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Es hora de pensar en chico

Por: Ian Vásquez
El Comercio, 6 de Junio del 2023

“Hoy, nuevas tecnologías posibilitan la colaboración entre los individuos para dar soluciones a problemas ecológicos”.

Pasado mañana es el Día Mundial de los Océanos. Ayer fue el Día Mundial del Medio Ambiente, lo que es diferente al Día de la Tierra, que se dio en abril. Todavía nos quedan días mundiales para la biodiversidad, el reciclaje, la reducción del uso de bolsas plásticas y mucho más en el resto del 2023.

Con tantas fechas que pretenden crear conciencia y acción, se le puede disculpar al lector por no estar al tanto de ellas. Se suele pensar, además, que los complejos problemas ecológicos requieren de soluciones nacionales y acuerdos y burocracias internacionales. ¿Para qué tomar acción propia, si lo que puede hacer el individuo para ofrecer remedios es muy limitado?

Lo que sí ha capturado la imaginación del público es la visión apocalíptica de cierto sector del movimiento medioambientalista que literalmente declara que se nos viene el fin del mundo si no se impone una reorganización detallada y profunda de la sociedad moderna. Pero tal extremismo solo logra dificultar el debate al no admitir que distintos puntos de vista puedan ser legítimos.

Es hora de pensar en chico. Ese es el título de un libro nuevo de Todd Myers (“Time to think small”) que destaca las crecientes oportunidades de usar nuevas tecnologías para trasladar el poder de los políticos hacia los individuos a la hora de cuidar el medio ambiente. El mundo ha cambiado desde que surgió el movimiento moderno medioambiental en los años setenta, cuando las soluciones pasaban por el intervencionismo estatal.

Nadie menos que el primer director de la Agencia de Protección Ambiental en Estados Unidos, William Ruckelshaus, lo reconoció hace más de diez años. Según él, “las soluciones de ayer funcionaron bien para los problemas de ayer, pero las soluciones que creamos en los setenta probablemente no harían mucha diferencia para los problemas ambientales que enfrentamos hoy”.

Hoy, nuevas tecnologías posibilitan la colaboración entre los individuos para dar soluciones a problemas ecológicos. Myers ofrece un sinnúmero de ejemplos. En Centroamérica, el tráfico ilegal de huevos de tortugas en peligro de extinción se ha disminuido por el uso de rastreadores que se colocan en huevos producidos por impresoras 3D y puestos junto con los huevos verdaderos que cuidan las tortugas. Así, los rastreadores ayudan a identificar a los traficantes y sus redes.

Millones de toneladas métricas de plástico se tiran al mar cada año, pero la ONG Plastic Bank está reduciendo esa contaminación en diversos países pobres pagándole a la gente a través de un sistema de teléfonos celulares por recaudar plástico del ambiente antes de que llegue al mar. Plastic Bank ha prevenido, así, que mil millones de botellas de plástico lleguen a los océanos.

Myers documenta cómo, en vez de usar autos propios, los vehículos compartidos en demanda a través de una aplicación reducen significativamente la emisión de dióxido de carbono. Aplicaciones como iNaturalist y eBird permiten al usuario identificar plantas y animales en la naturaleza y crear enormes bases de datos para la investigación académica.

En Estados Unidos, la ONG The Nature Conservancy usó la data migratoria de aves de eBird para ofrecer pagos a individuos que creen refugios en su propiedad privada y así proteger las aves. El incentivo creado es exactamente lo contrario a lo creado por la ley federal que protege especies en peligro de extinción. Bajo la ley, si se encuentra tal especie en su propiedad, el gobierno le prohíbe usar su terreno como desee y así reduce su valor. The Nature Conservancy ha convertido un pasivo en un activo, conforme cuida el ambiente.

El libro de Myers demuestra cómo la innovación y la tecnología están democratizando el cuidado del medio ambiente de una manera cada vez más eficaz.




El lado de la oferta de la descarbonización

Por: Ricardo Hausmann
El Comercio, 1 de Junio del 2023

“Una estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que les dé el mismo peso a la oferta y a la demanda ganaría mayor respaldo político”.

Usted ya ha oído hablar de esto antes: las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son demasiado altas como para impedir cambios catastróficos para nuestro clima. Es preciso concientizar a los países, a las empresas y a las familias sobre la fragilidad del planeta en el que vivimos.

Son cada vez más los economistas que quieren gravar al carbono para fomentar su sustitución. Otros se centran en garantizar que los costos del cambio a energías limpias no recaigan de manera desproporcionada en los países en desarrollo que, según se espera, renunciarán a las fuentes de energía barata a pesar de ser responsables de muchas menos emisiones de GEI –tanto históricamente como en la actualidad– que sus contrapartes desarrolladas.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) les pide a los países que anuncien sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) y espera que la presión social los obligue a cumplir con esas promesas. Todas estas estrategias para promover la transición a energías limpias tienen algo en común: se centran en fomentar la demanda global por descarbonización.

Sin embargo, el lado de la oferta está notoriamente ausente de la conversación. Cada vez que alguien hace una compra, hay alguien que hace una venta; el gasto de una persona es el ingreso de otra. Si bien la estrategia del lado de la demanda hace hincapié en la compra y el gasto, pasa por alto la dinámica crucial de vender y ganar. Esto hace que todo el esfuerzo se vuelva ineficiente, injusto y políticamente engorroso.

Centrarse únicamente en los factores del lado de la demanda es ineficiente. Una creciente demanda de descarbonización, sin un incremento correspondiente en la oferta de las herramientas esenciales como cables, baterías, electrolizadores, vehículos eléctricos (VE), acero verde, fertilizantes y celdas eléctricas, no haría más que hacer subir los precios y enriquecer a los proveedores actuales de estos productos.

Este foco exclusivo en el lado de la demanda de la descarbonización también es financieramente ineficiente. Dirige el capital disponible hacia los grandes emisores y no hacia los potenciales proveedores de recursos de descarbonización.

Un buen ejemplo es la iniciativa “Una transición justa para todos” del Banco Mundial, que brinda financiamiento a los países que cierran las centrales eléctricas alimentadas a carbón. Las alianzas para una transición energética justa que han sido anunciadas hasta el momento han apuntado a los principales consumidores de carbón, pero no respaldan a los países que podrían contribuir del lado de la oferta.

Hasta el momento, la transición energética justa se ha centrado esencialmente en mitigar las pérdidas experimentadas por los trabajadores en la industria de los combustibles fósiles y en gestionar los costos adicionales asociados con abandonar estas fuentes de energía. Pero la transición a energías limpias, probablemente, tenga efectos distributivos significativamente más amplios.

Los países importadores de energía hoy en día incurren en costos muy elevados para comprar carbón, petróleo y gas, lo que enriquece a los exportadores de esos recursos. Un mundo verde alimentado con energía solar, eólica, de biomasa e hidráulica resultaría en una distribución más equitativa de la producción que favorecería a regiones como los trópicos y las zonas áridas.

Como el petróleo es tan barato de transportar, hizo que el mundo se volviera energéticamente plano, permitiendo que industrias de alto consumo de energía como el acero y los productos químicos puedan operar en países importadores de energía. Pero es poco probable que esto siga siendo sustentable en un mundo verde. Dado que las energías renovables son mucho más costosas de transportar que el petróleo, las industrias de alto consumo energético probablemente intenten reubicarse más cerca de zonas ricas en energías verdes.

Una estrategia que incluya tanto el lado de la demanda como el de la oferta de la descarbonización fomentaría coaliciones mucho más amplias en favor de una transición acelerada. Si los países pudieran forjarse un rol como proveedores de las herramientas de la descarbonización, tendrían un incentivo para presionar por un mundo que demande más sus nuevas exportaciones.

Comparemos ese incentivo con la noción de que instalar solamente paneles solares generaría suficientes empleos como para justificar la transición a energías limpias. Esos empleos nunca podrían convertirse en un motor de crecimiento porque la mayor parte del gasto va hacia los productores de paneles solares. Por el contrario, convertirse en los proveedores de herramientas de la descarbonización del mundo les permitiría a los países en desarrollo crear nuevos flujos de ingresos nacionales y regionales, facilitando un crecimiento generalizado del empleo en todas las actividades económicas.

La estrategia prevaleciente para reducir las emisiones de GEI amenaza con hacer que la transición a energías limpias se vuelva ineficiente, costosa, injusta y políticamente contenciosa, mientras que una estrategia que les dé igual peso a los lados de la oferta y de la demanda reduciría los costos, promovería la justicia y ganaría mayor respaldo político. Esta estrategia movilizaría el potencial creativo de los países al ampliar su foco, pasando de sus propias emisiones a satisfacer las necesidades de un mundo en proceso de descarbonización. Esa es una estrategia de crecimiento para todos y un llamado a la acción más convincente y lleno de energía.

–Glosado y editado–

Project Syndicate, 2023




Minam reconoce a Aceros Arequipa por sus buenas prácticas ambientales

Por: Aceros Arequipa
Gestión, 27 de Abril del 2023

En un nuevo hito para la industria peruana, Corporación Aceros Arequipa S.A (CAASA) se convirtió en la primera siderúrgica en suscribir y cumplir al 100% las metas y acciones del Acuerdo de Producción Limpia (APL), promovido por el Ministerio del Ambiente.

De esta manera, Aceros Arequipa obtuvo el sello Perú Limpio, un reconocimiento que destaca su contribución a la promoción del uso eficiente de los recursos y la gestión integral de los residuos sólidos con un enfoque de economía circular.

“Este acuerdo representó una oportunidad para reforzar nuestros compromisos por mantener una cultura ambiental que contribuya con el desarrollo sostenible del país. Alcanzar las metas representa un Logro, y sentimos mucha satisfacción, pues evidencia que la industria siderúrgica puede desarrollarse en armonía con el medioambiente”, comentó Fernando Bustamante Cilloniz, ge rente de Control Estratégico de Gestión de Aceros Arequipa.

Mejoras Medioambientales

Entre las metas cumplidas, la empresa siderúrgica mantuvo el empleo de 428.000 toneladas de residuo metálico (chatarra) de origen nacional y 10.100 toneladas de subproductos industriales en la producción de acero. Además, capacitó a más del 65% de sus colaboradores en temas de manejo de residuos sólidos.

“La mejora en nuestras prácticas ambientales generaron en la compañía un beneficio superior a S/28 millones en el 2022, debido a una menor compra de materia prima e insumos vírgenes, así como a un ahorro en los servicios de transporte y disposición final de los residuos. Somos una de las principales recicladoras de chatarra de la costa este del Pacifico.”, agrega Fernando Bustamante Cilloniz.

El impacto positivo también se extiende a la sociedad. Aceros Arequipa implementó el Programa de Educación Ambiental, enfocado en la minimización y valorización de residuos sólidos, en cinco instituciones educativas de la provincia de Pisco. Donó también cuatro vehículos no convencionales para el recojo de residuos reciclables a las municipalidades de la misma provincia y los distritos Túpac Amaru Inca y San Andrés

Además, su tecnología de Horno de Arco Eléctrico puede utilizar 100%de chatarra ferrosa como carga metálica, loquesigni- fica una demanda de más de 1.2 millones de toneladas anuales.

Con ello, se disminuye la extracción de materia prima virgen como el mineral de hierro,y le da una oportunidad de ccircularidada este tipo de residuos.

De esta manera, Aceros Arequipa se coloca a la vanguardia en temas de investigación y tecnología en cuanto al uso respon sable de los recursos e innovaciones en la gestión de residuos, siendo la única siderúrgica pe ruana y la tercera a nivel mundial, enser considerada por los Indices Dow Jones de Sostenibilidad (DJSI).

Hoy es un referente de la industria siderúrgica que apuesta por la economía circular: a través de su estrategia “Cero Residuos” busca transformar subproductos en insumos alternativos para los diferentes sectores industriales. El objetivo final: un futuro sostenible para todos los peruanos.




Es hora de una segunda revolución verde

Bjorn Lomborg
Presidente del Consenso de Copenhague y miembro visitante de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford
Philippine Daily Inquirer
22 de febrero de 2023 

Uno de los mayores logros de la humanidad en el siglo pasado fue lograr un enorme aumento en la producción de alimentos. De 1900 a 2000, hubo un aumento de seis veces en las cosechas de cultivos, mientras que la población mundial aumentó menos de cuatro veces, lo que significa que, en promedio, las personas hoy en día tienen alrededor de un 50 por ciento más de alimentos disponibles que sus tatarabuelos.

La mayor parte del aumento de la producción provino de los agricultores que cultivaban más alimentos por cada hectárea de tierra. El extraordinario progreso se debe a la Revolución Verde que impulsó los insumos modernos para la agricultura.

Se ha estimado que el agrónomo ganador del Premio Nobel de la Paz Norman Borlaug, quien encabezó la intensificación de los métodos agrícolas modernos, salvó más de mil millones de vidas del hambre. Además de alimentar a la gente, la Revolución Verde enriqueció mucho a las sociedades. Y, a medida que la agricultura se vuelve más eficiente, las personas se liberan del trabajo agotador y pueden participar en una gama mucho más amplia de actividades productivas.

La Revolución Verde fue un logro extraordinario. Sin embargo, el mundo necesita una segunda Revolución Verde para extender los beneficios a los más pobres del mundo y reducir el hambre global.

Es especialmente necesario hoy en día, ya que nos estamos quedando atrás en la alimentación del planeta. Desde 2016, los líderes mundiales han hecho grandes promesas de desarrollo para todos los países para 2030, denominadas Objetivos de Desarrollo Sostenible. Uno de los objetivos más cruciales se centra en las formas de impulsar la agricultura, desde acabar con el hambre hasta garantizar una mejor nutrición y una agricultura más sostenible.

Desafortunadamente, estamos fallando en nuestras promesas, y no solo porque el COVID descarriló el progreso. Un rastreador muestra que, incluso con base en el progreso antes de la interrupción de la pandemia, las promesas de alimentos de los políticos no se cumplirán para 2030, sino más de 80 años después, a principios de 2100. De hecho, el mundo entero se retrasará en todos sus principales compromisos. En 2023, ahora estamos en el medio tiempo de nuestras grandes promesas, pero no estamos ni cerca de la mitad del camino. 

Es por eso que mi grupo de expertos, el Consenso de Copenhague, ha estado trabajando con algunos de los mejores economistas del mundo para identificar las políticas más efectivas para el tiempo restante. Si no podemos hacer todo, debemos centrarnos en las soluciones más inteligentes en cada área, incluida la agricultura y el hambre.

Nuestros investigadores analizaron muchas políticas agrícolas, como subsidiar fertilizantes y aumentar la irrigación. Todos estos brindan beneficios moderados a la sociedad, pero por peso invertido, los efectos no son asombrosos. Sin embargo, existe una clara oportunidad para la humanidad: un gran aumento de la inversión en investigación y desarrollo (I+D) agrícola.

Todavía hay un gasto insuficiente significativo en I+D agrícola para los países más pobres. Es comprensible que las grandes corporaciones gasten más en los países ricos, donde los agricultores a gran escala tienen mucho dinero. Por eso, en 2015, el 80 % de la financiación mundial de I+D agrícola se destinó a países ricos y de ingresos medios altos, mientras que los países de ingresos medios bajos, como Filipinas, recibieron solo el 20 %, y los países más pobres del mundo no obtuvieron casi nada.

Esta inversión desigual ha sido persistente durante más de medio siglo. Es una de las principales razones por las que la Revolución Verde no ayudó tanto a los países más pobres como a los más ricos. Los rendimientos de cereales en los países de altos ingresos casi se triplicaron entre 1961 y 2018, mientras que los países de bajos ingresos experimentaron un aumento mucho menor del 50 %.

El potencial sin explotar es enorme. La investigación publicada esta semana por Copenhagen Consensus demuestra que el mundo solo necesitará gastar una pequeña cantidad más cada año para generar grandes beneficios. Estima que el costo adicional de I+D de esta década es de unos 5,500 millones de dólares anuales, una suma relativamente pequeña, menos incluso de lo que los estadounidenses gastan en helados cada año.

Esta inversión generará mejores semillas y cultivos de alto rendimiento que también pueden manejar mejor los cambios climáticos como los que veremos por el cambio climático. Crear cosechas más grandes y resistentes beneficiará a los agricultores, y producir más alimentos ayudará a los consumidores con precios más bajos.

El beneficio neto total durante los próximos 35 años tanto para los agricultores como para los consumidores asciende a más de $2 billones. Cada dólar gastado genera la asombrosa cantidad de $33 en beneficios sociales, lo que hace de esta una inversión espectacular.

Para 2050, esta financiación adicional impulsará la producción agrícola en un 10 %, reducirá los precios de los alimentos en un 16 % y aumentará los ingresos per cápita en un 4 %. La inversión aumentará el producto interno bruto en los países en desarrollo en $ 2,2 billones para 2030 y $ 11,9 billones para 2050, un aumento del 2 por ciento y del 6 por ciento en los ingresos per cápita, respectivamente. Y una agricultura más eficiente reducirá las emisiones climáticas globales en más del 1 por ciento.

La I+D agrícola es una inversión fenomenal porque no solo hacemos que los trabajadores agrarios sean más productivos, sino que también permitimos que más personas sean productivas e innovadoras en otros sectores. Conduce a que menos personas pasen hambre y reduce los costos de los alimentos para todos.

No podemos cumplir todas nuestras promesas para 2030. Pero debemos cumplir con la I+D agrícola para la mitad más pobre del planeta porque es una de las mejores inversiones que puede hacer la humanidad.

Esto es parte de una serie exclusiva de Inquirer del Centro de Consenso de Copenhague sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lampadia




Es hora de una segunda revolución verde

Bjorn Lomborg
Presidente del Consenso de Copenhague y miembro visitante de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford
Philippine Daily Inquirer
22 de febrero de 2023

Uno de los mayores logros de la humanidad en el siglo pasado fue lograr un enorme aumento en la producción de alimentos. De 1900 a 2000, hubo un aumento de seis veces en las cosechas de cultivos, mientras que la población mundial aumentó menos de cuatro veces, lo que significa que, en promedio, las personas hoy en día tienen alrededor de un 50 por ciento más de alimentos disponibles que sus tatarabuelos.

La mayor parte del aumento de la producción provino de los agricultores que cultivaban más alimentos por cada hectárea de tierra. El extraordinario progreso se debe a la Revolución Verde que impulsó los insumos modernos para la agricultura.

Se ha estimado que el agrónomo ganador del Premio Nobel de la Paz Norman Borlaug, quien encabezó la intensificación de los métodos agrícolas modernos, salvó más de mil millones de vidas del hambre. Además de alimentar a la gente, la Revolución Verde enriqueció mucho a las sociedades. Y, a medida que la agricultura se vuelve más eficiente, las personas se liberan del trabajo agotador y pueden participar en una gama mucho más amplia de actividades productivas.

La Revolución Verde fue un logro extraordinario. Sin embargo, el mundo necesita una segunda Revolución Verde para extender los beneficios a los más pobres del mundo y reducir el hambre global.

Es especialmente necesario hoy en día, ya que nos estamos quedando atrás en la alimentación del planeta. Desde 2016, los líderes mundiales han hecho grandes promesas de desarrollo para todos los países para 2030, denominadas Objetivos de Desarrollo Sostenible. Uno de los objetivos más cruciales se centra en las formas de impulsar la agricultura, desde acabar con el hambre hasta garantizar una mejor nutrición y una agricultura más sostenible.

Desafortunadamente, estamos fallando en nuestras promesas, y no solo porque el COVID descarriló el progreso. Un rastreador muestra que, incluso con base en el progreso antes de la interrupción de la pandemia, las promesas de alimentos de los políticos no se cumplirán para 2030, sino más de 80 años después, a principios de 2100. De hecho, el mundo entero se retrasará en todos sus principales compromisos. En 2023, ahora estamos en el medio tiempo de nuestras grandes promesas, pero no estamos ni cerca de la mitad del camino. 

Es por eso que mi grupo de expertos, el Consenso de Copenhague, ha estado trabajando con algunos de los mejores economistas del mundo para identificar las políticas más efectivas para el tiempo restante. Si no podemos hacer todo, debemos centrarnos en las soluciones más inteligentes en cada área, incluida la agricultura y el hambre.

Nuestros investigadores analizaron muchas políticas agrícolas, como subsidiar fertilizantes y aumentar la irrigación. Todos estos brindan beneficios moderados a la sociedad, pero por peso invertido, los efectos no son asombrosos. Sin embargo, existe una clara oportunidad para la humanidad: un gran aumento de la inversión en investigación y desarrollo (I+D) agrícola.

Todavía hay un gasto insuficiente significativo en I+D agrícola para los países más pobres. Es comprensible que las grandes corporaciones gasten más en los países ricos, donde los agricultores a gran escala tienen mucho dinero. Por eso, en 2015, el 80 % de la financiación mundial de I+D agrícola se destinó a países ricos y de ingresos medios altos, mientras que los países de ingresos medios bajos, como Filipinas, recibieron solo el 20 %, y los países más pobres del mundo no obtuvieron casi nada.

Esta inversión desigual ha sido persistente durante más de medio siglo. Es una de las principales razones por las que la Revolución Verde no ayudó tanto a los países más pobres como a los más ricos. Los rendimientos de cereales en los países de altos ingresos casi se triplicaron entre 1961 y 2018, mientras que los países de bajos ingresos experimentaron un aumento mucho menor del 50 %.

El potencial sin explotar es enorme. La investigación publicada esta semana por Copenhagen Consensus demuestra que el mundo solo necesitará gastar una pequeña cantidad más cada año para generar grandes beneficios. Estima que el costo adicional de I+D de esta década es de unos 5,500 millones de dólares anuales, una suma relativamente pequeña, menos incluso de lo que los estadounidenses gastan en helados cada año.

Esta inversión generará mejores semillas y cultivos de alto rendimiento que también pueden manejar mejor los cambios climáticos como los que veremos por el cambio climático. Crear cosechas más grandes y resistentes beneficiará a los agricultores, y producir más alimentos ayudará a los consumidores con precios más bajos.

El beneficio neto total durante los próximos 35 años tanto para los agricultores como para los consumidores asciende a más de $2 billones. Cada dólar gastado genera la asombrosa cantidad de $33 en beneficios sociales, lo que hace de esta una inversión espectacular.

Para 2050, esta financiación adicional impulsará la producción agrícola en un 10 %, reducirá los precios de los alimentos en un 16 % y aumentará los ingresos per cápita en un 4 %. La inversión aumentará el producto interno bruto en los países en desarrollo en $ 2,2 billones para 2030 y $ 11,9 billones para 2050, un aumento del 2 por ciento y del 6 por ciento en los ingresos per cápita, respectivamente. Y una agricultura más eficiente reducirá las emisiones climáticas globales en más del 1 por ciento.

La I+D agrícola es una inversión fenomenal porque no solo hacemos que los trabajadores agrarios sean más productivos, sino que también permitimos que más personas sean productivas e innovadoras en otros sectores. Conduce a que menos personas pasen hambre y reduce los costos de los alimentos para todos.

No podemos cumplir todas nuestras promesas para 2030. Pero debemos cumplir con la I+D agrícola para la mitad más pobre del planeta porque es una de las mejores inversiones que puede hacer la humanidad.

Esto es parte de una serie exclusiva de Inquirer del Centro de Consenso de Copenhague sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lampadia




Minería ilegal liberada por Pedro Castillo

Por: Ruben Vargas
Expreso, 28 de Setiembre del 2022

Mandatario decide retirar FF.AA. de zonas rojas y, sin embargo, reafirma adquisición de naves y pertrechos.

El presidente Pedro Castillo decidió retirar a las Fuerzas Armadas de la lucha contra la minería informal, y decidió no prorrogar el estado de emergencia en la zona, denunció el experto en crimen organizado y lucha antidrogas Rubén Vargas Céspedes.

“Castillo decidió retirar a las FF.AA. de la lucha contra la minería ilegal en La Pampa (Madre de Dios) y Alto Nanay (Loreto). En la lucha contra esta economía ilegal es fundamental el apoyo de las FF.AA. Gobierno decidió no prorrogar el estado de emergencia”️, señaló el exministro del Interior.

Advirtió también que el Gobierno “tiene acuerdo político con coca ilegal. Las víctimas de ese acuerdo son los nativos que siguen perseguidos y asesinados por los narcotraficantes. Comisión de Defensa del Congreso debe citar al jefe de Devida para que explique la estrategia antidrogas del Ejecutivo”.

ARMAS PARA MILITARES

Ayer el mandatario llegó a Piura para dirigir las maniobras tácticas “Fortaleza 2022”, que realizó el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas-Co mando Operacional del Norte.

En su alocución justificó su empeño en la compra de armamento en tiempos de crisis. “Hemos tenido un informe de que parte del armamento corresponde a muchos años de adquirido, pero es tiempo que el Perú este a la altura de otros países”, enfatizó.




¿Cómo conservar y regenerar naturaleza?

Juan Manuel Benites
Ex ministro de Desarrollo Agrario y Riego del Perú
Para Lampadia

En el Perú, la deforestación en la Amazonía, según el CENAGRO 2012, alcanza una superficie cercana a 12 millones de hectáreas, de las cuales 2 millones de hectáreas corresponden a superficie agrícola en producción. Estas tierras en producción, están conducidas por más de 459 mil agricultores (96% corresponde a pequeños y medianos productores de menos de 50 hectáreas).

Esta expansión de frontera agropecuaria está vinculada, principalmente, a procesos de migración de agricultores de extrema pobreza, que van a la selva buscando un mejor futuro. Adicionalmente, otros factores determinantes de la deforestación son la ausencia de políticas de ordenamiento territorial y de derechos de propiedad de la tierra.

La actual legislación en materia forestal y ambiental, no ha logrado resolver esta problemática generando, por el contrario, mayores barreras burocráticas que van en contra de la seguridad jurídica, la formalización de la agricultura y la producción de servicios ambientales en la Amazonía.

Esta realidad se puede corroborar con cifras del Servicio Nacional de Certificación Ambiental (SENACE), en las que se observa que menos del 1% de las unidades agropecuarias, de más de 10 hectáreas en el país, han presentado instrumentos ambientales. A partir de ello, podemos inferir que casi la totalidad de la agricultura se encuentra en informalidad ambiental, y, por consiguiente, no tienen clasificación de capacidad de uso mayor (estudio de aptitud de los suelos para determinados usos) y, tampoco, la autorización de cambio de uso de suelos (permiso administrativo que otorga el Estado para retirar cobertura forestal).

La actual Ley Forestal (Ley 29763) y su reglamento, prohíben hacer agricultura en suelo forestal y, para el caso de los suelos con aptitud agropecuaria, exigen contar con una autorización de cambio de uso. Sin embargo, gran parte de la expansión de la frontera agrícola en la selva se ha desarrollado sin conocer cuál es la aptitud de los suelos y sin contar autorización de cambio de uso. Esta situación genera un enorme vacío legal y deja en incertidumbre jurídica a pequeños y medianos productores agrarios. Lo mismo ocurre con comunidades nativas que tienen cerca de 466 mil hectáreas de tierras en producción agropecuaria. Todo ello, dado que la Ley Forestal actual, no contempla la regularización de la autorización de cambio de uso y hasta podría poner en tela de juicio la validez de los títulos y constancias de posesión otorgados por el propio Estado.

Si casi el 76% del suelo de la selva es forestal o de protección, existe una altísima probabilidad que los terrenos dedicados a cultivos como el café, cacao, palma aceitera, arroz, maíz amarillo duro, cítricos, plátano, papaya, piña, camu camu, entre otros, estén instalados sobre este tipo de suelos y, por lo tanto, sean cultivos en situación de ilegalidad debido a la inviabilidad de aplicar la Ley 29763 para la agricultura que ya está en curso.

La norma forestal ha sido hecha para proyectos agrarios que parten de cero y no tomó en cuenta operaciones que ya fueron iniciadas, es decir, en donde ya no existe cobertura forestal. Esta situación se da a pesar de ser el propio Estado quien en las últimas décadas ha promovido procesos migratorios, otorgando derechos de propiedad, créditos, asistencia técnica, subsidios, entre otros bienes y servicios públicos.

En ese sentido, ¿Sería razonable exigirle al agricultor paralizar su actividad y/o resembrar el bosque deforestado? Incluso, algunos agricultores podrían enfrentar sanciones administrativas, civiles y hasta penales, habiendo sido incentivados para hacer agricultura, por el propio Estado. No sólo no resulta razonable, sino que además es contrario a la realidad y se podría generar un foco de conflicto social considerable. Imponer la norma, sin considerar la realidad existente, podría generar una grave afectación económica al patrimonio de los agricultores y se atentaría contra la seguridad alimentaria de la población.

El proyecto de Ley (649, 894 y 2315), que modifica la actual ley Forestal, debería definir una línea de corte entre la agricultura que ya está consolidada y los nuevos proyectos agrarios que tendrán que cumplir con todo lo establecido en la ley vigente, garantizando los derechos sobre el uso de la tierra de los miles de pequeños productores agropecuarios en la selva, generando condiciones para su formalización y certificación ambiental. Con ello, se busca contribuir, principalmente, en la seguridad jurídica de los predios rurales de los agricultores, reducir la incertidumbre en su actividad productiva y evitar posibles pérdidas de su capital. Asimismo, abrirles la posibilidad a los productores agrarios a la certificación ambiental, aumenta su potencial de ingreso a mercados más exigentes.

En la búsqueda de solucionar la situación descrita anteriormente, el mencionado proyecto de ley debería proponer disposiciones complementarias que se apliquen solamente para predios que tengan derechos de propiedad, otorgados por un ente competente del Estado, en la parte del predio que ya no tiene cobertura forestal y no se aplicaría para ampliación de frontera agrícola.

Asimismo, este proyecto de Ley debería incorporar medidas que eviten la titulación de nuevos predios en terrenos de propiedad pública con cobertura forestal. Debe organizarse el uso del territorio y anclar la superficie que puede usarse para fines agropecuarios. Asimismo, debe considerarse la opción de compensar los posibles impactos en el ecosistema y, además, evitar la impunidad de los delitos asociados al tráfico de tierras.

Entonces, se podría tener incentivos que arraiguen al productor a su tierra para producir cultivos permanentes, de preferencia, pudiendo atraer capitales para mejorar su productividad y reducir la presión por más tierra para generar los ingresos familiares que necesita. En ese orden de ideas, se podrá regenerar bosque en las tierras excedentes, que ya no tienen cobertura forestal, balanceando ingresos provenientes del agro con captura de carbono, por ejemplo. No hay que olvidar que casi un millón de personas de la Amazonia, es decir, el 54% de la población de la selva rural (dependiente de actividades como la agricultura)se encuentra en situación de vulnerabilidad monetaria, según el INEI. Es decir, cualquier cambio en las condiciones económicas de las familias rurales, en esta región natural, podrían mermar sus actuales niveles de vida.

Esta propuesta puede ser corroborada analizando los datos proporcionados por el MIDAGRI y la plataforma GEOBOSQUES del MINAM al 2021, sobre ingresos agrícolas y deforestación por hectárea. Utilizando datos de más de 290 distritos agrícolas pertenecientes a la selva, en los que se viene desarrollando agricultura, encontramos que el primer quintil de distritos que menos deforestan muestra el mayor nivel de ingreso agrícola por hectárea, siendo estos ingresos explicados, en gran proporción, por cultivos permanentes (55% del total de ingresos). Por otro lado, haciendo la comparación entre el Quintil I (menor deforestación) y el Quintil V (mayor deforestación), los niveles de ingresos por hectárea del primer grupo son 39% mayores que el grupo de distritos de mayor deforestación, siendo esta tasa de crecimiento mayor para los cultivos permanentes (+54%) frente a los transitorios (+24%).

Finalmente, como conclusión, creemos que la modificación de la norma forestal podría resolver una serie de limitaciones de la Ley 29763, estableciendo medidas transitorias para garantizar los derechos en el uso de la tierra de los agricultores familiares de la Amazonía y generar los incentivos correctos para proteger el bosque. Adicionalmente, se evitaría la criminalización de pequeños y medianos productores agropecuarios, que tendrían que asumir responsabilidades que le corresponden al Estado por su acción negligente y falta de coherencia en cuanto a la ejecución de políticas públicas. Lampadia




Las ganancias climáticas son una ‘verdad incómoda’

The Wall Street Journal
Björn Lomborg
Presidente del Consenso de Copenhague y miembro visitante de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford. Su último libro es “Falsa alarma: cómo el pánico por el cambio climático nos cuesta billones, daña a los pobres y no logra arreglar el planeta”.
6 de setiembre, 2022

La Gran Barrera de Coral de Australia cerca de Airlie Beach, Queensland. Ayanadak123/Wikimedia Commons

Es fácil creer que la vida en la Tierra está empeorando cada vez más. Los medios destacan una catástrofe tras otra y hacen predicciones aterradoras. Con un torrente de pesimismo sobre el cambio climático y el medio ambiente, es comprensible por qué muchas personas, especialmente los jóvenes, creen genuinamente que el mundo está a punto de terminar.

El hecho es que, mientras persisten los problemas, el mundo, de hecho, está mejorando. Rara vez lo escuchamos.

Se nos habla incesantemente de desastres, ya sea la última ola de calor, una inundación, un incendio forestal o una tormenta. Sin embargo, los datos muestran de manera abrumadora que durante el siglo pasado, las personas se han vuelto mucho, mucho más seguras de todos estos eventos climáticos. De hecho, en la década de 1920, alrededor de medio millón de personas murieron a causa de desastres meteorológicos, mientras que en la última década el número de muertos promedió alrededor de 18.000. Este año, al igual que 2020 y 2021, está por debajo de eso. ¿Por qué? Porque cuando las personas se vuelven más ricas, se vuelven más resistentes.

Las noticias de televisión fijadas en el clima nos harían pensar a todos que los desastres están empeorando. Ellos no están. 

Alrededor de 1900, alrededor del 4,5% de la superficie terrestre del mundo se quemaría cada año. Durante el siglo pasado, esto se redujo a alrededor del 3,2%. En las últimas dos décadas, los satélites muestran un declive aún mayor: en 2021 solo se quemó el 2,5 %. Esto ha sucedido principalmente porque las sociedades más ricas previenen los incendios. Los modelos muestran que para fines de siglo, a pesar del cambio climático, la adaptación humana significará aún menos quema.

El porcentaje de área de tierra quemada ha visto una disminución en las últimas dos décadas. AFP vía Getty Images

Y a pesar de lo que puede haber escuchado sobre los costos récord de los desastres climáticos (principalmente porque las poblaciones más ricas construyen casas más caras a lo largo de las costas), los costos de los daños están disminuyendo, no aumentando, como porcentaje del PIB.

Pero no son solo los desastres meteorológicos los que se están volviendo menos dañinos a pesar de las terribles predicciones. Hace una década, los ambientalistas declararon en voz alta que la magnífica Gran Barrera de Coral de Australia estaba casi muerta, muerta por la decoloración causada por el cambio climático. The UK Guardian incluso publicó un obituario.

Este año, los científicos revelaron que dos tercios de la Gran Barrera de Coral muestran la mayor cobertura de coral vista desde que comenzaron los registros en 1985. El informe de buenas noticias atrajo una fracción de la atención.

No hace mucho tiempo, los ambientalistas usaban constantemente imágenes de osos polares para resaltar los peligros del cambio climático. 

Los osos polares incluso aparecieron en la aterradora película de Al Gore “Una verdad incómoda”. Pero la realidad es que el número de osos polares ha ido en aumento, de entre cinco y diez mil osos polares en la década de 1960, hasta alrededor de 26,000 en la actualidad. No escuchamos esta noticia. En cambio, los activistas simplemente dejaron de usar osos polares en su activismo.

El número de osos polares ha aumentado de menos de 10.000 a alrededor de 26.000. imágenes falsas

Hay tantas historias de malas noticias que rara vez nos detenemos a considerar que, en los indicadores más importantes, la vida está mejorando mucho. 

La esperanza de vida humana se ha duplicado durante el último siglo, de 36 años en 1920 a más de 72 años en la actualidad. Hace cien años, las tres cuartas partes de la población mundial vivían en la pobreza extrema. Hoy, es menos de una décima parte.

El problema ambiental más mortífero, la contaminación del aire, tenía cuatro veces más probabilidades de matarte en 1920 que en la actualidad, principalmente debido a que las personas en situación de pobreza cocinaban y calentaban con estiércol y leña.

A pesar de los contratiempos relacionados con COVID, la humanidad ha mejorado cada vez más. Sin embargo, los traficantes de fatalidades seguirán diciéndote que el final está cerca. Esto es excelente para su recaudación de fondos, pero los costos para la sociedad son altísimos: tomamos decisiones políticas malas y costosas y nuestros hijos están locos de miedo.

También terminamos ignorando problemas mucho más grandes. 

Considere toda la atención dedicada a las olas de calor. En los Estados Unidos y muchas otras partes del mundo, las muertes por calor en realidad están disminuyendo, porque el acceso al aire acondicionado ayuda mucho más de lo que daña el aumento de las temperaturas.

La ONU estima que sin el calentamiento global, la persona promedio en 2100 estaría un 450% mejor que hoy. SOPA Images/LightRocket a través de Getty Images

Sin embargo, en casi todas partes, el frío mata silenciosamente a muchos más. En los EE. UU., unas 20 000 personas mueren por calor, pero 170 000 mueren por frío, algo en lo que rara vez nos enfocamos. Además, las muertes por frío están aumentando en los EE. UU., y nuestro enfoque incesante en el cambio climático está exacerbando esta tendencia, porque los políticos han introducido leyes ecológicas que encarecen la energía, lo que significa que menos personas pueden permitirse el lujo de mantenerse calientes. La falta de perspectiva significa que no nos enfocamos primero en dónde podemos ayudar más.

En una escala más amplia, el calentamiento global lleva a celebridades y políticos a volar alrededor del mundo en jets privados para sermonearnos al resto de nosotros, mientras gastamos menos en problemas como el hambre, las enfermedades infecciosas y la falta de educación básica. ¿Cuándo se reunieron los políticos y las estrellas de cine por una causa importante como desparasitar a los niños?

Necesitamos algo de equilibrio en nuestras noticias, pero eso no significa ignorar el calentamiento global: es un problema real, causado por la humanidad. Solo necesitamos perspectiva. 

Para saber qué esperar de un planeta que se calienta, podemos observar las estimaciones de daños de los modelos económicos utilizados por las administraciones de Biden y Obama, que revelan el costo global total del cambio climático, no solo para las economías, sino en todos los sentidos. sea ​​equivalente a menos de un 4% de impacto en el PIB mundial para finales de siglo.

La humanidad es cada día más próspera. En un informe separado, las Naciones Unidas estiman que sin el calentamiento global, la persona promedio en 2100 estaría 450% mejor que hoy. El calentamiento global significa que las personas solo serán un 434% más ricas, dicen. Eso no es un desastre.

El miedo al cambio climático está causando una ansiedad que cambia la vida. Es posible que solo escuche malas noticias, pero eso no significa que esté escuchando la historia completa.

Lampadia




¿Qué hace el gobierno peruano al respecto?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 9 de setiembre de 2022
Para Lampadia

Veamos algunos titulares recientes acerca del clima en otras partes del mundo:

“China enfrenta su sequía más larga y severa jamás registrada.” (La Verdad – México; 26/8/2022).
“California sufre su mayor sequía en más de mil años.” (La Opinión – California; 18/7/2022).
“México árido: la peor sequía en 11 años.” (Metro World News; 27/8/2022). Y la última:
“Sequía extrema en Europa / Campos de cultivo muertos y comunidades enteras sin agua.” (Euronews; 5/8/2022).

Como se ve, todas son noticias dramáticas. La actual sequía en el hemisferio norte es real y brutal. Asia, Norteamérica y Europa están padeciendo de una severa escasez hídrica. Nuestro país – gracias a Dios – no. Al contrario, nuestros reservorios – a pesar de estar en pleno estiaje – están llenos. ¿Será que Dios es peruano? … pareciera que sí.

Pero no nos distraigamos con la nacionalidad de Nuestro Padre Celestial. La pregunta es: ¿qué se avecina con la severísima sequía en el hemisferio norte? ¿Acaso no vendrá – a corto plazo – una tremenda inflación alimentaria a nivel mundial? Si la guerra entre dos países cerealeros como Rusia y Ucrania propició un alza tan significativa en los precios del trigo, cebada, maíz y demás cereales ¿cuánto más podrían subir los precios de dichos productos ante una sequía tan devastadora en países que – sumados – abarcan áreas cultivables mucho más extensas que Rusia y Ucrania juntos?

No me gusta fungir de agorero de males y desdichas, pero no veo otro futuro que alimentos caros, muy caros… más caros que los que están actualmente en los mercados. Fatalmente, no veo nada que impida el alza – más de lo que están – del pan, del pollo, de los huevos, del aceite, de la leche y todo lo demás.

Pues bien, eso que es malo – muy malo – para algunos consumidores; me refiero a los pobres y desempleados, es bueno para los productores de alimentos.

Efectivamente – aunque parezca cruel – los agricultores ganan en los ciclos inflacionarios como el que estamos viviendo. Incluso, ganarán aún más en el ciclo inflacionario que está por venir.
Los productores peruanos de maíz, algodón, café, caña de azúcar, arroz, papa, etc. – y que no son pocos – están ganando con el alza de precios actuales, y apuesto doble contra sencillo que ganarán más aún, el próximo año.

Repito. Los que más están sufriendo la inflación alimentaria – y sufrirán aún más – son los pobres y desempleados. Aquellos compatriotas que están pasando las de Caín para comprar alimentos caros… carísimos. ¡Por eso era tan importante promover inversiones empresariales en todo el país! Inversiones en nuevas empresas – mineras, petroleras, agrícolas, pesqueras, industriales, comerciales, turísticas, tecnológicas, de servicios, etc. – e inversiones en ampliaciones de operaciones existentes.

Ante un escenario inflacionario como el actual, el reto era – precisamente – generar empleos masivamente para que todos los peruanos tengan ingresos con qué comprar alimentos caros. Pero no. Este gobierno es tan inepto – y retrógrado y acomplejado y corrupto – que, en vez de promover el desarrollo empresarial y laboral en todo el país, más se está dedicando a trabar el proceso de inversión empresarial a nivel nacional, generando así todos los males que estamos viviendo: estancamiento económico y productivo, desempleo, pobreza, hambre, informalidad, delincuencia, mendicidad, etc. etc. etc. ¡Un caos social, económico y moral!

El Presidente Castillo – rodeado de lo peor de lo peor en materia ministerial – es la madre del cordero. La sequía que está devastando la agricultura de Asia, Norteamérica y Europa nos pasará factura, muy pronto. Los precios de los alimentos subirán aún más. Y el gobierno no está haciendo nada al respecto.

Los bonos alimentarios que pretende repartir – aparte de coimas y sobornos – no servirán de mucho. Sólo un vasto proceso de inversiones empresariales – a todo nivel – habría paliado el encarecimiento alimentario que se avecina.

Inversiones que hubieran generado empleos.
Empleos que hubieran generado ingresos para los peruanos. Sobre todo, para los más pobres.
Ingresos que hubieran permitido comprar alimentos caros.
Alimentos que hubieran generado salud, dignidad y bienestar para todos los peruanos.

Pero no. Frente a la devastadora sequía en el hemisferio norte, el gobierno – nuestro gobierno – no está haciendo nada. Peor aún, está desalentando el proceso de inversión y generación de empleo, lo cual está empobreciendo a muchos peruanos… más de lo que están. Así estamos. Lampadia




El Congreso da marcha atrás en ley anti-deforestación

El Congreso da marcha atrás en ley anti-deforestación

Lamentable decisión

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Ha sido una muy mala noticia para el país que el Congreso no haya insistido en la ley que consolida la propiedad en la Amazonía, que había sido erróneamente observada por el Ejecutivo. Llamó la atención que un pleno que había aprobado la ley por amplísima mayoría, haya luego decidido enviarla junto con las observaciones nada menos que a la comisión de Pueblos Andinos, dominada por ONGs ambientalistas que tienen intereses propios que son los que finalmente han influido en el cambio de opinión de la bancada de Perú Libre y del propio gobierno.

Tal como explicamos en artículo anterior (Ver en Lampadia: Gobierno debe promulgar la ley anti-deforestación – Y no hacerle caso a ONGs), la ley ayuda a detener la deforestación porque consolida la propiedad de los cientos de miles de agricultores migratorios que con títulos consolidados pueden acceder a crédito y asistencia técnica para pasar a cultivos permanentes, adecuados al tipo de suelo, de modo que así dejarían de migrar y de seguir deforestando.

Como sabemos, la ley forestal vigente prohíbe titular las tierras de uso forestal, pero ocurre que cientos de miles de agricultores migratorios tienen títulos de propiedad o posesorios en tierras que eran de uso forestal pero que fueron taladas y rozadas para sembrar cultivos. El problema es que dicha ley les impide cambiar de uso la tierra y entonces sus títulos pierden valor o pueden ser revocados. O si carecen de título, tampoco lo pueden conseguir si es que no hicieron, antes de su explotación, el cambio de uso.

Lo que hacía la ley observada es consolidar la propiedad de estos predios exceptuándolos de la obligación de haber obtenido el cambio de uso antes de iniciar su explotación (y esto para los predios ya existentes, no para titular nuevos o futuros). Con ello, no solo se beneficia a miles de agricultores, sino que se enfrenta con realismo el problema de la deforestación e incluso el de la siembra de cocales para el narcotráfico. En efecto, como bien explica Marc Dourojeanni, el ecologista más destacado del Perú:

“…cada hectárea en producción actual puede rendir tanto o más del doble de lo que produce en la actualidad si dispusiera de asistencia técnica y crediticia, además de buenas vías de comunicación, entre otros servicios. La respuesta que se propone es otorgar en propiedad esa tierra deforestada a sus ocupantes y brindarles el apoyo técnico y financiero que requieren, Adoptar la medida de otorgar en propiedad las tierras de aptitud forestal deforestadas requiere de un cambio simple en la legislación vigente”[1]

El problema es que este cambio tan beneficioso se ha tropezado con los intereses económicos de algunas ONG ambientalistas, que han hecho de los problemas ambientales una gran fuente de recursos económicos para ellas. En efecto, como puede verse en el siguiente cuadro, en los últimos diez años las ONG ambientalistas han recibido donaciones del exterior por casi 550 millones de dólares.

Si estos millonarios recursos hubieran servido para disminuir la deforestación, bienvenidos habrían sido. Pero no. Como podemos ver en el siguiente gráfico, cada año perdemos más hectáreas, y el 2020 superamos las 200 mil hectáreas deforestadas.

Fuente: Geobosque

De lo que se trata con la ley observada es resolver este problema. Pues los responsables de esa deforestación no son las grandes empresas que siembran palma aceitera o plantaciones forestales, como parecieran creer dichas ONG, pues piensan que esta ley ha sido hecha para ellas.

Estas empresas deforestan para sus fines una proporción muy pequeña de toda el área deforestada, y lo hacen para sembrar cultivos permanentes que afirman el ecosistema y lo defienden del avance del narcotráfico, de la tala ilegal y de la propia agricultura campesina migratoria. Pero estas empresas, que juegan a la postre un papel positivo, son el blanco de los ataques de las ONG.

La verdadera causa de la masiva deforestación es la pequeña agricultura migratoria de campesinos que vienen de la sierra o de las propias comunidades nativas de la selva.

Talan, rozan, cultivan, empobrecen el suelo y luego se van a otra zona a repetir el ciclo. La solución es que pasen a cultivos permanentes, y se queden y ya no sigan deforestando. Pero para eso, como bien explica Dourojeanni, lo primero es consolidar los derechos de propiedad.

Pero a estas ONG no les interesa detener la deforestación ni resolver el problema de fondo. Así como las ONG que viven de los conflictos, ellas dependen de que haya problemas ambientales, no de que se resuelvan o disminuyan. A costa del país. Lampadia

[1] DOUROJEANNI M. (2022). (2022). «¿Es posible detener la deforestación en la Amazonia Peruana?». En A. Castro y M. I. Merino-Gómez (Eds.) Desafíos y perspectivas de la situación ambiental en el Perú. En el marco de la conmemoración de los 200 años de vida republicana. Lima: INTE-PUCP, pp. 247-285. https://doi.org/10.18800/978-9972-674-30-3.013 Enlace al libro completo: https://doi.org/10.18800/978-9972-674-30-3




¿Políticas climáticas contraproducentes?

¿Políticas climáticas contraproducentes?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Según Björn Lomborg, presidente del prestigioso Consenso de Copenhague, la humanidad se está zambullendo en políticas climáticas contraproducentes, al forzar, prematuramente, la conversión a energías renovables, impidiendo la producción de abonos económicos, e impidiendo la producción de energía de fuentes eficientes como el gas de esquisto en Europa, que ahora está desesperada por sustituir el abastecimiento de Rusia.

El caso de Sri Lanka “es el epítome del ambientalismo de élite que salió mal.

Impulsado por los activistas y el Foro Económico Mundial para volverse orgánico, el gobierno prohibió los fertilizantes sintéticos en abril de 2021. La producción de alimentos se derrumbó y la moneda entró en suspensión de pagos. Ciudadanos hambrientos e indignados lanzaron protestas, invadieron el palacio presidencial y obligaron al gobierno a renunciar en masa y al presidente a huir del país”.

En el Perú no somos muy racionales para diseñar políticas públicas. Nos llenamos de normas sin sustento, que muchas veces generan resultados contrarios a sus propios supuestos objetivos, como la mayoría de las normas laborales, que disminuyen la oferta de empleo, especialmente, de empleo de calidad con beneficios sociales adecuados. Nadie se puede imaginar que los legisladores busquen esos resultados, pero su actuación se da en un absurdo plano de irrealidad.

A nivel global, lamentablemente, el tema climático se ha politizado y, en buena medida, ha sido capturado por las izquierdas internacionales que habían perdido predicamento.

En nuestra región, los presidentes de nuestros vecinos, Colombia y Chile, Petro y Boric respectivamente, están radicalizando sus propuestas climáticas a costos que se acercan a la experiencia de Sri Lanka.

No dejen de leer a Lomborg.

Cómo la élite climática propaga la miseria

La mayoría de la gente está más preocupada por los altos precios de la gasolina y los alimentos, que las políticas verdes empeoran.

WSJ
21 de julio de 2022
Björn Lomborg

Presidente del Consenso de Copenhague y miembro visitante de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford. Su último libro es “Falsa alarma: cómo el pánico por el cambio climático nos cuesta billones, daña a los pobres y no logra arreglar el planeta”.

Una acera en Londres, 20 de julio.
FOTO: ANDY LLUVIA/SHUTTERSTOCK

Las clases parlanchinas que acuden en avión a conferencias en Davos o Aspen llevan años diciéndonos al resto de nosotros que nuestras mayores amenazas inmediatas son el cambio climático, los desastres ambientales y la pérdida de biodiversidad. Señalan que las olas de calor actuales que matan a miles en toda Europa son la razón más reciente para cambiar radicalmente nuestras sociedades y economías cambiando a las energías renovables.

Tales argumentos son engañosos. Es cierto que a medida que aumentan las temperaturas, el mundo experimentará más olas de calor, pero los humanos también se adaptan a esas cosas. En España, por ejemplo, el aumento de las temperaturas en realidad ha provocado menos muertes por calor, porque las personas se han adaptado más rápido de lo que han subido las temperaturas. Simplemente tomó aire acondicionado, centros públicos de refrigeración y un mejor tratamiento de las enfermedades causadas o agravadas por el calor, como la insolación y las enfermedades del corazón.

El enfoque exclusivo en las muertes por calor también es engañoso. En todo el mundo, las bajas temperaturas son mucho más peligrosas que las altas: medio millón de personas mueren cada año a causa del calor, pero más de 4.5 millones mueren a causa del frío. Si bien el aumento de las temperaturas aumentará las muertes por calor, también disminuirá las muertes por frío. Un estudio reciente de Lancet encontró que el aumento de las temperaturas desde el año 2000 ha reducido en términos netos el número de muertes relacionadas con la temperatura. Los investigadores concluyeron que, a fines de la década de 2010, el aumento de las temperaturas en todo el mundo estaba causando 116,000 muertes por calor más al año, pero también provocaba 283,000 muertes por frío menos al año.

Además, el enfoque singular de los políticos en el cambio climático ignora que la gente está mucho más preocupada por la inflación desenfrenada, especialmente por el aumento de los precios de los alimentos y la energía. Y las políticas climáticas están empeorando esos problemas.

Gran parte del aumento extremo del precio de la energía al que se enfrenta la gente normal es causado por la guerra de Rusia en Ucrania. Pero las cosas no serían tan malas si Occidente no hubiera puesto obstáculos ecológicos a su propia seguridad energética, como la moratoria del presidente Biden sobre los arrendamientos de gas o la negativa de Europa a excavar en sus importantes reservas de gas de esquisto. Las políticas climáticas también aumentan los precios de la energía al subsidiar las energías renovables como la solar y la eólica. Eso hace que sea aún más difícil adaptarse a las temperaturas extremas que lamentan los activistas climáticos. Necesitas energía barata y fiable para permitirte el aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno.

El aumento de los precios del combustible también está encareciendo los alimentos. El fertilizante sintético de bajo costo es una de las mejores tecnologías que la humanidad ha inventado para alimentar al mundo, pero en su mayoría está hecho con gas natural. Incluso con casi mil millones de personas en riesgo de morir de hambre, los burócratas obsesionados con el clima todavía se oponen a producir más fertilizantes debido a los combustibles fósiles necesarios.

El costo de las políticas verdes será aún más difícil de soportar si los políticos cumplen sus promesas de alcanzar cero emisiones netas. Lograr esto a nivel mundial para 2050 costaría más de 5 billones de dólares al año durante las próximas tres décadas, según McKinsey. Eso sería un tercio de los ingresos fiscales globales totales. Si cada estadounidense desembolsara más de $ 5,000 al año, solo alcanzaría el 80% del camino hacia mediados de siglo. Alcanzar el 100% probablemente costaría más del doble. La Unión Europea ya paga 69 mil millones de euros al año en subsidios para apoyar sus energías renovables. Pero si la UE persiste con sus promesas aún más firmes de cero emisiones netas, es probable que el costo anual de la política climática supere el billón de dólares.

No es de extrañar que haya un rechazo político a la fanfarronería ambiental.

Los Países Bajos se han visto sacudidos por protestas desde que el gobierno ordenó en junio que las emisiones de óxido de nitrógeno y amoníaco, que son producidas por el ganado, deben reducirse entre un 70% y un 80% en algunas partes del país. Hasta 40,000 agricultores se manifestaron en contra de la medida el mes pasado. Holanda se encuentra entre los 10 mayores exportadores de alimentos del mundo, y estas políticas diezmarían la industria agrícola del país mientras aumenta el hambre en el mundo.

Sri Lanka es el epítome del ambientalismo de élite que salió mal. Impulsado por los activistas y el Foro Económico Mundial para volverse orgánico, el gobierno prohibió los fertilizantes sintéticos en abril de 2021. La producción de alimentos se derrumbó y la moneda entró en suspensión de pagos. Ciudadanos hambrientos e indignados lanzaron protestas, invadieron el palacio presidencial y obligaron al gobierno a renunciar en masa y al presidente a huir del país.

Es totalmente posible ayudar al clima y a las familias trabajadoras al mismo tiempo. Las políticas para hacerlo están centradas en la innovación. Los formuladores de políticas deben reconocer que simplemente no pueden eliminar los combustibles fósiles con las tecnologías actuales.

El mundo obtiene casi el 80% de su energía de los combustibles fósiles, e incluso si todas las políticas climáticas actuales se implementaran por completo, para mediados de siglo, los combustibles fósiles aún proporcionarían más de la mitad de toda la energía utilizada en todo el mundo, según la Agencia Internacional de la Energía.

En lugar de hacer que los precios de la energía se disparen por las nubes tratando de forzar una transición a las energías renovables de manera prematura, los responsables políticos deberían centrarse en financiar la investigación para desarrollar fuentes de energía limpia que sean realmente asequibles y fiables.

Y en lugar de acosar a los agricultores para que se vuelvan orgánicos, los gobiernos deberían invertir en investigación para desarrollar variedades de cultivos y prácticas agrícolas que brinden mayores rendimientos con una menor huella ambiental.

Algunas de estas tecnologías ya están en desarrollo. Una mayor financiación podría hacerlos realidad más rápidamente y hacer mucho más para ayudar a limitar las emisiones que las políticas que los activistas ahora proclaman. Este tipo de medidas sensatas costarían mucho menos que políticas como cero neto, lo que dejaría más dinero para enfrentar los muchos otros desafíos del mundo.

Algunas élites empiezan a darse cuenta de que sus políticas están creando peligros políticos. Frans Timmermans, el vicepresidente de la Comisión Europea, ha dicho que es posible que muchos millones de europeos no puedan calentar sus hogares este invierno. Esto, concluye, podría conducir a “conflictos y luchas muy, muy fuertes”.

Él tiene razón. Cuando la gente tiene frío, hambre y está arruinada, se rebela. Si las élites continúan impulsando políticas increíblemente costosas que están desconectadas de los desafíos urgentes que enfrenta la mayoría de las personas, debemos prepararnos para el caos. Lampadia




Gobierno debe promulgar la ley anti-deforestación

Gobierno debe promulgar la ley anti-deforestación

Jaime de Althaus
Para
Lampadia

En medio de la grave crisis política para la que no encontramos solución, dejamos pasar también sin resolver los problemas estructurales del país. Uno de ellos, sumamente serio, y que tiene una solución que hay que implementar, es el de la Amazonía: el bosque se deforesta y depreda a una gran velocidad debido a la agricultura migratoria, es decir, a campesinos que queman y rozan el bosque para sembrar cultivos transitorios (incluyendo la coca), degradan la tierra y luego migran a otras zonas a repetir el ciclo. Un 80% de la tierra deforestada para uso agrícola se abandona.

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La manera de detener este proceso y recuperar tierras degradadas, es consolidar los derechos de propiedad de los agricultores para que, con asistencia técnica y crédito, pasen a sembrar cultivos permanentes (café, cacao, palma aceitera) o plantaciones forestales, conectándose a cadenas de valor con cabecera de industria, que les permitan incrementar la productividad. De esa manera ya no migran ni migrarían. Se quedan en explotaciones agrícolas o forestales cada vez más sostenibles, productivas y rentables. Lo que, de paso, se convierte en una alternativa a la siembra de cocales.

Pero para eso se requiere modificar la ley forestal, que prohíbe titular el “suelo forestal” (en lugar de prohibir titular el bosque) y que impide el cambio de uso del “suelo forestal” luego de que ese suelo ha sido en los hechos convertido en agrícola -y eventualmente abandonado-, de modo que quienes tienen terrenos agrícolas con título posesorio o de propiedad en zonas de uso forestal, ya no pueden hacer cambio de uso, y por lo tanto enfrentan el problema de que su título carece de valor o puede ser revocado. O, si carecen de título, tampoco lo pueden conseguir si es que no hicieron, antes de su explotación, el cambio de uso.

Por eso, el Congreso ha aprobado un proyecto de ley que regulariza esa situación consolidando la propiedad de estos predios exceptuándolos de la obligación de haber obtenido el cambio de uso antes de iniciar su explotación. Esto permitiría asegurar derechos de propiedad que son condición necesaria para pasar a cultivos permanentes y encauzar la agricultura migratoria al aprovechamiento sostenible de áreas ya deforestadas.

Pero, naturalmente, ONGs como SPDA y DAR ya saltaron hasta el techo y han influido en el gobierno para que observe la ley, creyendo que basta con prohibir el cambio de uso del suelo forestal para detener la deforestación, desconociendo la realidad, en lugar de reconocerla para construir una solución realista que ayude a frenar la deforestación y a mejorar la situación de los agricultores al mismo tiempo.

Esto último es lo que concluye precisamente el ecologista más destacado del Perú, Marc Dourojeanni en un ensayo recientemente publicado:1

“¿Es realista pretender una deforestación cero? La revisión y discusión anterior demuestra que eso sí es posible. Como se ha descrito, existe un enorme desperdicio de tierra deforestada y habilitada para la producción. Apenas una de cada cinco hectáreas es plantada y produce cosechas cada año; las otras cuatro están abandonadas, subutilizadas o degradadas. Sin embargo, como se ha visto, la mayor parte de estas puede ser aprovechada para la producción agropecuaria o forestal —plantaciones— sostenible utilizando técnicas bien conocidas y disponibles. La principal causa de su abandono o subutilización es la falta de seguridad de la posesión de la tierra que ocuparon, que actualmente es patrimonio nacional y que por eso no puede ser privatizada. De otra parte, cada hectárea en producción actual puede rendir tanto o más del doble de lo que produce en la actualidad si dispusiera de asistencia técnica y crediticia, además de buenas vías de comunicación, entre otros servicios. La respuesta que se propone es otorgar en propiedad esa tierra deforestada a sus ocupantes y brindarles el apoyo técnico y financiero que requieren, además de concentrar la inversión en infraestructura vial en mejorar el acceso ya existente a esas tierras en lugar de dispersarla por toda la selva haciendo carreteras nuevas en bosques naturales que promueven más deforestación. Adoptar la medida de otorgar en propiedad las tierras de aptitud forestal deforestadas requiere de un cambio simple en la legislación vigente”.

Ese cambio simple es el que ha aprobado el Congreso. Esperemos que el gobierno le haga caso al más reputado ecologista nacional y no a entidades que no entienden la lógica de la solución o responden a intereses particulares o políticos contrarios al bien común. Lampadia

[1] DOUROJEANNI M. (2022). (2022). «¿Es posible detener la deforestación en la Amazonia Peruana?». En A. Castro y M. I. Merino-Gómez (Eds.) Desafíos y perspectivas de la situación ambiental en el Perú. En el marco de la conmemoración de los 200 años de vida republicana. Lima: INTE-PUCP, pp. 247-285. https://doi.org/10.18800/978-9972-674-30-3.013 Enlace al libro completo: https://doi.org/10.18800/978-9972-674-30-3