visitante en el American Enterprise Institute. Es el coautor (con Rachel M. McCleary) de The Wealth of Religions, de Princeton University Press.




Ley de Promoción Agraria propició prosperidad

Ley de Promoción Agraria propició prosperidad

Los beneficios tributarios y laborales provistos por la Ley 27360, más conocida como Ley de Promoción Agraria, han sido artífices de una de las recientes historias de éxito de uno de los sectores económicos de alto valor agregado y empleo intensivo en nuestro país: la agroexportación.

Hagamos un breve repaso de tales beneficios – los cuales abarcan a toda la actividad agropecuaria, no solo a la agroexportación – antes de exponer dicha historia de éxito.

Beneficios provistos por la Ley de Promoción Agraria

Beneficios tributarios  

Beneficios laborales

  • Pago del 15% por concepto de impuesto a la renta.
  • Posibilidad de recuperar anticipadamente el IGV en la etapa preoperativa

 

 
  • Pago de una remuneración diaria (RD), que incluye la CTS y las gratificaciones de julio y diciembre, y que se ajustará en el mismo porcentaje que los incrementos en la remuneración mínima.
  • Descanso por vacaciones remunerado de 15 días calendario.
  • Indemnización por despido arbitrario equivalente a 15 RD por cada año de servicio.
  • Aporte mensual al seguro de salud a cargo del empleador, equivalente a un 4% de la remuneración mensual.

Fuente: Comex

Como lo demuestra el comportamiento de una serie de indicadores económicos y sociales de la actividad agraria en el país, desde la entrada en vigencia de este régimen especial en el año 2001, se ha observado un crecimiento inusitado y exponencial de la agroexportación, algo jamás antes visto en toda nuestra historia republicana. Estos hechos los ha reflejado muy bien la Sociedad de Comercio Exterior – ComexPerú en una reciente presentación que compartimos al final del artículo.

Veamos los indicadores más destacables:

  • Un incremento de la formalidad en el empleo del sector, que ascendió a casi 20 puntos porcentuales en la costa.

  • Posicionamiento de las empresas agrarias entre los principales empleadores a nivel nacional. Entre las empresas del rubro a destacar se encuentran Complejo Agroindustrial Beta (5°), Camposol (7°), Danper Trujillo (8°), Sociedad Agrícola Virú (9°) y Sociedad Agrícola Drokasa (19°).

  • Un aumento considerable de la participación de la mujer en la fuerza laboral del sector, la cual está considerada entre las más altas en toda la economía.

  • Un incremento significativo de la contribución a las arcas del Estado por parte del agro gracias al crecimiento económico experimentado por dicho sector.

  • Un crecimiento exponencial de las agroexportaciones las cuales se multiplicaron por 10 en las últimas dos décadas.

  • Exportaciones que además son altamente productivas, lo cual se sustenta en su formidable capacidad para equilibrar la balanza comercial (ver Lampadia: La Nueva Agricultura Peruana), y por ende, en constituirse como importantes fuentes de divisas. Así, en el Perú usamos tan solo 180,000 hectáreas de cultivo de productos agroindustriales, a cambio de 2’570,000 hectáreas de cultivo en productos tradicionales que se cultivan en el resto del mundo, lo cual nos hace 14 veces más productivos respecto al resto del globo en este rubro.

  • Ello sin mencionar nuestro posicionamiento como líderes mundiales en varios de los mercados internacionales de agroexportación.

Sin embargo, a pesar de todo este círculo virtuoso de prosperidad en términos de crecimiento del empleo formal, de los ingresos tributarios, de las agroexportaciones e inclusive un mayor empoderamiento de la mujer en el ámbito laboral, muchos de nuestros políticos siguen haciéndose de la vista gorda y no discuten la permanencia de dicho régimen especial.

Así, recientemente se vienen discutiendo algunos cambios a la ley, así como su prórroga por 10 años más, a propósito del dictamen emitido por el Ministerio de Agricultura y Riego (en adelante, Minagri); sin embargo, ambas iniciativas no están encausadas hacia lo que debiera ser por amplio margen la prioridad de este sector: la vigencia permanente del régimen especial agrario.

Según cálculos de ComexPerú, la renovación de la Ley de Promoción Agraria, dándole un horizonte de largo plazo, permitiría alcanzar un millón de puestos de trabajo directos y dos millones de puestos indirectos, en un sector (agroexportación) que además representa el 3% del PBI y el 11.4% del trabajo formal del sector privado. Asimismo, permitirá:

  • Duplicar el empleo formal en los próximos 5 años.
  • Potenciar los beneficios para los peruanos en las zonas más alejadas del país ej. Inversiones de palmito en selva (Amazonas).
  • Acercar al ciudadano oportunidades de empleo y esperanza de un futuro mejor.
  • Otorgar seguridad jurídica y predictibilidad a las inversiones para asegurar la ejecución de los proyectos de irrigación.
  • Consolidar al Perú como potencia agroexportadora y proveedor de alimentos a nivel global.

Por otra parte, es menester señalar que entre los aciertos de esta discusión impulsada por el Minagri, es que la ministra ha mostrado la intención de hacer efectiva su aplicación al sector forestal y acuícola. Consideramos que de darse tal suceso, se promovería una mayor dinámica económica a ambos sectores, cuyo enorme potencial aún ha sido poco explorado por nuestras autoridades, en particular, el sector forestal.

Lamentablemente la ministra ha declarado: “El dictamen es por 10 años y nosotros hemos conversado con el Congreso, porque lo que tenemos que encontrar es un régimen, que vaya acercándose al general, porque ya sabemos que es temporal”.

Lo que quiere decir que Fabiola Muñoz no entiende la importancia del sector para las más caras necesidades del país, empleo y formalización.

Esperamos que la discusión en torno a la vigencia permanente del régimen especial agrario pueda ser ponderada en las sesiones próximas que se darán en el Congreso. Aún estamos a tiempo de seguir generando desarrollo en el sector que más empleo genera en nuestro país. Lampadia

A continuación, compartimos la presentación completa elaborada por ComexPerú respecto del éxito del sector agroexportación en las últimas dos décadas.




La Economía: La ciencia marginada del Perú

¿Cómo está percibida la profesión de economista en la sociedad peruana? ¿Es de aquellas carreras tradicionales- como medicina, derecho o ingeniería- que otrora otorgaran no solo un alto sustento económico sino también un reconocido status y/o prominencia social? ¿Hay suficiente mercado para la aplicación tanto de las herramientas teóricas como empíricas de la ciencia económica?

Todas estas preguntas fueron abordadas recientemente en un interesante artículo escrito por el investigador y catedrático del Departamento de Economía de la Universidad de Piura, Gabriel Natividad, publicado en el blog latinoamericano de economía y política, Foro Económico (ver artículo líneas abajo). La idea central del mencionado artículo es relevar el hecho que, en la actualidad, los economistas, en particular, los académicos e investigadores aplicados, se encuentran frente a un país que les ha dado la espalda para una plena aplicación de su ciencia.

Por ejemplo, los fondos públicos destinados a promover la investigación en las distintas áreas de la ciencia y la tecnología no consideran a la economía como una ciencia lo suficientemente útil como para ser benefactora de los programas de apoyo gubernamental que otorgan. Por ende, no es de sorprender la poca producción de papers o artículos académicos asociados a la economía en nuestro país comparada a de la de nuestros pares regionales. Veamos.

Por otra parte, muchos CEO y altos funcionarios públicos consideran a la profesión un tanto trivial, más asociada a la erudición, y con poca praxis en sus ámbitos de trabajo. Esto ha colaborado a que muchos de los que alguna vez fueran los fervientes defensores de su aplicación para la resolución de problemas de índole nacional, provenientes ya sea de universidades de prestigio y/o prominentes centros de estudio, terminen por recurrir a las tan criticadas consultorías, que, en la mayoría de las veces, terminan empolvándose junto a innumerables montículos de papeles en algún rincón de una oficina de una entidad pública o privada. Como es de esperarse, esta “fuga” de capital humano también ha incidido de alguna manera en una baja calidad de las publicaciones en economía, medidas por ejemplo, por un bajo número de citaciones por artículo publicado de nuestros think tanks a nivel mundial – salvo honrosas excepciones – con respecto a otras instituciones de similar índole en nuestra región. Veamos:

Este conjunto de factores que subsisten en parte por frustración de estos profesionales pero también por una completa ignorancia por parte de la sociedad peruana acerca de la utilidad de la teoría y del método provisto por la ciencia económica para generar desarrollo en los países, genera que los salarios de tales ocupaciones, como son las de investigador y catedrático, no sean competitivos. Ello, finalmente, obliga a que muchos egresados de la profesión se dediquen a labores para las cuales no fueron formados, ya sea en el sector privado o el sector público, cuando, como bien señala el profesor Natividad, en otros países más avanzados como EEUU y Chile, la tendencia es a acaparar más este tipo de habilidades provistas por la economía en varios ámbitos de la actividad privada, lo cual incluye los denominados think tanks liberales. La experiencia a la luz de nuestro país y  de dichos países más avanzados muestra que sin un buen diagnóstico económico, sin un buen engarzamiento de la economía con la política y el estado de derecho, sin un acuerdo general de fuerzas con un rumbo económico claro, el resultado es un desarrollo desordenado. Es pues la falta de producción científica en economía, engarzada a frontales lineamientos políticos, una de las causantes de este desarrollo desordenado que caracteriza a nuestro país. Síntomas de dicho fenómeno es que pese a los avances en el ámbito macroeconómico, aún se observa una situación de fragilidad institucional, una enorme informalidad y una falta de gobernanza a nivel nacional.

Propongámonos pues cambiar el chip a los empresarios y a los políticos para que este engarzamiento entre la economía y la política se dé. En Lampadia, lo hacemos brindando evidencia provista por la economía y la estadística, no solo para concientizar a nuestra clase dirigente y a los jóvenes de que construir una sociedad más libre nos llevará al desarrollo, sino también para convencer a la sociedad peruana de que ambas herramientas metodológicas son sumamente útiles para demostrar la idoneidad de una política pública.

Pero hacen falta más iniciativas. No podemos seguir permitiendo que nuestro capital humano más capacitado en la ciencia económica no termine dedicándose a labores que, por falta de incentivos salariales, contribuyen fervientemente con el desarrollo de nuestro país. Lampadia

Economía en el Perú: ¿la ciencia deprimente?

Gabriel Natividad
Blog Foro Económico
15 de marzo, 2019
G
losado por Lampadia

Es fácil toparse con críticos de la ciencia económica y de la profesión del economista hoy en día. Se dice, por ejemplo, que los gurús económicos han profetizado diez de las últimas cinco recesiones. Se cuenta también en broma sobre un líder soviético durante la guerra fría que se sentía orgulloso al ver desfilar en la parada militar, luego de los misiles, tanques y otras armas devastadoras, a un grupo de hombres desgarbados ensimismados en sus propios pensamientos: “Son economistas” – decía el líder– “y cuán grande es el daño pueden hacer”. En inglés, se llama a la Economía the dismal science, la ciencia deprimente.

Peligro real y presente

No es broma: la desconfianza en la Economía como ciencia es real y presente. Por ejemplo, en un frente local como el peruano, el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CONCYTEC) no considera a la Economía ni a sus ramas afines (e.g., Finanzas) como áreas válidas del saber para los (limitados) programas estatales de apoyo a la investigación científica. Que los economistas se las arreglen solos, piensan quizás las autoridades peruanas. Y así, los casi doscientos cincuenta años de desarrollo sistemático de conocimientos acerca de las preferencias y dotaciones iniciales que llevan al intercambio de bienes y servicios en la sociedad se descartan como insuficientes, incluso inútiles. En estos lares, se considera a la ciencia económica casi como una ocupación superficial.

Incluso en el ámbito académico peruano, muchos no creen tanto en la ciencia económica como parece que deberían. Por un lado, los estudiantes universitarios de Economía llevan cursos y se ilusionan momentáneamente con los modelos y la evidencia empírica. Pero en sus últimos semestres, algunos dejan ese aprendizaje de lado para “aprender desde cero”, dicen, la realidad de los mercados en el sector privado o en oficinas estatales. Además, varios de los alumnos académicamente más talentosos no cifran sus esperanzas en el poder de la ciencia económica para cambiar el mundo, y no aspiran a estudios de doctorado, evitando la carrera académica, que además paga poco y no brinda prominencia social en el Perú. Por otro lado, varios de los grandes maestros de Economía en el medio local, luego de estudios en programas doctorales en el extranjero – a veces sin terminar la tesis –  prefieren volcar su aprendizaje científico en la consultoría o en elaborar proyectos para entidades internacionales, sin profundizar sistemáticamente en la naturaleza y causas de situación económica peruana y en cómo contribuir a mejorarla.

Si sus adeptos no creen mucho en ella, basta solo imaginar la actitud de los antagonistas de la ciencia económica.

Las críticas de ese lado son de método y sustancia. En cuanto al método, un número significativo de académicos posmodernistas en áreas como la antropología, la filosofía, la literatura y las nuevas ramas de interés como los estudios de género tienen como premisa la ausencia de una verdad objetiva y la invalidez de una lógica analítica que conduzca de un enunciado a otro. Su ocupación central es la interpretación como base de la ciencia, lo cual es peligroso, ya que la interpretación aguanta todo si no viene respaldada por una derivación formal o por evidencia creíble. Si no hay realidad, no puede haber interpretación. En cuanto a la sustancia, estos pensadores antagónicos ven a la Economía como un instrumento más de opresión que divide a la sociedad y beneficia a unos pocos a costa de todo el resto, señalándola como cómplice de la perpetuación de una explotación heredada de antaño.

Síntomas generalizados

Esas críticas no son nuevas. Es más, en un abuso reduccionista, la situación actual respecto a la ciencia económica se podría explicar económicamente. Podríamos ver, en la pugna de las ciencias, un equilibrio en el que algunas fuerzas llevan a un segmento de la sociedad a defender la existencia de una ciencia que estudie las relaciones materiales con miras al bienestar y riqueza, y otras fuerzas llevan a cuestionar el valor de esa ciencia y a atacarla o marginalizarla, según se equilibren los incentivos y preferencias de distintos artífices.

¿Pero es acaso esta valoración cuestionada de la Economía una disquisición meramente académica? ¿O tiene consecuencias concretas y determinantes para la sociedad?

Aventuro una respuesta: basta mirar las calles de la gran Lima para notar los grandes atrasos materiales patentes en nuestra sociedad. Sí, hay autopistas, hay movimiento, y autos nuevos, y carteles luminosos por todos lados. Pero si uno se fija con detenimiento, puede llegar a la conclusión general de que el peruano todavía no se ha tomado en serio su comportamiento económico. Los ejemplos sobran, pero basten algunos para darse una idea. Infraestructura limitada. Baja penetración financiera. Poco apalancamiento. Inversión subóptima. Alto riesgo moral y selección adversa. Poco valor de la palabra dada. Trabajo a medias, muchas veces indisciplinado. Desobediencia a las reglas básicas de convivencia, como en el tránsito vehicular. Tramitología. Inmediatez en el consumo. Poca cultura de ahorro. Deshonestidad en los reportes tributarios y financieros. Escasísima base tributaria. Excesivas trabas para los pocos que funcionan en la formalidad. Morosidad e incumplimiento en el pago de arbitrios y servicios básicos. Crimen económico y corrupción a toda escala. Lentitud en la provisión de bienes públicos. Entrampamiento.

Progreso real desde 1992

No todo es negativo: el Perú ha progresado enormemente desde 1992, y la Constitución Política de 1993 ha sido un mecanismo crucial para ese progreso. (El aniversario número 25 de su promulgación pasó desapercibido aquí, dada la orientación marcadamente adversa del Poder Ejecutivo actual). Pero también es verdad que el Perú se venía deteriorando enormemente desde octubre de 1968, por lo cual el contrafactual válido hoy es: ¿dónde debería estar económicamente el Perú? ¿Qué nos falta?

El Perú debería estar mucho más desarrollado económicamente de lo que está hoy, y en parte la culpa es de los economistas. Sin un buen diagnóstico económico, sin un buen engarzamiento de la economía con la política y el estado de derecho, sin un acuerdo general de fuerzas con un rumbo económico claro, el resultado es el desarrollo desordenado que nos envuelve hoy. El rezago de la profesión económica en el Perú contrasta fuertemente con países como Estados Unidos o incluso nuestro vecino del sur, Chile. Existe evidencia sobre cómo la profesión económica va expandiéndose a más ámbitos del accionar privado en sociedades desarrolladas. Poco de ello observamos en el Perú.

Aquí los empresarios e inversionistas de gran escala, amparados por una estabilidad jurídica de la inversión garantizada por el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), un marco jurídico habilitado en el Perú en 1993 que es visto como imposible de romper hoy en día, a pesar de la debilidad institucional y política del país, no necesitan complicarse mucho la vida en pensar qué hará el próximo Presidente o cuánto oscilará el péndulo político. Así, con los economistas por un lado y los empresarios por otro, nadie dedica suficientes energías y análisis al diagnóstico certero que hace falta antes de hacer propuestas útiles.

Salir del subdesarrollo: pensar y querer

En mi opinión, la gran responsabilidad olvidada de los economistas en décadas recientes ha sido la falta de fomento de una cultura microeconómica en la población peruana. Una cultura que sea útil para entender la realidad y que sirva como estímulo para sentar bases más sólidas de esfuerzo, disciplina y aspiración ordenada a un mayor crecimiento. En otras palabras, el engarce proverbial entre inteligencia y voluntad. Al final del día, la teoría económica es meramente una visión del mundo, y las fuerzas de oferta y demanda son una forma de organizar ideas. Pero la necesidad humana es real; el mundo material es real; las preferencias y dotaciones iniciales de todos los peruanos son reales. Y el talento de millones de peruanos es real, aunque frágil si no se cultiva y aprovecha sabiamente.

Contamos con los elementos suficientes para confrontar más seriamente la economía que nos rodea. Con prudencia y decisión, se podrá dar pasos firmes para un Perú más unido, con menos desigualdad y más bienestar para todos. No hacerlo sería deprimente. Lampadia




El Bloqueo a Las Bambas y Poder en el Perú

Camilo Sebastian Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Desde el mediados de enero la vía que atraviesa el fundo Yavi Yavi en Cusco que conecta el Proyecto Minero “Las Bambas” al puerto de Matarani se encuentra bloqueada por habitantes de la comunidad de Fuerabamba.

Los manifestantes, quienes vivían en las inmediaciones del actual yacimiento de “Las Bambas”, fueron reasentados luego de un largo proceso de negociación con la comunidad en años anteriores. A cada familia se le hizo entrega de modernas viviendas de tres pisos, se les efectuó un pago en efectivo por sus terrenos y se les transfirieron tierras en el área de Yavi Yavi en Cuzco.

El bloqueo que lleva cerca de 50 días, genera pérdidas diarias de $6 millones de dólares para la Empresa minera. Por otro lado, la región Apurímac ha dejado de percibir cerca de 25 millones de soles por concepto de regalías en lo que va del conflicto. La conducta de los diversos actores con poder en este caso es ilustradora respecto a las dinámicas de poder existente entre manifestantes, el Estado y las Empresas Mineras en el Perú.

Se encuentra bastante difundida la imagen de las empresas mineras como “poderosas” gracias a los enormes recursos económicos de los que dispone. Los sectores a la izquierda del espectro político acostumbran incluir en su discurso la idea de un Estado cooptado por la actividad minera. Un escenario en el que la regulación, las fuerzas del orden y el funcionariado actúan en función de la defensa de los intereses de las empresas mineras. Implícita en esta narrativa esta la idea de un efectivo mecanismo de transformación del poder económico minero en poder político, mediático y coactivo en las zonas de operaciones de las grandes empresas mineras.

Sin embargo, tanto el actual conflicto como los bloqueos previos a las vías de acceso a Las Bambas ponen en duda esta supuesta equivalencia entre poder económico y poder político. En este caso un proyecto minero que demandó una inversión de 10,700 millones de dólares se mostró incapaz de presionar al Estado a garantizar el libre paso de su producción lo que ha llevado a la empresa a perder varios millones de soles a causa de la acción ilegal (Puesto que existe un Estado de Emergencia y leyes que castigan la obstrucción de carreteras) de unos pocos cientos de ciudadanos.

La narrativa impulsada por los anti-mineros busca caracterizar a la empresa como poderosa y abusiva, con control absoluto sobre la Policía y que ha logrado cooptar al Poder Ejecutivo y Judicial. De modo contradictorio se reconoce que esa misma empresa reporta perdidas millonarias diariamente por su incapacidad para llevar al desalojo de los manifestantes por parte de una Policía que supuestamente es “mercenaria” de la empresa. Creemos que esa narrativa es poco coherente con la realidad. Según la narrativa anti-minera (que múltiples ONGs subscriben), la Policía Nacional está sometida a los intereses de las empresas mineras. Esta podría ser enviada a desalojar a los manifestantes sin consecuencias relevantes puesto que cualquier posible penalización ante el abuso de derechos humanos sería neutralizada por un Poder Judicial controlado por las mineras y ocultada por una prensa sometida a los intereses mineros. 

La debilidad de esta visión proviene de una simplista equivalencia entre poder político y económico cuyas limitaciones se manifiestan en el caso del actual bloqueo a “Las Bambas”. Un enfoque sustentado en el tipo de intereses de los diversos actores involucrados en este conflicto podría brindar una interpretación más ajustada a los hechos.

Las comunidades de Fuerabamba tienen por interés racional el maximizar los beneficios económicos de sus miembros. Para ellos es racional -independientemente de la justicia de su reclamo- el asociarse con asesores externos como los hermanos Chávez con el fin de obtener compensaciones financieras ya sea por parte de Las Bambas o del Estado. El mecanismo más fácil para canalizar estas rentas, dados los recursos financieros y logísticos de los que disponen, consiste en infringir costos financieros a la “Las Bambas” y costos políticos al Gobierno mediante el bloqueo de vías de comunicación. Esto parte de un análisis costos beneficio básico, en la medida que ilícitos como el bloqueo carreteras no sean penados, mayores incentivos se tendrá a realizar bloqueos si se generan costos lo suficientemente altos a los actores con recursos económicos (Empresas y Estado). Posteriormente, estos actores se verán obligados a destinar recursos a los movilizados con el fin de dejar de ser perjudicados.

Un Gobierno, en democracia, tiene intereses tanto políticos como de gestión. De la misma manera que los recursos financieros son aspectos críticos para la empresa privada, la popularidad del gobierno es el principal activo a proteger por parte del Gobierno y de sus operadores. Aun un ministro o presidente corrupto se preocupa por su popularidad puesto que la misma afecta la continuidad de la posición de poder de la cual lucra. La decisión respecto a acabar o no con el bloqueo a Las Bambas, la cual corresponde al Gobierno Central, se piensa en términos de los efectos de esas decisiones sobre la popularidad gubernamental. Es decir, se toma en función a los efectos políticos esperados de semejante intervención, los efectos económicos sobre el país son de segundo orden para los gobernantes.

Para el Gobierno Central, despejar la carretera en Las Bambas implica una mejor recaudación fiscal futura e imagen de imperio de la ley frente a los inversionistas y algunos líderes de opinión. Por otro lado, implica un conjunto de riesgos, imágenes de violencia que faciliten el caracterizar al gobierno como abusivo, ruptura con sectores políticos afines a los manifestantes y perdida en la popularidad de ministros específicos (En especial el presidente del Consejo de Ministros, al que se le responsabiliza de la gestión de los conflictos sociales). Como se puede ver los factores a considerar para el Ejecutivo son eminentemente de orden político mientras que los efectos sobre la empresa minera son eminentemente económicos.

En este caso lo que está en disputa es la capacidad de los camiones “Las Bambas” para transitar por una determinada carretera. El orden legal autoriza a la empresa a hacerlo y quienes realizan el bloqueo lo hacen en contra del orden legal vigente. Sin embargo, el bloqueo se mantuvo puesto que la población movilizada se constituye en un poder factico dentro de la zona frente a una Empresa que no puede realizar acciones de fuerza de manera autónoma y un Estado que calcula políticamente su ejerce o no monopolio de la fuerza que institucionalmente le corresponde.

Esto es así porque los movilizados y sus aliados son fuertes en factores críticos de los que depende el análisis de costos y beneficios (De naturaleza política) del que dependen las decisiones del Gobierno Central en este caso. Una empresa puede disponer de muchos millones de dólares, pero hasta ahora los comuneros, políticos y activistas se muestran efectivos en infringir costos y beneficios políticos al gobierno por permitir el bloqueo. El poder discursivo comunicacional de quienes bloquean la vía y de sus aliados en la prensa, fuerzas políticas y líderes de opinión se muestra, hasta ahora, comparable o superior al de la Empresa minera y sus aliados.

Quienes bloquean la carretera son apoyados comunicacionalmente por ONGs, congresistas, algunos periodistas y líderes de opinión. Por el lado de los intereses mineros el apoyo mediático no tiene la amplitud ni la intensidad del otro bando. Este es un juego de capacidades políticas y comunicacionales más que económicas. Las Bambas es poderosa desde el punto de vista económico, pero no desde el político, por ello unos pocos cientos manifestantes pueden infringirles costos millonarios a pesar de los miles de millones de dólares que representan este proyecto minero. Lamentablemente las empresas mineras y los gremios no se han dedicado a construir los instrumentos (tales como voceros, think tanks, estudios académicos) necesarios para poder competir en pie de igualdad con los anti-mineros.

La equivalencia entre poder económico y político forma parte de las creencias básicas de gran parte de la inteligentsia peruana a pesar de los miles de millones dólares en de proyectos mineros paralizados u obstaculizados que son evidencia de lo falso de esta creencia. El sector privado tiene que entender que mientras el poder discursivo de los adversarios sea superior, en muchos casos, no podrán esperar un respaldo gubernamental consistente. Lampadia




Los sólidos fundamentos macroeconómicos

Los sólidos fundamentos macroeconómicos

A pesar del quiebre de la tendencia positiva que venía exhibiendo la economía peruana hasta el 2011 – que como hemos escrito en Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad, tuvo su origen a inicios del gobierno de Humala y se sostuvo en el gobierno de PPK-Vizcarra – y a pesar de no lograr retomar la senda de crecimiento alto del PBI y de la inversión, así como la reducción sostenida de la pobreza, desde una perspectiva ámplia nuestras cifras son muy positivas.

Así lo ha mostrado en el exterior el presidente del Banco Central de Reserva (BCRP). Los resultados del Perú desde el año 2000, aún lo sitúan como país líder de la región en materia macroeconómica. Así lo mostró Julio Velarde en febrero pasado, durante el XVI Road Show Europa 2019 InPeru, evento celebrado en Londres y Madrid y cuyo objetivo es atraer inversionistas de clase mundial al Perú.

En su presentación, el economista destacó el desempeño favorable que han tenido una serie de variables macroeconómicas en nuestro país en los últimos 18 años, que son fundamentales para garantizar la estabilidad monetaria y fiscal, ambos requisitos indispensables para producir crecimiento en el largo plazo:

  • Destacó el comportamiento favorable del PBI real de nuestro país, el cual ha reportado la tasa de crecimiento más alta en lo que va del siglo de la región, ubicándose por encima del promedio mundial y del promedio de los mercados emergentes. Asimismo, destacó que los últimos 20 años han sido años de crecimiento ininterrumpidos y se proyecta que seguirá habiendo crecimiento por encima del PBI potencial.

  • Asimismo, gracias a una política monetaria responsable e independiente, destacó que el Perú reportó la tasa más baja de inflación de la región en el mismo período, y se proyecta que siga siendo entre las más bajas en dicho territorio para los siguientes años.

  • En el ámbito fiscal, destacó el manejo consciente de la deuda pública, la cual se redujo en más de 20 puntos porcentuales –en porcentaje del PBI- entre el 2001 y el 2018.

  • En el ámbito social, resaltó la notable caída de la pobreza producto del crecimiento económico ininterrumpido y la inflación baja de los últimos años.

  • Finalmente, enfatizó que el sólido comportamiento de la economía peruana se sostuvo principalmente de dos pilares, la inversión tanto pública como privada, las cuales han mostrado un cambio de tendencia desde el 2011.

Debemos defender este círculo virtuoso de crecimiento provisto por nuestro modelo de desarrollo y sustentado por el capítulo económico de la Constitución de 1993. Emprender cambios a los pilares que lo sustentan, como la política monetaria independiente o las reglas fiscales que limitan el endeudamiento al que puede acceder el Estado, podrían llevarnos a detenerlo. Lampadia

Compartimos la presentación completa del presidente del BCRP en el mencionado evento de InPerú.




Continúan los ataques a la globalización

Continúan los ataques a la globalización

Pareciera que los ataques hacia los progresos generados por la globalización y el libre comercio fueran imperecederos e intencionales, lo cual no hace más que confirmar la confabulación que tienen ciertos grupos políticos e intelectuales para detener el círculo virtuoso de crecimiento  y prosperidad (ver Lampadia: Trampa ideológica, política y académica) que han generado ambos fenómenos alrededor del mundo sin distinguir el grado de desarrollo entre países.

En esta ocasión, el golpe viene dado por el reconocido economista y profesor de la prestigiosa Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik. En un reciente artículo publicado por la revista Project Syndicate – denominado “El Caso de una Economía Audaz” (ver artículo líneas abajo) – hace un llamado a los economistas académicos a no temer en introducir cambios institucionales radicales en los sistemas económicos, ante la presencia de:

  • Grandes segmentos de la fuerza laboral que parecen estar aislados del progreso económico.
  • Niveles récord de desigualdad y malas perspectivas de ganancias para los trabajadores más jóvenes y menos educados.
  • Un cambio climático que asola nuestra existencia.

Todos estos puntos, según Rodrik, justificarían la necesidad de reformar la globalización desde sus cimientos.

Analicemos y rebatamos punto por punto:

  • En relación al hecho de que existen grandes segmentos de la fuerza laboral estén aislados del progreso económico, esto no es verdad. Como hemos demostrado en Lampadia: Recuperando lo mejor del capitalismo, probablemente no existe ningún segmento de la población que no se haya beneficiado del enorme progreso del capitalismo, de la globalización y del libre comercio en los últimos 200 años. Más aún, en los últimos 50 años, período en el que Rodrik concentra su crítica, la reducción de la pobreza, el aumento de la esperanza de vida, la alfabetización y el aumento de ingresos de los ciudadanos, se aceleraron notoriamente.
  • En relación a los niveles récord de desigualdad y las malas perspectivas de ganancias hacia los trabajadores más jóvenes y menos educados, esto tampoco es verdad. Por el contrario, como hemos explicado en Lampadia: Retomemos el libre comercioOtra mirada al mito de la desigualdad, no solo la gran potencia económica mundial, EEUU, ha experimentado un incremento de los ingresos familiares –51% entre 1979 al 2014- con la conducente reducción de su desigualdad, sino que además, más de la mitad de la clase media en América Latina se ha duplicado en la última década, ambos progresos producto del crecimiento económico, sustentado por la globalización y el libre comercio. Este proceso de crecimiento por supuesto que también benefició a los trabajadores que recién se insertaban en los mercados laborales.
  • En relación al cambio climático, como hemos escrito en Lampadia: El socialismo de los Millenials, El futuro promisorio de las baterías, existen instrumentos de mercado que permiten palearlo, además de alternativas ecológicas que el mismo capitalismo ya se encuentra suministrando y que servirían también para tal fin. Ambas ideas no implican realizar ajustes significativos a los procesos de la globalización, como sugiere hacer el profesor Rodrik.

Pero el embate del mencionado economista no solo termina ahí, puesto que su llamado también pretende persuadir a la academia – en lo concerniente a la investigación económica- a utilizar un enfoque  basado en la evidencia, pero con un foco especial en la experimentación. Es decir, utilizar el criterio de la prueba y error para determinar la idoneidad de una política pública particular.

Esto no solo es sumamente peligroso porque implicaría dejar de lado toda la evidencia empírica en torno a las buenas prácticas de política pública en el pasado– como por ejemplo los impactos positivos que generan las reformas de mercado en la mejora de una serie de indicadores de bienestar en los países – sino que además, haría posible la implementación de ciertas políticas que, en el proceso de prueba y error, podrían perjudicar sobremanera a una población objetivo, sino cumplen con su cometido.

La ciencia económica a diferencia de las ciencias naturales no lidian con objetos carentes de razón sino con seres humanos y por ende, no podemos dejar a su suerte una iniciativa que tenga efecto en un colectivo determinado.

Por todas las razones anteriormente expuestas, seguiremos defendiendo el uso de la evidencia empírica para la recomendación de políticas públicas, enmarcando siempre el desarrollo hacia más globalización y más libre comercio, en los futuros embates que la prensa internacional nos ponga en frente. Lampadia

El Caso de una Economía Audaz

Dani Rodrik
Project Syndicate
11 de marzo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Aunque los economistas están bien posicionados para imaginar nuevos arreglos institucionales, su hábito de pensar al margen y de mantenerse cerca de la evidencia disponible fomenta una aversión al cambio radical. Pero, cuando se les presentan nuevos desafíos, los economistas deben imaginar nuevas soluciones, como un nuevo grupo está decidido a hacer.

CAMBRIDGE – A fines de 1933, John Maynard Keynes envió una notable carta pública al presidente de los EEUU, Franklin Delano Roosevelt (en adelante, FDR). FDR había asumido el cargo a principios de ese año, en medio de una crisis económica que había empujado a una cuarta parte de la fuerza laboral al desempleo. Había lanzado sus ambiciosas políticas del New Deal, que incluían programas de obras públicas, subsidios agrícolas, regulación financiera y reformas laborales. También había retirado a EEUU del patrón oro para dar más libertad a la política monetaria interna.

Keynes aprobó la dirección general de estas políticas, pero también tuvo algunas críticas agudas. Le preocupaba que FDR complicara el esfuerzo de recuperación económica al ampliar innecesariamente su programa de políticas. FDR estaba haciendo muy poco para aumentar la demanda agregada y demasiado para cambiar las reglas de la economía. Keynes se centró especialmente en la Ley Nacional de Recuperación Industrial (en adelante, NIRA), que, entre otras cosas, amplió en gran medida los derechos laborales y fomentó los sindicatos independientes. Le preocupaba que la NIRA socavara la confianza empresarial y pesara en la burocracia federal, sin hacer una contribución directa a la recuperación. Se preguntó si algunos de los consejos que FDR estaba recibiendo “no eran tan ingenuos ni tan extraños”.

Keynes no pensaba mucho en la economía de FDR, pero al menos era un crítico comprensivo. Debido a que gran parte del New Deal se aplicó a la ortodoxia económica predominante, las políticas de FDR tuvieron poco apoyo de los principales economistas de la época. Por ejemplo, como explica Sebastián Edwards en su fascinante libro reciente American Default, la opinión predominante entre los economistas era que romper el vínculo del dólar con el oro crearía caos e incertidumbre. El único economista fidedigno en la “confianza mental” de FDR fue Rexford Tugwell, un profesor de Columbia de 41 años poco conocido que ni siquiera enseñaba a estudiantes de posgrado.

¿Los economistas demostrarán ser más útiles hoy, en un momento en que los desafíos que enfrentamos son casi tan apremiantes como los de la Gran Depresión? El desempleo puede no ser un problema grave en la mayoría de los países avanzados en la actualidad, pero grandes segmentos de la fuerza laboral parecen estar aislados del progreso económico. Los niveles récord de desigualdad y las malas perspectivas de ganancias para los trabajadores más jóvenes y menos educados están erosionando los cimientos de las democracias liberales. Las reglas que sustentan la globalización necesitan urgentemente una reforma. Y el cambio climático sigue planteando una amenaza existencial.

Estos problemas exigen respuestas audaces. Sin embargo, en su mayor parte, los economistas de la corriente principal parecen preocupados por arreglos marginales —una modificación del código fiscal aquí, un impuesto al carbono allí, tal vez una rociada de subsidios salariales— que deja intactas las estructuras de poder que respaldan las reglas del juego económico.

Los economistas pueden enfrentar el desafío adoptando una visión más amplia. El mes pasado, me uní a un grupo de destacados economistas para lanzar una iniciativa que hemos denominado “Economía para la Prosperidad Inclusiva” (EfIP). Desde los mercados laborales y las finanzas hasta las políticas de innovación y las reglas electorales, el objetivo es promover ideas políticas ambiciosas que presten mucha más atención a la desigualdad y la exclusión, y a los desequilibrios de poder que las producen.

Como Suresh Naidu, Gabriel Zucman y yo explicamos en nuestro “manifiesto”, ni la economía sólida ni la evidencia convincente respaldan muchas de las ideas políticas dominantes de las últimas décadas. Lo que se ha llamado “neoliberalismo” es, en muchos sentidos, una derogación de la economía dominante. Y la investigación económica contemporánea, desplegada apropiadamente, es de hecho completamente conducente a nuevas ideas para crear una sociedad más justa. La economía puede ser un aliado de la prosperidad inclusiva. Pero depende de nosotros los economistas convencer a nuestra audiencia de los méritos de estas afirmaciones.

Nuestra red está formada por economistas académicos que creen que se pueden desarrollar nuevas ideas sin abandonar el rigor científico. El eslogan de nuestros días es “política basada en evidencia”. Por consiguiente, nuestros resúmenes de política se basan en análisis empíricos, utilizando herramientas de la economía general. Pero, para nosotros, un enfoque “basado en la evidencia” no es uno que refuerce un sesgo conservador a favor de las políticas al margen de los acuerdos institucionales existentes; es uno que fomenta la experimentación. Después de todo, ¿cómo podemos desarrollar nuevas pruebas sin intentar algo nuevo?

Los mercados dependen de una amplia gama de instituciones para crearlos, regularlos y estabilizarlos. Estas instituciones no vienen con formas predeterminadas. La propiedad y los contratos, las instituciones más elementales requeridas para hacer que los mercados funcionen, son construcciones legales que pueden diseñarse de muchas maneras. A medida que lidiamos con las nuevas realidades creadas por la innovación tecnológica y el cambio climático, las preguntas sobre la asignación de derechos de propiedad entre los diferentes reclamantes se vuelven cruciales. La economía no proporciona respuestas definitivas aquí, pero proporciona las herramientas necesarias para identificar las compensaciones relevantes.

Un tema común en nuestro conjunto inicial de propuestas de políticas son las asimetrías de poder que dan forma al funcionamiento de la economía global contemporánea. Muchos economistas descartan el papel de tales asimetrías porque hay poco margen para el poder en condiciones de competencia perfecta e información perfecta. Pero en el mundo real que examinamos, abundan las asimetrías de poder.

¿Quién tiene la ventaja en la negociación de salarios y beneficios laborales? ¿Quién domina los mercados y quién debe someterse a las fuerzas del mercado? ¿Quién puede moverse a través de las fronteras y quién está atascado en casa? ¿Quién puede evadir impuestos y quién no? ¿Quién puede establecer la agenda de negociaciones comerciales y quién está excluido? ¿Quién puede votar y quién está efectivamente marginado? Argumentamos que abordar tales asimetrías tiene sentido no solo desde el punto de vista de la distribución, sino también para mejorar el desempeño económico general. Los economistas tienen un poderoso aparato teórico que les permite pensar en tales asuntos.

Si bien los economistas están bien posicionados para desarrollar arreglos institucionales que van más allá de lo que ya existe, su hábito de pensar en el margen y de mantenerse cerca de la evidencia disponible alienta una aversión al cambio radical. Pero, cuando se les presentan nuevos desafíos, los economistas deben imaginar nuevas soluciones. La imaginación es crucial. No todo lo que intentemos tendrá éxito; pero si no redescubrimos el valor del credo de FDR, “experimentación audaz y persistente”, ciertamente fracasaremos. Lampadia

Dani Rodrik es profesor de economía política internacional en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Es el autor de La Paradoja de la Globalización: La Democracia y el Futuro de la Economía Mundial, Reglas Económicas: Los Derechos y los Males de la Ciencia Triste y, más recientemente, Charla Recta sobre el Comercio: Ideas para una Economía Mundial Sana.




La importancia de África en la geopolítica internacional

El destino que seguirá África – continente cuya población superará hacia el 2025 la población china – en los próximos años en materia política y económica es un tema que viene siendo opacado por otras cuestiones relacionadas a la coyuntura internacional, tales como el conflicto comercial EEUU-China, el Brexit, las elecciones del Parlamento Europeo, entre otras; sin embargo, no por ello, deja de ser un asunto sumamente relevante para el mundo en el mediano-largo plazo.

Como escribimos en Lampadia: Las gratas y no gratas sorpresas de la Fundación Gates en el 2018, Bill y Melinda Gates, en su Carta Anual 2019, advirtieron acerca de la importancia de este continente por contener a la población más joven del planeta, en un contexto cada vez más evidente de envejecimiento poblacional, un fenómeno que inclusive nuestra región no está dejando de experimentar. Así, recomendaban que es fundamental asegurar servicios de salud y educación de calidad, de manera que este ingente capital humano pueda enfrentar al mundo en igualdad de condiciones que el mundo desarrollado.

Sin embargo, como deja entrever un reciente artículo de The Economist (ver artículo líneas abajo), la importancia de África para con el mundo, va más allá del ámbito social. Es de hecho, un tema íntimamente ligado con la geopolítica internacional y por ende con la economía y el comercio.

En esta línea, destaca cómo África ha experimentado, sólo en la última década, una apertura extranjera – en términos de relaciones, comercio internacional, inversión extranjera y lazos militares – sin precedentes en la historia:

  • Entre el 2010 al 2016, se inauguraron más de 320 embajadas, constituyéndose como el mayor auge de la construcción de embajadas en la historia.
  • Su comercio hacia Occidente y Oriente ha mostrado una tendencia favorable en este período. Así, mientras que el comercio hacia Turquía e Indonesia se ha triplicado, en el caso de la UE, ha crecido en un 41%.
  • En cuanto a inversión directa extranjera, se observan fuertes lazos con grandes potencias económicas mundiales, incluidos, EEUU, Gran Bretaña y Francia.
  • Sus nexos militares abarcan a China como principal vendedor de armas en lo que corresponde al África subsahariana pero también hay fuertes lazos con EEUU, Francia y Rusia.

Pero como destaca The Economist, Aun así, los africanos pueden hacer más para aumentar su parte de los beneficios.” Y las iniciativas que propone básicamente inciden en los siguientes puntos:

  • Insistir en la transparencia de las operaciones comerciales, de manera que no surjan los perversos mercantilismos estatales.
  • Fortalecer la unión del continente, tomando como referencia la exitosa experiencia de la UE.
  • Ser globales como lo han estado haciendo en el comercio internacional, sin favorecer a determinado bloque económico, ya sea China, Rusia o EEUU.
  • Fortalecer los mecanismos democráticos, para lograr una mayor competencia en la política, de manera que se capitalicen adecuadamente las necesidades de los votantes.

En un contexto de fuerte sentimiento antiglobalización y anticomercio, –que parece no mostrar señales de aminoramiento – África podría convertirse en una suerte de mediador entre los dos grandes bloques económicos e ideológicos, Rusia-China y EEUU-UE. Las iniciativas propuestas por The Economist sin duda abogan por ello y por ende, las avalamos en un 100%. Lampadia

La nueva lucha por África
Geopolítica

Esta vez, los ganadores podrían ser los mismos africanos.

The Economist
7 de marzo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La primera gran oleada de interés extranjero en África, apodada la “revuelta”, se dio cuando los colonos europeos del siglo XIX dividieron el continente y se apoderaron de la tierra de los africanos.

La segunda fue durante la guerra fría, cuando Oriente y Occidente compitieron por la lealtad de los nuevos estados africanos independientes; la Unión Soviética apoyó a los tiranos marxistas, mientras que Estados Unidos apoyó a los déspotas que decían creer en el capitalismo.

Una tercera oleada, ahora en curso, es más benigna. Los forasteros han notado que el continente es importante y se está volviendo cada vez más importante, no solo por su creciente participación en la población mundial (para 2025, la ONU predice que habrá más africanos que chinos). Gobiernos y empresas de todo el mundo se apresuran a fortalecer los lazos diplomáticos, estratégicos y comerciales. Esto crea grandes oportunidades. Si África maneja la nueva lucha sabiamente, los principales ganadores serán los africanos.

El alcance de la participación extranjera no tiene precedentes. Empieza con la diplomacia. De 2010 a 2016, se abrieron más de 320 embajadas en África, probablemente el mayor auge de la construcción de embajadas en la historia. Turquía solo abrió 26. El año pasado, India anunció que abriría 18. Los lazos militares también se están profundizando. EEUU y Francia están prestando fuerza y tecnología a la lucha contra el yihadismo en el Sahel. China es ahora el mayor vendedor de armas del África subsahariana y tiene vínculos de tecnología de defensa con 45 países. Rusia ha firmado 19 acuerdos militares con estados africanos desde 2014. Los estados árabes ricos en petróleo están construyendo bases en el Cuerno de África y contratando mercenarios africanos.

Los lazos comerciales están cambiando. En 2006, los tres socios comerciales más importantes de África fueron EEUU, China y Francia, en ese orden. Para 2018 era China primero, India segundo y EEUU tercero (Francia era séptimo). Durante el mismo período, el comercio de África se ha triplicado con Turquía e Indonesia, y se ha cuadruplicado con Rusia. El comercio con la Unión Europea ha crecido en un modesto 41%. Las mayores fuentes de inversión extranjera directa siguen siendo las empresas de EEUU, Gran Bretaña y Francia, pero las chinas, incluidas las organizaciones respaldadas por el estado, se están recuperando, y los inversores de la India y Singapur están ansiosos por unirse a la refriega.

El estereotipo de los extranjeros en África es de explotadores neocoloniales, interesados solo en los recursos naturales del continente, no en su gente, y listos para sobornar a los peces gordos locales en negocios turbios que no hacen nada por los africanos comunes. El estereotipo es a veces cierto. Demasiadas empresas petroleras y mineras están sucias. Los líderes africanos corruptos, de los cuales todavía hay abundancia, siempre pueden encontrar habilitadores extranjeros para lavar el botín. Y los contratos con firmas de países que se preocupan poco por la transparencia, como China y Rusia, a menudo son confusos. Tres periodistas rusos fueron asesinados el año pasado mientras investigaban a un grupo mercenario vinculado al Kremlin que, según informes, protege al presidente de la República Centroafricana desgarrada por la guerra y permite la extracción de diamantes allí. Comprensiblemente, muchos vieron una bocanada de imperialismo anticuado.

Sin embargo, el compromiso con el mundo exterior ha sido mayormente positivo para los africanos. Los extranjeros construyen puertos, venden seguros y traen tecnología de telefonía móvil. Las fábricas chinas zumban en Etiopía y Ruanda. Turkish Airlines vuela a más de 50 ciudades africanas. Una mayor apertura al comercio y la inversión es una de las razones por las cuales el PBI per cápita al sur del Sáhara es dos quintos más alto que en 2000 (Las políticas macroeconómicas más sólidas y menos guerras también ayudaron). Los africanos pueden beneficiarse cuando los extranjeros compran todo, desde textiles hasta vacaciones y servicios digitales.

Aun así, los africanos pueden hacer más para aumentar su parte de los beneficios.

  • Primero, los votantes y activistas pueden insistir en la transparencia. Es alentador que Sudáfrica esté investigando los supuestos acuerdos fraudulentos del presidente anterior, Jacob Zuma, pero es alarmante que el comportamiento aún peor en la República Democrática del Congo no se haya aprobado, y que los términos de los préstamos chinos a algunos gobiernos africanos peligrosamente endeudados sean secretos. Para estar seguros de que un trato público es bueno tanto para la gente común como para los hombres grandes, los votantes deben saber qué hay en él. Los periodistas, como los kenianos que expusieron escándalos por un proyecto ferroviario chino, tienen un gran papel que desempeñar.
  • Segundo, los líderes de África necesitan pensar más estratégicamente. África puede ser casi tan poblada como China, pero comprende 54 países, no uno. Los gobiernos africanos podrían lograr mejores acuerdos si demostraran más unidad. Nadie espera que un continente heterogéneo que incluye zonas de batalla anárquicas y democracias prósperas esté tan integrado como Europa. Pero seguramente puede ser mejor que dejar que China negocie con cada país individualmente, a puerta cerrada. El desequilibrio de poder entre, digamos, China y Uganda es enorme. Podría reducirse en cierta medida con un área de libre comercio o si los bloques regionales africanos se unieran. Después de todo, los beneficios de los proyectos de infraestructura se extienden a través de las fronteras.
  • Tercero, los líderes africanos no tienen que elegir bandos, como lo hicieron durante la guerra fría. Pueden hacer negocios con las democracias occidentales y también con China y Rusia, y cualquier otra persona que tenga algo que ofrecer. Debido a que ahora tienen más opciones que nunca, los africanos deberían ser capaces de impulsar tratos más difíciles. Y los forasteros no deberían ver esto como un concurso de suma cero (como lo hace la administración Trump, cuando le presta atención a África). Si China construye un puente en Ghana, un automóvil estadounidense puede conducir sobre él. Si una empresa británica invierte en una red de datos móviles en Kenia, un empresario keniano puede usarla para establecer una empresa transfronteriza.

Por último, los africanos deben tomar lo que algunos de sus nuevos amigos les dicen con una pizca de sal.

China sostiene que la democracia es una idea occidental; el desarrollo requiere una mano firme. Este mensaje sin duda atrae a los hombres fuertes africanos, pero es una tontería. Un estudio realizado por Takaaki Masaki del Banco Mundial y Nicolas van de Walle de la Universidad de Cornell encontró que los países africanos crecen más rápido si son más democráticos. La buena noticia es que, a medida que la educación mejora y los africanos se trasladan rápidamente a las ciudades, se vuelven más críticos con sus gobernantes y tienen menos miedo de decirlo. En 1997, el 70% de los partidos gobernantes africanos obtuvieron más del 60% de los votos, en parte haciendo que los jefes rurales invitaran a los aldeanos a respaldarlos. Para 2015 solo el 50% lo hizo. A medida que la política se vuelva más competitiva, la influencia de los votantes crecerá. Y podrán insistir en una forma de globalización que funcione tanto para africanos como para extranjeros. Lampadia




¿Cómo parar el régimen de Maduro?

La satrapía del chavismo no parece tener fin. Por las buenas no se irán los cubanos, ni los narcotraficantes, ni los militares corruptos del régimen.

Por la fuerza las cosas son tanto más difíciles y peligrosas.

Hoy parece que la situación está en un ‘stand-off’, paralizada, sin visos de solución. Nada le importa al régimen. Las muertes de niños y ancianos no le importan, la gran crisis humanitaria es ninguneada y desconocida. La situación no da para más, pero, sin embargo, no parece haber salida.

Tom Rogan, del Washington Examiner, tiene una propuesta singular que puede ser muy efectiva, ver líneas abajo.

La idea es cortar mediante un bloqueo naval, el abastecimiento de petróleo a Cuba. Esto desquiciaría su economía y permitiría una negociación por la cual se les lleve, a los cubanos, a dejar Venezuela, con la oferta de luego, sin ellos en Venezuela y sin Maduro, reponer el abastecimiento.

A su vez, Maduro, sin el apoyo cubano en Venezuela, no podría evitar el colapso del apoyo militar interno.

Una ingeniosa solución, pacífica y efectiva, que tal vez permita romper la desesperación de millones de venezolanos. Hacemos nuestra la propuesta de Rogan.

Poner fin al régimen de Maduro mediante el bloqueo de sus suministros de petróleo a Cuba

Washington Examiner
Tom Rogan
 27 de febrero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

A falta de una operación en tierra, ¿cómo puede Estados Unidos expulsar del poder en Venezuela, a Nicolás Maduro?

La respuesta es eliminar su control de recursos sobre las palancas de la coerción estatal. Porque si Maduro no puede comandar las fuerzas de seguridad, tendrá que huir de Venezuela o enfrentar una caída violenta. Por esa razón, el próximo paso de Estados Unidos contra Maduro debería ser cortar sus suministros de petróleo a Cuba.

Como informó el Wall Street Journal el martes, Cuba recibe alrededor de 40,000 barriles de petróleo venezolano cada día. Esto, dice el diario, representa el 28 por ciento de las necesidades petroleras de Cuba. Y el análisis del gobierno de los Estados Unidos también sugiere que Cuba depende en gran medida del petróleo para sus necesidades de electricidad en general. Si estas exportaciones se ven limitadas incluso en un grado medio, la economía de Cuba se enfrentará a la ruina. Su gobierno comunista gobernante enfrentaría a su vez una gran presión para abandonar a Maduro.

Las consecuencias para Maduro serían muy serias. Después de todo, el servicio de inteligencia de Cuba y su ejército le permiten a Maduro disuadir a su fuerza de seguridad de desertar al presidente interino, Juan Guaido. Pero si los cubanos no obtienen su petróleo y sienten que no lo harán a menos que empaquen y se vayan de Venezuela, no tendrán otra opción. En ese momento, las deserciones de las fuerzas de seguridad venezolanas serán más fáciles. El fin del apoyo cubano socavaría inmediatamente la credibilidad de Maduro como sobreviviente.

Ni Cuba ni Venezuela tienen los medios para disputar a la Marina de los Estados Unidos en el Caribe. Y la 4ª Flota de los Estados Unidos ya tiene activos importantes cerca de su área de control. Considerando que más de 650 millas de agua separan a Cuba de Venezuela, un embargo de la Marina de los EEUU se podría lograr con una pequeña flotilla de tres a cuatro destructores de EEUU que operan aproximadamente a medio camino entre las dos naciones. Por otra parte, la carga militar de los EEUU hace probable que una vez que se regresen los primeros petroleros, las ramificaciones políticas tengan repercusiones inmediatas en La Habana y Caracas. Los oficiales superiores reconocerían las mareas cambiantes de las fortunas de Maduro y buscarían la rehabilitación bajo la administración de Guaido.

¿Sería esta acción legal? Sí. El presidente Trump tiene una amplia libertad constitucional para desplegar el ejército de los Estados Unidos en las operaciones de interdicción marítima. Guaido probablemente también autorizaría tal acción si los Estados Unidos le pidieran permiso. ¿Sería moral? También, sí. La gente de Venezuela está muriendo de hambre y muriendo de enfermedades fácilmente tratables porque Maduro sigue en el poder. Y el gobierno legítimo de Guaido ha sido bloqueado del poder. Lampadia




El Perú se aleja de los circuitos internacionales de inversión

El Perú se aleja de los circuitos internacionales de inversión

Recientemente, el BCRP publicó las cifras de inversión directa extranjera (IDE) al cierre del 2018 (ver nota de El Comercio líneas abajo) y lamentablemente, estas no fueron auspiciosas. Así, refiere que por tercer año consecutivo, se retraen los flujos de capitales de largo plazo –esta vez con una fuerte reducción del 8.8%, con respecto al 2017–  lo cual termina de configurar y confirmar una tendencia a la baja que ya se venía observando desde principios del gobierno de Ollanta Humala, y que, la administración PPK-Vizcarra no ha podido revertir. Peor aún, los niveles actuales se encuentran aún muy por debajo de los observados en el 2012, como indica el siguiente gráfico.

Las causales de esta caída son variadas, pero consideramos a dos como fundamentales. En primer lugar y como se desprende directamente del gráfico, se observa un desplome de la inversión minera extranjera, la cual ha pasado de representar el 3.7% del PBI en el 2012 a 1.2% en el 2018.

Este desplome se ha dado principalmente por problemas internos producidos por los ataques por parte del movimiento anti minero que ha estado presente en muchas de las regiones al interior del país, en particular, Cajamarca. Como es de conocimiento público, estos movimientos imposibilitaron la puesta en marcha de dos proyectos mineros que eran cruciales para nuestro crecimiento, Conga y Tía María.

En segundo lugar, una creciente animadversión hacia la inversión privada que empezó con el gobierno nacionalista de Humala, reflejada en una caída de 14 trimestres consecutivos de este indicador entre los años 2014 y 2016. Ello indudablemente tuvo que afectar las expectativas de los empresarios a nivel internacional, redundado en una menor inversión extranjera.

Es importante notar que el tema de las cotizaciones de los metales tiene un impacto menor en el Perú, ya que, por ejemplo, el costo de producir cobre es relativamente bajo, de unos US$ 1.10 por libra.

Pero, ¿Por qué es relevante la IDE para las economías pequeñas y abiertas como el Perú?

En el caso peruano, si bien la IDE no tiene un peso tan significativo comparada con la inversión privada nacional -se ubicó alrededor del 20% del total de la inversión privada en la última década- su relevancia  descansa en que permite corregir cualquier déficit en cuenta corriente que pueda conducir a crisis de balanza de pagos con la consecuente devaluación de nuestra moneda. Estas crisis han sido recurrentes en América Latina en los años 80, incluida la del Perú, por ello es que es fundamental retomar la tendencia positiva de la IDE, con el fin de evitarlas.

Adicionalmente, la IDE es la mejor calificación del ambiente de negocios del país, que como es evidente, entre la burocratización, tramitología, conflictos sociales y corrupción, viene deteriorándose paulatinamente.

En contraste, tener una IDE lo suficientemente alta en el tiempo, que posibilite tener superávits en la balanza de pagos, le permite al BCRP acumular reservas internacionales, las cuales son imprescindibles para mantener la estabilidad del tipo de cambio y mitigar los efectos de cualquier choque externo internacional adverso, eventos altamente probables al ser el Perú una economía pequeña y abierta. Este ha sido el camino que ha seguido nuestro país en los últimos años y por ello al 2018, reportaba la mayor cantidad de reservas internacionales en la región, las cuales representaron el 27% del PBI.

Todo ello, por supuesto, sin considerar que la IDE, al ser un tipo de inversión, que además es de carácter permanente en el tiempo, resulta favorable para la generación de empleo y reducción de la pobreza, razón por la cual debemos promoverla con feroz ímpetu.

…Y cómo se viene comportando la inversión total, incluida la nacional?

Si bien los indicadores de inversión, tanto total, como el desagregado en inversión pública como privada han mostrado un cambio de tendencia a partir de la segunda mitad del 2017 – como bien advirtió el IPE en los últimos días  –  estos siguen estando muy por debajo de los niveles del 2013, año en el que se dio el punto de inflexión de crecimiento de la economía peruana, pasando de un período de crecimiento de tasas anuales comparables a las de los países del sudeste asiático – entre 6% y 9% – a magros crecimientos que si quiera alcanzan el 4% (ver Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad). Como se puede observar en el siguiente gráfico, la brecha real de inversión en el caso de la inversión directa extranjera es de casi 4,000 mil millones de dólares.

Este cambio de fase de la economía peruana –  del que la caída en la inversión extranjera directa ha sido parte – ha tenido fuertes implicancias en diversos indicadores, como el estancamiento observado de la informalidad laboral en los últimos años. Sin embargo, el que vale la pena destacar es el relacionado a la pobreza. Así, después de haber reducido por más de 10 años consecutivos la pobreza – pasando de 58.7% en 2004 a 20.7% en el 2016- , esta subió un punto porcentual en el 2017, lo cual quiere decir que 375,000 peruanos pasaron a ser pobres.

Por todas las razones anteriormente expuestas no podemos permitir que los flujos de capitales extranjeros de largo plazo sigan yéndose de nuestro país, peor aún, si los indicadores de crecimiento para la economía peruana en enero y los proyectados para el primer trimestre de este año – de diversos centros de investigación, como el IPE, y reconocidos bancos comerciales, como el BCP – apuntan a un crecimiento no mayor al 4%. Como hemos escrito en Lampadia: Perú crece por debajo de su potencial, este crecimiento de 4% no solo no es suficiente para absorber toda la mano de obra que entra al año al Perú, sino que está por debajo del potencial que Perú debería tener para su nivel de desarrollo, en su calidad de país emergente.

No permitamos que nuestro país se aleje de los circuitos internacionales de inversión. Ello sería condenarnos a menor crecimiento, menor empleo y por ende, mayor pobreza, todos infortunios que nuestras futuras generaciones no merecen enfrentar. Lampadia

Inversión extranjera directa cayó por tercer año consecutivo

En el 2018 sumó 8.8% menos que el 2017, debido a la reducción en las reinversiones.

El Comercio
24 de febrero de 2019
Glosado por Lampadia

Según el Banco Central de Reserva (BCR), el año pasado la entrada de inversión extranjera directa (IED) fue inferior en 8.8% frente al ejercicio anterior, al sumar US$6,175 millones. En el 2016 y 2017, esta había caído en 17% y 1.4%, respectivamente.

El ingreso de capitales extranjeros en el Perú puede realizarse a través de aportes de dinero y otras operaciones, la reinversión en empresas establecidas en el país y préstamos entre dichas compañías con la casa matriz.

De acuerdo con el BCR, en el período de análisis el flujo de dinero destinado a la reinversión fue inferior en US$916 millones o en 16.6% respecto al año anterior, al cerrar en US$4,597 millones. En tanto que los aportes de capital disminuyeron en US$396 millones o 19.9%, al sumar US$1,588 millones. Así, al término del 2018, el monto de IED representó el 2.6% del producto bruto interno.

1.2% del PBI representó la inversión extranjera directa al sector minero en el 2018, según el BCR.

77.5% cayó la inversión extranjera directa en el cuarto trimestre del 2018. La reducción determinó la caída del año.

Por sector de destino, en el 2018 destacó el ingreso de IED a la actividad minera y manufacturera. En la primera, el influjo de capitales sumó US$5,654 millones, luego de que superara en US$541 millones el registro del 2017, es decir, hubo un aumento en 25.6%. En el segundo sector, la entrada de inversiones llegó a los US$1,389 millones, lo que implicó un aumento de 104.6% o US$710 millones.

No obstante, dichos incrementos fueron insuficientes para contrarrestar la salida de capitales en el sector financiero, energía y servicios no financieros. Lampadia